RESEÑA: LA FAMILIA AUBREY, REBECCA WEST

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica:

Editorial: Seix Barral

Temática: Novela literaria | General narrativa literaria

Colección: Biblioteca Formentor

Traductor: Andrés Barba Muñiz | Carmen Mercedes Cáceres

Número de páginas: 544

Sinopsis de la Editorial:

Las vidas de los Aubrey siempre se han visto empañadas por la inestabilidad y excentricidad de un padre que igual escribe artículos de manera febril en su despacho durante horas que vende los pocos muebles que les quedaban para apoyar alguna causa alocada y abocada al fracaso. Pero su nuevo trabajo en las afueras de Londres promete, al menos durante un tiempo, el alivio del escándalo y la amenaza de la ruina. La madre, una ex pianista, lucha por mantener a la familia a flote, pero lo cierto es que ella es tanto o más excéntrica que su marido. Al menos así la ve Rose, una de las tres hijas de la familia, a través de sus ojos de niña a veces amorosos, a veces crueles. Tanto ella como su hermana gemela, Mary, son prodigios al piano. La familia se completa con Cordelia, la hermana mayor —trágicamente privada de talento musical— y Richard Quin, el pequeño de la casa.

Propuesta musical para este libro:

Orfeo ed Euridice, Christoph Willibald Gluck (1714-1787)

Orfeo ed Eurideice es una ópera en tres actos del compositor alemán Christoph Willibald Gluck. La pieza está basada en el mito de Orfeo, y el libreto lo escribió Raniero di Calzabigi. Su estreno tuvo lugar el 5 de octubre de 1762 en Viena. El flautista que aparece en el vídeo es Emmanuel Pahud, uno de los maestros mejor valorados en la actualidad , si no el más, en el mundo de la flauta travesera. Esta obra aparece en La familia Aubrey y es interpretada por uno de los personajes más dickensianos de la novela.

Lo que Undine opina del libro:

<Los niños comienzan por amar a los padres. Cuando ya han crecido, los juzgan, y, algunas veces, hasta los perdonan.> Oscar Wilde

A menudo se sobreentiende que la infancia es un periodo feliz de la vida y que todo lo que tiene que ver con ella se atesora en la memoria con gratitud y, aunque frecuentemente así sea, también es cierto que la realidad para cada individuo se presenta de manera diferente, y no todos compartimos la misma fortuna. La tómbola de la familia reparte boletos a ciegas y, en ocasiones, la suerte que nos es adjudicada no es fácil de asimilar. Pese a ello, pocas veces se descubre a un pequeño que no vea en sus progenitores a esas figuras admirables a las que amar e incluso imitar, aunque la atención y cuidados que reciba de ellos no sean los adecuados. El niño juega sus cartas cómo buenamente puede y mira optimista hacia el mañana. Esta es la premisa en la que se fundamenta La familia Aubrey, una novela firmada por la escritora, periodista y activista feminista Cecily Isabel Fairfield, más conocida en el mundo literario bajo el pseudónimo de Rebecca West. Este título fue publicado en 2019 por la editorial Seix Barral con prólogo de Andrés Barba, quien se encargó también de la traducción junto con Carmen M. Cáceres. 

La familia Aubrey comienza así:

<Hubo una pausa tan larga que me pregunté si mamá y papá iban a dejarse de hablar para siempre. No es que temiera que se hubiesen peleado, sólo nosotras, las niñas, nos peleábamos, pero se habían quedado ensimismados.>

La familia Aubrey cuenta la historia de cuatro hermanos: Cornelia, Mary, Rose y Richard Quin. Los pequeños no han gozado nunca de estabilidad en sus vidas, ya que los constantes cambios de domicilio provocados por un padre soñador e inestable que no sabe ahorrar dinero, los ha obligado incluso a mudarse de continente en una ocasión. Su último domicilio se encontraba en Edimburgo pero los nuevos planes paternos vuelven a sugerir otro traslado inminente. Mientras lo esperan, los pequeños Aubrey deben pasar las vacaciones de verano en una granja de la campiña escocesa, con la única compañía de su madre, una pianista talentosa que tuvo que retirarse de los escenarios cuando estaba alcanzando el éxito internacional. Los niños esperan impacientemente noticias de su padre para saber si su próximo destino será ya el definitivo, ansiando que Londres sea el hogar que siempre han deseado y, de este modo, comenzar a vivir como una familia normal. Pero las buenas nuevas no llegan y la señora Aubrey, nerviosa y temerosa por el destino de sus hijos, se refugia en las lecciones de piano que imparte a sus hijas, confiando en que éstas puedan vivir en el futuro de sus propios medios y sin depender de un marido. El gran problema es Cornelia, la hija mayor, quien se empeña en torturar a toda la familia con su violín, pese a carecer de dotes artísticas. Caso aparte es Richard Quin, el benjamín de la familia, que parece gozar de buena estrella por su belleza y simpatía. El verano ha finalizado y, pese a que no saben qué ha sido del señor Aubrey y carecen de dinero ni recurso alguno, madre e hijos emprenden viaje hacia Londres, con destino a la casa en la que habían acordado establecerse antes del verano. Allí se asentarán e iniciarán una nueva vida llena de emociones y estímulos intelectuales, mientras lidian con las dificultades económicas, los acreedores y los problemas familiares, que no son pocos. No es fácil enfrentarse al mundo con un padre soñador y una madre asolada por la tristeza. Pese a ello, los hermanos Aubrey afrontan el día a día con la sospecha de que existe para ellos una vida mejor que los está esperando.

Rebecca West, 1982
Fuente: Thisrecording.com

La familia Aubrey es una maravillosa y espectacular novela que hace honor a los mejores clásicos victorianos, pero que fue escrita en la década de 1950. El libro se publicó en 1956 con el título original de The Fountain Overflows por la editorial The Viking Press, y desde el mismo instante en que vio la luz  se convirtió en un éxito de ventas y de crítica. Rebecca West llevaba casi veinte años sin escribir una novela y las expectativas eran muy altas, el prestigio literario del que gozaba la escritora no merecía menor acogida de la que recibió. Por otro lado, el público lector se vio tentado a leerlo por la atractiva y comprometida temática que aborda la autora en su novela, ya que con ella Rebecca West comenzó la trilogía inspirada en su propia vida que completaría años más tarde con This Real Night (1984) y Cousin Rosamund (1985), ambos títulos publicados póstumamente, traducidos en España como La noche interrumpida y La prima Rosamund, también publicados por Seix Barral en la misma colección.

En este primer tomo de la saga titulado La familia Aubrey, la autora tomó como principio argumental muchas de las experiencias que tuvo de niña, y tanto la época en se ubica la historia como los personajes que la protagonizan, así cómo los acontecimientos que suceden en ella y los lugares donde los sitúa, tienen mucho en común con la propia biografía de la escritora. Quienes la conozcan sabrán identificar los momentos y podrán valorar en su justa medida el grado de implicación que West pone en el libro. El resto de los lectores sólo deben dejarse llevar por este apasionante relato, tan abierto y sincero, que invita a reflexionar y a disfrutar de grandes momentos. 

Rebecca con su hijo Anthony, fruto de la 
relación que tuvo con H. G. Wells
Fuente: thisrecording.com

La novela despega a comienzos de la era eduardiana y se desarrolla durante todo el periodo que la comprende, finalizando cuando resuenan ya los acontecimientos que darían comienzo a la Primera Guerra Mundial. La historia nos es relatada por Rose, una de las hermanas medianas y alter ego de Rebecca West. Éste es uno de los factores clave para el éxito del libro, ya que el particular punto de vista que nos ofrece esta narradora privilegiada es lo que convierte a la novela en algo diferente y potente. Tanto es así que, en mi opinión, La familia Aubrey puede proclamarse como uno de los mejores textos en los que se desgrana las relaciones paterno filiales, desde el ángulo inocente, aunque inteligente y avispado, de un personaje infantil. La pequeña Rose asume la responsabilidad moral de narrar con perspectiva aparentemente fría y optimista los acontecimientos de la vida de su familia, justificando los errores de sus padres con la benevolencia propia del cariño, y mirando hacia el futuro con entereza.  La autora diseña a una Rose precoz y madura en sus valoraciones y conductas, pero que en realidad no es más que una niña que contempla con resignación cómo sus mayores no están a la altura de las circunstancias. Durante toda la novela podemos observar la evolución de este personaje atractivo, singular y emotivo, al que llegaremos a conocer completamente al llegar al final.

Lo que distingue a La familia Aubrey de otros texto de similar temática, muchos de los cuales menciona Andrés Barba en la fantástica introducción del libro, es, desde mi punto de vista, la belleza y sensibilidad que desprenden absolutamente todas sus páginas de esta novela, y no son pocas, porque sobrepasa las quinientas. De cómo lo consiguió Rebecca West, ese es otro punto esencial que se debe comentar. Sin duda, mucho tiene que ver con su destreza narrativa, un oficio que demostró manejar brillantemente durante décadas, tanto en el campo del ensayo como en el periodismo y crítica, pero nada de esto sería importante si no hubiera usado en este libro el corazón y la memoria. La gran escritora inglesa aguardó hasta la edad madura para escribir sobre sus primeras y más importantes experiencias: las de la infancia, esas que nos marcan a todos sin remedio, y nos llevan a conseguir ser adultos con mejor o peor atino. 

Biografía de West
Fuente: Amazon

West analiza el tema con sinceridad y sin rencor, y como resultado ofrece al lector una obra de ficción inmensa, conmovedora, repleta de personajes maravillosos que son su familia, la familia de todos. Porque aunque la historia no tenga ninguna relación con nuestras propias vidas, también es cierto que la intimidad en el seno familiar es siempre la misma: padre, madre y hermanos entre los que se genera un vínculo indisoluble que mantiene a todos unidos pese a la distancia y las circunstancias. La complicidad existe siempre aunque uno quiera separarse de ella. Y aquí, en la novela que nos ocupa, los hermanos Aubrey tienen una perspectiva nada halagüeña: un padre poco dotado para el oficio de progenitor, aunque un genio carismático en el campo intelectual, viva imagen del padre de Rebecca West; una madre inteligente, cariñosa y entregada a sus hijos, pero afectada de constantes desajustes emocionales causados por su marido. Ambas circunstancias generan un entorno poco acogedor para crecer según los cánones que marca la sociedad y, por lo tanto, los Aubrey maduran al margen de ésta, para bien y para mal. El resto de vicisitudes son las propias de una familia de tales características y que convierten a los protagonistas en personajes muy similares a los que encontramos en la narrativa dickensiana, adultos y niños afectados por las necesidades económicas y por las injusticias sociales de todo tipo, que lidian con sus problemas día a día con gallardía y generosidad, porque si algo distingue a esta familia es la solidaridad con los demás. Pese a las circunstancias pesarosas de la historia, la fuerza motora que impulsa a Rebecca West, esa que proporciona la fe en los valores que ofrecen el intelecto y el esfuerzo, consigue que su fábula no contraríe ni entristezca sino todo lo contrario. La autora construye su propia versión del cuento del Patito feo y ofrece al lector una historia bella y emocionante, en la que dialoga con su yo infantil asegurando para él un futuro de grandes éxitos. Algo así como hacía Frances Hodgson Burnett con sus personajes pero llevándolo al plano real.

Londinenses con la ropa de moda frente
 a Harrods, 1909. Fuente: Wikipedia

Y aquí lo dejo, queridos lectores. Esta ha sido una reseña fuera de lo común en Lecturas de Undine, pero la novela que comento también lo es y merecía una publicación especial. Alguien podría argumentar que debería haber hablado de todos los personajes que aparecen en el libro, muchos de ellos realmente entrañables, como Kate, la doncella de los Aubrey, o Rosamund, la prima de los niños, un personaje tan carismático que incluso protagonizó otro título de la saga; también podrían acusarme de no mencionar la fantástica ambientación de la novela, que recrea la era eduardiana con verdadera precisión artística; asimismo, habrá quienes aseguren que mi reseña adolece de un pasaje dedicado al mundo de la música y la literatura, tan importante dentro de La familia Aubrey, a estos últimos críticos sí quiero complacerlos, permitiéndome hacer un último comentario: Rebecca West imprime tanto talento y encanto a estos temas, que aquellos lectores amantes de los libros, los músicos que decidan leer esta novela o quienes convivan a diario con ambos mundos encontrarán en La familia Aubrey un lugar al que llamar hogar; y el resto de lectores no deben temer sumergirse en el libro, ya que es sabido que en la belleza no existen fronteras.

En definitiva, La familia Aubrey es un texto exquisito y conciliador, que no sólo denota la grandeza literaria de su creadora, sino que aborda los temas de la infancia, la educación y de las relaciones paterno filiales con gallardía y elegancia, sin dejar que las oscuras experiencias de la memoria empañen el disfrute del mañana.

<Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro.> Graham Greene

Undine von Reinecke ♪

👉Con este título pongo fin a mi participación en el reto Serendipia Recomienda. Ha sido un placer formar parte de esta iniciativa durante 2021, y espero que Mónica Gutiérrez Artero lo convoque nuevamente el próximo año.

 

La autora por la Editorial:

Fuente: Ed. Seix Barral

Rebecca West

Nació en 1892 en Londres con el nombre de Cicely Isabel Fairfield y adoptó el pseudónimo de Rebecca West en homenaje al personaje homónimo de Ibsen, una heroína rebelde. West fue aclamada como la mujer de letras más importante de su tiempo, llegando a ser nombrada dama del Imperio británico.

Amiga de Virginia Woolf y de Doris Lessing, fue una feminista sui generis (con una personalidad demasiado indomable para aceptar ninguna etiqueta) y una verdadera adelantada a su tiempo: sufragista, escritora y periodista con una carrera plagada de éxitos que la llevó a cubrir, para las cabeceras más prestigiosas, desde los juicios de Núremberg hasta el Apartheid. Además de la trilogía de los Aubrey (La familia Aubrey, La noche interrumpida y La prima Rosamund), entre su producción literaria destacan obras como El regreso del soldado o Cuando los pájaros caen.