RESEÑA: EL ESPÍRITU DE ROMA, VERNON LEE

 

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: La Línea del Horizonte

Prólogo y Traducción: Amparo Serrano de Haro

Diseño y maquetación: Víctor Montalbán / Montalbán Estudio Gráfico

Medidas: 18,5 x 12 cms

Páginas 176

ISBN 978-84-17594-18-3

P.V.P.: 14,50 €


Sinopsis de la Editorial

De entre todas las páginas italianas que ocuparon la obra de esta original y algo excéntrica autora, sobresalen estas miniaturas sobre Roma, la ciudad que conoció a fondo y por la que pasea una mirada de múltiples intereses, casi impresionista. Abarcan dieciocho años de su vida y varias visitas. Resulta una delicia seguir los pasos de esta italiana de corazón y dejarse atrapar por su espíritu iconoclasta, por sus juegos de imágenes y por la erudita lupa que aplica sobre rincones, edificios y obras de arte, a las que ilumina de forma magistral.


Propuesta musical para este libro

Walk to the Paradise Garden es el interludio de la ópera A Village Romeo and Juliet, compuesta por Frederick Delius (1862-1934), compositor inglés de origen alemán que, al igual que la escritora Vernon Lee, pasó gran parte de su vida viviendo fuera de las fronteras británicas.

A Village Romeo and Juliet está basada en el relato Romeo und Julia auf dem Dorfe del escritor suizo Gottfried Keller, que a su vez fundamentó su obra en la famosa tragedia de William Shakespeare Romeo y Julieta, pero contextualizándola en el imaginario sociocultural suizo. La ópera está considerada la mejor de la producción de Delius, y su estreno tuvo lugar en Berlín, el 21 de febrero de 1907, bajo la dirección de Fritz Cassirer. Pese a que esta obra fue escrita en alemán, la versión inglesa es la más conocida e interpretada.


Lo que Undine opina del libro


<Viajar es imprescindible y la sed de viaje, un síntoma neto de inteligencia.> Enrique Jardiel Poncela


Miércoles 18 de Mayo de 2022, llegamos a Bríndisi, ciudad perteneciente a la región italiana de Apulia, cuyo origen se remonta a los tiempos prerromanos, pasando de mano en mano a lo largo de la historia, entre imperios, dinastías y coronas de rancio abolengo como el de Bizancio, los Anjou, los Borbones y la corona de Aragón, siendo también objetivo de la República Veneciana durante su momento de esplendor en el Renacimiento, y, ocasionalmente, incluso los austriacos pugnaron por su posesión. El momento más esplendoroso de la ciudad tuvo lugar durante el siglo XIX, con motivo de su anexión al Reino de Italia en 1860, y en 1869 con la apertura del Canal de Suez, que otorgaba a Bríndisi cierta preponderancia, ya que desde su puerto mucho viajeros europeos podían partir hacia Egipto. Ese fue el caso de Phileas Fogg, el protagonista de Julio Verne en La vuelta al mundo en ochenta días, que ha inspirado el reto literario que nos ocupa.

Bríndisi (Fuente: Wikipedia)

Bríndisi está situada en un lugar estratégico de la costa italiana que da al mar Adriático, en un fantástico puerto natural, desde donde zarpan barcos que conectan fácilmente con Albania, Grecia y Turquía, motivo por el cual siempre fue un punto importante para las grandes potencias que pugnaban por el poder marítimo, así como en las agendas de los viajeros que querían correr aventuras, como era el caso de aquel gran tour del que hablamos en la primera etapa francesa de Calais de La vuelta al mundo en doce libros 2022 👈, en el que os contaba cómo durante los siglos XVI, XVII y XVIII los jóvenes pertenecientes a familias nobles, especialmente los aristócratas ingleses, se embarcaban en un viaje iniciático, casi siempre en busca del conocimiento, refinamiento y buenas maneras propias de su posición, que les otorgaba finalmente ese prestigio social que anhelaban, pero también llamados en ocasiones por motivos de salud física y mental -la llamada “melancolía” era una afección muy común en aquellas épocas-. Y, aunque es cierto que algunos de aquellos viajeros se atrevían a cruzar el mar Adriático para llegar a las tierras exóticas de oriente, también es verdad que muchos otros se quedaban en la península itálica durante meses e incluso años, acompañados por un tutor elegido por sus acaudaladas familias, para completar su experiencia de formación y retornar al hogar con los baúles llenos de románticos sueños, souvenirs arqueológicos -¡qué desastre, cuántos yacimientos debieron ser profanados y cuántas obras de arte salieron de las fronteras italianas, iniciándose ese mercenario tráfico de arte, que se vio incrementado en los siglo XIX y XX con la llegada de millonarios norteamericanos-, y un montón de conocimientos sobre los usos y costumbres de los descendientes del antiguo Imperio Romano
Galería de vistas de la Roma antigua, Giovanni Paolo Pannini, (1758)
Fuente: aparences.net

Los turistas extranjeros que llegaban a Italia solían visitar todos ellos los mismos lugares, comenzando por la impresionante ciudad de Florencia, baluarte del Renacimiento, siguiendo por la Roma de lo emperadores, continuando por Nápoles, Herculano y Pompeya (una vez descubiertos en el s. XVVIII), Venecia, para finalizar en Turín y Milán.

Con la entrada del siglo XIX y la reafirmación de la revolución industrial, lo que hoy llamamos turismo -término acuñado como tal allá por el año 1830-, el fenómeno de viajar por placer y conocimiento traspasó las barreras sociales y se extendió entre esa clase de ciudadanos, entre ellos juristas, militares, clérigos y empresarios, que beneficiados por el crecimiento económico y en su afán de conocer todos los lugares de los que se hablaba en los numerosos libros de viajes que se publicaban en aquellos días, imitaron la moda viajera impuesta por la élite aristocrática del siglo XVIII, anhelando progresar intelectual y socialmente

Unos viajeros visitan las ruinas de Pompeya dentro de su 'Grand Tour' 
Universal Images Group via Getty (Fuente: lavanguardia.com)

Este fenómeno se vio favorecido también gracias al desarrollo de los medios de transporte. Con la llegada del ferrocarril y los vehículos a motor, que hacían más fácil y accesible la manera de viajar, y que culminó con la aparición de la bicicleta a finales del siglo XIX, ya que liberó a los turistas de las ataduras de los horarios de trenes y los altos costes de otros medios de transportes, pudiendo viajar con más libertad y llegando a lugares de difícil acceso, como ruinas, villas o pueblos escondidos de las rutas turísticas habituales, que luego plasmaban, con mayor o menor acierto, en sus manifestaciones artísticas, ya que era frecuente que el viajero del momento se dejara llevar por un ímpetu creativo, como se demuestra en la multitud de libros, acuarelas, óleos o composiciones musicales que han llegado a nuestros días

Ilustración primeras mujeres ciclistas (Fuente:taobike.es)

Una de aquellas viajeras incansables, usuaria habitual de la bicicleta durante sus excursiones turísticas, fue Vernon Lee, escritora nacida en Francia, inglesa de origen y afincada en Italia desde su juventud, a quien debemos El espíritu de Roma, el libro que he elegido hoy para la segunda etapa de mi viaje literario por tierras italianas, que tiene como premisa reseñar a un autor no italiano que viajara hasta Italia seducido por su cultura. Mi ejemplar corresponde a la edición de Amparo Serrano de Haro para La línea del Horizonte Ediciones, corriendo a cargo de ella también la traducción y excelente introducción. 

Pero, ¿quién era Vernon Lee? Los lectores más antiguos del blog y los aficionados a los relatos de fantasmas reconocerán este nombre, pues tras él se esconde una reputada escritora del género, cuyo título Dionea (Cuatro damas del misterio 👈, publicado por Funambulista en 2020), tuve el placer de leer y reseñar hace un par de años. La magia que encontré en la atmósfera del cuento, el magistral manejo de los mitos clásicos y el sublime estilo narrativo que descubrí en Vernon Lee me fascinaron de tal modo, que no pude evitar interesarme por esta autora, menos conocida de lo que sus méritos intelectuales pudieran esperar, pero que está siendo recuperada en los últimos tiempos por el sector editorial.

Vernon Lee, J. S. Sargent (Vernon Lee fue amiga de
la madre del famoso pintor)
Fuente foto:archivosdelpentagrama.blogspot.com

Violet Paget (1856-1935), Vernon Lee, nació en Boulogne-sur-Mer, Francia. Aunque su nacionalidad era inglesa, no visitó su patria hasta cumplir los veinticinco años; después de aquella vez, visitaría Londres en repetidas ocasiones, atraída por una vida intelectual de la que quiso participar. Fruto del segundo matrimonio de su madre, Matilda Lee-Hamilton, una aristócrata inglesa con gran talento para la música, que eligió como segundo marido al tutor de su primogénito Eugene Lee-Hamilton (hermano mayor de Violet, del que tomaría el segundo nombre “Lee” para el seudónimo por el que se la conoce), pasó gran parte de su infancia viajando, hasta que sus padres compraron una mansión cerca de Florencia, donde la joven creció rodeada de una atmósfera intelectual importante, especialmente estimulada en el aspecto musical por su progenitora (parece ser que la escritora tocaba muy bien el clavicémbalo), leyendo copiosamente desde muy tierna edad y relacionándose con personajes del mundo cultural. Todas estas experiencias fomentaron en ella un hábito especial por el estudio y el aprendizaje, que repercutió notoriamente en su amor por la literatura. Con tan sólo veinticuatro años escribió su primera obra importante, Estudios del siglo XVIII en Italia (1880), que estaba dedicada a las composiciones musicales del país que la acogió y en el que vivió la mayor parte de su vida. Mujer peculiar en aspecto -casi siempre iba vestida con trajes sastre, peinada a lo garçon y usaba unas gafas singulares-, fue una feminista reconocida y una gran pacifista, que formó parte de organizaciones antimilitaristas durante la Gran Guerra. Su sexualidad siempre estuvo en entredicho, pese a que ella no quiso que se la encasillara como lesbiana, aunque es verdad que en la actualidad los historiadores lo dan como cierto, basándose en las tres relaciones importantes que mantuvo con Mary Robinson, Clementina Anstruther-Thomson y la escritora Amy Levy, de cuyo idilio con Lee hablé en la reseña de Historia de una tienda 👈.

Walter Pater (1839-1894) Fuente: Wikipedi
Admiradora y seguidora de Walter Pater - reputado ensayista, escritor y crítico de arte inglés-  fue considerada junto a Pater y John Addington Symonds una autoridad en el Renacimiento italiano, dejando al respecto textos de gran calado como Euphorion (1884) o Fantasías y estudios renacentistas (1895). Pese a la importancia de sus escritos críticos en el momento que los escribió (vistos hoy por parte de la crítica algo desfasados), como a sus investigaciones en el campo del esteticismo, y el desarrollo de la teoría de la estética psicológica que elaboró en colaboración con su amante Clementina Anstruther-Thomson, basada en los estudios de otros teóricos del tema, su legado ha sido siempre más conocido por los trabajos que realizó en el campo de la ficción y de la literatura de viajes que, como comenta Amparo Serrano de Haro en su magnífica introducción de El espíritu de Roma, eran dos géneros literarios que las mujeres podían desarrollar sin ser mal vistas ni juzgadas con acritud por la sociedad. Como quiera que sea, sus destacables dotes para la observación, su gran erudición, la sensibilidad para saber transmitir la emoción a través de la palabra y ese sutil espíritu crítico, que el escritor español Javier Marías ha sabido definir como ingenio cáustico, hacen que las anotaciones de Vernon Lee en El espíritu de Roma sean de gran interés literario y emocional para aquellos lectores ávidos de compartir nuevas reflexiones con otros viajeros que, como ellos, aman la capital italiana, cuna de nuestra civilización.

¿Qué podemos esperar de este libro? Muy lejos de tratarse de una novela, El espíritu de Roma es algo así como un diario de viaje que Vernon Lee escribió durante las ocasiones que viajó a la Ciudad Eterna, comprendidas entre los años 1888 y 1905, del que la autora seleccionó algunas entradas que le parecían oportunas para compartir con sus lectores. En ellas, la escritora ofrece su particular mirada sobre la ciudad de Roma, con sus luces y sombras, y habla también sobre algunas de la excursiones que realizó a las poblaciones cercanas a la capital de Italia, en las que refleja sus impresiones acerca de las iglesias que visitó, sobre los ritos que presenció, juzga el estado de los yacimientos arqueológicos con los que se topa, o comenta sobre las gentes de los lugares por donde pasa y las sensaciones que todo ello le provoca. 

Plaza San Pedro del Vaticano, hacia 1890 ó 1900
Fuente: Wikipedia
Fuera de todo convencionalismo literario, la mirada de Vernon Lee ofrece un aspecto muy distinto del que el lector de libros de viajes de comienzos del siglo XX, e incluso el actual, pudiera esperar, acostumbrado a encontrarse con largas descripciones de paisajes o monumentos artísticos, casi siempre idealizados o, por lo contrario, criticados racionalmente. Antes bien, los pasajes que nos ofrece la escritora británica son una colección de imágenes y sensaciones, muy cercanas al impresionismo pictórico, con las que los asiduos viajeros podrían empatizar, ya que es imposible no sentirse identificado con algunos de los pensamientos que Lee comparte en sus reflexiones, mientras la escritora habla sobre la luz de un atardecer, el olor de una iglesia atestada de fieles, la sensación mórbida que le provoca la visita a un "palazzo" sobre el que descansa una terrible leyenda, el despertar de íntimas emociones cuando visita unas antiquísimas ruinas, o el rechazo que siente con respecto a diferentes aspectos de las costumbres y cultura de los ciudadanos y poblaciones de lo que fue la capital del antiguo imperio. 

En El espíritu de Roma no hay descripciones sobre los monumentos que visitó la autora, aunque sí se citan y ofrece artísticas reflexiones a cerca de ellos; tampoco encontramos un directorio de las visitas imprescindibles para conocer la ciudad, pero sus anotaciones son tan perspicaces que ofrecen una precisa idea de lo que debía ser la atmósfera que se respiraba en aquellos lugares en tiempos de la autora. Cada pasaje, cada pensamiento que Vernon Lee escribió son escenas que, todas juntas, conforman una galería colorista que ayuda a entender el momento sociocultural de la capital italiana tras la reunificación y justo antes de la Primera Guerra Mundial, vista por una ciudadana del mundo, amante de Italia y afincada en ella, que encuentra en la Ciudad Eterna un lugar de contrastes, donde la miseria y la belleza, lo pagano y lo religioso, el arte y la ruina, conviven sin molestarse, y así llegará hasta nuestros días.

Vernon Lee en su casa de Florencia
Fuente: stardustcf.com

Por otro lado, y aquí por primera vez entramos en el terreno personal, las entradas del diario, que están todas fechadas, reflejan la evolución personal y el estado anímico por el que la autora pasaba en cada momento que, aunque es fácil de adivinar según se va avanzando en el diario, al llegar al final encontramos una emocionantes palabras de la autora, fechadas en 1905, donde confiesa lo que significan para ella los pensamientos que ha compartido.

Así pues, queridos lectores, aquí tenéis lo que fue Roma para Vernon Lee, una mujer que vivió por y para la cultura, que brilló entre las mejores mentes de su tiempo, y fue admirada y odiada a partes iguales. Decía Henry James: “Hay tres cosas importantes en la vida: ser amable, ser amable y ser amable”, Vernon Lee perdió el favor de este gran admirador que tuvo, famoso por sus peculiares relaciones con las damas, debido a que se vio reflejado de manera inconveniente en un relato de la autora. Pese a ello, el incombustible crítico literario del momento dijo de ella que era la mente más brillante de sus días, y Edith Wharton, compatriota de James y amiga de ambos, corroboró las palabras del norteamericano ensalzando la fuerza de su conversación. 

La vida de Vernon Lee estuvo llena de contradicciones, como la Roma que describió en el libro que me ha ocupado hoy. La escritora pasó de ser la señorita de buena familia y alta educación, a defender un estilo de vida alternativo, demasiado libre para la mujer del momento, pero coherente con la capacidad intelectual que poseía. Sus relaciones personales fueron muy complejas, algunas de ellas tortuosas, y le ocasionaron un gran desgaste emocional. Tras la tempestad, la paz la encontraba siempre en los mismos lugares, esos rincones de la erudición que, quienes los visitan, quedan eternamente ligados a ellos. Lee terminó su vida donde comenzó a ser feliz, en esa Florencia de 1935, repleta de ingleses como ella, dispuestos a vivir el sueño italiano lleno de arte, ecos del pasado y de ilustración.


<El mayor placer de la lectura consiste en la re-lectura> Vernon Lee




Undine von Reinecke ♪



Os espero el 15 de junio en Egipto, en una nueva etapa de La vuelta al mundo en doce libros 2022. ¿Qué escritor y título habré elegido para hablarnos del país de la pirámides?

La vuelta al mundo en 12 libros 2022


La autora por la Editorial 

Vernon Lee (Fuente: La línea del Horizonte)

Vernon Lee es el pseudónimo de la escritora inglesa Violet Paget (1856-1935). Poeta, novelista, autora de cuentos sobre fantasmas, fue también ensayista de arte y música sobre el país al que dedicó gran parte de su esfuerzo intelectual: Italia. Mujer de recio temperamento e inteligencia inusual polemizó con escritores como Oscar Wilde o Henry James y cultivó la amistad de Edith Wharton, G.B. Shaw o Robert Browning. Fue responsable de introducir el concepto de empatía relacionado con la apreciación artística en la cultura anglosajona. Largamente olvidada tras su muerte, fue redescubierta en la década de los noventa por la investigación feminista. Es autora de una amplísima bibliografía sobre temas de arte y estética italiana, relatos de viajes y poemarios.


Comentarios

  1. Hola Undine, como estoy siguiendo tus pasos del año pasado yo esta etapa me la he saltado y estoy en Egipto, aunque me alcanzaréis porque voy lentita. Me llevo el libro que nos traes para otro viaje. Me parece muy interesante. Los diarios de viaje me gustan mucho. Un abrazo

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    1. Buenos días, Esther:
      Estaré encantada de ver qué nos tienes preparado para Egipto.
      Por otro lado, espero que El espíritu de Roma colme tus expectativas.
      Un abrazo.

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  2. Mi querida Undine,
    De nuevo me he imbuido en tus letras y he olvidado el libro, o mejor dicho, que hablabas de un libro. Qué viaje tan bonito hemos hecho juntas, no le quito mérito a libro y autor, pero con tus palabras se viaja muy a gusto.
    El libro, de coleccionista.

    Espléndida reseña.
    Besos 💋💋💋

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    1. Querida Yolanda:
      Siempre consigues sacarme los colores con tus amables palabras. Me alegra que compartamos esa afinidad tan particular que nos hace sentir la literatura de manera tan cercana.

      Un abrazo enorme, y mil gracias por tu cariño!!

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  3. Querida Undine:
    Qué diferente a lo que esperaba, algo más descriptivo casi como guía de viajes. Pero que se centre en sus emociones y sentimientos me gusta mucho también. Al fin y al cabo, la imagen de Roma la tenemos todos presente tanto si hemos estado como si no. Evidentemente me apunto a este viaje.
    Qué importante es rodear a los niños de cultura, me parece imprescindible para un buen desarrollo, y no enseñarles a manejar pantallas cuanto antes para idiotizarlos y que no molesten. Está claro que el entorno la favoreció en ese sentido y ella supo sacarle partido.
    Uno más y con ganas de volver a Egipto el mes que viene con este reto que es mi favorito de la blogosfera.
    Besitos y ¡¡Feliz semana!!

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    1. Buenos días, Norah:
      Opino como tú, no se puede alejar al ser humano de la belleza de lo cotidiano, como tampoco se debe poner la electrónica en las manos de los niños en sustitución de la atención y calidez del cariño y la educación. Está demostrado que los niños que han recibido afecto de pequeños y han sido estimulados en dirección a las artes son personas más felices. ¿No es eso lo que todos queremos para nuestros hijos? Me alegra que El espíritu de Roma te haya interesado, ya me contarés tus impresiones cuando lo leas.

      Un abrazo y mil gracias por tu visita!!

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  4. Como siempre, desconocía por completo la existencia de esta autora e incluso su sobrenombre 'Vernon Lee', así que la tendré muy en cuenta. Este me llama mucho la atención por la época y, sobre todo, me encanta que la autora haya añadido una pequeña carta al final donde cuente lo que esas palabras significan para ella. Eso siempre logra que me sienta más conectada con el autor/a, así que es un recurso que me apasiona :P ¡Me lo apunto! :3
    ¡Nos leemos!

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  5. Qué buen consejo el de Henry James. Ser amable, hacer la vida fácil a los demás, es la mejor manera de que la vida sea fácil para uno mismo y permite estar más cerca de la felicidad. Y sin embargo, cuanto gruñón amargado hay por el mundo que solo sabe quejarse y amargarse él y de paso a todo el que le rodea.
    Siendo amiga de James y de Wharton me atrae Vernon Lee, pero me gustaría más alguna novela porque los libros de viajes no me atraen. A pesar de que Roma es una ciudad que cada vez me gusta más.
    Creemos que lo del turismo es cosa de hoy, pero parece que viene de antiguo, aunque ahora se ha convertido en algo tan multitudinario que disuade de viajar a algunos sitios por lo llenos que llegan a estar en ciertas épocas. En siglos pasados solo viajaba la gente a la que le interesaba, pero ahora parece que mucha gente viaja por moda y no se entera de lo que ve. En mi último viaje estuve en Florencia y al lado del baptisterio oí a una chica preguntar al conductor del coche de caballos en el que iba qué era aquello, si era un observatorio astrológico. Creí morir, no sé si de risa o de vergüenza.
    Un beso.

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  6. ¡Hola! A mí no me llama demasiado. Creo que no he leído nunca un libro que sea como una especie de diario de viaje pero creo que tampoco lo disfrutaría así que prefiero dejarlo pasar. Tu reseña, como siempre, excelente. Un besote :)

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  7. Holaa!! Otro más que no conocía pero que sin duda suena interesante y has logrado que me llame la atención jaja. Gracias por tu genial reseña.

    Blessings!!

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  8. Por qué me haces esto? Con una reseña cómo está se me queda un cuerpo de viaje que no veas. He tenido que recurrir a fotos de años felices para paladear rincones, recuerdos, sonidos.
    Ay, que belleza de reseña te ha salido, amiga; se palma y se siente. Un abrazo grande.
    Entre mil letras, desde el móvil 😉

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    1. Se palpa, quería decir, jijijijijijiji

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    2. Querida Marisa, me has hecho reír con tu efusividad :)
      Me alegra que compartamos ese amor por Italia, por Roma, por viajar. Las personas sensibles terminan por encontrarse siempre en sus cruces de caminos. Quizá algún día coincidamos contemplando el foro romano, o paseando por las calles del Trastevere. Hasta entonces, te envio mi eterno agradecimiento por leerme con tanto cariño.

      Un abrazo y felices lecturas!!

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  9. Pero cómo eres capaz de escribir tan bonito, ser capaz de hacernos viajar a través de tus palabras. Ays, Roma. Estuve ahí hace cuatro añitos y se me hizo tan corto... Qué ganas de volver. Por ahora me voy a conformar con este libro, pero tengo qeu volver, sí o sí.
    Besotes!!

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  10. ¡Hola preciosa!
    Como siempre una genial reseña, tanto es así, que es difícil que no te entren ganas de darle una oportunidad al libro.
    Que tengas una maravillosa semana.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

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  11. Hola Undine!! Me has picado la curiosidad por este título, creo podría estar muy bien. Tomo buena nota de tus impresiones lectoras. ¡Estupenda reseña! Besos!!

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