RESEÑA: "CUATRO DAMAS DEL MISTERIO", L. M. ALCOTT, VERNON LEE, AMELIA B. EDWARS Y MARGARET OLIPHANT
Ficha Técnica:
ISBN: 978-84-120979-1-7
Traductores: Goran Gallarza, Marina Alonso, Javier Ruiz y Francisco G. Gonzalez
Rústica con solapas
192 páginas
Tamaño: 12 x 20 cm.
PVP sin IVA: 15,67 €
PVP con IVA: 16,30 €
Fecha de publicación: noviembre de 2019
Sinopsis de la Editorial:
La maldición de unas semillas encontradas en una pirámide
egipcia, los diabólicos acontecimientos que tienen lugar en una alfarería
británica, la fantasmal presencia detrás de la ventana de una biblioteca y la
extraordinaria aparición de una niña en una noche de tormenta en un pueblo
costero italiano son los temas principales de los cuatro cuentos recogidos en
este libro.
Son todas ellas historias que envuelven en inquietantes
atmósferas llenas de misterio y suspense, escritas por cuatro autoras en lengua
inglesa —la americana Louisa May Alcott, la escocesa Margaret Oliphant, la
inglesa Amelia B. Edwards y la hija de expatriados británicos Vernon Lee—, que,
a finales del siglo XIX y principio del siglo pasado, se dedicaron con éxito a
un género que elevó a nivel literario las leyendas y los cuentos populares que
hablaban de apariciones espectrales, de profecías ancestrales o de
inexplicables acontecimientos sobrenaturales.
Propuesta Musical para este Libro:
Lo que Undine piensa del Libro:
Todos los que amamos la literatura sabemos que este campo estuvo reservado durante mucho tiempo a los
varones en especial. Y no es que no se conozcan nombres de escritoras ilustres de siglos pasados; a nadie se le escapa que
Jane Austen, George Sand, las hermanas Brontë, o la propia Sor Juana Inés de la
Cruz, que fue precursora en este campo y consiguió gran notoriedad allá por el
siglo XVII, son nombres que lucen hoy con letras de oro junto a los de sus
colegas masculinos; editándose hoy por hoy las obras de todas ellas tanto o más
que las de Dickens o Balzac, por ejemplo.
Pero en sus respectivas épocas ninguna de ellas lo tuvo fácil, escribir se
consideraba poco apropiado y falto de
decoro para la mujer. Eso les impidió disfrutar de su profesión como correspondería a personas de su categoría y
profesionalidad.
Pero mediado el siglo XIX y, coincidiendo con la llegada del
movimiento realista, fue surgiendo un nuevo tipo de escritoras que dedicaron
sus vidas a la literatura y de la que hicieron además su sustento. Eran mujeres
de clase media alta, educadas generalmente en casa, con una formación académica
considerable y precoces en sus comienzos
profesionales. Todas ellas arrojadas, liberales, valientes y autosuficientes,
con la capacidad de sacar adelante sus vidas o la de sus familias. Mujeres que
teniendo la capacidad de escribir literatura de la llamada seria, supieron
adaptarse a las circunstancias de su época y dedicaron parte de su producción a
redactar trabajos más comerciales que les permitía vivir de ellos con holgura y
cierto éxito. ¿No es eso ingenio y modernidad?
Un ejemplo magnífico de este tipo de escritoras es el que
encontramos en Cuatro damas del misterio, que publicó en noviembre de 2019 la
editorial Funambulista. Una edición que recoge cuatro relatos inquietantes y
misteriosos, firmados cada uno de ellos por sendas escritoras. Un cuarteto
magnífico formado por: Louisa May Alcott, Vernon Lee, Amelia B. Edwars y
Margaret Oliphant.
Debo confesar que no me suelen gustar los libros de relatos compuestos
por títulos de diferentes autores, porque la disparidad de estilos habitualmente
me molesta en una lectura continuada. Pero en el caso que nos ocupa, Cuatro
damas del misterio, el maridaje de los cuentos es tan brillante y la temática tan
compatible, que el contraste de modos es casi un aliciente. Desde el primer
relato hasta el último, el libro consiguió hechizarme devorándolo con entusiasmo.
Doy paso ahora al libro con el primero de los cuentos:
👉Perdidos en la pirámide o La maldición de la momia, por Louisa
May Alcott (1832/1888)
El nombre de Louisa May Alcott no necesita presentación.
Todos conocemos el nombre de la creadora de la aclamada novela Mujercitas, muy
presente en las últimas semanas por su nueva adaptación a la gran pantalla. Lo
que es menos conocido, aunque cada vez hay más personas informadas sobre el
tema, es que era una mujer de convicciones muy serias. Tuvo una peculiar aunque
muy rica educación, influenciada considerablemente por los trascendentalistas norteamericanos como
Thoreau o Emerson. Sufragista convencida, abolicionista, trabajó como enfermera
en la Guerra de Secesión norteamericana, publicó en revistas y periódicos
artículos de opinión y fue fundadora de
la Unión Educativa e Industrial de Mujeres en Boston. Escritora temprana de cuentos e historias
sensacionalistas de corte victoriano, su intención fue siempre escribir sobre temas
sociales y políticos, pero su editor la empujó a relatar historias para
jovencitas que tenían gran aceptación entre el público. Así surgió su gran
éxito Mujercitas en 1868, primer título de la saga basada en su propia familia
y que la incitaría a seguir escribiendo literatura infantil y juvenil con mucho
éxito. En cuanto al terreno personal, nunca se casó. Y tuvo que
hacerse cargo de su familia al morir su madre.
Pirámide de Keops Fuente: Wikipedia |
El relato que nos ocupa hoy, Perdidos en la pirámide, data
de 1969 y se encuadra entre las historias sensacionalistas, que la autora
escribía antes del ya mencionado éxito de 1968, y que se ha considerado uno de
los primeros ejemplos de thrillers egipcios escritos por una mujer. A nadie
debe extrañar la temática, pues la egiptología era una ciencia que interesó
enormemente a la escritora norteamericana. También se ha considerado recientemente,
que este relato pudiera tener connotaciones feministas, si se hace una analogía
entre la profanación de la tumba egipcia con la violación de una mujer. Esta
teoría ha sido defendida por Jasmine Day. Pero dejémonos de especulaciones y
empecemos a hablar del relato.
Perdidos en la pirámide comienza en un salón. Una pareja de
jóvenes, Paul y Evelyn, están charlando tras el regreso del joven de una
expedición a Egipto junto al profesor Niles, pocas semanas antes de su boda.
Paul le enseña un misterioso cofre de madera que contiene unas semillas dentro.
Evelyn que es una preciosa y curiosa muchacha le pide a su prometido que le
cuente la historia de ese objeto. Y Paul, muy misterioso, comienza la narración
de los hechos no sin antes advertir a su novia sobre los peligros que puedan
sobrevenir de esta rara e inquietante aventura. El relato tiene su origen
dentro de la pirámide de Keops.
Acompañaba el joven Paul
al profesor Niles en sus investigaciones
de los jeroglíficos y los pasillos laberínticos del antiquísimo monumento
egipcio. Cansados por el calor, el polvo y el trabajo, deciden tumbarse a dormir
y descansar. Al despertarse tras un inquietante sueño, Paul descubre que ni el
guía egipcio ni el profesor están en el campamento. Pese a la advertencia de una nota escrita por el profesor de no
abandonar el sitio, el joven muerto de inquietud toma una antorcha y recorre
los pasillos en busca de Niles. Después de una sofocante búsqueda, Paul
consigue encontrar al doctor caído y en malas condiciones. Muy asustados,
juntos inician el regreso al punto de encuentro marcado por su guía egipcio.
Cuando creen estar perdidos y a punto de quedarse sin la luz de la antorcha, se
topan con un sarcófago egipcio. Una tumba que identifican como perteneciente a una sacerdotisa de tiempos
inmemorables, cuya momia sigue en su interior con un cofre lleno de semillas
entre las manos. Temiendo quedarse atrapados en aquel lugar, el profesor decide
no escuchar las advertencias de Paul e incendia los huesos de la sacerdotisa,
para que la luz de la fogata indique a su guía Jumal dónde poder encontrarlos. Eso sí, el cofre de la
sacerdotisa se salvan del fuego.
La imaginación de Evelyn tras escuchar la narración de su
prometido la lleva a imaginar las maravillosas plantas y flores que podrían
surgir de aquellas semillas que contiene su misterioso cofre, pero Paul muy
asustado le advierte sobre los peligros que puede llevar consigo germinar esas
plantas. Sin atender a razones, el joven decide echar al fuego de la chimenea
las semillas. Pero en un descuido, no todas caen dentro. Es entonces cuando comenzará
la maldición de la momia y sus terribles consecuencias. ¿Queréis conocerlas?
Perdidos en la pirámide es una historia muy corta, son
apenas veinte páginas. La fluidez de su narrativa, la economía en los
personajes, lo exótico y misterioso de su argumento hacen que su lectura sea
apasionante y emocionante, sin tomar aliento para respirar hasta finalizarla.
Su estilo grandilocuente lleno de luces y sombras, al más
puro estilo gótico de la era victoriana, hacen del relato un claro ejemplo de
los cuentos que la encantadora Jo March
hubiera podido contar a sus hermanas en la buhardilla de Concord. Una
encantadora e inquietante historia para ser contada al calor del fuego del
hogar, que invita a soñar con tierras lejas y viejas leyendas egipcias.
👉La siguiente novela se titula Dionea, y está firmada por la
escritora inglesa Vernon Lee (1856/1935)
Fuente: Ed. Funambulista |
Vernon Lee fue una peculiar mujer. Nacida en Francia, aunque
de padres ingleses, pasó los primeros años de su vida viajando con su familia
hasta que se establecieron en Italia en 1873 donde pasaría casi toda su vida
adulta. Tuvo una infancia y juventud muy
particular junto a una madre y un hermanastro algo desequilibrados, que
imprimieron carácter a su personalidad. Muy culta y escritora temprana, publicó
por vez primera a la edad de trece años.
Se codeó con los grandes escritores e intelectuales de su tiempo, aunque no
caía bien a nadie debido a su difícil carácter. Pese a ello, era admirada por
su inteligencia y gran cultura, que la llevó a escribir tratados de estética,
libros de viajes, novelas y relatos cortos. Henry James fue un gran admirador
suyo, llegando a dedicarle algunas
palabras en una carta dirigida a su hermano:
<Es tan peligrosa y extraña como inteligente, lo cual equivale a decir muchísimo. El vigor y envergadura de su intelecto son de lo más infrecuente, y su conversación, absolutamente superior. Pero sé moderado en materia de amistad, ¡es una gata montesa!>
Es innegable que fue una mujer peculiar: letrada
temperamental, ferviente feminista, pacifista declarada en la Primera Guerra
Mundial, su manera de vestir a lo garçonne y su carácter; todo ello unido a que
no se casó nunca ni se le conoció ninguna relación sentimental, hicieron de ella
una leyenda. El escritor español Javier Marías se refirió a sus novelas como no
muy brillantes, y a sus trabajos estéticos como pasados de moda,
pero sí admitió que sus cuentos góticos
eran excelentes. A estos últimos pertenece el relato incluido en Cuatro damas del
misterio, su título: Dionea, que ahora paso a comentar.
Retrato Vernon Lee, Sargent Fuente: Wikipedia |
Dionea es una misteriosa y legendaria historia que trae
recuerdos de mitos clásicos de tiempos griegos y romanos. Contada de manera
epistolar, las cartas están escritas por un único personaje, el doctor
Alessandro de Rosis, que durante veinticuatro años mantiene correspondencia con
doña Evely Savelli, princesa de Sabinia.
La novela cuenta la historia de una pequeña náufraga, cuya extraña manera de llegar a la costa de un pequeño
pueblo del norte de Italia y su carácter insólito, consiguen crear entre los
habitantes del lugar cierta aprensión hacia ella. El doctor acostumbrado a las
supersticiones de los aldeanos pide en sus cartas a la princesa de Sabinia que
apadrine a la pequeña para poder llevarla al convento del lugar; puesto que
ninguna familia quiere acogerla. La princesa acepta y el doctor periódicamente
le irá contando los progresos en la educación de Dionea.
Pero la tranquilidad del doctor se verá alterada cuando las
hermanas del convento le cuentan las pocas virtudes que la niña tiene, que no
aumentan, sino todo lo contrario cuando se convierte en una linda jovencita. De
inusual belleza pero pérfido carácter, la muchacha no está más cerca de encontrar
marido que cuando era niña, ya que su genio maligno asusta a todos los jóvenes.
Esto obliga al doctor a tomar diferentes medidas durante los siguientes años,
para intentar hacer de Dionea una muchacha sensata. Disposiciones que no
evitarán infortunios a todos los que se crucen en la vida de la extraña joven. Pero
un día todo parece cambiar, cuando llega a la localidad un escultor de renombre,
cuya esposa queda hechizada por la belleza de Dionea y convence a su talentoso
marido para que la esculpa. ¿Será una decisión fatal?
Dionea es una enigmática tragedia, al estilo de las que se
representaban en los teatros de la antigüedad clásica. Sus voces traen cánticos
que hablan de sabores, olores y mitos de tierras mediterráneas; los dioses
griegos y romanos inundan las páginas del relato. La pluma de Vernon Lee derrocha
saber, esbozando para el lector cuadros descriptivos con precisión pictórica,
acercándolo al colorido de la Italia más cálida y temperamental.
Por otro lado, la historia goza de una estética gótica
perfectamente maquetada, que envuelve a quien la lee con un hechizo del que no
quiere despertar. Filtros de amor, diosas clásicas, playas agrestes, artistas
románticos, ruinas y un convento con una advertencia para el Maligno en la
puerta. ¿Qué más se puede pedir?
👉Y de tierras italianas del mediterráneo viajamos a la fría
Inglaterra, a Staffordshire Potteries.
Toca el turno a nuestra tercera dama del misterio: Amelia B. Edwards
(1831/1892), y su relato El tercer horno.
Fuente: Ed. Funambulista |
Amelia B. Edwards no es menos interesante que las
anteriores, y como ellas también fue una escritora precoz, publicando su primer
poema con siete años. Educada en casa por su madre, no sólo mostró dotes para
la escritura, sino que las artes plásticas y la música estaban también entre
sus virtudes. Publicó poemas, relatos y artículos en revistas y periódicos de
gran relevancia. Pero no fue hasta 1850 que se dedicara por completo a la
literatura, teniendo sus obras buena acogida desde el principio, pero su gran
triunfo llegó en 1864 con la publicación de La historia de Barbara, una novela
dedicada a la bigamia. Trabajadora incansable, dedicaba mucho tiempo a la
documentación y recreación de sus atmósferas, hecho éste en el que se basaba el
éxito de sus novelas, llegando a editarse una de ellas, Lord Brackenbury (1880)
hasta en quince ocasiones. También fue una estupenda escritora de cuentos de fantasmas, cuyo título más
conocido es El carruaje fantasma.
En el terreno personal, Amelia nunca se casó, aunque pasó su vida junto a su amiga Ellen
Drew Braysher, quien la acompañó en todos sus viajes. Fue defensora y promotora del movimiento sufragista y sus grandes pasiones fueron los viajes, la literatura y la egiptología,
llegando a fundar junto con Reginald Stuart Poole el Egypt Exploration Fund.
Horno de Potteries Fuente: dreamstime.com |
Con respecto al cuento que hoy nos ocupa de la autora, El
tercer horno, narra una inquietante historia de fantasmas. El relato narra un
hecho insólito que le ocurrió a un alfarero de la región de los Potteries
siendo aprendiz, y nos es contado por él mismo. La historia comienza cuando
siendo él un huérfano de la calle es recogido y protegido por George Barnard,
capataz de la fábrica de porcelana del lugar. Éste le da trabajo y se ocupa de
su educación. George es un buen hombre, respetado por sus trabajadores y amado
por la dulce Leah Payne, su prometida. La vida de todos transcurre
pacíficamente entre el trabajo y los
oficios de la iglesia, donde coinciden con Leah. Pero un día llega a la fábrica
un nuevo decorador de porcelana proveniente de los afamados talleres de Sévres
franceses; su nombre, Louis Laroche: un hombre presumido, de mirada ladina y
misterioso aura. Hasta los perros ladran cuando presienten que va a pasar. Pero
la dulce Leah no lo ve así, y George sospecha que algo aterrador va a pasar. No
se equivocará, un misterio inquietante y espeluznante aguarda a todos los que
se atrevan a leer El tercer horno.
Encuadrado en la tradición cuentista británica, El tercer
horno, tiene similitud de estilo con las
historias de fantasmas escritas por los
ingleses Charles Dickens y Wilkie Collins. Narrado con una pluma ágil y
dinámica que invita a leer la historia sin pausa alguna. Su ambientación y atmósfera son exquisitas, disfrutando el
lector de unas descripciones fantásticas, pudiendo imaginar en todo momento cómo eran las
fábricas inglesas de porcelana en el siglo XIX. Tanto es así, que la autora
dedica incluso algún breve e interesante pasaje a su proceso de fabricación:
<(…)Solíamos hacerlo, debo decirle, introduciendo trocitos apenas moldeados de arcilla común y corriente. Si el calor era demasiado fuerte, se agrietan; si es demasiado débil, permanecen húmedos; si está equilibrado, se vuelven firmes y lisos por todas partes, y entran en la fase de galleta. (…)>
Otro aspecto llamativo de la ambientación, que da credibilidad
y aumenta el interés en la historia, es la introducción en la trama de apuntes
forenses; una ciencia ésta que estaba comenzando a gozar de gran importancia y
fama en la época de la escritora.
El tercer horno es en definitiva un fantástico cuento, escalofriante
y emocionante, que pese a su brevedad deja la sensación de haber leído una gran
novela; así de bien está escrito. Una lectura ideal para las noches invernales.
👉Pongo rumbo final a esta reseña ocupándome al fin de la
última de mis cuatro damas del misterio: Margaret Oliphant, y su cuento La
ventana de la biblioteca.
Fuente: Ed. Funambulista |
Margaret Oliphant Wilson (1828-1897) nació en Wallyford, a las afueras
de Edimburgo. Aunque tanto ella como su familia se mudaron a Liverpool en 1838,
ella siempre se sintió escocesa. Comenzó su producción literaria en 1844, y sin
cesar se dedicó a ello hasta su muerte en 1897. Aunque no gozó del éxito de
Dickens, siempre se dijo que era la escritora favorita de la reina Victoria. Su
inmensa producción está influida de una gran melancolía provocada por su triste
vida. Viuda a edad muy, tuvo que mantener a toda la familia mediante su trabajo
como escritora. Además de sus propios hijos, Oliphant tuvo que cuidar a su
hermano alcohólico Willie y a su hermano Frank y los tres hijos de éste,
después de que Frank entrara en bancarrota y su mujer muriera en 1870. Y no
sólo esto, también vio morir a sus siete hijos. La suerte no la acompañó en el
terreno personal, quizá por ello su empeño y dedicación al mundo de la
literatura, donde si obtendría éxito tanto profesional como financiero. Llegó a
publicar más de cien novelas y otras tantas obras de ficción y no ficción.
Entre su producción destacan Cuentos de lo Visible y lo Oculto, una serie de
relatos entre los que se encuentra La ventana de la biblioteca, relato que paso
a analizar.
La ventana de la biblioteca cuenta la historia de una
muchacha de Londres que disfruta del
verano en la casa de su tía Mary en Escocia.
Mary es una anciana, antigua beldad de la zona, que nunca se casó, y que
ahora pasa sus días disfrutando de los tés de las tardes que organiza para sus
amistades. Entre estas personas se encuentra lo más selecto de la población
anciana.
Una tarde, la
muchacha, que es una soñadora empedernida, escucha una conversación entre los amigos
de su tía. Estos hablan y especulan sobre una ventana situada frente a la casa.
Al parecer esa ventana no es visible para todo el mundo, aunque se especula que
forma parte de la biblioteca de la población. La muchacha desde ese día vive
obsesionada con la ventana: come, duerme y sueña con el momento de sentarse en
su sillón a contemplarla. Hasta que un día algo sospecho comienza a ocurrir: una
sombra aparece tras esa ventana. Este hecho
desencadenará una serie de circunstancias y más apariciones, que obsesionarán a
la joven hasta casi perder la razón queriendo conocer el secreto ancestral que
guarda su visión.
La ventana de la biblioteca es una historia de fantasmas de
acusado romanticismo. Con un reconocible espíritu escocés, que pone sus ojos en el más famoso de los escritores
que dieran aquellas tierras: sir Walter Scott, a quien se le nombra en
repetidas ocasiones. El tema que aparece es de los más antiguos y nostálgicos en los
cuentos de misterio: las apariciones de enigmáticos personajes. Pero la autora
consigue crear una fantástica y original atmósfera que envuelve al lector en una tormentosa y
romántica historia, que no comprenderá hasta llegar al final.
Las descripciones, que
marcan el carácter psicológico
tanto de los personajes como de todo lo
que les rodea, son precisas y calculadas; acentuando las sensaciones que la
escritora quiere conseguir del lector:
<Un velo de encaje colgaba de su viejo sombrero. Pero su mano, que surgía de otro espeso encaje, era algo curioso de verse. Tenía uno dedos muy largos, muy afilados, que en su juventud habrían sido muy admirados; y su mano era muy blanca, y hasta más que blanca: pálida, diáfana, exangüe, con grandes venas azules que sobresalían en el dorso; llevaba varios anillos refinados, entre los cuales uno con un gran diamante en un viejo y horrible engaste con garras.>
Las ilusiones que recrea con su narrativa son en ocasiones
de una belleza infinita, capaz dibujar escenas de un costumbrismo propio de los
artistas de tiempos pasados, escuchándose las voces de los protagonistas como
si estuviéramos presentes en la escena:
<Esto ocurría siempre a la hora en que, en la calle, los muchachos se despedían para regresar a sus respectivas casas, y en que, a veces, una voz aún más chillona llamaba desde una de las puertas pidiendo a alguien que “diera un grito” a los chicos para que acudieran a cenar.>
La trama se desarrolla a un ritmo pausado y sereno, acelerándose
según transcurren los días en la historia hasta finalizarla al galope por la
emoción. Su final tiene trazas autobiográficas, que no debo desvelar a mis
lectores por no estropear la emoción final. Pero sí puedo asegurar que los más
románticos sentirán palpitar su corazón.
Y hasta aquí la reseña de hoy. Espero haber causado curiosidad
en mis lectores, pues las escritoras de las que he hablado lo merecen. Sus
vidas no fueron comunes, sus trabajos tampoco lo fueron. Y aunque durante años
sus obras estuvieron un poco olvidadas, hoy podemos disfrutar de ellas gracias
al esfuerzo de editoriales como Funambulista que se esfuerzan por ofrecer
originalidad y calidad a sus lectores, haciendo realidad las palabras de Antoine
de Saint-Exupéry:
<”Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua”.>
Undine von Reinecke ♪
Hola.
ResponderEliminarPues a mí me has picado la curiosidad tanto con la vida de las autoras como con sus historias. No sé si lo podré encontrar en la biblioteca pero me lo llevo anotado de todos modos.
Un saludo.
Buenas noches:
EliminarCiertamente, las autoras son mujeres muy interesantes. Todas ellas se salían de lo corriente y llevaron una vida fuera delo común. En cuanto a los cuentos, todos me han gustado muchísimo, pero en especial Dionea, de Vernon Lee.
Ya me dirás si lo consigues.
Un abrazo, preciosa, y muchas gracias por comentar el post!!
Buenas noches Undine:
ResponderEliminarDe Alcott no he leído ni las Mujercitas, así que vamos bien. También le había echado el ojo a Susurros en la oscuridad. De las otras tengo un relato en el de Damas oscuras, de hecho mi favorito es La historia de Salomé de Amelia. De Vernon Lee y de Oliphant también hay pero son otros. A veces me falta paciencia con estos relatos que van a fuego lento y que luego la sorpresa no es tan grande pero algunos me gustan mucho así que no me importaría pobrar con estos.
Besitos
Buenas tardes, Norah:
EliminarA mí el relato de Alcott, aunque me gustó, es el que me parece más usual. El resto son de 1ª categoría. Me he emocionado mucho con ellos y el último, el de La ventana de la biblioteca, su final guarda similitudes con la vida de su autora; si lo lees te digo cuál :)
Apunto La historia de Salomé, porque Amelia me ha gustado muchísimo. Y a Venon Lee la leeré este año segurisimo otra vez, porque su Dionea me ha fascinado.
No tengas cuidado con estos relatos, porque a mí no me han parecido lentos, eso sí, la impaciencia por conocer el desenlace siempre está ahí; aunque quizá no sea tanta la sorpresa final, es un gustazo leer la narrativa de estas grandes escritoras.
Un abrazote, preciosa!!
Hola, ya me has vuelto a convencer, necesito leerlo... Me gusta lo que cuentas tanto del libro como de las autoras, muy interesante.
ResponderEliminarBesos
¡Cuánto me alegro, Ayla!
EliminarCuando lo leas, no dejes de comentarme tus opiniones, ¿vele?
Un beso grande, preciosa!!
No te quiero leer muy a fondo porque es la lectura que he escogido para el nivel 2 de relatos en mi reto de clásicos y caerá en las próximas semanas. Me espero a leerte a fondo una vez lo haya disfrutado (porque sé que lo voy a disfrutar xD). Sí que he leído la introducciónn a la reseña y mientras te leía pensaba que efectivamente estas cuatro autoras son una representación perfecta de escribir para comer, haciendo las concesiones que fuesen necesarias con respecto a lo que realmente les gustaba escribir cuando era necesario. Y también pensaba en Jane, mi querida Jane Austen, que medio siglo antes ya hizo de la escritura su profesión, no un entretenimiento o una afición, y fue una adelantada a su tiempo (de hecho apenas tenemos literatura de Regencia y menos publicada por mujeres en la propia época), y pero no creo que se valore en su justa medida lo valiente y moderna que fue.
ResponderEliminarY ya, me callo, que para haber pasado de puntillas en la reseña al final siempre me enrollo.
¡Besote!
Buenas tardes, MH:
EliminarNada, ni te preocupes por no leer la reseña; a mí me ocurre igual cuando tengo la certeza de leer el libro en cuestión, prefiero no conocer la opinión de otros. Eso sí, que sepas que te va a encantar. No tengo duda alguna. :)
Sobre lo que cuentas de Jane, pues sí, ella hubiera disfrutado de su profesión como nadie, si en su época la hubieran aceptado como una igual en los círculos literarios. No obstante, ambas sabemos que su profesionalidad la llevaba tan arraigada que eso nadie podía quitársela.
Estoy deseando leer tu reseña de este libro, ¿cuándo tienes previsto publicarla?
Un beso grande, preciosa!!
Ahora no puedo pensar en otra cosa: en la edición, en los cuentos, en las autoras, se me ha metido en la cabeza y solo puedo pensar en leerlo ¿Qué pensaría Tolstói de esto? ¿Adicciones? ¿TOC? 😂😂😂😂😂😂😂
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
ja,jaja...Tolstói lo desaconsejaría seguro!!
EliminarComo ya lo tienes en mente, no te voy a decir nada a favor del libro, tan sólo que a mí me palpitó el corazón con su lectura.
Un beso muy grande, y ya me dirás algo cuando lo leas, ¿Vale?
¡Hola! Yo no soy de leer cuentos y quizás sea un género con el que me podría estrenar este año y mentiría si tu reseña no me ha despertado la curiosidad por estas autoras. Un saludo!
ResponderEliminarBuenas tardes, Alejandra:
EliminarTe animo a que leas estos relatos, pues a veces eltérmino cuento nos despista con respecto a la grandeza de su contenido. Podría apostar a que te gustarían. Estaré atenta a tu opinión.
Un abrazo y feiz fin de semana!!
Hola Undine!! Es un libro que desde que salió estoy como loca por leer. Combina dos cosas que me encantan: los relatos de misterio y estas autoras que me fascinan. Además, son estupendos los títulos de esta editorial. ¡Gran reseña! Besos!!
ResponderEliminarPor cierto, la fotografía que has tomado del libro te ha quedado preciosa. Besos!!
EliminarEl que más me gusta es el primero, ¿adivinas por qué? Por la pirámide jajaja
ResponderEliminarBesos
Pues, sí, la pirámide guarda su secreto, y estoy segura te enganchará.
EliminarUn abrazo, preciosa!!