RESEÑA: KAMIKAZE GIRLS (Una historia de de Shimotsuma), NOVALA TAKEMOTO

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Cecily 

Colección: El relámpago (juvenil y alternativo)

Traducción: Raúl Sanz Merino

Formato: Tapa dura

Dimensiones 15 × 21 cm

Número de páginas: 264

ISBN: 978-84-947460-1-7

Fecha publicación:2018

PVP.: Ebook 9,99 €

PVP.: Libro físico 17,95 €


Sinopsis de la Editorial

Momoko vive en Shimotsuma, un pueblo rural de Japón, y está obsesionada con la estética «lolita», un movimiento que adora el rococó francés del siglo XVIII y su forma de vestir.

Su manera de ver la vida no encaja con la del lugar, que considera demasiado pueblerina para ella, por lo que decide vivir al margen de todo y pasar su tiempo dedicada a bordar, leer, escuchar música clásica y viajar a Tokio a comprar ropa lolita.

Su vida cambia el día que conoce a Ichigo, una motera integrante de una banda juvenil de chicas y aspirante a sukeban que la embarca en la búsqueda de un mítico bordador de chaquetas de yakuza, al que nadie ha visto jamás, y del que necesita un trabajo muy especial.

Durante esta empresa las dos vivirán lo que es la amistad, la lealtad, la bondad o el desamor. Un torbellino de emociones que anuncia un paso a la madurez al que intentan resistirse con pesar.


Propuesta musical para este libro


Johnny No Komoriuta, Alice Shinji Tanimura

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Alice-ema

Johnny No Komoriuta es una canción perteneciente al segundo álbum (Alice II, 1973) del grupo folk japonés Alice Shinji Tanimura. La banda fue formada en 1971 por el desaparecido cantautor Shinji Tanimura (1948-2023) quien, junto a Takao Horiuchi y Toru Yazawa consiguieron triunfar dentro y fuera de su país, el grupo se convirtió un fenómeno de masas en China, especialmente durante la década de 1980. Algunos de sus temas se han convertido en leyenda.

He elegido esta canción para amenizar la reseña de hoy porque el tema es uno de los más famosos del grupo japonés y porque la banda folk Alice Shinji Tanimura aparece mencionada en Kamikaze Girls, la novela protagonista de la reseña de hoy.


Lo que Undine opina del libro


<El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.> Proverbio japonés


Hoy, 21 de agosto de 2024, llego a al Monte Fuji, Japón, siguiente etapa de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros 2024👈. El monte Fuji, con sus tres mil setecientos setenta y seis metros, es el pico más elevado de la isla de Honshu y de todo el país nipón. Ubicado entre las prefecturas de Shizuoka y Yamanashi y al oeste de Tokio, el Fuji es el símbolo de Japón.

Fuente: Undine von Reinecke

Hasta el volcán Fuji me he acercado de excursión para ver desde otra perspectiva Japón y conocer su idiosincrasia de manera más cercana a nuestro tiempo. En pasadas ediciones de este reto viajero, tuve la ocasión de leer diferentes textos de autores nipones y extranjeros que me ayudaron a entender un poco mejor el carácter de esta nación. Aquellos interesantes títulos fueron Musashino 👈(1901) de Doppo Kunikida, O-Yoné y Ko-Haru👈 (1923) del autor portugués Wenceslau de Moraes, En el remoto Cipango 👈(1927 ) del escritor español Luis de Oteyza y El lagarto Negro👈, famosa novela de detectives publicada por Edogama Rampo en 1934. Como mis lectores pueden comprobar, estas lecturas están fechadas en las primeras décadas del siglo XX, cuando la nación japonesa comenzaba a desligarse política y socialmente de las ataduras culturales que la habían mantenido en cierto modo aislada del resto del mundo. De todo ello hablé en las reseñas que publiqué sobre aquellos títulos. Por ese motivo, en la presente etapa japonesa, mi intención es ofrecer una imagen fresca, interesante y contemporánea de algunos cambios operados durante la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del XXI en la juventud de aquel país.

Seguro que quienes me estén leyendo tienen en la mente ciertas imágenes que nos trasladan frecuentemente los medios de comunicación, como el abarrotado metro de Tokio, los jardines de ficus, o el icónico cruce de Shibuya de Tokio, que se ha convertido en una visita turística obligada para quienes se desplazan a Japón. 

Sin embargo, hay un aspecto sociocultural de este país que a mí me llama especialmente la atención, un fenómeno nacido en las últimas décadas del siglo XX, intensificando su presencia en el presente. Me refiero a la afloración de tribus urbanas en las calles japonesas: los Shironuri, con sus caras blancas como la porcelana; los Gyaruo, que son hombres jóvenes que cuidan su aspecto notablemente; los Harajuku, que persiguen alejarse de la estética establecida socialmente; los Otaku, que se mueren por el anime y la cultura japonesa; las Gals, famosas por su imagen de pseudo colegiala con minifalda y calentadores… Y así un montón de grupos más. Lo cierto es que en Japón parece haberse impuesto como carta de presentación y de autoafirmación pertenecer a una de estas bandas. 

No obstante, como decía anteriormente, este fenómeno no es exclusivo de nuestros días. De hecho, durante la década de 1950 surgió en Japón una subcultura denominada Yankee, que ganó popularidad en las décadas posteriores, y cuya etimología proviene de la palabra inglesa “yankee”, que surgió como resultado de la presencia del ejército norteamericano entre los japoneses. Estos fueron quienes introdujeron el rock and roll en el país, dejando la característica estética derivada de este género musical entre sus nuevos fans nipones.

En la actualidad, las personas que se adscriben a la subcultura Yankee suelen ser hombres y mujeres que llevan el cabello teñido de rubio o naranja, visten ropa de calidad cuestionable y adquieren hábitos o vicios poco saludables antes de finalizar el instituto. Por otro lado, algunas de las bandas pertenecientes a este movimiento están consideradas como delincuentes.

Frente a la veterana corriente Yankee, tenemos la figura de cuasi nueva de la Lolita. Me refiero a esa otra subcultura que surgió durante el cambio del siglo XX al XXI, cuya estética recargada se basa en la modas dieciochesca y decimonónica, que rinde homenaje a una cuidadísima y lujosa apariencia.

Fuente: Editorial Cicely

A estas dos corrientes sociales hace mención Kamikaze Girls de Novala Takemoto, una novela publicada por Cecily Editorial, con la estupenda y cuidada traducción de Raúl Sanz Merino, a quien desde aquí quiero felicitar por su extraordinaria profesionalidad. No es tan común encontrar citas explicando las decisiones de traducción, ni tomarse el esfuerzo adicional de aclarar las connotaciones socioculturales que se derivan del libro.

Sea como sea, mi lectura de Kamikaze Girls fue estupenda y, dejando a un lado la diversión que me proporcionó la trama de la novela, en gran parte se la debo a su traductor.

Kamikaze Girls comienza así:


<Una verdadera lolita debe albergar un espíritu rococó y llevar una vida rococó.>


Kamikaze Girls narra la historia de Momoko, una joven lolita japonesa que vive junto a su progenitor y su abuela paterna en los suburbios de la prefectura rural de Ibaraki. Perteneciente a una familia desestructurada, su madre les abandonó cuando ella era pequeña y su padre es tan incompetente y absurdo, que incluso la Yakuza le expulsó de entre sus filas sin consecuencias. La vida de Momoko es todo menos glamurosa. Y ella, que es una lolita de tomo y lomo, sueña despierta con el refinado, elegante y recargado período rococó. De hecho, Momoko sigue la moda que imperaba en Versalles durante siglo XVIII, se viste con telas finas, volantes y encajes, y compra sus modelitos en famosas firmas especializadas de Tokio. Sin embargo, el estilo de vida que sigue exige mucho dinero, y como ella es una joven con espíritu aristocrático, piensa que el trabajo está sobrevalorado. Por ello, decide seguir un canal poco ortodoxo para conseguir dinero. Es por ese motivo que irrumpe en su vida Ichiko/Ichigo, una chica estrafalaria, mal hablada y aparentemente boba, que pertenece a una tribu femenina de los Yanki. Por avatares del destino, a las dos jóvenes les unirá una empresa o aventura, y juntas deberán hallar el camino que las llevará a un inesperado destino.

Kamikaze Girls es una chispeante y divertida comedia juvenil, una novela de aprendizaje que fue publicada en Japón en 2002 por primera vez, con el original Shimotsuma Monogatari-Yanki-chan to Rorita-chan. Su traducción al inglés transformó el título, pasando a ser Kamikaze Girls, y así se ha dejado en la versión española. La novela tuvo tanto éxito en su momento, que se realizó una adaptación cinematográfica en 2004 dirigida por Tetsuya Nakashima, publicándose un manga dos años después. De hecho, Kamikaze girls ha pasado a la historia como un texto de culto

Fuente: Amazon

No en vano, su autor, el escritor y diseñador de moda Novala Takemoto (1968), está considerado una de las primeras autoridades en este campo sociocultural. Y no es extraño, porque desde niño apuntaba maneras, interesándose por el arte, el diseño y determinadas estéticas del anime, encontrando en la internacionalmente famosa producción Candy, Candy (1978) su mayor figura de admiración. El currículum profesional de Takemoto es variado, ya que abarca diferentes campos artísticos, tanto musicales como teatrales. Su debut literario fue en la década de 1990, publicando ensayos en la prensa dedicada al sector de las artes libres de la región de Kansai. Su primera novela data del año 2000, y fue nominado dos veces al Premio Literario Yukio Mishima, aunque el verdadero éxito le llegó dos años más tarde con Kamikaze Girls, que está considerada su mejor obra.

Y no es extraño, porque, desde mi punto de vista, Novala Takemoto consiguió conjugar en ella muchos de los motivos que hacen grande a un autor. Además de narrar una historia entretenida y de espíritu jovial, el estilo que emplea es inteligente, directo y rico en vocablos, demostrando poseer gran cultura y empleando el lenguaje con autoridad. Tanto es así, que en la novela se distinguen claramente dos voces: una culta, que corresponde a Momoko, la protagonista que sigue la moda lolita; y otra tosca, correspondiente a Ichiko, la joven yanki que irrumpe en la vida de Momoko que, como vivo ejemplo de su tribu urbana, demuestra no tener buena educación.

Takemoto maneja con soltura ambas voces, fluyendo la historia con soltura y sin ninguna confusión. De hecho, este motivo pone la nota hilarante al texto, porque son frecuentes las confusiones léxicas de la yanki cuando habla, y esta circunstancia la aprovechó el autor para construir chascarrillos a través del sarcasmo inteligente de Momoko. Los monólogos interiores de la protagonista son agudos y muy jocosos, y entablan cierta complicidad con el lector, casi rompiendo la cuarta pared.

Edición en inglés (Fuente: Amazon)

En otro sentido, y en relación a la temática de Kamikaze Girls, la importancia de la novela va más allá del mero entretenimiento. De hecho, en mi opinión, y como mencioné anteriormente, Kamikaze Girls puede considerarse una novela de formación por los motivos que desarrolla. La familia, el hogar, la amistad, e incluso el primer amor y los engañosos iconos de admiración, son tratados por el autor con sutileza y gran empatía. De tal manera, que siendo una lectura dirigida especialmente al público juvenil de cierta edad, su lectura resulta interesante a cualquier edad. 

En ese mismo sentido, la trama principal de la historia, que centra su atención en la relación que entablan dos espíritus diametralmente diferentes, como son una “lolita” y una “yanki”, resulta ser especialmente emotiva y tierna. El autor, siguiendo el esquema clásico del género al que pertenece la novela, pone a las dos protagonistas en una senda difícil de transitar, pero no imposible, y juntas deben colaborar para conseguir llegar a la meta final. Por el camino va quedando todo lo que sobra: amistades engañosas, anhelos superficiales, complejos innecesarios, prejuicios de todo tipo… En definitiva, muchos de los problemas con los que se enfrenta el individuo durante su primera juventud y, también hay que decirlo, en etapas posteriores. Es más, desde mi perspectiva, podría hablarse de esta obra como una crítica afilada contra el hedonismo de nuestra forma de vida actual.

Es cierto que determinadas escenas, no muchas, son violentas, y que el lenguaje de determinados personajes es vulgar en ocasiones. Sin embargo estos no son más que recursos narrativos utilizados por Novala Takemoto para llegar a su objetivo, que es crear la atmósfera apropiada para ambientar y entender su historia, lo que en realidad nos quiere contar, y que trae a nuestra conciencia los valores eternos en los que desde siempre se ha sostenido la humanidad.

Y al final, cuando por fin se concluye el libro, te das cuenta de lo que has leído, una trama ingeniosa de pandilleros motorizados japoneses, al más puro estilo West Side Story del siglo XXI, que rezuma humor, amabilidad, admiración por las cosas buenas de la vida y, por encima de todo, universalidad.


<La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad.> Sir Francis Bacon (1561-1626)


Undine von Reinecke ♪



Os espero a todos el miércoles 18 de septiembre en Sacramento, EE UU, en una nueva etapa de La vuelta al mundo en doce libros 2024.




El autor por la Editorial

Novala Takemoto (1968) es un escritor de novela japonesa contemporánea y diseñador japonés nacido en Kioto. Estuvo matriculado en Bellas Artes en la Universidad de Osaka, donde comenzó a escribir y a ser reconocido por sus cuentos cortos.

Es el autor de numerosas novelas que han sido un éxito de ventas en Japón y el máximo representante en el arte de las letras de la cultura lolita. Los autores que más inspiraron a Novala Takemoto en su juventud fueron Osamu Dazai y Yasunari Kawabata, cuya influencia en su escritura se puede percibir por el amor a los personajes marginales y fuera de lugar sobre los que escribe.

Ha sido nominado dos veces a los prestigiosos premios literarios Yukio Mishima, en 2003 y 2004.

Kamikaze girls es su quinta novela.


Comentarios

  1. Fantástica tu etapa japonesa en esta Vuelta al mundo. Ya sabes que no soy muy aficionada a la literatura nipona, pero lo que cuentas en la reseña me ha parecido fascinante, pero fíjate que más que por la novela, que también, ha sido por todo lo de las tribus urbanas del país a las que desconocía totalmente. Le he mandado el enlace a mi hijo que marcha mañana a Japón y es un enamorado de esa cultura. Es lo que tienen el manga y los videojuegos.
    Un beso.

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  2. Buenas tardes, Undine.
    Pues qué diferente y qué prometedor. La cultura nipona es tan diferente y exótica para nosotros que muchas veces cuesta entenderla.
    La novela me parece muy apropiada para estos tiempos tórridos y asfixiantes en los que apetece leer cosas más livianas pero que estén bien escrita. A menudo en las novelas de corte juvenil se descuida la calidad y es muy injusto para los lectores que aunque sean jóvenes se merecen el mismo respeto.
    Me la llevo, por supuesto.
    Y a ver si encuentro también la peli. Para los manga no tengo paciencia con tantos capítulos.
    Besotes y un abrazo fresco

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  3. Es increíble lo extraño que puede llegar a resultar a nuestros ojos occidentales la cultura nipona. Aunque hoy en día se haya abierto y occidentalizado un poco –como muestra esta novela que nos muestras– es cierto que la fusión que hacen con sus propias tradiciones es de lo más singular. Por más que intenten imitar o asimilar exteriormente los modos occidentales sus tradiciones –creo– siguen pesando lo suficiente como para considerar a Japón y a sus habitantes casi como si se tratara de Plutón.
    Interesante tu elección para esta etapa del viaje. me temo que la mía es bastante más normalita... O no. Aquí te la dejo:

    https://eleeabooks.blogspot.com/2024/08/el-embarazo-de-mi-hermana-yoko-ogawa.html

    Un saludo.

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