RESEÑA: EL SEÑOR DE BALLANTRAE, ROBERT LOUIS STEVENSON

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Akal

Traductor: Fernando Velasco Garrido

Colección: Básica de Bolsillo 

Serie Clásicos de la literatura inglesa

ISBN: 978-84-460-2982-3

Fecha publicación: 05-04-2010

Páginas: 304

Formato: Ancho 12 cm Alto 18 cm

Encuadernación: Rústica/Tapa blanda

PVP : Papel 12 € / Ebook 4,99 €


Sinopsis de la Editorial

"El señor de Ballantrae" es, sin duda alguna, uno de los libros más brillantes de Stevenson. Iniciado en el punto más álgido de su popularidad, en él muestra su mejor prosa, su más dramática puesta en escena y su mejor manejo de la intriga. 


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube JACBSA Multimedia

La pieza que el lector está escuchando es la Suite Orquestal de la banda sonora original de la adaptación televisiva de El señor de Ballantrae (1984). El soundtrack de la miniserie fue compuesto por el conocido compositor estadounidense de bandas sonoras Bruce Harold Broughton (1945). La recepción de la serie fue muy buena, y la crítica ensalzó la buena interpretación de los actores principales. A saber: Michael York como James Durie (Señor de Ballantrae), Richard Thomas como Henry Durie, Timothy Dalton como el coronel Francis Burke, Finola Hughes como Alison Graeme, John Gielgud como Lord Durrisdeer e Ian Richardson como el Sr. MacKellar.

Sin embargo, esta coproducción de Estados Unidos y Gran Bretaña no fue la única adaptación que se ha realizado de  la famosa novela de Robert Louis Stevenson, hubo otra de 1953 que, pese a contar con el famoso Errol Flynn en el papel protagonista como Señor de Ballantrae, fue un auténtico fracaso en el momento de su estreno. 

Como mis lectores imaginan, he elegido la Suite Orquestal de El Señor de Ballantrae para acompañar la reseña de hoy, no sólo por pertenecer a la adaptación que más me gusta de la novela homónima de Robert Louis Stevenson, sino porque el espíritu de la pieza es acorde con el carácter de la narración.


Lo que Undine opina del libro


<Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano.> Proverbio indio


Decía  el novelista, poeta e historiador sir Walter Scott (1771-1832), que se debía mirar hacia atrás para reírse de los peligros pasados, un aforismo que puede interpretarse con un doble sentido, y que él, como escocés, debía comprender muy bien. De hecho, la trayectoria de Escocia es conocida por sus andanzas guerreras en pro de la liberación del poder inglés. 

Carlos Eduardo Estuardo, retratado por Allan Ramsay (1845)
Fuente: Wikipedia

Pongamos por ejemplo el levantamiento jacobita de 1745, liderado por Carlos Eduardo Estuardo (1720-1788) –también conocido como Bonnie Prince Charlie o El Pretendiente–, cuya relevancia fue tal, que está considerado el alzamiento de mayor impacto sobre la política británica en favor de los Estuardo, y en detrimento de los Hannover, hasta a ese momento. 

Los acontecimientos sucedieron así: el 23 de julio de 1745, Carlos llegó a la costa británica con la intención de dirigir una importante expedición que diera el trono a su padre (Jacobo Francisco Eduardo Estuardo). De inmediato, inició un ataque que le llevaría a alzarse con el poder en un corto espacio de tiempo sobre las zonas rurales de Escocia e, incluso, sobre la ciudad de Edimburgo, que ya estaba en sus manos en otoño de ese mismo año. Para ello, contó con el apoyo de las célebres tropas escocesas de los highlanders. Y, pese a que sus fuerzas militares eran menos disciplinadas y experimentadas que las inglesas, el aristócrata escocés pudo avanzar hacia el sur muy rápido, arrebatando a los súbditos de Jorge II de Gran Bretaña lugares como Carlisle o Mánchester, adentrándose, incluso, en Derbyshire y acercándose peligrosamente a Londres.

Con todo y con ello, Bonnie Prince Charlie no tuvo en cuenta que la casa de Hannover aún tenía a su favor el patrocinio de muchos señores importantes del país y, por otro lado, las fuerzas navales que le fueron prometidas por Luis XV de Francia no pudieron acudir en su auxilio. Estas dos circunstancias, unidas a la poca destreza como estratega mostrada por Carlos en el campo de batalla, concluyeron en la manifiesta y definitiva derrota de los jacobitas a manos de las tropas reales, acontecida el 16 de abril de 1746, durante la mítica Batalla de Culloden, que se desarrolló en las afueras de la localidad de Inverness.

Grossomodo, este es el marco histórico en que se inicia El señor de Ballantrae, novela firmada por Robert Louis Steventon, que es la obra protagonista de la reseña de hoy. Mi edición pertenece a Ediciones Akal, y cuenta con la traducción e interesantes notas de Fernando Velasco Garrido.

El señor de Ballantrae comienza así:

<A sir Percy Florence y Lady Shelley

He aquí un relato que se prolonga muchos años y que recorre muchos países. Por una peculiar disposición de las circunstancias el escritor lo comenzó, lo continuó y lo concluyó en escenarios diversos y distantes; sobre todo permaneció mucho tiempo en el mar. El carácter y la fortuna de los fraternales enemigos, el salón y el soto de Durrisdeer, el problema de la llaneza de Mackellar y de cómo darle forma para superiores empeños, fueron su compañía en cubierta en muchos puertos en los que se reflejaban las estrellas, ocuparon su mente con asiduidad al son de las sacudidas del trapo, y fueron dejados a un lado (de la más repentina manera) al aproximarse las tormentas. Es mi deseo que estos sus escenarios de elaboración puedan en alguna medida lograr para mi historia aceptación entre marinos y amantes del mar como vosotros. (...) R. L. Steventon>


El señor de Ballantrae narra la historia de James y Henry Durie, dos hermanos pertenecientes a una familia noble escocesa, cuyo destino se ve marcado por el Levantamiento Jacobita. De muy distinto carácter y posición dentro del núcleo familiar y su entorno social –James es el mayor y el heredero del apellido, Henry, al ser el menor, queda a disposición de su padre y es menos valorado en general–, los dos jóvenes se muestran favorables al príncipe Charles. Sin embargo, en previsión de no perderlo todo en caso de ganar la contienda el ejército del actual monarca en el trono, el padre de los Durie decide que cada uno de sus hijos pelee en un bando diferente. Y como ambos quieren luchar del lado del pretendiente escocés, celebran un sorteo a cara o cruz en el que sale vencedor James, que es el Señor de Ballantrae.

Así las cosas, cuando finaliza la batalla de Culloden, con tremendas pérdidas humanas del lado escocés, las noticias que llegan al hogar de los Durie anuncian el deceso de James. Por ese motivo, Henry se convierte en el heredero de los Durie en lugar de su hermano y, a instancias de su padre, se casa con Alison, la afligida prometida del Señor de Ballantrae.

Desde ese momento, todo se muestra desfavorable para Henry: sus vecinos lo consideran un traidor por no luchar del lado jacobita, y, además, él sabe que su padre y su esposa nunca dejarán de llorar a James, el favorito de todos ellos. Pero las cosas aún van a empeorar más, porque, al parecer, James no falleció en el combate y está a punto de regresar a Durrisdeer para vengarse de él.

1ª  Edición en el Reino Unido, Ed. Cassel
Fuente: Wikipedia

El señor de Ballantrae es una arrebatadora y oscura novela de aventuras, una historia llena de pasiones encontradas, que fue publicada por primera vez en 1889 con el título original de The Master of Ballantrae: A Winter's Tale, por la editorial londinense Cassel. Poco se sabe del manuscrito original, ya que, como muchas obras de Robert Louis Stevenson, éste se perdió a comienzos del siglo XX, cuando los herederos del escritor escocés los vendieron durante la Primera Guerra Mundial.

Con todo y con ello, existen diferentes ediciones del texto de Stevenson que se publicaron en vida del autor. La primera de ellas comienza haciendo balance de las andanzas del señor de Ballantrae; para la segunda, que se conoce como la Edición de Edimburgo, Stevenson añadió un prefacio en el que fingía haber recibido el manuscrito de un conocido; y hay una tercera versión del texto, denominada “Edición Artística”, que incluye un prefacio y una nota editorial. Y, si no me equivoco, ésta sería la de mi ejemplar.

Sea como sea, El señor de Ballantrae posee todos los ingredientes característicos de una típica novela de aventuras: duelos de honor, viajes terrestres y allende los mares, batallas marítimas, terroríficos piratas, tesoros escondidos, paisajes exóticos y salvajes nativos. Sin embargo, según asegura la crítica especializada, que habla de El Señor de Ballantrae como una de las mejores obras de madurez de Stevenson, esta obra traspasa la barrera del género de aventuras para adentrarse en la esfera filosófica.

Una vez más, tras el éxito de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (1886), el escritor volvió a adentrarse en las complejidades de la dualidad de la naturaleza humana, y en la lucha infatigable entre el bien y el mal. En el caso que nos ocupa, estos dos equipos opuestos están representados por los hermanos Durie. Y, aunque al comienzo de la obra el lector pueda decantarse favorablemente del lado de Henry –su carácter y posición ante la vida hacen de él un personaje amable–, según va avanzando la historia la cosa se complica: el hermano supuestamente bueno se va tornado sombrío, influido por la actitud vengativa y siniestra de su hermano mayor.

Un incidente en la rebelión de 1745, David Morier (1750, F. Colección Real))
Fuente: Wikipedia

Otro de los puntos destacables de El señor de Ballantrae es su estructura narrativa. La historia es narrada principalmente por Ephraim Mackellar que, como administrador de la finca de la familia Durie y amigo íntimo de Henry, es un testigo privilegiado de los acontecimientos que se cuentan. Sin embargo, como las aventuras de James tras la derrota en Culloden transcurren lejos del hogar, llevándole a Francia, América e, incluso, a la India, dichos capítulos se narran de manera epistolar, gracias a las cartas enviadas a los Durie por el coronel Francis Burke, el compañero de fatigas de el Señor de Ballantrae.

Oscura, original y con un ambicioso desarrollo, desde mi punto de vista, no redondo, todos los personajes que protagonizan esta historia son fascinantes, y representan arquetipos de las debilidades humanas. 

Así lo demuestra el padre de James y Henry, el dúo protagonista, un venerable aristócrata escocés que favorece a su hijo mayor en detrimento del pequeño, y del mismo modo podemos verlo en la figura de Ellen, la prometida de el Señor de Ballantrae que, finalmente, contrae matrimonio con Henry; ambos personajes comparten la misma ceguera causada por el amor incondicional hacia James. Y si mis lectores me permiten un paralelismo con el mundo cinematográfico, es inevitable no evocar la actuación de Anthony Hopkins y Julia Ormond en el film Leyendas de Pasión, película en la que subyace otra rivalidad fraternal, protagonizada por Brad Pitt y Aidan Quinn…

Sea como sea, desde mi perspectiva, la única figura de esta historia que se mantiene objetiva, pese a su fidelidad hacia Henry, es Mackellar, que ejerce de cronista y brujula moral de la narración. Y el resto de personajes secundarios, entre humildes súbditos escoceses, piratas, soldados a sueldo o sirvientes leales a uno u otro señor, también representan clichés de las diferentes y poco fiables conductas humanas.

La isla del tesoro, ed. Charles Scribner's Sons, 1911
Fuente: Wikipedia

En cuanto a la ambientación y el desarrollo de la historia, ésta sufre diferentes saltos narrativos, tanto temporales como en el espacio, sin perder el objetivo principal, que se refiere a la caída en desgracia de la familia Durie. 

En este sentido, debo reconocer que la parte que más me ha convencido es la que transcurre en Escocia. En ella, tanto la trama que alude a la venganza de James, como los hechos que se refieren al contexto sociopolítico escocés me resultaron creíbles, emocionantes y muy interesantes. De hecho, el motivo de los hermanos que luchan en un bando diferente elegido por Stevenson denota el conocimiento de éste sobre la historia de su nación, ya que fue una práctica habitual de los clanes escoceses durante el Levantamiento Jacobita: las familias dividían sus esfuerzos de guerra para no perder el favor del vencedor. Por otro lado, la construcción de la rivalidad entre los hermanos Durie y los sucesos que los enfrentan a lo largo de la novela, están tan bien cimentados que captaron toda mi atención. Por ese motivo, me hubiera gustado que no cambiara de escenario la acción.

Sin embargo, cuando la historia se traslada paulatinamente a los diferentes lugares que completan los hechos (América, los mares, la India…), la historia se torna, en mi opinión, menos creíble y un tanto "inocente", decayendo estilísticamente el nivel del relato. Especialmente si se compara la obra con otras novelas del mismo calibre del autor. Sirva de ejemplo su célebre historia La isla del tesoro (1883).

Pese a ello, sólo por el fondo conceptual de El señor de Ballantrae merece la pena leer esta novela, una historia que, además de haberse comparado con ciertos aspectos de la novela protagonizada por Jekyll y Hyde, la crítica especializada también ha descubierto en ella determinados paralelismos con otras obras de relevancia literaria. Me refiero, por ejemplo, a Cumbres Borrascosas de Emily Brönte, cuyo personaje principal, el oscuro y apasionado Heathcliff, ha sido equiparado con el Señor de Ballantrae. Y del mismo modo ocurre con el Satán del Paraíso Perdido de Milton, o el Lovelace de la novela Clarissa de Samuel Richardson: ambos villanos comparten el carácter que Stevenson otorga a su James Durie, un personaje atractivo a la par que malvado, con habilidades “mágicamente” controladoras sobre sus allegados.

Y hasta aquí llegan mis impresiones sobre El señor de Ballantrae, una obra que marida el romance histórico, la aventura y los viajes peligrosos, adoptando la forma de cuento siniestro con tintes góticos. En definitiva, sumergirme en esta obra ha sido una experiencia cautivadora que, como se espera de una lectura realizada en las noches que preceden al solsticio de invierno, subyuga e invita mágicamente a soñar.


<La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.> Walter Scott (1771-1832)


Undine von Reinecke ♪


*Con esta reseña completo el reto Todos los Clásicos Grandes y Pequeños-Versión Libre 2025👈, creado por el blog literario Las Inquilinas de Netherfield.


El autor por la Editorial

Fuente: Ediciones Akal
Robert L. Stevenson (Edimburgo, Escocia, 13 de noviembre de 1850-Vailima, cerca de Apia, isla de Upolu, Samoa, 3 de diciembre de 1894) fue un novelista, cuentista, poeta y ensayista británico. Su legado es una vasta obra que incluye crónicas de viaje, colecciones de relatos y novelas de aventuras e históricas, así como lírica y ensayos tan curiosos como Apología del ocio (1876) o Moral laica (1897). Se lo conoce principalmente por ser el autor de algunas de las historias fantásticas y de aventuras más clásicas de la literatura como La isla del tesoro, la novela de aventuras Secuestrado, la novela histórica en la tradición del también escocés Walter Scott (La flecha negra, El señor de Ballantrae) y la popular novela de horror El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, dedicada al tema de los fenómenos de la personalidad escindida y que puede ser clasificada como novela psicológica de horror. Varias de sus novelas y cuentos continúan siendo populares y algunos de estos han sido adaptados más de una vez al cine y a la televisión, principalmente del siglo xx. Fue importante también su obra ensayística, breve pero decisiva en lo que se refiere a la estructura de la moderna novela de peripecias.


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