RESEÑA: LA ÉPOCA VICTORIANA EN LA LITERATURA , G. K. CHESTERTON

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Barlin Libros

Colección: Barlin Paisaje     

Traducción: Alberto Haller

Diseño: Irene Bofill  

Encuadernación: Rústica con solapas

Formato:14x21cm

Páginas: 160 

ISBN:978-84-946683-2-6  

PVP: 17,90€


Sinopsis de la Editorial

Publicado originariamente en 1913 dentro de la serie de la «Home University Library of Modern Knowledge», en La Época Victoriana en la literatura G.K. Chesterton realiza un mordaz repaso del espíritu de las letras de este período. Pero el suyo no es un relato al uso; no podía serlo en su caso. Como él mismo dice en la obra: «lo más cerca que cualquier hombre honesto puede estar de eso que llamamos ‘imparcialidad’, es confesar que está siendo parcial». Principio que aplica a rajatabla, demostrando que fue un pensador comprometido con los grandes problemas del hombre de su tiempo.

Desde la primera página, ya nos anuncia que rechaza la perspectiva cronológica, para analizar y comentar la obra de autores como Jane Austen, Robert Louis Stevenson, las hermanas Brontë o Charles Dickens, entre muchos otros. Aunque su mirada va más allá de la mera observación y lo aparente, esbozando un convincente retrato de qué fueron los victorianos: hombres y mujeres que, en su opinión, se alejaron de un sentido espiritual del mundo, para ir recayendo de manera dramática en las imperturbables manos de un materialismo extremo y deshumanizador. De este modo, su cosmovisión está en la estela de otros grandes pensadores de su época quienes, aunque en ocasiones desde atalayas ideológicas muy alejadas las unas de las otras, también contribuyeron a definir el sentimiento trágico del denominado fin de siècle.


Propuesta musical para este libro

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Thomas Turner

La pieza que el lector está escuchando es Walk to the Paradise Garden, compuesta por el músico inglés Frederick Delius (1862-1934). Esta obra fue escrita para 2 flautas, oboe, corno inglés, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 cornos, 2 trompetas, 3 trombones, timbales, arpas y cuerdas, y es el Interludio que aparece entre las escenas quinta y sexta de la ópera A Village Romeo and Juliet, que el reputado músico compuso entre 1901 y 1902, aunque esta pieza la añadió en 1906, algunos meses antes de ser estrenada en Berlín la ópera. A Village Romeo and Juliet está considerada por los críticos como la primera obra de madurez de Delius, ya que ofrece en ella todos los motivos característicos de este magnético compositor, destacando entre ellos la gran espiritualidad contenida en la música, en comunión con la naturaleza. El libreto fue escrito por el propio músico, que basó el texto en la novela Romeo und Julia auf dem Dorfe (1876) del escritor realista suizo Gottfried Keller, que narra una historia sobre el romance de dos jóvenes campesinos, quienes ven frustrado su amor por culpa de una disputa entre sus familias.

El motivo por el que he elegido esta pieza para acompañar la reseña de hoy está claro, ya que, tanto Delius como Chesterton fueron hijos de la época victoriana, y vivieron el tiempo suficiente para ver cómo Inglaterra cambiaba tras el paso de la Gran Guerra.


Lo que Undine Opina del libro


<Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.> Victor Hugo (1802-1885)


Comentaba en uno de sus ensayos el gran escritor argentino Jorge Luis Borges, que G. K. Chesterton, como todo escritor que profesa un credo, siempre es juzgado por él, y seguía diciendo, que su caso era parecido al de Kipling, un intelectual al que se ha enjuiciado en función del Imperio Británico. En este sentido, quienes no conozcan o no hayan leído a Chesterton, se preguntarán qué particulares cuestiones defendía este hombre, para que la crítica se detuviera sobre ellas de una manera tan especial.

G.K. Chesterton, Herbert Lambert - National Portrait Gallery
Fuente: Wikipedia

Gilbert Keith Chesterton (Londres 1874- Beaconsfield 1936) fue un autor que destacó en diferentes campos de las letras. Ensayista, biógrafo, periodista, poeta, escritor de libros de viajes, y, por supuesto, novelista. De hecho, quizá sea esta última faceta por la que es más recordado, ya que fue el creador de uno de los detectives más peculiares de la historia de la literatura. Me refiero al Padre Brown, un perspicaz sacerdote católico, de simpática inocente e ingenua apariencia, que resuelve los casos en los que se ve implicado gracias a su agudos poderes de observación y deducción. Las peripecias de este sin par sabueso tuvieron tal aceptación entre los lectores, que el autor  llegó a dedicarle un gran ciclo compuesto por algo más de cincuenta historias. Tiempo después, estas obras fueron recogidas en una colección de cinco libros.

Lo curioso del tema, sin embargo, es que este personaje de ficción en realidad está basado en un individuo de la vida real. Estoy hablando R.P. John O'Connor (1870 - 1952), un sacerdote católico irlandés, párroco en una población de Yorkshire, cuyo trato con G. K. Chesterton fue decisivo en el credo de vida que llegaría a profesar el escritor, aunque también influyó en su conversión el cardenal John Henry Newman (1801-18909, figura importante en la Inglaterra de su tiempo, de la que hablaré en otra ocasión. De hecho, el creador del padre Brown ha pasado a los anales del tiempo como uno de los autores más influyentes del siglo XX, como defensor del cristianismo, y plantando cara a los preceptos del modernismo.

Edición española de Acantilado
Fuente de la foto: Editorial Acantilado

Chesterton, que había nacido en el seno de una familia perteneciente a la Iglesia de Inglaterra, durante su juventud tuvo serias dudas espirituales, y éstas le llevaron a definirse como un convencido agnóstico e, incluso, llegó a flirtear con el espiritismo y lo esotérico, tan de moda en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Sin embargo, en 1904 Chesterton conoció al padre O'Connor, y con él inició una amistad que duraría más de treinta años, y que fue determinante para  la mudanza del escritor hacia el catolicismo. Y sobre esta particularidad de su vida llegó a escribir diferentes ensayos, que mostraban a sus detractores y los lectores curiosos el por qué de su decisión. Si mis lectores sienten curiosidad al respecto, pueden leer el compendio de estos artículos escritos a partir de 1922, fecha de su conversión, que han sido recogidos en un libro titulado ¿Por qué soy católico? Son más de setecientas páginas de puro G. K. Chesterton.

De mente lúcida, carácter vivo, y tremendo polemista -su posición frente a la eugenesia, el antisemitismo, el racismo y otros temas candentes en la sociedad, le mantuvieron en primera fila de la actualidad-, fue también un gran batallador dialéctico, y sus disputas intelectuales con importantes personajes de su tiempo han pasado a la historia. Su ojo crítico no quiso distinguir entre amigos o enemigos, de ello da fe el intercambio que mantuvo con George Bernard Shaw, un intelectual con el que batalló constantemente, pese a existir entre ambos una gran amistad y un mutuo respeto. 

Príncipe de la paradoja, Apóstol del sentido común, esa postura batalladora y contenciosa característica de su personalidad que marcó toda su obra, no sólo le concedió estos apelativos, también le dio la fama literaria desde el primer momento, y le abrió el camino hacia la labor radiofónica, un campo al que dedicó varios años casi al final de su carrera, que le granjeó aún más popularidad.

Pues bien, este escritor y crítico social, que iba en realidad encaminado a la profesión artística -se formó como ilustrador en la Slade School of Art de Londres-, y que no dejó un tema importante sin diseccionar, no podía olvidarse de un asunto tan inherente a la personalidad inglesa como es su literatura, especialmente si la enmarcamos en la era victoriana. De esta crítica nació The Victorian Age in Literature, un ensayo que fue publicado en 1913 por la Home University Library, y que los editores publicitaron de manera enfática como una visión muy personal del autor sobre la historia de la literatura, quizás temiendo las respuestas enfurecidas de los intelectuales británicos del momento, que las opiniones de G. K. Chesterton pudieran despertar.

En España este ensayo fue publicado en el año 2017 por Barlin libros con el título La Época Victoriana en la literatura, dentro de la Colección Paisaje. Yo lo leí hace algunos meses, y, no pudiendo escribir la reseña en aquel entonces, la pasada Navidad volví a disfrutar de sus páginas, para incluir este fascinante artículo en mi proyecto permanente Viajando por la Inglaterra Victoriana👈.

Edición inglesa (Fuente: Amazon)

Y apelo a él como fascinante, porque, indistintamente a que el lector pueda alinearse o no con las opiniones vertidas por el autor en sus páginas, en mi opinión, el análisis que obró Chesterton es inteligente, elocuente, divertido y, en definitiva, digno de elogiar desde el punto de vista intelectual. No es fácil toparse con un escritor que encuentre tantos y tan buenos recursos para defender sus ideas.

Pero vayamos al tema. ¿Qué nos encontramos en La Época Victoriana en la literatura? Dejando a un lado lo que evidencia su título, que es el análisis de lo que aconteció en el campo de las letras británicas durante el reinado de Victoria del Reino Unido (1819-1901), enmarcado desde 1837 hasta el año de su muerte, Chesterton quiere dar explicación en su texto al carácter británico de sus contemporáneos. Me refiero a esa etapa polémica de comienzos del siglo XX, que marcó el comienzo del modernismo y el declive del Imperialismo Británico. 

Me explico, remontándose a los últimos días del reinado de Jorge III, las polémicas épocas de Regencia, el reinado de Jorge IV y el de Guillermo IV, el autor justifica a través de los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en Europa y de la postura que Inglaterra tuvo en ellos, esa especie de aislamiento con respecto al resto del mundo que ha llegado hasta nuestros días. Y, de algún modo, culpa de esa misantropía al carácter de los intelectuales ingleses, desde el romanticismo de los poetas de los lagos, a quienes no ve como unos revolucionarios sanguinarios como los franceses -Chesterton opina que en Inglaterra hubiera sido imposible una Revolución como la francesa-, pasando por los pensadores que protagonizaron las primeras décadas del siglo XIX, marcadas por las grandes crisis políticas, religiosas y sociales, cuyas consecuencias dieron lugar en años posteriores a esa “mojigatería” tan mencionada de la era victoriana; para finalizar con el ocaso de la centuria, con la generación de escritores a la que él mismo pertenecía, que ve como herederos del carácter de sus padres y abuelos.

Por estas interesantes, sugestivas y, por qué no decirlo, hilarantes páginas, pasan la mayoría de los genios de las letras británicas, en quienes Chesterton se detiene para hacer su particular observación sobre la trascendencia de sus obras y la valía de sus respectivos intelectos. Y debo decir que, en determinadas ocasiones, me he sentido alineada con el autor, especialmente cuando otorga importancia a la novela femenina, tan denostada muchas veces por el general de la crítica decimonónica. No menos interesante es su visión sobre los nombres que han pasado a la historia como los pilares del pensamiento victoriano, algunos de ellos elogiados por sus capacidades, como es el caso de Dickens, y otros vilipendiados e incluso caricaturizados -Ruskin se lleva la palma, aunque Tennyson también recibe lo suyo al ser considerado como un Virgilio provinciano-, por simbolizar todo lo “casposo” que aconteció durante el tiempo que Victoria acaparó el trono de Inglaterra.

Política, religión, moda, estética, poesía, novela… La Época Victoriana en la literatura no es solo un ensayo literario, también es un texto sociológico. Chesterton plasmó en él su visión de vástago victoriano, con la sagacidad y la elocuencia que solo los más grandes pueden expresar. Es cierto que su mirada intelectual ofrece alternativas a lo que otros críticos han dicho sobre el mundo inglés decimonónico, pero también es verdad que su experiencia vital y espiritual fue determinante para que su obra haya sido estudiada de forma particular. Y, aunque este título obtuvo un éxito inmediato desde su primera impresión, no se puede obviar que hubo quienes se sintieron ofendidos con las afirmaciones de Chesterton.

Sin embargo, y dejando a un lado determinados aspectos, a mí este texto me resulta por muchas razones casi profético. Sólo hay que echar una mirada al momento actual para determinar la sagacidad de este grande de las letras británicas, cuyas sentencias han alcanzado la eternidad.


<Las verdades se convierten en dogmas desde el momento en que comienzan a ser discutidas.> Gilbert Keith Chesterton (1874-1936)


Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Fuente: Editorial Barlin Libros

GK. Chesterton

Gilbert Keith Chesterton fue un escritor y periodista inglés de principios del siglo XX. Apodado «el príncipe de las paradojas», practicó diversos géneros como la narrativa, la biografía, la poesía, la crítica literaria o el ensayo. Si algo destacó en él, fue su perfil polifacético y heterodoxo.

Su obra se distinguió por la agudeza y el ingenio, deslizándose con soltura entre lo cómico y lo reflexivo. Sus observaciones sobre el mundo estuvieron fuertemente influenciadas por sus férreas convicciones morales. En su faceta como novelista, destacó por la creación de la criatura más extraña jamás concebida en la narrativa policiaca: el Padre Brown. Como ensayista, sobresalió por su manera de subrayar con lucidez e ironía los principales problemas de su tiempo, prestando especial atención a los profundos cambios sociales derivados de la modernidad en Occidente. Fue un férreo defensor de lo tradicional, frente al advenimiento de la «fría ola racionalizadora» que anegó Europa desde mediados del siglo XIX. Su bando fue siempre el del «sentido común», abominando siempre de la impostura y la hipocresía en una época en que los extremos comenzaban a despuntar. La Época Victoriana en la literatura, obra que de él publicamos, trasciende su condición como texto de análisis estético y literario, para condensar en buena medida muchas de las ansiedades que poblaron tanto su vida como el resto de su obra.


 

Comentarios

  1. Hola, Undine. Qué gran análisis has hecho de Chesterton y su filosofía. Me ha encantado leerte y me has dejado con muchas ganas de recuperarlo. No es un autor que haya leído demasiado, la verdad, algo del padre Brown y El espíritu de la Navidad, poco más, pero este ensayo sobre la época victoriana que traes hoy me parece fascinante así que voy a ver si me hago con él. Un beso y gracias por la recomendación y por el trabajo tan estupendo que has hecho.

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    1. Buenos días, Marta.
      Muchas gracias por tus amables palabras!! Chesterton, más allá de su faceta como escritor, es un personaje que me parece fascinante. Mi intención es seguir conociéndolo y traer sus textos poco a poco al blog.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  2. Buenos días Undine, no soy de leer ensayo, al menos ahora ya que me requiere una concentración que no tengo; sin embargo está La época victoriana en la literatura me parece muy interesante, no solo por lo que me atrae la epoca, sino por lo que comentas de que es hilarante, sugestivo e inteligente, estés de acuerdo con el escritor o no. Me lo llevo apuntado. Gracias por dárnoslo a conocer. Un abrazo.

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    1. Buenos días, Mar.
      Debo reconocer que mi género favorito es la novela, aunque cada día que pasa me gusta más y más documentarme para las reseñas. Los ensayos, sean del tipo que sean, me parece un medio estupendo para ello, y de paso, entrenar también las capacidades mentales. Algo que cada día aprecio más y más.

      En cuanto a este texto de Chesterton, te lo recomiendo muchísimo. Sé que te va a encantar.

      Un abrazo, y feliz finde!!

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  3. Buenos días, Undine:
    No puede ser más interesante. Lo que yo sé de literatura victoriana no pasa de los típicos clichés que se le otorgan. Y que se llama victoriana a veces aun cuando no era exactamente esa época.
    Qué tiempos en los que se podía discutir con los que tenían ideas distintas y acabar con un apretón de manos y a seguir viviendo ¿verdad? Y me parece muy bien que el hombre defendiera su religión, si no se cae en el fanatismo, la espiritualidad es una forma de darle sentido a la vida tan buena y válida como cualquier otra.
    Del autor no he leído ninguna de sus novelas. Si no me equivoco creo que tiene algún cuento de Navidad ¿puede ser? Luego miro.
    No suelo leer mucho que no sea ficción pero este me ha llamado la atención así que me lo apunto.
    Besos y feliz semana pre fiesta.

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    1. Buenos días, Norah.
      Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas, yo también echo de menos los tiempos del debate respetuoso. Recuerdo que, cuando era niña, la televisión emitía programas de lo más interesante e instructivo, cuyos participantes eran intelectuales elocuentes y divertidos. Las conversaciones entre ellos resultaban como una competición entre grandes cerebros. En la actualidad, si se da el caso de reunir a dos personajes mediáticos, las tertulias parecen una pelea entre miembros de bandas callejeras.

      Con respecto a lo que me preguntas, sí, efectivamente, Chesterton escribió un libro navideño. Se titula El espíritu de la Navidad, y en España lo ha publicado la editorial Renacimiento.

      Un abrazo, y muy feliz fin de semana!!

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  4. Hola, Undine.
    Siendo yo tan amante de la novela negra y policíaca, Chesterton y el padre Brown, es curioso que nunca lo he leído y siempre lo he tenido ahí como una asignatura pendiente.
    Sabía poco de la vida del autor, pero lo que cuentas de su evolución religiosa me recuerda a la de Graham Greene que también se convirtió al catolicismo (éste por una mujer) y fue muy amigo de un sacerdote.
    Desde luego, llegar a entender por qué los británicos son tan diferentes del resto de Europa o, más bien, tratan de diferenciarse, de aislarse, es todo un aliciente. Como también lo es ese recorrido por la Inglaterra anterior a la época victoriana. Anotado queda este interesante ensayo.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Rosa.
      Chesterton Greene y Evelyn Waugh son el trío más famoso de escritores católicos británicos, a estos podemos añadir un cuarto miembro para su grupo, el gran David Lodge. A mí me gustan mucho todos ellos, porque desafían los esquemas del pensamiento inglés, y aportan información interesante para entender a esa nación.

      En cuanto a este ensayo de Chesterton, estoy segura que te resultaría interesante. Ya me contarás si te decides a leerlo.

      Un abrazo, y gracias por tus interesantes comentarios!!

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  5. Hola Undine, todavía no he leído ninguna obra de Chesterton. Supongo que en algún momento conoceré al padre Brown. Esta me parece interesante, la tendré en cuenta.
    Un besazo

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    1. Buenos días, Nitocris.
      Fíjate, conociendo tus gustos sobre literatura policiaca, creo que el padre Brown no te gustaría. Desde mi punto de vista, creo que lo encontrarías muy elemental con respecto a los sabuesos de Agatha Christie. Ya me dirás si estoy en lo cierto si algún día lees a Chesterton.

      Un abrazo, y gracias por comentar!!

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  6. ¡Hola! Por lo que veo trata todo tipo de temas y lo hace sin ningún tipo de miedo así que habrá que tenerlo muy en cuenta ya que, además, nunca he leído nada de este autor. Un besote :)

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    1. Buenos días, Marya.
      Chesterton era un intelectual muy divertido. Tenía una mente privilegiada, y sus escritos resultan siempre fascinantes, se esté de acuerdo o no con sus ideas. Ojalá te resulte interesante si te decides a leer esta obra.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  7. No he leído nada de Chesterton aún. Lo tengo ahí siempre pendiente pero nunca logro hacerle hueco. Muy interesante este ensayo para conocer esa Inglaterra victoriana y saber más de su literatura. Ya me ha ganado con eso de darle su sitio a la novela femenina. No suelo leer este género, pero el tema de éste me atrae mucho. Gracias por dármelo a conocer.
    Besotes!!!

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    1. Buenos días, Margari.
      Efectivamente, Chesterton era un defensor de la novela femenina. Y no solo eso, adoraba a Jane Austen y era un gran defensor suyo. De hecho, la editorial Alba publicó el ensayo que Chesterton escribió en favor de la gran escritora del periodo de Regencia. Me refiero al prólogo de Amor y amistad, que son los escritos de juventud de Austen.

      En cuanto a este ensayo que comento en esta publicación, estoy segurísima que será de tu agrado. Ya me contarás si es así o no.

      Un besote, y feliz viernes!!

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  8. Esta editorial tiene unos ensayos que me llaman mucho la atención pero este en concreto no lo conocía, y no puede ser más interesante. Gracias por recordarnos a este genial autor. Besos.

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  9. Hola Undine,
    Me ha gustado mucho tu reseña sobre Chesterton y la Literatura Victoriana.
    Ya conocía a Chesterton por el Padre Brown, del que he leído un volumen aunque acabo de enterarme por ti que hay cinco, nada más y nada menos. El caso es que me resulta muy agradable el personaje del padre Brown y es muy interesante la información que proporcionas sobre la inspiración del personaje en un párroco real que fue amigo del autor.
    En cuanto al ensayo, debe ser entretenido de leer y ver la opinión de un coetáneo de los victorianos: seguro que no da puntada sin hilo...
    Aprovecho para decirte que me gusta mucho que complementes tus reseñas con música porque no conozco a muchos de los compositores que citas y he escuchado esta pieza de Delius y me encanta y, no sé a ti, pero a mí me recuerda a algunas bandas sonoras de cine, de los grandes melodramas de Hollywood.
    Un abrazo,
    Teresa (del blog Letras parlanchinas)

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