RESEÑA: AQUÍ VIVIÓ NEFERTITI, MARY CHUBB

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Alba
Colección: Rara Avis
Número de colección: 55
Introducción: Peter Lacovara
Traducción: José C. Vales
Encuadernación: Rústica
Formato: 12,5x20
Páginas: 272
ISBN: 978-84-9065-841-3
Categorías: Clásicos


Sinopsis de la Editorial

A Mary Chubb se la conoce como «la arqueóloga accidental» porque, como cuenta al principio de estas memorias, ella lo que quería ser era escultora y a esta vocación dedicó sus estudios. Sin embargo, un trabajo de secretaria adjunta en la Sociedad para la Exploración de Egipto, que empezó siendo una forma de llegar a fin de mes, acabó convirtiéndose una pasión. En 1930 se unió a una expedición, dirigida por el arqueólogo John Pendlebury, al yacimiento de Tell el-Amarna, los restos de Aketatón, la efímera capital que fundó el herético faraón Akenatón (esposo de Nefertiti, padre de Tutankamón).  (...)


Propuesta musical para este libro

Vintage, Ambrose and his Orchestra  (1930)

*Crédito del vídeo Canal de YouTube Panachord

Las piezas musicales que el lector está escuchando corresponden a las melodías que triunfaron durante 1930 en el The May Fair Hotel de Londres, una de las pistas de baile más glamurosas e importantes de la la capital inglesa de la época. El mérito del éxito corresponde a Bertrand Baruch Ambrose (1896 - 1971), más conocido como Bert Ambrose, un violinista y director de orquesta inglés de origen polaco. Ambros fue un referente musical del periodo de entreguerras, y su fama llegó a ser tal, que incluso fue requerido desde Norteamérica, aunque rechazó las ofertas. A finales de los años treinta, Ambrose descubrió a la maravillosa vocalista Vera Lynn, la cantante que amenizaría a las tropas inglesas durante la Segunda Guerra Mundial.

La razón que me ha llevado a elegir este vídeo para acompañar la reseña de hoy, se debe a que el joven equipo de arqueólogos con los que trabajó Mary Chubb en Egipto es seguro que escucharon y bailaron estos temas a su regreso de su estancia en el yacimiento de Tell el-Amarna.


Lo que Undine opina del libro


<El tiempo es como un río que arrastra rápidamente todo lo que nace.> Marco Aurelio (121-180) Emperador romano.


Cuando era niña tenía un sueño, quería ser arqueóloga. Me fascinaba todo lo que veía en reportajes y grandes producciones hollywoodienses sobre Grecia, Roma o las exóticas tierras de Egipto, secuestrándome horas y horas frente al televisor. Yo me imaginaba vestida con bermudas y camisa color caqui, impecable, como si fuera una glamurosa actriz de las décadas de 1930 o 1940, bajo el castigador sol del Cairo, formando parte de una expedición en busca de reliquias del pasado. El Nilo y sus misterios, las pirámides con sus secretos y antiguas joyas engarzadas con lapislázuli, hechizadas por una antigua leyenda, eran sólo algunas de las estampas que colmaban mi desbordante imaginación. 

Cartel de Indiana Jones y el Arca perdida
Fuente: Filmaffinity

Esta curiosa pasión por la arqueología no me venía de familia. Fue una inclinación de cosecha propia, que alimenté aún más si cabe, cuando a comienzos de la década de 1980 llegó a España la primera superproducción de Indiana Jones. No es un secreto, que a los miembros de mi generación nos influyó enormemente ver a Harrison Ford encarnar ese papel de arqueólogo aventurero, listo, erudito y muy, muy guapo, que viajaba a tierras egipcias para librar de las perversas manos nazis el Arca de la Alianza.

Fue también por aquellos días cuando descubrí Sinuhé el egipcio, la novela que publicó en 1945 el autor finlandés Mika Waltari, con la que terminé de apasionarme por el mundo del antiguo Egipto. No en vano, fue con este libro con el que descubrí quién era el faraón Akenatón.

Escultura Akenatón, Museo Arq.
de El Cairo (Wikipedia)

Hasta aquel momento, mis humildes conocimientos sobre el tema eran difusos, de tal modo que me costaba distinguir cuándo sucedieron determinados acontecimientos y en qué momento gobernaron ciertos reyes en este antiguo país africano, más allá de tener claro quiénes eran Cleopatra o Tutankamón. Y, pese a los anacronismos que habitan en Sinuhé el egipcio, esta novela me ayudó a construir la línea temporal de esta ancestral civilización, motivándome a indagar en los libros y otros documentos visuales sobre las diferentes dinastías que gobernaron en Egipto, centrándome también en su magnífico legado. 

Gran parte del esfuerzo que hice se lo debo a Akenatón, el décimo faraón de la dinastía XVIII, que reinó en Egipto durante el llamado Imperio Nuevo, en torno a los años 1353 y 1336 a. C. Su figura y singularidad despertaron en mí el deseo de curiosear y conocer mucho más sobre el mundo que le rodeaba a él, a sus ancestros y descendientes. Digamos que toparme con esta singular figura fue como tirar de un hilo, para deshacer la madeja de la historia de Egipto. 

Esta fascinación que sentí por Akenatón es comprensible, si tenemos en cuenta que fue un hombre que rompió con lo que estaba establecido en su época. ¿No es eso lo que más nos seduce a todos en la adolescencia? Y a mí me llamó la atención cómo éste había renegado de la sabiduría de sus mayores, para crear un nuevo Egipto monoteísta y cuasi pacifista, en contraposición con las políticas existentes hasta el momento. 

Akenatón o Ajenatón, que significa útil a Atón, había heredado el nombre de su padre el faraón Amenhotep III (él subió al trono como Amenhotep IV), pero decidió cambiarlo en honor del dios Atón (disco solar), la única deidad en la que creía, y a la que decidió dirigir en exclusiva el culto de su pueblo, para descontento de políticos y sacerdotes, que se beneficiaban del culto a los antiguos dioses. Es por ello, principalmente, que el monarca contaba con muchos enemigos, y a su muerte quedó sepultado por el peso de la historia, durante siglos y siglos, habiendo sido declarado hereje y maldito. 

Iconografía de Atón (Wikipedia)

Sin embargo, Akenatón no sólo es hoy famoso por la polémica que envuelve su figura, también se distingue por haber sido su esposa Nefertiti, una de las mujeres más admiradas del antiguo Egipto, cuya imagen está siempre presente en los libros de historia. Su busto fue descubierto en 1912 en Amarna, una región situada en la zona este del valle del Nilo, más o menos a trescientos kilómetros del Cairo y a cuatrocientos de Luxor, en donde se localiza el yacimiento arqueológico de la ciudad que mandó construir Akenatón, para convertirla en la capital de Egipto, en honor del Dios Atón. Sin embargo, al igual que pasó con su dueño y señor, esta gloriosa población fue quedando en el olvido tras la muerte del monarca, desapareciendo de la faz de la tierra paulatinamente, hasta ser completamente olvidada. Fue gracias a una casualidad que sus vestigios salieran a la superficie en la era moderna y, desde el siglo XVII, se han venido haciendo excavaciones, que han puesto luz sobre el mundo que rodeó a Akenatón. De hecho, las investigaciones que se siguen realizando en la zona son un pozo inagotable de hallazgos. Y a mí, como apasionada de la arqueología, este tema me llena de emoción.

Fuente: Alba Editorial

Es por ese motivo que, cuando el pasado año la editorial Alba publicó Aquí vivió Nefertiti de Mary Chubb, con la estupenda traducción de José C. Vales, no pude resistirme a comprar inmediatamente el libro, ya que centraba su interés sobre el yacimiento arqueológico de Tell-Amarna en la fascinante época de entreguerras.

Qué emoción conocer de primera mano cómo fueron los trabajos realizados en 1930 por un equipo de arqueólogos británicos, que ayudaron a conocer un poco mejor cómo era la vida en tiempos del denostado Akenatón. Y yo sabía que esto era posible, porque Aquí vivió Nefertiti no es una novela, sino las memorias de una joven que se unió a una expedición arqueológica organizada por Egypt Exploration Society, entidad inglesa sin ánimo de lucro, que fue fundada en 1882 por Amelia Edwards 👈y Reginald Stuart Poole, con el ánimo de examinar y excavar en las áreas de Egipto y Sudán, y que tenía como principal objetivo la investigación del Antiguo Egipto y la divulgación de estudios académicos sobre el tema, habiendo contribuído con brillantes descubrimientos.

Como iba diciendo, Mary Chubb, que ha pasado a la historia como la arqueóloga accidental, porque jamás tuvo intención de dedicarse a ello, comenzó a trabajar como secretaria adjunta para la Egypt Exploration Society durante la década de 1920, para poder costearse sus estudios de escultura en la Central School of Art de Londres. No obstante, una feliz casualidad del destino hizo que abandonara su pasión inicial para embarcarse en una aventura que la llevaría a viajar a Egipto junto a un grupo de jóvenes arqueólogos y arquitectos, dirigidos por el polifacético y carismático John Pendlebury (1941-1941), un hombre que ha pasado a los anales, no sólo por haber sido un magnífico atleta y un brillante arqueólogo, sino como un héroe de la Segunda Guerra Mundial.

John Pendlebury (Fuente: Wikipedia)

Pues bien, junto a este grupo formado por Pendlebury, Hilary Waddington, CJ Bennett y Hilda Pendlebury, que era la esposa del director de la excavación, Mary Chubb se adentró en las tierras de Amarna, con este equipo jovencísimo de personas (ninguno llegaba a la treintena), para contribuir con su trabajo administrativo, y así poder mejorar las labores de archivo de la Egypt Exploration Society. Sin embargo, qué lejos estaba ella de saber cuán amplia sería su labor, porque durante su estancia en Tell-Amarna llegaría a ejercer muy diversos trabajos. Desde enfermera de primeros auxilios para los obreros nativos que diariamente necesitaban atención, hasta labores de laboratorio, delineación, restauración… Incluso tuvo que actuar como arqueóloga en primera línea de acción durante los momentos críticos que se vivieron en el yacimiento.

Todas las experiencias y emociones que llevaron a Mary Chubb a sentir verdadera pasión por el oficio de arqueóloga están recogidas en estas memorias, haciendo partícipe de todo a los lectores. Y lo hizo con tanto ardor, que su narración se aleja de los típicos textos académicos, adoptando en todo momento un carácter cercano y desenfadado. Si mis lectores me lo permiten, me atrevería a comparar el estilo que utiliza Chubb, salvando las distancias, con el que acostumbramos a leer en determinados escritos de Agatha Christie. De hecho, podemos encontrar en determinados pasajes del libro algunos guiños a novelas de la gran dama del crimen. Y no es extraño que así sea, si tenemos presente que ambas mujeres fueron contemporáneas, y que debieron compartir similares experiencias durante sus viajes y en el campo de la arqueología -recordemos que el segundo marido de Christie se dedicaba a ello, y la escritora pasó varias temporadas sobre el terreno-. Por otro lado, cuando Mary Chubb escribió su libro (fue publicado en 1954), Agatha Christie era ya una eminencia y marcaba tendencia. El humor y ese característico esnobismo "british"en el lenguaje están presente en el libro.

Ubicación Tell-Amarna (Wikipedia)

Así pues, y desde mi perspectiva, la lectura de Aquí vivió Nefertiti resulta divertida, trepidante y completamente absorbente, porque nos involucra de manera natural en su aventura. Y ésta comienza en Londres, cuando Mary Chubb era oficinista, continúa en el viaje en barco que la llevará a tierras egipcias, y finaliza narrando los meses que duraron las labores de excavación. Es en esta tercera parte donde el interés crece paulatinamente, centrándose, no sólo en la forma de vida de los arqueólogos y sus descubrimientos profesionales, sino que también nos relata las interesantes relaciones que mantuvieron los miembros de la expedición con la población nativa, hombres, mujeres y niños a los que contrataron como peones de la excavación. De este modo, el texto es también un bonito e interesante documento donde se refleja cómo eran los egipcios durante la década de 1930, individuos que aún conservaban algunas costumbres heredadas de su cultura ancestral.

Ruinas del Pequeño Templo del Atón en Amarna (Wikipedia)

Por otro lado, y a medida que va avanzando la lectura del libro, el texto comienza a ser más y más palpitante, porque es imposible no trasladarse a Tell-Amarna junto a Mary Chubb. La intensidad del trabajo, el cansancio al anochecer, la desesperación por la obligada falta de higiene, y la frustración por los impedimentos que imposibilitan sus objetivos, se quedan en nada frente a los maravillosos descubrimientos intelectuales que hizo a nivel personal, y que la llevaron a cambiar su forma de entender la vida. Y yo, que lo daría todo por haber vivido aquella experiencia, no puedo llegar a imaginar lo que debió sentir Mary Chubb al penetrar en la tumba donde hace miles de años sepultaron a Akenatón. Esta es sólo una de las interesantes vivencias que la autora comparte en su libro. Y no debió ser fácil hacerlo, porque cuando lo escribió, ella ya no era arqueóloga en activo, un terrible accidente sufrido durante la Segunda Guerra Mundial la apartó de estas labores, relegándola a una silla de ruedas.

No obstante, la parte más vibrante de Aquí vivió Nefertiti está reservada al epílogo del libro. En él, Mary Chubb narra el destino de las personas que compartieron junto a ella aquella expedición. Y debo confesar a mis lectores que me hizo derramar unas cuantas lágrimas, porque las palabras de esta mujer, que había enterrado ya a todos sus amigos y compañeros de aventura, son realmente humanas y conmovedoras. Para todos tuvo bonitos recuerdos, especialmente los dirigidos hacia John Pendlebury, el director de la expedición, a quien dedicó un merecido y muy entrañable reconocimiento.

Finalizo aquí mis impresiones sobre Aquí vivió Nefertiti, la segunda de mis recomendaciones veraniegas. Esta lectura me ha ofrecido mucho más de lo que la ficción pueda aportar, adentrándome con Mary Chubb en su trepidante y emotiva realidad. 


<Por muy lentamente que os parezca que pasan las horas, os parecerán cortas si pensáis que nunca más han de volver a pasar.> Aldous Huxley (1894-1963)


Undine von Reinecke ♪



*Con esta reseña participo en el Reto Egipcio 👈organizado por Miss Hurts del blog amigo Las Inquilinas de Netherfield.


La autora por la editorial

Fuente: Alba Editorial

Mary Chubb

Nació en Londres en 1903. En 1928 entró a formar parte como secretaria adjunta de la Sociedad de Exploración de Egipto (Egypt Exploration Society), y dos años después fue enviada a la excavación de Tell el-Amarna, una experiencia que infundió en ella un entusiasmo permanente —aunque fuera de aficionada— por la arqueología en general y por la egiptología en particular. Participaría luego en excavaciones en Irak, en el yacimiento de Tell Asmar, para el Instituto de Estudios Orientales de la Universidad de Chicago. Volvió a Inglaterra en plena Segunda Guerra Mundial. Un día, yendo en bicicleta, la atropelló un camión militar. Tuvieron que amputarle una pierna, lo que puso fin a su carrera como arqueóloga. Escribió entonces libros de divulgación tanto para adultos como para niños y también para revistas como Punch. En 1954 publicó Nefertiti vivió aquí, sus memorias de la expedición a Egipto, y en 1957 City in the Sand, sobre sus excavaciones en Mesopotamia, Creta y Grecia. Murió con casi cien años en Salisbury en 2003.


Comentarios

  1. Hola Undine, veo que hemos coincido en muchísimas cosas... Yo también comencé a conocer el Antiguo Egipto por una lectura, en mi caso fue No digas que fue un sueño de Terenci Moix, y ya posteriormente lecturas de Pauline Gedge, que me hicieron conocer a Hatshepsut... Por otro lado, seguimos coincidiendo ya que yo también me emocioné hasta las lágrimas con el epílogo final. Y por supuesto, disfruté muchísimo de esta lectura...
    Te recuerdo que me debes una visita, ;)
    Un besazo

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    1. Buenas tardes, Nitocris.
      Hoy he saldado mi deuda con tu reseña, que ayer me fue imposible. Con respecto a las coincidencias entre nosotras, no me extrañan en absoluto. Tanto la generación como nuestros gustos literarios tienen mucho en común. Deberíamos fundar una sociedad de arqueología, e invitamos a Margari, que es otra apasionada de estos temas. Tampoco debemos olvidarnos de MH, gracias a ella y a su reto egipcio estoy disfrutando un montón.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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    2. Hola querida, sí ya vi que entraste por mi casa a comentar, ;)
      La verdad es que estaría curioso lo de la sociedad arqueológica, jeje... Pero iremos disfrutando de las lecturas del reto de MH.
      Un besazo guapísima.

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    3. Sí, de momento nos conformaremos con seguir el Reto Egipcio de MH :)

      Un beso!!

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  2. Buenos días, Undine:
    Me encantan estas historias de viajes y aventuras que en primera persona no voy a vivir. Soy muy poco intrépida, vamos, que ni mochilera.
    Afortunadamente este libro ya lo tenía apuntado, así que no hace falta hueco nuevo en la lista. Sé que este reto que nos traéis con Egipto me la va a llenar, pero no pasa nada.
    Vaya suerte que le surgiera esa oportunidad, así como quien no quiere la cosa.
    De Sinuhe el egipcio recuerdo la peli, que en mi casa gustaba mucho pero nunca me dio por leer la novela.
    Besos y ¡feliz semana!

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    1. Buenas tardes, Norah.

      Fíjate, yo te hacía osada. Me pegaba que te interesaras por el trabajo arqueológico de campo. Como quiera que sea, estoy muy, pero que muy segura, que Aquí vivió Nefertiti te va a fascinar.

      Por otro lado, si tienes la oportunidad de leer Sinuhé el egipcio, no la dejes pasar.

      Un beso, y mil gracias por visitarme!!

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  3. Hola, Undine. ¡Ay, qué reseña tan emotiva para mí!
    Nunca he leído Sinhué el egipcio, pero vi la película varias veces y quedé fascinada con la figura de Akenaton. Hasta le pedí a mi madre que me comprara una cruz de Aton de plata que conservo como oro en paño.
    Cuando luego estudié Historia Antigua disfruté mucho con todo lo egipcio y estaba deseando llegar a la Dinastía XVIII para encontrarme con él y con Nefertiti. Más tarde me encontré con ella en Berlín y fue muy emocionante.
    Me ha encantado todo lo que cuentas y apunto el libro.
    Un beso.

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    1. Acabo de ver que he empezado el comentario a esta reseña igual que el de la anterior. Te juro que ha sido casualidad, ja, ja.

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    2. Querida Rosa,

      Jamás pensaría que tu forma de escribir fuera tipo "spam". Eres de esas personas que emanan respeto e interés por los demás. Aprecio muchísimo las palabras que me diriges.

      Por otro lado, somos de una generación que bebió de similares fuentes. La televisión, los libros de texto y las lecturas, consiguieron que nuestras aficiones fueran similares. Es un gusto coincidir contigo.

      Un beso, y mil gracias por todo!!

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  4. Buenas tardes Undine, qué casualidad!. Yo también quise ser arqueóloga, aunque más que por las pelis de Indiana Jones por mis lecturas, que de una forma u otra siempre terminaban llevándome a Egipto. Ahora viéndolo en perspectiva, no creo que fuera una profesión muy indicada para mí, pero lo que disfruté y soñé no me lo quita nadie. La lectura que traes la tengo apuntada por la reseña de Nitocris. A ver si para el próximo año. Un abrazo.

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    1. Buenas tardes, Mar.

      Yo le debo a partes iguales mi afición por la arqueología al cine y a la literatura. Siempre me ha gustado disfrutar de ambas artes, para mí son complementarias. Sin embargo, en cuestiones de Egipto, se lo debo a Sinuhé el egipcio. Sin esta lectura, mi afición por la egiptología hubiera sido menor.

      Por otro lado, estoy deseando que leas Aquí vivió Nefertiti para conocer tu opinión.

      Un beso grande, y muchas gracias por leerme!!

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  5. ¡Hola! Desde luego se ve una lectura de lo más intensa y, de leerlo, iré prevenida sobre ese epílogo, el cual entiendo que tiene que ser durísimo y seguro que a mí también me haría derramar unas cuantas lágrimas. Un besote :)

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    1. Buenas tardes, Marya.

      No sabes qué bonito es este libro para quienes, como yo, amamos la egiptología y la arqueología. Conocer de primera mano cómo se trabajó en la década de 1930 en un yacimiento es todo un lujo. Ya me contarás si te animas a leer Aquí vivió Nefertiti.

      Un beso, y gracias por leerme!!

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  6. Vale, confieso que también quise ser arqueóloga por culpa de las pelis de Indiana... Luego, en lo literario descubrí a Pauline Gedge pero la pasión ya por la profesión se enfrió. No soy yo tan decidida ni valiente, la verdad. Pero el amor por Egipto sí que se quedó. Este libro ya lo tenía apuntado por otra reseña y ahora tú me confirmas, con el sentimiento que has puesto en esta reseña, que no tengo que dejarlo escapar.
    Besotes!!!

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    1. Buenas tardes, Margari.

      Que sepas que cuento contigo para fundar una sociedad moderna de aficionados a la arqueología, ya se lo he comentado a Nitocris :)

      Yo sí soy atrevida. Sólo me frenó para estudiar arqueología el consejo de una familiar mía que es historia. Me dijo que no había futoro en el sector... En la actualidad, y visto lo visto, me hubiera dado igual su consejo.

      Por otro lado, y hablando del libro, no dejes pasar la oportunidad de leer Aquí vivió Nefertiti porque te va a fascinar.

      Un beso, y muchas gracias por visitarme!!

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  7. Ay, me encantó este libro, ya lo sabes. Gracias al reto egipcio estamos disfrutando de unas lecturas geniales, pero esta tiene añadido el factor humano, coincido contigo. No solo porque Mary Chubb tiene esa narración tan cercana y cálida (sobre todo cuando habla sobre los miembros del equipo arqueológico o sobre la población autóctona de Tell-Amarna) sino también, como tú bien señalas, por el epílogo sobre lo que ocurrió con todos los compañeros o con la propia Mary. Es muy emotivo. Besos.

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    1. Buenos días, Mónica.

      Tienes muchas razón en todo lo que apuntas sobre Aquí vivió Nefertiti. Yo añadiría además, que este libre tiene todo lo necesario para los amantes de la época de entreguerras: cultura, historia y emoción.

      Por otro lado, ¡que vivan MH y su reto!

      Un beso grande, y a seguir disfrutando de Egipto!!

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  8. Jaja cine y literatura van de la mano!
    Como olvidar la historia de Sinohue y a Harrison Ford😊
    Precioso viaje el que nos has reganado.
    Gracias.por compartirla Saludosbuhos!

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    1. Buenos días, Buhoevanescente.

      Siempre van de la mano las artes, ¿verdad? Esa es la magia de la cultura, que te conecta con otras prácticas artísticas.

      Un abrazo, y gracias por leerme!!

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  9. Hola Undine, buen libro este. A mí me encanta la temática y apuntas muchos datos que llaman mi atención. Pero si el epílogo te hizo derramar lágrimas, mejor me espero, porque yo he leído una novela hace poco con la que me harté de llorar. Besos

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    1. Buenos días, Marisa.

      Que no te asuste el epílogo, las lágrimas son emocionales, y estas no hieren. Por otro lado, si la arqueología o la egiptología te gustan, no dejes de leer Aquí vivió Nefertiti.

      Un abrazo.

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  10. ¡Hola preciosa!
    Me encanta todo lo relacionado con Egipto, cada día estoy más enviciada en descubrir más sobre el antiguo Egipto así que este me lo llevo que de seguro que cae, se ve una historia preciosa.
    Que tengas una bonita semana.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

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    1. Buenos días, Violeta.

      Te recomiendo muchísimo este libro, porque sé que a ti particularmente te va a subyugar. Ya me contarás cuando lo leas.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  11. Como Nitocris también fue "No digas que fue un sueño" el libro que me hizo enamorarme del Antiguo Egipto
    Ni qué decir que me llevo esta inteesante novela
    Preciosa foto en el templo de Debod
    Besos

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    1. Buenos días, Laky.

      Qué alegría tener en común contigo el gusto por el Antiguo Egipto. Yo aún no he leído No digas que fue un sueño, pero ya está en mi lista rápida de pendientes.

      Un abrazo grande!!

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  12. Que interesante este libro, lo había visto varias veces pero no sabía de que iba. Besos.

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    1. Buenos días, Rocío.

      Sí que es interesante Aquí vivió Nefertiti. Y no sólo eso, también es divertido y entrañable. Ya me contarás si te animas a leerlo.

      Un abrazo!!

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