RESEÑA: LA CASA DE LA ORILLA, DAPHNE DU MAURIER

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Alba

Traducción: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera

Colección: Rara Avis

Número de colección: 64

Encuadernación: Rústica

Formato: 12,5x20

Páginas: 464

ISBN: 978-84-1178-032-2

P.V.P. : 24,50 €


Sinopsis de la Editorial

Dick Young, el narrador de esta novela, es un hombre desencantado con su vida y su trabajo, casado con una viuda estadounidense que tiene dos hijos y quiere llevárselo a Nueva York a dirigir una editorial. Un compañero suyo de la universidad, profesor de biofísica, les presta su casa de Cornualles para que pasen el verano, pero en realidad la invitación tiene segundas intenciones: quiere que su amigo sea un conejillo de Indias para una nueva droga que ha inventado y que tiene el extrañísimo efecto de propiciar viajes al pasado. Así, al tomarla, Dick se encuentra de pronto en el siglo XIV, testigo invisible de una serie de intrigas y amoríos en una cruel comunidad feudal. Después de la primera conmoción, la atracción de ese otro mundo se muestra irresistible y disfruta de convertirse en «un intruso en el tiempo» y de deshacerse de las responsabilidades del presente. Fascinado por lady Isolda Carminowe, una dama que cae en desgracia, no ve el momento de volver junto a ella, pero la doble vida que lleva no tarda en causar sus estragos: no solo tiene que ocultar sus viajes, sino que empieza a confundir ostensiblemente ensoñación y realidad. La Casa de la Orilla (1969) esboza con todo detalle no solo una trama histórica sino la experiencia de un hombre que se evade y se reafirma al mismo tiempo, con dramáticas consecuencias. Es quizá una de las novelas más imaginativas y misteriosas de Daphne du Maurier.


Propuesta musical para este libro

Cabalgata Nocturna y Amanecer (poema sinfónico), Jean Sibelius

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Andrés Domynas

La pieza que el lector está escuchando es el poema sinfónico Cabalgata nocturna y amanecer (Öinen ratsastus ja auringonnousu, en finés del original), que fue compuesto en 1908 por el músico finlandés Jean Sibelius (1865-1957). Al parecer, hay dos teorías que explican la inspiración en la que se basó el compositor. La primera habla de la visita que Sibelius hizo al Coliseo de Roma en 1901, y la segunda, narra el paseo en trineo que el músico realizó entre las ciudades de Helsinki y Kervo, durante el que contempló un maravilloso amanecer.

Como quiera que sea, lo evocadora que resulta esta pieza musical, su deslumbrante romanticismo, comparte muchos puntos en común con la novela La Casa de la Orilla de Daphne du Maurier. Por otro lado, he elegido esta melodía para acompañar la reseña de hoy, porque la escritora inglesa habla de Jean Sibelius en su texto. De hecho, el protagonista de su historia escucha un disco del compositor finlandés durante el transcurso de la misma. Esto supone un momento álgido en el desarrollo de la obra.


Lo que Undine opina del libro



<La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de los sentimientos.> Claude Adrien Helvétius (1715-1771)



Mi fascinación por las grandes casas campestres me viene desde la infancia. Muy probablemente se deba a que mi familia solía pasar las vacaciones de verano en una casona que mandó construir mi bisabuela allá por los albores del siglo XX. Ubicada en una diminuta aldea de la Maragatería, en León, sus dimensiones imponentes y la minuciosidad con la que había sido diseñada la propiedad de mis antepasados, suponía para mí uno de los misterios más trepidantes que cada verano me disponía a descubrir. La madre de mi abuela materna era una mujer de armas tomar, y pese haber nacido en una familia humilde del campo asturiano, hizo un buen matrimonio que le dio la oportunidad de aprender y mejorar. Tanto es así, que contrató en la capital una cuadrilla de artesanos y albañiles, y se los llevó a tierras astorganas para construir su formidable hogar. A la casona no le faltaba de nada, además de contar con dos comedores y varias salas de recibir, tenía una cocina inmensa, dotada con su despensa, y un baño art decó espectacular, decorado con griferías modernistas y una vidriera ejemplar. También tenía un jardín de flores, otro con árboles frutales, y un horno de leña espectacular, ubicado en el huerto trasero, para que la familia pudiera elaborar su propio pan. Sin embargo, lo que a mí más me gustaba era explorar las estancias cerradas con llave, que estaban distribuidas en la parte superior del inmueble, cada una de ellas orientadas a un punto cardinal y protegidas por una galería acristalada. Los grabados antiguos, los viejos arcones de ropa, los armarios de caoba, o la escalera desgastada de madera que chirriaba, eran parte de los encantos que yo me empeñaba en destapar.

Fuente: Wikipedia

En aquellos días mi imaginación de niña no tenía límites, y con el paso de los años la cuestión fue a más. Por ello, cuando descubrí la película de Hitchcock titulada Rebecca, y supe que era una adaptación de la novela homónima de una tal Daphne du Maurier, supe que había topado con la horma de mi zapato y que mi aventura no era algo excepcional.

Quién no recuerda la famosa frase con la que se inicia Rebecca, que viene a decir algo así: <Anoche soñé que volvía a Manderley.>

Mis lectores estarán de acuerdo en que es uno de los más evocadores comienzos de novela que existieron jamás, llevándonos inmediatamente a la imagen de aquella mansión de la campiña inglesa, con su tenebrosa ama de llaves, y la gótica presencia de una esposa malograda. Sin duda Hitchcock lo supo captar muy bien en su film, pero el milagro no se hubiera obrado si Daphne du Maurier no se hubiera enamorado de Menabilly, la mansión real que le sirvió de inspiración, situada en la romántica costa de Cornualles, al sur de Inglaterra, que la novelista encontró a su paso durante un paseo que realizaba por el bosque. Cuentan que du Maurier no cejó en su empeño hasta que los propietarios se la alquilaron, y que residió en ella junto a su familia alrededor de veinte años.

Menabilly, grabado antiguo (Fuente: Wikipedia)

No sería la última novela de la autora cuyo principio argumental se desarrolla o tiene como motivo importante una mansión o un castillo. De hecho, en muchas de las novelas de Daphne du Maurier se puede considerar a los inmuebles como a un personaje más, como vemos en El río del Francés👈, El chivo expiatorio👈, o La casa de la Orilla, que es la novela protagonista de hoy. La novela ha sido publicada recientemente por la editorial Alba en su fascinante colección Rara Avis, y la traducción ha corrido a cargo de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera.


La Casa de la Orilla nos lleva al Cornualles de la década de 1960. Hasta una pequeña población de la costa se ha trasladado Dick Young, un hombre de unos cuarenta años, casado con una dama viuda norteamericana que tiene dos hijos de su anterior matrimonio, y que desea llevárselo con ella a los Estados Unidos. Aburrido y, quizá, harto de su tediosa vida conyugal, Dick abandona definitivamente su trabajo en una editorial y pretende pasar unas plácidas vacaciones veraniegas en ese paradisiaco lugar, mientras decide qué va a hacer con su vida. El profesor Magnus, su amigo más antiguo y cercano, le ha prestado Kilmarth, una antigua y preciosa casa cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. Sin embargo, el préstamo tiene truco, porque Magnus, que es profesor de biofísica en Cambridge, quiere que le ayude con un experimento secreto. Se trata de un ensayo clínico para probar una nueva droga que se supone puede lograr viajes en el tiempo. Y Dick, que desde la universidad ha seguido el ritmo que le marcaba su inteligente amigo, se pone a su disposición, pese a las reservas que tiene con respecto a la prueba científica. La sorpresa llega cuando nuestro protagonista hace en solitario un notable descubrimiento, que le pone en contacto con la época medieval y con los antiguos moradores de la casa en la que se aloja. Muy ufano por la historia que está destapando, decide viajar al pasado sin que nadie lo pueda controlar. No obstante, su familia llega antes de tiempo a Kilmarth, y en teoría los experimentos deben cesar. Empero, Dick se lo juega todo por el todo, y sigue con el proyecto a la espera de que Magnus se una a él en esas inquietantes idas y venidas en el tiempo. Hasta que un día, un horrendo acontecimiento parece dar al traste con todo. Y Dick, agobiado por los acontecimientos que le rodean, toma una determinante e inamovible decisión.


Trerice, Cornualles, National Trust (Fuente: Undine von Reinecke)

La Casa de la Orilla es una trepidante y curiosa novela que fue publicada por vez primera en 1969 por la editorial inglesa de Victor Gollancz, con el título original de The House of the Strand. La novela fue uno de los últimos trabajos de la autora y quizá uno de los menos conocidos y leídos. Al parecer, la crítica ha querido ver en ella la influencia de algunos escritores como Dante Alighieri, Robert Louis Stevenson, e incluso han llegado a relacionarla con las teorías del psicólogo suizo Carl Jung -controvertido y reputado científico amigo de Freud que, al igual que él, trabajó el campo del psicoanálisis-, debido a los motivos argumentales de la trama, como son esa especie de viaje hacia su infierno particular que de algún modo experimenta el protagonista Dick Young durante su aventura, la ingesta de una pócima secreta que permite al héroe de esta historia viajar en el tiempo, y algún otro asunto importante que no puedo comentar porque caería en un indeseado spoiler.

Por otro lado, además de todos estos puntos que acabo de citar, mi lectura de la novela me ha llevado a relacionar La Casa de la Orilla con otras novelas del siglo XX, algunas anteriores y otras posteriores. En primer lugar, la aventura que experimenta el protagonista de la obra me ha hecho rememorar La hija del tiempo👈 (1951) de la escritora escocesa Josephine Tey; y en segundo lugar, también he encontrado conexiones con Love letter (1958), del estadunidense Jack Finney, y con la novela En algún rincón del tiempo👈, publicada en 1975 por el reputado escritor de ciencia-ficción Richard Matheson. Si en la historia de Tey el protagonista especula en su investigación sobre determinados sucesos relacionados con Ricardo III de Inglaterra, Daphne du Maurier lo hace sobre la historia acontecida a personalidades que vivieron en Cornualles en el siglo XIV, y se basó en los documentos que encontró en los archivos del Registro General del Condado (Truro, Cornualles). 

Truro, Cornualles (Fuente: Undine von Reinecke)

Con respecto a los otros dos títulos que he citado, ambas novelas comparten con La Casa de la Orilla el género al que pertenecen, que es el de la ciencia-ficción, y tienen como vínculo principal los viajes en el tiempo. Es cierto que el método para efectuar el retroceso en la historia es distinto, y que en las obras de los escritores norteamericanos predomina un carácter mucho más romántico, en comparación con el espíritu gótico que posee la obra de la novelista inglesa. Sin embargo, comparten con el texto de Daphne du Maurier esa preocupación que circulaba por la esfera intelectual internacional tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, que se abría a nuevos campos de estudio científico.

Con todo y con ello, La casa de la Orilla, desde mi perspectiva, es una obra única y original que, como es habitual en la narrativa de la carismática escritora británica, luce un aspecto tremendamente inquietante


La historia se desarrolla principalmente en Kilmarth, la casa de Cornualles donde el protagonista Dick Young va a pasar sus vacaciones. Esta propiedad existe en la vida real, y Daphne du Maurier la compró cuando falleció su marido, convirtiéndola en su nuevo hogar. La escritora, una vez más motivada por los misterios de un edificio ancestral, investigó sobre el inmueble y su relación con la historia del condado. El resultado son varias tramas paralelas, que giran alrededor de Kilmarth, de los habitantes que ocuparon la casa en el siglo XIV y sobre quienes residen ella en la década de 1960, que es el momento presente de la novela. El punto de inflexión de las tramas depende del protagonista quien, seducido por la idea de escapar de su realidad, decide aleatoriamente beber la pócima para sumergirse en la trama medieval. Puede parecer algo enredado, pero en realidad la trama fluye sin dificultad.

Y en este punto me parece oportuno hablar de cómo era el Kilmarth histórico que Daphne du Maurier imaginó. La escritora describe el lugar como una granja típica de la época, cuyos ocupantes estaban al servicio de un señor. Como actor principal tenemos a Roger, criado fiel y servicial, que vive en la granja junto a sus dos hermanos. Este tendrá que lidiar con una trama oscura, violenta e, incluso, depravada, con el ánimo de proteger a la bella Isolda, hija, hermana y esposa de grandes apellidos en la Inglaterra del momento, que estaba gobernada por señores crueles y belicosos.

Trerice, Cornualles, National Trust
 Fuente: Undine von Reinecke

Muy diferente es el Kilmarth en el que recala Dick Young. La autora lo describe como una casa reformada y con todas las comodidades modernas, que tan sólo posee los cimientos, y algunas estancias de la granja original. La más importante está en el sótano, que antaño era utilizada como cocina y despensa. Allí ubica su laboratorio en la trama del siglo XX el biofísico Magnus que, como dije anteriormente, es el dueño de la casa y amigo del protagonista. Este lugar será el epicentro de los viajes en el tiempo, aunque du Maurier también utiliza otros interesantes escenarios, como el antiguo monasterio benedictino de Tywardreath, hoy convertido en iglesia, o las colinas que rodean las ya desaparecidas marismas del Par, donde antaño navegaban barcos, o las diferentes estaciones ferroviarias, que serán determinantes en un momento importante de la trama principal.

Colinas en la costa de Cornualles
Fuente: Undine von Reinecke

La autora obra su magia narrativa trazando dos interesantes historias que, poco a poco, van enredando en ellas al lector. La medieval tiene como narrador a Dick Young, testigo de lo que en ese tiempo acontece; la contemporánea es más formal y dinámica, y cuenta además con un montón de personajes que se involucran en los acontecimientos. Como estrella indiscutible destaca Vita, que es la esposa del protagonista, con el que entabla una intensa lucha de poderes; también son interesantes los personajes infantiles, caracterizados por los hijastros Dick, que ponen la sal y la pimienta en los entresijos matrimoniales; no menos atractivo es el recurrente personaje del ama de llaves, en este caso una mujer sensata y servicial, que llena los vacíos argumentales; y para finalizar, además de algunos individuos peculiares, como la pareja de amigos de Vita, el asistente de Magnus, su abogado, e incluso él mismo, hay que guardar un lugar de honor para el doctor de la población, personaje carismático que hará las veces de una suerte de Virgilio, que llevará de la mano al protagonista Dick Young en su caída o ascenso de su particular infierno.

Hasta aquí puedo contar. Tan sólo añadir que las opiniones sobre esta obra han estado divididas, ya que, tanto los admiradores de la autora como la crítica literaria no se ponen de acuerdo sobre la categoría de esta novela con respecto al resto de la narrativa de Daphne du Maurier. Sin embargo, desde mi punto de vista, la autora manejó con inteligencia los temas que le interesaba discutir, es decir, las relaciones paterno filiales, la amistad, el matrimonio, y la ambigüedad que cobija la psiquis del individuo en relación al comportamiento personal y social. En base a estos motivos construyó una historia fascinante, audaz, dotada de unos escenarios deslumbrantes y románticamente dibujados, en los que colocó a un puñado de personajes despampanantes, todos ellos perfiles psicológicos que cualquier intelectual desearía analizar. 

Todo lo anterior me lleva a dilucidar que La Casa de la Orilla es una lectura muy singular. Si bien traspasa los límites de lo verdaderamente creíble, la novela cumple con creces con todo lo literariamente apetecible.



<La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.> Arthur C. Clarke (1917-2008)



Undine von Reinecke ♪


La autora por la Editorial

Fuente: Alba Editorial

Daphne du Maurier

Nació en Londres en 1907, hija del actor y empresario Gerald du Maurier y nieta del autor e ilustrador George du Maurier. Educada en familia y más tarde en París, empezó escribiendo cuentos y artículos en 1928 y en 1931 publicó su primera novela, Espíritu de amor. El éxito de Rebeca (1938), su tercera novela, enseguida adaptada al cine por Alfred Hitchcock, le dio fama mundial, y a partir de entonces se convertiría en una de las novelistas más populares del siglo XX. Entre sus otras obras, muchas de ellas llevadas también al cine, cabe mencionar La posada Jamaica (1937; Rara Avis núm. 37), El río del Francés (1941; Rara Avis núm. 42), Monte Bravo (1943), Los parásitos (1949), Mi prima Rachel (1951; Rara Avis núm. 32), Los pájaros (relato incluido en la colección The Apple Tree, 1952), Mary Anne (1954), El chivo expiatorio (1957; Rara avis núm. 49) y La Casa de la Orilla (1969). También escribió teatro y biografías. Vivió la mayor parte de su vida en Cornualles, donde se ambientan muchas de sus novelas. Allí murió en 1989.


Comentarios

  1. Buenos días, Undine.
    No sabía que tus orígenes estuvieran relacionados con León y me surgen muchas preguntas porque la Maragatería es un lugar que conozco bastante. ¿En qué pueblo de la maragatería construyó la casa tu bisabuela? ¿Existe aún dicha casa? Un amigo de mi padre vivía en Santiago Millas y lo visitábamos con frecuencia. Llegó a tener un mesón en el pueblo donde celebramos la boda de mi hermana con un magnífico cocido maragato. También he conocido mucho Castrillo de los Polvazares, Val de San Lorenzo (famoso por sus prendas de lana), Astorga, por supuesto, Santa Colomba de Somoza... Una zona preciosa realmente y con mucha historia.
    Me apunto esta novela porque aunque tiene su fantasía y su ciencia ficción que ya sabes que no es lo que más me gusta, me ha tentado mucho lo que cuentas y la autora nunca defrauda.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Rosa.

      Como te dije en privado, efectivamente, mi familia materna es originaria de León. La casa existe, aunque ya no nos pertenece, y el pueblo donde se ubica está cerca de las localidades que mencionas.

      En cuanto a la novela, no puedo recomendarla más. A mí me ha gustado mucho, y considero que es superior a otros títulos de la autora del tipo El rio del Francés. Ya me contarás si te animas con ella.

      Un abrazo.

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  2. Hola Undine, guapísima, me encanta Daphne du Maurier... Tengo en digital El río del francés todavía por leer. Esta que nos traes ¡me encanta! me gustan mucho las novelas sobre viajes en el tiempo y quiero ver cómo trata este tema esta autora. Apuntado queda.
    Un besazo

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    1. Buenos días, Nitocris.
      Si te gusta Daphne du Maurier y la literatura de viajes en el tiempo te fascina, en mi opinión, no te puedes perder esta novela. Vas a ver que la novelista ofrece una visión muy personal de este subgénero de la ciencia-ficción. Estoy deseando conocer tus impresiones.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  3. ¡Hola! Pues muchas gracias por darnos a conocer la novela y, en este caso, me has dejado fascinada con la historia de tus orígenes. No me extraña que haya sido una de tus grandes ilusiones cada verano, tiene que ser una maravilla encontrarse en un lugar así. Un besote :)

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    1. Buenos días, Marya.
      Cuando era estudiante, un profesor que tuve durante la carrera mencionaba lo importante que era la época infantil para construir nuestra personalidad, en relación a cómo debían diseñarse los entornos para vivir y estrecho vínculo con la habitabilidad. Yo tengo claro que mis veranos en casa de mis antepasados me aportaron una dosis enorme de imaginación.
      En cuanto a La casa de la orilla, creo que te podría gustar.

      Un abrazo, y gracias por pasar a comentar!!

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  4. Buenas tardes Undine, de esta autora solo he leído las novelas más conocidas, Rebeca, La prima Rachel, Los pájaros y La posada de Jamaica. Esta que traes hoy me atrae por su ambientación y porque los viajes en el tiempo siempre me han parecido interesantes y dejan mucho margen a la imaginación del escritor por dar lugar a experiencias fascinantes. Que suerte poder pasar los veranos en una casona antigua!. La de aventuras que se pueden vivir allí con nada que te lo propongas!. La novela la tengo apuntada desde hace tiempo, a ver si me animo con ella. Un abrazo.

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    1. Buenos días, Mar.
      Ya no veraneo en aquella casa, pero su recuerdo permanece en mi ideario.

      Con respecto a La casa de la orilla, difiere mucho del resto de novelas que has mencionado. Sin embargo el espíritu de la narrativa de la autora está presente en su carácter. Estoy segura que esta obra también te va a gustar. Ya me contarás si la lees.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  5. Querida Undine.
    Qué chula la historia de la casona familiar, me la estaba imaginando y era tan evocadora. Yo de pequeña era amiga de una de las niñas de la casa grande del pueblo donde iba de vacaciones, recuerdo una escalera gigante que seguro no era tan gigante, de mármol.
    Me gusta la propuesta de la novela, me da igual que sea increíble, ya me pasó con El chivo expiatorio, que ella lo cuenta tan bien que da igual si no es posible. Yo me lo creo todo y me lo paso muy bien. Y cada vez aplaudo más las obras originales.
    Apuntada queda.
    Besos y feliz semana

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    1. Buenos días, Norah.

      La casa de mis bisabuelos era espectacular, pero en aquella población había otras casonas no menos bonitas. Y a mí me encantaba visitar las que podía. Yo creo que de ahí me vino la vocación profesional.

      En cuanto a la novela, no lo dudes, vas a disfrutar. Daphne du Maurier tenía el genio necesario para convencer pese a esos "peros" que se le puedan o no achacar. Para mí tampoco son un problema. Ya me dirás tu opinión cuando la leas.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  6. Hola, Undine. Me has fascinado, una vez más, con tu reseña. Interesantísima la historia familiar que nos cuentas de esa casa increíblemente maravillosa, y que puedo visualizar perfectamente gracias a tus palabras. Me ha fascinado tu bisabuela, sin duda debió de ser una mujer increíble.
    El misterio, el terror y los viajes en el tiempo son algunas de las cosas que más me gustan, ya sea en los libros como en las películas. Así que esta novela podría ser una historia perfecta para mí. Tomo nota.
    Un abrazo.

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    1. Buenos días, MJ.

      No conocí a mi bisabuela, pero todo el mundo coincidía en que poseía una gran voluntad y personalidad. Con respecto a la historia familiar, por aquellas tierras había muchas fábulas semejantes. Es bonito conocer de dónde uno procede, ¿verdad?

      Por otro lado, y en relación con la reseña, te agradezco tus amables palabras, y te invito a que leas la novela. Ya me dirás si es o no de tu agrado.

      Un abrazo, y gracias nuevamente!!

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  7. El tema de los viajes en el tiempo siempre me ha atraído. No conocía esta novela de la autora, así qeu apuntada me la llevo que lo poquito que he leído de ella siempre me ha gustado. Y qué acertada tu elección musical!
    Besotes!!!

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    1. Buenos días, Margari.
      Sibelius es un compositor muy particular. Me alegra que a ti también te agrade.
      En cuanto a los viajes en el tiempo, tengo mucha curiosidad por conocer tu opinión con el que plantea Daphne du Maurier en La casa de la orilla. Ojalá decidas leer esta novela y reseñarla.

      Un beso, y feliz finde!!

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  8. La tuve el día del libro en las manos pero no sabía muy bien como estaba planteada y la dejé colocadita en su sitio. La volveré a buscar que a mi también me gusta viajar en el tiempo. Besos.

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  9. Hola, Undine. Qué me gusta ver otras obras de autores a los que conocemos por algún título en concreto. No conocía esta novela pero desde luego, y teniendo en cuenta lo que nos dices de ella, me la llevo anotada. Lo de los viajes en el tiempo lo llevo regular pero tengo curiosidad por ver el tratamiento que se le da en la novela. Besos

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