RESEÑA: LA PRINCESA DE BUCHENWALD, ANA ANDREU BAQUERO

 

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Libros de Seda
ISBN: 978-84-17626-97-6
Nº de páginas: 416 
Formato: Cartoné con solapas
Género: narrativa histórica/ biografía novelada
P.V.P. : 19,95

Sinopsis de la Editorial


Weimar, 1945. Poco después de la liberación del campo de concentración de Buchenwald, siete hombres pertenecientes a la Regia Marina Italiana se adentran en el cementerio de la ciudad y se dirigen hacia una sórdida explanada cubierta de estacas numeradas. Una vez allí se sitúan delante de la que tanto trabajo y suerte, a partes iguales, les ha costado encontrar: la número 262, donde, según el registro, reposan los restos de una unbekannte Frau («mujer desconocida»). Al arrancarla, observan el nombre de pila que ha estado oculto hasta entonces y que les confirma el gran valor de su misión. Por fin, la sustituyen por una lápida y una cruz de madera de haya conseguida a base de trueques en esos primeros días de paz. La tumba, ahora sí, está completa y aquel número siniestro se había convertido en un nombre de alta alcurnia tallado con esmero: Mafalda de Saboya.


Propuesta musical para este libro


El video que el lector está contemplando y escuchando pertenece a una grabación de obertura de La forza del destino, una ópera compuesta por Giuseppe Verdi en 1861, que fue dirigida en 1944 por Arturo Toscanini, y ésta representa un documento sin parangón de la tormentosa época a la que pertenece. El famoso director de orquesta italiano ha pasado a la historia como el mejor y más grande de su época, y uno de los más destacados de todos los tiempos. Su oposición radical a los regímenes fascistas que se habían instalado en Italia y Alemania durante la década de 1930 le llevó a autoexiliarse de Europa. El músico viajó a los Estados Unidos en 1937, donde se creó para él la famosa Orquesta Sinfónica de la NBC, con la que realizó numerosos conciertos y grabaciones para los incipientes medios de comunicación.

El prestigioso escritor Stefan Zweig -otras de las víctimas colaterales de la Segunda Guerra Mundial-, dijo con admiración de Arturo Toscanini: “Es uno de los hombres más íntegros de nuestro mundo actual, sirve a la verdad inmanente de la obra de arte con una fidelidad fantástica para ella, con tan inexorable severidad y a la vez tal humildad como hoy apenas nos es dado admirarlas en otra esfera creadora”. (El misterio de la creación artística, Stefan Zweig. Ediciones Sequitur, 2015)

El motivo principal de elegir esta pieza y al protagonista del vídeo para la presente reseña, se debe a que ese mismo año de 1944 en que Toscanini grabó La forza del destino, la princesa Mafalda de Saboya desapareció inexorablemente, habiendo sido uno más de entre los reclusos del campo de concentración de Buchenwald.


Lo que Undine opina del libro



<Nadie es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba.> Heródoto de Halicarnaso (484 AC-425 AC)


Hubo un tiempo en que mis intereses literarios giraron en torno a la Segunda Guerra Mundial. No recuerdo muy bien cuál fue el detonante que motivó en mí esa afición. Tal vez fuera el descubrimiento de la narrativa de Irene Némirovsky, en la que me inicié con Suite Francesa, o quizá la visita que realicé en el verano de 2008 al gabinete de guerra de Churchill en Londres (Churchill War Rooms), el museo que aloja las salas subterráneas secretas de la intendencia inglesa durante el conflicto, pero lo cierto es que en aquellos días comenzó mi fascinación por la narrativa dedicada a aquella sangrienta contienda, que no sólo cuenta las batallas capitaneadas por soldados de alto rango, sino que también habla de gentes anónimas, cuyas vidas se vieron comprometidas a causa del odio y cuestionables razones políticas de individuos que hicieron de esta guerra una lucha especialmente infernal. 

El silencio del mar, Vercors (Fuente: Amazon)
Entre mis lecturas figuraban los testimonios reales, como Una mujer en Berlín, la novela anónima que narra la tormentosa vida de una mujer alemana durante la ocupación rusa de la capital germana; los relatos de ficción basados en experiencias reales, como los redactados por Vercors, un miembro de la resistencia francesa que escribió en aquellos días El silencio del mar y otras piezas para animar a sus compatriotas a luchar contra las tropas alemanas; la narrativa puramente de ficción, como La novela de ajedrez del siempre maravilloso Stefan Zweig, o Charlotte Gray de Sebastian Faulks, una novela muy emotiva que el autor dedicó a esas mujeres inglesas de carne y hueso que arriesgaron sus vidas infiltrándose como espías en zonas ocupadas por los nazis… Fueron un número considerable de lecturas con las que aprendí más sobre aquel acontecimiento bélico y su época, que en aquellas tediosas clases de historia de mi etapa estudiantil. 

Y, sin embargo, toda información que encontraba me parecía poca, y por ello me dediqué a investigar más sobre el tema. Tanto en bibliotecas como en internet recogí títulos de textos, reportajes o películas que me ayudaran a poner rostro y nombre a personajes reales que hicieron historia en aquella época. Entre aquellas figuras que yo no conocía, y que encontré entre el material que mi insaciable curiosidad me llevó a buscar, se hallaba Mafalda de Saboya, una princesa italiana que protagonizó una triste historia cuando no estaba lejos el final de la guerra. Llegué a ella gracias a una adaptación italiana sobre su vida, titulada Mafalda di Savoia - Il coraggio di una principessa, una miniserie de 2006 que me puso sobre su pista. No obstante, como ocurre muchas veces con este tipo de producciones, el edulcoramiento de la trama distorsiona la validez de la historia, y el resultado fue que me dejó un montón de preguntas sin contestar. 

Fuente: Libros de Seda
Hace un par de semanas, la editorial Libros de Seda se puso en contacto conmigo para ofrecerme reseñar La princesa de Buchenwald, una biografía novelada sobre Mafalda de Saboya escrita por la autora Ana Andreu Baquero. Y yo, que me quedé muy impresionada al conocer las circunstancias personales que rodearon la vida de esta figura durante la Segunda Guerra Mundial, no pude rechazar esta interesante propuesta, y me dispuse a saber mucho más. Así pues, queridos lectores, hoy vengo con mis impresiones sobre este interesante y emocionante libro, que el día 6 de marzo estará ya en las librerías, para contagiar con ellas a todo aquel que se declare amante de la historia, y que busque libros bien documentados, deliciosamente narrados, y capaces de emocionar.

La princesa de Buchenwald narra la vida de Mafalda de Saboya desde el día de su matrimonio, hasta su triste final, un desenlace que siempre ha estado rodeado de misterio, y que Ana Andreu Baquero se ha esforzado por ordenar, recreando con gran pericia y esmero las partes de su vida que quedaron en la oscuridad. No obstante, antes de entrar en materia y empezar a explicar el motivo por el que me ha fascinado esta obra, creo conveniente explicar quién se esconde tras el nombre de Mafalda de Saboya, para aquellos de mis lectores que desconozcan su persona.

Mafalda de Saboya, 1910 (Fuente: Wikipedia)
Mafalda de Saboya (1902-1944), fue la segunda hija del rey de Italia Víctor Manuel III y de la princesa Elena de Montenegro, un matrimonio que, aunque partió de una elección personal, parecer ser que fue gestado en la sombra por sus padres y el gobierno italiano, y contó con la simpatía de muchas de las coronas europeas, que veían en Italia un gran aliado con el que contar. De este modo, cuando Mafalda vino al mundo en los albores del siglo XX, y su padre llevaba dos años en el trono, todas las naciones estaban moviendo sus cartas, posicionándose políticamente ante la Gran Guerra que pronto habría de llegar. 

Así lo hizo su querido padre el rey Víctor Manuel III, que despuntó en esos primeros momentos como un hábil estratega en cuestiones de política extranjera. El monarca se alejó del posicionamiento que tradicionalmente había tenido Italia al lado de la Triple Alianza (Alemania, Imperio Austrohúngaro e Italia), y se acercó a nuevos aliados como Francia, Inglaterra y Rusia, para que apoyaran sus intereses territoriales.

Este cambio en cuanto a las alianzas se hizo más patente durante la Primera Guerra Mundial, desmarcándose el rey italiano definitivamente de la Triple Alianza, abandonando la neutralidad inicial que tenía frente a la contienda, para terminar luchando al lado de la Entente francesa, rusa e inglesa, que le harían salir victorioso de la guerra, anexionándose para la nación algunos territorios, aunque no tantos como sus aliados habían prometido en un principio. Debido a ello, la insatisfacción y el sentimiento de derrota quedó marcado a fuego en el espíritu de la nación italiana.

Víctor Manuel III (Fuente: Wikipedia)
Por otro lado, el monarca se desligó de la pleitesía que siempre había mostrado la corona italiana hacia la Iglesia Católica, y su relación con el Vaticano se tensó. En sentido contrario, su política desde su llegada al trono intentó aligerar tensiones con la izquierda. Sin embargo, tras el final de la Primera Guerra Mundial, Italia estaba inmersa en una profunda crisis económica, política y moral. Las revueltas sociales estaban al orden del día y el miedo a una revolución comunista invadía las calles. Fue así a muy grosso modo, cómo el fascismo llegó a Italia, y con él Benito Mussolini, que, a la cabeza del movimiento, consiguió proclamarse en diciembre de 1922 Presidente del Consejo de Ministros del Reino de Italia, asumiendo el mando supremo del Estado itálico, que no tardaría en gobernar bajo un sistema basado en el totalitarismo de ideología fascista. Y todo ello, dicen, sin casi oposición del rey que, o bien por debilidad o miedo a una guerra civil, asumió los cambios para su nación. Eso sí, el odio entre ambos líderes se manifestó pronto.

Y en este contexto histórico tan socialmente agitado nació, creció y se hizo una dama sofisticada junto a sus hermanos Humberto, Yolanda, Giovanna y María, Mafalda de Saboya. La princesa tuvo una educación exquisita, mostrando grandes dotes para los idiomas, el arte, la música y el baile, además de una ferviente devoción hacia la fe católica. Relegada a un segundo plano, al igual que sus otras tres hermanas, por su condición de mujer, y dejando a su hermano Humberto las labores propias como heredero de la corona, su únicas ocupaciones importantes eran la beneficencia y la búsqueda de un buen candidato para contraer matrimonio, con un apellido con solera que ayudara estratégicamente a los intereses de la casa de Saboya. Y aunque su nombre se asoció con algunos de los príncipes que terminarían reinando en Europa, lo cierto es que finalmente contrajo matrimonio con Philipp de Hesse-Kassel (1896-1980), que era sobrino de Guillermo II, el último Kaiser alemán, y bisnieto de l a Reina Victoria del Reino Unido. El aristócrata germano había llegado a Italia para completar su formación en arte y arquitectura, y la atracción entre los dos jóvenes fue casi inmediata cuando se conocieron en 1922. El enlace no fue bien visto en un principio, especialmente por el Vaticano, debido a que Philipp no era católico de nacimiento, y por otros motivos de carácter personal, como una posible bisexualidad y la cercanía a la ideología fascista. No obstante el matrimonio se llevó a cabo por el rito católico en el castillo de Racconigi de Turín.

Boda de Mafalda  y Philipp
Fuente: lamedicinaylacorte.blogspot
La pareja se instaló en Roma inicialmente, concretamente en Villa Polissena, un palacio que estaba dentro de la propiedad de Villa Saboya, que era la residencia real. Allí se establecieron y comenzaron su vida de pareja, él dedicándose a trabajar como decorador y ella a ejercer como amante esposa y madre, ya que de aquel aparentemente feliz matrimonio nacieron cuatro hijos. De todo ello nos da buena cuenta La princesa de Buchenwald, donde los lectores conocerán otros detalles interesantes de la cotidianidad de esta pareja de la socialité italiana y alemana. 

Sin embargo, y por diversas circunstancias que nos aclara Ana Andreu Baquero en el libro, Philipp ingresó en el partido nazi alemán, que le otorgó un cargo de importancia, y en 1934 se llevó a su familia con él a la Alemania de Adolf Hitler, con todo lo que vendría después. 

Mafalda con sus tres hijos mayores (Fuente: El Mundo.es)
Es en este punto cuando el lector se mete de lleno en lo sustancial de la historia, un interesante principio argumental que la autora desarrolla de manera exhaustiva, intentando atenerse en todo momento a la historia real que envolvió la vida de la princesa, llenando los espacios en negro de la biografía de Mafalda de Saboya con diálogos y recursos narrativos plausibles. Nada de lo que recrea la escritora modifica en absoluto la realidad. A todas las anécdotas y crónicas de su vida que aparecen en el libro, la autora añade algunas epístolas importantes de la correspondencia que la princesa mantuvo durante el periodo de tiempo en el que transcurre la historia. Así me comentó la Ana Andreu Baquero en una conversación que mantuvimos vía email, en la que también me aclaró que alguna de ellas pertenecen a su propia imaginación. Como quiera que sea, los elementos de ficción que aparecen en La princesa de Buchenwald sirven como armadura de la historia y son el complemento perfecto para la estupenda ambientación atmosférica.

Campo de concentración de Buchenwald (fuente: buchenwald.de)
Al inicio de esta reseña, comentaba que el intervalo de tiempo que dibuja esta biografía novelada sobre Mafalda de Saboya comprende desde su matrimonio, acontecido en 1925, hasta su desaparición en el campo de concentración de Buchenwald en 1944. Y es allí, en el último lugar donde se la vio con vida, donde la escritora intensifica su labor para vislumbrar ante los lectores los momentos más oscuros de su existencia, no sólo por los lamentables sucesos que allí ocurrían, sino porque la información sobre su persona en esa época es mínima. Los alemanes intentaron ocultarla. Sin embargo, hubo personas que estuvieron a su lado durante aquellos días, y aquellos testigos privilegiados la sobrevivieron. Ana Andreu Baquero recurre a esas fuentes y a los archivos históricos que se conservan, para intentar precisar, no sólo cómo era la figura de la malograda princesa y sus allegados, sino que también dibuja una panorámica muy cercana a lo que representó el gobierno de Mussolini para Italia, la relación que éste tuvo con Victor Manuel III, el ascenso de Hitler en la nación Alemana, y el acercamiento político de los dos países fascistas que, como asociados, arrastraron a sus compatriotas a la guerra, invadiendo otras naciones, cometiendo genocidios, y, en definitiva, sumergiendo en el caos a todo el mundo civilizado. Y, de este modo, nos ofrece el espectro conciso de una parte muy importante de lo que sucedía durante la Segunda Guerra Mundial.

Boris III (cuñado de Mafalda) y Hitler (Fuente: Wikipedia)
Pero, ¿qué pasó con Mafalda de Saboya? ¿Por qué terminó en un campo de concentración nazi siendo su marido uno de ellos? ¿Acaso su familia la abandonó? ¿Qué fue de todos ellos? Ana Andreu Baquero tampoco especula en este caso, y contesta a estas preguntas recurriendo a las crónicas de la época, y a los testimonios de quienes vivieron determinados momentos junto a la princesa. En su emocionante texto se detalla cómo fueron algunos momentos junto a su marido en la Alemania nazi emergente; la relación que mantuvo mientras con la familia real italiana; describe con cariño la estrecha relación que la unía a su hermana menor Giovanna, quien fue zarina de Bulgaria tras su enlace con Boris III, el monarca que falleció misteriosamente en 1943, después de haberse reunido casualmente con Adolf Hitler; nos habla de cómo vivió Mafalda los años de la guerra en Italia alejada de su marido; de las comprometidas misiones diplomáticas que le encargaban sus padres; de la detención de Mussolini y de los bombardeos de Roma; de cómo vivía su maternidad en aquellos oscuros días… En definitiva, nos presenta a una persona que nació para tener una vida privilegiada y por los avatares del destino se vio sumergida en el más absoluto desconcierto, mientras el mundo estaba en guerra. Y, pese a que muchísimas personas en aquellos días sufrieron desgracias similares o peores, sin tener ninguna responsabilidad, la escritora utiliza precisamente este motivo para plantear una cuestión de conciencia.

Selo conmemorativo (Fuente: lamedicinaylacorte.blogspot)
Y es ahí, queridos lectores, donde yo veo la parte más interesante de este libro. Desde mi punto de vista, el cambio que experimenta el personaje de Mafalda de Saboya en el momento que le golpea la realidad es muy revelador. La escritora consigue que empaticemos con el personaje y comprendamos su personalidad. Y lo hace, en parte, con algo de imaginación, reflejando la vida que pudo llevar y los sucesos que contempló en el campo de concentración, y otra parte, adjuntando esos testimonios a los que me refería antes, de aquellas personas que vivieron junto a ella sus últimos días. Entre esas declaraciones están la del matrimonio Breitscheid y María Ruhnau, que fueron compañeros de cautiverio, el de el padre Tyl, un sacerdote que la reconoció, y el de un grupo de militares italianos que pudieron dar fe de su destino final. Así aparece reflejado en el libro, donde Andreu Baquero lo cuenta, y nos da testimonio de una emotiva entrevista que tuvo en 2017, con el último de los componentes de la Regia Marina Italiana que quedaba con vida en ese momento, de aquel grupo que se hizo cargo de los restos de la princesa, para que el mundo y su familia pudieran conocer su verdad. 

Mafalda de Saboya
(Fuente: Wikipedia)
Por otro lado, la autora de La princesa de Buchenwald viajó al campo de concentración donde Mafalda de Saboya estuvo internada, y a otros lugares donde su paso dejó huella de ella, para contrastar su historia y dar a su relato veracidad.

De este modo, con mucho respeto y profesionalidad, Ana Andreu Baquero reconstruye la apasionante y emocionante historia de Mafalda de Saboya, aportando humanidad a su figura, con todo lo que esto conlleva. Las luces y sombras que forman parte de toda vida. 

Y hasta aquí mis impresiones sobre La princesa de Buchenwald, un texto que me ha interesado y conmovido a partes iguales, manteniéndome sumergida en su historia gracias a su fluida y apasionante narración, que no cae en el morbo innecesario ni en la sutil manipulación. Esta lectura me ha servido, no sólo para colocar una pieza más en mi personal mapa literario de la Segunda Guerra Mundial, sino para confirmar lo que muchos ya sabemos: en la guerra no hay ganadores.



<La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.Friedrich Nietzsche (1844-1900) 



Undine von Reinecke ♪


La autora por la Editorial


Fuente: Libros de Seda
Ana Andreu Baquero nació y creció en Albacete. Es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Murcia y en Traducción e Interpretación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Además del castellano, su lengua materna, habla inglés, italiano, alemán y catalán. Durante años se ha dedicado a la enseñanza y a la traducción editorial. Como escritora, en 2010 publicó el libro de anécdotas y curiosidades literarias Lo que Robinson Crusoe le contó a Lolita. Su debut en la novela histórica llegó con La princesa de Buchenwald. Actualmente reside en Barcelona, aunque a lo largo de su vida ha pasado largas temporadas en Gran Bretaña, Alemania e Italia.

Comentarios

  1. Una vida muy interesante la de esta mujer que yo, hasta ahora, no conocía. Un abrazo

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    1. Buenos días, Esther.
      Efectivamente, la vida de Mafalda de Sabayo fue muy interesante, por lo que implica en la historia. Ofrece una arista más de los tristes acontecimientos de aquella época. Ya me contarás si te decides a leer la novela.

      Un abrazo!!

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  2. Hola Undine, pues yo, al contrario que tú, estoy saturada de novelas e historias de la II GM (y eso que a mi marido le encanta también). No conocía la existencia de esta princesa, pero no creo que me anime con su lectura.
    Gracias de todas formas por dárnosla a conocer.
    Un besazo

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    1. Buenos días, Nitocris.
      Yo llevaba mucho tiempo sin sumergirme en el tema. No obstante, leer esta biografía novelada me ha devuelto el interés por la narrativa de aquel momento. Especialmente me gusta la que se escribió en la época reseñada, y la que se atiene a la realidad. La ficción solo me gusta si está bien documentada. Procuro seleccionar bien los libros porque me gusta aprender y conocer bien la historia.

      Un abrazo y muchas gracias por leerme!!

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  3. Buenas tardes Undine!. Tu reseña es estupenda como siempre, pero en esta ocasión no me la llevo, no disfruto de las historias desarrolladas en la II Guerra Mundial y aunque la vida de Mafalda de Saboya, por lo que cuentas me parece muy interesante, se que lo pasaría mal leyéndola, así que la dejo pasar. Me quedo con la música. Un abrazo.

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    1. Buenos días, Mar.

      Conozco a muchas personas que les ocurre lo mismo que a ti. Lo entiendo perfectamente porque implica leer cosas que no son agradables. Sin embargo, si algún día te cruzas con este libro échale un vistazo. La parte "triste" es muy breve, y el resto compensa el esfuerzo.

      Un abrazo y gracias por la visita!!

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  4. ¡Hola! Últimamente he leído mucho sobre la Segunda Guerra Mundial y ahora mismo prefiero centrarme un poco en otro tipo de ambientaciones. Eso sí, este lo anoto para otro momento por la perspectiva que ofrece. Un besote :)

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    1. Buenos días, Marya.

      Sabía que este tipo de narrativa la teníamos en común. Por ello, cuando te apetezca volver a esta época, nodejes de leer La princesa de Buchenwald porque sé que te fascinará.

      Un abrazo, y gracias por comentar!!

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  5. Que interesante, aunque ahora mismo no me apetece este periodo histórico me lo apunto para más adelante. Besos

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    1. Buenos días, Rocío.
      Ya verás cuando leas La princesa de Buchenwald, te va a interesar muchísimo. Pocas veces se encuentra narrativa dedicada a este periodo de la historia italiana, casi siempre se lee sobre Francia, Alemania o Inglaterra. Ya me contarás.

      Un abrazo y muchas gracias por pasar a comentar!!

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  6. La segunda guerra mundial e un tema que me atrae desde que recuerdo. Ahora me lo tomo con más escepticismo porque parece ser que se ha puesto de moda y salen novelas por todas partes.
    Me entusiasmó Suite francesa y también Una mujer en Berlín. De Zweig no digo nada porque todo me gusta.
    Esta novela que traes la he visto y no había reparado en ella porque por la portada me daba la impresión de que sería una de esas novelas de moda, pero ya veo que es mucho más interesante. No tenía ni idea de Mafalda de Saboya y parece un personaje digno de conocer.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Rosa.
      A mí me ocurre lo mismo que a ti, por ello llevaba mucho tiempo sin leer narrativa de este género. De todos modos, procuro siempre leer libros reputados. Los bestsellers no me suelen agradar. De ahí mi introducción, quería aclarar que La princesa de Buchenwald es un texto centrado en la historia, y lo sostiene una investigación. Ya me contarás si te animas con él.

      Un abrazo y gracias por pasar a leerme!!

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  7. Una vida apasionante y una apasionada reseña. Me gusta mucho lo que cuentas así que leeré el libro pues este periodo siempre me ha resultado muy atractivo
    Besos

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    1. Buenos días, Laky.

      Muchas gracias por tu apreciación. Ciertamente me ha gustado mucho el libro, y la reseña resulta vehemente :)
      Por otro lado, creo que a ti también te va a agradar, porque es el tipo de narrativas que te gusta leer. Ya me contarás.

      Un abrazo y gracias por pasar a comentar!!

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  8. Querida Undine:
    ¿Y ahora qué hago yo? Porque yo venía a leer lo interesante que sabía que sería la historia pero convencida de que no me llevaría el libro por ser una temática y contexto del que huyo habitualmente. Creo que lo último que leí fue uno de Némirovsky y El olor de los bosques. Es que si la historia es buena el libro me gusta. Pero lo de pasar por el campo de concentración y lo que tuvo que ver esta mujer.
    Claro que por otra parte lo has pintado tan bien que tengo muchísima curiosidad y me ha parecido un "personaje" muy interesante. Sobre todo me inquieta saber por qué acabó así.
    No prometo nada pero puede que este sea el libro donde hay guerra que lea este año.
    Besitos y ¡feliz semana estrenando mes!

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    1. Querida Norah.
      Conozco tu reserva con respecto a la narrativa que expone la guerra y la violencia. No obstante, te puedo decir que en La princesa de Buchenwald tan solo aparece en algún pasaje, y corresponde a la parte final. No se acerca a lo que pudimos leer con Némerovsky. Sin embargo, la parte histórica, la que corresponde a la relación de Mafalda de Saboya con su familia y conocidos resulta muy interesante desde el punto de vista sociológico e histórico. Si te animas a leerla creo que te puede gustar. Si quieres que te aclare más sobre el libro, no dudes en preguntarme por privado.

      Un abrazo y muy buen fin de semana!!

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  9. Una vida muy interesante la de esta mujer. No la conocía. Me gusta mucho leer sobre la II Guerra Mundial así que bien apuntada me la llevo. ¡Y disfrutando con la música!
    Besotes!!

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    1. Querida Margari.

      Estoy deseando que leas esta biografía novelada para poder intercambiar opiniones, aunque estoy segura que te fascinará.

      Un abrazo y gracias por leerme!!

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  10. Realmente muy interesante😊 y Hasta llega mi pobre comentario.
    Salvo reiterarte las felicitaciones y lo bien que lo pasó leyéndote.

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  11. HOla Undine, voy a ser muy escueta. Este, sí. Me gusta mucho el contexto y me apasiona aprender sobre estas vidas. Besos

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    1. Qué estupendo, Marisa!! Espero que disfrutes mucho con esta biografía novelada, su calidad es de primera.

      Un abrazo.

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  12. Holaa!! pues este también me ha llamado mucho la atención, suena muy interesante. Gracias por la reseña.

    Blessings!!

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    1. Buenos días, BookLover.

      Espero que esta lectura te resulte tan interesante como a mí. Ya me contarás.

      Un abrazo!!

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  13. Gracias Undine, la verdad que desconozco la vida de Mafalda de Saboya pero siempre viene bien un libro en el que aprendes y además llevas un buen contesto novelado, tomo muy buena nota. Besos

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