RESEÑA: LA VENUS DE ILLE, PROSPER MÉRIMÉE

 

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: José J. de Olañeta Editor
Colección: Centellas 37
Traducción de Manuel Serrat Crespo
Páginas: 80
Formato: 9,5 x 14 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-9716-729-1
Año aparición: 2.011
Precio sin IVA: 5,77€
Precio con IVA: 6,00€

Sinopsis de la Editorial

Un gran relato fantástico de una de las figuras más destacadas de la literatura europea del siglo XIX, el autor de la famosísima Carmen, Prosper Mérimée.

Propuesta musical para este libro

La pieza que el lector está escuchando corresponde a la obertura de Les Francs Juges, una ópera del compositor francés Hector Berlioz, cuyo libreto fue escrito por su amigo Humbert Ferrand en 1826, que ha pasado a la historia de manera incompleta. El compositor galo destruyó la mayor parte de la música que había escrito debido a la imposibilidad de ver representada la obra en los escenarios. Berlioz dejó tan solo la obertura, que se ha convertido en un tema recurrente de concierto, desde que se interpretó por primera vez en mayo de 1828. La publicación de la partitura tuvo lugar en 1836, mismo año en el que el gran Franz Liszt hizo una transcripción para piano del tema. 

La motivación que me llevó a elegir esta pieza para acompañar la reseña de hoy se debe a que Berlioz y Mérimée comparten nacionalidad y son contemporáneos, habiendo nacido los dos en 1803. Además de ello, ambos creativos tomaron inspiración fuera de las fronteras francesas para gran parte de sus obras; concretamente, Les Francs Juges está ambientada en la Alemania medieval.


Lo que Undine opina del libro



<Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas.> Galileo Galilei


Esta semana quiero compartir con mis lectores la tercera recomendación del mes de octubre, dedicada a la literatura fantástica y de terror, para conmemorar la noche de Halloween y el día de Todos los Santos. En esta ocasión, he elegido un título muy especial que llevaba tiempo durmiendo en mi biblioteca personal, esperando a ser leído en su mágico momento indicado. Se trata de una historia tan singular como breve, escrita por uno de los mejores eruditos galos, a quien debemos también el mérito de haber salvado el patrimonio  histórico, artístico y arquitectónico de su país, tras el paso de la barbarie cultural que asoló el país como consecuencia de la Revolución Francesa. Me refiero a Prósper Mérimée, ese famoso personaje a quien todo el mundo asocia con el mundo de la lírica porque fue el autor de Carmen, la nouvelle en la que se basó una de las más famosas óperas del repertorio francés, si no la que más, compuesta en 1845 por el maravilloso Georges Bizet.

Acuarela pintada por Mérimée para su relato Carmen
Fuente Wikipedia
Sin embargo, en esta ocasión no voy a hablaros sobre esta romántica y dramática historia ubicada en España, llena de pasión y crimen, que hizo universalmente célebre a Mérimée. Hoy quiero centrarme en una pieza anterior a Carmen, que posee un carácter muy distinto, pero que a mí me resulta completamente fascinante. Me refiero a La venus de Ille.

Antes de entrar en materia, y comenzar a analizar lo que nos cuenta esta historia, me parece interesante comentar quién se esconde tras Prósper Mérimée, un nombre que, lamentablemente, en nuestro país ha quedado eclipsado por la famosa ópera antes mencionada. No obstante Mérimée fue un hombre mucho más interesante de lo indica que una simple mención de un libreto o la carátula de un disco. La historia de su vida así lo revela, veámoslo.

Prósper Mérimée nació en París en 1803. Sus progenitores fueron ambos pintores y su padre, además, ocupó el puesto de Secretario Permanente de la Academia de Pintura y Escultura Francesa. Su infancia y adolescencia transcurrieron durante la época napoleónica, pero, tras la caída del régimen en 1815, se relacionó con los hijos de la élite de la Restauración, tanto en el ámbito académico como en el personal. Su formación intelectual fue clásica, llegando a dominar muchos idiomas, entre los que destacan el latín, el griego, el inglés y el ruso, convirtiéndose con el tiempo en un gran traductor, el primero en introducir en Francia las obras de la literatura rusa. En un principio, sus intereses intelectuales se inclinaban hacia la historia, pero optó por estudiar derecho, aunque finalmente se decidió por dedicarse a la literatura. Sus inicios como literato fueron en el campo de la traducción, de aquella época datan sus frecuentes visitas a los salones parisinos, donde se codeaba con las más destacadas figuras del romanticismo francés, entre ellos, Chateaubriand. Fue en la década de 1820 cuando comenzó a escribir realmente, llegando a recibir elogios por sus primeros trabajos de figuras reconocidas como el genial Balzac y, más allá de las fronteras francesas, Goethe escribió un artículo alabando su trabajo. 

La libertad guiando al pueblo , Delacroix (1830). Fuente: Wikipedia
Tras la muerte de Luis XVIII, y con la subida al trono del rey Carlos X en 1824, Mérimée formó parte de la oposición política, y entró a formar parte del nuevo movimiento romántico, encabezado por el pintor Eugène Delacroix y los escritores Víctor Hugo, Alfred de Musset y Eugène Sue. A esa época se remonta su amistad con eminentes personajes de las letras como Stendhal y el ruso Turgueniev. Mientras tanto, su oficio como escritor siguió creciendo y tomando estilo. 

No fue hasta 1829 que Prósper Mérimée comenzó a experimentar con la nouvelle o el relato corto, un género en el que llegaría a destacar como pionero. Dos de sus títulos más conocidos, Mateo Falcone y Tamango, pertenecen a aquellos días. También inició por aquel entonces una serie de viajes que le proporcionaron grandes experiencias con las que ilustrar su literatura futura. Uno de los más emblemáticos fue el que realizó en 1830, que le llevaría a recorrer la geografía española, visitando y estudiando el Museo del Prado, asistiendo a corridas de toros, o analizando los monumentos andaluces. A la cultura española dedicó un destacado espacio dentro de su producción, recogida en un volumen titulado Lettres d'Espagne, donde figura por vez primera los sucesos que relata Carmen, una historia aparentemente verídica que le fue transmitida por la condesa de Montijo, madre de la futura emperatriz francesa, con la que el escritor mantuvo una estrecha amistad. 

María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo
Fuente: Wikipedia
A su regreso a París, Mérimée ocupó varios cargos políticos y diplomáticos -el destino que le llevó a Inglaterra le convertiría en un anglófilo empedernido-, hasta que en 1833 fue nombrado por el primer ministro como Inspector General de Monumentos Históricos. Fue entonces cuando inició la labor extraordinaria por la que hoy día se le reconoce como el gran protector y salvador del patrimonio artístico francés, ya que sin su esfuerzo y dedicación, no habríamos podido disfrutar de muchos de los monumentos y obras artísticas que han llegado hasta nuestros días. Aconsejo a mis lectores que visiten un interesantísimo artículo firmado por el escritor inglés Julian Barnes para The Guardian, fechado el 7 de julio de 2007, donde habla de las excepcionales labores de rescate que Prósper Mérimée llevó a cabo en Francia durante el periodo de tiempo que abarcan los años 1833 y 1852, viajando sin descanso a lo largo y ancho del país para recopilar datos e informar de los daños sufridos por las obras de arte y los edificios históricos, aportando grandes ideas para su restauración. Su labor no fue nada fácil ni grata, pues debía enfrentarse a la ignorancia y malas artes de caciques y políticos que carecían del más mínimo carisma e ilustración para manejar obras de arte de tamaño calibre. Y es justo a este periodo de tiempo al que pertenece La venus de Ille, el relato protagonista de la reseña de hoy, que comienza así:

<Descendía yo el último repechón del Canigó y, pese a que el sol se había ocultado ya, distinguía en el llano las casas del pueblecito de Ille hacia el que me dirigía.>

La venus de Ille nos lleva a una provincia del sur de Francia, a esa zona que Ann Radcliffe hizo célebre con su novela gótica Los Misterios de Udolfo (1794). Un anticuario parisino visita la población de Ille, con la intención de conocer las riquezas culturales y el patrimonio artístico del lugar. Para ello, contacta con M. Alphonse de Peyrehorade, un colega local del mundo de las antigüedades, que recientemente ha hecho un hallazgo arqueológico en sus tierras. Se trata de una venus de tiempos clásicos, una estatua que tiene perplejos a todos los habitantes de la villa. Peyrehorade invita al viajero a quedarse en su hogar, prometiéndole hacer de cicerón para él por tierras del Rosellón, tras asistir a las celebraciones matrimoniales de la boda de su hijo. No obstante, el destino les tenía preparado algo muy distinto e inquietante, porque lo que aquel día desató fue algo paranormal.

Edición española de 1930 (Fuente: Iberlibro)
La venus de Ille es una inquietante nouvelle que fue escrita en 1835, publicándose dos años más tarde en la revista Revue des deux mondes y, en 1845, la pieza pasaría a formar parte de un recopilatorio publicado por el editor Charpentier, con el título de Colomba y otros cuentos

Perteneciente a la época en que Prósper Mérimée comenzó sus labores de rescate del patrimonio artístico francés, tras esta historia subyacen todas esas preocupaciones y observaciones que el autor pudo extraer de las experiencias atesoradas durante su gira por la geografía francesa, en su cruzada para salvar los monumentos de su país, en la cual tuvo que lidiar con la ineptitud y la barbarie de muchos de sus compatriotas, que no sabían valorar las riquezas del patrimonio artístico francés, y que, en ocasiones, lo veían como un símbolo de la monarquía borbónica, siendo víctima del vandalismo y el expolio. 

Así lo refleja en La venus de Ille, donde, con gran mordacidad, hace escarnio de las diversas actitudes censurables que en su viaje se fue encontrando. De ello dan muestra sus personajes principales, el señor Peyrehorade, anticuario provinciano con más ínfulas que cultura, al que Mérimée ridiculiza muy sutilmente; también vemos esa crítica en el personaje que encarna su esposa, una dama devota de la Iglesia que ve los hallazgos arqueológicos como materia prima para construir un nuevo "símbolo" para el templo; y, para finalizar, tenemos al hijo del matrimonio, un joven más bruto que inteligente que mide el valor de las cosas por su rendimiento económico, sin tener en cuenta el sentido de la estética o su valor moral. Por otro lado, y hablando de personajes secundarios, Mérimée refleja en muchos de ellos las supersticiones e ignorancia que atesora el analfabetismo.

La puerta de la justicia (Cuentos de la Alhambra, 1832)
ilustrado y escrito por Washington Irving, otro gran
viajero (fuente: davis.emuseum.com)
En cuanto al contexto en el que se ubica la historia, el autor imprime en él ese ambiente característico de los viajeros decimonónicos, que hacían uso de guías oriundos del país que visitaban, cruzándose en su periplo con viajeros y comerciantes de las comarcas cercanas a su destino, siendo este relato un reflejo de lo que debieron ser en aquel tiempo los Pirineos, ya que en él coinciden catalanes, aragoneses y franceses. Las rivalidades entre los originarios de la Península Ibérica y los nacionales del país galo viene de largo y La Venus de Ille nos lo cuenta. Dejo a mis lectores que investiguen sobre el tema, aprendiendo sobre la cultura pirenaica, mientras disfrutan de esta fantástica narración.

En lo referente a la atmósfera fantástica aludida al comienzo de la reseña, la originalidad mostrada por Mérimée haría escuela, ya que este relato sirvió como inspiración a otros creativos de su tiempo y del siglo venidero. El más famoso de todos es Henry James y su nouvelle El último de los Valerio👈, una historia que parte del mismo principio argumental, basado en el hallazgo de una imagen clásica, con un “algo” paranormal. No obstante, ambas historias difieren en contexto y estilo, ya que cada una es fruto de su tiempo y circunstancia, aunque sí comparten muchos otros motivos. En primer lugar, los dos relatos recurren a los mitos clásicos; en segundo orden, los dos autores tienen en común una constante literaria, esa figura femenina implacable y destructora; en otro sentido, las dos historias tienen un acentuado gusto por la estética. Estas razones que he dado me hacen pensar que la lectura de una debe llevar a la otra, pues las dos juntas son un dueto mágico, que nos ofrece el marco sublime de lo que debió representar para el siglo XIX una ciencia incipiente como fue la arqueología. Por ello, tanto La venus de Ille como El último de los Valerio, forman parte de mi proyecto El gourmet literario👈.

 Mary Shelley (Fuente: Wikipedia)
Comentaba al dar inicio a la entrada de hoy que este cuento era tan especial como breve, pero no hablé de lo agradable que resulta su factura. Narrado por un testigo de los acontecimientos, alter ego del escritor, el relato que éste hace de los sucesos es muy fluido y va ganando paulatinamente en interés e intensidad, conquistando al lector con su ritmo dinámico. Hay quienes dicen que La venus de Ille pertenece al género de terror, aunque en mi opinión encaja más en el terreno de la fantasía y lo sobrenatural. Como quiera que sea, esta es una obra que se muestra directa y carece de todo artificio, siendo poseedora a la vez de un delirante romanticismo literario, capaz de sublimar con ello al más versado lector.

Así pues, queridos amigos, os invito a conocer La venus de Ille, una obra cuya fascinante y emocionante historia despierta luces intelectuales, perteneciente a un autor que fue todo un personaje admirable, anglófilo convencido, enamorado de España y aspirante al corazón de dos grandes damas literarias, Mary Shelley y George Sand, que en su lucha filosófica por mejorar la época que le tocó vivir, construyó mucho más que otros individuos que han pasado a la historia con más presencia que él. En definitiva, Prosper Mérimée fue un escritor que vivió y sintió como un verdadero romántico, legando a la posteridad su gran cruzada ilustrada



<Es impío no el que suprime a los Dioses, sino el que los conforma a las opiniones de los mortales.> Epicuro de Samos



Undine von Reinecke ♪



El autor por la Editorial

Fuente: Wikipedia
Prosper Mérimée (1803-1870), hombre elegante, cosmopolita y culto, es uno de los narradores más interesantes de la literatura francesa del siglo XIX. Bien relacionado con la casa imperial —era amigo de la emperatriz Eugenia de Montijo— fue nombrado inspector de Monumentos Históricos, lo que le llevó a viajar por toda Francia supervisando lugares históricos, edificios y archivos. Esta actividad profesional de Mérimée es la que constituye en cierto modo el trasfondo de La venus de Ille, relato fantástico situado en el Pirineo rosellonés y centrado en un enigmático hallazgo arqueológico. Narrada con gran maestría y un estilo desapegado pero lleno de emoción contenida, La venus de Ille es una de las mejores narraciones fantásticas de Mérimée y de la literatura francesa en general.

Comentarios

  1. Buenos días Undine!. Después de mi nefasta experiencia con el autor y La dama del antifaz pensé que iba a leer nada más de Mérimee, pero tu estupenda reseña me ha hecho cambiar de opinión, creo que la Venus de Ille puede encajar con mis gustos y si encuentro en ella la mitad de las virtudes que ves tú, seguro que será una lectura
    muy satisfactoria. Un abrazo

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    1. Buenas tardes, Mar.
      Recuerdo tu reseña de La mujer del antifaz. Ya tenía previsto leer La venus de Ille y me quedé con la copla. Afortunadamente, el relato me ha gustado mucho. Quizá haya intervenido en ello el contexto (su trabajo como inspector de patrimonio) y la temática (arqueología), ambas cosas me agradan acentuadamente. Ya me contarás tus impresiones cuando lo leas.

      Un abrazo y mil gracias por tu visita!!

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  2. Querida Undine:
    Sí, también soy del grupo que solo conocía Carmen y además lo leí en la versión ilustrada de Lacombe y ahora no recuerdo si estaba el texto íntegro o era una versión. No lo tengo porque fue prestado pero ya miraré.
    El caso es que según te voy leyendo siempre pienso en qué distinto es el perfil de los escritores de antes con el de ahora, en general. Sigue habiendo gente muy inquieta culturalmente y que pelea en ese terreno.
    Y qué manía tienen algunos movimientos de destruir la cultura y la educación para cambiar las cosas, nunca entendí por qué destruir cuando no es necesario para cambiar. En fin, no me quiero enfadar ya, jeje.
    Me apunto la novela para descubrir esta historia que no me importa que no sea de terror y toque más lo fantástico mezclado con el arte porque me gusta mucho.
    Besines y feliz semana

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    1. Buenas tardes, Norah.
      Leer Carmen en edición ilustrada por Lacombe es un lujo, me muero de envidia.
      Por otro lado, y referente a lo que comentas, yo también admiro a los autores de épocas pasadas. La erudición que demostraban es alimento para los lectores de antes y de hoy. Los millones de escritores que existen en la actualidad, en mi opinión, deberían reflexionar sobre ello.
      En cuanto a destruir para innovar, opino como tú, no es necesario arrasar con todo. La verdad debe cimentarse siempre sobre el respeto, construir y sumar. Así lo veo yo también.

      Un beso y mil gracias por tus interesantes palabras!!

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  3. Hace muchos años leí un volumen titulado Carmen y otros cuentos. Creo que de Eitorial Aloanza. me gustó, pero tampoco he vuelto sobre el autor. Como ya tengo anotado El último de los Valerio, anoto también La venus de Ille. Comparar novelas que en algo se asemejan siempre es una labor interesante. Por cierto, no consigo acceder al enlace en Gourmet literario.
    Has hecho una reseña magnífica y un acercamiento a Merimée de lo más completo.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Rosa.
      Primeramente, muchas gracias por avisar sobre el link al Gourmet Literario, había olvidado enlazarlo. Ya funciona.
      Sobre tu comentario, creo que disfrutarás mucho comparando los relatos de Mérimée y James. Son tremendamente parecidos y muy dispares a la vez. Yo he disfrutado con la lectura de ambos. A ver qué opinas tú.

      Un abrazo y mil gracias por tu visita!!

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  4. Tenían que estudiar tus reseñas en los colegios, dicho esto me lo llevo apuntado y ya si lo tienen en la feria del libro que empieza hoy aquí en Sevilla me llevo una alegría. Besos

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  5. Hola Undine, pues me parece muy interesante. Tanto saber que Merimée hizo más cosas que Carmen, como el libro en sí. Me lo apunto.
    Un besazo

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  6. ¡Hola! Este creo que no conseguiría disfrutarlo así que, pese a su estupenda reseña, seguramente no me atreva a leerlo. Un besote :)

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  7. Holaa!! Pues no lo conocía pero sin duda suena muy interesante. Otro más que me apunto en mi lista. Gracias por la reseña.

    Blessings!!

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  8. No sabía de la labor de Merimee con el patrimonio artístico de su país. Siempre se aprende algo con tus entradas. El relato lo leí hace tiempo y lo disfruté mucho pero no he leído nada más del autor, ni su famosa Carmen. A ver si me animo. Y disfrutando de tu acertada propuesta musical!
    Besotes!!!

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  9. Tus reseñas son siempre tan completas y tus elecciones tan interesantes que debería ser pecado no pasarse por aquí jejejej. En serio, todo lo que cuentas de Merimee es apasionante. Yo solo conozco del autor a su famosa Carmen. Tiene muy buena pinta este libro. Besos

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  10. Hola Undine!
    Esta historia me pareció muy entretenida y muy bien escrita. No tan espeluznante para los estándares actuales, pero cuando piensas que fue escrito en 1837, ¡es sorprendente! Mérimée está entre mis escritores favoritos porque me gusta su manera de contar los hechos que llevan al clímax del cuento. Hoy apenas hablamos de Mérimée y sus libros. Es un escritor infravalorado. Es una pena, porque, en mi opinión, más gente debería leer a este gran autor. ¡Gracias por la musica de fondo, es excelente!
    Saludos

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