RESEÑA: EL BAILE, IRÈNE NÉMIROVSKY

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Invisibles

Traductor/traductora: José Ramón Monreal

Colección: Pequeños placeres

Número de la colección: 23

ISBN: 9788412535365

Formato: 11,5 x 18

Páginas: 88

Encuadernación: rústica con solapas

PVP: 12.00 €


Sinopsis de la Editorial

En el París de principios del siglo xx, una familia de nuevos ricos se traslada a vivir a uno de los bulevares más lujosos de la ciudad. Para darse a conocer entre la flor y nata de la alta sociedad parisina, la señora de la casa prepara un gran baile en el que no faltará de nada. Al enterarse de los preparativos de la fiesta, su hija adolescente empieza a hacerse ilusiones, pero la madre, deseosa de que nadie le robe ese momento de gloria, le prohíbe asistir, sin sospechar que con ello ha puesto en marcha el mecanismo de una venganza silenciosa.


Propuesta musical para este libro

What’ll I Do, Irving Berlin (Intérprete Walter Pidgeon)

What’ll I Do es un éxito musical de 1924, compuesto por el norteamericano Irving Berlin, cuyos trabajos forman parte del Great American Songbook, algo así como el cancionero que recopila los éxitos jazzísticos americanos del siglo XX. What’ll I Do tiene tintes autobiográficos, y relata la historia de desamor que Irving Berlin tuvo con Ellin MacKay, una belleza de la élite social norteamericana, a quien su padre mandó a Europa para que olvidara su affaire con el compositor. Sin embargo, los esfuerzos del progenitor de la muchacha no tuvieron resultado positivo, ya que al regreso de la joven de su viaje por el continente europeo, la pareja contrajo matrimonio. 

What’ll I Do fue grabada para la productora Victor Records, por el cantante canadiense Walter Pidgeon, durante su estancia en Londres en 1924. Otros muchos artistas importantes, como Frank Sinatra, Bob Dylan o Cher, lo han incluido en sus discos.

👉Este tema musical es cantado en la primera escena de El baile, por la institutriz inglesa de Antoinette Kampf, la protagonista de la nouvelle de Irène Némirovsky.



Lo que Undine opina del libro


<El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre.> Napoleón I (1769-1821)


Queridos lectores,

Una semana más, vengo ante vosotros con un relato fascinante, de esos que te enganchan desde el mismo comienzo, y que te atrapan en su historia gracias a la soberbia maestría de su estilo, a la originalidad de la temática, y, aquí viene lo importante, a la implicación personal de quien lo firmó. Me refiero a El baile de Irène Némirovsky, una de las últimas incorporaciones a la colección Pequeños Placeres de Ediciones Invisibles, que ha contado con José Ramón Monreal para la traducción.

Fuente: Undine von Reinecke

Quienes visitáis asiduamente Lecturas de Undine, conocéis mi admiración por Irène Némirovsky, una de las escritoras de entreguerras que más importancia tiene en mi biblioteca personal. Sus libros llevan mucho más de una década ocupando mis momentos de lectura, desde que descubrí su increíble narrativa. Y, pese a que la he mencionado constantemente en mis publicaciones, por la relevancia que sus relatos y novelas tienen como testimonio del tiempo que los vio nacer, hasta el momento tan sólo una de sus obras, Los fuegos de otoño👈, ha sido protagonista de una de mis reseñas. En ella, centraba mis impresiones sobre lo que supuso para Francia el paso de las dos Guerras Mundiales, uno de los temas más discutidos en la obra de Némirovsky, que reflejó en obras del calibre de Los bienes de este mundo (1941), o de la novela inacabada Suite Francesa (publicada póstumamente en 2004).

Sin embargo, entre los múltiples e importantes motivos que anidan en sus obras, siempre con la intención de explorar el alma humana, hay uno que, desde mi punto de vista, guarda especial relevancia por las connotaciones autobiográficas que posee, y porque debió ser tan importante en la vida de la autora, que siempre está latente en el conjunto de sus obras. Me refiero a las relaciones paterno filiales, un tema que desglosó virtuosamente en su novela de 1935 El vino de la soledad, en la que podemos hacer elocuentes paralelismos con los acontecimientos de la propia vida de la autora. Empero, pocos años antes de que se publicara esta historia, cuando Irène Némirovsky aún se estaba labrando una carrera literaria, la escritora saltó a la fama con dos sublimes títulos donde exploraba este importante y complicado tema. Me refiero a David Golder (1929) -novela que la catapultó a la fama-, y a El Baile (1930), que es la nouvelle protagonista de la reseña de hoy.

Tango, caricatura década 1920 revista Punch (Wikipedia)

El baile narra la historia de Antoinette Kampf, una adolescente de catorce años, hija única de una familia judía de fortuna reciente. El padre de la joven se ha hecho millonario con la especulación de capital, y ha comprado una lujosa casa en uno de los mejores barrios de París, tan sólo le hace falta las relaciones adecuadas para ganar el prestigio social que tanto él como su esposa Rosine desean encarecidamente. Los Kampf tienen una idea para conseguir su objetivo, quieren organizar una ostentosa fiesta para conquistar a la élite aristocrática y empresarial. Este evento será tan glamuroso y atractivo, que la soñadora y romántica Antoine Kampf, su hija, no se lo quiere perder. Sin embargo, los padres de la jovencita no cuentan con ella para el evento, y esta circunstancia la enfurece de tal modo, que su venganza será también espectacular.

El baile es una deslumbrante, lúcida y potente nouvelle, que fue publicada en primera instancia en la revista Les Œuvres Libres en 1929, donde apareció con el seudónimo de Pierre Nerey. Posteriormente, en 1930, saldría a la venta en formato de libro gracias a Editions Grasset, una casa editorial francesa fundada en 1907 por Bernard Grasset. El editor, fascinado por la novela anterior de Irène Némirovsky, la antes mencionada David Golder, había firmado un contrato con la autora, en la que se comprometía a publicar los tres trabajos siguientes que ésta escribiera. Y no es extraño que así lo hiciera, porque aquella escritora desconocida de veintisiete años, casada, con una hija recién nacida, y judía, se había atrevido a escribir sobre su propio pueblo, describiendo determinados aspectos que definen su carácter, sin ningún tipo de tapujo ni complacencia hacia éste.

Portada revista Les Œuvres Libres
(Wikipedia)

Recordemos que eran tiempos en los que el antisemitismo estaba en plena efervescencia, y Nemirovsky, que había sido educada sin ningún apego a la fe judía, escribió una novela demoledora en la que subyace el conflictivo tema de los estereotipos que persiguen al pueblo judío. David Golder fue un éxito de ventas, y proclamó a Némirovsky como una de las mujeres de letras más prometedoras. Y así fue durante la década de 1930. Pero, ¿quién era esa mujer tan atrevida y carismática, que muy poco tiempo después volvió a la carga de la misma manera con El baile?

Irène Nemirovsky, cuyo nombre ruso era Irina Leonidovna Nemirovskaïa, nació en Kiev en 1903. Hija única de una familia de judíos, sus padres eran Leonid Borissovitch Némirovsky (1868-1932), un oscuro y próspero hombre de negocios, y Anna Margoulis (1875-1972), una dama que procedía de una rica familia de Odessa. El matrimonio, que se distinguía por sus enconadas desavenencias e infidelidades, tuvo que huir en 1917 de su país cuando comenzó la Revolución de Octubre. Tras pasar un año viviendo en Finlandia, la familia Néminovsky se estableció en París, un destino elegido por muchos de sus compatriotas exiliados —recordemos que la burguesía rusa, al igual que la aristocracia de aquel país, históricamente se había formado siguiendo los criterios intelectuales franceses. Y los Nemirovsky educaron a su hija con el mismo criterio. La joven Irène completó sus estudios en la Sorbona, donde se graduó en Letras, una actividad que realizó paralelamente con sus inicios en el mundo de la literatura, ya que comenzó a escribir a la edad de dieciocho años. 

Irène retratada junto a su esposo y sus hijas
Fuente: ilgiornaledivicenza.it

Allí, en la capital francesa, en plena década de los locos años veinte, la joven Irène llevó una vida despreocupada y mundana. A los veintitrés años contrajo matrimonio con Michel Epstein, un inmigrante judío ruso como ella, con el que tuvo dos hijas. La pareja estuvo unida hasta el último instante de sus vidas, y, probablemente, mis lectores conozcan el triste final que tuvieron, porque es mundialmente conocido que ambos fueron víctimas de los nazis, durante la ocupación alemana de Francia. Ella fue apresada primero, y deportada a un campo de concentración. El marido quiso cambiarse por ella y ocupar su lugar. Sin embargo, Michel no sabía que la escritora ya había fallecido en Auschwitz a causa del tifus, y los nazis lo apresaron igualmente, y no dudaron en asesinarlo también. Sus hijas, afortunadamente, consiguieron salvarse, pues una muchacha del servicio doméstico, que había trabajado para los Némirovsky, consiguió esconderlas.

La abuela materna, la antes mencionada Anna Margoullis, no quiso acoger a sus nietas cuando Irene Némirovsky le imploró cobijo para su familia, cuando las leyes antisemitas del régimen de Vichy amenazaban sus vidas. Y este grave incidente, que tuvo como consecuencia el fallecimiento de su propia hija, ilustra de manera explícita la mala relación que existió siempre entre la escritora y su progenitora.

Anna Margoulis, madre de I. Nèmirovsky
(fuente: Wikipedia)

Por este motivo, no es de extrañar que Némirovsky dedicara gran parte de su narrativa a retratar a su madre en muchos de los personajes execrables que pueblan sus novelas. Mujer vanidosa, frívola y altiva, Anna Margoulis nunca sintió afecto por su única hija, dejándola en todo momento en manos de institutrices. No fue igual la relación que tuvo con su padre, a quien ella adoraba, pese a que éste estaba ausente casi siempre, ocupado en los negocios que llenaron las arcas familiares. Y así, inspirada por las emociones que ambos progenitores le despertaban, sus padres le sirvieron como modelo para las obras que en el futuro escribiría, empezando por la obra que la lanzó al estrellato. Si Leonid Nèmirovsky se vio dibujado como el protagonista de David Golder, encarnando el papel de un judío triunfador que se hizo a sí mismo, Anna Margoulis hizo lo propio, siendo el alter ego de su detestable esposa Gloria Golder. 

Y esta fórmula triunfadora, en la que Némirovsky desgrana con mano firme y demoledora, no sólo las relaciones paterno filiales, sino también los claroscuros del alma humana, centrándose en el proceder de los judíos, será también empleada en El baile, la breve, brevísima nouvelle que protagoniza la reseña de hoy. No obstante, las poco más de ochenta páginas impresas de mi edición (la original francesa ocupaba unas cincuenta), son la demostración de que un buen intelecto puede lograr una obra magistral en muy pocas líneas.

Sin duda, y desde mi perspectiva, el quid de la cuestión reside en lo bien trazados que están sus personajes. Por un lado, tenemos a Antoinette, la protagonista, esa adolescente soñadora de catorce años, a quien sus padres no hacen ningún caso, que desea vivir las aventuras románticas que lee en las novelas; por otro lado está Rosine Kampf, una mujer con mucha vida a sus espaldas, a punto de entrar en la edad madura, que quiere disfrutar del lujo y la admiración que el dinero recién ganado por su marido le pueda conseguir; en frente de estos dos personajes está el cabeza de familia, el señor Kampf, un inmigrante judío hecho a sí mismo que consigue hacerse millonario especulando, y cuyo único objetivo en la vida es seguir haciendo dinero. Los tres principales son el vivo retrato de la familia Némirovsky.

Irène Némirovsky a la edad de 14 años (Wikipedia)
A este trío sin parangón, que la autora sitúa en una zona elegante parisina, lo acompañan otros personajes que sirven de séquito, y que ayudan a dibujar la atmósfera que la escritora quería plantear. Y así, tanto la institutriz inglesa, una mujer a quien avala su profesión, pero que guarda secretos en la recámara, como también la profesora de piano de Antoinette, una pariente lejana de su madre, emigrante rusa como ellos, y que conoció mejores tiempos, reflejan el ambiente que se vivía en el París de entreguerras, un lugar donde se concentraban todo tipo de individuos, algunos exiliados por temas políticos, otros empobrecidos por causa de la Gran Guerra y a consecuencia de la crisis económica mundial, y otros, como la familia protagonista de El baile, gentes que supieron aprovechar las circunstancias adversas para enriquecerse. 

A estos cinco personajes, hay que añadir como comparsa el personal de servicio de la casa, ciudadanos franceses que han servido en mejores casas, y observan con cierto sarcasmo las venturas y desventuras de sus actuales amos, los Kampf. Por último, no me quiero olvidar de la banda de jazz contratada para amenizar la fiesta que el matrimonio Kampf ofrece, un grupo formado por músicos y una cantante, que terminan de ambientar esta aguda e inquietante tragicomedia situada en los felices años veinte.

Y digo bien cuando me refiero a esta obra apelando al término tragicomedia, porque, pese a la tremenda venganza que se fragua lentamente en esta historia, el humor está presente durante casi toda la narración. Esto es marca de la casa, ya que la narrativa de Nèmirovsky se caracteriza por una sutil ironía que a veces se puede tornar en humor negro. Así ocurre en El baile, la historia de una “chiquillada” que desemboca en desastre. 

Sin embargo, mis lectores no deben temer el resultado de esta experiencia, porque el desenlace de El baile no produce dolor, tan sólo asombro. Merece la pena dejarse llevar por esta trepidante y cautivadora narración, que dejará sin aliento a quienes decidan acompañar en su particular vendetta a la vehemente, soñadora y, sin duda, caprichosa, Antoinette Kampf. 

De este modo, en esta cruzada personal, protagonizada por una aprendiz de Lolita, que ha sido “seducida” por los héroes literarios de Gabrielle D'Annunzio👈, los lectores podrán  disfrutar de uno de los enfrentamientos literarios más interesantes que, desde mi punto de vista, se han escrito jamás. La adolescencia convertida en una fuerza de la naturaleza competirá con los celos de una mujer madura hacia su hija, a quien ve como una rival potencial.

Trajes elegantes, melodías de la década de 1920, champagne y el glamour de la Belle Époque, ponen la guinda a la ambientación de este sorprendente, implacable y magnífico relato, que pone patas arriba lo que los idealistas y pensadores varios opinan que deben ser las relaciones paterno filiales.



<Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino.>José María Pemán (1898-1981)



Undine von Reinecke ♪



La autora por la Editorial

Fuente: Diario ABC

Iréne Nèmirovsky

(Kiev, Imperio ruso, 1903 - campo de Auschwitz, 1942)

Hija de una familia judía que escapó de la Revolución bolchevique, se instaló en Francia siendo todavía muy joven. Con David Golder (1929) y El baile (1930), obtuvo un gran éxito en el mundo literario, lo que, por otra parte, no la salvó del antisemitismo: bajo el gobierno de Vichy se le prohibió publicar, y poco después fue perseguida y arrestada para ser llevada a Auschwitz, donde murió de tifus.


Comentarios

  1. Hola Undien, ¡qué maravilla!
    Leí esta novela hace ya unos años (¡2007!) y he de decir que me encantó. Antes (2006) había leído Suite francesa, a poco de publicarse el libro. Me fascinó Suite francesa aunque me dejó un poco frustrada que fuera una obra inacabada porque era tan maravillosa que quería saber más...
    El baile es una novela corta, pero con tanto contenido...
    Me queda aún mucho por leer de Irène Némirovsky, pero querría ir poniéndome al día poco a poco.
    Me ha encantado todo lo que cuentas de su vida. Ignoraba algunas cosas.
    Un beso.

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  2. Buenas tardes Undine, me encanta esta novela corta, cuánta crítica e ironía se recogen en pocas páginas!. Y Ediciones Invisibles me parece una joya de editorial, tengo varias de sus novelas apuntadas y quiero ir haciéndome con ellas poco a poco.un abrazo.

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  3. ¡Hola! Es un libro que me llama mucho pero y me encantaría conocerlo, entre otras cosas por esos celos por parte de la madre que seguro darán mucho de sí. Un besote :)

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  4. Con esta novela me estrené con la autora. Es una pequeña joya, que seguro que releeré en algún momento. Fantástica tu reseña, como siempre.
    Besotes!!!

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  5. Querida Undine:
    A veces lamento no tener un talento especial para algo. Pero otras me consuelo pensando que también en cierto modo, esa gente es esclava de ese talento.
    El baile es otra de las novelas maravilla de Irene. He disfrutado mucho con la reseña, me gusta leer reseñas positivas de lecturas que a mí me han gustado mucho. Ahora tengo ganas de releerla, y de buscar la nueva que publicaron hace poco. Es de esas autoras que sabes que no te van a fallar.
    La historia de El baile es en apariencia sencilla, incluso frívola pero los personajes son abrumadores, y provocan emociones.
    Besitos y feliz segunda semana de feria

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  6. Hola Undine, no he leído nada de la autora, así que me apunto esta para iniciarme con ella. Me has picado con la historia quiero saber cuál es la "venganza" de la hija y como culmina.
    Un besazo

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  7. ¡Hola preciosa!
    No soy muy dada a leer novelas tan cortas pues como que siempre me quedo con la sensación de que necesito más pero por tu reseña reconozco que pinta bien y no se, igual si se cruza en mi camino le daría una oportunidad.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

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  8. Sin duda la obra de la autora Irene Nemirovsky refleja la época, la dureza en su caso, y las circunstancias personales en las cuales le tocó vivir. Esta obra suya, el libro: El Baile, debe de ser una novela de entretenida e interesante lectura.

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  9. Holaa!! otro libro más que no conocía pero que sin duda suena bastante bien, así que yo tomo nota como siempre jaja gracias por tu genial reseña.

    Blessings!!

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  10. Cómo no tenerla en cuenta con tan preciosa reseña! 😊
    Gracias por compartirlo y veré de conseguirlo.abrazosbuhos

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  11. Maravillosa reseña, una vez más, Undine. Leí esta nouvelle hace tiempo ya y me encantó. Nunca llegué a reseñarla en el blog, aunque sí de manera muy breve en GoodReads, como suelo hacer cada vez que termino una lectura, y tu reseña me ha redondeado la perspectiva que tenía de ella, esos tintes autobiográficos y todo el contexto durante el que fue gestada. Gracias.
    Un beso.

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  12. Leí este pequeña obra hace unos años y me dejó fascinada... Subrayo tus impresiones sobre la misma. Desde entonces quiero regresar a la autora, vergüenza mía que aún no lo he hecho, y más vergüenza aún porque tengo obras a la espera: Fuegos de otoño, Suite francesa... En fin, que tengo que ponerle remedio y regresar pronto a su pluma para seguir indagando en su genialidad, que me consta que no es poca. Triste historia la de esta mujer...
    Un abrazo.

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