RESEÑA: FIDELIDAD, SUSAN GLASPELL

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Hermida Editores

Colección: El Jardín de Epicuro - Ficción

Traducción: Óscar Mariscal

Nº páginas: 368

Edición: Primera

ISBN: 978-84-127868-5-9

Formato: Cartoné con solapas

P V P: 24 € papel

Ebook: 8 €


Sinopsis de la Editorial

La historia, que transcurre en una pequeña ciudad del medio oeste norteamericano llamada Freeport (Iowa), un entorno idílico de calles arboladas con casas blancas de madera en medio de grandes jardines, gira en torno a un escándalo amoroso en el seno de la alta sociedad de esta ciudad: Ruth Holland, una jovencita de buena familia, hija pequeña del banquero local, desafía todas las convenciones y mandatos sociales de la clase a la que pertenece al enamorarse de un hombre mayor que ella, casado con una mujer rica, y fugarse con él a Colorado para iniciar una vida en común.

Cuando el grave estado de salud de su padre la obliga a regresar a Freeport once años después, Ruth debe enfrentarse al reencuentro con todo aquello a lo que hubo de renunciar en nombre del amor y a las graves consecuencias de su pasada decisión: la desintegración de su familia y el rechazo de la sociedad decente.


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube The MacDowell Project

La pieza que el lector está escuchando es la First Modern Suite Op. 10, cuya autoría pertenece al músico norteamericano del romanticismo tardío Edward MacDowell (1860-1908). La obra fue un encargo del violinista y compositor suizo Joachim Raff (1822-1892), y está fechada en 1881, cuando MacDowell fue nombrado profesor de piano en el Conservatorio de Darmstad. La primera representación de la suite tuvo lugar en el verano de 1882, y Franz Liszt estuvo presente en una de las interpretaciones. Ésta le impresionó de tal manera al gran músico húngaro, que se propuso promocionar a MacDowell, consiguiendo un contrato para él con la editorial musical Breitkopf & Härtel. 

He elegido la First Modern Suite Op. 10 para acompañar la reseña de hoy, porque su autor fue contemporáneo y compatriota de Susan Glaspell y, pese a que su música está dotada de ese característico romanticismo tardío que baña sus notas, la potencia de su lenguaje es similar a la que emana de Fidelidad, novela protagonista de hoy.


Lo que Undine opina del libro


<No todos los hombres reconocen que la fidelidad y la justicia son principios.> John Locke (1632-1704)


Hoy, 16 de octubre de 2024, llego a Atlanta, la capital del estado sureño de Georgia, en mi peregrinar literario que, con alguna ligera variante, sigue los pasos de Phileas Fogg, el protagonista verniano de La vuelta al mundo en ochenta días.

Fuente: Undine von Reinecke

En esta etapa del viaje, quiero hacer un breve inciso de carácter literario en esta famosa urbe americana, que tan ligada está a la tradición novelística de los Estados Unidos, por haberse ubicado en ella una de sus más conocidas obras, y por ser la cuna de de nacimiento de Margaret Mitchell, la famosa autora de Lo que el viento se llevó (1936), novela que hace una semblanza extraordinaria de determinados aspectos de la Guerra Civil Norteamericana y sus consecuencias sobre la población, analizados desde punto de vista sureño. Su célebre adaptación cinematográfica es también una pieza importante de la historia del cine con letras mayúsculas. 

Esta novela fue galardonada con el Premio Pulitzer en 1937 y fue llevada a la gran pantalla por Victor Fleming un par de años después, y como mencionaba anteriormente, se convirtió en un hito de la historia del séptimo arte a escala internacional. De hecho, es difícil desligar los rostros de Clark Gable, Vivien Leigh, Leslie Howard y Olivia de Havilland, principales protagonistas de la adaptación, de los carismáticos personajes que interpretaron en la ficción. Así de impactante es esta historia.Tan exitosa ha sido siempre Lo que el viento se llevó entre el público estadounidense desde que comenzó su singladura en las librerías, que una de las últimas encuestas realizadas entre los lectores de aquel país la colocó en segundo lugar de preferencia después de la Biblia. Y esto no es cualquier cosa en un país donde se está siempre a la busca y captura de lo que se ha dado en llamar la Gran Novela Americana (Great American Novel). 

Pero, ¿a qué nos referimos con el término gran novela americana? Probablemente, muchos de mis lectores aficionados a la narrativa en lengua inglesa que nos llega desde el otro lado del Atlántico ya conozca la respuesta. Sin embargo, para aquellos menos versados en el tema, les diré que este apelativo se refiere a un cierto canon novelístico que estudia la naturaleza y el carácter de los Estados Unidos, abarcando todas las temáticas que influyeron en el desarrollo de su historia, que explican la idiosincrasia del país y que conforman su identidad como nación. De este modo, tanto la política como los temas sociales, económicos o culturales, son tratados desde diferentes ángulos, explorando de manera profunda y con gran realismo la repercusión que han tenido o tienen sobre el conjunto del país en lo relativo a igualdad, moral, justicia… Y que, en definitiva, explican el fenómeno del llamado “sueño americano”.

Henry James,  William M. Vander Weyde (1900)
Fuente: Wikipedia

La expresión Gran novela estadounidense se acuñó por vez primera en 1868, coincidiendo con la antes mencionada Guerra de Secesión Americana, y su creador fue el escritor John William De Forest (1826 -1906), quien, en uno de sus ensayos, la quiso definir como un cuadro del conjunto de la sociedad que debía mostrar el alma estadounidense, capturando sus emociones y modales nacionales. Desde entonces, han sido muchos los autores que se unieron a la idea e intentaron construir su propia Gran novela americana, y que ofrecieron su particular definición sobre la misma. Uno de los más notables fue el gran Henry James, quien, en 1880, se encargó de abreviar el término con las siglas "GAN" (Great American Novel). Casi cien años más tarde, concretamente en 1973, Phillip Roth publicó su conocidísima obra La gran novela americana, cuya trama y desarrollo ejemplifican el modelo de novela del que vengo hablando, construyendo una historia centrada en el mundo deportivo beisbolistico, como excusa para analizar los aspectos políticos y sociales que subyacen en ella.

Grosso modo, este es el significado de Gran novela americana. Y, por si algunos de mis lectores tienen curiosidad por conocer algunos títulos menos actuales que encajan con el término, aquí van algunos de ellos: La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne (1850), La cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe (1852), Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain (1884), El gran Gatsby de F. S. Fitzgerald (1925), Las uvas de la ira de John Steinbeck (1939)... Estos son sólo unos pocos ejemplos de las muchas y célebres novelas que se han clasificado como “GAN”. 

Como todo tema mediático, la Gran novela americana siempre ha estado en el punto de mira del ojo crítico. Quizá el tema más candente sea el que cuestiona la capacidad de las mujeres escritoras para construirla. De hecho, algunas autoras se han alineado con esta misma idea (Joyce Carol Oates dijo que una mujer podría escribirla, pero entonces el texto no sería una GAN), aludiendo a la potente masculinidad que deriva de ellas, y a que muchos de los protagonistas de estas son hombres. Sin embargo, Edith Wharton consideraba Los caballeros las prefieren rubias, la divertida y afilada obra de Anita Loos (1925), el mejor ejemplo de GAN.

Anita Loos, 1920 (Fuente: Wikipedia)

Como quiera que sea, la tradición novelística estadounidense nos ofrece un número nutrido de obras que nos hablan con profundidad de cómo ha evolucionado el carácter de su gente a nivel global o local, de sus modos, de sus costumbres y de cómo todo ello unido ha conseguido pintar un cuadro que identifica ante el mundo entero el espíritu de esta nación.

La última obra que he leído a este respecto es Fidelidad de Susan Glaspell (1876-1948), una novela que publicó meses atrás Hermida Editores. Y, teniendo en cuenta la calidad de la misma, desde aquí hago un llamamiento para que en próximas ediciones se revise el estilo del texto, ya que, desde mi punto de vista, su traducción resulta ligeramente literal para leerse con fluidez. 

Fidelidad narra la historia de Ruth Holland, una joven norteamericana que vive en Freeport (Iowa), una ciudad de provincias del medio oeste, y que pertenece a una familia inscrita en la élite social del lugar. Elegante, guapa y admirada por todos sus vecinos, su futuro se presenta como el de todas sus amigas, contraer matrimonio con un joven de su círculo social y construir una familia del mismo modo que hicieron antes sus padres. Sin embargo, Ruth, se ha enamorado de un hombre mayor y casado, contraviniendo todos los cánones estipulados por su círculo social. Por ello, temiendo las consecuencias de esta estigmatizada pasión, la pareja huye hacia el Oeste del país para vivir allí su prohibida relación, ocasionado con ello un gran impacto sobre su conservadora comunidad.

Once años más tarde, el padre de Ruth enferma gravemente, y ella debe volver al hogar familiar. En ese momento, los fantasmas del presente y el pasado salen a recibirla y con todos ellos se deberá enfrentar.

1a Edición de 1915. (Fuente: Wikipedia)

Fidelidad es una interesante y emocionante novela, que fue publicada en 1915 con el título original de Fidelity, por la editorial bostoniana Small, Maynard & Company. La novela no fue bien recibida en el momento de su publicación, su atrevimiento era imperdonable, aunque, posteriormente, la crítica se mostró más complaciente con ella. Más tarde, hablamos ya de las últimas décadas del siglo XX y los inicios del XXI, con el esfuerzo que se ha venido haciendo por dar visibilidad a las escritoras injustamente olvidadas, el global de la obra de Susan Glaspell, incluyendo Fidelidad, se está estudiando bajo un prisma de excelencia, y Glaspell ha sido identificada como una de las autoras americanas más notables de la centuria pasada.

Y no es extraño, porque Fidelidad posee muchos aspectos dignos de valorar. A destacar, un cierto halo de modernidad que, en mi opinión, la coloca como pionera de un largo listado de obras estadounidenses que centran su interés sobre los problemas de familia, analizándolos con crudeza y sagacidad. Por otro lado, su trasfondo contiene un amplio espectro de temáticas de carácter social, que estaban candentes en el momento de su publicación, y son abiertamente tratados, destacando el papel de la mujer dentro de la familia y sus evidentes connotaciones feministas. En ese mismo sentido, prevalece la importancia que se le da a la educación como herramienta importante para afrontar los sinsabores de la vida, frente al mundo y en el entorno del hogar. Del mismo modo, la escritora establece como un valor añadido la virtud que reside en el trabajo realizado bajo un prisma éticamente correcto, y se apoya en la importancia de reforzar la personalidad del individuo como soporte ante las ataduras o convenciones inútiles de la sociedad. Esto queda reflejado a través de sus personajes principales y secundarios más carismáticos, como es el caso del doctor Deane Franklin, mejor amigo de la protagonista, o de Annie la granjera, compañera de colegio de Ruth, una mujer valiente y optimista, que plantó cara con inteligencia al destino marcado para su vida.

Y estos dos ejemplos me dan pie para hablar sobre el resto de los personajes principales, que Glaspell, como dramaturga consumada que fue, consiguió dibujar con impactante autenticidad. De hecho, su humanidad y realismo destaca como otro de los motivos señalados de la novela.

Evidentemente, uno de los más interesantes es Ruth Holland, la protagonista. Sobre ella y sobre las decisiones que toma para su vida, como es vivir al margen de la sociedad, recae la responsabilidad del análisis crítico que quiso hacer Susan Glaspell, destacando su posición frente a la hipocresía social, una conducta que, muchas veces, marca el ritmo de una comunidad. Personaje imperfecto, empero fascinante, a lo largo de la historia iremos comprobando su evolución. 

No menos interesante, aunque menos carismática, es la figura de Stuart Williams, el marido adúltero que se fuga con Ruth. Sus comportamientos son tan significativos que llaman profundamente la atención. Frente a la pareja de amantes tenemos a la esposa agraviada, un personaje que parece salido de una novela de Edith Wharton, cuya atrayente idiosincrasia puede llegar a cautivar al lector. Por último, y tan importante como la figura anterior, nos topamos con Ted Holland, el hermano menor de la protagonista. En él, como hombre joven, aparentemente sin prejuicios, aunque con escrúpulos de carácter moral, residen muchas de las esperanzas que Susan Glaspell pone sobre una futura sociedad ideal.

El resto de los personajes de esta obra son de carácter atmosférico, y las escritora los utiliza para crear el sofocante clima de la novela. En ese sentido, es muy interesante conocer a cada miembro de la familia de Ruth Holland, cuyos comportamientos son el catalizador de la historia. Del mismo modo, el círculo de amigos de la protagonista son determinantes para el drama que se narra en Fidelidad.

Edición en ingles (Fuente: Amazon)

Emocional, cautivadora, en ocasiones dinámica y temperamental, otras veces reflexiva y pausada, Fidelidad es una obra que el lector aficionado a la narrativa de los Estados Unidos debe conocer. Su autora, Susan Glaspell (1876-1948), fue una mujer cuya vida hoy por hoy resulta deslumbrante, tanto como provocadora y progresista debió resultar en su época. Conocida mayormente en la actualidad por su legado teatral, fundó en 1915 la Provincetown Players (colectivo de intelectuales aficionados al teatro, que está considerado como la primera compañía moderna), es también recordada por los cincuenta cuentos que publicó, por las nueve novelas que redactó, y por haber ganado en 1930 el Premio Pulitzer de Teatro gracias a su obra Alison's House.

Muchas de sus creaciones están influenciadas por las experiencias de su infancia, transcurrida en una finca rural de Iowa, cercana a los acantilados del río Mississippi, como también por su vida familiar. En estos escritos quedaron reflejadas, no sólo la poesía que las estampas de su tierra le supo regalar, también son un postulado de su pensamiento, en cuestiones de ética, disidencia, género y, en definitiva, motivos sociales determinantes que marcaron el destino de su tiempo y generación. 

Por todo ello, y por el característico estilo que distinguen sus escritos, Glaspell ha sido comparada con sus compatriotas Edith Wharton y Willa Cather. Y, en mi opinión, es justo que así sea, como también sería correcto distinguir su legado e influencia sobre posteriores dramaturgos norteamericanos. De hecho, desde mi punto de vista, Fidelidad podría analizarse a la par que La gata de sobre el tejado zinc (1955), obra teatral del célebre Tennessee Williams que, como muchos de mis lectores sabrán, ganó el Pulitzer en 1955.

Sea como sea, y otorgando el justo mérito a los autores antes mencionados, la originalidad de pensamiento y estilo están presentes en la obra de Susan Glaspell, y así se la debe recordar.


<Nada te puede dar la paz, excepto tú mismo. Nada te puede dar la paz, excepto el triunfo de los principios.> Emerson (1803-1882)


Undine von Reinecke ♪


Os espero a todos el miércoles 20 de noviembre de 2024 en la Abadía de Kylemore, Irlanda, próxima etapa de La vuelta al mundo en doce libros 2024👈.

Fuente: Undine von Reinecke


La autora por la editorial

Fuente: Wikipedia

Susan Glaspell

Susan Keating Glaspell nació en 1876 en Davenport (Iowa), donde vivió holgadamente de su actividad periodística hasta la edad de 36 años. Estudió en la Drake University ―en contra de la opinión local de que esta universidad incapacitaba a las mujeres para el matrimonio—. Fue reportera de sociedad y comentarista de actualidad política. Escribió artículos y relatos para diversas revistas, y vivió largas temporadas en Chicago y París. Su primera novela, The Glory of the Conquered (1909), fue un éxito de ventas. En 1913 se casó con George Cram Cook y se establecieron en Provincetown (Cape Cod), en el seno de una comunidad de escritores muy unida. Su tercera novela, Fidelidad, apareció en 1915, el mismo año en que fundó con su marido la compañía teatral y colectivo artístico Provincetown Players, para la que escribió diez obras teatrales. Tras la muerte de Cook en Grecia en 1924, vivió un tiempo con un joven escritor, Norman Matson. Su drama Alison’s House ganó el Premio Pulitzer en 1931. Otras novelas suyas son Brook Evans (1928), The Morning is Near Us (1939) y Judd Rankin’s Daughter (1945). Falleció en Provincetown en 1948.


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