RESEÑA: LA PRIMA PHILLIS, ELIZABETH GASKELL

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Invisibles

Traducción: Noemí Jiménez Furquet

Colección: Pequeños placeres

Número de la colección: 31

Número de edición: 1ª

Fecha de publicación: septiembre del 2024

Formato: 11,5 x 18 cm

Páginas: 224

Encuadernación: rústica con solapas

ISBN: 9788412579420

PVP: 16.00 €


Sinopsis de la Editorial

El joven aprendiz Paul Manning, de Birmingham, viaja hasta una bucólica localidad rural acompañando al ingeniero encargado de las obras que harán llegar el ferrocarril a la región. Durante su estancia en el lugar, decide ir a visitar a unos parientes lejanos, el reverendo Holman y su familia, aunque teme encontrarse con un ambiente rígido y retrógrado. Pero, contra todo pronóstico, se queda maravillado de la cultura y la sensibilidad que se respiran en casa del reverendo, y más aún de la hija de la familia, su prima Phillis.


Propuesta musical para este libro

O taste and see, John Goos.

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Thomas Dawkins

La obra que el lector está escuchando es O taste and see, una pieza coral escrita en 1864 por el músico inglés John Goss (1800-1880), quien es recordado como el último de los compositores que se dedicaron casi exclusivamente a la música sacra. Goss, que nació en el seno de una familia tradicionalmente dedicada a la música, en su infancia fue miembro de diferentes agrupaciones corales y también estuvo bajo la tutela de Thomas Attwood, organista de la Catedral de San Pablo. Esto marcó determinantemente su formación, ya que en el futuro él mismo llegaría a ocupar ese mismo puesto en la magnífica catedral de Londres. En cuanto a su faceta como compositor, son escasas sus obras orquestales, siendo copioso su legado coral, tanto eclesiástico como secular.

He elegido O taste and see para acompañar la reseña de hoy porque John Goss y Elizabeth Gaskell fueron compatriotas y contemporáneos. Por otro lado, en las obras de ambos creativos subyace un profundo espíritu religioso, y desbordan inmensa dulzura y elegancia.


Lo que Undine opina del libro


<Nunca me he desprendido de la infancia, y eso se paga caro. La inocencia es un lujo que uno no se puede permitir y del que te quieren despertar a bofetadas.> Ana María Matute (1926-2014)


Decía el escritor, orador y político romano Cicerón, que la falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debe situarse en terreno resbaladizo, una lección ciertamente sabia  que, generalmente, aprendemos tras sufrir la primera decepción en la vida. También suele coincidir que, desde ese momento, la esencia luminosa con la llegamos a este mundo comienza a desaparecer, para dar paso a lo que será en el futuro nuestro nuevo ser. 

Eso es lo que viene a contarnos, entre otras muchas cosas evocadoras, La prima Phillis de Elizabeth Gaskell, el último título publicado por Ediciones invisibles en su colección Pequeños Placeres. El trabajo de traducción ha corrido a cargo de Noemí Jiménez Furquet.

Fuente: Undine von Reinecke

No es la primera vez que la editorial catalana publica una obra de esta inmensa escritora victoriana. De hecho, en diciembre de 2022 traje al blog Cranford👈, una bellísima y emotiva novela, una de las más apreciadas de la autora, que forma parte de su colección Victoria.

Hoy por hoy, la crítica especializada británica considera a Mrs Gaskell como una de las más importantes novelistas inglesas que dio el siglo XIX. Parte de la importancia que se le otorga se basa en el fiel retrato que hizo de la sociedad victoriana de aquellos días, considerándose este un estudio exhaustivo y minucioso de la misma.

 De hecho, el conjunto de sus obras ofrece el espectro social completo de aquellos días, desde los estratos más bajos, hasta la élite económica y aristocrática más elevada, distinguiéndose así de otros grandes autores contemporáneos. Ninguna problemática práctica o moral carecía de interés para esta escritora tan comprometida con la causa del individuo.

Por otro lado, Gaskell también consiguió plasmar en sus cuentos y novelas otros temas de gran interés, como los avances científicos que se obraron en la incipiente era industrial, la agitada atmósfera religiosa de la Inglaterra decimonónica, o los progresos intelectuales que se efectuaban entre las gentes humildes que, bajo los auspicios de las nuevas leyes de enseñanza, pudieron beneficiarse de instituciones como las escuelas dominicales, donde se les ofrecía la instrucción que hasta ese momento les había sido negada.

Grabado de The Portico Library, Manchester.
Fuente: sitio web manchesterhistory.net
 

De hecho, Elizabeth Gaskell se implicó de lleno en esas escuelas, dedicándose con total filantropía, y consagrando sus esfuerzos a atender las necesidades de las clases más desfavorecidas, una labor que efectuó amorosamente junto a su marido. Me refiero a William Gaskell (1805-1884), un ministro de la Iglesia unitarista (facción disidente, enclavada en la Iglesia Baja de Inglaterra), persona enormemente caritativa, a quien se le recuerda como un pionero del trabajo social. Por otro lado, este caballero, que también destacó por sus dotes intelectuales, se ganó con creces la admiración de sus contemporáneos, y por ello ocupó desde 1849 hasta 1884 la presidencia de The Portico Library de Manchester, una prestigiosa biblioteca, que sirvió de ejemplo para otros archivos literarios ingleses que llegaron después, centrando su atención especialmente sobre los textos decimonónicos. Junto a una figura tan carismática, decía, no es extraño que la escritora sobresaliera en el campo humano, así como en el literario y en el filosófico.

Elizabeth Gaskell's House, Manchester, 2024
Fuente: Undine von Reinecke

Testigo de todo ello fue el hogar que la pareja construyó en el 84 de Plymouth Grove de Manchester, el edificio que hoy se conoce como Elizabeth Gaskell's House, que es la casa-museo donde un altruista equipo de voluntarios se encarga de mantener vivo su legado. 

En aquellos días, mediado el siglo XIX, su salón se hizo famoso por reunir en él a un interesante círculo de amistades, y por celebrar en esta acogedora sala reuniones filosóficas, veladas musicales y tertulias literarias. En ellos se daban cita algunos de los nombres más importantes del momento, y quienes visitan en nuestros días la casa, aún pueden escuchar con la imaginación las voces de Charlotte Brontë, John Ruskin, Thomas Carlyle, Florence Nightingale, Harriet Martineau, Beatrix Potter… Tantas y tantas personas que ayudaron a forjar aquellos cambios estéticos, económicos y sociales, por los que sería recordada la era victoriana.

Mujer de mente lúcida y aplicada, en las obras de Elizabeth Gaskell subyace un universo trascendente y digno de analizar. Y eso es justo lo que vamos a encontrar en La prima Phillis, una breve y delicada nouvelle que comienza así:

< ¡Qué gran paso es para un joven disponer por primera vez de vivienda independiente! Creo que nunca en la vida me encontré tan satisfecho y orgulloso como cuando a los diecisiete años me establecí en un cuartito triangular situado encima de una pastelería en Eltham, la capital del condado.>

La prima Phillis es una bellísima, luminosa y soberbia obra, que fue publicada entre 1863 y 1864 con el título original de Cousin Phillis. La historia apareció en cuatro entregas y lo hizo en la revista The Cornhill Magazine, aunque más tarde la novela se comercializó en forma de libro. De entre todas las ediciones que ha conocido esta preciosa historia, los críticos han destacado la de 1908, por ir acompañada de las bellísimas ilustraciones de Mary Wheelhouse (1868-1947), pintora, ilustradora y fabricante de juguetes, quien es también recordada por haber sido una de las primeras sufragistas británicas.

Retratos de Elizabeth Gaskell y C. Brontë ,
Elizabeth Gaskell's House (octubre de 2024)
Fuente: Undine von Reinecke

Como quiera que sea, la opinión general cualificada coincide en señalar que La prima Phillis es el mayor logro de Elizabeth Gaskell dentro del campo de la novela corta, y también han visto en ella el germen de la que sería su última y una de sus más importantes novelas. Me refiero a Esposas e hijas, una obra que no pudo ser finalizada por la escritora, ya que esta la falleció prematuramente el 12 de noviembre de 1865. Sin embargo, mis lectores no deben preocuparse, porque el editor de Elizabeth Gaskell publicó esta novela, redactando él mismo el final. De esta circunstancia, y de algún tema interesante más, hablaré en una próxima reseña. 

Como iba diciendo, Gaskell, a quien le gustaba especialmente el género de la obra breve, se aplicaba con esmero en este tipo de piezas, obteniendo historias de delicada factura, pensamiento coherente y concienzudamente construidas. En el caso de La prima Phillis, además de ofrecer en ella una trama en la que subyace un asunto de carácter social y moral, la autora también logró dibujar un momento histórico importante para Inglaterra durante la segunda ola industrial. Estoy hablando del nacimiento de su red ferroviaria, que es la más antigua del mundo, -la primera línea abierta al público fue la Stockton and Darlington Railway (1825)-, y que, en sus comienzos, estaba dirigida por diferentes empresas privadas, que se dedicaban a construir y explotar los distintos tramos de vía que el gobierno les concedía.

Y justamente una de estas empresas ferroviarias es el motivo ambiental del que se sirve Elizabeth Gaskell para enmarcar la historia protagonista de la reseña de hoy.

La prima Phillis nos lleva a una capital de provincia inglesa, durante los últimos años de la década de 1830. Hasta allí ha llegado desde Birmingham Paul Manning, el narrador de esta historia, que va a ejercer como ayudante del señor Holdsworth, un caballero de veinticinco años, culto, refinado y hombre de mundo, cuya profesión de ingeniero le ha llevado a trabajar para una empresa ferroviaria. Jefe y subordinado se llevan a las mil maravillas, el duro trabajo les ha unido y se respetan profundamente. Sin embargo, su relación no traspasa lo profesional, hasta que un día todo comienza a cambiar, debido a un compromiso social: Paul debe visitar a unos parientes lejanos, que viven en una población rural enclavada cerca del trayecto ferroviario que les ocupa. Es en ese momento cuando conoce a su prima Phillis Holman. La muchacha, hija única de un pastor de la Iglesia independiente de Inglaterra y de una mujer sencilla, ha crecido apartada de toda maldad del mundo, en la más completa inocencia y dedicándose a estudiar a los clásicos de manera autodidacta. Phillis, que tiene una mente brillante y muy cultivada, amedrenta un poco a Paul. Por ese motivo, el joven descarta relacionarse sentimentalmente con ella, pese a la atracción inicial que despertó en él. No obstante, los dos  primos entablan una amistad muy sólida, y por ese motivo, Paul se convierte en un visitante habitual de sus parientes. Hasta que un día, debido a motivos fortuitos, el señor Holdsworth, el jefe de Paul, visita la granja de los Holman. Y este será el desencadenante de un huracán emocional que nadie habría podido augurar.

Y hasta aquí puedo contar del argumento, sin estropear a quienes me están leyendo el deleite de esta deliciosa historia, una obra de la que emanan muchas virtudes. 

The morning room, Elizabeth Gaskell's House
Fuente: Undine von Reinecke

Al respecto de los atractivos que posee La prima Philips, en sentido formal, debo resaltar la fluidez de la narración, que está repleta de detalles ambientales, y que brilla especialmente por la calidez que subyace en sus pasajes. El habitual virtuosismo estilístico de Gaskell se materializa en esta obra de manera pictórica en la voz de Paul Manning, narrador y testigo privilegiado de lo que ocurre en la novela. En cada página, en cada capítulo, encontramos exquisitas descripciones, que lo mismo nos trasladan a una pastelería de provincias, con sus apetitosos aromas, o nos traen las fragancias campestres del heno recién cortado, o el frescor de una lluvia estival. 

Obra notoriamente estacional, las significativas estampas que en ella aparecen nos transportan a la campiña inglesa, con sus gentes, con sus huertos, animales y campos recién segados, en la época en la que el paisaje inglés comenzaba a cambiar para dejar paso a la modernidad. Evidentemente, como señalaba líneas arriba, esa mudanza estética que maneja La prima Phillis está ambientada en el mundillo de la construcción del ferrocarril, y en las consecuencias derivadas del progreso. Este interesante motivo ya había sido usado anteriormente por la escritora, y quienes hayan leído Cranford o Lady Ludlow lo recordarán.

En otro sentido, también mencionado anteriormente, Gaskell refleja en este texto una de las grandes preocupaciones en las que se ocupaba la sociedad inglesa del momento. Me refiero al tema de la religión, y a las sempiternas diferencias entre la Baja y Alta Iglesia, tan latentes en la era victoriana. De hecho, el primo Holman, padre de la joven Phillis, que es pastor de la Iglesia independiente, y compagina esta labor con la de granjero, escenifica a la perfección esta situación. La postura que adopta frente a sus feligreses, ante otros ministros de la Iglesia y ante la sociedad en general, es un ejemplo de lo que cierto tipo de individuos defendían en aquellos días. Gaskell, que conocía el tema desde dentro y en profundidad, dejó en su obra un mensaje subyacente sobre los prejuicios y verdades del tema espiritual que se cocían en aquel momento en la Inglaterra de la reina Victoria. 

Sin embargo, y aunque todos los motivos anteriormente referidos parecen muy serios, el refinado sentido del humor que poseía la escritora salpica el texto aquí y allá, regalando al lector algunos momentos de carácter hilarante. La amistad que Elizabeth Gaskell mantuvo con sus colegas Wilkie Collins y Charles Dickens, desde mi punto de vista, también palpita en su estilo narrativo.

Undine en  Elizabeth Gaskkell's House, octubre 
de 2024 (Fuente: Undine von Reinecke

Otro aspecto importante de la obra, y encarando ya el final de la reseña, nada de lo anteriormente dicho hubiera sido posible sin los personajes que habitan en La prima Phillis. Interesantes, bien definidos, y reconocibles con respecto a la idiosincrasia del ser humano, son una galería deslumbrante y suponen el armazón de la novela. No en vano, desde mi perspectiva, la autora se valió de ellos para la crítica moral que subyace en ella, ejemplificada especialmente a través de sus protagonistas. A saber, Gaskell quiso poner en la balanza dos tipos muy diferentes de educación, la recibida en una atmósfera sofisticada y acostumbrada a la banalidad, representada en esta nouvelle por el ingeniero e intelectual Holdsworth y, frente a esta, la escritora colocó a la recibida por Phillis, una joven educada en el campo, bajo las consignas del respeto, el duro esfuerzo, la constancia y la humildad. El balance de tal combate, asistido casi siempre por el resto de figuras que aparecen en la historia, da pie a la conclusión que el lector está invitado a evaluar.

No obstante, y sin menoscabar a los principales, qué duda cabe, que uno de los actores secundarios más interesantes es el padre de Paul, el antes mencionado narrador de esta historia. Hombre inteligente y voluntarioso, mecánico de profesión, representa ese nuevo tipo de hombre que se abrió camino en la Inglaterra de la industrialización. A la zaga le va el pastor Holman, progenitor de Phillis, quien asume el papel de ciertos hombres de iglesia de aquellos días, implicados íntimamente en la vida de su comunidad, y que suponían un contraste con respecto a muchos de sus colegas, especialmente con los pertenecientes a la llamada Iglesia de Inglaterra ( fe anglicana). La crítica hacia las diferentes facciones religiosas y sus sacerdotes fue muy recurrente entre determinados escritores ingleses del siglo XIX, y eso denota la trascendencia del tema para aquella sociedad. Elizabeth Gaskell ya lo había dejado caer sutilmente en su novela Norte y sur (1854), y por poner otro ejemplo, tres años más tarde, concretamente en 1857, Anthony Trollope afiló su pluma en Las torres de Barchester, donde reside una crítica afilada contra la curia anglicana.

Críticas aparte, La prima Phillis es eminentemente una obra de carácter costumbrista. Emotiva, tierna, y de ritmo conmovedor, esta historia también adquiere la propiedad de ser una novela de formación. La amistad, el amor, la fidelidad, los prejuicios y los errores de juicio entran en conflicto, para dar lugar a una historia tan sencilla como tierna, tan verdadera y eterna, como es para el ser humano la necesidad de ser admirado, sentirse querido y ofrecer amor.


<El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad.> Arthur Schopenhauer (1788-1860)


Undine von Reinecke ♪


La autora por la Editorial

Fuente: Ediciones Invisibles

Elizabeth Gaskell

(Londres, 1810 – Alton, Hampshire, 1865). Es una de las escritoras victorianas más relevantes y que­ridas de Inglaterra. Huérfana de madre desde pequeña, se fue a vivir con su tía a Knutsford, una pequeña ciudad rural donde tuvo una infancia plácida y feliz. Se casó con un ministro de la capilla unitaria de Cross Street y se muda­ron a Manchester. La llegada al norte de Inglaterra, más industrializado, fue un choque muy fuerte para Gaskell, que quiso retratar las precarias condiciones de vida de los trabajadores de las fábricas en obras como Mary Barton (1848) y Norte y Sur (1855), y en el caso de La prima Phillis (1864) quiso reflejar el impacto del progreso en las tranquilas sociedades rurales de Inglaterra. Tras el éxito de Mary Barton (1848), el que acabaría siendo su amigo Charles Dickens le ofreció escribir en su periódico, en forma de fascículos, pequeñas historias basadas en las anécdotas domésticas de su infancia en Knutsford, piezas muy divertidas que rápidamente adquirieron una gran popularidad y que acabaron convirtiéndose en la semilla de Cranford (1851-1853). Fue respetada y admirada por los críticos y por autores de su época como Dickens o Charlotte Brontë, de quien escribió una biografía imprescindible.


Comentarios

  1. Queridisima Undine, qué bien lo cuentas y qué diferente a la lectura que yo tuve de La prima Phillips. Fue una obra de la que no disfruté, no me pareció tan cómica como Las confesiones del señor Harrinson, ni tan ácida y divertida como Cranford. En realidad su lectura fue gris. No me llenó, no le encontré ninguna crítica social, igual eso que comentas de la Alta y la Baja Iglesia, pero que es algo que no conozco y por ello quizá no le saqué el jugo. Ni tampoco me pareció encantadora... Fue una pena, porque las otras dos obras me gustaron mucho. En fin, esto es lo bueno de la diversidad de opiniones... Me alegro ver que tú sí la has disfrutado.
    Un besazo

    ResponderEliminar
  2. Buenos días, Undine.
    Qué gusto recordar contigo esta preciosa novela que leí el año pasado. Es una delicia de historia en la que personajes, lugares, costumbres, avances y entresijos encajan para formar una obra corta, pero sumamente intensa. Me encantó y te agradezco que la hayas traído al blog. Aparte de que ha sido una delicia leerte, me has recordado que hace ya mucho tiempo (desde abril del año pasado) que no visito a Mrs. Gaskell. Creo que lo siguiente será Cranford.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. ¡Hola! Parece de esa clase de historias que, pese a su sencillez, consiguen calar hondo en el lector por todo lo que reflejan así que la tendré en cuenta para más adelante. Un besote :)

    ResponderEliminar
  4. Fue la novela con la que me estrené con la autora y la disfruté muchísimo. Me ha gustado recordarla con tu extraordinaria reseña y me has dejado con ganas de leerla otra vez.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  5. Querida Undine:
    Esta obra ya estaba en la lista, junto con la autora de la que solo he leído la biografía de las Brontë y algún relato en libros de esos de recopilaciones como el de Cuentos de Navidad misteriosos. Pero me falta meterme en lo importante. Esta Prima Philips tiene muchas papeletas. Y hablando del tema trenes me he acordado de la primera vez que fui a UK, llegué de noche en tren a un pueblo, cuando me marché días después y vi la estación a la luz del día por la mañana temprano, me quedé alucinando de lo bonita que era, parecía sacada de un cuento.
    Por cierto, el que escoge los libros de esta colección, vaya ojo que tiene.
    Besotes y feliz fin de semana

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES EN LECTURAS DE UNDINE

RESEÑA: EL BAILE, IRÈNE NÉMIROVSKY

RESEÑA: "EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES", E. T. A. HOFFMANN

RESEÑA. "LOS TREINTA Y NUEVE ESCALONES", JOHN BUCHAN

RESEÑA: "El GATOPARDO", GIUSEPPE TOMASI DI LAMPEDUSA

RESEÑA: ORGULLO Y PREJUICIO, JANE AUSTEN