RESEÑA: EN EL REMOTO CIPANGO, LUIS DE OTEYZA
Fuente: Undine von Reinecke |
Ficha Técnica
Autor Luis de Oteyza
Editorial: Ediciones del Viento
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN 9788415374428
P. V. P.: 19,50 €
Sinopsis de la Editorial
En 1927, para alejarse de la dictadura de Primo de Rivera, el escritor Luis de Oteyza viajó en un trasatlántico español hasta Filipinas y de allí en barcos americanos a China y al Japón. Ese viaje sería narrado en la obra De España al Japón, que se interrumpe con la llegada a su destino final. La continuación de aquel volumen, es decir, su estancia en el país nipón, es narrada en este volumen, En el remoto Cipango, que fue publicado en 1927 y nunca reeditado hasta ahora. Oteyza, que visita Kobe, Osaka, Nara, Kyoto, Tokio, etc., describe con gran detalle sus excursiones y aventuras por la vida culta y la vida mundana del País del Sol Naciente o, en palabras de Marco Polo, el Remoto Cipango.
Propuesta musical para este libro
Flor de Té es un tema musical compuesto por Juan Martínez Abades, que fue popularizado en 1917 por Raquel Meller, la más famosa artista española durante las décadas de 1920 y 1930. Nacida en 1888 como Francisca Marqués López, adoptó el seudónimo de Raquel Meller para subirse a los escenarios, donde deslumbró al público como cantante, cupletista y actriz de cine, llevando su arte a los cines y teatros del mundo entero con gran éxito.
El carácter cosmopolita de la artista española es lo que me ha llevado a elegirla para acompañar la reseña de En el remoto Cipango, ya que era contemporánea de Luis de Oteyza, y tanto el escritor como la artista compartían esa dualidad entre lo “castizo” y lo internacional.
Lo que Undine opina del libro
<El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.> Proverbio japonés
Hoy, 19 de julio de 2023, llego a la ciudad japonesa de Kioto, siguiente etapa de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros 2023👈. Aquí descansaremos de la travesía que hemos hecho desde China para conocer un poco más de la historia nipona.
Ubicación de Kioto en la isla de Honshu (Fuente: Wikipedia) |
Castillo Nijō (Fuente: Wikipedia) |
Pabellón Dorado o Templo Kinkakuji (Fuente: Wikipedia) |
Antes de dar paso a mis impresiones sobre el libro, quiero matizar algo sobre su título, por si alguno de mis lectores desconocen el significado de “Cipango”, y es que éste era el antiguo nombre con el que se conocía a Japón. El origen del término se remonta a la Baja Edad Media, cuando los chinos y los europeos apelaban al país de este modo, y las primeras referencias que se tienen del nombre se recogen en el Libro de las maravillas, el texto que escribió el comerciante veneciano Marco Polo (1254-1324), a quien sus viajes le llevaron tan sólo hasta tierras chinas, pero fue allí donde escuchó hablar de un país llamado Cipango. Aclarado este asunto, me dispongo a comenzar a comentar lo que ha supuesto para mí este divertido relato que nos legó Luis de Oteyza.
Página de El libro de las Maravillas, Marco Polo Fuente: Wikipedia |
Sin embargo, En el remoto Cipango tiene un carácter muy distinto. Sin un ápice de romanticismo y repleto de un agudísimo sentido del humor, de un casticismo propio del madrileño Carabanchel al que Luis de Oteyza se sentía apegado, el libro ofrece al lector el relato de un viajero cosmopolita, algo mundano y con un gran poder de observación, que intenta alejarse de los caminos más trillados del turismo occidental, para adentrarse en la cultura nipona. No pensemos por ello que el texto es un conjunto de emociones pintorescas y filosóficas. Muy lejos de esto, En el remoto Cipango es una crónica dinámica, divertida y muy peculiar, en la que su autor se dirige constantemente a su público sin ningún tipo de tapujo, para narrar todas y cada una de sus experiencias. Y créanme mis lectores si les digo que Luis de Oteyza debió escandalizar con su libro a más de una señorita de la época.
1ª edición, editorial Pueyo (1927). Fuente: Iberlibro |
Como quiera que sea, la narración de En el remoto Cipango comienza al atracar el barco en el que viajaba Luis de Oteyza en el muelle de la ciudad de Kobe. Allí es recibido por Miguel Pizarro, un compatriota español, que hace las funciones de Catedrático de Lengua Castellana en la Universidad de Osaka, que será junto Ángela da Silva, una dama amiga, a la que Oteyza se refiere como una mestiza portuguesa de Macao, y algún que otro españolito que le acompañaba en el barco, los compañeros con los que visitará Japón. Desde Kobe viajará hasta Osaka, Nara, Kioto, Tokio, Niko, Kamakura, para vislumbrar a lo lejos Yokohama, y finalizar su periplo en Kobe, donde comenzó su aventura y donde decidió establecerse por algún tiempo, viviendo en un hogar que hizo propio al modo japonés, para completar su experiencia nipona. De lo que hizo en aquellos días Oteyza como residente del país me lo guardo como un secreto. Tan sólo me permito desvelar que el escritor tuvo a bien imitar a un colega francés, conocido por sus relatos allende los mares. Me refiero a Pierre Loti👈, el conocido autor de Madame Crisantemo (1887).
Como se desprende de mis palabras, el género que prima en el texto es la literatura de viajes, y por ello, son frecuentes las referencias a las visitas de monumentos, a la hostelería, los medios de transporte o a la restauración, con múltiples críticas, tanto positivas como adversas, a las diferencias existentes entre Oriente y Occidente. Debo reconocer que me reí mucho con las anotaciones que Oteyza hizo sobre la tradición culinaria nipona, con las que me siento totalmente identificada. Por otro lado, y en lo referente a la hostelería, el escritor se presenta en este texto como un visionario, ya que en él menciona la conveniencia de crear en España un tipo de alojamiento turístico muy parecido a lo que hoy son los Paradores Nacionales (el primero se inauguró en 1928), que llevara el turismo a lugares singulares de nuestra geografía, que por diferentes motivos no recibían visitas. Al parecer, el gobierno japonés había construído una red de hoteles por todas las zonas del país para impulsar la economía del sector, que sorprendió muy positivamente al autor del libro por la calidad que ofrecía a los viajeros.
Torre del Puerto de Kobe. (Fuente: Wikipedia) |
Hasta aquí llegan mis impresiones sobre En el remoto Cipango, aunque podría decir aún mucho más. Sin embargo, este es un libro que mejora cuanto menos se conozca, porque su contenido es tan intenso y revelador que debe descubrirlo el lector. Tan solo me resta comentar que este título es mi cuarta recomendación veraniega, porque el brío, la gracia y el talento con el que fue escrito es tan sólo comparable con la magia que guarda la temporada estival para quienes tienen el alma viajera.
<Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar.> Proverbio japonés
Undine von Reinecke ♪
*Nos vemos el 16 de agosto en Osaka (Japón), siguiente etapa de La vuelta al mundo en doce libros 2023👈
El autor por la Editorial
El madrileño de origen vasco, Luis de Oteyza nace accidentalmente en Zafra (Badajoz) el 30 de junio de 1883. De familia acomodada, tras acabar sus estudios de bachillerato se matricula en la Escuela Naval, que cierra por los descalabros de Cuba y Filipinas. Entonces se incorpora a la Escuela de Ingenieros Industriales, pero su vocación literaria y periodística lo empuja a abandonar los estudios definitivamente. Periodista, escritor, poeta y viajero, su entrevista a Abd El Krim, en el verano de 1922 le confiere gran popularidad. Agobiado por la dictadura de Primo de Rivera, en 1925 decide viajar a Extremo Oriente, y hace escala en Malasia, Filipinas y China, para alcanzar finalmente el Japón. Dos años después, junto con el fotógrafo Alfonso Sánchez Portela, realiza el vuelo Toulouse-Dakar en un aparato de los servicios postales franceses. Estas experiencias viajeras quedarían plasmadas en distintos libros. Tras algunos viajes regresa a España con la República en 1930. En 1933 es nombrado embajador en Venezuela. En 1936 retira su apoyo al gobierno de Largo Caballero y se traslada a Nueva York, donde ejercerá la corresponsalía de varios medios hispanoamericanos. Fallece en Caracas, ciudad en la que llevaba viviendo treinta años, el 10 de marzo de 1961.
Buenos días Undine.
ResponderEliminarMira que me da pereza todo lo japonés en literatura y mira que no me interesan los libros de viajes, pero concretamente este libro me ha parecido muy atractivo. La forma que tienes de contarlo ha hecho que me entren muchas ganas de leerlo. Lo anoto sin dudar. Gracias por el descubrimiento.
Un beso.
Buenas tardes, Undine:
ResponderEliminarMe ha recordado al de la India de Lotti, por eso de mostrar lo que no es tan típico del turismo. Me gustan esos libros porque creo que si voy a Japón será una vez en la vida y haré lo mismo que cualquier turista de manual. Así que este tipo de libros me sirven de viaje literario y aunque no es lo mismo, me conformo. Me llevo este billete a Japón.
Besitos y feliz final de ola de calor
No creo que me anime, porque no es lo que suelo leer y porque me estoy dedicando a los pendientes que ya tengo en la estantería, que son muchos. Pero tengo que admitir que me picas la curiosidad, por ese humor que señalas y por esos momentos que debieron de escandalizar en su momento. Pero no creo que le llegue su turno, la verdad. Los pendientes son ya muchos.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola! Creo que podría ser de mi interés en el sentido de conocer un poco más la cultura japonesa pero, por lo demás, no es un libro que me llame en exceso así que en esta ocasión seguramente no me lo lleve anotado. Un besote :)
ResponderEliminarBuenos días Undine, tanto la cultura Japonesa como China me resultan muy interesantes, aunque solo he leído novelas; no soy demasiado asidua de libros de viajes pero reconozco que tú reseña me ha despertado mucha curiosidad por historia y autor. Me lo llevo apuntado y le echaré un vistazo a la editorial que por lo que voy viendo tiene publicaciones muy interesantes. Un abrazo.
ResponderEliminarUna reseña fantástica, y muy bien realizada, de un libro que debiera ser leído por todo viajero que se precie. Pues relata vivencias auténticas de aquellos lejanos años de un español viajando en Japón, donde no conocía ni el idioma, ni las tradiciones, ni la cultura. Vivió por tanto el mismo una auténtica epopeya, la cual plasmó relatada en sus páginas. Muchas gracias por darnos a conocer este interesante título.
ResponderEliminarDesde luego, de aquí sale una mucho más sabia de lo que entró. Fíjate que a mí la palabra Cipango siempre me hizo gracia. Lo que cuentas, y cómo lo cuentas, resulta muy tentador pero, en estos momentos, no lo veo como lectura para mí. Besos
ResponderEliminarHola Undine, pues ya me has picado. Ahora me toca ver si lo puedo conseguir en la biblioteca digital de mi comunidad... Veremos.
ResponderEliminarUn besazo
Me lo llevo más que anotado, Undine. El tema de viajes, y bueno todo lo que parece aportar este título, me atrae... Me resulta muy interesante esta experiencia y lo que cuenta este autor.
ResponderEliminarUn abrazo, gracias como siempre por tus reseñas tan detalladas :)