RESEÑA: "UN ALMA CÁNDIDA", Elizabeth Taylor
Fuente: @undine.von.reinecke |
Datos del Libros:
Escritora: Elizabeth
Taylor
Editorial: Gatopardo Ediciones
Editorial: Gatopardo Ediciones
Número de páginas: 264
Formato: 20 x 12,5 cm
ISBN: 978-84-17109-52-3
Primera edición: 11
de junio de 2018
PVP: 19,90 €
Sinopsis de la Editorial:
Flora parece tenerlo todo. Es alta, rubia y hermosa. Y tiene
un hogar, un bebé y un marido, Richard. Tiene bajo control a su amiga Meg y a
su hermano, Kit, el cual ha sentido siempre por ella una gran admiración, y
también a Patrick, un caprichoso novelista. Sólo Liz, una pintora bohemia,
rehúsa ser una seguidora suya. Flora los seduce, los manipula y los encandila
con sus destellos de dicha y entusiasmo. Todos se sienten cautivados por el
refinado encanto que ejerce en los demás; todos, menos Liz. Será ella quien
pondrá en tela de juicio que la candidez de Flora es el «veneno» más dulce de
todos.
El escritor Kingsley Amis dijo de Elizabeth Taylor que era
una de las mejores novelistas inglesas del siglo xx. La esposa de Amis, la
novelista Elizabeth Jane Howard, que mantuvo una larga e íntima amistad con
Taylor, declaró tras su muerte que envidiaba a cualquier lector que se topara
con su lectura por primera vez.
Propuesta musical para esta novela
Mr. Lonely y otros éxitos de los 50'/60'
Lo que Undine opina del libro:
Cuando alguien comienza una novela de Elizabeth Taylor no debe esperar absolutamente nada. Lo mejor para disfrutar de sus obras es sumergirse
página tras página, y dejarse llevar por su agradable pluma. No se debe
esperar, como decía, grandes emociones, ni historias complejas que trasladen al
lector a paraísos terrenales. Elizabeth Taylor escribía sobre la vida cotidiana
de personajes comunes: la vecina soltera
que vive frente a su casa; la anciana que se siente sola y sueña con vivir en
el campo; el escritor sin éxito, aunque famoso; la mujer madura, que viuda ya, casa a su única
hija, centro y único motivo de su vida. Éste es el caso de Un alma cándida, que
comienza lanzando un dardo al corazón
del lector:
<“Hacia el final del discurso del novio, la novia se hizo
a un lado y, por una abertura que había en la carpa, comenzó a arrojar migas de
tarta de boda a las palomas que había fuera. Lo hizo algo abstraída, y
empezaron a llegar más palomas, que desde su casa de madera comenzaban a llegar
desde los establos. Causó un divertido y ligero revuelo entre los invitados,
pero ella no se dio cuenta. Su marido se sintió avergonzado y pensó que era
demasiado pronto en su vida de casados como para sentirse así; pero de eso ella
tampoco se dio cuenta”>
Con estas primeras líneas conocemos ya el carácter de la
novela. No es una historia de amor para leer mientras disfrutamos de té y
pastas. Estamos en Inglaterra años sesenta del siglo XX, la mujer ha adquirido
ya muchos derechos, pero parte de la sociedad sigue anclada aún en viejas
costumbres. Mientras Mary Quant (Londres, 11 de febrero de 1934), ponía de moda
la minifalda,
y The Beatles ocupaban las listas de éxitos, muchas mujeres
seguían sufriendo las consecuencias de una educación caduca, que las llevaba a
tener una vida de dependencia familiar: primero los padres, luego el marido, si
eran afortunadas en casarse. Algo que Flora, la protagonista, y centro de la novela, defiende. Y que
Patrick, su amigo, cuestiona de esta manera:
Fuente: soyrural.es |
<Imagínate que, de pequeña, te dicen tendrás que
pertenecer a otra persona, y que sólo la muerte podrá separaros. Nadie podría
reprocharte que rompieras a llorar por eso.>
Así contado parece que Elizabeth Taylor nos va a ofrecer
otra historia de feminismos, pero este no es el caso, aunque queda implícito
durante la narración la reivindicación de una vida más plena para el sexo
femenino.
La escritora escribe
una gran novela sobre la soledad. Una soledad que es consecuencia de la mala praxis
educacional, de arrastrar siglos de mala gestión emocional, donde se escondían
los afectos, la verdadera amistad y el compañerismo.
Después del párrafo
inicial del libro, Elizabeth Taylor va presentando a todos y cada uno de los
personajes que pasarán por su historia sin describirlos literalmente. Provoca
que el lector saque conclusiones sobre sus conductas y, como es costumbre en su estilo, todas ellas están cargadas de un sutil humor .
Todos ellos giran alrededor de Flora a quien, aparentemente,
quieren proteger de sí misma, con cuidados excesivos y de manera encubierta. Esto me provocó gran expectación mientras
estaba leyendo, porque nunca he pensado que una persona adulta y en plenas
facultades, tenga necesidad de estas atenciones.
Entre las personalidades que van apareciendo se encuentra Meg, una amiga de la infancia, soltera y con
pocos ingresos; Kit, hermano de Meg que tiene grandes sueños de ser actor y que
vive abducido por Flora; Percy, el padre Richard (el novio de la boda), borrachín y algo golferas; su amante Ba, que
aunque buena persona, es vilipendiada por la sociedad al no querer arreglar su situación de pareja con Percy; Patrick, amigo de Flora, amor secreto y
platónico de Meg, que esconde su condición de gay , aunque es un secreto a voces;
y por último el personaje que más
importante me parece a mí del libro (opinión muy personal y que llevaría a
debate), la señora Secretan, madre de
Flora, que ha empleado toda su vida para este momento, la boda de su hija. Ya
desde el comienzo de la novela se califica de este modo:
<Qué novia tan bella, tan alta y tan rubia, pensó su
madre. Las novias rubias son las mejores. Era como si la hubiera tenido
–querida Flora- sólo para esta maravillosa ocasión, y todo lo sucedido entre su
nacimiento y el momento presente hubiera quedado olvidado. Solo contaban los
dos triunfos>
Como decía todos los personajes revolotean y hablan sobre
Flora, todos están impacientes por que la novia comience su nueva condición de
esposa. Y mientras, el lector piensa: ¿qué ocurre? ¿Por qué tanto nerviosismo?
¿Por qué Flora no protesta?
Y así nos deja Elizabeth Taylor, sin saber más, creando
expectación sobre lo que vendrá después...
Y nos vamos a blanco, pasamos a
otra escena donde dará comienzo la verdadera historia.
Han transcurrido cuatro años desde la boda y Flora, tras
haber perdido toda esperanza, está esperando un hijo. Su vida matrimonial es aparentemente modélica,
pero Richard vive inmerso en el trabajo.
El resto del elenco de amigos y familiares siguen igual, sus vidas pocos
cambios han sufrido, parecen todos necesitar de Flora, o eso piensa ella con su
simplón corazón, para que sus vidas puedan funcionar correctamente. Y ella,
como buena chica que es, decide solucionar el destino de todos ellos.
Algunos personajes más se unen a la historia: dos sencillas amas de
llaves, sin las cuales nada funciona que son valoradas muy injustamente. Y dos
personajes más, que pondrán a prueba el equilibrio de Flora: Elinor,
la vecina que vive un mal matrimonio; y Liz, un personaje peculiar y discordante,
que odia a Flora y lo que ella representa (yo me pregunto si por envidia). Estos
dos personajes serán el contrapunto a la adoración de la que es objeto Flora. Y
hasta ahí puedo contar de la historia.
Foto Cubierta "Un alma cándida" Fuente: Gatopardo Ediciones |
En mi opinión, el error de esa enfermiza relación de dependencia, la tienen todos los implicados. Comenzando
por esa madre protectora, que aprendió de sus mayores las reglas del juego. Siguiendo por esos amigos y parientes, que tienen una vida muy vacía, y que
ocupan sus carencias fijándose en las
debilidades del ser al que consideran atolondrado, e incapaz. En este caso es
Flora, pero ¿quién no conoce a un personaje similar en su propia vida?
Debemos preguntarnos si verdaderamente esas personas que parecen desvalidas nos
necesitan, o somos nosotros los que necesitamos sentirnos importantes para ellos,
y así dar sentido a nuestra existencia.
Con mucho ingenio, humor y aparente simpleza, Elizabeth Taylor nos narra una historia común, de
personas comunes, con vidas comunes; como las nuestras. Nos habla de la soledad
que todos padecemos. De lo fácil que es crear ídolos de barro, adorarlos,
mimarlos hasta el infinito, otorgarles poder sobre nuestras vidas, para luego culpabilizarles
de nuestros males. Un alegato contra la soledad, que aboga discretamente, por
el diálogo y la sinceridad, que son generadores de entendimiento y crecimiento
en una comunidad. Y lo hace contando pequeñas anécdotas de la vida de estos
personajes ficticios, que forman el grupo o secta de adoración a Flora.
Un detalle que me ha gustado mucho en la novela, que puede
pasar desapercibido, es el pasaje donde nos habla de un sentimiento de soledad, que es en muchas ocasiones ignorado socialmente.
Me refiero a la maternidad de Flora (en este caso, podría aplicarse a cualquier
mujer), más concretamente de la soledad tras el parto, de cómo la madre vive
este momento mientras el resto de familiares y amigos, incluido el marido, se
sienten protagonistas del acontecimiento, y viven su propio momento de gloria
mientras la nueva mamá, se queda a solas con su confusión. Veamos cómo lo cuenta Taylor:
<El nacimiento del bebé trajo consigo una gran actividad
de llamadas telefónicas. Elinor llamó a Richard, para invitarlo a cenar la
noche que quisiera (…). Meg llamó a Patrick para contarle la nueva.
-Espléndido- respondió él- ¿Y qué
tal ha ido todo para Flora?
-Estaba anestesiada.
-Siempre lo ha estado.
-Siempre lo ha estado.
Se llamará Alice. Sí, es por mí- La señora Secretan siguió
diciendo felizmente por teléfono.
Era el día más feliz de su vida, Flora estaba maravillada.
(…). Le parecía un poco extraño, que el
día más feliz lo pasara acostada en la cama, la mayor parte del tiempo,
sola.>
Este pasaje en concreto me parece brillante, es de esas
pequeñas cosas que componen una vida y que parecen heredarse junto con las
joyas familiares, sin solucionarse y establecidas como algo normal. Seguro que muchas de
las personas que me leéis habéis vivido un momento parecido.
Pero, no penséis que Elizabeth Taylor se ocupa tan sólo de
la problemática de la mujer, también habla de los hombres, de su propia
soledad, de la pérdida de una compañera al hacerla su esposa y desvanecerse la
ilusión inicial al comenzar una vida juntos. De cómo la apatía vuelve al hombre
huraño y triste, aislándose en su mundo.
Es curioso que Richard, marido de Flora,
fuera al comienzo de la novela, el
personaje que me resultara más antipático. Para convertirse al final de la misma,
en alguien cálido y cercano, el más
sensato de todos; tomando las riendas de una situación difícil que nadie había
percibido y solucionándola.
Es por eso mi observación primera sobre la novela,
llevándome a pensar que era algo diferente a los feminismos de la época en que
fue escrita. En mi opinión, Taylor, tenía una concepción equilibrada en sus
juicios sobre ambos sexos, que la llevaba a observar las relaciones entre hombre
y mujer prestando especial atención a la dificultad de entablar amistad entre
ellos. Nos habla de los tabús que imperaban,
y aún reinan en ocasiones. Unas reglas no escritas, donde la mujer y el hombre
casados no pueden mantener una conversación inteligente con alguien de otro
sexo sin que se ponga en tela de juicio la misma.
Una brillante y cercana novela, que con una gran habilidad y destreza narrativa,
hace pensar al lector sobre la importancia de todo lo que hacemos y decimos en
la vida. De cómo el paternalismo y la hipocresía, crean peligrosos ídolos de
barro, que ponen a prueba la estabilidad emocional de cuantos tratan con ellos.
Una verbena de quién tiene la culpa de qué, pero todos estamos solos y el más
débil pierde el juego.
Sin pretender ser un
tratado psicológico, Taylor nos invita a fijarnos en todos y cada uno de los
personajes de la novela, nos hace estudiarlos y nos sugiere que pongamos rostro
a todos, buscándoles en los conocidos de nuestra vida privada. Tremendo la cercanía de la problemática que
plantea, pues pensemos que ha
transcurrido más de medio siglo desde la publicación de Un alma cándida y parece que no se ha encontrado el remedio al sentimiento de soledad que envuelve a la sociedad.
Fuente: @undine.von.reinecke |
<La señora Secretan estaba leyendo Elizabeth y su jardín
alemán, -por enésima vez- había dicho. “Qué libro tan hermoso. Cuánto me
hubiera gustado conocerla”>
Eso, amigos, me ocurre a mí cada vez que leo a Elizabeth Taylor
Undine von Reinecke ♪
La Autora por la Editorial:
Elizabeth Taylor Fuente: Gatopardo Ediciones |
Elizabeth Taylor (1912-1975). Nació en 1912 en Reading, Berkshire (Inglaterra). Tras finalizar sus estudios, trabajó como institutriz y bibliotecaria. A los veinticuatro años contrajo matrimonio con un hombre de negocios y se instaló en Penn, un pequeño pueblo de Buckinghamshire. Escribió doce novelas (La señorita Dashwood, Ángel, En el verano, El hotel de Mrs. Palfrey entre otras). Una vista del puerto fue publicada en 1947. Escribió, además, cuatro libros de cuentos.
Fuente: Gatopardo ediciones |
Notas de Undine sobre la Autora:
Poco he podido encontrar sobre la vida de la escritora. Al parecer, su vida pasó sin pena ni gloria para lo común de la sociedad.
Sus libros se vendían, aunque su público era limitado. No fue hasta después de su muerte que obtuviera algún reconocimiento en forma de premio.
Pero, ¿quién era Elizabeth Taylor? Era una mujer común, con
una vida común y una familia común, igual que los personajes de sus novelas.
Nada de padres ilustres y grandes bibliotecas familiares, o amistades de postín
(como era el caso de muchas escritoras británicas de renombre).
De hecho, su marido regentaba una confitería de la cual vivían. E incluso su fallecimiento, a la edad de 63 años, fue debido a un cáncer, la enfermedad más común del siglo XX.
De hecho, su marido regentaba una confitería de la cual vivían. E incluso su fallecimiento, a la edad de 63 años, fue debido a un cáncer, la enfermedad más común del siglo XX.
Elizabeth Jane Howard Fuente: Wikipedia |
Cuando su marido quiso que Elizabeth Jane Howard (1923/2014,
famosa por su serie de novelas The Cazalet Chronicles), gran amiga de su
esposa, escribiera una biografía de E. Taylor, ésta se sintió incapaz de
hacerlo, pues opinaba que no había suficientes acontecimientos en su vida como para ello. Triste, ¿verdad? Yo estoy segura que no fue así, de
hecho sus novelas dictaminan lo contrario; pues, para escribirlas hacía falta
una gran experiencia de la vida, un poder de observación agudo capaz de plasmar
con habilidad una escena cotidiana y convertirla en un tratado psicológico. Otra
cosa es pensar, que haya pocas personas con la capacidad de emoción necesaria
para hacer de lo común una aventura.
Elizabeth Taylor (actriz) Fuente: wikipedia |
Cuando Elizabeth
comenzó a escribir, coincidió que su tocaya dedicada al cine (Elizabeth Taylor,
1932/2011), despegara en su carrera hacia la fama con la película National
velvet (1944). La escritora se maldijo por su mala suerte pues, no gustándole
su nombre de nacimiento, Dorothy Betty Coles, cambió éste por el de Elizabeth,
y adoptó al casarse Taylor como apellido. El hecho de la coincidencia de
nombres entre ambas mujeres, ensombreció
a la escritora emergente, confundiendo al público, quién no prestó atención
alguna a la obra literaria de la escritora, y centró su mirada en la
protagonista de la Gran Pantalla.
Rosamund Lehmann Fuente: parisreview.org |
No fue así, con
algunos intelectuales, quienes supieron apreciar y entender la sutil pluma de
Taylor. Entre dichos novelistas tenemos a Rosamund Lehmann, quién la encontraba
sofisticada y divertida; o Antonia Fraser, que la denomina como: "una de
las escritoras más subestimadas del siglo XX". Hilary Mantel opina de ella : "consumadamente hábil y algo subestimada".
Una vista desde el puerto Fuente: Gatopardo Ediciones |
Sea como sea, pocas personas saben de la singular obra de
Elizabeth Taylor. Yo misma no la conocía hasta que vi la adaptación al cine de su novela Angel, protagonizada por Romola Garai en el 2007. Eso me abrió las puertas a la
producción literaria de la autora, desde entonces procuro leer las obras
que van siendo traducidas y editadas con cuentagotas en España. Por el momento,
me felicito de haber disfrutado de Ángel (Anagrama), El hotel de Mrs. Palfrey
(Bruguera), Una vista del puerto (también editado por Gatopardo en 2016), La
señorita Dashwood y El juego del amor (Ático de Libros las dos últimas), además
de Un alma cándida que hoy os presento. Me falta tan sólo un título por leer,
En el verano (Alcor), que espero conseguir próximamente.
Para cinéfilos: "Angel" (2007)
Bibliografía de la Autora:
Novelas:
- At Mrs. Lippincote, 1945; En casa de Mrs. Lippincote.
- Palladian, 1946; La señorita Dashwood.
- A View of the Harbour, 1947; Una vista del puerto.
- A Wreath of Roses, 1949; Corona de rosas.
- A Game of Hide-and-Seck, 1951; El juego del escondite.
- The Sleeping Beauty, 1953; La bella durmiente.
- Angel, 1957 (al principio, titulada La verdadera vida de Ángel Deverell), Ángel.
- In a Summer Season, 1961; En el verano.
- The Soul of Kindness, 1964
- Mossy Trotter, 1967.
- A Wedding Group, 1968; Un grupo de boda
- Mrs. Palfrey at the Claremont, 1971; El hotel de Mrs. Palfrey
- Blaming, 1976; Acusación, póstuma.
Libros de relatos y cuentos:
- Hester Lilly, 1954, relatos breves.
- The Blush and Other Stories, 1958, relatos.
- A Dedicated Man and Other Stories, 1965
- The Devastating Boys, 1972
- Dangerous Calm, 1995
Me gusta este tipo de libros que son tranquilos, que sin sacudir al lector y dejarlo hecho polvo sí que lo emocionan un poco y dejan su mensaje. Son lecturas amables que visitar de vez en cuando.
ResponderEliminarUn abrazo
Primeramente, mil gracias por leerme!!:)
EliminarA mí me gustan mucho estas novelistas inglesas que parece que escriben mientras cocinan un pastel. Su inteligencia, clase y sutileza, cuando te hablan de la vida resultan como conversaciones con una tía soltera que ha vivido lo suyo:). Afortunadamente, en los últimos tiempos se están editando a muchas de ella.
Un beso y muchas gracias otra vez!!
Leí y reseñé la novela el año pasado, y me gustó muchísimo, como todo lo que he leído de esta autora (qué pena que en España no parece que termine de despegar y de ser leída como se merece). Fíjate que, en mi opinión, Liz no tiene envidia de Flora, simplemente sabe ver más de lo que ven todos los demás, que parecen cegados por sus rayos de supuesta perfección :). La ve desde fuera, no desde dentro como el resto de personajes, y por eso es más objetiva y se da cuenta de que Flora, de perfecta, no tiene nada. Es que yo a Flora le vi muchas aristas, y algunas no muy buenas. A ver si Gatopardo se anima a seguir traduciendo a esta autora :)
ResponderEliminarBesote grande y enhorabuena por la reseña :*
Bienvenida, querida Inquilina:
EliminarSabía que el tema de Liz abriría debate :) Y sí, estoy de acuerdo contigo, Liz conoce muy bien el caracter de Flora (a mí Flora me pone muy nerviosa, por otro lado), la cala desde el principio. Cuando me refería a la envidia, quería decir, que Liz quisiera sentir ese colchón donde caer cuando la necesidad aprieta, ese del que Flora dispone siempre y del que Liz disfruta alguna migaja cuando la visitan Patrick y Kit. Siente esa diferencia entre las personas que nacen con estrella y las que tienen que luchar por recoger lo que se les cae a los afortunados.
Es un libro que se presta a club de lectura, o a charla entre a migas tomando un café. Queda aplazado ese café :)
Un abrazo y muchísimas gracias por comentar!!
"Te he conocido" esta mañana en Instagram y me ha encantado tu puesta en escena, vaya fotos buenas; también me he quedado con unos cuantos títulos de tus reseñas y estaba deseando tener un ratito para leer tranquilamente tu blog. Ha sido todo un descubrimiento, me encanta tu selección literaria, coincido mucho en el tipo de ambientación que te gusta.
ResponderEliminarDe momento, me tengo que hacer con este libro, y con el de relatos rusos, y la madona con abrigo de piel... Un placer conocerte
Buenos días!! Y muchísimas gracias por tus palabras!!
EliminarPara mí es un privilegio compartir mis lecturas con personas afines a mis gustos. Sería un placer seguirte si me dices tu Instagram y si tienes blog también.
Un abrazo y mil gracias nuevamente!!