RESEÑA: Ó-YONÉ Y KO-HARU, WENCESLAO DE MORAES

 

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones del Viento

Traducción: C. González Figueiras y M. Romero Triñanes

Encuadernación: Rústica

Número de páginas: 180

Edición: 1ª

Formato: 16x24cm

Fecha de lanzamiento: 01/09/2007

Traducción: C. González Figueiras y M. Romero Triñanes

ISBN 9788493555191

P.V.P. : 17€


Sinopsis de la Editorial

A finales del siglo diecinueve el joven oficial de la marina portuguesa Wenceslau de Moraes desembarca en Macao (China) y es destinado a la capitanía del puerto. En esa colonia se casa con una nativa, Vong-Io-Chann, con la que tiene dos hijos. Sobre China escribe algunos libros, pero cuando en misión oficial con el gobernador de Macao, visita el Japón (1887), se queda fascinado. Regresa en numerosas ocasiones, hasta que finalmente abandona a su familia china y se instala definitivamente en Osaka, de donde consigue que lo nombren cónsul. En el Japón conoce al amor de su vida, O-Yoné, cuyo fallecimiento prematuro dejaría en el marino una herida incurable. Para estar cerca de su tumba, deja entonces su puesto de cónsul y se retira a la ciudad natal de O-Yoné, Tokushima, donde conoce a una sobrina de aquella, Ko-Haru, la cual fallece también de forma dramática. Estas páginas, publicadas en aquellos años en "O Comercio do Porto", relatan esos episodios.


Propuesta musical para este libro

La Sinfonía in A major, Op. 13, A Patria, es una composición de José Vianna da Motta (1868-1948), un músico luso nacido en São Tomé, en las colonias africanas pertenecientes a Portugal. Cuando era muy niño se trasladó a Lisboa, donde estudió en el Conservatorio. Demostrando unas cualidades extraordinarias para la música, el rey Fernando II le concedió una beca para estudiar en Alemania. Allí pasó a ser alumno de Franz Liszt y, más tarde, de Hans von Bülow, convirtiéndose en un concertista de piano de importancia internacional. 

Su sinfonía A Patria narra la epopeya de los descubrimientos portugueses realizados por Vasco de Gama en la India, basándose en los poemas de Luis de Camões (1524-1580). Mi motivación en la elección de esta pieza es la de mostrar una estampa más del Portugal colonialista.


Lo que Undine opina del libro


<Es maravilloso estar vivo, aunque siempre duela.> Boris Pasternak


Hoy, 21 de septiembre de 2022, llego a Yokohama en mi peregrinar literario, siguiendo los pasos de Phileas Fogg, el protagonista de La vuelta al mundo en ochenta días. En la pasada edición del reto me acerqué a la civilización nipona, para conocer un poco de su historia desde todas sus vertientes, tanto las políticas, como religiosas y socioculturales. Lo más destacable de todo, desde mi punto de vista, fue ver cómo el País del Sol Naciente abría los brazos en los albores del siglo XIX a las corrientes llegadas desde Occidente, y las adaptaba singularmente a sus maneras literarias y artísticas. Para ilustrarlo me serví de uno de sus grandes literatos, Doppo Kunikida (1871-1908), y utilicé como ejemplo su libro de relatos Musashino (1901)👈. Gracias a esta lectura pude observar muchos aspectos del Japón ancestral, que iniciaba su camino hacia la modernidad de la era industrial, desde el punto de vista de uno de sus hijos, pero, para la edición del reto de este año, quería ofrecer a quienes seguís con interés este viaje literario la mirada colonial que recaía en el cambio de siglo sobre Japón. Y elegí para ello a Wenceslau de Moraes, un portugués ciudadano del mundo, aventurero, poeta, casi un héroe romántico de epopeya, que se asentó en aquel país, deslumbrado por sus encantos. 

Retrato de Meiji Tennō (Mutsuhito), 1888
Fuente: Wikipedia
Cuando Wenceslau de Moraes conoció Japón, el trono lo ostentaba el emperador Mutsuhito (1852-1912). Por aquel entonces, declinaba ya el siglo XIX y una nueva centuria anunciaba nuevos tiempos en Japón, que se había convertido gracias a su monarca en una de las potencias industriales más importantes del mundo, ya que con su gestión transformó el país, revolucionándolo política, económica y socialmente. Tanto es así que, a su muerte, acaecida en 1912, el New York Times quiso recapitular su gobierno en un artículo, que publicó a colación de su funerales, elogiando la labor ejercida por Mutsuhito y asombrándose por la metamorfosis que había experimentado Japón. Con la muerte de este monarca se ponía fin al periodo Meiji y comenzaba la era Taishō (1912-1926), que recibió el nombre del nuevo emperador. 

El reinado de Taishō coincidió con un periodo de la historia mundial muy agitado, ya que durante aquellos años se produjo el nacimiento de la República Popular China, el estallido de la Primera Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Los catorce años que duró la era Taishō suponen el periodo más corto de la historia japonesa, y estuvo caracterizado por la debilidad de su emperador, aquejado por temas de salud, que ocasionó el empoderamiento de la Dieta de Japón (órgano máximo de poder, estipulada por su constitución) y los partidos democráticos. Con motivo de estos cambios, se desarrollaron revueltas laborales -promovidas por los sindicatos-, y la desigualdad social, que dio lugar al surgimiento de barrios marginales y a la creación de una fuerza antidisturbios para contener los levantamientos de obreros y campesinos, aquejados por las consecuencias del sistema. Pese a ello, esta época ha pasado a la historia como un periodo liberal, al que se apodó como “democracia Taishō”.

Emperador Taishō. (Fuente: Wikipedia)

Por otro lado, las crisis internacionales antes mencionadas favorecieron que Japón pasara de ser un país endeudado a adoptar el papel de acreedor, ya que su economía creció porque la competencia venida desde Europa había desaparecido a consecuencia de la guerra. La industria de Japón se expandió y se incrementó. No obstante, este rápido enriquecimiento trajo de la mano la temida inflación, y con ella, el encarecimiento de los precios y el empobrecimiento de la población. En 1918, las protestas se extendieron por las aldeas y ciudades de toda la nación, que fueron aplacadas por el ejército. Y, en este contexto, surge  O-Yoné y Ko-Haru, el libro que he elegido para reseñar hoy, que fue escrito por Wenceslau de Moraes en el ocaso de sus días, cuyos textos fueron publicándose paulatinamente en O Comercio do Porto, un periódico portugués que nació a mediados del siglo XIX y que apagó sus rotativas definitivamente en 2005.

No obstante, antes de entrar en materia, quisiera dar dos pinceladas sobre este particular literato portugués, que ha sido comparado con otro autor conocido por los seguidores de La vuelta al mundo en doce libros 2022. Me refiero a Pierre Loti, el marino, poeta y escritor impresionista francés que se dejó seducir por el exotismo de las tierras y gentes que conoció durante sus viajes. Mis lectores recordarán que Loti protagonizó la etapa dedicada a la India de este año👈

Fuente: Casa del Libro

Wenceslau de Moraes (1854-1929), nació en una familia burguesa de Lisboa, que gozaba de cierta posición económica. Desde muy joven destacó por sus dotes poéticas, escribiendo sus primeros poemas a la edad de dieciocho años. Pese a ello, sus inclinaciones profesionales le llevaron a ingresar en la Escuela Naval y, en 1875 con veintiún años, fue nombrado teniente, siendo destinado a diferentes buques de guerra que tenían como base el Mozambique portugués, las posesiones coloniales que ostentaba Portugal a lo largo de la costa sureste de África. Tras esta primera etapa de su carrera en la marina, plagada de buenos informes por sus superiores, Wenceslao fue ascendido a comandante en 1889 y se le consigno para una nueva misión, la de ayudante del Capitán del puerto portugués de Macao, lugar que fue el primer y último asentamiento colonial europeo en la actual República Popular China, a quién Portugal le entregó definitivamente el poder en 1999. 


Allí, en Macao, dio comienzo una nueva vida para el joven oficial de la marina. No sólo en el terreno profesional, que estuvo plagado de éxitos, tanto en sus misiones en la Armada como en el terreno docente, ya que fue nombrado profesor del Liceo de de Macao en 1894, además de conseguir escribir su primera obra, Traços do Extremo Oriente — Sião, China y Japón (1895), sino porque su vida personal se vio sometida a muchas emociones. Por un lado, contrajo matrimonio con una mujer china con la que tuvo dos hijos; por otro, los sucesivos viajes que realizó a Japón, donde fue incluso recibido en 1897 por el emperador Mutsuhito (también llamado Meiji), consiguieron que Moraes se enamorara de tal modo de aquel país, que se puso el mundo por montera, y en 1898 abandona a su familia china, para establecerse definitivamente en la nación nipona. ¿Verdad que hay un cierto paralelismo con la biografía de Pierre Loti? A estas alturas de su vida, Wenceslao de Moraes ya había escrito su segunda obra, Dai-Nippon (1897). 

Fuente: arteinformado.com

El escritor decide terminar su carrera naval en el momento de dejar China, y consigue que le nombren cónsul de Portugal para las ciudades de Kobe y Osaka. Comienza entonces un periodo de ferviente fascinación por Japón, se convierte al budismo y se casa con una antigua geisha, cuyo nombre era Fukumoto Yone, en una ceremonia sintoísta. ¿Os suena el nombre de la dama japonesa? Efectivamente, se trata de una de las mujeres que da título al libro que nos ocupa hoy. El matrimonio duró hasta 1912, año del fallecimiento de la esposa. Tras el triste suceso, Moraes cayó en una tremenda aflicción, dejó su labor como cónsul, rompió relaciones con la Marina portuguesa y el Ministerio de Exteriores, y se trasladó a vivir a Tokushima, la ciudad donde nació Yone. Allí vivió con Koharu, la sobrina de su esposa fallecida y segunda mujer que da título al libro, pasaba sus días visitando la tumba de su amada y llevando una vida humilde. En 1916, la muerte vuelve a visitar su hogar, esta vez se ceba con Koharu que, a muy tierna edad, pierde la vida por culpa de la tuberculosis. Este hecho es lo que motiva a Wenceslao de Moraes a escribir el compendio de textos que constituyen Ó-Yone y Ko-Haru, que el portugués escribió en el periodo de tiempo comprendido desde 1916 hasta 1920.

¿Qué podemos esperar de Ó-Yone y Ko-Haru? Si tuviéramos la oportunidad de preguntar a su autor, nos diría que son los humildes pensamientos de un hombre anciano y vencido, compartidos con un público amigo. Así lo afirma él mismo varias veces en el libro. Efectivamente, Moraes cae presa de su estado emocional, dejándose llevar por la enfermedad, la muerte y la pobreza de las calles y barrios de las poblaciones japonesas sometidas a la crueldad de la era industrial. La fascinación por la cultura nipona estaba dejando paso a un cierto resentimiento en el escritor, que terminaría sus días en 1926 en la más completa soledad, alejado de sus vecinos y antiguos amigos japoneses. Pese a todo, en la ciudad de Kobe, los japoneses terminarían erigiendo un Memorial en su honor.

Moraes, que un día quiso ser hijo adoptivo del Japón y en el momento que redacta sus ensayos, desde mi punto de vista, se siente un espíritu sin patria ni bandera, observa a las personas de la calle y, como hombre educado en Occidente, intenta explicar a su público cómo son las gentes y las costumbres niponas, en una época arrasada por las consecuencias de la industrialización

Geisha, principios S. XX (Fuente: momentosdelpasado.blogspot

El libro da comienzo con el relato de la estancia de Ko-Haru en el hospital, hasta el día de su fallecimiento, recreándose en el padecimiento de la enferma, en el sorprendente distanciamiento de la familia de la joven, en el funcionamiento de la sanidad japonesa, y en el contraste que encuentra entre la civilización europea y la japonesa, a la que encuentra atrasada en cuestiones médicas. En este sentido, es interesante comparar ciertos títulos escritos por Thomas Mann (La montaña mágica) o Katherine Mansfield (En un balneario alemán), que aluden a hospitales para tísicos, para comprender el dolor que Moraes quiso plasmar.

No pensemos que el fallecimiento de Ko-Haru termina con el tema de la muerte, todo lo contrario. La sobrina de su esposa es aludida durante todos los textos que conforman el libro, porque su recuerdo le acompañará el resto de su vida. Eso me da pie a comentar otro de los temas fundamentales en este libro, la nostalgia. Según he podido leer en alguna web, Wenceslao de Moraes explicó en su libro Bon-Odori em Tokushima (1916), por qué decidió dejar de vivir entre los vivos, y dedicar el resto de su existencia al recuerdo de los muertos. No obstante, desde mi perspectiva, en Ó-Yone y Ko-Haru queda perfectamente claro también. Como quiera que sea, el escritor luso siembra las páginas que nos ocupan hoy a rememorar la existencia de las personas que le importaron y que le abandonaron, cambiando el mundo material por el espiritual. En este sentido, son sugestivas las anécdotas de índole metafísica y espiritista que el escritor comparte.

Pese a que de mis palabras se pueda desprender que este libro es tan sólo un panegírico de la muerte, también es un curioso álbum en el que Moraes intenta recopilar belleza. En él se pueden leer preciosas y legendarias estampas del Japón ancestral. Leyendas de amor y renuncia, protagonizadas por héroes y heroínas de cuentos y mitos, que el autor comparte con un lector al que alude constantemente y al que pide su opinión, siempre con un lenguaje directo, cercano y sin artificios.

Lafcadio Hearn (Fuente: Wikipedia)

De estas páginas se desprende que Moraes era un estudioso, un erudito de la cultura nipona, a la que honra de manera elegante, haciendo especial hincapié en sus mujeres y en las gentes humildes, en un intento de seguir los pasos de uno de sus ídolos, Lafcadio Hearn (1850-1904), el periodista, traductor, orientalista y escritor británico que durante el siglo XIX compartió con Occidente su amor por Japón. Su pasión por el País del Sol Naciente le llevó incluso a observar con ojo crítico la actitud de un colega contemporáneo, con el que coincidió y se vio en Japón, al que otorgaba cierta actitud condescendiente hacia aquel país y sus ciudadanos. Me refiero al antes mencionado Pierre Loti. Los pasajes que Moraes le dedica no tienen desperdicio, y no dejan de sorprender a quienes hemos leído sobre ambos autores.

Como quiera que sea, Wenceslao de Moraes, el hombre colonial por excelencia, un soñador y trovador de la belleza, quiso refugiarse en los aromas y colores orientales esperando encontrar la tierra prometida, y, aunque no la encontró, sí halló su simbolismo y el significado del amor.


<Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino.> Alfred Tennyson



Undine von Reineck ♪ 



El autor por la Editorial

Wenceslau de Moraes nació en Lisboa en 1854. Estudió en la Escuela Naval, y como oficial navegó en barcos de la armada portuguesa visitando las costas de África, América y Asia. Fue destinado a la capitanía del puerto de Macao en 1885, donde ejerció también labores docentes en el recién fundado liceo portugués. En esa ciudad se casa con una china, Vong-Io-Chann, con la que tiene dos hijos. En 1887 visita el Japón junto al gobernador de Macao, siendo recibido por el emperador Meiji, y conoce Nagasaki, Kobe y Yokohama. Regresa en varias ocasiones entre 1893 y 1896, hasta que finalmente abandona a su familia china y deja Macao definitivamente. En 1899 es nombrado cónsul de Portugal en Hiogo y Osaka, donde ejerció hasta 1913, fecha del fallecimiento de su amada O-Yoné Fukumoto. Se traslada entonces a la ciudad de ésta, Tokushima, donde conoce a su sobrina Ko-Haru, que también moriría de tisis. Allí pasa Wenceslau sus últimos años escribiendo estas páginas. Murió el 1 de junio de 1929. Hoy, en aquella ciudad, donde se le ha levantado una estatua, es reconocido y admirado.


Comentarios

  1. Me parece muy interesante lo que nos cuentas de este autor. Para esta parada comencé leyendo el libro de Madama Crisantemo, pero me dejo tan mal sabor de boca esa historia, que busqué otra.. Creo que este libro me hubiera gustado más. Me lo apunto. Yo ando por Estados Unidos. Un abrazo

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    1. Buenas tardes, Esther.
      Yo tengo muchas ganas de leer Madame Crisantemo, se con lo que me voy a encontrar. El mundo colonialista y sus consecuencias nada románticas. No obstante, quiero leer lo que cuenta Loti.
      Por otro lado, no sabes las ganas que tengo de llegar a Nueva Yok :)

      Un abrazo y mil gracias por tu fidelidad al reto!!

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  2. Una entrada muy instructiva, como siempre, aunque en esta ocasión no me animo, que no termina de atraerme.
    Besotes!!! (Y por cierto, soy Margari, no quiere blogger hoy dejarme comentar con mi nick...)

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    1. Buenas tardes, Margari:
      No sé qué ocurre con Blogger, pero lleva unos días que funciona fatal. Tengo que buscaros directamente porque vuestras publicaciones no me aparecen en la lista de lectura.
      Sobre esta reseña, el libro es en sí ilustrativo. Yo he contextualizado en fechas y nombres, pero Moraes nos habla mucho sobre el mundo japonés de sus días.

      Un abrazo y mil gracias por la visita!!

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  3. ¡Hola! Creo que podría resultarme una historia muy interesante ya que nos muestra el punto de vista de un anciano en una situación complicada y pocas veces tenemos el privilegio de adentrarnos en sus pensamientos y sentimientos. Un besote :)

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    1. Buenos días, Marya:

      Espero que disfrutes del libro cuando lo leas.

      Un abrazo y gracias por leerme y comentar!!

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  4. Querida Undine:
    Al fin puedo pasar tranquilamente por la etapa japonesa. Por cierto, que disfruto mucho del viaje de Loti por la India pero voy despacio porque tengo que ir buscando algunas palabras que no conozco.
    Respecto a este señor portugués también de vida apasionante y sus vivencias japonesas me llama menos la atención. Y eso que el folclore japonés me llama muchísimo, tengo unos cuantos libros de historias tradicionales japonesas, pero el día a día de antaño ya no me parece tan atractivo. Creo que esta etapa me la salto.
    Besitos y feliz semana

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    1. Buenos días, Norah:

      El libro de Loti es maravilloso, pero es cierto que debe leerse despacio. Si quieres que te de mi opinión, prefiero al escritor francés sobre el portugués. También es cierto que el libro de Moraes está influido por la pérdida... Ya me contarás tu opinión cuando leas y contrastes ambos textos.

      Un abrazo, y mil gracias por la visita!!

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  5. Holaa!! me parece bastante interesante, no tenía idea de la existencia de este libro, pero tal como lo presentas me ha dado curiosidad y no descarto leerlo en algún punto. Gracias por tu genial reseña.

    Blessings!!

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    1. Buenos días, BookLover:

      Has dado en el clavo, lo más interesante de este libro es la curiosidad que despierta por su autor y las circunstancias del momento histórico. Espero que lo disfrutes cuando lo leas.

      Un abrazo y gracias por visitarme!!

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  6. Buenos días Undine, que rollo lo de Blogger, no me deja comentar en algunos Blogs. Me gusta lo que cuentas de este este libro, parece que el autor era un enamorado de la cultura oriental, primero China y luego Japón, aunque parece que en este país se encontraba mucho más cómodo. Parece una historia que hay que leer con tranquilidad y no es lo que más me llama en este momento ; pero no lo descarto para más adelante. Un abrazo.

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    1. Buenos días, Mar. Es cierto, Blogger está funcionando muy mal estos días, yo tampoco veo muchas reseñas, no se renueva la página.
      Sobre el libro, no te voy a engañar, es un texto para el que debe elegirse bien el momento. Si te pilla un poco baja te deja destrozada. Eso sí, es muy interesante.

      Un abrazo y mil gracias por pasarte a comentar!!

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  7. Has escrito una entrada magnífica. Un portugués enamorado del lejano Oriente y escribiendo sobre sus experiencias en Japón (tras haberlo hecho sobre China).
    La pérdida de los seres queridos a veces hace que queramos vivir para el recuerdo de los que se fueron. Es una forma de negarse a vivir entre los vivos, como bien dices. Yo creo también que es una forma de solidaridad con esos seres a los que no queremos dejar solos en su situación de muertos.
    Estás dando una vuelta al mundo, magnífica.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Rosa.
      Has encontrado muy bien el "punto" del libro. Como suele decirse, has dado en el clavo. La pérdida es algo que todos compartimos, aunque muy pocos sabemos gestionarla. Este libro representa la manera que encontró Wenceslao de Moraes de hacerlo.

      Un abrazo, y muchas gracias por pasar a comentar!!

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  8. Hola guapi!

    No conocía el libro y me parece muy interesante, como nos cuenta la historia a través de sus pensamientos y emociones, cómo era la época, la cultura...me ha intrigado.

    Muchas gracias por la reseña :)
    Un besin!!

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    1. Buenas tardes, Samantha M.B.
      Muchas gracias por tus amables palabras. Espero que esta información te lleve a leer a Wenceslao de Moraes.

      Un saludo, y gracias por la visita!!

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  9. Hola Undine!! Desconocía por completo esta novela y me has picado mucho la curiosidad por ella. Me la llevo bien anotada a mi lista de pendientes, creo que podría estar bien. ¡Genial reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!

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    1. Buenas tardes, Ana. ¡Muchas gracias por tu amabilidad! Espero que disfrutes del libro.

      Un abrazo

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  10. Hola Undine, pues aunque me gusta la cultura japonesa has hecho tanto hincapié en la muerte que me da la sensación de que va a ser un libro triste con algún que otro tinte más distendido. No me llega a entra por los sentidos. Lo dejo pasar.
    Un besazo preciosa.

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    1. Buenas tardes, Nitocris.
      Efectivamente, este es un libro un tanto oscuro. La nostalgia y la pérdida sobrevuelan en cada página. Has sabido captar el mensaje de la reseña. No obstante, también te digo que para mí ha sido interesante colocar una pieza más en el puzle colonial.

      Un abrazo y mil gracias por pasar a comentar!!

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  11. ¡Hola Undine!
    Creo que esta es la primera reseña de este libro que leo, y me lo has vendido. Así que no lo descarto para una lectura futura. ¡Gracias por la reseña!
    Saluditos

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  12. Hello Undine!
    Thanks for your review. I also write about books, TV shows and movies. I want to follow your blog. If you want too, i'll be happy. My blog; Mor Düşler Kitaplığı

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