RESEÑA: EL ABANICO DE SEDA, LISA SEE
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Fuente: Undine von Reinecke |
Ficha Técnica
Editorial: DEBOLSILLO
Traductor: Gemma Rovira Ortega
Colección: Best Seller
Fecha de publicación: 27-06-2024
Páginas: 320
Target de edad: Adultos
Tipo de encuadernación: Bolsillo
Dimensiones: 126mm x 188mm
Referencia 9788466377614
Sinopsis de la Editorial
(...) La pequeña Lirio Blanco, hija de una humilde familia de campesinos, será hermanada con Flor de Nieve, de muy diferente ascendencia social. En una ceremonia ancestral, ambas se convierten en laotong -«mi otro yo» o «alma gemela»-, un vínculo que perdurará toda la vida. Así pues, a lo largo de los años, Lirio Blanco y Flor de Nieve se comunicarán gracias a ese lenguaje secreto, compartiendo sus más íntimos pensamientos y emociones, y consolándose de las penalidades del matrimonio y la maternidad. El nu shu las mantendrá unidas, hasta que un error de interpretación amenazará con truncar su profunda amistad.
Propuesta musical para este libro
*Crédito del vídeo: Official YouTube Channel for Rachel Portman
*Provided to YouTube by Universal Music Group
La melodía que el lector está escuchando es The Secret Fan, un tema musical escrito por la compositora británica Rachel Portman para la película de 2011 El abanico de seda, Snow Flower and the Secret Fan, en inglés del original. Portman ha sido reconocida en múltiples ocasiones por sus brillantes trabajos musicales para el cine, siendo buenos ejemplos Las normas de la casa de la sidra (1999) o Chocolat (2000), entre otros muchos, ostentando también el honor de ser la primera mujer de la historia en haber recibido un Premio Oscar a la mejor banda sonora original por su participación en la adaptación cinematográfica de la novela Emma de Jane Austen de 1996.
Tras este éxito cinematográfico, y los muchos que vinieron después -La sonrisa de Mona Lisa (2003), La casa del lago (2006), o La duquesa (2008)-, la compositora inglesa tuvo a bien encargarse de la musicalización de la adaptación de la novela de Lisa Lee.
La película fue dirigida por Wayne Wang, y está protagonizada por Gianna Jun, Li Bingbing, Vivian Wu y Archie Kao, entre otros actores, con la intervención estelar de Hugh Jackman. Sin embargo, pese a la participación especial de esta estrella hollywoodiense y a la estupenda banda sonora que acompaña el film, la película no fue bien recibida por la crítica, ni tampoco por el público en general.
He elegido The Secret Fan de Rachel Portman para acompañar la reseña de El abanico de seda, porque pertenece al soundtrack de su adaptación. Por otro lado, el magnífico trabajo de su compositora está en línea con el espíritu emotivo de la novela.
Lo que Undine opina del libro
<Todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano no es un árbol frutal que sólo se cultive por la cosecha.> Emilia Pardo Bazán (1851-1921)
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Fuente: Undine von Reinecke |
Su inauguración tuvo lugar en 1959, convirtiéndose en el apeadero más grande de China en aquel momento. Y, aunque sería superada años después por las estaciones de Pekín Oeste y Pekín Sur, a día de hoy, sigue siendo la única terminal que se encuentra dentro de los márgenes amurallados de la ciudad, algo que imprime en este edificio carácter.
La estética de la estación bebe del estilo tradicional chino, visible en sus aleros dorados, así cómo del carácter arquitectónico socialista estalinista soviético. El centro de la estación cuenta con un vestíbulo de 34 metros de altura, y posee una cubierta plana hiperbólica. También ostenta dos torres acristaladas de esa misma altura, que están situadas al este y el oeste, y que están conectadas por parapetos, haciendo las veces de "puerta de la capital". Por otro lado, dos enormes relojes de cuatro caras con esferas de mármol están instalados en el techo de la estación, y están programados para tocar todos los días, entre las 7:00 y las 21:00 horas, la canción Oriente es Rojo (Dōngfāng hóng). Este dato, que habla de la idiosincrasia sociopolítica de China, es también una de las curiosidades más destacables de la Estación Central de Pekín.
Esta emblemática terminal se planificó para sustituir al antiguo apeadero que se había edificado a finales de la dinastía Qing (1636-1912) que, como mis lectores probablemente recordarán, fue la última en ostentar el trono antes de caer el antiguo régimen. De este modo, en pleno desarrollo ferroviario, habiendo quedado obsoleta la antigua estación de Pekín y al verse incrementado el flujo de pasajeros y el tránsito de mercancías, se puso en marcha el diseño para la nueva estación.
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Antigua Estación Central de Pekín (, década de 1950 Fuente: Creado en 1950, subido por: www.takefoto.cn/viewnews-16734 (Wikipedia) |
El proyecto de ingeniería fue encargado al Tercer Instituto de Diseño del Ministerio de Ferrocarriles, dejando el diseño del edificio a cargo de los arquitectos Yang Tingbao (1901-1982) y Chen Dengao, quienes contaron con la participación de el Primer Instituto de Diseño Arquitectónico del Ministerio de Construcción y el Instituto de Tecnología de Nanjing. Evidentemente, como se deduce de su estética final, también tuvieron asesoramiento técnico soviético.
La construcción avanzó muy rápido, pese a sus colosales dimensiones -la estación mide 218 metros de largo de este a oeste y 88 metros de ancho de norte a sur, con una superficie total de construcción de más de 80.000 metros cuadrados-, llegando a participar en las obras hasta veinte mil personas durante los momentos álgidos de la edificación. Ésta se concluyó oficialmente el 10 de septiembre de 1959, ascendiendo el montante de la inversión a la cantidad de 57,82 millones de yuanes del momento.
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Apertura del efímero camino de Woosung, el primer ferrocarril de China,entre Shanghái y Wusong en 1876. Fuente: Wikipedia |
Coincidiendo con esta decisión, la Estación Central de Pekín inició su camino hacia la renovación. Entre las mejoras realizadas, se implementaron modernos autoservicios de venta de billetes (la estación cuenta con una taquilla de venta y dos salas de recogidas de billetes), se pusieron al día los sistemas telemáticos y de comunicaciones, y se dispuso un área de espera de aproximadamente 12.000 metros cuadrados y una capacidad diaria de 13.000 pasajeros en espera al mismo tiempo. Estas reformas ayudaron a satisfacer las necesidades de expansión ferroviaria que estaba experimentando el país.
Como nota curiosa, mencionar que con motivo de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008 se incorporó una señalización bilingüe para facilitar el viaje de los turistas extranjeros, siendo ésta la primera vez que aparecían indicadores en inglés.
A día de hoy, la Estación Central de Pekín cuenta con catorce plataformas de pasajeros y dieciséis líneas de llegada y salida.
Si mis lectores me quieren acompañar en mi aventura ferroviaria de hoy, en un trayecto de mil seiscientos cincuenta y cuatro kilómetros, con una duración de aproximadamente seis horas, sólo deben sacar su billete y subirse junto a mí al tren, aunque debemos dirigirnos antes a la Estación Oeste de Pekín. Desde allí, tomaremos rumbo a la provincia de Hunan, el lugar donde se ubica El abanico de seda, novela firmada por la escritora estadounidense de origen chino Lisa See. Mi edición pertenece al sello Debolsillo, y cuenta con la traducción de Gemma Rovira Ortega.
El abanico de Seda comienza así:
<Tengo ochenta años y soy lo que en nuestro pueblo se denomina “una que todavía no ha muerto”, una viuda. Sin mi esposo los días se hacen largos. Ya no me apetecen los manjares que me preparan Peonía y las demás. Ya no me ilusionan los sucesos felices que con tanta facilidad se producen bajo nuestro techo. Ahora sólo me interesa el pasado.>
El abanico de Seda nos lleva a la China del siglo XIX, concretamente al año 1824, y a la provincia de Hunan. Allí, en una pequeña población rural llamada Puwei, vive la pequeña Lirio Blanco. La niña pertenece a una familia humilde de agricultores que se rige por la tradición ancestral confuciana. Un día, cuando Lirio Blanco está apunto de iniciar el proceso del vendaje de pies, el destino pone en su camino a Flor de nieve, una niña de un estatus privilegiado con la que tiene ocho puntos en común. Por ese motivo, como aconsejan los sabios del lugar, las familias de ambas niñas deciden unirlas por el rito del laotong, una ceremonia ancestral por la que dos mujeres son declaradas almas gemelas, quedando hermanadas de por vida.
Así las cosas, desde que las niñas se conocen a la tierna edad de siete años, empiezan a compartir una relación muy especial, pasando muchas temporadas juntas y mandándose mensajes secretos cuando están separadas. De este modo, Lirio Blanco y Flor de nieve van conociéndose mejor y amarrando su amistad. Y así van pasando los años, compartiendo las penas y alegrías que se suceden en sus respectivas vidas. El paso de la niñez a la edad adulta, sus compromisos y matrimonios, la relación con sus correspondientes familias políticas o la maternidad…Todo será vivido por ambas con un sentimiento de empatía, amor y quizá algo más. Reflejo de todo ello es un abanico de seda, el objeto que han venido utilizando todos estos años para comunicarse furtivamente. En él plasmaron por escrito todos sus sentimientos en la milenaria lengua secreta del nu shu.
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Edición en inglés, Random House Trade Paperbacks 2009 (Fuente: Amazon) |
La novela arranca en los primeros años del siglo XX, cuando Lirio Blanco, la protagonista y narradora de la obra, tiene ochenta años. Ésta, testigo privilegiado de la historia, comienza a relatar su vida en retrospectiva, remontándose al segundo cuarto del siglo XIX, momento de su nacimiento, cuando gobernaba en China el emperador Daoguang (1782-1850).
A través de las experiencias de esta interesante figura, que vivirá una vida excepcionalmente larga para una mujer china de aquellos días, conociendo hasta cinco gobernantes de la dinastía manchú Qing, el lector se enfrentará a diferentes aspectos de la cultura ancestral china. Conviene aclarar que en aquellos días el país asiático se regía por las enseñanzas filosóficas de Confucio (551-479 a. C.), y que, entre otros aspectos culturales, marcaban unas reglas de comportamiento muy severas para la mujer.
Como iba diciendo, la sociedad de China seguía practicando en aquel momento determinadas costumbres feudales. Éstas afectaban directamente a las mujeres, quienes se veían privadas de la educación intelectual y el contacto social, entre otras prácticas que anularon su identidad.
Uno de esos ritos sorprendentes para la mirada occidental del momento, y por supuesto del tiempo actual, se refiere al vendado de pies en las niñas. Este uso, que también se conoce bajo el apelativo de pies de loto, se daba entre las familias de las clases media y alta de China. Éstas buscaban impedir el crecimiento de los pies de sus hijas, porque lo consideraban distinguido y porque se veía como un gran atractivo para el sexo masculino. La adolescente que hubiera conseguido durante el largo y doloroso proceso del vendado unos diminutos y “bien formados” pies de loto (en el curso del vendado se rompían todos los huesos, el pie quedaba deforme y éste debía medir muy pocos centímetros), aumentaba exponencialmente las posibilidades de acordar un buen matrimonio. Dejando a un lado el capcioso tema de fetichismo sexual que, en mi opinión, resulta espeluznante, el papel de moneda de cambio que había venido ejerciendo la mujer durante milenios, adquiere en el país asiático una connotación cultural muy particular. A saber, ésta no sólo era vista como inferior al hombre por la sociedad, sino que era toda una desgracia para las propias féminas dar a luz a otra mujer. El hecho de traer al mundo una niña era motivo de vergüenza y, a menudo, conllevaba el desprestigio dentro del seno de la familia. En ese sentido, la mujer era propiedad de su familia política una vez abandonado el hogar de nacimiento.
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Mujer con pies vendados. Underwood & Undewood, Londres y Nueva York Mujeres de todas las naciones, pag. 532 (Fuente: Wikipedia) |
Con esta premisa tan inquietante a la par que sociológicamente interesante, Lisa See ubica su historia en la provincia de Hunan, un lugar donde las campesinas desarrollaron sorprendentemente una escritura propia milenaria llamada Nu Shu (significa “escritura femenina”), y que consiste en un sistema fonético de entre seiscientos o setecientos caracteres, cada uno de ellos representado por una sílaba. Gracias a esta forma de comunicación, las mujeres chinas de la zona de Jiangyong, perteneciente a la provincia de Hunan, en el sur de China, fueron capaces de comunicarse entre ellas y paliar, de alguna manera, ese aislamiento social que venían padeciendo, pudiendo compartir con otras congéneres sus penas y preocupaciones. Éstas, generalmente, eran transmitidas a través de cartas, pañuelos bordados o canciones. Los hombres, creyendo que las mujeres eran inferiores, como vengo diciendo, no prestaron atención a esta nueva forma de expresión, y quedaron al margen de esta peculiar manera de comunicación femenina. Con los cambios políticos sucedidos en China a comienzos del siglo XX, este lenguaje se extinguió. No obstante, en la década de 1960, el Nu Shu fue redescubierto casualmente, y las autoridades chinas repararon en él, viéndolo como una forma de escritura codificada ideal para utilizarse en el espionaje internacional.
En relación con su datación, no se conoce el momento exacto en el que surgió el Nu Shu, pero se especula que tuvo su apogeo durante la última parte del reinado de la dinastía Qing (1644-1911).
Emperador Daoguang (1882-1850) , dinastía Qing Fuente: Wikipedia |
En ese mismo sentido, la autora medita en su ficción sobre la particular relación que surgía entre las féminas que se sometían al rito del laotong ((老同), significa mismo año, y también nació en la provincia de Hunan). A través del vínculo de Lirio Blanco y Flor de Nieve, las heroínas de esta novela, relata cómo las mujeres que se unían bajo este contrato quedaban unidas de por vida, siendo su vínculo muy estrecho, tanto que eran consideradas almas gemelas, apoyándose mutuamente y de manera inquebrantable en todos los aspectos de la vida.
De este modo, el lector se mantiene expectante mientras observa la relación de las dos protagonistas, yin y yang en esta historia, quienes avanzan por sus azarosas vidas con algunas alegrías y no pocas dificultades. A saber, la relación con sus respectivos hogares de nacimiento, el paso de niña a mujer, su primer contacto con el sexo contrario o la dificultad para hacerse un lugar en el hogar del esposo… Todas esas circunstancias que, comúnmente, formaban parte de la existencia de cualquier mujer de su clase y condición. Y paralelamente a todo esto, se suceden los acontecimientos que forjaron la historia de su nación. Guerras, revueltas y hambrunas que actúan como soporte para esta trepidante narración.
En sentido estilístico, Lisa Lee se vale de determinados adornos argumentales que ponen el colorido, aumentan el interés sobre la trama e incentivan la emoción en el lector. De esta manera, la historia fluye vertiginosamente hasta su conclusión. Es cierto que, desde mi punto de vista, algunos motivos resultan un tanto morbosos o excesivos, y que algunas conductas de las protagonistas me han parecido chocantes para el momento y el lugar en el que se desarrolla la historia, disminuyendo mi credibilidad sobre el resultado final, que me pareció excesivamente sensacionalista. Sin embargo, mis conocimientos sobre el devenir sociocultural chino no son lo suficientemente certeros como para aseverar si esto es así o no.
De hecho, El abanico de seda está considerado como uno de los mejores bestseller en su género de nuestro tiempo. En ese mismo sentido, la crítica ha visto en esta novela un gran trabajo de investigación feminista, un texto que va más allá de los esteotipos comunes que el mundo occidental posee con respecto a la idiosincrasia femenina china durante el periodo de la dinastía Qing. De hecho, se comenta que Lee podría estar hablando en su novela sobre una posible y novedosa teoría de resiliencia femenina que, en vez de enfrentar el confucionismo, buscó la manera de adaptarse a sus normas con el fin de encontrar su lugar en la sociedad.
Sea como sea, los lectores encontrarán en El abanico de seda una historia conmovedora e interesante, que no sólo medita sobre la amistad entre mujeres, la costumbre y el peso de las tradiciones en China, también reflexiona sobre el paso del tiempo y cómo éste hace mella en nuestras lealtades y relaciones, modificando de este modo nuestro propio devenir.
<El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia de que gozan las mujeres.> Flora Tristan (1803-1844)
Undine von Reinecke ♪
Os espero el miércoles 17 de septiembre en la Estación de Shimbashi, Tokio (Japón), próxima etapa de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros-Tributo al Tren👈.
La autora por la Editorial
Lisa See (París, 1955) se crió en el seno de una familia china asentada en Estados Unidos. Biznieta del patriarca del Barrio Chino de Los Ángeles, ciudad en la que reside, narró en On Gold Mountain la epopeya americana de su bisabuelo Fong See. Con El abanico de seda, que se convirtió en un best-seller internacional, alcanzó una repercusión que se vio confirmada con sus siguientes novelas: El pabellón de las peonías, Dos chicas de Shanghai, La isla de las mujeres del mar y El círculo de mujeres de la doctora Tan, traducidas a unos cuarenta idiomas y publicadas en español por Salamandra.
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