RESEÑA: OJOS QUE LLORAN, ALEKSÁNDAR VUTIMSKI

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Coedición de Caleidoscopio de Libros y La tortuga Búlgara

Libros del Kappa

Traducción del búlgaro: Marco Vidal González

Rústica con solapas

Formato: 14 x 21

Número de páginas: 208

ISBN: 978-84-19930-17-0

Peso: 300 gramos

P.V.P.: 22 €


Sinopsis de la Editorial

Bulgaria en el preludio de la Segunda Guerra Mundial. Un gru­po de jóvenes bohemios y alcoholizados trata de orientarse errando de taberna en taberna. Víctor es un gandul cuyos pa­dres no saben qué hacer para reconducir su vida. Una noche va a una fiesta y acaba hechizado por el atractivo de Grígori, un muchacho alto y esbelto que hipnotiza a quienes lo miran con su forma de bailar y su elegante figura. Víctor se integra en el grupo de amigos de Grígori, pero este pronto es hospitalizado por tuberculosis. Tania y Nikolái, una pareja con idas y venidas, sumergen a Víctor en los antros más excéntricos de la noche sofiota. Grígori sale pronto del sanatorio y el grupo de amigos continúa sus andanzas por las calles, parques y tabernas de la ciudad, tratando de dilucidar sus sentimientos.


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Belin

Provided to YouTube by Universal Music Group

La pieza que el lector está escuchando es Bolero, una obra musical compuesta en 1928 por Maurice Ravel, que está dedicada a la bailarina Ida Rubinstein. Bolero se estrenó en la Ópera Garnier de París en noviembre de ese mismo año, obteniendo un éxito inmediato, y difundiéndose rápidamente por todas las salas musicales de la esfera internacional. De hecho, esta pieza es una de las composiciones más célebres de Ravel, y ha sido utilizada en múltiples ocasiones tanto en el cine como en diversas manifestaciones artísticas.

He elegido Bolero para acompañar la reseña de hoy, porque Aleksárdar Vutimski cita esta obra en uno de los pasajes más pintorescos de Ojos que lloran. Por otro lado, la pieza musical fue compuesta en la época de entreguerras, periodo en el que se enmarca la novela protagonista de hoy, con la que también comparte determinados conceptos estéticos. 


Lo que Undine opina del libro


<La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco.> Salvador Dalí (1904-1989) 


Decía el filósofo francés Gastón Bachelard (1884-1962), que la primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar, una premisa muy evocadora, que pretende evidenciar la importancia del mundo emocional para el individuo. Esto me hace reflexionar sobre cuál sería el destino de la humanidad sin la presencia de las manifestaciones poéticas en la atmósfera social.

A battlefield scene from the First World War, Paul Nash  (Imperial War Museum)
Fuente: .wikimedia.org

Sin embargo, a lo largo de la historia, se ha demostrado que no es tan fácil terminar con ese espíritu lírico inherente al intelecto del ser humano, y que ni las guerras, ni las revoluciones, ni ningún desastre del tipo que sea, han menguado su necesidad de expresarse de tal modo, actuando como acicate elegíaco.

En ese sentido, una de las etapas más prolíficas en el devenir de la humanidad fue la época entreguerras. En aquellos días, pese al gran número de almas que perecieron durante la Gran Guerra en los campos de batalla, creció entre la población intelectual mundial la necesidad de paliar con sus líricas las carencias emotivas que dejó a su paso las terribles escenas de aquella contienda global. Y así, a célebres nombres de poetas como Paul Valery, André Breton o T. S. Eliot, entre otros, habría que añadir muchas otras voces, llegadas desde toda la geografía internacional, algunas de ellas menos exploradas en nuestro panorama editorial.

Fijémonos, por ejemplo, en las letras de Bulgaria. Este país, cuya trayectoria está intrínsecamente unida en nuestro imaginario al devenir de los Balcanes, en aquellos días, experimentó en su literatura una tendencia hacia la poesía y el cuento lírico, que superó con creces los méritos obtenidos en el campo de la novela, un género que divagaba por entonces entre la épica realista, los experimentos modernistas y las pesquisas psicológicas.

Aleksándar Vutimski (Fuente: Ed. La Tortuga Búlgara)

Uno de aquellos poetas búlgaros carismáticos fue Aleksándar Vutimski. Este escritor, pese a su corta vida y a la prácticamente invisibilidad editorial que experimentó en su tiempo, dejó un legado lírico y narrativo fascinante, que invita al lector contemporáneo a conocerlo y profundizar en él.

Con esa intención, hoy traigo ante mis lectores Ojos que lloran, un ejemplo excelente de su arte, que ha sido publicado conjuntamente por las editoriales Caleidoscopio de Libros y La Tortuga Búlgara, en un proyecto que atiende al nombre Libros del Kappa, con la exquisita traducción de Marco Vidal González y el epílogo de Marta López-Valledor.


Ojos que lloran comienza así:


<Nunca escribiría porque es un sinsentido. A pesar de que durante toda mi vida solo he causado y vivido sinsentidos. ¿Para qué evitar las locuras si dan forma a mi vida? Sin ellas no existiría; no estaría hoy aquí (...)>


Ojos que lloran nos traslada a la Bulgaria de entreguerras, concretamente a los meses previos al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Allí, un grupo de jóvenes bohemios derrochan sus vidas, recorriendo las calles de Sofía, emborrachándose en las tabernas de mala muerte y alternando en los clubes de jazz. Una noche, mientras celebran una fiesta, se une a ellos Víctor Góranov, un insensato y libertino individuo que, extasiado con la imagen de Grígori al bailar, se pega a ellos desde ese momento. Así las cosas, de borrachera en borrachera y de noche en noche, lo que parece unir al grupo es la necesidad de reunir dinero para seguir bebiendo y poco más; aunque es cierto que entre ellos se despiertan afinidades de diferente carácter, como el tortuoso amor que siente Tania por el estudiante de derecho Nikolái, o la compleja amistad que ha vinculado a Grígori con Víctor, y que este último no sabe entender ni manejar. Hasta que un día, la tuberculosis se cierne sobre Grígori, mandándolo directo por un tiempo al hospital.

A su regreso del sanatorio, las cosas parecen haber tomado un carácter más desenfrenado para el grupo de amigos, y Grígori se topa con un Víctor diferente, mucho más oscuro que aquel chico interesante al que concedió su amistad. A todo esto, la guerra ha estallado en Europa, y el cariz de la atmósfera política en Bulgaria tiene a la población dividida y preocupada. ¿Qué ocurrirá con este grupo de jóvenes amantes de la noche y las juergas etílicas, que busca sin rumbo su identidad?

Ojos que lloran es una poética y tortuosa novela corta, una pieza literaria de una singularidad exquisita. Inédita hasta ahora en España, su autor tampoco la vio publicada en vida, aunque en los últimos tiempos, en Bulgaria se está impulsando esta obra y toda la producción de su autor. Y no es extraño, porque de su pluma emana una armonía seductora y adictiva

Por otro lado, Ojos que lloran está concebida como una sucesión de estampas o diapositivas que, desde mi punto de vista, se acercan a la imágenes de los primeros días del cinematógrafo, adhiriéndose a las corrientes estéticas vanguardistas, a las que aporta su particular visión romántica y modernista. De este modo, las claves simbolistas, las cadencias surrealistas y los pasajes existencialistas, salpican este vehemente y perturbador relato, que está intercalado por bellos poemas de autor.

Autorretrato pintor búlgaro Ivan milev (1920) 
Fuente: Wikipedia

Apasionado y tremendamente decadente, el espíritu de esta pieza es completamente febril. De tal modo que, en mi opinión, aunque el lector ponga resistencia ante la turbulencia de la historia, termina cayendo presa de esta potente narración.

Qué duda cabe, que uno de los puntos fuertes de Ojos que lloran es la magnífica atmósfera brumosa que consigue crear el autor. Vutimski se ayudó para ello de un virtuosismo lingüístico rico, expresivo y tremendamente lírico.  Así pues, de la mano del poeta visitamos las noches de Sofía, sorteando a nuestro paso, noctámbulos embriagados, gatos callejeros, policías urbanos y mujeres de la noche que, en busca de una oportuna ocasión, merodean por calles y parques apenas iluminados por la luz de gas.

Por otro lado, la musicalidad invade cada pasaje de la obra. A veces salvaje, en otras ocasiones en tono menor, pero siempre latente en el texto, evidenciando el oficio poético de su autor y de su absoluta reverencia a las artes. De hecho, de comienzo a fin, la historia está plagada de numerosas referencias literarias, musicales y pictórica, que denotan la pertenencia de Aleksándar Vutimski a esa enérgica y “hambrienta” generación de entreguerras que nutrió el mundo de la cultura con su diverso cosmos de ideas.

A este respecto, son notables las referencias al clima imperante del momento, tanto en Bulgaria como en el panorama internacional. Los movimientos políticos, los diferentes pensamientos que se iban apropiando de la sociedad, el avance de este u otro partido, el desánimo y el abandono ciudadano… En definitiva, esta breve pieza literaria transmite vivamente el ambiente que se vivía en Bulgaria en aquellos días previos y primeros de la Segunda Guerra Mundial.

En este mismo sentido, y atendiendo a la historia de fondo de la novela, los personajes que la protagonizan están marcados por esa atmósfera social antes mencionada que, como resultado de la Gran Guerra, sembró a su paso la incredulidad y la falta de fe. Y así, los acontecimientos que protagonizan son una sucesión monótona y repetitiva de una lenta agonía. Ni la amistad, ni la pasión, ni tan siquiera el amor consiguen contrarrestar ese vacío existencial que sienten, y que, salvando las distancias, tanto recuerda a la generación perdida.

Comentaba líneas arriba, que Aleksándar Vutimski tuvo una vida muy corta y que no llegó a ver jamás su obra publicada. La terrible tuberculosis, enfermedad tan cruel y devastadora en su tiempo, se lo llevó con tan sólo veinticuatro años de vida. De hecho, toda su familia pereció del mismo modo. Esta triste circunstancia vincula Ojos que lloran con su autor, obra de carácter autobiográfico, que también ha pasado a la historia por ser la primera pieza de la literatura búlgara en describir sutil y líricamente el sentimiento homoerótico. 

La prosa que luce Ojos que lloran, los versos que habitan en el texto, y las emociones que transmite, hablan de la refinada personalidad de Aleksándar Vutimski. La particular y artística mirada que vierte sobre el mundo, navegando entre el optimismo y la desesperación, no cree en la derrota material o espiritual. Ahí radica la belleza de su obra. Y pese a la presencia del gris en su paleta, regala al lector la hermosa sensación de haber leído algo privado y único.


<No basta con ser joven. Es preciso estar borracho de juventud. Con todas sus consecuencias.> Alejandro Casona (1903-1965)


Undine von Reinecke ♪


El autor por las Editoriales

Fuente: Caleidoscopio de Libros/La Tortuga Búlgara

Aleksándar Vutimski

Aleksándar Vutimski (1919 – 1943), pseudónimo de Aleksándar Kótsev Vútov, fue un poeta búlgaro del siglo XX. Casi toda su familia se vio afectada por la enfermedad de la tuberculosis y siendo pequeño se mudó de Svoge, su ciudad natal, a la capital búlgara. Cursó estudios de Filología Clásica en la Universidad de Sofía. Su poesía está dedicada a la ciudad y al amor en la que domina una percepción del mundo nostálgica y melancólica bastante novedosa para el panorama literario búlgaro del momento. Entre los primeros autores búlgaros en tratar el homoerotismo y la estética en su obra.

 Aleksándar Vutimski no logró publicar ningún manuscrito durante su corta vida. Sus primeros poemas fueron publicados en revistas literarias de la época como Uchenicheski podem (Auge Estudiantil). Sus obras más importantes fueron publicadas en la revista literaria y de arte Zlatorog (Cuerno de Oro). Ha sido objeto de estudio de numerosos críticos literarios búlgaros, siendo considerado uno de los poetas búlgaros modernistas más significativos pero menos conocidos. Murió en 1943 en un sanatorio de Yugoslavia a la temprana edad de 24 años.


Comentarios

  1. Hola, Undine.
    Es muy desconocida en nuestro país la literatura búlgara, pero casualmente en estos momentos estoy leyendo un libro de relatos, Acerca del robo de historias y otros relatos, del escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov. Es un escritor actual, nacido en 1968. Creo que es la primera vez que leo un libro de esa nacionalidad. Ojos que lloran me atrae por ese periodo de entreguerras y esos jóvenes con vidas desenfrenadas.
    Un beso.

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  2. ¡Hola! En esta ocasión no es un libro que me haya atrapado lo suficiente así que en principio no me planteo leerlo. Un besote :)

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  3. Buenas tardes, Undine:
    El vacío existencial es un peligro de hoy en día también, demasiada gente va con el piloto automático dejándose llevar por lo que le dicen. Luego vendrá el llanto y el rechinar de dientes.
    Me conmueve que desde las letras quisieran crear historias que pudieran animar a la gente de alguna manera aunque aquí viene la siguiente guerra enseguida.
    A veces me agobian un poco estos ambientes donde hay poco sitio a la esperanza y los personajes andan desnortados.
    Por otra parte la historia en sí me atrae, en especial la relación de Grigory y Victor.
    Me lo apunto.
    Besotes y feliz fin de semana

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  4. Hola Undine, pues hablar de Bulgaria es recordarme el viaje de fin de curso del instituto que hice antes de que cayera el muro de Berlín, ¡no te digo na´! je je...
    No sé si me pondría con esta novela porque me da que tiene tintes intimistas y ya sabes que ese género y yo no nos llevamos bien. Lo pensaré
    Un besazo

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  5. Llevaba tiempo sin escuchar el Bolero de Ravel. ¡Qué maravilla! Sobre el libro, me lo descubres y a su autor también. Creo que no he leído nada de literatura búlgara. Tomo buena nota, que me llama la atención la historia.
    Besotes!!!

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