RESEÑA: ORMOND, MARIA EDGEWORTH

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Libros de Seda

Traductora: Ana Andreu Baquero

Encuadernación: Rústica con solapas

Nº de páginas: 352

Género: Clásicos

ISBN: 978-84-17626-95-2

PVP.: 22,25 €


Sinopsis de la Editorial

Siendo solo un niño, Harry Ormond pierde a su madre y su padre lo abandona. Compadeciéndose de él, Ulick O’Shane, un irlandés acomodado, lo adopta y lo cría junto a su hijo Marcus. Ambos jóvenes se meten en muchos líos cuando llegan a la adolescencia pero, tras verse implicados en un tiroteo en el que casi muere un joven, y viendo que la esposa de O’Shane no lo quiere en su casa, Ormond se va a vivir con el primo rico de su tutor, alguien a quien apodan «Rey Corny». Tras este suceso, Henry Ormond empieza a plantearse de verdad qué quiere ser en la vida.  ¿Qué camino tomará? ¿Logrará construirse un nombre y fortuna?


Propuesta musical para este libro

Divertissement No. 2 in A major, H.14a, John Field (piano, Miceal O'Rourke)

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube sibarit101

La pieza que el lector está escuchando es el Divertimento Nº 2 en La Mayor, H.14a, publicado en 1811 por el compositor y pianista el irlandés John Field (1782-1837). Field ha pasado a la historia por haber sido el músico que dio nombre a la forma de nocturno, que, grossomodo, ha sido definido como una pieza musical, vocal o instrumental, de melodía dulce y estructura libre. Por otro lado, Field tuvo una gran influencia en el desarrollo del piano romántico y la música pianística de la época, influyendo en compositores posteriores como Chopin, quien continuó e hizo célebre la forma del nocturno. En ese mismo sentido, el paso de John Field por Rusia fue determinante para sentar las bases de la escuela de piano rusa.

He elegido el Divertimento Nº2 en La Mayor de John Field para acompañar la reseña de hoy, porque el compositor fue compatriota y contemporáneo de Maria Edgeworth. Por otro lado, la obra de ambos creativos influyó enormemente en otras importantes figuras de sus respectivas disciplinas.


Lo que Undine opina del libro


<El aprendizaje es un simple apéndice de nosotros mismos; dondequiera que estemos, está también nuestro aprendizaje.> William Shakespeare (1564-1616)


Fuente: Undine von Reinecke

Hoy, 19 de noviembre de 2025, llego a Belfast, Irlanda, para conocer la historia de la estación Great Victoria Street, que es el objeto de la presente etapa en mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros 2025-Tributo al Tren.

En realidad, la estación Great Victoria Street ya no existe, fue clausurada oficialmente el 10 de mayo de 2024. Sin embargo, en su día, llegó a ser el apeadero más concurrido de Irlanda del Norte, conectando esta zona irlandesa con Dublín.

La historia de Great Victoria Street se remonta al 12 de agosto de 1839, momento de su inauguración oficial, convirtiéndose en la primera estación del ferrocarril del Ulster. El edificio para la terminal fue completado nueve años después, y según fuentes académicas, se cree que fue diseñado por el ingeniero John Godwin (? -1869), quien ha pasado a la historia por ser el fundador de la Escuela de Ingeniería Civil del Queen's College.

La estación fue edificada en el terreno que había ocupado anteriormente una importante fábrica de lino, que estaba situada donde se cruzaba la calle Durham Street con el río Blackstaff, sobre el puente  de Saltwater, hoy conocido como Boyne.

Great Victoria Street Station (Fuente: Wikipedia)

Su importancia radica en que, además de ser el apeadero más anciano de Belfast y de servir como punto clave de comunicación, también perteneció a la Dublin and Belfast Junction Railway (D&B Jct), que fue una de las líneas ferroviarias más importante de Irlanda, y que estuvo en activo bajo ese nombre hasta 1875. Esta potente empresa de transporte pasaría a formar parte del grupo el Northern Railway of Ireland en ese momento y, un año después, cambiaría nuevamente de dueño, para unirse a la Great Northern Railway of Ireland, que estuvo en funcionamiento hasta 1958. 

Desde esos instantes, en acuerdo llegado entre los gobiernos de Irlanda e Irlanda del Norte, que habían nacionalizado conjuntamente la compañía en 1953, los activos de la compañía se dividieron en líneas nacionales entre la Ulster Transport Authority (organismo de transporte del Ulster) y Córas Iompair Éireann (corporación estatutaria de Irlanda de Dublín). 

Por ese motivo, la Great Victoria Street pasó a manos de Ulster Transport Authority, que se hizo con el control de los servicios de autobús y ferrocarril de Irlanda del Norte, que modernizó las instalaciones e incorporó una central de autobuses en el espacio adyacente a la misma. En esa operación expansiva, una parte del edificio original de 1848 fue demolido, y en su lugar se construyó el Hotel Europa, que fue inaugurado en 1971, y que es conocido con el apelativo de “Hotel Hardboard”, por haber sufrido cuarenta y tres atentados con bombas durante los disturbios acontecidos en Irlanda del Norte en el periodo de tiempo enmarcado entre 1960 y 1998. Las tensiones políticas siempre marcaron el ritmo de esta nación.

Sin embargo, como la inmensa mayoría de mis lectores conocen, el “asunto norirlandés” no puede sintetizarse tan sólo en el listado de disturbios, guerras e independencia acontecidos durante el siglo XX. Para conocer la idiosincrasia de Irlanda y entender el devenir de su cultura e historia hay que remontarse al momento de la colonización británica de la isla, acometida por los normandos el siglo XII. Con el tiempo, el reino de Inglaterra fue expandiéndose escalonadamente por ella. Esta circunstancia fue motivo de graves conflictos y tensiones de carácter sociopolítico y religioso, que se extendieron en el tiempo, y afectaron notablemente en el devenir del país. Si mis lectores recuerdan, hablé de todo ello en pasadas temporadas, cuando reseñé sendos libros firmados por Sheridan Le Fanu, Elizabeth Bowen, o Maurice Walsh, entre otros autores de interés.

Sea como sea, desde siempre, la literatura se ha hecho eco de esta circunstancias. De este modo, ensayistas, periodistas, poetas, dramaturgos y novelistas varios, han estudiado el asunto y lo han plasmado en sus respectivas obras a lo largo del tiempo.

Fuente: Libros de Seda

Una de las más interesantes intelectuales que se ocuparon de este tema fue la escritora angloirlandesa Maria Edgeworth (1768-1849), autora de Ormond, que es la obra protagonista de hoy. La novela fue publicada en España en el año 2024 por la editorial Libros de Seda, y cuenta con la estupenda traducción y notas de la también escritora Ana Andreu Baquero.

Ormond comienza así:

< - ¡¿Cómo?! ¿Ni música ni baile en el castillo de Hermitage esta noche? ¿Y por qué están todas las damas sentadas en círculo, petrificadas como perfectas estatuas? - exclamó sir Ulivck O’Shane al entrar en la sala, entre las diez y las once de la noche.

Iba acompañado por lo que él llamaba su “retaguardia”, veteranos de la vieja escuela de buenos camaradas que en Irlanda, en aquellos tiempos (tiempos que quedaban ya muy atrás), estimaban esenciales para la salud, la felicidad y el carácter masculino el mostrarse capaces de mantenerse en pie tras ingerir un cierto número de botellas de clarete por día o por noche.>


La novela nos traslada a la Irlanda del siglo XVIII. Allí conocemos a Harry Ormond, un joven de diecinueve años que, abandonado antes de su nacimiento por su padre, y habiendo perdido a su madre siendo aún un bebé, es adoptado por sir Ulick O’Shane, el gran señor angloirlandés del castillo de Hermitage. Adorado desde la infancia por su protector, que es un dandy impenitente y un político sibilino, Harry crece al lado de Marcus, su hijo, aunque los muchachos no reciben la misma educación. Nuestro héroe, al no tener patrimonio propio y carecer de las obligaciones inherentes al heredero de un apellido, no ha gozado de las enseñanzas y parabienes de buenas escuelas ni del mundo universitario. Sin embargo, él está agradecido a su tutor, quien le otorga libertad para vivir a placer en el campo irlandés. 

Así las cosas, cuando su carácter irascible le implica en un posible delito de sangre, Harry es enviado a vivir con el rey Corny, el primo de su tutor, que es un hombre cordial, excéntrico y acaudalado, que disfruta de la vida rural y le gusta la compañía de Harry. Sin dinero propio ni un objetivo a la vista, Ormond está decidido a labrarse un buen porvenir, pase lo que pase. Sin embargo, nuestro héroe no lo tendrá fácil, ya que ante él se presentan diferentes cuestiones y sucesos dramáticos, que le obligarán a tomar decisiones de carácter moral y sentimental. 

1a Edición en inglés (Fuente: Wiipedia)

Ormond es una historia emocionante y encantadora, una interesante novela de formación, que fue publicada en junio de 1817 en Londres, con el título original de Ormond, a Tale.

Ambientada mayormente en la Irlanda dieciochesca, con un breve interludio en París, la historia persigue las andanzas de su protagonista Harry Ormond quien, al más puro estilo del Tom Jones de Henry Fielding, vivirá una serie aventuras que le ayudarán a madurar y crecer. Por otro lado, en ese mismo sentido, es fácil identificar en la obra de Maria Edgeworth el característico uso de la sátira y del humor que utilizaba Fielding en sus propias obras, así como el empleo del narrador omnisciente y la estructura episódica que comparte con La historia de Tom Jones, un expósito (1749). Y aunque existen diferencias entre ambas narraciones, la novela de Edgeworth es más reflexiva que dinámica, los héroes de sendas novelas llegan a una semejante conclusión. Y puedo asegurar a mis lectores, que el crecimiento de Harry Ormond hacen de él una figura entrañable capaz de robar el corazón del lector.

En relación a la forma episódica en que transcurre Ormond, los diferentes lugares en los que se desliza la acción –el castillo de Hermitage, la islas Negras, la mansión de la familia Annaly, Dublín o París, entre otros lugares de interés– suponen para el protagonista de la historia una etapa a salvar dentro de su camino de autoconocimiento y superación. De esta manera, Harry irá alimentando a partes iguales tanto su instinto como su intelecto con los medios que tiene a su disposición, mientras se tropieza con las dificultades que pone ante él la vida; su mayor empeño será discernir dónde se encuentran la verdadera amistad o el auténtico amor. La aventura, el peligro y la emoción comparten cartel con las reflexiones empíricas y las pasiones humanas. A este respecto, son especialmente interesantes los pasajes que narran el paso del héroe por Francia, donde toma contacto con la frívola sociedad aristocrática de tiempos de Maria Antonieta de Austria (1755-1793), que era por aquel entonces delfina de Francia (1770-1774), así como con la élite intelectual parisina de la Ilustración.

María Antonieta a los 7 años, Martin van Meytens
Fuente: Wikipedia

En este sentido, el marco histórico en que transcurre Ormond es otro de los puntos notables y fascinantes de la novela. Por un lado, en la trama subyace ese vínculo francoirlandés que la nación gala quiso favorecer utilizando a su favor los conflictos existentes en Irlanda, con el objetivo de debilitar a Gran Bretaña, que era por aquel entonces el gran adversario de Francia. Y, por otro lado, esos conflictos entre ingleses e irlandeses quedan visiblemente reflejados en la obra en diferentes episodios apasionantes de la novela; valga como ejemplo el protagonizado por un barco francés que naufragó en las costas irlandesas.

Sin embargo, como es habitual en la narrativa de Maria Edgeworth, El Castillo de Rackrent (1800), Ennui (1809), El absentista (1812), la autora dibuja y establece claramente las diferencias existentes entre las distintas facciones de pensamiento irlandesas del momento, en relación a las prácticas económicas, políticas y religiosas. Y esto, desde mi punto de vista, lo ejemplifican a la perfección dos de los personajes más importantes de la novela.

Me refiero a los protectores de Harry Ormond. De un lado está sir Ulick O’Shane, un angloirlandés de fe protestante que, como era habitual en sujetos de su pensamiento, muestra más atención a sus intereses personales que al progreso de su hacienda irlandesa; y de otro lado está el Rey Corny, un hombre de fe católica y apegado a la vida rural, en virtud a sus raíces irlandesas. Del contraste entre ambos caballeros se deduce una lección moral. La autora, como decía anteriormente, se interesó durante toda su carrera literaria por denunciar el impacto negativo que ejercieron los grandes señores afines a la Corona británica sobre el campo irlandés y sus gentes, abandonando a su suerte las haciendas que poseían para, en muchos casos, llevar una vida ociosa en Londres o Dublín. Sea como sea, Ormond se ayuda de este motivo histórico y sociológico en una lúcida y despampanante ficción.

 André Morellet (Fuente: Wikipedia/ biblioteca digital Gallica

Con todo y con ello, en la novela también se dejan ver determinadas figuras de la vida real en favor de su discurso. Nombres como el del economista, escritor y enciclopedista francés André Morellet (1727-1819), uno de los filósofos más reputados de la ilustración, aparecen reflejados en la obra conversando amablemente con el protagonista Harry Ormond. De hecho, las experiencias parisinas del héroe de la obra, desde mi punto de vista, muy bien pueden reflejar las opiniones de Maria Edgeworth en relación a política, moral y tradición. Es más, la autora menciona en el libro algún que otro título en relación a la Revolución Francesa, y también alude a diferentes escritos de carácter ético, como Sir Charles Grandison (1753) de Samuel Richardson, que fue muy célebre durante el siglo XVIII.

Por último, me gustaría hacer un apunte sobre el rico e ingenioso entramado de personajes que presenta la novela. En ella aparecen figuras de todas las clases sociales, desde la más alta personalidad de la aristocracia parisina, hasta la más humilde alma rural de la campiña irlandesa; cada personaje representa una idea y cumple a la perfección su misión.

Y hasta aquí llegan mis impresiones sobre Ormond. Ha sido un completo disfrute dejarme llevar una vez más por la brillante, cautivadora e ilustre pluma de Maria Edgeworth, una autora que siempre invita a la reflexión y que desgrana como pocos autores lo han hecho los claroscuros del comportamiento humano, en relación a sus anhelos emocionales o expectativas sociales, algo que veremos también en la narrativa de Jane Austen, una autora que admiró a Maria Edgeworth, y a quien quiero recordar una vez más en este año 2025 en que celebramos el 250 aniversario de su nacimiento.


<Noble cosa es, aún para un anciano, el aprender.> Sófocles (495AC-406AC)


Undine von Reinecke ♪


La escritora por la Editorial

Fuente: Libros de Seda

Maria Edgeworth (1768-1849) fue una escritora angloirlandesa. La segunda de veintidós hermanos (su padre se casó cuatro veces), recibió una educación liberal y fue una mujer muy comprometida con asuntos sociales como el racismo, las hambrunas que asolaron Irlanda, el injusto sistema de arrendamientos establecido en el país o la educación de la mujer, de la que su padre fue siempre firme partidario. Escribió diversos ensayos, cuentos para niños y novelas. Muy popular en su época, fue una de las autoras favoritas de Jane Austen, que incluso llegó a mencionarla en sus obras. Entre sus novelas, que siempre tenían un propósito moral, destacan El castillo de Rackrent (1800), Belinda (1801) o Ennui (1809).


Comentarios

  1. ¡Hola! Pocas cosas me gustan más que los autores que invitan a la reflexión así que es un libro y una autora que no me gustaría perderme. Un besote :)

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  2. Buenas tardes, Undine.
    Esta es otra de mis etapas favoritas del viaje junto India y Egipto.
    Me gusta lo que cuentas. Menudas se las gastaban con el colonialismo, digo yo que algo bueno tendrán que haber hecho pero fueron crueles y desconsiderados por lo que se ve.
    Es muy curioso el contexto histórico pero no es de mis favoritos aunque el sitio sí. Si es Irlanda tiene que haber leyenda y cosas paranormales, si no...
    Me lo guardo por si acaso pero van primero los de Undset.
    Besos y feliz fin de semana

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  3. Hola Undine, pues la verdad es que me llama mucho la atención. Me lo apunto.
    Un besazo

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  4. Buenos días, Undine,
    Otra autora de la que no he leído nada. Cuando reseñaste Belinda me llamó la atención la comparación con Jane Austen, pero ahí quedó, en mi lista de pendientes. No obstante, Ormond me apetece más pues el problema irlandés me resulta muy interesante y creo que en esta novela se pueden encontrar algunas claves de lo que derivó en aquellos años de terribles atentados.
    Un beso.

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  5. Buenos días Undine, de María Edgeworth leí El absentista y para el reto de las Inquilinas, Belinda. Ormond lo tengo en mi lista, que Irlanda es uno de mis escenarios de novela favoritos. Un abrazo.

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  6. Pues tengo apuntada, por ti, Belinda y veo que también voy a tener que apuntar esta, que me resulta incluso más tentadora.
    Besotes!!!

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