RESEÑA: CUENTO DE NAVIDAD, CHARLES DICKENS

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Nocturna Ediciones

Colección: Noches Blancas, n.° 33

Traductor: Miguel Ángel Pérez Pérez

Ilustrador: Quentin Blake

Fecha de publicación: Noviembre 2017

Encuadernación: Cartoné con sobrecubierta

Páginas: 184

ISBN: 978-84-16858-28-6

Precio: 19,95 €


Sinopsis de la Editorial

Ebenezer Scrooge es un viejo agrio, avaro y cruel que no cree en la generosidad, el buen humor y el cariño, sólo en los negocios y el dinero. Pero todo cambia cuando una noche, la víspera de Navidad, recibe la visita de un espectro conocido y los espíritus de las Navidades pasadas, presentes y futuras…


Propuesta musical para este libro

Stille Nacht (Silent Night) / Members of the Berliner Philharmoniker

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Berliner Philharmoniker

La obra que el lector está escuchando es una adaptación para orquesta de cuerdas y arpa del famoso villancico popular Silent Night (Noche de Paz). La melodía de la pieza fue compuesta en 1818 por el compositor, maestro de escuela y organista de iglesia austriaco Franz Xaver Gruber (1787-1863), y la letra pertenece a su compatriota Josephus Franciscus Mohr (1792-1848), que fue un escritor y sacerdote católico. Este famoso villancico se hizo popular desde el primer momento, alcanzando la fama internacional, y utilizándose de manera recurrente en bandas sonoras cinematográficas y grabaciones de todo tipo. Tal es su prestigio, que en 2011 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.

He elegido Noche de paz para acompañar la reseña de hoy, porque su popularidad y emotividad es similar a la que goza Cuento de Navidad (Canción de Navidad) de Charles Dickens. Por otro lado, el villancico se escuchaba frecuentemente en 1843, que fue el año en que se publicó el famoso cuento navideño dickensiano.


Lo que Undine opina del libro


Fuente: Undine von Reinecke

Hoy, 19 de diciembre de 2025, llego a Victoria Station, también conocida como London Victoria, que es la meta de mi reto literario La vuelta al mundo en doce libros 2025-Tributo al tren. Me apeo del tren para ver un Londres vestido de fiesta para celebrar en pocos días la Navidad.

La Estación Victoria debe su nombre a la cercana Victoria Street (calle Victoria), ubicada en la zona de Belgravia, dentro del distrito de la ciudad de Westminster. Administrada por la compañía Network Rail, esta famosísima terminal es la segunda más frecuentada del Reino Unido, tras la de Waterloo, y forma parte de la Brighton Mine Line. Dicha línea ferroviaria une Londres con Brighton, recorriendo en su camino algunos de los lugares más interesantes del sur de Inglaterra. Del mismo modo, la estación conecta también con el aeropuerto de Gatwick, cuenta con la terminal de autobuses Victoria Coach Station, que es un estupendo ejemplo artístico del Art decó, y, además, está situada junto a la parada de metro Londres Victoria. Todo esto la convierte en un punto neurálgico de la ciudad.

La historia de Victoria Station se remonta a 1850. Por aquel entonces, Londres contaba con tres estaciones, London Bridge, Bricklayers Arms y Waterloo, que unían la capital inglesa con la zona sureña de Inglaterra. Estas terminales eran logísticamente poco funcionales, ya que el Támesis dificultaba la llegada de los trenes procedentes del sur. Por ese motivo, las compañías London Brighton and South Coast Railway y London Chatham and Dover Railway, decidieron construir el puente de Grosvenor sobre el Támesis y una estación mejor situada en un punto estratégico de la urbe. 

La Estación Victoria se pensó como dos apeaderos en uno, por lo que siempre se ha visto como dos estaciones independientes, y cada uno de ellos daba servicio a una de las compañías ferroviarias que la habían construído. Estos fueron diseñados por Robert Jacomb Hood, cuya obra concluyó en 1860, bajo encargo de la London Chatham and Dover Railway; y por Sir John Fowler, que era el ingeniero de la London Brighton and South Coast Railway, inaugurando su edificio en 1862. Ambos profesionales pensaron sus respectivos proyectos desde el punto de vista funcional, usando en el diseño de sendas construcciones estructuras de hierro y cubiertas de vidrio sobre las vías, difiriendo así de las típicas bóvedas de cañón acristaladas, que hasta ese momento primaban en las estaciones decimonónicas.

Plano de la estación Victoria tal como era en 1888.
 El lado 'Chatham' se reconstruyó en 1906 y el lado 'Brighton'
entre 1898 y 1908. (Fuente: Wikipedia)

Victoria Station se hizo muy popular nada más inaugurarse, ya que su fácil acceso y la cercanía al gran hotel Grosvenor, que contaba con trescientas habitaciones, la hacía útil para los viajeros. Por otro lado, a nivel turístico, la estación se encontraba cercana a muchos lugares históricamente importantes de Londres; un ejemplo es el palacio de Buckingham que, en aquellos días, ya era la residencia de la familia real. En ese sentido, Victoria Station recibiría a lo largo del tiempo a muchos monarcas y jefes de Estado que viajaban a Londres por algún asunto oficial.

Tanta era la fama y el uso de este apeadero que, en 1862, los retrasos en el servicio estuvieron a la orden del día debido al flujo de trenes. Por ese motivo, se hizo necesario realizar diferentes ampliaciones y reformas. Esa sería la constante a lo largo de su historia, y las frecuentes renovaciones que ha venido teniendo, con el fin de ajustarse a las necesidades de cada época, la han mantenido como una estación ferroviaria puntera. Así ocurrió durante las dos guerras mundiales, pues sus servicios fueron fundamentales para el transporte del ejército y acogida de los soldados que regresaban del frente.

En la actualidad, Victoria Station sigue siendo tan célebre e importante como soñaron sus constructores. Es también un punto estratégico que la hace ideal para emprender desde sus puertas un tour turístico por toda la ciudad. Algo nada desdeñable, ya que todo el mundo sabe que Londres es en estos días de diciembre uno de los destinos más mágicos para disfrutar la Navidad. 

Boceto de Dickens en 1842 durante su gira americana.
Fuente: Wikipedia

Y a propósito de Londres, ¿no dijo Dickens de ella que era “su linterna mágica”, su fuente de inspiración?

Así lo demostró en Cuento de Navidad, también conocida como Canción de Navidad, la novela breve protagonista de hoy. Mi edición pertenece a Nocturna Ediciones, y fue publicada en 2017, con la traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez e ilustraciones de Quentin Blake.

Cuento de Navidad comienza así:

<Para empezar, Marley estaba muerto; de eso no cabe la menor duda. El certificado de su entierro lo habían firmado el clérigo, el oficial de la sacristía, el director de pompas fúnebres y quien presidía el duelo. Scrooge lo firmó, y el nombre de Scrooge contaba mucho en el Royal Exchange para todo lo que él quisiera. El bueno de Marley estaba más muerto que el clavo de una puerta.>


Cuento de Navidad narra la historia de Ebenezer Scrooge, un hombre acaudalado, avaro y nada compasivo, que regenta un negocio próspero en la City londinense. Tan tacaño y egoísta es, que tiene trabajando en muy malas condiciones a Bob Cratchit, un humilde padre de familia, al que trata con despotismo y severidad. 

Hasta que un día, justo la jornada antes de Navidad, después de haber rechazado la invitación a cenar de su único sobrino, y haber evitado la horrible costumbre de dar limosna a los pobres por Navidad, Scrooge regresa a casa donde le espera una terrorífica sorpresa. Se trata de la visita del espíritu de Marley, su antiguo socio, que se presenta ante él para anticipar la visita de tres fantasmas, que tienen como misión mostrarle cuál será su nefasto destino si no se decide a cambiar. De este modo, atemorizado, y no sabiendo si está soñando o es realidad, Scrooge decide acostarse por lo que pueda pasar. 

Así las cosas, el avaro va recibiendo paulatinamente las visitas de los fantasmas de las Navidades pasadas, el de las Navidades presentes y el de las Navidades futuras, a cada cual más espectral. ¿Qué destino le espera a Ebenezer Scrooge cuando amanezca la mañana de Navidad?

Portada de la 1a edición , Chapman & Hall, 1843

Cuento de Navidad es un emotivo, divertido y precioso relato navideño, una novela corta que fue publicada por primera vez el 19 de diciembre de 1843, con el título original de A Christmas Carol, y corrió a cargo de la editorial londinense Chapman & Hall, que la puso en las librerías con las preciosas ilustraciones de John Leech (1817-1864).

Al parecer, según fuentes académicas, la recepción de la obra fue estupenda, la primera edición se agotó en el día de Nochebuena, y tanto el público como la crítica se mostraron entusiasmados. De hecho, fueron muchos los artículos que se mostraron a su favor. Sirva de ejemplo el publicado en la revista Fraser's Magazine por el novelista William Makepeace Thackeray, una de las plumas más mordaces de su tiempo, en el que describió Cuento de Navidad como “un tesoro nacional, como una bendición para cualquier hombre o mujer que la leyera”.

Con ese importante espíritu ha llegado a nuestros días, siendo uno de los relatos de todos los tiempos más aclamados a nivel universal. Y no es para menos, porque su carácter humanamente constructivo y moral, hacen de esta historia navideña un ejemplo de narrativa social de calidad. 

Ingeniosa a raudales, hilarante por momentos, y narrativamente original y potente, la mirada crítica de Dickens vertida sobre sus coetáneos victorianos, una sociedad enfrascada en el fragor mercenario de la industrialización, impactó de tal manera en el corazón de los británicos, que su mensaje solidario y humanitario germinó.

Por aquel entonces, los ingleses andaban ocupados revisando las tradiciones navideñas de otros tiempos, y el cuento de Dickens se instauró como una costumbre entrañable en las celebraciones anuales del solticio invernal, junto con los villancicos, las tarjetas de felicitación y el árbol de Navidad. 

 El fantasma de Marley, ilustración de John Leech (1843)
Fuente: Wikipedia

Dicen los entendidos, que Charles Dickens se inspiró en las tristes experiencias de su propia infancia para escribir el relato. Me refiero a esos días de su niñez, cuando su padre estaba preso en la cárcel de deudores, y él tuvo que trabajar en una fábrica de betún para poder subsistir. No menos inspiradora fue su visita a Ragged School, uno de los establecimientos que se crearon en Londres para acoger a los muchos niños que, en aquel tiempo, vagaban por las calles de Londres; la ciudad sucumbía ante la máquina del progreso, y los más desprotegidos se doblegaban a sus pies. 

Más pintorescas y amables fueron las fuentes literarias de las que Dickens bebió. Las escenas navideñas creadas por autores como el norteamericano Washington Irving (1783-1859) o el dramaturgo inglés Douglas Jerrold (1803-1857), fueron tomadas por Dickens para dibujar sus propios sketches. Familias inglesas reunidas en torno a la mesa, los bailes, las celebraciones humildes frente al hogar, los hornos de las panaderías abiertos a los guisos del vecindario, la recogida de aguinaldo para la caridad… Muchas de las estampas que se han quedado en el imaginario navideño victoriano y que han llegado hasta el momento actual. De hecho, Dickens es considerado como el creador de nuestra manera de entender hoy en día la Navidad.

Y si el fondo del cuento es pintoresco, no menos lo es su estructura narrativa y los personajes que el autor incluyó en la trama. Con respecto a la primera, el novelista dividió el cuento en estrofas, y redactó la obra de manera episódica, contando la experiencias vividas por su protagonista Ebenezer Scrooge junto a los tres espectros de Navidad, quienes le mostrarán lo más oscuro de su personalidad. Algo así como una novela de aprendizaje instantáneo. Pasado, presente y futuro se reúnen en una noche, para que el protagonista recapacite y pueda cambiar.

Scrooge y Bob Cratchit (ilustración de la quinta estrofa, edición 1843)
Fuente: Wikipedia

Cuentan que Charles Dickens se inspiró en el nombre que vio en una lápida, Ebenezer Lennox Scroggie, para bautizar a su personaje principal, aunque leyó mal la descripción que en ella estaba escrita sobre su morador: “meal man” (“hombre de la harina”), pues el caballero había sido comerciante de maíz, que Dickens leyó erróneamente como“mean man” (“hombre egoísta”). También dicen, que las opiniones del avaro Scrooge podrían haberse basado en la visión pesimista sociopolítica de Thomas Malthus (1766-1834), un influyente economista, clérigo y erudito inglés, que ha pasado a la historia por su obra Ensayo sobre el principio de la población (1798).

Sea como sea, lo cierto es que Ebenezer Scrooge ha quedado en la memoria del tiempo como un representante arquetípico de la avaricia y la oscuridad, al contrario de lo que representan el resto de figuras que habitan en las páginas de Cuento de Navidad, seres de ficción muy similares a los del mundo real, que guardan en su interior la llama luminosa de la Navidad. Entre ellos sobresalen Fred, el generoso y afable sobrino del protagonista, y la familia de Bob Cratchit, el empleado de Scrooge, cuyo pequeño hijo Tim, año tras año, desde 1843, hace latir el corazón del entregado lector.

Y hasta ahí llegan mis impresiones sobre Cuento de Navidad, la obra que escribió Charles Dickens para mostrar al mundo cómo era la hipócrita actitud victoriana al llegar la Navidad, y que, hoy por hoy, su mensaje sigue vigente para aplicar sobre nuestra maltrecha sociedad. Podría seguir describiendo esta obra como un ejemplo magnífico de la habilidad dickensiana para abordar temas delicados con sensibilidad y buen humor, o tal vez mencionar la destreza del escritor para manejar el lenguaje, de la que hace gala astutamente en el cuento, o, quizá, terminar hablando de la pericia artística que demuestra Dickens para dibujar y cambiar de atmósferas, al mismo tiempo que muta el carácter de la narración...

En definitiva, una obra soberbia que no sólo muestra las virtudes literarias dickensianas, también resalta su capacidad para ahondar en los claroscuros del corazón, durante todo el año, y especialmente al llegar la Navidad. 


<Y en palabras del pequeño Tim:¡Que Dios nos bendiga a todos!> Charles Dickens


Undine von Reinecke ♪


Ha sido un placer finalizar junto a Charles Dickens el viaje literario La vuelta al munto 2025-Tributo al tren. Como cada año, entre las personas que se unieron a mí en el mes de enero, he rea lizado un sorteo literario navideño. En esta ocasión, las personas afortunadas han sido @Intireads y MH, del blog amigo Las inquilinas de Netherfield. Queridas compañeras de aventura, recibiréis vuestros presentes navideños según se acerque el 6 de enero, día de Reyes.

👉Por último, queridos lectores, estad muy atentos, porque, próximamente, como cada año, anunciaré la edición 2026 de La vuelta al mundo en doce libros.


El autor por la Editorial

Fuente: Nocturna Ediciones

Charles Dickens

Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812. Tras una dura infancia marcada por la pobreza, lo que a los doce años le llevó a trabajar en una fábrica de betún para zapatos, en 1827 comenzó a ejercer de pasante en un bufete de abogados. Siete años después, el Morning Chronicle lo contrató como periodista político. Estas dos experiencias le servirían para, en 1836, publicar sus dos primeros libros: Esbozos, una recopilación de artículos, y la novela Los papeles póstumos del club Pickwick.

Algunas de sus obras son Oliver Twist (1837-1839), Nicholas Nickleby (1838-1839; Nocturna, 2016), La tienda de antigüedades (1840-1841; Nocturna, 2017), Notas de América (1842) —donde defendía la abolición de la esclavitud—, Cuento de Navidad (1843; Nocturna, 2017), David Copperfield (1849-1850), Historia de dos ciudades (1859) y Grandes esperanzas (1860-1861).

Murió en 1870 y en su funeral se distribuyó un epitafio impreso que rezaba: «Fue un simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido, y con su muerte el mundo ha perdido a uno de los mejores escritores ingleses».


El ilustrador por la Editorial

Fuente: Nocturna Ediciones
Quentin Blake

Quentin Blake nació en el condado de Kent en 1932 y en 1956 se licenció en Literatura Inglesa por el Downing College de Cambridge. Con su trayectoria literaria, que supera los trescientos libros, se ha convertido en uno de los principales ilustradores británicos de literatura infantil y juvenil, responsable de poner cara a los personajes de Roald Dahl, Joan Aiken y una larga lista que le ha hecho merecedor de premios tan importantes como el Hans 


Comentarios

  1. Buenos días, amiga Undine.
    Qué maravilloso fin de viaje. Cuento de Navidad es un libro que me regalaron cuando tenía unos siete u ocho años. Intenté leerlo, pero fue tarea imposible. Lógicamente, años después empecé a leer a Dickens, pero este libro estaba gafado en mi imaginario. ¿A quién se le ocurre regalar semejante historia a una niña tan... niña? Rompí el maleficio hace tan solo cuatro años gracias a El Tintero de oro. Y me fascinó. Creo que es una de las mejores lecturas que he hecho en mi vida. Puede que celebre este año la Nochebuena volviendo a publicar la reseña que hice en su día cosa que me viene genial porque ando fatal de tiempo.
    Me ha encantado tu post, tanto la historia de la estación Victoria como las cosas que cuentas de la novela, muchas de las cuales desconocía.
    Un beso.

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  2. Querida Undine:
    Me da mucha pena que se haya terminado este viaje. Ha sido super emocionante con las estaciones y sus historias. Y además el broche de oro con un cuento tan increíble como es esta canción de Navidad.
    Yo tengo una edición que tiene cuatro cuentos, creo que te la vi a ti también pero ninguno de los otros es tan especial.
    Cada vez que alguien dice eso de que la Navidad la ha inventado el Corte Inglés yo replico que fue Dickens. Algunos no lo entienden.
    Seguro que el año que viene nos traes otra propuesta igual de atractiva.
    Enhorabuena por el trabajo
    Besotes y feliz fin de semana de casi Navidad.

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  3. Buenas tardes Undine, ¡Que edición tan bonita!. Yo leí Cuento de Navidad de adolescente junto con El grillo del hogar y las dos me encantaron. Hace años que no la releo tal vez porque he visto muchas adaptaciones y por unas cosas u otras no me apetece tanto, aunque estoy segura que en algún momento volveré a él...Muy interesante tu reseña. Un abrazo.

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