RESEÑA: UN AMOR QUE DESTRUYE CIUDADES, EILEEN CHANG
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Fuente: Undine von Reinecke |
Ficha Técnica
Editorial: Libros del Asteroide
Traducción: Anne-Hélène Suárez y Qu Xianghong
Publicación: Nº de colección: 167 / Junio, 2016 (3ª ed.)
Número páginas:120
Idioma:Castellano
Idioma original:Chino
Formato:12,5 x 20 cm
ISBN:978-84-16213-70-2
Precio:17.95 €
Sinopsis de la Editorial
Un amor que destruye ciudades está ambientada en la China de los años cuarenta: los Bai, una familia tradicional de Shanghai, buscan pretendiente para una de sus hijas solteras. Cuando la señora Xu les presente a un rico heredero, Fan Liuyuan, este se quedará prendado de otra de las hermanas: la joven y bella divorciada Liusu, quien ante la animadversión de sus hermanos decide instalarse en Hong Kong y alejarse del yugo familiar.
Propuesta musical para este libro
*Crédito del vídeo: Canal de YouTube 周璇 - Tema
Ladies of Chinese Song - Zhou Xuan, Volume 1/℗ Made in Europe Records
La canción que el lector está escuchando es Shanghai Nights (夜上海), una pieza musical que forma parte de la banda sonora del film homónimo de 1949. El tema fue interpretado por la célebre cantante Zhou Xuan (1920-1957), quien fuera una de las artistas chinas más influyentes de la primera mitad del siglo XX, tanto en el ámbito musical como en el cinematográfico. De hecho, en su faceta como actriz llegó a rodar cuarenta y tres películas. Debido a su excelente voz, era conocida como la "Voz de Oro" (金 嗓子), apodo que se ganó tras quedar en segundo puesto en un concurso celebrado en Shanghái. Zhou Xuan comenzó a cantar cuando contaba tan sólo doce años, concretamente en 1932, aunque el estrellato le llegó cinco años más tarde, cuando el director Yuan Muzhi la eligió como una de las protagonistas de la película Street Angel (1937).
He elegido la canción Shanghai Nights para acompañar la reseña de hoy, porque Zhou Xuan fue contemporánea a la escritora Eileen Chang; es más, las dos mujeres nacieron en 1920. Por otro lado, tanto la cantante como la autora de Un amor que destruye ciudades fueron muy famosas en China durante la década de 1940.
Lo que Undine opina del libro
<Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción.> Proverbio chino
Decía la escritora y erudita Madame de Stäel (1766-1817), que la felicidad no es otra cosa que el desarrollo de nuestras facultades, un pensamiento ciertamente interesante, si no fuera porque en el mundo no todas las personas cuentan con el mismo número de oportunidades para progresar. Sólo hay que echar una mirada atrás para comprobar que, civilización tras civilización, determinados esquemas socioculturales se han venido repitiendo en las diferentes comunidades, dejando a este u otro sector de la sociedad sin acceso a las herramientas adecuadas para crecer en el terreno personal. En este sentido, históricamente, no es fútil afirmar que el género femenino ha sido uno de los grandes perjudicados a nivel global, y que la esfera de la mujer se ha visto envuelta en arduas batallas para realizar una fisura en la sociedad, para poder alcanzar una mejora en el ámbito intelectual. De este modo, desde tiempos remotos, pioneras de todos los campos han puesto su granito de arena para dar un giro abrupto a esta situación de precariedad y desigualdad.
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Christine de Pizan,1413 (Fuente: Wikipedia) |
Sin embargo, en otras civilizaciones, por distintas razones, abrirse camino en este y otros terrenos ha sido incluso más dificultoso para la mujer. Pongamos por ejemplo el mundo asiático donde, aún hoy, en determinados países, es un estigma nacer mujer.
De esta circunstancia, entre otras cosas, nos habla la escritora china Eileen Chang en Un amor que destruye ciudades, un título publicado por Libros del Asteroide en 2016, que cuenta con la traducción de Anne-Hélène Suárez y Qu Xianghong.
Pero, ¿quién era Eileen Chang? Como comentaba líneas arriba, en el espacio dedicado al tema musical, Eileen Chang (1920-1995) fue una de las escritoras más aclamadas en China durante la década de 1940, y una de las figuras más ilustres en el ámbito de la literatura contemporánea de su país. Y aunque en la época de la Revolución Cultural (1966-1976) su obra quedó denostada, desde las últimas décadas del siglo XX, sus trabajos se están recuperando y cobrando una nueva e importante relevancia.
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Eileen Chang (Fuente: Web factsanddetails.com) |
Pese a las ventajas que le proporcionó su entorno, la vida de Chang no fue un camino de rosas, ya que su progenitor creó un entorno hostil para la familia. El caballero era adicto al opio y tenía por costumbre llevar al hogar a sus concubinas, provocando que su esposa huyera del hogar familiar junto con su hija en 1924 -la dama, que había estudiado en Inglaterra y había alimentado un espíritu cosmopolita, aprovechó para finalizar su formación en Francia- y no regresaron a Shangai hasta 1927, cuando su marido prometió abandonar las drogas y las aventuras extramatrimoniales. Finalmente, el matrimonio terminaría en divorcio tres años más tarde, quedando la escritora y su hermano al cargo del cabeza de familia.
Desgraciadamente, cuando Eileen contaba dieciocho años, el maltrato físico y psicológico que venía sufriendo por parte de su progenitor (estando enferma, en vez de buscar ayuda médica, la pegaba y la obligó a permanecer encerrada en su habitación durante seis meses), la empujaron a escaparse de casa, regresando junto a su madre. Todas estas perturbadoras vivencias marcaron la personalidad de Eileen Chang, y quienes se hayan embarcado en la narrativa de la escritora pueden atestiguar cómo quedan reflejadas de algún modo en el conjunto de su obra.
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Hong Kong, 1930-Hong Kong. Note A. Fong photo studio Fuente: Wikipedia |
Sin embargo, durante la ocupación japonesa de Hong Kong (1941-1945) -esta localidad no había sido invadida en 1937 junto al resto de China porque formaba parte del Imperio británico-, fue cuando la novelista publicó sus obras más célebres y aclamadas. La atmósfera bélica, el choque entre Oriente y Occidente, las diferentes maneras de entender el amor y sus derivados…Todos estos motivos fueron una fuente inagotable de inspiración para la autora, que también encontró en su vida personal argumentos interesantes para nutrir sus novelas.
En relación a este último punto, la escritora tuvo dos relaciones importantes que finalizaron en matrimonio. La primera de ellas fue con Hu Lancheng (1906-1981), un escritor y político chino, considerado un títere japonés durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa, con el que se casó a la edad de veinticuatro años. No obstante, el matrimonio duró tan sólo tres años, porque su esposo le fue infiel e, incluso, había incurrido en la bigamia (según los cánones occidentales), contrayendo matrimonio en segundas nupcias, mientras seguía unido a Eileen Chang.
Su segundo matrimonio lo contrajo residiendo ya en los Estados Unidos. Chang, que había abandonado Shangai porque sus obras ya no interesaban a sus compatriotas cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, primero trabajó para el Servicio de Información de los Estados Unidos (USIS) en Hong Kong y, en 1955, decidió viajar a Norteamérica con la intención de hacerse un nombre en el mundo literario de habla inglesa. Allí, durante su estancia en la residencia artística MacDowell Colony de New Hampshire, conoció a Ferdinand Maximilian Reyher (1891-1967), un guionista, novelista y corresponsal de prensa estadounidense, treinta años mayor que ella, con el que mantuvo un apasionado romance, y con el que terminaría casándose, manteniendo sus votos hasta el fallecimiento del esposo.
Eileen Chang finalizó sus días en 1995. Durante los cuarenta años que vivió en Estados Unidos trabajó muy duro, tanto en el campo de la novela, como el ensayístico, la docencia y la traducción e, incluso, intentó abrirse camino como guionista en el mundo cinematográfico. No obstante, sus esfuerzos no rindieron los frutos deseados. El cénit de su carrera, como dije líneas arriba, había tenido lugar durante la década de 1940.
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Edición en inglés, Ed. Penguin Classics Fuente: Wikipedia |
La primera de ellas lleva el mismo título del libro, está ambientada a caballo de las ciudades de Shanghái y Hong Kong, y transcurre entre los meses previos a la declaración de guerra del Imperio del Japón a las Fuerzas Occidentales y los momentos inmediatamente posteriores a la ocupación japonesa de Hong Kong, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Un amor que destruye ciudades comienza así:
<En Shanghai, para “ahorrar con la luz natural”, como se suele decir, todos los relojes se adelantaron una hora, salvo en la mansión de los Bai.
-Nuestros relojes son antiguos- decían.
Sus diez eran las once de todos los demás. Su canto, desacompasado, no seguía el tempo del huqin de la vida.>
Un amor que destruye ciudades narra la historia de Liusu Bai, una joven de gran temperamento y cierto carisma que, tras divorciarse de un marido mezquino, regresa al hogar familiar. Sin embargo, los Bai, que son una familia aristocrática venida a menos y anclada al pensamiento de la China ancestral, se sienten incómodos con esta situación. Liusu supone una carga económica más, y con todas las muchachas casaderas que tienen bajo su tutela, ven en ella un motivo de deshonor. Así las cosas, las cuñadas de la joven, que cuidan de sus propios intereses, le hacen la vida muy difícil, criticándola frente a sus respectivos esposos, humillándola en su propio hogar y haciendo su existencia insoportable. Hasta que un día, mientras los Bai intentan arreglar un matrimonio para una de las jóvenes de la familia, Liusu consigue captar la atención de un buen partido. Se trata de Fan Liuyuan, un soltero educado en Inglaterra, que trabaja estrechamente con el Sr. Xu, cuya esposa es amiga de la familia Bai.
De esta manera, cuando la Sra. Xu propone a la heroína de la historia ayudarla en su cruzada de pescar marido, Liusu no se lo piensa y se pone en sus manos. ¿Serán honestas las intenciones de Fan Liuyuan? ¿Conseguirá la joven derretir el corazón de este gran seductor?
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Fuente: Libros del Asteroide |
Esta novela corta, que tiene como fondo una compleja historia de amor, va mucho más allá de ese motivo romático del que habla la sinopsis, ahondando en la problemática femenina en su relación con la tradición china, arraigada en el patriarcado y en las enseñanzas draconianas feudales. De esta manera, Eileen Chang pone sobre la mesa la desventaja vital de la mujer frente al varón. La autora basa sus argumentos en temas como la parca o nula educación intelectual que recibían las jóvenes chinas, o la falta de libertad que éstas tenían, debiendo sumisión, no sólo al marido, sino a todos los hombres de la familia. En ese mismo sentido, Chang, con suma firmeza, visibiliza el papel de moneda de cambio que ejercían las jóvenes chinas en los contratos matrimoniales, sin tener ningún poder de decisión sobre su destino.
Si sacamos del contexto sociocultural estos argumentos, ¿verdad que esta historia podría compararse con muchas otras tantas del mundo decimonónico occidental?
Es por este motivo, y por alguna cuestión más, que Eileen Chang ha sido descrita por la crítica como la Jane Austen del mundo oriental. Y lo cierto es que, salvando las distancias, el planteamiento de algunas escenas de Un amor que destruye ciudades, como también la fuerte personalidad y la determinación de su heroína, arrancan una sonrisa cómplice de quienes nos sentimos afines a la narrativa austenita. No es extraño encontrar estas similitudes, si tenemos en cuenta que la formación académica de la escritora china se fundamentó en las letras inglesas.
A ese respecto, Eileen Chang tenía una retórica poco convencional que la acerca a otras autoras de otras épocas y latitudes. De hecho, desde mi punto de vista, la conducta de la protagonista de Una ciudad que destruye ciudades me recordó a la victoriana Jane Eyre, y a más de una figura literaria del periodo de entreguerras británico. Por otro lado, la intrepidez con la que actúa la protagonista de la novela de Chang, su actitud combativa, su tenue observancia al qué dirán o a caer en desgracia frente a la opinión general, hacen de esta novela una obra notoriamente moderna para el tiempo en que fue escrita. Máxime, si tenemos presente cómo funcionaba la sociedad china tradicional, donde la mujer que era rechazada por un hombre, era engañada o despreciada por éste, quedaba relegada a la ignominia social. Si además era de condición respetable, no le quedaba otro destino que dejarse morir…
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Célebres cantantes chinas década de 1940 Fuente: Wikipedia) |
Con todo y con ello, el amor cobra mucha importancia en la novela, y se descubre como un crisol de emociones. En un trabajo enorme de introspección, la escritora china construye un glosario ardiente, vibrante y ausente de prejuicios de lo que es para ella el amor. El hombre abandona su posición de poder, y la mujer se coloca frente a frente junto a él.
En otro sentido, en términos estilísticos, el colorido de Chang, el lirismo que salpica aquí y allá el texto, denota una profunda sintonía con la lírica tradicional de su país. De hecho, desde mi punto de vista, los adornos literarios que utiliza Chang en su discurso, ya sean flores o animales mitológicos, aportan cierto exotismo, aumentando el deleite a la experiencia de su lectura.
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Imagen de 1930, representa la tres banderas que se usaron durante la Revolución Fuente: Wikipedia |
En ese mismo sentido de singularidad, los personajes perfilados por Eileen Chang son sumamente interesantes, tanto la pareja protagonista del relato, como el resto de figuras que aparecen en la narración. Todos ellos se presentan ante el lector con excepcional perspicacia y autoridad, apuntando a su creadora como una estupenda conocedora de la naturaleza humana. Es de señalar que, al igual que Jane Austen, Eileen Chang se muestra mordaz y poco indulgente con los personajes femeninos que “molestan” a su heroína. Del mismo modo trata al personaje masculino principal, a quien presenta como un héroe, sí, pero con los defectos propios del ser humano.
La tradición china, en conexión con los valores ético-morales establecidos puestos en entredicho, en el interesante contexto sociopolítico de los meses previos a los bombardeos que sufrio Hong Kong en 1941, durante los mismos, y en los días posteriores. Esta obra justifica, como gran parte de su narrativa, que Eileen Chang haya pasado a la historia como una magnífica cronista de aquellos momentos bélicos de la historia.
Y hasta aquí me permito contar sobre Un amor que destruye ciudades, una novela astuta, emocionante y sorprendente, que fue llevada al cine en 1984 por la directora Ann Hui.
El segundo relato del libro se titula Bloqueados y, al igual que Un amor que destruye ciudades, también tiene como telón de fondo una época de movilización armada.
Bloqueados comienza así:
<El conductor del tranvía conducía su tranvía. Bajo un sol abrasador, los rieles brillaban como dos lombrices relucientes que se deslizaran a flor de agua, estirándose, contrayéndose, una y otra vez, larguísimas lombrices, cimbreantes y resbaladizas que serpeteaban sin fin, sin fin… El conductor mantenía la mirada fija en esos dos carriles ondulantes, sin volverse loco.>
Bloqueados narra la historia de un encuentro entre un hombre y una mujer. Dos desconocidos que, casualmente, coinciden en un tranvía bloqueado por acciones militares. Ella, una joven profesora universitaria soltera, él, un oficinista y padre de familia. Los absurdos instantes que comparte durante el parón del tranvía en el trayecto que les lleva de regreso a sus respectivos hogares, marcará un antes y un después en sus respectivas vidas emocionales.
Bloqueados es un relato muy breve. Tanto, que apenas llega a las treinta páginas. Profundamente realista, sigue estilísticamente determinados preceptos modernistas, que hacen de esta pieza una lectura muy vivida y singular.
En ese mismo sentido, la ambientación de la historia se apoya en la descripción de los sujetos que comparten encierro con la pareja protagonista, así como en el escenario donde sucede. El planteamiento es lo que hace realmente fascinante esta novela: un hombre y una mujer que jamás debieran haberse conocido, y que, en principio, no tienen nada en común, se sienten atraídos el uno por el otro, en un contexto insólito y una absurda situación. Sin embargo, más allá de los hechos que se relatan en la narración, lo más interesante del texto son los procesos mentales de los dos sujetos implicados en la misma. En ellos, Eileen Chang despliega sus dotes más sibilinas para dibujar el sentir masculino y femenino, en contraste con su comportamiento racional.
Fría y ardiente a partes iguales, Bloqueados es una pieza que brilla por su impetuosa singularidad, haciendo de esta obra un relato poseedor de un romanticismo muy particular. Tanto como lo fue el conjunto de la narrativa y la vida de su autora.
En cierta ocasión, Eileen Chang dijo de sí misma: “Soy una chica rara. Me han considerado un genio desde pequeña. No tengo otro objetivo en la vida que desarrollar mi genio. Sin embargo, cuando las fantasías de mi infancia se desvanecieron poco a poco, descubrí que no tenía nada más que el sueño de ser un genio; solo tenía las peculiaridades y defectos de un genio. La gente perdona la locura de Wagner, pero a mí no.”
<El momento elegido por el azar vale siempre más que el momento elegido por nosotros mismos.> Proverbio chino
Undine von Reinecke ♪
La autora por la Editorial
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Fuente: Libros del Asteroide |
Eileen Chang nació en el seno de una familia de clase alta de Shanghai. Su madre fue una mujer moderna educada en Inglaterra; su padre, un adicto al opio de ideas tradicionales. El matrimonio terminó en divorcio y Eileen quedaría bajo la custodia de su padre, hasta que los maltratos a los que éste la sometía la obligaron a irse a vivir con su madre. Tras la invasión japonesa de Hong Kong en 1941, en cuya universidad estudiaba literatura, volvió a la también ocupada Shanghai, donde empezó a publicar en revistas los cuentos y nouvelles que la convirtieron en una famosa escritora. En 1944 se casó con Hu Lancheng, un político que colaboraba con los japoneses y del que se divorciaría tres años después. La llegada de los comunistas al poder la llevaría a EE. UU. en 1955, donde moriría cuarenta años más tarde sin haber vuelto nunca a China. Durante sus años en EE. UU., Chang dio clases en distintas universidades y continuó escribiendo ensayos, narrativa y guiones para películas rodadas en Hong Kong. Aunque su popularidad se mantuvo viva en Taiwán y en Hong Kong, durante el régimen comunista sus libros quedaron relegados en la China continental por motivos políticos. En los años noventa, coincidiendo con la apertura del régimen y el ascenso de una pujante clase media, su obra fue redescubierta con gran éxito.
Además de las dos novelas cortas que conforma Incienso (1943; Libros del Asteroide, 2019), entre sus libros destacan las novelas cortas La jaula dorada (1943, germen de una novela posterior que publicaría en inglés en 1967: The Rouge of the North), La rosa roja y la rosa blanca (1945), Un amor que destruye ciudades (1947) y Deseo, peligro (1975, llevada al cine por Ang Lee en 2007).
Querida Undine:
ResponderEliminarMenuda vida la de esta mujer pero qué coraje y arrojo para enfrentar adversidades, cómo encuentra la manera de ir construyendo su vida a pesar de todo. La verdad es que la suerte no la acompañó demasiado.
Leyéndote he recordado por qué la tenía en la lista, principalmente por lo exótico de la cultura en cuanto a lo diferente que es con la nuestra en la actualidad. Que no digo yo que no falten cosas por hacer pero comparados con otros, no estamos tan mal.
Me gusta que la Guerra aunque tiene su peso porque influye, se quede en mero escenario.
Cuando dicen que los chinos serán los dueños del mundo siempre pienso, nah, viven demasiado atrás en el tiempo.
Voy a rescatarlo de las profundidades de la lista.
Besotes
¡Hola! Pues me gustaría ver cómo aborda la autora el tema de las relaciones de pareja teniendo en cuenta la época así que aunque solo fuera por eso, podría resultarme de mi interés. Un besote :)
ResponderEliminarBuenos días, Undine.
ResponderEliminarLeí las dos obras de este libro hace unos años (2017) y me parecieron una delicia además de sumamente interesantes. Con toda la pereza que me suele dar la literatura oriental, estas dos obras, nouvelle y relato, me encantaron. Muestran un mundo muy distinto al nuestro, aunque si nos fijamos bien puede que no lo sea tanto pues las pulsiones, los anhelos, las preocupaciones, no dejan de ser los de todo ser humano. Y además están muy bien escritos.
De la vida de la autora no sabía tantas cosas como nos has contado. me ha encantado leerlas.
Un beso.
Buenas tardes Undine, es cierto que el siglo pasado sobre todo en su primera mitad fue muy difícil para las mujeres, principalmente las divorciadas, se suponía que los padres, te preparaban para el matrimonio y te " buscaban" un buen marido, si no funcionaba ya era problemas tuyo y el volver a depender de los padres no era plato de gusto, te convertias en una carga, y un segundo matrimonio se presentaba muy difícil; si esto era complicado en el mundo occidental, en el oriental, más tradicional, más de lo mismo o aún peor. Muy valiente la autora para reinventarse después de su divorcio y con esos antecedentes. No me importaria leerla si se cruza en mi camino
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues no conocía a esta autora. Menuda vida... Y desde luego me dejas con ganas de descubrirla, así que tomo buena nota de este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, Undine:
ResponderEliminarYo tampoco conocía a la autora. Aunque no soy mucho de Austen, me apunto este libro, me ha interesado mucho lo que cuentas, sobre todo el primer relato.
Beso grande y feliz semana lectora.
Oh Q reseña más top
ResponderEliminarHola Undine, me parece muy interesante, pero tengo tantos libros apuntados, tantos puestos en favoritos de eBiblio (más de 80), más los del kindle, más los de papel, que al final no me va a dar tiempo a leerlos todos ni en dos vidas. Aunque me ha gustado lo que has contado y si se me cruzara no diría que no.
ResponderEliminarUn besazo
Oh, cuánto me gustó esta novela cuando la leí... Qué buenos recuerdos.
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