RESEÑA: BLANCO Y NEGRO, JUNICHIRŌ TANIZAKI

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Satori

Traductor: Daniel Aguilar

Colección Maestros de la literatura japonesa

Páginas: 256

Dimensiones: 135 x 210 mm.

Encuadernación Rústica con sobrecubierta

ISBN: 978-84-19035-50-9

PVP: 23,00€


Sinopsis de la Editorial

¿Existe el crimen perfecto? ¿Es posible cometer un asesinato y quedar impune? ¿Puede la mente humana permanecer ajena al arrepentimiento? Mizuno, un escritor arrogante, mujeriego e indolente, cree que sí, y lo ha plasmado en su última novela, salvo por un pequeño detalle: ha cometido un error al escribir el nombre de la víctima. Esta errata sin importancia se convertirá en obsesión cuando los hechos narrados en la obra comiencen materializarse en la vida real. ¿Alguien le está tendiendo una trampa? Consciente de que las sospechas de un asesinato podrían apuntar hacia él, Mizuno se embarca la búsqueda desesperada de una coartada sólida con la que probar su inocencia.

Tanizaki vuelve a demostrar su talento narrativo en esta obra sorprendente en la que juega de manera magistral con los límites entre la realidad y la literatura para ofrecer una reflexión irónica y sagaz acerca del oficio de escritor.


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Autistic Pianist Hayaki Yoshioka 吉岡 駿

La obra que el lector está escuchando es Karatachi no hana, una pieza compuesta para piano sólo en 1928 por el compositor, director de orquesta y pianista Kōsaku Yamada (1886-1965), también conocido como Kôsçak Yamada. 

Yamada fue un personaje muy influyente en la escena musical japonesa de su tiempo. De hecho, el conjunto de su obra fue fundamental para el desarrollo de la música clásica nipona.  Su formación tuvo un componente occidental importante, comenzando sus estudios musicales en la Escuela de Música de Tokio bajo la dirección de los compositores alemanes August Junker y Heinrich Werkmeister, y completándolos durante la década de 1910 en Alemania, donde estudió con Max Bruch, entre otros músicos europeos de renombre. Por otro lado, antes de regresar a su Japón natal, Kōsaku Yamada viajó a los Estados Unidos en 1918, y dirigió en Nueva York una orquesta compuesta por miembros de la Filarmónica de Nueva York y la Sinfónica de Nueva York.

Sin embargo, pese a la fuerte influencia occidental que tuvo Yamada durante su formación, éste también incorporó elementos del ámbito cultural y musical japonés en sus composiciones, que ascienden a la cifra de mil seiscientas obras.

He elegido Karatachi no hana for piano solo de Kōsaku Yamada para acompañar la reseña de hoy, porque la pieza está datada en 1928, el mismo año en que se publicó Blanco y negro de Junichiro Tanizaki. Por otro lado, tanto el compositor como el escritor abrieron sus creaciones a las corrientes occidentales.


Lo que Undine opina del libro


<La conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara contra nosotros.> Michel de Montaigne (1533-1592)


Fuente: Undine von Reinecke
Hoy, miércoles 17 de septiembre de 2025, llego a la estación Shimbashi de Tokio, Shinbashi-eki o 新橋駅 en japonés, actual etapa de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros 2025– Tributo al tren👈. 

La estación de Shimbashi es una de las más importantes y antiguas de Japón. El país nipón inauguró su primera línea ferroviaria en 1872, cubriendo la distancia entre las estaciones de Shinbashi y la de Yokohama. Y, de esta manera, el apeadero de Shinbashi se convirtió en la cuna del ferrocarril japonés.

La estructura de la actual de dicha estación se finalizó y fue inaugurada en 1909, casi cuarenta años después de haber comenzado a funcionar la línea ferroviaria a la que pertenecía, y le fue dado el nombre de Karasumori. Desde ese momento, fue el punto de partida de la línea principal de Tokaido y se convirtió en la puerta de acceso a Tokio para pasajeros y mercancías.

 Sin embargo, esto cambió en 1914, cuando se finalizaron las obras de la Estación Central de Tokio, que asumió gran parte de sus funciones. Así las cosas, fue demolido el apeadero primigenio, para erigir en su lugar un patio de carga al que bautizaron como estación Shiodome. Y este nuevo edificio, junto con el antes mencionado apeadero Karasumori, dieron lugar a la estación actual de Shimbashi, que en aquel momento se dedicó exclusivamente al transporte de equipajes y mercancías.

Shimbashi, 1899 (Fuente: Wikipedia)

En la actualidad, además de ofrecer su servicio a varias líneas ferroviarias, también forma parte de la red de metro de la ciudad desde 1934. Y no es de extrañar que así fuera, porque este famoso apeadero está ubicado en el distrito de Minato, cercano a la popular zona comercial y de ocio de Ginza, que recibe diariamente un número muy elevado de visitantes. Quizá por ello, y por estar asociada a los inicios ferroviarios nipones, la estación de Shimbashi acoge hoy día la Sala de Exposiciones de Historia del Ferrocarril. 

Aquel edificio primigenio de la estación de Shimbashi, el que fue erigido tras la inauguración de la línea, tenía una estética renacentista, y fue diseñado por el Ministerio de Ferrocarriles. Éstos basaron su proyecto en la desaparecida estación de Manseibashi (1912), que fue diseñada por el arquitecto e ingeniero Kingo Tatsuno (1854-1919) y que se vino abajo a causa del terremoto de Kanto de 1923. Al igual que el apeadero que sirvió de modelo, Shimbashi también sufrió los efectos del mencionado seismo, y aunque sus interiores se vieron afectados debido a un incendio, los daños estructurales fueron menores, y se pudo restaurar el edificio. La estación siguió funcionando casi con normalidad hasta 1970 –hubo algunas interferencias, como los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial, que casusaron inundaciones en las vías–, momento en el que se demolió porque interfería en la construcción de un anden subterráneo que se había planificado durante el proceso de expansión ferroviaria. De este modo, Shimbashi renovó sus instalaciones y su imagen, en previsión al incremento del flujo de pasajeros que se esperaba alcanzar.

Shimbashi a comienzos del S. XX (Fuente: Wikipedia)

En la actualidad, la estación Shimbashi luce una doble identidad. Por un lado, podemos contemplar su trayectoria histórica y su carácter decimonónico en la antes mencionada Sala de Exposiciones de Historia del Ferrocarril, ya que se han conservado los cimientos del apeadero primigenio, habiéndose construído también una réplica del andén original. Por otro lado, la zona circundante a la estación guarda una estética contemporánea, definida por los edificios de Shimbashi Ekimae, un complejo de la década de 1960 con una distintiva estética retro de la era Shōwa (período de la historia japonesa correspondiente al reinado del emperador Shōwa, que abarca desde el 25 de diciembre de 1926 al 7 de enero de 1989). Su característica arquitectura, de la que emana un espíritu nostálgico de dicho periodo, se significa por los paneles metálicos de las fachadas, por los letreros clásicos colocados en el exterior, así como por tiendas subterráneas. Sus edificios, algunos de ellos rascacielos, están diseñados para albergar oficinas, viviendas y un animado distrito comercial. En ese mismo sentido, esta zona cuenta con un número notable de museos e izakayas (la izaya es un típico bar o restaurante japonés), así como por interesantes hoteles, que acogen el turismo interior y exterior. Para finalizar, comentar que en la zona se puede ver un tren sin conductor que circula entre los rascacielos.

Con todo y con ello, Tokio no quiere olvidar su pasado decimonónico. Por ese motivo, en 1972, para conmemorar el centenario de la primera línea ferroviaria japonesa, aquella que conectó la antigua estación de Shinbashi y Yokohama en 1872, se colocó una locomotora de vapor en la plaza central ubicada en la salida Hibiya de la estación. 

En realidad, la dualidad sociocultural siempre ha estado presente en la cultura japonesa. Y este In'yo, que viene a ser similar al Yin y Yang chinos, desde mi punto de vista, está muy presente y puede identificarse en su literatura.

Muestra de ello es Blanco y negro de Tanizaki Junichiro, novela que fue publicada en 2023 por Satori Ediciones, con el estupendo prólogo y la magnífica traducción de Daniel Aguilar.

Blanco y negro comienza así:


<A Mizuno siempre le costaba levantarse. Ese día se despertó. como de costumbre, hacia las diez de la mañana y, tumbado en el futón boca arriba con la vista clavada en el techo, fumaba un cigarrillo marca Airship. De pronto, un recuerdo afloró aen su mente.

-Ah, ahora caigo… En aquella parte escribí por descuido su auténtico nombre.>


Fuente: Ediciones Satori

Blanco y negro nos lleva al Japón de la década de 1920. Allí, en una pensión de la ciudad de Tokio, reside Mizuno, un escritor de novelas policiacas que publica sus obras en revistas literarias. Maniático, solitario, perezoso, manirroto y de carácter inconstante, se ha ganado el apelativo de “diabólico” entre la crítica y los lectores, por el sensacionalismo de sus obras y por su extraña conducta en el terreno personal. Sin embargo, esto no supone ningún problema para Mizuno, siempre que pueda seguir publicando a su cansino ritmo y arañando anticipos monetarios a su editor; a él solo le importa disfrutar a placer. Y así gasta su vida, durmiendo hasta el mediodía, bebiendo sin miramientos y escribiendo cuando no le queda más remedio. Hasta que un día, su mundo se desbarata al darse cuenta que ha cometido un grave error en su última novela: ha incluído el nombre de un conocido en el texto que ha entregado a la revista (un individuo de la vida real al que no puede soportar), y le ha dado el rol de víctima de un asesinato; por otro lado, Mizuno cree haberse retratado a sí mismo como autor de ese crimen ficticio, y piensa que todo esto se puede malinterpretar. 

Así las cosas, todo empeora cuando contacta con su editor para intentar solucionar su error. Éste le comunica que la novela ya está en imprenta, y que no se puede realizar ningún cambio a la edición. Por ese motivo, Mizuno entra en pánico y su cabeza comienza elucubrar sobre lo que le podría ocurrir si ese crimen imaginario se hiciera realidad. ¿Se reconocerá su conocido en la novela? ¿Puede hacerse el crimen realidad? ¿Habrá alguien en la sombra que quiera llevar a la realidad el asesinato novelesco? 

Se inicia así una espiral tormentosa para el escritor, que parece no tener final.

Edición en inglés de Columbia University Press
Fuente: Wikipedia

Blanco y negro es una apasionante, tortuosa y divertida novela, una historia de misterio e intriga, que que explora los límites entre la ficción y la realidad. La obra fue publicada de manera seriada en diferentes revistas de Osaka y Tokio durante el año 1928, pero el texto nunca vio forma de libro en vida del autor. De hecho, la primera edición inglesa se publicó en 2018 y la española en 2023.

Sin embargo, Blanco y negro es un texto que no ensombrece el prestigio de Tanizaki, quien ha sido calificado por la crítica especializada como uno de los escritores japoneses más destacados del siglo XX. Así lo afirma también Daniel Aguilar, traductor de la edición española y autor del interesante prólogo del libro, quien asegura que la novela policíaca japonesa le debe mucho a este autor. 

Sea como sea, desde mi punto de vista, Blanco y negro es una obra soberbia en su género, muy bien planteada, que demuestra la maestría estilística e intelectual de su autor. De hecho, Tanizaki luce en este texto su gran faceta como lector. A saber, el autor no sólo menciona obras y autores internacionales de su tiempo en el libro, también sigue en éste ciertas tendencias literarias notables contemporáneas a él.

En este sentido, en mi opinión, Blanco y negro trae a la memoria ciertos aspectos de la narrativa influida por el psicoanálisis de los albores del siglo XX, esa que explora los conflictos internos y los sueños de sus personajes. Salvando las distancias argumentales y estilísticas, Blanco y negro podría compararse con La señorita Else de Arthur Schnitzler (1924), por la angustia que lleva a sus respectivos protagonistas a los límites de la paranoia; o estudiarse desde el mismo ángulo que algunas obras Stephan Zweig -Miedo (1925), o Carta de una desconocida (1922), entre otras-, que exploran los límites morales y los aspectos más oscuros de la psique del individuo.

Sin embargo, además de esta faceta sombría, la novela de Tanizaki tiene un carácter muy hilarante y singular, y está repleta de multitud de momentos que destilan humor negro; esta apasionante historia marida a la perfección la sonrisa con el suspense y la emoción. Y esto me lleva apensar que Tanizaki, quien al parecer era un fanático del Septimo Arte, compartió escuela con otro gran creador. Me refiero al director cinematográfico Alfred Hitchcock, quien supo hacer del thriller un género en el que también cabía el humor.

Old-Marunouchi-Street-Tokyo-1920 (Fuente: Wikipedia)

Con todo y con ello, la faceta más destacable de Blanco y negro es la vuelta de tuerca que hace de la metaficción. Me explico, el autor escribió una novela contenedora de otra novela, y en ella reflexiona sobre los mecanismos de creación, sobre la naturaleza de la obra y sobre el propio autor. Para que mis lectores me entiendan, Mizuno, el protagonista del texto, es un escritor de novelas negras, éste redacta una obra protagonizada por un escritor, alter ego de sí mismo, y este protagonista de ficción escribe una novela en la que él mismo es autor del crimen que ocurre en la novela original.

Todo esto parece lioso, pero en realidad no lo es. Es más, Junichiro Tanizaki desgrana con claridad la trama, refleja con elocuencia los diálogos internos en los que se sume el protagonista y la historia fluye con brío, puede seguirse la historia con gran interés y claridad. 

De hecho, su planteamiento me ha resultado sensacional. Dividida en dos partes, una primera en la que el protagonista se obsesiona con su paranoia personal (el error de nombre con el que parte el principio argumental, y la espiral de terrores en que desemboca), y una segunda en la que sus miedos parecen haberse hecho realidad. De este modo, como decía líneas arriba, la realidad se desdibuja, basculando la novela entre ficción y verdad. Y así, de manera asombrosa, Tanizaki entabla un diálogo ético con el lector, y reflexiona sobre el oficio de escritor

Marunouchi después del Gran Terremoto de Kanto, 1923
(Fuente: Wikipedia)

Otro aspecto interesante de la novela es la atmósfera que dibuja el autor. Ambientada en la década de 1920, Tanizaki refleja con atino ese singular ambiente que se vivía en las calles y los suburbios de Tokio tras el terremoto de Marunouchi, acontecido en 1923. El autor combina la estética modernista y europeizante de los distritos dedicados al ocio, con el paisaje dantesco de los barrios asolados por el seísmo. De este modo, el lector lo mismo entra en bares y clubs musicales, como toma el tren que le lleva a una colonia periférica de la ciudad.

No obstante, Blanco y negro es eminentemente una obra de personajes. Comenzando por Mizuno, el protagonista, cuya monomanía le lleva a mentir y tomar medidas extremas, mientras pasa las horas vagando frenéticamente por la ciudad, o persiguiendo ensimismado su sueño sensual; y siguiendo por el elenco de secundarios, constituido por el editor del escritor y el personal de servicio del hostal donde se aloja, que dialogan mano a mano con el personaje principal. Sin embargo, el broche de oro lo pone Fräulein Hindenburg, una joven japonesa, misteriosa y a la moda europea, que se convierte en la gran obsesión voluptuosa del escritor. Como ocurre habitualmente con la narrativa de Junichiro Tanizaki, el componente sexual tiene gran importancia para esta novela. 

Tensión, emoción y erotismo, Blanco y negro es un thriller digno de un autor admirador de Edgar Allan Poe y Oscar Wilde. De ellos heredó esa impostura que, como el protagonista de su novela, le llevó a ser denominado como un autor “satánico”. Y si mis lectores quieren saber más sobre este tema, les aconsejo que lean el ensayo firmado por Daniel Aguilar, donde explica los paralelismos que existen entre Junichiro Tanizaki y Mizuno, su personaje de ficción. Éste, obviamente, es una caricatura de sí mismo, y resulta muy divertido cómo Tanizaki describe los sinsabores de la vida del artista en cuestión. Los plazos de entrega, los problemas económicos, los horarios de trabajo absurdos, o el bloqueo del escritor…Cada pasaje con alguno de estos motivos resulta desternillante para el lector, que ve cómo el ritmo de lectura se va intensificando al mismo tiempo que aumenta la psicosis del autor de ficción.

Es cierto que el final no está del todo claro, y por ello puede llevar a la decepción a un cierto tipo de lector. Sin embargo, para quienes quieran estrenarse en la literatura japonesa, Blanco y negro es una buena novela de iniciación. De hecho, como asegura la crítica británica especializada, Tanizaki fue una voz disidente dentro del panorama literario nipón, y clamó contra las limitaciones del estilo literario japonés de su tiempo (prólogo de la edición de Philips I, Lyons); y quizá, sigue diciendo, la novela no tuvo más difusión porque en ella se satiriza el shishōsetsu -género literario japonés utilizado para describir la novela escrita en primera persona-, y el debate que despertó en 1928, momento de su publicación, la condenó al ostracismo literario en su nación.

Sea como sea, en mi opinión, Blanco y negro es una obra divertida e ingeniosa, que sigue estando vigente en nuestro días por su carácter y temática universal.


<Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida.> Oscar Wilde (1854-1900)


Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Fuente: Ediciones Satori

Tanizaki Junichiro (Tokio, 1886-1965), piedra angular de la literatura contemporánea japonesa y eterno candidato al premio Nobel, cursó estudios literarios en la Universidad Imperial. Autor fundamental para el entendimiento mutuo entre Oriente y Occidente, conoció en profundidad la literatura occidental y se dejó empapar por su influencia: Poe, Baudelaire y sobre todo Oscar Wilde. En su etapa inicial destacan obras imprecindibles como El amor de un idiota y Arenas movedizas. Al final de la década de 1920, Tanizaki se trasladó a Kansai, donde descubrió la cultura clásica nipona y la belleza del Japón premoderno. Publicó por entonces La historia de un ciego, Sobre Shunkin y La vida enmascarada del señor de Musashi, obras que beben de la tradición japonesa clásica. Durante la guerra, sufrió la censura en trabajos como Las hermanas Makioka, que se convertirá en uno de los grandes éxitos de posguerra. En 1949 recibió la Orden del Mérito Cultural en reconocimiento a su labor literaria. Prolífico escritor, Tanizaki continuó trabajando de manera incansable hasta su muerte.


Comentarios

  1. Buenos días, Undine.
    Muy interesante todo lo que cuentas de la estación Shimbashi de Tokio. Tengo que preguntarle a mi hijo si ha cogido algún tren en ella. ha viajado dos veranos seguidos a japón y se ha movido en tren por el país. Está tan entusiasmado con Japón que hasta me ha contagiado interés por un país que nunca figuró entre mis preferencias viajeras.
    Blanco y negro parece una novela apasionante. Me gustan mucho esas novelas que esconden otra novela y si además se esconde un crimen en alguna de ellas, entonces me gustan mucho más. Tomo nota.
    Un beso.

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  2. ¡Hola! He leído muy poca literatura japonesa y no descarto este, pero tengo otros títulos anotados que me llaman más y prefiero darle prioridad. Un besote :)

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  3. Hola Undine, pues la novela me llama la atención, a pesar de que dices que el final no es de gusto de todos... veremos a ver si la consigo.
    Un besazo

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  4. Querida Undine:
    Si tuviera una editorial publicaría un libro con las entradas de este reto. Quedaría muy chulo, las historias de las estaciones y el libro.
    No sé yo, me gusta muchísimo la idea, con el lío de novelas y la Paranoia del autor además del viaje a esa época y los lugares.
    Pero yo soy de finales claros, eso de que me dejen la pelota en mi tejado no me gusta nada. Supongo que se presta a interpretaciones varias y me da rabia.
    Me lo pensaré.
    Besotes y feliz semana

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  5. Aquí siempre aprendiendo con tus entradas. Muy interesante, como dice Rosa, lo que cuentas de la estación Shimbashi. Sobre la novela, me resulta muy atractivo su argumento. Aunque me dejas con ciertas dudas por lo que comentas del final. Pero si lo encuentro en la biblioteca, seguro que me animo, que me dejas con mucha curiosidad.
    Besotes!!!

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