RESEÑA: "EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES", E. T. A. HOFFMANN
Ficha Técnica:
Editorial: José J. de olañeta Editor
Colección: Erase una vez... Biblioteca de Cuentos
Maravillosos 153
Prólogo de Carmen Bravo-Villasante
Traducción de Carmen Bravo-Villasante
Páginas: 126
Formato: 12 x 16,5 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-9716-154-1
Año aparición: 1.988
Precio sin IVA: 5,77€
Precio con IVA: 6,00€
Sinopsis por la Editorial:
Este cuento, según el propio autor, es “un cuento para niños
y para los que no lo son”, para que todos puedan leerlo y descifrar su oculto
sentido.
El autor, romántico por excelencia, expone aquí, al tiempo
que una historia entretenida, una teoría sobre la educación, frente a la teoría
del siglo precedente, de la Ilustración. Realidad y fantasía, como es costumbre
en lodos sus cuentos, dan gran encanto al relato misterioso hoffmanniano.
La calidad literaria de la traducción de Carmen Bravo-Villasante
y la cuidada ilustración de E.T.A. Hoffmann resaltan el encanto y el misterio
extraordinario de esta prodigiosa narración romántica.
Propuesta musical para este libro:
The Nutcracker Suite, P. Tchaikovsky. Belin Synohony Orchestra
Lo que Undine piensa del libro:
< “Los niños son tan inteligentes, que comprenden todo lo que sucede en el Reino de la Imaginación, y los elementos oníricos y maravillosos no tienen ningún secreto para ellos.”>
E. T. A. Hoffmann
Hay pocas melodías que nos trasladen tanto a la infancia y a
los mágicos momentos de la Navidad, como
la Suite de Piotr Ilich Tchaikovsky El Cascanueces. Una
música maravillosa compuesta para un ballet, que le fue encargado en 1891 al
gran compositor ruso por Iván Vsévolozhsky, director de los Teatros Imperiales,
para un libreto sobre un cuento de Alejandro Dumas, adaptación del famoso El Cascanueces y el Rey de los Ratones de E.T.A. Hoffmann.
Representación de El Cascanueces (1892) Fuente:rz100arte.com |
Toda la suite es bellísima, pero cada persona tiene una
pieza favorita, es un hecho. Unos adoran la Obertura; otros el Vals de las
Flores; en mi caso es escuchar el Pas de deux y no poder contener las lágrimas de
emoción. Unas lágrimas que me hacen viajar en el tiempo, transportándome a una
Navidad muy remota de mi niñez cuando contaba tres o cuatro años.
Recuerdo en
especial una tarde muy oscura, tanto que parecía de noche. Los árboles de Madrid
estaban decorados con luces blancas, los escaparates de las tiendas lucían sus
mejores galas y los Reyes Magos esperaban a los niños en la Plaza de Felipe II,
para escuchar sus peticiones de última hora y fotografiarse con ellos. Yo era una niña muy tímida, y cuando me tocó
el turno no pude evitar echarme a llorar. El llanto me impidió revelarle al rey
Gaspar mi deseo navideño. Pese a ello, aquel 6 de enero recibí mi regalo
soñado: un payaso de trapo que había visto expuesto en algún lugar, y del que
quedé prendada inmediatamente. Lo bauticé con el nombre de Poquito. Desde aquel
día no pude separarme de él: jugaba, comía, dormía y viajaba con él.
Fuente: undine.von.reinecke |
Aun hoy, que han pasado tantos años y yo misma soy madre, siento
la pérdida de mi querido amigo y confidente Poquito. Evoco su carita de goma con mejillas coloradas
y boca blanca que tanta felicidad me dio, y no dejo de preguntarme cómo mi
madre no pudo recordar que ella también fue niña.
Una pregunta que muchos literatos y artista sensibles se han
hecho a lo largo del tiempo, encontrando en los niños su mejor público, capaz
de entender los mundos fantásticos imaginados por ellos. Universos prodigiosos
donde ser feliz, a los que toda persona está invitada, aunque la capacidad para
acceder a ellos esté reservada sólo para los corazones más jóvenes y sensibles.
Esa en la historia que viene a contarnos E. T. A. Hoffmann
en El Cascanueces y El Rey de los Ratones. Uno de los dos únicos cuentos para
niños que su autor escribió, y que dedicó a los hijos de su amigo Julius Eduard
Hitzig, Federico y María. El cuento comienza así:
<El día 24 de diciembre, los niños del consejero de
Sanidad Stahlbaum no pudieron entrar en todo el día en el recibidor, y mucho
menos en el gran salón contiguo.
Refugiados en el rincón del cuartito interior estaban
sentados Federico y María; empezaba a anochecer y les fastidiaba mucho que –cosa
corriente en días como aquel- no se ocuparan de traerles alguna luz. Federico
descubrió, diciéndoselo muy calladito a su hermana menor (apenas tenía siete
años), que desde por la mañana muy temprano había sentido ruido de pasos y unos
golpecitos en la habitación cerrada. Hacía poco, también se deslizó por el
recibidor un hombrecillo moreno con una gran capa debajo del brazo, que no era
otro sino el padrino Drosselmeier. María juntando sus manecitas alegremente,
exclamó:
-“¿Qué nos habrá preparado el padrino Drosselmeier?”>
Edición 1853 Fuente ebay.com |
El Cascanueces y el Rey de los Ratones es un cuento mágico.
Da comienzo en la noche del 24 de diciembre, el día antes de Navidad. Dos hermanos,
Federico y María, juegan impacientes esperando las sorpresas que les esperan.
Los adultos, ocupados en la preparación de las celebraciones navideñas, tienen
a los niños aislados en un cuarto de la casa, para que no molesten en sus
quehaceres. Sólo hay una persona que entre tanto trajín se acuerda de ellos. Es
el padrino Drosselmeier, que todos los años les fabrica juguetes
fantásticos que sorprenden a la familia entera, pero tan valiosos y frágiles que sus padres
los guardan en vitrinas para que no se rompan.
Este año no es
diferente, el padrino les ha construido un castillo con figuras animadas que
hacen las delicias de María y Federico, pero del cual se cansan rápidamente.
Entre los bonitos adornos navideños que los papás de los niños han colocado en
el salón, María descubre un peculiar cascanueces que llama su atención
poderosamente, por su delicadeza y sensibilidad. La niña cuida de él con mimo
dándole a partir las nueces más blandas y pequeñas, sin embargo su hermano
Federico lo usa brutalmente, de tal manera que rompe varios dientes del pobre
Cascanueces. María muy triste decide “curarlo”, y pide a su madre acostarse más
tarde, para poder ocuparse del cascanueces maltrecho.
La familia al completo se va a dormir. Sólo María queda
despierta en el despacho del padre, donde pide permiso a su muñeca Clara, para
utilizar la camita en la que se acuesta, y poder tumbar en ella al herido. Es
entonces cuando comienzan a suceder cosas extrañas: ojos que brillan, ruidos
insólitos, sombras maravillosas. Los muñecos toman vida y comienza una lucha
atroz contra un ejército de ratones encabezado por su rey, donde el Cascanueces
es el objeto del ataque, y María la heroína que lo salva. Pero en la lucha la
niña resulta herida, y cae desmayada al suelo. Su mamá que escucha el ruido
desde su dormitorio baja corriendo al despacho. Allí encuentra a la niña inconsciente
y rodeada de juguetes rotos.
Al día siguiente
María despierta en la cama, tiene un bracito vendado y no puede levantarse.
Cuenta su increíble historia a sus papás, pero nadie la cree. Sólo su hermano
Federico y el padrino Drosselmeier
escuchan atentos sus palabras. Desde ese día María intentará saber más de la verdadera
identidad de su Cascanueces, y desvelar el misterio que lo envuelve. ¿Será un
valiente guerrero, o acaso un guapo príncipe? Quizá ambas cosas a la vez.
E. T. A Hoffmann se inventó este bonito y mágico cuento en
el otoño de 1816, para entretener a dos niños a los que quería mucho: Federico
y María Hitzig. Utilizó sus nombres y se los otorgó a los protagonistas del
cuento, apareciendo él mismo en la fábula en el papel de padrino Drosselmeier.
Ideó un mundo mágico y maravilloso donde se entremezclan realidad y ficción,
dando vida a personajes inanimados, y otorgando cualidades humanas a ratones y
juguetes. Imaginó un universo paralelo al nuestro, un paraíso de mazapán, sembrado
de campos de gominolas, castillos de azúcar, príncipes encantados y princesas
egoístas. Con ejércitos de soldaditos de plomo luchando contra regimientos de
ratones, liderados por un rey con siete cabezas coronadas por sendas coronas de
oro. Un orbe encantado donde no hay límites para la imaginación de un niño, que encuentra en su cascanueces de madera al mejor amigo que pueda existir y en el que volcar todo su amor:
<- Aunque no se pueda usted mover ni decir una palabra, querido señor Drosselmeier, sé muy bien que usted me comprende, y sabe bien que le quiero y que puede contar con mi ayuda, siempre que lo necesite. (...)(...) Cascanueces permaneció quieto y callado, pero a María le pareció que en el armario se oía su respiración y un suspiro muy tenue, que al chocar con los cristales, de modo imperceptible producía tonos melodiosos, como de campanillas que decían:María mía, Ángel mío, Seré tuyo, María mía.>
Una historia entrañable, inocente y muy bonita, que te
traslada a lo más profundo del corazón infantil. Un mundo mágico lleno de belleza con el que
soñar cuando se es niño, y al que volver ya de adulto para retornar a tu
mejor yo.
El pasado domingo 8 de diciembre asistí a un concierto en el
Teatro Real de Madrid. La Orquesta Sinfónica, Coro y Escolanía JMJ ofrecían su gran concierto
de Navidad. Protagonizando el programa: El Cascanueces de Piotr Ilich Tchaikovsky.
El público aguardaba expectante el comienzo de la obra, la magia del instante inundaba
el ambiente. Llegó el momento esperado con la obertura de la suite; las piezas se sucedían unas a
otras, y la emoción iba en aumento. Sólo quedaba una por interpretar, el Pas de deux, mi pieza favorita. Y en ese momento, entre tanto nerviosismo, el arpa comienza a tocar sus arpegios, los violines la acompañan
con el pizzicato, aparecen los cellos cantando una melodía maravillosa, que al ir muriendo da paso a las flautas repitiendo el tema principal…Y esas notas prodigiosas estallan en mí como fuegos artificiales, porque entre esas flautas hay una muy especial:
mi hija pequeña, Cora. Su música evoca mi infancia.
Undine von Reinecke ♪
El autor por Biografías y vidas:
(Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hoffmann.htm )
Fuente: José J. de Olañeta, Editor |
E.T.A. Hoffmann
(Ernest Theodor Amadeus Hoffmann; Königsberg, hoy
Kaliníngrado, Rusia, 1776 - Berlín, 1822) Escritor y compositor alemán. Hijo de
un abogado, su tercer nombre era originalmente Wilhelm, pero más tarde adoptó
el de Amadeus en honor a Mozart. Estudió derecho en Königsberg, y empezó en
Glogau su carrera administrativa, que lo llevó a Berlín, Poznan y Plock. De
1804 a 1807 residió en Varsovia, donde vivió una época de intensa actividad
profesional y artística: creó una orquesta, organizó conciertos y se dedicó a la
composición.
La invasión napoleónica le obligó a regresar a Berlín,
ciudad que abandonó en 1808 para trasladarse a Bamberg, en Baviera, donde
residió hasta 1813 viviendo en exclusiva de su arte: trabajó en el teatro que
dirigía su amigo Holbein y se dedicó a tareas tan diferentes como director de
orquesta y arquitecto. Fue en esta época cuando publicó sus Fantasías a la
manera de Callot (1814-1815). En 1814 aceptó el cargo de consejero de justicia
del tribunal de Berlín, sin que por ello se resintiera su ingente producción
literaria de aquellos años.
Su fama se debe más a su obra como escritor que a sus
composiciones. Adscrito al Romanticismo, donde más destacó su gran personalidad
fue en sus cuentos fantásticos, en los que se mezclan el misterio y el horror,
y que han alcanzado fama universal. En ellos crea una atmósfera en ocasiones de
pesadilla alucinante, y aborda temas como el desdoblamiento de la personalidad,
la locura y el mundo de los sueños, que ejercieron gran influencia en escritores
como Víctor Hugo, Edgar Allan Poe y el primer Dostoievski.
Las historias de Hoffmann son «siniestras», en el sentido
que dio Freud a esta expresión: el efecto de horror y extrañamiento que produce
la repentina realización en el mundo real de los temores supersticiosos o
infantiles. Muchas de sus novelas cortas más famosas fueron reunidas en dos
volúmenes bajo el título de Piezas fantásticas (1814-1815), que también
contienen una colección de crítica musical y sus propias ilustraciones. El
cariz fantástico de la mayor parte de estas obras atestigua la viva imaginación
del autor, que se apoya en sus grandes y sutiles dotes de observación. Sueño y
realidad se confunden en el espíritu del autor, que percibe -como él mismo dejó
dicho- las cosas «invisibles para los ojos terrenos».
La rica imaginería literaria de Hoffmann inspiró a Jacques
Offenbach su ópera Cuentos de Hoffmann, tal como Chaikovski transformó su
cuento Cascanueces en un ballet en 1892 y Léo Delibes se basó también en el
escritor para la creación de su ballet Coppélia en 1870. Del mismo modo el
personaje de Kreisler, que aparece en el cuento de E.T.A. Hoffmann Las
opiniones del gato Murr sobre la vida, inspiró a Robert Schumann su obra para
piano Kreisleriana. Hoffmann escribió también numerosas piezas para piano,
música de cámara, lieder, coros, música religiosa y óperas, entre las que
destaca por su calidad Ondina (1816), ópera romántica que ejerció cierta
influencia sobre Carl Maria von Weber. En su labor como crítico musical, fue un
entusiasta de Beethoven.
Más sobre El Cascanueces:
Son muchas las adaptaciones del cuento que se han hecho a la pequeña y
gran pantalla, unas más acertadas que otras, pero todas utilizan como banda
sonora la preciosa música compuesta por Tchaikovsky. De alguna de estas
versiones os dejos seguidamente los tráiler publicitarios:
El Cascanueces y los cuatro reinos
El Cascanueces
Barbie en el Cascanueces
¡Ay, el Cascanueces! me recuerda a mi infancia. Tenía grabado el ballet en una cinta de vhs y lo veía una y otra vez. Una lástima lo de tu Poquito. Yo aún conservo a mi compañero, un pequeño osito aunque está muy maltrecho. Casualmente yo también acabo de terminar un libro sobre la infancia, pero en mi caso se centra más en el despertar de hacerse mayor. Se llama "el río" de Rumer godden. Una delicia, ya haré la reseña. Tengo pendiente leer el de tu reseña. espero leerlo pronto.
ResponderEliminarun abrazo
¡Qué bien que tengas aun a tu compañero fiel! No importa que no esté como el primer día. Yo siempre he pensado que guardan la energía positiva de aquellos momentos de la infancia.
EliminarYo tengo Rumer Godden por leer, lo compré cuando lo sacó Acantilado y no sé por qué razón aun no lo he leído. Soy un desastre.
Un abrazo Ruby, y mil gracias por pasr a leerme y compartir!!
Mi Poquito se llamaba Natasha, era una muñeca que mi padre me trajo de Holanda, con el traje típico, la adoraba...pero mis dichosas primas pequeñas le cortaron las trenzas años después, puñeteras crías 😠😅
ResponderEliminarYa te he dicho por Insta porqué le tengo tanto cariño al cuento, me emociono y todo.
Venir a verte me alegra siempre el día.
Maravilloso libro y magistral reseña.
Besitos bombón 💋💋💋
¡Esas primas pequeñas! ¡Pobre Natasha!
EliminarRecordar de manera tan bonita a un abuelo es algo maravilloso. Me alegra haber evocado con la entrada tus mejores momento de la infancia.
Un beso grande Yolanda, sabes que compartimos muchos sentimiento!!
Hola,
ResponderEliminarno me llama nada no sé si porque lo asocio a la Navidad que no me gusta nada, así que lo dejo pasar.
Un beso
No creas, yo tampoco soy amante de estos días desde que la vida adulta llegó a mí :)
EliminarAun así intento llegar al 7 de enero con algo de gracia y mucha paciencia.
Pese a todo, El Cascanueces es un cuento muy bonito, y por ello he querido compartirlo. Si algún día lo tienes cerca, no dejes de echarle un vistazo.
Un beso grande, y muchas gracias por leerme y comentar!!
Qué preciosidad de cuento! Y qué pena me ha dado de tu Poquito. En mi caso no tenía yo muñecos a los que le tuviera un especial cariño. Sí conservo un par de Nenucos que son los muñecos con los que más he jugado. Y luego ha jugado mi hija. Y resisten!
ResponderEliminarY que no se me olvide, preciosidad de reseña también!
Besotes!!!
¡Muchas gracias Margari!
EliminarYo pude dar muñecos posteriores a mis hijas, pero el recuerdo de Poquito siempre me dolerá. Me alegra que tus nenucos tenga nuevas dueñas, espero que pasen a la tercera generación :)
Un abrazo grande y mil gracias por compartir los recuerdos conmigo!!
Fantástica reseña querida Mar. Siempre es un placer leerte. Me he enamorado de este libro. Gracias por acercarlo a mí. ;)
ResponderEliminarChary.
¡Muchas gracias Chary!
EliminarEspero que el cuento te guste tanto como a mí.
Un abrazo, y gracias por pasar a leerme y dejar tus palabras!!
Que bonito libro, preciosa reseña y que navideño todo. Besos
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarUn abrazo muy fuerte!!
Hola Undine!!!
ResponderEliminarMe ha encantado tu cuento. Aunque tengo que decir que tu madre me cayó un poco regulín. Porque esas posesiones tan valiosas no se tiran, nosotros también nos rompemos y no por eso nos tiran.
Este cuento me hace ojitos desde que vi la adaptación el año pasado y hay una edición de Nórdica preciosa. Ahora tengo muchas ganas de leerlo. Espero hacerlo esta Navidad.
¡Besotes!
Querida Norah:
EliminarHay personas con capacidad para la empatía (como tú), y otras que no la tienen, por eso ocurren tantas cosas innecesarias entre las personas.
Sabía que esta entrada te gustaría, hay temas queparece que nos ponen a ti y a mí en sintoní. Parece que El Cascanueces nos hace viajar a las dos.
Espero que esta Navidad lo disfrutes muchísimo!!
Un beso grande, preciosa!!
Hola Undine!! Un título ideal para las fiestas tan próximas, la edición es muy bonita y me encanta las fotos que le has sacado aunque, sobre todo, tu completísima reseña. Tiene delito que nunca lo haya leído, más que adaptaciones de niña. ¡Estupenda reseña! Besos!!
ResponderEliminarYo no había leído el cuento de Hoffmann hasta ahora, sólo conocía el de Dumas. Así, pues, no te sientas mal por no haberlo disfrutado hasta el momento. :)
Eliminar¡Muchas gracias por tus palabras y por tu fidelidad a mi blog!
Un abrazo fuerte!!
¡¡Que reseña tan maravilloso!! y qué orgullo debiste sentir al ver a tu hija tocando la flauta, seguro que lo hizo maravillosamente bien. La verdad que hasta mí me han entrado ganas de leer el cuento, pese a que no soy persona de leer cuentos. Sin embargo, sí que disfruto de la música del cascanueces que me parece preciosa. Un saludo!
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por tus palabras!
EliminarSí, desde luego sentí orgullo, pero sobre todo emoción. Hay piezas musicales que te llegan de manera especial. Y si tu hija es la intérprete, entonces...
Espero que cuando leeas el cuento te acuerdes un poco de mí, y me trasmitas tus impresiones. Pero especialmente deseo que lo disfrutes tanto como yo.
Un beso grande, y mil gracias otra vez!!
Yo de pequeña tenía el cuento del cascanueces, todavía tiene que estar en casa de mis padres, voy a ir a buscarlo... Me has dejado con ganas de oir la música del cascanueces, miraré a ver si mi marido la tiene entre todos lo discos que tiene de clásica. Yo también tuve una muñeca preferida que mi madre dio, todavía se lo recuerdo jejeje. ¡Qué bonito ver a tu hija en el Teatro Real de Madrid!
ResponderEliminarBesos
Ayla, parece que hemos sufrido la misma pérdida, ¡cuánto lo siento!
EliminarSi tienes spotify encuentras una versión muy buena de la Filarmónica de Berlín. Si quieres te paso el link.
Me alegra que coincidamos en nuestra preferencia por El Cascanueces, eso nos acerca. :)
Un abrazo grande, y muchas gracias por pasar a leerme y compartir!!
Hola preciosa!
ResponderEliminarYo todavía guardo una muñeca de cuando yo era chica, ya te imaginaras como esta la pobre pero es que me veo incapaz de tirarla. El cascanueces es uno de los cuentos favoritos de mi nena, le encantaba, no se ni la de veces que se lo he leído cuando era pequeña. Me encanta la banda sonara.
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
Buenas tardes Violeta:
EliminarYo guardé todos los muñecos que fui teniendo posteriormente, y ahora son de mis hijas, que los cuidad muy bien.
Sabía que tú compartirías ese sentimiento de pérdida conmigo, la sensibilidad que emanan siempre tus palabras parece que nos hacen miembros de un mismo club. Y el hecho de que leyeras El Cascanueces a tu hija me reafirma.
Un abrazo grande, y muchas gracias por leerme y comentar!!
Holaa!! pero qué preciosa entrada, tan excelentemente redactada, me has hecho recordar mis diciembres de cuando era niña y lo mágico que era todo en ese momento. Me ha encantado todo lo que has escrito y me has dado ganas de leer el libro. Gracias por compartir esta entrada.
ResponderEliminarBlessings!!
¡Muchísimas gracias a ti por valorar mi reseña, está escrita con el corazón!
EliminarEspero que te guste El Cascanueces escrito por Hoffmann, y te invito a que leas también el de Alejandro Dumas. No dejes de comentarme cuál de los dos te gusta más :)
Un abrazo grande, y muchas gracias nuevamente por tu cariñosas palabras!!
¡Hola Undine! Lamento lo de tu payaso Poquito me encanta el paralelismo con el relato del cascanueces. Me encanta como la vida se relaciona con lo que leemos y viceversa. Amo el cascanueces pero no se cual es mi parte favorita (creo que cuando se presentan las flore y los de china) Me acuerdo que vi la versión en Ballet en la que salía Mculay kulkin por TV y tenia el cd con la composición. Amo tu blog. Me da vidah. Es como un pedacito de historia semanal. Besos y nos leemos.
ResponderEliminar¡Qué palabras más bonitas me dedicas, muchas gracias!
EliminarYo también amo El Cascanueces, creo que pocas adaptaciones me he perdido, aunque algunas de ellas no terminaron de agradarme (no me gusta que se salgan demasiado del cuento). Pero la música, la música me invade. No importa cual sea la pieza favorita, es oír cualquiera de sus temas y sentir palpitaciones. Me alegra que compartamos un sentimiento tan bonito.
Un abrazo, y muchas gracias por leerme y dedicarme palabras tan especiales!!
Qué interesante editorial es Olañeta (que, por cierto, no la citas en la ficha técnica) Creo que lo que más me ha llegado de tu comentario es la pérdida del muñeco aquel. ¿Lo has superado del todo? Porque en ocasiones las pérdidas que hoy nos parecen sin significado de presente fueron pedradas en el pasado. Y algo siempre queda...no tanto por el recuerdo del propio objeto perdido como por actitudes que nos persiguen. No sé.
ResponderEliminarBuenas tardes:
EliminarCorregido el descuido en la ficha técnica. ¡Mil gracias por apuntármelo!
Con respecto a tu pregunta, no, no creo que algo así se supere del todo. Estoy totalmente de acuerdo con tu pensamiento. También es cierto, que esos posos son parte de nuestra personalidad y no debemos verlos con aprensión. Al menos así lo siento yo. :)
Cada uno tenemos una sensibilidad, quien siente mucho sufre mucho, pero también vive más intensamente...un tema que daría para mucho, ¿verdad?
Un abrazo, y muchas gracias por pasar y comentar!!
Qué bonito ver a tu hija Undine, y qué reseña más especial! Me encanta el cascanueces me trae muchos recuerdos.
ResponderEliminarBesotes
Sí, muy bonito verla y escucharla tocar, y además en ese Teatro :)
EliminarEl Cascanueces es una obra sublime, como lo fue su compositor. Tchaikovsky fue un hombre sensible que sufrió mucho, pero nos dejó su música para alegrar a muchas generaciones.
Un abrazo grande, y mil gracias por leerme y comentar!!
Hola! El año pasado lo leí por navidad y a pesar de tener una traducción horrible, me enamoré de la historia. Tengo muchas ganas de ver el ballet, tiene que ser muy especial. Estoy a la espera de hacerme con una edición preciosa acorde a la historia. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesos!
Buenas tardes, Jani:
EliminarLamento lo de la traducción. Es verdad que nuestras lecturas se dificultan en muchas ocasiones por culpa de una mala edición. Pero me alegro que pese a ello la historia de El Cascanueces te conquistara. Es un cuento tan especial que toda persona debería leerlo al menos una vez en la vida.
Un abrazo grande, y mil gracias por leerme y comentar!!
Hola.
ResponderEliminarEsta reseña me ha hecho volver a mi infancia, a los momentos antes de dormir en los que mi madre me leía éste y otros cuentos, también a recordar a Zeus -mi versión en oso de tu Poquito y que aún conservo, medio tuerto, en casa mis padres- y a mis clases de danza en la que El cascanueces también estaba presente con la maravillosa música de Tchaikovsky.
En fin, un cuento mágico y especial que me trae muchos recuerdos bonitos, gracias.
Un saludo.
¡Qué suerte que aun tenga contigo a Zeus! Y me imagino cómo debe gustarte El Cascanueces, rememora algo tan bonito en tu vida: el ballet.
EliminarCreo que esta publicación ha conseguido unirme más a todos vosotros, pues he decubierto que compartimos un mismo corazón sensible :)
Un abrazo, y muchas gracias por leerme y comentar!!
Ains, Undine, yo también lloraba cuando me llevaban a ver a los Reyes, y tengo hasta fotos de esos momentos... jajaja. Mis padres además bien que se encargan de recordármelo a la mínima ocasión :S
ResponderEliminarLeí este cuento el año pasado (fue mi última reseña del 2018) y me llevé una sorpresa preciosa porque conocía partes pero no el conjunto de la historia. También me pareció una historia con más aristas de las que parece a primera vista, con muchos destellos que solo un lector adulto puede comprender en su justa medida (aunque el autor lo negase en su momento).
Muy recomendable, una lectura fantástica.
¡Besote!
Totalmente de acuerdo contigo!! Eso es común en todos los clásicos, sus libros son prismas con aristas que hablan de temas inmutables. Por eso nunca hay que abandonarlos, sus enseñanzas son profundas y nos hablan del presente y de nuestras vidas.
EliminarMe alegra compartir contigo el amor a este bellísimo cuento :)
Un abrazo grande, Inquilina, y muchas gracias por leerme y comentar!!