RESEÑA: LOS DÍAS DE BIRMANIA, GEORGE ORWELL

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Debolsillo

Grupo Editorial: Penguin Random House

Traducción: Manuel Piñon García

P. V. P. : 9,95 € (edición de papel); 6,64 € (eBook); 16,99 € (audiolibro)


Sinopsis de la editorial

El protagonista de Los días de Birmania, el señor Flory, es el representante de una empresa maderera relegado a una remota provincia. Su apertura de miras hacia los nativos lo acerca al doctor Veraswami, quien tras caer en desgracia ante U Po Kyin, el poderoso y corrupto submagistrado local, necesita su patrocinio para formar parte del club social de Kyauktada, hasta ahora un reducto de los blancos. Por otra parte, la llegada de Elizabeth Lackersteen, una joven encantadora y caprichosa, provocará casi literalmente un terremoto en la pequeña comunidad.

La presente edición, avalada por The Orwell Foundation, sigue fielmente el texto definitivo de las obras completas del autor, fijado por el profesor Peter Davison.


Propuesta musical para el libro

Show Me the Way to Go Home, Irving King

La canción que el lector está escuchando se titula Show Me the Way to Go Home, un éxito musical de 1925, que fue compuesta por los ingleses Jimmy Campbell y Reg Connelly, que eran conocidos con el seudónimo de «Irving King». Según parece, el tema tuvo su origen en un viaje que estos realizaron en tren. Los compositores,  cansados del trayecto y bajo los efectos del alcohol, escribieron esta canción, que se convirtió rápidamente en un éxito, vendiendo dos millones de copias. Show Me the Way to Go Home fue grabada por varios artistas y bandas, como Hal Swain's New Princes' Toronto Band, Ella Shields, o The Happiness Boys. A estos últimos artistas corresponde la grabación que he elegido para la publicación de hoy.

Show Me the Way to Go Home fue un tema musical tan famoso, que muchos escritores se refirieron a él en sus obras literarias. En 1955, Tennesse Williams hizo que su protagonista lo cantara hacia el final de La gata sobre el tejado de Zinc. Años antes, concretamente en 1934, George Orwell eligió esta misma canción para que una pareja joven la bailara en bucle en su novela Los días de Birmania. Y sobre ésta última os voy a hablar hoy.


Lo que Undine opina del libro


<La historia del mundo es la suma de aquello que hubiera sido evitable.> Bertrand Russell (1872-1970)


Hoy, 17 de mayo de 2023, llego a la India gracias a mi iniciativa literaria La vuelta al mundo en doce libros que, por tercer año consecutivo, me ha llevado a seguir los pasos de Phileas Fogg. En pasada ediciones del reto, pude disfrutar de la historia y la cultura de esta inspiradora tierra, por obra y gracia de dos escritores muy distintos, el indio Rabindranath Tagore y el francés Pierre Lotti, que, con sus respectivas obras,  El cartero del rey 👈y La India sin los ingleses 👈, me ofrecieron la oportunidad de sumergirme en los misterios de este país, para brindar una mirada al que fue el paraíso de aquellos que tenían la llave del mundo colonial. Si en mi primera experiencia hice un descanso en la ciudad de Bombay, mi segundo periplo me llevó hasta Calcuta. En esta ocasión, mi intención es visitar un monumento tan celebrado y emblemático como es el Taj Mahal, antes de seguir camino hacia Birmania, donde espero conocer más acerca del Raj Británico.

El Taj Mahal (Fuente: Wikipedia)

El Taj Mahal es un imponente monumento funerario, que fue edificado entre los años 1632 y 1654 en la ciudad de Agra, una localidad situada a orillas del río Yamuna, en el estado de Uttar Pradesh. El magnífico edificio fue mandado construir por Sha Jahan, que era emperador de la India, aunque pertenecía a la V dinastía mogol, y gobernó el país asiático hasta 1658, momento en el que su hijo Aurangzeb lo derrocó y lo encerró en la fortaleza de Agra. Como quiera que sea, el monarca quiso dedicar el Taj Mahal a la memoria de su cuarta esposa y favorita, la malograda Arjumand Banu Begum, también conocida como Mumtaz Mahal (significa la elegida de Palacio), que murió dando a luz a su decimocuarto hijo. Dicen las crónicas de la época, que el emperador quedó prendado de su belleza desde el primer instante en que la vio, y que jamás mujer alguna causó en él tanta admiración y amor. Tras el fallecimiento de su adorada compañera en 1631, Sha Jahan cayó en una profunda tristeza, que le indujo a vestir de luto y a apartarse de la vida pública durante todo un año. 

Mumtaz Mahal (Fuente: Wikipedia)

Pese a que Mumtaz Mahal fue enterrada en primera instancia en Burhanpur, el lugar donde falleció, su marido no tardó mucho en exhumar sus restos, para trasladarlos hasta Agra en un ataúd de oro, depositándolos momentáneamente en un pequeño palacio. Desde ese momento, Sha Jahan comenzó a planificar la que sería una de sus más famosas iniciativas arquitectónicas, que comenzaría a erigirse en 1632. 

El Taj Mahal está considerado como uno de los edificios más bellos del mundo, y su magnífica imagen combina de manera ecléctica diferentes estéticas arquitectónicas, que nos hablan de la cultura islámica, la turca, la persa, la india y, por supuesto, la mogol. Tal es su carácter, eminente romántico, que su imagen fue asemejada por el poeta indio Rabindranath Tagore a una lágrima en la mejilla del tiempo. Y su leyenda se incrementa si tenemos presente cuál fue el triste destino de su promotor. Ya que, el emperador finalizó sus días contemplando el lugar donde reposaba su amada desde la fortaleza de Agra, tras haber sido depuesto y encarcelado por Aurangzeb, el hijo de ambos. Y hoy, Sha Jahan descansa junto a su esposa, en una tumba simétrica a la de ella, que el pérfido vástago mandó construir para él.

Destino preferido de turistas, el Taj Mahal fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1983, y en 2007 fue proclamado como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno. Lástima que la belleza de sus jardines no haya llegado del todo hasta nosotros como se pensó en origen. Cuando los ingleses se apoderaron del lugar finalizando el siglo XIX, quisieron imponer allí su criterio de belleza, y realizaron las reformas pertinentes para que se asemejara a un jardín de gusto londinense. Afortunadamente, tan sólo eliminaron algunos árboles para ensanchar el jardín, sin romper el diseño que seguía la estética persa del Paraíso. No obstante, su acción sobre el Taj Mahal ilustra lo que fue el paso del Raj Británico por el continente asiático.

Raj Británico en 1936 (Fuente: Wikipedia)

Que el Raj Británico sea un asunto controvertido, es una afirmación que muy posiblemente no sorprenda a nadie. Los conflictos socioeconómicos acontecidos en la India durante la estancia de los ingleses son notablemente conocidos. No obstante, para aquellos de mis lectores que aún no se hayan topado con el término Raj Británico, les diré que éste alude al régimen de gobierno colonial de la Corona británica sobre el subcontinente indio que tuvo lugar entre los años 1858 y 1947, periodo de tiempo en que ejercieron su hegemonía sobre los Estados que hoy conocemos como India, Pakistán, Bangladesh y Birmania, anexionándose cada uno de ellos paulatinamente.

Muchos intelectuales de la época fijaron su mirada en aquellas tierras, seducidos por las noticias que de allí llegaban. El mundo colonial era atractivo para los hijos de Gran Bretaña, porque ofrecía buenas colocaciones a quienes buscaban hacer fortuna, querían escapar de sus deudas o iban en busca de emociones fuertes. Quizás, el ejemplo más conocido en el que se explora el asunto sea Pasaje a la India, novela escrita por el genial E. M. Forster. Su historia está ubicada en la ciudad ficticia de Chandrapore (realmente era Bankipur, en Bengala), y se basa en las experiencias que el escritor atesoró durante los dos viajes que realizó a la India. La importancia de la obra, que fue galardonada en 1924 con el Premio James Tait Black Memorial en la categoría de mejor ficción, se debe a que hace referencia al movimiento independentista indio que tuvo lugar durante la década de 1920.

Foto del pasaporte que utilizó George Orwell durante
el tiempo que estuvo en Birmania (Fuente: Wikipedia)

Sin embargo, en 1934 hubo otro importante autor inglés que trató el mismo tema de manera implacable, ubicando su narración en tierras birmanas, y desde la perspectiva de un sujeto que pertenecía a la generación posterior. Estoy hablando de George Orwell (1903-1950), uno de los escritores más venerados por la esfera intelectual y, por supuesto, por el público lector. Novelista, ensayista, periodista, crítico literario, y autor de obras tan proféticas y reveladoras como las distopías Rebelión en la granja (1945) o 1984 (1949), la grandeza de su intelecto está por encima de prejuicios políticos, independientemente de la ideología que se tenga. George Orwell, cuyo nombre verdadero era Eric Arthur Blair, nació en la India, país donde su padre era administrador del ministerio del opio del gobierno colonial, aunque a la edad de dos años se trasladó junto a su madre y hermana a Inglaterra, donde residió hasta concluir sus estudios en Eton, una escuela de élite en la que hizo grandes contactos, que en el futuro le servirían para publicar, y promocionarse en el sector editorial. Sin embargo, la falta de dinero siempre fue una constante en su vida, su familia no podía costear lo que suponían unos estudios universitarios, y por ello, decidió abandonar Inglaterra, e ingresar en la Policía Imperial India de Birmania. Allí estuvo ejerciendo durante cinco años, regresando a Europa en 1927, donde vivió casi en la indigencia, trabajando en lo que podía, hasta labrarse una carrera como escritor. Pero esa es otra historia de la que hablaré en futuras publicaciones.

El odio que Orwell había acumulado hacia el imperialismo y el sistema colonial británico durante el tiempo que estuvo viviendo en Birmania fue inmenso. Quizá por ello, en sus primeras obras se dedicó a retratar las impresiones que le causaron los acontecimientos que allí contempló. Así nacieron sus ensayos Un ahorcamiento (1931), Matar un elefante (1936), y, por supuesto, su primera novela Los días de Birmania, que fue publicada en 1934, y que es la obra protagonista de la reseña de hoy.

Cubierta 1ª edición estadounidense (Wikipedia)

Los días de Birmania narra la historia de John Flory, un individuo inglés que en su juventud emigró al subcontinente indio para trabajar en una empresa maderera. Los años han pasado y, a sus treinta y cinco años ha conseguido ascender profesionalmente, hasta convertirse en el encargado de la explotación maderera en un lugar perdido de la selva birmana. En esa pequeña localidad residen otros ingleses como él, que forman una comunidad muy parecida a todas las diseminadas a lo largo y ancho del Raj Británico. Este grupo de individuos, algunos de ellos con esposa, son un colectivo limitado, compuesto por empresarios y empleados de las compañías inglesas coloniales, y algún que otro policía y militar de las fuerzas de seguridad británicas. Los meses pasan uno tras otro para John Flory, aburrido por el tedio de la vida en las colonias. Trabaja tres semanas en la selva y, los días de descanso, vuelve a Kyauktada, la localidad donde tiene su hogar, para emborracharse en el club, jugar partidos de tenis, o intentar contentar a sus criados y a su amante birmana. Sin embargo, la llegada a la población de una joven inglesa supone un motivo de esperanza para él, y, creyéndose enamorado de ella, hará todo lo posible para dar un giro a su insatisfactoria vida.

Los días de Birmania es una interesante y ácida novela, que fue publicada en 1934 con el título original de Burmese Days. La obra salió a mercado primeramente en los Estados Unidos, gracias a la editorial Harper & Brothers. Un año más tarde, el editor Victor Gollancz, conocido por sus publicaciones conflictivas, se atrevió a publicarla en Inglaterra, tras una comprobación exhaustiva de los posibles riesgos de contenido, que le pudieran acarrear una denuncia por difamación. Al parecer, Orwell había retratado con fidelidad tanto la ciudad birmana en la que ubicó su historia, como a muchos de los personajes que aparecían en ella, pese a que el autor cambió los nombres de sus alter egos. El resultado fue que, hubo quienes se dieron por aludidos. El escritor recibió quejas de algunas autoridades coloniales en Birmania, quejándose de la dureza con que Orwell había descrito la sociedad colonial. Años más tarde, en 1946, el escritor respondió a estas protestas en una carta, donde decía que quizá había cometido alguna inexactitud, pero que él tan sólo se había limitado a contar lo que había visto. Créanme mis lectores si les digo que su narración deja atónito a todo el que la lea, porque presenta una sociedad del todo corrupta, en la que birmanos e ingleses compiten en su depravación.

El gobernador británico Hubert Elvin Rance y Sao Shwe Thaik, primer presidente
 de la República, el 4 de enero de 1948, día de la independencia de Birmania
 (Wikipedia)

El autor, como dije anteriormente, había llegado a Birmania en 1922, y se quedó allí hasta 1927, un momento en el que los levantamientos de grupos nacionalistas estaban proliferando, y al Imperio le quedaban los días contados. Recordemos que Birmania fue completamente anexionada por los británicos para el Raj en 1885, y, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1948, el gobierno inglés reconoció la independencia del país. 

Birmania era un lugar muy rico, y las explotaciones de madera de teca enriquecieron las arcas inglesas, siendo los primeros exportadores del preciado material. Cuando Orwell llegó al delta del río Irrawaddy al comienzo de su carrera policial, de aquel lugar también salía la mitad del arroz que se consumía en el mundo entero. Imaginemos el tipo de individuos que se concentraban allí con tanta especulación …

Por otro lado, Orwell intentó reflejar con pericia toda la sociedad birmana del momento, que estaba compuesta, no sólo por los británicos y los nativos birmanos, sino también por inmigrantes chinos e indios. La atmósfera que plasmó fue más allá de lo que E. M. Forster ofreció en Pasaje a la India, porque en Los días de Birmania se nos muestra el lado más oscuro y retorcido del mundo colonial.

Lo que Orwell consiguió, desde mi perspectiva, fue poner en evidencia al sistema, una estructura de gobierno que anulaba la capacidad de los ciudadanos birmanos para evolucionar, y convertía a los ocupadores británicos en individuos mediocres y mezquinos, que se aprovechaban en todos los terrenos de su superioridad. Sin embargo, el escritor también retrató con el mismo reprobable carácter a un prototipo nativo. Me refiero a ese tipo de individuos corruptos que son el caldo de cultivo en las sociedades inmorales. 

De este modo, a través de una galería de personajes muy interesantes, Orwell mostró al mundo el tipo de vida que se disfrutaba en la Birmania colonial. Si mi memoria no me falla, Los días de Birmania es de los pocos libros en los que no he encontrado ningún personaje con el que simpatizar. Sin embargo, la novela me resultó tan interesante que en ningún momento tuve la intención de abandonar su lectura.

Club social británico en Mandalay, lugar donde sirvió Orwell (Wikipedia)

Qué duda cabe que Flory, el personaje central del relato, llama la atención por la “romántica” descripción que de él hace el escritor: joven idealista, con una fea mancha en su cara, que languidece su carácter, buen lector, enamorado de la heroína… Empero, sus contradicciones hacen que el lector, desde mi punto de vista, no termine de empatizar con él. En otro sentido, sus compatriotas son aún peores. Algunos son tremendamente racistas, otros vagos, pusilánimes o pervertidos, y el resto, oscilan en uno y otro sentido, sin ayudar en nada a mejorar la sociedad. Punto aparte merecen las damas que aparecen en la novela. Por un lado está Elizabeth Lackersteen, la joven que ocupa el corazón del protagonista, una muchacha huérfana, con más ínfulas de grandeza que dinero, que llega a Birmania con la intención de pescar marido; por el otro, está Mrs. Lackersteen, que es tía política de Elizabeth, y el prototipo de perfecta dama inglesa de las colonias, a quien no le queda más remedio que hacer de casamentera, para quitarse cuanto antes de encima a la chica, y poder ocuparse de un marido borracho y vicioso. 

Mujer Birmana década de 1920 (Wikipedia)

Esto en cuanto a la población inglesa que reside en Kyauktada, la ciudad ficticia en la que se ubica la historia, porque los nativos del lugar son un caso aparte, y tremendamente interesantes. Comenzamos con U Po Kyin, un magistrado corrupto que ha ascendido en la escala social gracias a sus malas artes; seguimos con Ko S'la, el mayordomo del protagonista, cuya fidelidad es proporcional a su distorsionada moral; no menos sugerente es Ma Hla Mayo, la joven amante de Mr. Flory, derrochadora, falsa y sin ningún sentido del bien y del mal, que ejerce de esclava sexual del protagonista, sólo por sentirse un poco más importante al resto de sus semejantes. A esta caterva de curiosas personalidades se une el doctor Veraswami, un hombre aparentemente superior al resto, que admira la civilización occidental, y sueña con que sus compatriotas aprendan de sus colonizadores. Sin embargo, su ecuánime intención no casa bien con el ambiente colonial. Él será el detonante para que estalle el conflicto en ese “estercolero” del mundo. 

No cabe duda, que en una trama en la que habita una pérfida intriga política -a la que hay que añadir un sufrido romance-, participan muchos más individuos. Y en Los días de Birmania estos puestos los ocupan algunos oficiales de guardia inglesa birmana, el siempre perenne pastor de la Iglesia de Inglaterra, y un par de euroasiáticos, hijos de sendos misioneros religiosos, que son el resultado de la hipocresía de aquella putrefacta sociedad.

Con estos ingredientes bien mezclados, George Orwell construyó una historia sólida, cruda y, pese a ello, arrebatadora, cuyo dinamismo y soberbia ambientación le dan un carácter altamente cinematográfico a la narración. Durante ésta, el lector es capaz de viajar al centro de la selva birmana para acompañar a los protagonistas en una cacería, o de sentir el aroma de las flores tropicales con las que se adornan los pasajes de esta ficción. Sin embargo, lo más importante de la novela es la importante información que se nos da, esa de la que vengo hablando a lo largo de la reseña, referente a la corrupción en la que se veía envuelto el Raj Británico, y el perfil que tenían los ciudadanos que vivían allí. En mi opinión, es difícil, si no imposible, sentir afinidad con los hechos que se detallan. 

En cuanto al estilo que George Orwell utiliza en esta su primera novela, es indudable que Los días de Birmania comparte muchos motivos de todo tipo con la novela de E. M. Forster, aunque también es cierto que su estética se asemeja a ciertos personajes de Joseph Conrad, o las ambientaciones de las novelas ubicadas en lugares exóticos de Somerset Maugham e, incluso, de Graham Greene. Según parece, el propio escritor aseguraba en su ensayo de 1946 Why I Write, que siempre quiso escribir inmensas obras de género naturalista, con finales poco felices, llenas de pasajes “oscuros”, en los que pudiera utilizar un lenguaje contundente. El escritor aseguraba que Los días de Birmania podría cumplir los requisitos.

Con todo y con ello, lo que fluye en Los días de Birmania es la eterna preocupación de George Orwell sobre la condición humana. Y eso, desde mi punto de vista, bien vale una inmersión.



<Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano.> George Orwell 



Undine von Reinecke ♪



👉Con esta reseña cumplo la premisa "libro con nombre propio y específico en el título", del reto Todos los Clásicos Grandes y Pequeños, que organiza el blog Las Inquilinas de Netherfield.


El autor por la Editorial

George Orwell (Motihari, India, 1903 - Londres, 1950), cuyo nombre real era Eric Blair, fue novelista, ensayista brillante y maestro de periodistas. Podría decirse que su breve vida resume los sueños y las pesadillas del mundo occidental en el siglo XX. Nació en la India británica en el seno de una familia de clase media, estudió con una beca en el exclusivo colegio de Eton, sirvió en la Policía Imperial en ultramar (Los días de Birmania, 1934), volvió a Europa, donde vivió a salto de mata (Sin blanca en París y Londres, 1933), regresó a la Inglaterra rural y empezó allí el ejercicio de la docencia (La hija del clérigo, 1935), escribió sobre la clase obrera inglesa y la explotación (Que no muera la aspidistra, 1936; El camino a Wigan Pier, 1937), recogió su experiencia de lucha contra el fascismo en la turbulenta Guerra Civil española (Homenaje a Cataluña, 1938), vislumbró en la convalecencia posterior el derrumbe del viejo mundo (Subir a por aire, 1939), colaboró con la BBC durante la Segunda Guerra Mundial, se consagró en el Tribune y el Observer como uno de los mejores prosistas en lengua inglesa (entre su vasta producción ensayística cabe destacar El león y el unicornio y otros ensayos, 1940), fabuló las perversiones del socialismo (Rebelión en la granja, 1945) y llegó a anticipar nuevos tipos de sociedad burocrática e hiperpolítica (1984, 1949). A pesar de su temprana muerte, se le sigue considerando la conciencia de una generación y una de las voces más lúcidas que se han alzado contra toda clase de totalitarismos.


Comentarios

  1. Hola, Undine. Me has dado a conocer una novela de la que nada sabía y que me atrae muchísimo. De Orwell sólo he leído Rebelión en la granja y Homenaje a Cataluña. 1984 siempre me ha producido cierto rechazo por ser una distopía, género al que no he sido muy aficionada, aunque últimamente he leído varias cosas que me han gustado y ya me estaba planteando pagar esta deuda con Orwell. La que anoto sin dudar es Los días de Birmania porque me atrae mucho. Me recuerda alguna novela de Graham Greene ambientada en África como El revés de la trama, que es magnífica.
    Enhorabuena por la genial narración que nos haces de la historia del Taj Mahal. Sabía que era un monumento funerario de homenaje a una mujer pero ignoraba los detalles que tú nos cuentas tan bien.
    Un beso.

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    1. Buenas tardes, Rosa.

      Lo cierto es que a mí tampoco me agradan las distopías. No obstante, al ser casi pioneras (digo "casi" porque hay algún caso anterior)las de Orwell es casi una obligación leerlas, ¿verdad?. En cuanto a Los días de Birmania, la historia es muy amena, la narración a mí me ha resultado trepidante, y el que no tiene desperdicio. Me encantará comentarla contigo cuando la leas. Espero que te resulte tan estupenda como a mí.

      Un beso, y mil gracias por tus amables palabras!!

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  2. Hola Undine, pues no la conocía y después de tu magnífica y completísima reseña, me la apunto.
    Un besazo

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    1. Buenas tardes, Nitocris.

      Esta novela es la obra más desconocida de Orwell. Muchos críticos opinan que ha sido injustamente tratada por el paso del tiempo. En mi opinión, sus escritos más comprometidos han hecho sombra esta buena novela. Una lástima.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  3. ¡Hola! Llevo mucho tiempo queriendo leer a George Orwell pero en mi caso seguramente tire por 1984 o Rebelión en la granja ya que tengo ambos libros en casa y siempre los voy posponiendo. Un besote :)

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    1. Buenas tardes, Marya.

      Es normal que quieras leer las obras de Orwell que tienes en casa. No obstante, si algún día te topas con Los días de Birmania quizá te gustara leerla. Es una historia muy particular.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  4. Querida Undine:
    Ya lo he fichado y está en la biblioteca. No he leído nada de Orwell y la verdad es que solo conocía sus obras más famosas.
    La historia del Taj sí que la conocía. Tuve una época que me interesaba mucho la India. Y menuda la que armaron allí los ingleses, para que luego digan de los españoles en América.
    Todas esas invasiones y ese tipo de colonialismo es igual de vergonzoso independientemente de quien lo haga. De la historia de Birmania ya voy bastante peor.
    Me parece una novela muy interesante, la que nos traes. Como todas las de este reto.
    Besos y feliz semana

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    1. Buenos días, Norah.
      Efectivamente, esta historia es muy interesante, porque el punto de vista de Orwell es el de un testigo del momento histórico. No creas que los birmanos nativos se iban de rositas, el autor repartió culpas a diestro y siniestro. En realidad, esta novela va mucho más allá del mundo colonial, desgrana el comportamiento humano en su integridad. Ya me contarás si finalmente te animas a leerla.

      Un beso, mil gracias por tus palabras!!

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  5. Holaa!! tengo ganas de leer al autor desde hace tiempo, tomo nota de este libro porque suena interesante. Gracias por la reseña.

    Blessings!!

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    1. Buenos días, BookLover.

      Me alegra que te haya gustado mi propuesta. En mi opinión, es un título fantástico para comenzar con la narrativa de Orwell. Espero que puedas disfrutarlo.

      Un saludo.

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  6. Buenos días Undine, del autor solo he leído sus dos novelas más conocidas, 1984 y Rebelión en la granja y las dos me gustaron mucho. Esta que traes es, por lo que nos cuentas, muy diferente y atractiva. Me encantan las historias desarrolladas en lugares exóticos y el análisis de las relaciones entre los habitantes nativos y los colonizadores. Me la llevo apuntada. Un abrazo.

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    1. Buenas tardes, Mar.

      Por lo que cuentas, Los días de Birmania es una novela que se ajusta a tu perfíl. Estoy segura que la disfrutarás muchísimo.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  7. Cuánto aprendo siempre con tus entradas. Y encima me descubres novelas que no conocía. Tomo muy buena nota, que dejas con ganas.
    Besotes!!!

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    1. Buenas tardes, Margari.

      Te agradezco mucho tus amables palabras. A mí me encanta documentarme para escribir estas publicaciones del viaje literario. Yo misma estoy aprendiendo muchísimo.

      Un beso, y gracias por leerme!!

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  8. Hola Undine, pues es el segundo título de Orwell que veo hoy. Quizá sea una señal. La otra reseña que leí es de Rebelión en la granja. Si te digo la verdad, tras leer tu reseña, y dado que tengo la de los animales en casa, me voy a decantar por leer primero la otra. Sin embargo, no descarto echarle un ojo a esta también porque la temática que se aborda también resulta de interés. Besos

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    1. Buenas tardes, Marisa.

      Estoy segura que disfrutarás Rebelión en la granja, es una obra indiscutible. Con respecto a Los días de Birmania, es algo muy distinto, aunque es también una novela muy notable. Ya me contarás si te animas con ella.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  9. Querida diosa bloguera, muchísimas gracias una vez más tanto por el libro que traes como por la forma en la que hablas de él y lo contextualizas. No lo tengo, pero ya está apuntado. Me alegra mucho que Orwell no cargue las tintas únicamente sobre los colonizadores y apunte también hacia los propios birmanos y su corrupción, porque creo que eso da una visión mucho más completa, poliédrica y ajustada a la realidad. La historia de la humanidad, en cualquier ámbito, es siempre mucho más complicada de lo que creemos.

    ¡Besote!

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    1. Querida MH, no tengo emoticonos para contestar al inmerecido adjetivo, aunque agradezco el cariño con el que me lo adjudicas <3

      Por otro lado, no sabes cuánto me alegra que te hayas apuntado Los días de Birmania. A mí me ha parecido un novelón. Y sí, no se casa con nadie. Orwell denuncia en él la conducta negligente humana, sin distinción de nacionalidad, sexo o color. Objetividad ante todo, que de ello estamos escasos en la actualidad. Si no es demasiado tarde, te comento que Ediciones del Viento también lo ha publicado.

      Un beso, y mil gracias nuevamente por tus cariñosas palabras!

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  10. Toda una reseña y un fantástico autor.
    Fascinante ante la historia del Taj Mahal poco sabía de ella.
    Gracias.por compartirla Saludosbuhos

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    1. Buenos días, Buhoevanescente.

      Sin duda Orwell fue y sigue siendo un personaje importante para el mundo de las letras. ¡Muchísimas gracias por las palabras que me dedicas!

      Un saludo.

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  11. De George Orwell solo he leído "Homenaje a Cataluña", "Rebelión en la granja" (de obligatoria lectura en la Secundaria) y, por supuesto, "1984". No sabía que "Los días de Birmania" era su primera novela y no puedo dejar de pensar en lo admirable que resulta cuando un escritor consigue estrenarse con tanta brillantez. Es cierto que siempre leemos a Orwell sabiendo de su activismo político y de su apasionada defensa de la clases más desfavorecidas y de la justicia social, por eso no me sorprende esa mirada crítica sobre el sistema colonial de siglos pasados que tan bien describes en esta reseña. Pero sí que vuelve a ser admirable lo que nos cuentas sobre los personajes, la trama y la plasticidad de sus escenas, así como sus extraordinarios referentes literarios. Besos.

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    1. Buenas tardes, Mónica.

      A mí tampoco me sorprendió que esta novela atacara el sistema colonial. Sin embargo, me alucinó el grado de objetividad de su mirada. Orwell no se casó con nadie en esta obra. Más allá de denunciar una situación, criticaba la maldad y la mediocridad que siempre amenaza a la especie humana. Los días de Birmania es una novela muy recomendable.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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