RESEÑA: CHINA, VICENTE BLASCO IBÁÑEZ

 

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Gadir

Colección Pequeña Biblioteca Gadir

Formato: Cartoné. 

Nº páginas: 252 

Precio: 12,50€

ISBN: 978-84-969748-2-1 978-84-941466-0-2


Sinopsis de la Editorial

Blasco Ibáñez, uno de los grandes novelistas españoles de comienzos del siglo XX, se consideraba, antes que literato, un hombre de acción. Viajó extensamente, y a los 56 años emprendió un periplo que daría lugar a su obra La vuelta al mundo de un novelista.

Poco conocido dentro del conjunto de su obra, este extenso relato viajero, por su calidad literaria y por su valor testimonial, ha ganado en interés con los años transcurridos. De dicha obra rescatamos aquí el apasionante recorrido por China. Blasco visita China en 1923. La República había terminado años atrás con la última dinastía de emperadores, cuyo representante, Pu Yi, vive semi secuestrado en la Ciudad Prohibida del Pekín que visita Blasco Ibáñez. Este hombre, que protagonizara el célebre film de Bertolucci El último emperador, encarna la síntesis de lo que fue China en el siglo XX, el ocaso de la China milenaria y su transición hacia la modernidad.


Propuesta musical para este libro


Juglares es una obra orquestal compuesta en 1923 por el valenciano Joaquín Rodrigo. Fue estrenada en 1924 por la Orquesta Sinfónica de Valencia, bajo la dirección de José Manuel Izquierdo. Existe una versión para piano a cuatro manos compuesta por el propio Joaquín Rodrigo. El motivo de la elección de esta pieza musical es que su autor era valenciano, al igual que Vicente Blasco Ibáñez, y que fue estrenada el mismo año que se publicó la obra que protagoniza la reseña de hoy.


Lo que Undine opina del libro


<Cuando se viaja se abandonan las ciudades, por gratas que sean, con un sentimiento de alegría. Es la curiosidad que se despierta de nuevo, el instinto ancestral de cambio y movimiento, que llevamos en nosotros como herencia de nuestros remotísimos abuelos, nómadas incansables del mundo prehistórico ¿Qué habrá más allá? ¿Qué nos espera en la próxima etapa?> Vicente Blasco Ibañez


Hoy, 17 de agosto de 2022, llego a la Ciudad Prohibida de Pekín, en mi incansable viajar alrededor del mundo, siguiendo los pasos de Phileas Fogg, el genial personaje de Julio Verne. En la primera edición de La vuelta al mundo en doce libros de la etapa china 👈visité Hong Kong, y aproveché para resumir muy brevemente las circunstancias socioculturales del país asiático durante el periodo de tiempo que imperó la dinastía manchú de los Qing, hasta el Levantamiento de Wuchang en octubre de 1911, que motivó la caída de la misma y, por consecuencia, la del Emperador Xuantong (1906-1967), conocido internacionalmente como Puyi, el último de los monarcas que gobernó en China antes de que el país se convirtiera en una república. Me refiero a ese personaje a quien Bertolucci inmortalizó en la adaptación cinematográfica que realizó de su autobiografía, titulada El último emperador (1987). Pues bien, si en aquella ocasión aproveché para reseñar un título escrito por un autor chino contemporáneo a los acontecimientos de la caída en desgracia del monarca, para la entrada de hoy he decido escribir sobre las impresiones de un escritor viajero y extranjero, que visitó la Ciudad Prohibida una década después de que Puyi fuera “aislado” en los apartamentos privados del área norte del que había sido su propio hogar por el nuevo gobierno del país. Me refiero al autor valenciano Vicente Blasco Ibáñez y a su libro titulado China, publicado por Gadir Editorial, con mapas e ilustraciones de Cristina Ortiz.

Palacio de la Suprema Armonía, Ciudad prohibida (Wikipedia)

Antes de entrar en materia y comentar todas las virtudes que posee este maravilloso texto, quiero hablar un poco a mis lectores sobre la Ciudad Prohibida, el gran complejo palaciego que fue la residencia de los emperadores chinos y de su corte durante el tiempo que las dinastías Ming (1368 y 1644) y Qing (1644-1912) ostentaron el trono. La importancia artística y arquitectónica de este entorno, hoy día convertido en una atracción turística, no tiene parangón y por ello, en 1987 fue declarado Patrimonio de la Humanidad, no sólo por la enormidad del conjunto, que está formado por novecientos ochenta edificios y ocupa setenta y dos hectáreas, siendo además declarado por la Unesco la agrupación más grande y antigua de estructuras de madera del mundo, sino por su singularidad a todos los niveles artísticos y socioculturales. Ya su nombre hace pensar en ello, pues alude a una de sus peculiaridades, ya que de ella no se podía entrar o salir sin permiso del emperador. Resulta curioso pensar que el último de los Hijos del Cielo, nombre que se les daba a los emperadores chinos, fuera echado de ella definitivamente en 1924 tras un golpe de Estado. 

Emperador Yongle (Wikipedia)

La Ciudad Prohibida se construyó donde se situaba la antigua Ciudad Imperial de la dinastía Yuan, y fue comenzada en 1406 durante el mandato del emperador Yongle (1360-1424). La colosal obra necesitó de más de un millón de almas que durante quince años trabajaron a destajo. Los materiales que se emplearon en ella fueron maderas nobles y mármoles, además de ladrillos dorados para pavimentar los salones principales. Ostentosa y maravillosa, la Ciudad Prohibida estuvo en manos de la dinastía Ming, hasta que en 1644 Li Zicheng tomó por la fuerza el lugar, para gloria de la dinastía Shun. Poco tiempo fue Li Zicheng emperador y señor de la Ciudad Prohibida, porque algunos meses después, los manchúes le arrebataron el trono poniendo en él a Shunzhi, primer emperador de la dinastía Quing que, como dije antes, es a la que pertenecía Puyi, el último emperador. La armonía reinó durante un largo periodo de tiempo en el lugar, favorecida por las ideas de los Quing, que dieron mucha importancia y espacio al culto de las diferentes religiones que profesaban, tanto el taoísmo de los nativos del lugar, como el tradicional culto de los manchúes, o budismo tibetano, destinando diferentes templos dentro del recinto para las ceremonias. La paz de la corte imperial se rompió cuando en 1860 se declaró la Segunda Guerra del Opio, momento que aprovecharon los ingleses y franceses para ocupar la Ciudad Prohibida, que no dejaron hasta el final de la contienda. Parece ser que de aquella época son muchas de las preciosas reliquias de procedencia china que hoy decoran los palacios europeos, porque el expolio que sufrieron los edificios del recinto fue de considerables proporciones. Esto se repitió en 1900 con motivo del levantamiento de los bóxers -movimiento armado con fines anti imperialistas-, cuando la emperatriz Cixí huyó del lugar, momento que aprovecharon las tropas occidentales para volver a ocuparlo durante todo un año.

Propaganda política francesa que representa
a China como un pastel a punto de ser repartido por
los líderes colonialistas (Wikipedia)

La Ciudad prohibida perdió su importancia política en 1912 con la abdicación de Puyi. En ella habían gobernado veinticuatro emperadores, cuyo esplendor y poder es sólo imaginable al contemplar la grandeza de este gran complejo imperial. Una corte que, pese haber perdido parte de las riquezas que poseía a lo largo de su historia, debido a los acontecimientos bélicos antes mencionados y a los que sucederían con posterioridad durante el siglo XX -invasión japonesa (1933), guerra civil china (1947)-, al contemplarla o estudiarla sigue dando muestras de su magnificencia. Esta suntuosidad y elegancia se deja ver en todo el conjunto, con sus dos ciudades, la interior y la exterior, con sus delicados jardines y sus extensos lagos, con sus inmensas murallas y sus numerosos templos, y especialmente se puede distinguir en los salones de sus palacios, entre los que destaca el Salón de la Suprema Armonía, la estancia central y más grande de la Ciudad Prohibida, situado en el eje central por el que se guía el urbanismo de Pekín, y que contiene el trono del emperador. El lujo de sus pilares cubiertos de oro, las ricas lacas de sus decoraciones de madera, o los dragones que decoran el asiento del emperador en series de nueve-cinco, símbolo de la majestad del Hijo del Cielo, son indicativo de su distinguido e ilustre pasado.

De todo esto y mucho más nos habla Vicente Blasco Ibáñez en el texto que tituló China, que comienza así:


<Espero las primeras luces del alba paseando por los salones del Hotel Yamata, en la estación de Mukden.>


Blasco Ibáñez saludando desde el Franconia (Fuente: literaturadeviajes.com)

China cuenta el viaje que realizó a través del país asiático el escritor español Vicente Blasco Ibañez, durante la vuelta al mundo que decidió emprender en 1921, a bordo del buque Franconia, un viaje que duró seis meses, partiendo desde Nueva York, y que le llevaría a recorrer la geografía mundial en busca de nuevas emociones y respuesta a sus inquietudes. El autor valenciano relató su aventura al completo en un libro que tituló La vuelta al mundo de un escritor, que se publicó por primera vez en 1924 en tres tomos: Tomo I: Estados Unidos, Cuba, Panamá, Hawái, Japón, Corea, Manchuria; Tomo II: China, Macao, Hong Kong, Filipinas, Java, Singapur, Birmania, Calcuta; y Tomo III: India, Ceilán, Sudán, Nubia, Egipto. Como es evidente, el libro que reseño hoy corresponde a varios capítulos del tomo dos, titulados China, Macao y Hong Kong

Pintora Catherine Carl en traje chino
 (Fuente:fabricadelamemoria.com)

Blasco Ibañez comienza su aventura china en la estación ferroviaria de Mukden, una localidad de la Manchuria que hoy se conoce con el nombre de Shenyang. Desde allí partirá hacia Pekín, donde conocerá la Ciudad Prohibida de manos de una testigo privilegiada, la pintora Miss Catherine Carl (1865-1938), la artista que retrató a la emperatriz Cixí, con la que la unió una estrecha relación; también hará un excursión a la gran Muralla China, viajará hacia el sur en busca de la costa y del río Azul, para acercarse a Shanghái, el mar Amarillo, Hong-Kong y Macao.

El autor da inicio a su relato, con gran misterio y sabiduría, poniendo en contexto al lector de su tiempo, hablándole de lo que era noticia entonces: la presencia e influencia japonesa en China y los importantes acontecimientos socio políticos del momento, que desembocaron en la formación del país que conocemos hoy. Recordemos que en los días en los que el escritor valenciano visitó el vasto país asiático, aún estaban muy recientes los sucesos que que derrocaron al emperador, y aunque Puyi aún vivía con ciertos privilegios en la Ciudad Prohibida, tan sólo tres años más tarde, en 1924, sería expulsado de allí definitivamente, y se convertiría en un títere de los japoneses, que quisieron utilizarlo con fines expansivos. Pues bien, Blasco Ibáñez afila su pluma de gran novelista y se dispone a amenizar su texto con un relato entretenido, interesante y muy emocionante, de lo que fue el imperio chino en sus inicios, cómo evolucionó dinastía tras dinastía, para terminar comentando el por qué del levantamiento popular que derivó en la China inestable que conoció. Con soberbia maestría narrativa y en tres líneas, el escritor fue capaz de sintetizar la esencia de la historia China, capturando la atención de un lector que, embriagado con su discurso, espera un nuevo capítulo de sus aventuras

Tomo II de La vuelta al mundo de un novelista
Primera edición (Fuente: P. Gutenberg)

No obstante, lo mejor del libro aún está por llegar, porque Blasco Ibáñez no se contenta con describir lo que se encuentra a su paso, enumerando los prodigios arquitectónicos, naturales y turísticos que conoce. Muy lejos de eso, su relato es la crónica viva de un tiempo ya remoto que, como el fantasma dickensiano del pasado, toma de su mano a quienes se embarcan en el libro, haciendo que estos lectores vivan junto al autor las aventuras que experimentó. A su lado conocerán a importantes personajes internacionales de la China colonial, se despertarán en una cama de un hotel de lujo de Pekín, cenarán con el embajador español en China de la década de 1920, viajarán aterrados en un tren amenazados por asesinos, visitarán con ojos extasiados los palacios, templos, jardines y lagos de la Ciudad Prohibida, navegarán por aguas plagadas de piratas, compartirán mesa y escucharán fados con el gobernador portugués en Macao, y conocerán de primera mano cómo era el ambiente de las románticas y legendarias calles de Shanghái y Hong-Kong, donde se cruzarán con antiguas condesa rusas huidas de su patria, ejerciendo la profesión más vieja del mundo.


Mis lectores podrán pensar que la emoción de mi lectura influyó sobre las palabras que comparto. Así es, porque pocas veces he podido experimentar tanta empatía con el relato de un viaje como con éste, creo recordar que tan sólo Amelia B. Edwards 👈fue capaz de trasladarme al Egipto decimonónico con tanta habilidad como el autor valenciano me ha llevado a la China de 1921. Vicente Blasco Ibáñez me ha hecho sentirme una intrépida viajera de entreguerras, una de esas damas que tras participar en la Gran Guerra, no se conformaron con volver a sus hogares para asumir sus funciones de damiselas, y decidieron correr en busca de aventuras. ¿No es esto la gran magia de la literatura?

Al llegar a este punto de la reseña, me doy cuenta que es la primera vez que no he hablado del autor del libro. Siendo éste un escritor español me ha hecho presuponer que mis lectores conocerán la trascendencia que tuvo Vicente Blasco Ibáñez para las letras internacionales, aunque hoy su presencia en los foros literarios sea casi anecdótica. Pese a ello, me parece de justicia terminar la publicación mencionando la brillante trayectoria literaria del escritor, injustamente empañada quizás por la repercusión de sus ideas políticas que le llevaron más de una vez a la cárcel y al exilio. Pese a ello, sus novelas lograron triunfar fuera de nuestras fronteras, llegando al número uno de los superventas, y fueron adaptadas a la gran pantalla con tanto éxito, que ocuparon las carteleras de los cines del mundo entero, con nombres carismáticos y talentosos del firmamento cinematográfico luciendo en ellas. De todo ello os hablaré en futuras reseñas.


<Prefiero equivocarme yendo en busca de novedad, a conseguir aciertos fáciles, que muchas veces no son mas que simples repeticiones de triunfos anteriores.> Vicente Blasco Ibañez



Undine von Reinecke ♪



Os espero el 21 de septiembre de 2022 en Yokohama, próxima etapa de La vuelta al mundo 2022.




El autor por la Editorial 

Vicente Blasco Ibáñez fue uno de los grandes novelistas españoles de finales del siglo XIX y primer tercio del XX. Entre su amplia producción literaria merece un lugar destacado su obra viajera. En 1923 inició un periplo que dio lugar a su Vuelta al mundo de un novelista, extenso relato en tres volúmenes del que se extrae aquí su recorrido por Japón. Un texto lúcido y ameno que retrata magistralmente la compleja civilización japonesa.


Comentarios

  1. Hola Undine, pues no conocía esta novela y por lo que cuentas parece muy interesante y muy amena. Me la apunto para futuras incursiones...
    Un besazo

    ResponderEliminar
  2. Es cierto que Blasco Ibáñez merece mucho más reconocimiento del que actualmente goza. Yo lo he leído bastante en mi juventud, época en la que me dedicaba casi en exclusiva a autores del siglo XIX y del siglo XX, algunos, aunque contemporáneos en aquella época (años ochenta), ya eran clásicos como Delibes o Carmen Martín Gaite. Pero como es mi costumbre, y lo era más en aquellos años, me limité a leer sus novelas y nunca me dio por sus libros de viajes. Tal vez ahora lo haga.
    Interesante lo que cuentas de la Ciudad Prohibida. Vi El último emperador cuando se estrenó y me impresionó bastante la triste vida del pobre niño.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Querida Undine:
    Un autor que como muchos de los clásicos españoles no he leído nunca. No tengo perdón, encima después de vivir 2 años en Valencia solo visité su casa por fuera. Hay que ver.
    El caso es que ya me gustaría un viaje así a China, que es de esos lugares que nunca voy a visitar porque no viajo a países que tengan una dictadura, manías y miedo, todo junto.
    Así que me parece muy buena idea esta, así cumplo con leer a don Vicente y viajar a China.
    Por cierto, qué bien me lo estoy pasando en la India con Pierre.
    Besos y felices vacaciones

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola! Lo siento mucho pero en esta ocasión, aunque hay cosas positivas que me podrían interesar, creo que no es una lectura idónea para mí así que lo dejaré pasar. Un besote :)

    ResponderEliminar
  5. Muy interesante este viaje tuyo de la mano de Blasco Ibañez, al que confieso que no he leído nunca. Si lo has disfrutado tanto como el de Amelia no me queda otra que apuntarle. Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. ¡Holaaaa!

    La verdad es que parece un buen recorrido por la historia de China, seguro que es muy buena opción para conocer mejor el país y saber cómo ha llegado al punto en el que está hoy. De todas formas, ahora mismo lo veo una lectura un poco pesada para lo que me apetece jajja

    ¡besotes!

    ResponderEliminar
  7. Hola Undine!
    Un clásico muy interesante el que nos traes hoy. Tengo muchas ganas de leer esta novela, desde el año pasado. Ha existido por mucho tiempo y siempre me pregunté de qué se trataba. De este autor solo he leído Entre naranjos y he de reconocer que me gusto muchísimo. Así que sin duda me lo llevo anotado, otro libro más a la lista de pendientes.
    Saludos

    ResponderEliminar
  8. Buenos días Undine. En mi juventud leí un montón de novelas de Blasco Ibáñez, un autor que me gustaba mucho, pero igual que Rosa, tampoco me anime con sus libros de viajes. Este que traes hoy me parece muy interesante, me encanta China, y todo lo que cuentas resulta fascinante. Me lo apunto para próximas lecturas que estoy retomando al autor. Estupenda reseña. Besos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES EN LECTURAS DE UNDINE

RESEÑA: EL BAILE, IRÈNE NÉMIROVSKY

RESEÑA: "EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES", E. T. A. HOFFMANN

RESEÑA. "LOS TREINTA Y NUEVE ESCALONES", JOHN BUCHAN

RESEÑA: "El GATOPARDO", GIUSEPPE TOMASI DI LAMPEDUSA

RESEÑA: ORGULLO Y PREJUICIO, JANE AUSTEN