RESEÑA: EL VALLE DE LAS NUBES, LEWIS GRASSIC GIBBON

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Belvedere

Traducción: Miguel Ángel Herranz

Tamaño: 14 x 21 cm

Páginas: 282

Primera edición: Marzo 2013

Encuadernación: Rústica

ISBN: 978-84-949063-4-3

PVP: 18,60 €


Sinopsis de la Editorial

La obra El valle de las nubes, narra la vida cotidiana de Chris Guthrie, quien se ha casado con el reverendo Colquohoun y, juntos, se han mudado con el hijo de Chris, a Segget, en el condado del Mearns, población de más entidad, conservadora, de carácter cerrado y dada a los chismorreos. escocés e inglés.(...)


Propuesta musical para este libro


Auld Lang Syne es una canción popular escocesa, compuesta en 1788 por el poeta Robert Burns (1759-1796), que a su vez tomó inspiración de una pieza más antigua del folclore de su país.  Robert Burns la incluyó en el catálogo de tonadas escocesas Scots Musical, que recopiló junto al editor musical James Johnson (1753-1811). El poeta se la envió a los directores del Scots Musical Museum, asegurándoles que la había escrito tras habérsela escuchado a un anciano. Posiblemente así fuera, porque existe otro poema del escritor James Watson, fechado en 1711, con el que guarda similitudes. Esto hace pensar que ambas piezas líricas se hubieran podido inspirar en el mismo tema popular. En 1799 se musicalizó el poema con sones tradicionales del país, y, desde entonces, se canta en Escocia cada Navidad.

Como quiera que sea, tanto el título de la canción como los motivos que inspiraron estos versos hacen alusión a los viejos tiempos, por lo que parece una estupenda propuesta musical para acompañar la reseña de la trilogía  A Scots Quair.


Lo que Undine opina del libro



<La tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta.> Rabindranath Tagore (1861-1941)



Siempre me he sentido atraída por las obras literarias en las que subyace el respeto y el amor por los orígenes del autor. Me refiero a ese tipo de narrativa con cierto regusto autobiográfico, en la que el escritor vuelca las estampas de la tierra que lo vio nacer, y lo hace en toda su magnitud, mostrando las idiosincrasia de las gentes que la habitan, con sus costumbres y defectos, para compartir con el lector todo lo que guarda en su corazón. Suelen ser obras de gran calado social y con un intenso sentir lírico, mostrando en muchos de los pasajes escritos el colorido, aromas y sonidos, que identifican el carácter de un pueblo, convirtiéndose en el emblema de la nación en cuestión. Se conocen muchos ejemplos al respecto, como el alemán Eduard von Keyserling👈, que dedicó toda su obra a la aristocracia del Báltico, a la que él mismo pertenecía; lo mismo quiso hacer la novelista y poeta Flora Thompson con Oxfordshire, la zona de Inglaterra a la que dedicó su adorable Trilogía de Candleford👈; y un poco más al norte, en las tierras escocesas de Kincardineshire, fue Lewis Grassic Gibbon -seudónimo del escritor James Leslie Mitchell-, quien inmortalizó dicho condado, en su trilogía A Scots Quair.

Fuente: Undine von Reinecke
Muchos de mis lectores, aficionados como yo a la literatura que nos llega desde Gran Bretaña, conocerán la maravillosa primera entrega de esta serie de libros, que fue declarada en 2005 por los escoceses como el mejor título que había dado aquella nación. La editorial Belvedere publicó en octubre de 2020 el primer volumen -inédito en España hasta entonces-, con el título de Canción de atardecer. Yo me hice con el libro nada más salir, pero por avatares de la fortuna, en ese momento no lo pude reseñar. Sin embargo, con motivo del lanzamiento de El valle de las nubes, que es el segundo libro de la trilogía, y que Belvedere ha puesto en las librerías con la estupenda traducción de Miguel Ángel Herranz, hoy tengo la oportunidad de hablaros de estos dos excelentes títulos, apoyándome en las sabias palabras del insigne escocés sir Walter Scott, quien en el el siglo XIX dijo que “quien sube una escalera debe empezar por el primer peldaño”. Por ello, creo conveniente comenzar mi reseña de El valle de las nubes hablando en primer lugar del título que le precedió.


Mapa político de Kincardinshire (Fuente: Wikipedia)

Sunset Song, o lo que es igual, Canción de atardecer, fue publicada originalmente en 1932, y tuvo una extraordinaria acogida desde que salió. Hoy está considerado todo un clásico de primera categoría. Quizá su éxito radique en esa evocación inolvidable y maravillosamente lírica que hace Lewis Grassic Gibbon de la zona rural de Kincardinshire, el condado escocés de donde él era originario, y donde situó su historia. El libro es un bellísimo cántico entonado en voz alta, que homenajea a esa generación de escoceses apegados a la madre tierra, que vio cómo los nuevos tiempos amenazaban su dura forma de vida en los albores del siglo XX, y que la Gran Guerra acabó por exterminar. Lewis Grassic Gibbon construyó una apasionante historia, donde dibujó los hogares de aquellas gentes, sus paisajes, rutinas, ceremonias, lenguaje y la manera en que se demostraban su amistad, dotando a su narración de un trasfondo realista, brutal por momentos, pero siempre poético, humano y encantador. En esa atmósfera agrícola y humilde colocó a un grupo cautivador de personajes, cuyas almas el lector jamás podrá olvidar. 

Pese a la belleza que rezuma Canción de atardecer, su trama tiene momentos muy duros, tan intensos como lo era en la vida real. El escritor conocía bien el tema, porque él mismo fue hijo de granjero, y vio en primera persona cómo era la vida de los arrendatarios que trabajaban la tierra cuando comenzaba a despuntar el siglo XX. Sus buenas dotes académicas, y el buen oficio de un maestro rural de escuela, le libraron del trabajo de agricultor, pudiendo formarse intelectualmente para encontrar su vocación como escritor. 

1ª edición EEUU (Fuente: Wikipedia)

Volviendo al tema que me ocupa, el argumento de Canción de atardecer narra la historia de Chris Guthrie, la hija de un granjero endurecido por la lucha de toda una vida trabajando la tierra. La muchacha es lista y demuestra buenas dotes para los estudios, soñando con un futuro dedicado a la enseñanza. Sin embargo, su familia es víctima de varias desgracias, y, a consecuencia de ello, debe olvidar sus aspiraciones intelectuales y hacerse cargo de la granja. No obstante, no todo está perdido, porque aún le quedan el campo, los amigos, el amor y la maternidad. Cuando cree que ha alcanzado la felicidad, estalla la Gran Guerra y Chris se tendrá que reinventar.

Y, como le ocurrió a la protagonista de la novela, así fue también para muchas personas de la vida real. La Primera Guerra Mundial acabó con el mundo tal y cómo estaba establecido. Cayeron gobiernos, se desbarató el sistema social y el económico cambió. A consecuencia de todo ello, crecieron las ciudades, quedándose los pueblos medio vacíos por la reconversión del campo, y, en definitiva, porque allí la vida ya nunca sería igual. Esa es la semblanza que nos hace Lewis Grassic Gibbon en Canción de atardecer, que representa una crónica veraz y apasionante de lo que fueron las dos primeras décadas en la vida de las gentes que ocupaban las granjas en el área rural de Kincardineshire, también conocido como Mearns, una zona histórica de Escocia, colindante con la conocida ciudad de Aberdeen, en la costa noreste de Gran Bretaña. A través de las experiencias de su heroína, la maravillosa Chris Guthrie, un personaje femenino a quien su creador trató con gran cariño y conocimiento de causa, el lector podrá entrar en contacto con ese carácter tan particular que tienen los escoceses del campo, herederos de una tradición y una cultura tan antigua como su nación. 

Dunottar  Castle, de Stonehaven (Fuente: Wikipedia)

De ello deja constancia al comienzo del libro el escritor, donde hace un breve y muy particular resumen -el humor y la ironía rezuman a raudales durante toda la narración-, de lo que vieron aquellas tierras, fundadas con la sangre de las tribus que allí se asentaron, la de sus enemigos y la de los señores que allí construyeron luego sus castillos. Son tan sólo unas páginas, y aunque pueden resultar un tanto arduas de leer, merece la pena hacer esa travesía por la impresionante experiencia literaria que viene después.

Por otro lado, y aunque en la versión española no se aprecie en la misma medida la forma de expresión -tanto en Canción de atardecer, como en el segundo volumen El valle de las nubes, los traductores Raquel Herrera y Miguel Ángel Herranz han hecho un gran esfuerzo en la adaptación a nuestro idioma en sus respectivos trabajos-, el autor introdujo en su trilogía la compleja forma de hablar y los vocablos escoceses que distinguían a los oriundos de aquellas tierras, por lo que ha sido elogiado como símbolo de aquella cultura, a la que el escritor enriqueció con su diferente y moderna forma de narración. Lewis Grassic Gibbon, como hombre de su tiempo, hizo honor a las nuevas estéticas, dotó a sus trabajos de una voz muy diferente, con un narrador al que hay que atender severamente, pues corres el riesgo de perderte mientras lees. Sin embargo, una vez cogido el ritmo, es maravilloso adentrarse en el mundo de Chris Guthrie, un universo que se expande cambiante en El valle de las nubes, la segunda entrega de la trilogía.

El valle de las nubes ( Ed. Belvedere, 2023)
Fuente: Undine von Reinecke

En El valle de las nubes, seguimos los progresos de Chris Guthrie. Después de la Gran Guerra, y con los cambios que ésta ha traído, nuestra heroína y su familia abandonan la localidad rural donde viven para asentarse en un nuevo lugar. Se trata de una pequeña ciudad, habitada por pequeños granjeros, comerciantes y trabajadores de la industria hilandera, en la que las rencillas por causas políticas, religiosas o personales, conviven con los chismes que circulan constantemente entre la población. Y así, Chris, como esposa de un pastor de la Iglesia de Escocia y madre de un chaval, será el centro de todo cotilleo entre sus vecinos, que ven con ojos curiosos, y en ocasiones maliciosos, cómo una humilde granjera ha podido progresar hasta ocupar la casa parroquial.

Por otro lado, y al igual que hizo en el volumen anterior, el autor inicia el relato de El valle de la nubes con la crónica de los acontecimientos que sucedieron siglos atrás a los antepasados de los moradores de aquellas tierras. Su mordaz y algo disparatada narración histórica concuerda con el carácter de los nuevos protagonistas que encontramos en la segunda novela de la trilogía A Scots Quair, que son los herederos de aquellos clanes que perecieron luchando entre ellos siglos atrás.

Y estos son los habitantes de Segget, la población donde Chris Guthrie, ahora Chris Colquhoun, va a ocupar junto a su esposo la casa parroquial. Permítanme mis lectores que haga aquí un inciso, ya que nos hemos vuelto a topar con un guiño a los recuerdos de la niñez del escritor, puesto que Segget era la localidad donde se encontraba Hillhead, la granja que trabajó el padre de Lewis Grassic Gibbon hasta 1907. 

Como quiera que sea, en una ciudad a la que bautiza como Segget, el autor retrató a un grupo de ciudadanos de peculiar y controvertida personalidad, que protagonizan pintorescas escenas, cuya lectura podría despertar la hilaridad, si los temas que subyacen en la novela no fueran tan importantes. Y sin embargo, es difícil no sonreír ante el panorama y los diálogos que nos muestra el escritor. Tan disparatadas son algunas de las escenas de taberna que nos hacen recurrir con la imaginación a ese perfil tan manido del escocés pueblerino, borrachuzo y guasón. No obstante, en absoluto la narración pretende caricaturizar a la población escocesa de aquel tiempo, sino mostrar una realidad de quienes se mostraban orgullosos de ser herederos del poeta Robert Burns; aquellas personas que sobrevivieron a la Gran Guerra, y tuvieron que afrontar los cambios que, tras la contienda, habían sufrido sus vidas: los campos se han talado para dejar paso a las fábricas, se han construidos nuevos vecindarios para dar cabida a los trabajadores de la industria, los pastores de la Iglesia ya no son conservadores y parecen bolcheviques, y el inquilino de la mejor propiedad, patrón de la gran fábrica cercana a la ciudad, pasa más tiempo en Londres que ocupándose de la problemática laboral.

Agyness Deyn como Christ Guthrie en la adaptación de 2015 de Sunset Song
Fuente: timeout.com
El valle de las nubes
es una interesante y apasionante novela que fue publicada por primera vez en 1933 por la editorial londinense Jarrolds, con el título original de Cloud Howe. Su aceptación no fue tan rotunda como Canción de atardecer, pero, desde mi punto de vista, supone un punto y seguido imprescindible para comprender el trabajo intelectual de su autor en la semblanza que hizo sobre su tierra y el tiempo en el que vivió. Y así, esa novela de crecimiento, que comenzó en el primer volumen de la trilogía, sigue su andadura mientras transcurre la década 1920, tras el huracán que representó para la humanidad la Primera Guerra Mundial.  

Muchas preguntas se responden en esta segunda parte de la historia. Se habla del número inmenso de soldados que no regresaron del frente, y de los que volvieron y no encontraron su lugar; se retrata la desolación de un pueblo que vio cómo las promesas de mejora que recibieron antes de la guerra no fueron cumplidas, causando pobreza, hambre y corrupción; también da fe de diferentes movimientos sociales reales que se dieron, incluyendo las nuevas líneas de pensamiento fascista que se asentaron en Europa como resultado de la guerra, y que poco a poco iban reclutando ciudadanos descreídos de a pie. Si bien esta última circunstancia está tan sólo insinuada, el escritor prestó más importancia a describir los acontecimientos que mantuvieron al país pendiente de la prensa por su notoria trascendencia, como la huelga general obrera de 1926, que fue convocada por el Consejo General del Congreso de Sindicatos Británicos, y que pretendía evitar la reducción de salarios y el empeoramiento de las condiciones de trabajo. 

Mineros británicos en huelga, 1926 (Fuente: Wikipedia)

En este punto, es muy interesante señalar cómo lo transmite el escritor, quien fue testigo de las lamentables condiciones laborales que tenían los trabajadores, cuando pateaba las calles de Glasgow en su primer trabajo como reportero. Lewis Grassic Gibbon, que se implicó políticamente militando en el partido socialista durante un tiempo, construye una trama desoladora, en la que compara la forma de vida de los peones de una fábrica hilandera, con la de su patrón, un joven hipócrita y disoluto, que pasa más tiempo en Londres divirtiéndose que ocupándose de en las mejoras de su negocio. Es casi imposible no echar la vista atrás a la era victoriana, para recordar a Elizabeth Gaskell y su novela Norte y sur, en la que se relatan acontecimientos similares pero con muy distinto talante. Los tiempos realmente han cambiado, y el escritor se pregunta si esto ha sido para mejor.

De esta manera, Lewis Grassic Gimibbon afronta la segunda etapa de su trilogía con la voz renovada, y, a ese estilo osado y novedoso que vos en Canción de atardecer, le imprime más carisma y audacia, introduciendo en la narración varios narradores que se dirigen al lector de manera directa, como implicándolo en la historia. La forma de explicar los acontecimientos es del todo sorprendente, como sorprendentes son las conductas de quienes contemplan determinados acontecimientos de la trama, carentes de sentido ético y humanidad. El contraste con la atmósfera que dibujó el autor en la primera parte de su historia es notorio, pero necesario para conocer el ambiente social del momento.

Frente a todo esto se sitúa nuestra protagonista Chris, la tercera versión de ella, tras su adolescencia, entrar en la vida adulta y casarse por segunda vez. Ella, junto a un marido que paulatinamente va perdiendo la "fe", se aferra a la tierra y mira hacia el cielo, mientras atiende y deja a su hijo crecer. En la generación de éste quizá resida la esperanza.

Si en Canción de atardecer Lewis Grassic Gibbon dibujó el universo de Kincardinshire como un calendario agrícola, regido por la evolución de la tierra, en El valle de las nubes, como hizo Goethe, miró a la bóveda celeste para contemplar su transformación. De ello dejó constancia, titulando con su particular lírica cada capítulo. Y yo, que me he quedado prendada de su voz, anhelo con ilusión la traducción de la tercera entrega Grey Granite, porque hay sagas que entretienen con su narrativa, y saltarse uno u otro título de la colección resulta intrascendente. En cambio, la trilogía A Scots Quair, como ocurre en la vida real, te nutre de experiencia vital.



<Mira hacia atrás y ríete de los peligros pasados.> Walter Scott (1771-1832) 



Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Lewis Grassic Gibbon, seudónimo de James Leslie Mitchell, nació en Auchterless, Aberdeenshire, en 1901. Entró a trabajar como periodista en el Aberdeen Daily y más tarde en el Scottish Farmer. Cuando lo dejó, y tras años de privaciones, decidió alistarse en la Royal Army Service Corps, con la que viajó por Egipto, Persia y Mesopotamia. Tras licenciarse, se alistó en la RAF y se estableció en el sur de Inglaterra y se casó con Rebecca Middleton. También se licenció y, debido al éxito obtenido con su primer libro, decidió hacerse escritor profesional. Al nacer sus dos hijos el matrimonio se estableció en Welwyn Garden City, ciudad satélite de Londres. Desde ese momento y hasta su temprana muerte no dejó de escribir novelas que se encuadran entre el realismo y el romanticismo, escribiendo, entre otras obras, la novela histórica Spartacus (1933). Un año antes, en 1932, había publicado Sunset Song, el primer libro de la trilogía A Scots Quair, bajo el seudónimo de Lewis Grassic Gibbon. Es su novela más reconocida. Al año siguiente publicó el segundo libro, Cloud Howe, y al siguiente, Grey Granite. Falleció el 4 de febrero de 1935 debido a una úlcera gástrica. Tenía tan sólo treinta y tres años.


Comentarios

  1. Querida Undine, coincido contigo en un punto de tu narrativa, cuando dices que el prólogo de Canción del ocaso o del atardecer en esta edición es muy cansina. De hecho yo empecé a leerla en la edición de Trotalibros, en una oferta de Prime Reding, y la dejé porque no pude pasar el prólogo. Me aburrió sobremanera... No sé si en alguna otra ocasión le volveré a dar una oportunidad...
    Un besazo

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    1. Buenas tardes, Nitocris.

      Yo te animo a que vuelvas a la novela en algún otro momento, merece la pena. Ese prólogo va dirigido especialmente a los escoceses, quienes no lo somos no podemos captar ese especial sentido del humor que emplea el autor. Sin embargo, y pese a todo, a mí me hizo gracia. Es más, estoy deseando conocer cómo se inicia el tercer volumen Grey Granite. Así de enganchada me he quedado a esta trilogía.

      Un beso, y muchas gracias por leerme!!

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  2. Hola Undine. He leído el primer libro pero en la edición de Trotalibros y me encantó. Ahora ha sacado el segundo y también quiero leerlo. Un abrazo

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    1. Buenas tardes, Esther.

      Cómo me alegra coincidir contigo en impresiones. Esta trilogía es muy especial, y merece buenos lectores como tú. Ya me contarás tus impresiones sobre El valle de las nubes cuando la leas.

      Un abrazo, y gracias por comentar!!

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  3. Buenos días Undine. Me traes cantidad de autores a los que no conozco en absoluto. Se ve que tu amor por la literatura británica te ha hecho experta en sus escritores. Esta trilogía parece muy interesante. La época de la Gran Guerra me resulta apasionante. Como dices, cayeron imperios y el mundo dejó de ser como era y como se pensaba que iba a seguir siendo. Lo muestra maravillosamente Stefan Zweig en El mundo de ayer, su autobiografía.
    Tomo nota de estas novelas y ojalá traduzcan pronto esa tercera parte para que puedas completar la lectura de la trilogía.
    Un beso.

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    1. Buenas tardes, Rosa.
      Me apasiona, como dices, la literatura británica, y te agradezco el apelativo que me otorgas, aunque disto mucho de ser un experta. Me conformo con el de amateur :).

      Por otro lado, coincido contigo en la fascinación por el periodo de entreguerras. Fue un momento histórico tan potente en todos los aspectos, que cuando me sumerjo en él siempre saco algo en claro de lo que aprender. Y sí, Zweig es uno de los escritores a los que debemos acudir para informarnos. Tenemos a este autor en común.

      Un abrazo, querida Rosa, y gracias por pasarte a leerme y comentar!!

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  4. Querida Undine:
    Ya sabes de mi nula capacidad para seguir series o trilogías pero como estos no son muy gordos voy a ver si los pillo juntos y los leo como uno solo.
    Según contabas la historia me sonaba mucho, la del primero, y luego he ido a buscar y si,es que he visto la peli. Escocia es otro lugar a visitar que imagino lleno de magia aunque también muy parecido a mi tierra.
    Por cierto, hay una canción escocesa que me gusta mucho, Caledonia.
    La semana pasada me libré de apuntar pero esta me llevo dos. Así no hay manera, jeje.
    Besitos y feliz semana

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    1. Buenas tardes, Norah.
      Yo no he visto aún la adaptación de Canción de atardecer, pero estoy en modo búsqueda para hacerlo. Si te interesa ver otra versión, creo que se hizo una serie en la década de los setenta.

      Por otro lado, yo tampoco soy amiga de trilogías, pero cuando un autor me convence me meto con su obra de lleno. Te aseguro que Canción de atardecer te tocará el corazón. Eso sí, hay algunas escenas para las que debes prepararte, al igual que en El valle de las nubes, el realismo es tremendo. Ya me contarás si finalmente te animas.

      Un abrazo, y gracias por confiar en mis impresiones literarias!!

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  5. Buenas tardes Undine!. Ya sabes que me encanta la literatura inglesa, escocesa, irlandesa y galesa, pero me es imposible estar al día como tu de todo lo que se publica (por lo que te admiro un montón), así que a este autor ni lo conocía, pero me llevo, lo mismo que la estupenda banda sonora que me ha acompañado durante la lectura reseña. Un abrazo.

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    1. Buenas tardes, Mar.

      Las canciones y poemas de Burns son preciosas. Cuando visité Escocia me empapé de su lírica. Sus compatriotas adoran a este poeta y es imposible no llevártelo contigo cuando regresas a casa.

      Con respecto a lo que comentas sobre mis conocimientos en literatura procedente de las Islas Británicas, es cierto que llevo muchos años investigando sobre el tema, aunque aún me queda mucho por leer. Te agradezco mucho el valor que me concedes.

      Un abrazo y gracias por la visita!!

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  6. ¡Hola! No puedo asegurar que no vaya a leerlo pero el que sea una trilogía me echa bastante para atrás ya que tengo mil empezadas y, si no me apetece muchísimo, me lo pienso bastante antes de darle una oportunidad. Un besote :)

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    1. Buenas tardes, Marya.

      Ya sabes que a mí me ocurre igual con las trilogías, me lo pienso mucho antes de comenzar una. Es un compromiso que en la actualidad me cuesta adoptar. No obstante, cuando el autor me convence, sigo con ella hasta el final. Ya me contarás si te animas con A Scots Quair.

      Un abrazo, y gracias por leerme!!

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  7. Pues ya sabes que me encantó la primera entrega de esta trilogía, "Canción del ocaso", así que ya me he comprado la novela que hoy nos traes tú, solo que yo sigo la edición de Trotalibros. Tengo ganas de leer cómo continúa la vida de nuestra Chris. Ya comentaremos. Besos.

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    1. Buenas tardes, Mónica.

      Sí, se que el primer volumen de A Scots Quair te gustó muchísimo. No podría ser de otro modo, conociendo tu pasión por Escocia, y tu carismática sensibilidad. Vas a ver que El valle de las nubes tiene un tono muy distinto, pero a mí igualmente me ha gustado. El personaje de Cris sigue siendo maravilloso, y la forma en que el autor la introduce en el nuevo periodo histórico escocés me ha fascinado. Ya intercambiaremos impresiones cuando la leas.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  8. Tenía ya fichadito el primer libro gracias a Trotalibros, pero no sabía que formaba parte de una trilogía. Ays, qué manera de acumularse los pendientes.
    Besotes!!!

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    1. Buenas tardes, Margari.

      No dejes de leer Canción de atardecer, ya verás que es una historia impresionante. Sus personajes, su contexto histórico, el trasfondo de la trama... Todo te va a fascinar. El valle de las nubes tiene también una historia importante, correlativa a la anterior, aunque menos entrañable. Sin embargo, no por ello deja de ser apasionante. A mí me ha gustado muchísimo.

      Un abrazo, y gracias por leerme y comentar!!

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  9. Hola,
    No me termina de llamar especialmente esta historia, por lo que esta vez voy a dejarlo pasar.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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  10. Holaa!! pues sin duda suena interesante todo lo que nos comentas en tu entrada, voy tomando nota de los títulos. Gracias por la increíble reseña.

    Blessings!!

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  11. Querida Undine, no conocía ninguna de las dos novelas pero me voy a hacer con ellas, porque estoy deseando visitar Escocia. Tu reseña es extraordinaria, y la propuesta musical, Auld Lang Syne de Robert Burns también me ha encantado. Besos

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  12. Que interesante tu reseña!! Mi sueño es viajar a Escocia algun día, mientras tanto me empapo de todo lo que tenga que ver con ese país, con su pasado y con sus gentes.La primera parte me encanto, estoy deseando leer la segunda y como tu, también deseando que se publique la tercera.

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  13. Hola, Undine.
    Uf, qué ganas de leerlo. Ya lo tengo esperando en la estantería y tu reseña me ha llevado a casi querer empezarlo de inmediato. jejeje Caerá en estos próximos meses seguro; Canción del ocaso también me encantó y siento que esta continuación, como dices, es imprescindible para seguir adentrándome en el universo y estilo de este autor. Presiento que la disfrutaré tanto como tú.
    Grandísima reseña, como siempre.
    Un abrazo.

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