RESEÑA: "CUENTOS DEL LEJANO OESTE", BRET HARTE

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica:

Traducción: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera

Número de colección: CXLI

Encuadernación: Tapa dura

Formato: 14x21

Páginas: 320

ISBN: 978-84-9065-352-4

Categorías: Alba Clásica, Clásicos



Sinopsis de la Editorial:


En uno de los primeros cuentos que reunimos en esta selección, un fraile de Salamanca es tentado por el Diablo en una montaña de California allá por 1770 y ve con pesar cómo su misión evangelizadora será pronto reemplazada por «hordas de ismaelitas» con «los ojos azules y los claros cabellos de la raza sajona», que avanzan «empujándose, alborotando, jadeando y fanfarroneando». Son los primeros buscadores de oro. En el cuento siguiente, situado en 1850, en un campamento de esos hombres rudos y familiarizados con la desesperación, la única mujer que vive entre ellos da a luz a un niño y muere; alimentándolo con leche de burra, y con un cariño y un afecto inesperados, logran esos mismos hombres sacarlo adelante. Bret Harte ha sido llamado con razón «el Dickens de los pioneros»: ilustrando con humor y sentimiento el coraje y la virtud de los primeros colonos, dio a conocer el salvaje Oeste a los «afectados» lectores de la Costa Este, para quienes California era pura leyenda, e implantó una serie de arquetipos perdurables de lo que entonces aún era una tierra prometida, aunque ya sacudida por la violencia y el racismo. Estos dieciséis Cuentos del Lejano Oeste son un homenaje a los aventureros, a los tahúres, a los bandidos, a las prostitutas, a las maestras… sujetos de una vida tan digna como excepcional.


Propuesta musical para este libro:

The Banjo, Op. 15 es una composición para piano compuesta en 1853 por el autor norteamericano L. M. Gottschalk. La pieza imita los sonidos y la técnica del banjo afro-americano de mediados del siglo XIX. Es una melodía singular y una de las composiciones más famosas de su autor.



Lo que Undine opina del libro:


Hoy, 18 de agosto de 2021, llego a San Francisco en mi periplo literario siguiendo los pasos de Phileas Fogg, el mítico personaje de Julio Verne. Quienes son seguidores del blog recordarán que en la última etapa de este viaje me encontraba en Japón, conociendo qué se escribía y leía en el país nipón durante el último cuarto del siglo XIX y en los albores del XX. En el momento actual mi viaje me devuelve a tierras más conocidas, aunque inhóspitas en aquellos días. Cruzo el Pacífico para saber lo que ocurría en el mundo editorial de la Costa oeste norteamericana.


Juan O'Donojú. Fuente: Wikipedia
Hoy día, la ciudad de San Francisco es la cuarta localidad más poblada de California y una de las más célebres del mundo, pero no era así en 1776, cuando fue fundada por colonos españoles. Aquellos primeros habitantes construyeron un fuerte en el lugar que hoy ocupa el famoso puente Golden Gate, e instauraron una misión que bautizaron con el nombre de la ciudad, en honor a san Francisco de Asís. La localidad perteneció al Virreinato de la Nueva España hasta 1821, en que México obtuvo la independencia de la Corona Española, firmada por Juan O'Donojú, último Jefe político superior de la provincia de Nueva España, designado por el gobierno de Madrid. Pero, tras las incursiones norteamericanas de 1845 y 1848 en tierras mexicanas, san Francisco y toda la Alta California pasaron a formar parte de Estados Unidos.


En ese mismo año de 1848, la fiebre del oro eclosionó en California, y provocó la llegada de un número elevadísimo de colonos que impulsaron el crecimiento demográfico. De este modo San Francisco se convirtió en la ciudad más grande de la Costa Oeste a mediados del siglo XIX.


Fuente: Wikipedia

La fiebre del oro californiana está considerada como un fenómeno social de gran importancia para Estados Unidos, y aconteció en la franja de tiempo que abarca entre 1848 y 1855, principalmente. Se inició en el pueblo de Coloma, en el condado de El Dorado, cuando el pionero suizo John Sutter descubrió una veta del preciado metal en un aserradero de su propiedad. Aunque el hallazgo se intentó llevar en secreto, la noticia muy pronto se extendió, y esto propició que cerca de trescientos mil migrantes, entre estadounidenses e individuos de otras nacionalidades, viajaran a aquellas tierras soñando con hacerse ricos. El éxodo se realizó tanto por tierra como por mar, y las crónicas de aquellos duros peregrinajes, en largas caravanas de carromatos, que cruzaban territorios salvajes, o en barco a través del Cabo de Hornos, han inspirado múltiples producciones cinematográficas, y han servido como argumento a grandes novelistas. A día de hoy, los intelectuales siguen analizando aquellas migraciones multitudinarias, que ayudaron a forjar la identidad del país, y así, dejar constancia histórica de los hechos. Sin ir más lejos, el escritor y catedrático de la Universidad de Columbia Hernán Díaz publicó en 2018 A lo lejos👈, una aclamada novela, candidata al Premio Putlizer, que profundiza de manera exhaustiva y nada frívola en este interesante tema. 


El impacto causado por la fiebre del oro tuvo gran repercusión en la sociedad norteamericana, y despertó una enorme curiosidad fuera y dentro de las fronteras estadounidenses. Esto propició el crecimiento de la prensa en tierras californianas, que se dedicaba a relatar los curiosos y salvajes sucesos que acontecían diariamente, muy diferentes de las notas de sociedad de la Costa Este. Este crecimiento de publicaciones y noticieros, posibilitó el nacimiento de un subgénero literario, propiamente norteamericano, que todos conocemos como Novela del Oeste, y que tiene sus antecedentes a comienzos del siglo XIX, con autores como James Fenimore Cooper, autor de El último mohicano (1826), o
W. Irving. Fuente: Wikipedia
Washington Irving, que escribió sus Western Journals en 1832. La literatura norteamericana, que se nutría de las corrientes europeas decimonónicas, que desarrollaré ampliamente en la próxima entrega de La vuelta al mundo en doce libros, comenzó a distinguirse por un realismo costumbrista con sello propio, y legó a la posteridad relatos y novelas que dejaban constancia de la formación e identidad de aquel país: los sucesos de esa Norteamérica que extendía sus lindes, y que tenía como protagonistas a sujetos venidos de todos los rincones del mundo, incluidos los nativos americanos, hablando multitud de lenguas, como si se tratara de la Torre de Babel. Escritores como Mark Twain o Francis Bret Harte fueron sus máximos exponentes al inicio, e influyeron en muchos otros autores, como Owen Wister (1860-1938), escritor de El virginiano (1902) y verdadero padre del género, que llevaron la Novela de Frontera y la del Oeste hasta el siglo XX.


Llegados a este punto de mi viaje literario, me vi en la tesitura de elegir un libro adecuado y que representara dignamente esta etapa tan interesante, como es el San Francisco de 1872. Por ello, me decidí por una selección de relatos, firmados por el carismático Francis Bret Harte, que han sido editados por Alba bajo el título de Cuentos del Lejano Oeste. Los motivos de mi elección son dos: el primero, que las historias fueron escritas alrededor de 1872, mismo año en que Julio Verne publicó La vuelta al mundo en ochenta días; y las segunda, que el autor fue testigo de cómo nacieron las leyendas que forjaron aquellas tierras, y que dieron identidad a ese Lejano Oeste cinematográfico y novelesco. 


Bret Harte, 1872

Porque, aunque Bret Harte nació en una prominente familia de la Costa Este venida a menos (el abuelo del escritor, Bernard Hart, fue un inmigrante judío ortodoxo que hizo fortuna como comerciante, y que participó en la fundación de la Bolsa de Nueva York), a la muerte de su progenitor tuvo que ponerse a trabajar duramente para ayudar a su familia en lo económico y, como consecuencia, se vio obligado a emigrar a California en 1853, cuando sólo tenía diecisiete años. Al llegar allí, se enfrascó en profesiones de todo tipo, como la de minero, esperando enriquecerse; de mensajero para la Wells Fargo & Co. Express, transportando en diligencias el oro que encontraban otros; como profesor, en el pueblo de Sonora, en las estribaciones de la Sierra; y finalmente como periodista, en diferentes publicaciones, como Golden Era o Overland Monthly, de la que fue director desde 1865. Fue a esta última ocupación a la que debemos las historias que aparecen en Cuentos del Lejano Oeste, y que representan una bonita y, de alguna manera, poética forma de transmitir a sus lectores, y a la posteridad, las experiencias que pudo vivir en primera persona en su faceta como pionero y testigo de lo que fue la fiebre del oro californiana. Quién mejor que él, un auténtico pionero californiano, para contarnos cómo eran aquellas gentes y su forma de vida.


Fuente: Wikipedia

De los cuentos que aparecen en el libro, los diez primeros fueron escritos y publicados durante el periodo que vivió en la Costa Oeste; los cinco últimos vieron la luz cuando Bret Harte abandonó aquella zona y se dirigió hacia tierras más civilizadas para progresar en el campo profesional. Tras unos años viviendo en la Costa Este norteamericana, donde no dejó de escribir nunca, viajó a Europa para ejercer como diplomático, y allí terminó sus días en 1902. A aquellos años europeos corresponde también el apéndice del libro, titulado Los argonautas del 49, que es un precioso y original homenaje, además de un excelente y personal resumen, del peregrinar de aquellos hombres que se embarcaron en la aventura del oro. 


¿Qué podemos encontrar en Cuentos del lejano Oeste? Salvo alguna excepción, como es el caso del primer relato que aparece en el libro, que lleva por título Mi metamorfosis, y que es un texto con intenciones literarias muy diferentes, ya que sigue las corrientes europeas del momento, las historias suceden en California y versan sobre los arquetipos de individuos que construyeron aquellas tierras durante la fiebre del oro. Los personajes que las protagonizan se ajustan a los clichés que todos conocemos gracias al cine, y que difieren muy poco de la imagen que aclamados actores nos transmitieron en los grandes títulos del género: mineros, tahúres, prostitutas, maestros de escuela, nativos americanos, mujeres valientes, comerciantes chinos, niños huérfanos que se buscan la vida… El lector podría poner una cara conocida a todos los intérpretes que aparecen en los cuentos -John Wayne o Clint Eastwood podrían protagonizar muchas de sus escenas-, pero el alma que poseen cada uno de ellos se la debemos a Bret Harte. Aunque es cierto lo que se nos dice en la sinopsis del libro con respecto a la influencia de Charles Dickens sobre su obra (el británico visitó Nueva York en 1842, donde fue recibido como un héroe), ya que la galería de figurantes que encontramos en sus relatos podría haber habitado el West End de Londres, si estos hubieran nacido en la capital inglesa, pero la identidad y nacionalidad que les dio Bret Harte es inconfundiblemente norteamericana. De este modo, encontramos en La suerte de Roaring Camp a un grupo de rudos mineros que sacan lo mejor de su corazón para adoptar a un recién nacido huérfano de madre y de padre desconocido; o en Los desterrados de Poker Flat, donde vemos la bondad de una ajada prostituta que hace huelga de hambre y guarda su ración de comida para dársela a una joven doncella; y, por supuesto, cuando se alude a Dickens, no puede faltar el espíritu navideño, que lo encontramos en De cómo Santa Claus visitó Simpson’s Bar, en el que un tosco hombre del Oeste pasa muchas dificultades, enfrentándose a forajidos y a las fuerzas de la naturaleza, para que un niño enfermo tenga su día de Navidad. ¿Verdad que estas conductas son similares a las que adoptan los personajes emblemáticos dickensianos? El carácter amable y social del famoso escritor inglés habita en los cuentos de Breat Harte, como también su gran sentido del humor y ese agudo sentido crítico, que poseen sus obras.


Pero no pensemos que sólo encontramos bondad en este libro, no, sólo hay que recordar el lugar donde transcurren los relatos. El Lejano Oeste se pobló y forjó con gentes de todo tipo que viajaron hasta allí para hacer fortuna a toda costa. Por ello, la violencia y las peleas están presentes en muchas escenas de las historias. Así encontramos, por ejemplo, en el cuento Wan Lee, el pagano, cómo un grupo de chavales, hijos de buenos cristianos, persiguen vehemente a un comerciante chino de San Francisco, que practica otra fe; reflejo de la problemática que surgió al coincidir en aquellas tierras gentes de diferentes nacionalidades, educación y creencias. Por otro lado y, pese a la falta de modales, cortesía y fraternidad que tienen muchos de los protagonistas de los relatos, el romanticismo está presente en el libro; de este modo, el amor preside muchas de las historias, como la que se titula Brown de Calaveras, en el que un fiero jugador de cartas, rudo y acostumbrado a ganar a cualquier precio, olvida sus intereses en favor de un socio enamorado.


Estos son unos pocos ejemplos de lo que podemos encontrar en Cuentos del lejano Oeste. En cuanto al estilo narrativo, el autor imprime un carácter áspero y poco delicado a sus escritos, propio de las formas que usaban esas gentes que vivieron e hicieron historia en aquel lugar aludido como Far West. Salones de juego, hoteles, minas y escuelas de poblaciones en crecimiento, nada falta en estas historias para que el lector se imagine estar viviendo en la California decimonónica, disfrutando de trepidantes experiencias. Hallarán aventuras de todo tipo, y los amantes de la historia encontrarán aquí un gran deleite, porque Bret Harte también se remonta a los tiempos de la ocupación española, con La Leyenda del Monte del Diablo, desde mi punto de vista, uno de los cuentos más interesantes del recopilatorio, ya que nos ofrece un texto de gran carga intelectual, donde se nos cuenta el proceso de transformación de California desde la llegada de los primeros españoles. Pero, pese a mi preferencia por el relato anterior, no cabe duda, que el broche de oro del recopilatorio lo pone el ensayo titulado Los argonautas del 49, publicado en Londres en 1882, y que es un perfecto ejemplo de la narrativa, del carácter y de las opiniones del autor. Con el primer pasaje que aparece en él pongo fin a la reseña de esta interesante etapa de San Francisco y emprendo el viaje hacia tierras neoyorquinas, donde os espero el 15 de septiembre.


<Puesto que gran parte de mis escritos son sobre los argonautas de 1849, me propongo, a modo de introducción, disertar brevemente sobre un episodio de la vida americana tan típico y peculiar como el de los aventureros griegos cuyo nombre he tomado en préstamo. Se trata de una cruzada sin cruz, de un éxodo sin profeta. No es un relato bonito; no creo que sea instructivo siquiera. Es sobre una clase de vida de la que tal vez lo mejor que se pueda decir es que ya no existe.>



Undine von Reinecke 🎵




El autor por la Editorial:


Fuente: Alba Editorial

Bret Harte

Nació en Albany (Nueva York) en 1836. En 1853, con apenas diecisiete años, decidió abandonar la comodidad en que vivía para irse a California, al «Lejano Oeste», espacio mítico donde ambientaría la mayor parte de sus relatos. En 1868 fue contratado como editor de la Overland Monthly, en cuyo segundo número apareció «La suerte de Roaring Camp», un cuento que le convirtió en una celebridad nacional. En 1885, con un cargo diplomático, se estableció en Londres y, después de un período de inactividad literaria, volvió a publicar un puñado de excelentes relatos. Murió en Camberley (Inglaterra) en 1902.


Comentarios

  1. Querida Undine:
    En este caso no me pillas históricamente tan ignorante como otras veces. No solo he leído también A lo lejos sino otros de la misma temática, la historia de USA siempre me ha parecido más interesante o quizás debería decir, llevadera. No sé, tengo una atracción especial por el país y la cultura.
    Estos relatos por supuesto que me los llevo. Porque también tengo que reconocer que lo que he leído de la época está escrito en la actualidad más o menos.
    No me importa que los personajes correspondan a arquetipos siempre y cuando luego tengan alma.
    Besote enorme y ¡nos vemos en Nueva York!

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    1. Buenas tardes, Norah:
      Sé muy bien que Norteamérica es de tu interés, por eso me hace ilusión compartir contigo estos relatos. Cuando inicié su lectura no estaba segura que impresión me iban a causar, pero me llevé una grata sorpresa. No dudes que los personajes tienen alma, alguno de ellos incluso me llegó a emocionar con sus acciones. Por otro lado, el interés histórico que subyace en el libro me pareció fascinante. Ya me contarás qué te parecen estos cuentos.
      Un beso grande, y muchas gracias por acompañarme en este viaje!!

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  2. Hola.
    Igual soy un poco rarita pero nunca me han gustado las historias de vaqueros ni del lejano Oeste así que no creo que me anime con este recopilatorio. Eso sí, los datos históricos me han encantado.
    Un saludo.

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    1. Buenas tardes, Samarkanda:
      No, mujer, no eres rarita. Todos tenemos nuestros gustos y preferencias, faltaría más. Agradezco muchísimo que leas mi reseña y que te interese lo que cuento.
      Un fuerte abrazo y felices lecturas!!

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  3. Hola Undine!. Pues no conocía yo estos relatos, y eso que en mi adolescencia fui una fiel lectora de historias desarrolladas en el lejano Oeste, y disfruté muchísimo con las novelas de Zane Grey. Aunque mus lecturas actuales me llevan más a Gran Bretaña que a América estoy segura que disfrutaré de estos relatos, así que me los llevo. Un abrazo.

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  4. Holaa!! no conocía el libro y, generalmente, no leo libros de relatos, pero tu reseña ha hecho que me llame la atención así que no lo descarto. Gracias por la entrada.

    Blessings!!

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  5. ¡Hola! Aunque por la forma en que cuentas las cosas haces que me apetezca leerlo casi todo, mí no me suelen gustar los relatos y tampoco la temática que abarca así que, sintiéndolo mucho, en esta ocasión no me animo. Un besote :)

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  6. Te cuento que me encantó toda tu reseña y no me perdí ni una sola letra ¡Me atrapó! Y eso me lleva a decirte dos cosas:
    Primero: soy fanático de los relatos. Los prefiero antes que a las novelas. Lo segundo: Me encanta la historia de California en particular y de todo el Oeste, incluido Canadá y Alaska, en general. Y aunque nunca leí al que te voy a comentar, podemos decir que Bret Harte es el inspirador de la versión castiza del wester: Marcial La Fuente Estefanía... risas.
    Ahora bien, entiendo que leíste esta colección en físico ¿Será que puedo dar con uno de esos cuentos en la red?
    Saludos desde Brasil

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  7. ¡Hola!

    La verdad es que no conocía este libro, pero no es mi tipo de lectura, realmente no estoy preparado para clásicos de este nivel, jaja. La reseña te quedó muy padre, de los datos que pones no sé qué tantos sabía, pero salgo con más información ahora.

    Pd: tienes nuevo seguidor.

    ¡Nos leemos!

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  8. Hola Undine!! Tiene muy buena pinta este libro, por lo que nos cuentas creo que podría estar muy bien. Tomo buena nota de tus impresiones lectoras. ¡Genial reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!

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  9. ¡Hola! =)
    No lo conocía, ¡miles de gracias! ^^

    Besitos :P

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  10. Feliz de visitarte y conocer este autor 😊
    Gracias disfruto mucho tus entradas.
    Abrazosbuhos!!!

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  11. Pues como te decía en IG, tuve este libro en las manos a principios de verano y al final me lo birló mi amigo Jan porque leyó eso del Dickens del oeste y se decidió con rapidez. Este verano he estado leyendo Las luminarias, de Eleanor Catton, novela en la que la fiebre del oro y el crisol de culturas es muy importante, así que me tientas mucho con estos relatos en el oeste. Además no conocía al autor. Me lo llevo. Besos.

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  12. “Los desterrados de Poker Flat” es uno de los cuentos más tristes que he leído, ¿no te pareció? Saludos!

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    1. Buenas tardes y bienvenido a Lecturas de Undine, Bruno.
      Sin duda coincido contigo en opinión, el cuento es realmente triste. Pero también está lleno de humanidad. Sus protagonistas son capaces de demostrar gran generosidad en la adversidad. A mí me conmovió muchísimo.
      Un saludo y gracias por leerme !!

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  13. Hola buenas noches, coincido con Bruno, no me gustan los temas del Oeste Americano pero este relato es lo más triste que te puedes imaginar y está lleno de ternura. Gracias

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    1. Buenos días.
      Efectivamente, así es. A mí se me partió el alma cuando lo leí.
      Por otro lado, cuando leí este libro, comprendí también el alcance que tuvo la conquista del Oeste para las gentes que buscaban un nuevo comienzo. Fue una época muy poco romántica. Por ello me gustó conocer estas piezas literarias, símbolo de un lugar y un tiempo.

      Un saludo, y gracias por visitar Lecturas de Undine!!

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