RESEÑA: LA MADRE DE GEORGE, STEPHEN CRANE

 

Fuente: Undine von Reinecke


Ficha Técnica:

Nº de páginas:96

Editorial: TRASPIES

Idioma: Castellano

Encuadernación: Rustica

ISBN: 9788494450327

Traductor: Miguel Ángel Martinez-Cabeza


Sinopsis de la Editorial

A finales del siglo XIX en una sociedad capitalista, urbana e industrial donde solo importa el dinero y el ascenso social, el Bowery de Nueva York es un campo de batalla y los protagonistas de La madre de George (1896), la señora Kelcey y su hijo, víctimas de un medio implacable y sin escape que los desintegra física y moralmente. 


Propuesta musical para este libro

Gentle Annie, Stephen Foster (1826-1864)

Gentle Annie es una canción popular norteamericana compuesta por Stephen Foster en 1856. La tradición cuenta que fue escrita en honor de Annie Jenkins, la hija de un tendero de Pensilvania. No obstante, hay muchas otras opiniones que apuntan en otras direcciones, incluyendo la de la sobrina del compositor y su biógrafa oficial, Evelyn Foster Morneweck, quien aseguraba que la canción fue compuesta para Annie Evans, una prima que había fallecido tiempo antes de la aparición de esta pieza musical. Como quiera que sea, elegí Gentle Annie para acompañar la reseña de hoy, porque Stephen Foster representa a la perfección "ese espíritu" del Bowery sobre el que escribió Stephen Crane. Foster vivió en el North American Hotel del Bowery de Manhattan durante algún tiempo, y allí terminó sus días el compositor, a la temprana edad de treinta y siete años, completamente empobrecido. Cuenta la leyenda, que cuando falleció tan sólo tenía en sus bolsillos treinta y ocho centavos. 


Lo que Undine opina del libro


<Cuantas más vueltas le doy más cosas comprendo, y cuanto más cosas comprendo más miedo me da.> Henry James 


New Museum of Contemporary Art (Fuente: elmundo.es)

El Bowery es una famosa área de Nueva York, que acoge bajo el mismo nombre una calle y un barrio. Desde 2007, el New Museum of Contemporary Art, uno de los hitos contemporáneos más singulares de la ciudad, diseñado por el prestigioso estudio japonés de arquitectura Sanaa, forma parte de su idiosincrasia y aporta a su caché un halo de sofisticación. Pero la historia del Bowery se remonta mucho tiempo atrás, conociéndose desde antaño como el camino de paso más antiguo de la isla de Manhattan, aunque su reputación ha gozado de diversa fama. Los cambios que esta zona ha sufrido a lo largo de los siglos nos hablan no sólo de la historia neoyorquina, sino también de sus habitantes, desde los primeros tiempos en que estaba habitada por la tribu indígena de los Lenape, que la usaba como lugar de tránsito, hasta transformarse en el siglo XVII, con los colonos holandeses en primer lugar y luego con los ingleses, en un camino de mucha importancia, que unía las tierras de labranza y las granjas con el resto de la ciudad. Con la entrada del siglo XIX, el Bowery fue ganando respetabilidad para Nueva York, porque comenzaron a construirse en la zona grandes mansiones, teatros y locales de prestigio de todo tipo. Incluso algunos ciudadanos importantes como John Jacob Astor (1763-1848), - gran magnate y primer multimillonario norteamericano reconocido, ancestro de la famosa socialité Caroline Schermerhorn Astor 👈, a quien se atribuye la famosa lista de los Cuatrocientos, esa que alude a las familias más ilustres de Nueva York-, quisieron invertir en el Bowery, estableciéndose allí y comprando bienes raíces, como la famosa taberna Bull's Head, un local con sabor histórico, ya que  fue utilizado como centro neurálgico del ejército de George Washington en 1783, durante la Guerra de la Independencia. 

El Bowery en 1896 (Fuente: Wikipedia)

No obstante, la buena consideración que había ganado este área del bajo Manhattan tan sólo duró unas décadas, porque ya antes de la Guerra de Secesión norteamericana, el Bowery se fue llenando de locales indeseables, como teatros de mala muerte, burdeles, flophouses (alojamientos muy baratos con mala fama) y casas de préstamo, que convivían con organizaciones de carácter social y religioso, como la institución YMCA (Young Men's Christian Association). Con la llegada de la década de 1890, la zona ya era reconocida como un centro de prostitución sin remedio, que acogía también a la población gay y lesbiana -estamos hablando del siglo XIX-, donde encontraban locales para solazarse sin ser molestados por la autoridad. Por otro lado, las calles se llenaban de marineros de permiso y de las primeras pandillas callejeras de la historia -los Bowery’s Boys-, que encontraban allí un lugar seguro para sus fechorías, entre las sombras que proyectaba el tren elevado de la Tercera Avenida que transcurría sobre el Bowery. Las gentes trabajadoras que ocupaban los edificios de viviendas tenían que convivir y aprender a vivir con todo ello.

Y en esa compleja atmósfera que acabo de describir se sitúa La madre de George, la novela firmada por Stephen Crane publicada por Ediciones Traspiés, con el interesante prólogo y la traducción de Miguel Ángel Martinez-Cabeza, y las soberbias ilustraciones de Juan G. Lerma, que son un soporte visual de categoría para esta exquisita edición.


La madre de George comienza así:


<Bajo la copiosa lluvia que caía al anochecer, la ancha avenida relucía con ese profundo tono azulado que se critica tanto cuando es usado en pintura. Las fachadas de las largas hileras de comercios brillaban con una intensa luz dorada y aquí y allá los escaparates de las farmacias o las farolas rojas que indican dónde hay alarmas de incendios, proyectaban un resplandor carmesí inseguro y vacilante sobre las aceras mojadas.>


La madre de George nos sitúa en el Bowery, en la zona sur de Nueva York de la última década del siglo XIX. Allí conocemos a George Kelcey, un joven llegado del campo, taciturno, ocioso de espíritu y poco habituado al trato social, que vive con su anciana madre en una de tantas casas humildes habitadas por familias obreras. Enamorado y rechazado por su vecina Maggie, George sueña con una vida mejor, mientras reparte sus días entre su tedioso trabajo y las súplicas de su progenitora para que regrese a la Iglesia y lleve una vida alejada del vicio y el alcohol. Pero, un día, volviendo a casa después de la jornada laboral, se topa con un antiguo conocido de la familia que le introduce en el mundo social del Bowery. Desde ese momento, las vidas de George y su madre se adentran en un callejón sin salida que no se sabe dónde acabará.

Primera edición (Fuente: Wikipedia)

La madre de George es una novela corta del escritor y periodista norteamericano Stephen Crane, que fue publicada por vez primera en 1896. Esta obra está hermanada con la ópera prima del autor, titulada Maggie, una chica de la calle, y habitualmente es publicada junto con ella en el mundo editorial de habla inglesa. No es extraño, si se tiene en cuenta que en La madre de George aparecen brevemente la protagonista de Maggie y algún que otro personaje secundario de la misma, al tiempo que, las dos historias están ubicadas en el mismo entorno neoyorquino. Si eso fuera poco, ambos títulos comparten similitudes en su temática, dando relevancia a la problemática del alcoholismo y su trascendencia en la vida de los habitantes de este barrio marginal donde reina la pobreza.

Por otro lado, otro punto que tienen en común las dos novelas es que la figura de “la madre” aparece como un ente de importancia, tanto en sentido negativo como en positivo. En el caso de la obra que nos ocupa, además, su relevancia cobra un significado personal, ya que este personaje, como nos cuenta Miguel Ángel Martinez-Cabeza en el prólogo del libro, está basado en la propia progenitora del autor, Mary Helen Peck Crane, una mujer implicada en una organización que buscaba acabar con el alcoholismo y que intentó que su vástago volviera al redil de la Iglesia. 

Cora y Stephen Crane (Fuente: thejaxsonmag.com)

Razones no le faltaban a la buena mujer, porque Stephen Crane era un joven que vivía su existencia de manera disoluta y apuraba sus días como si no hubiera un mañana, quizá en la certidumbre de que así sería, ya que, lamentablemente, falleció a la temprana edad de veintiocho años. Un vertiginoso ritmo de vida que le llevó a viajar como corresponsal a cualquier zona que se declarara en guerra, gastaba el dinero antes de que entrara por la puerta, y vivía al margen de la buena sociedad junto a una mujer viuda de su primer marido y casada en segundas nupcias con otro hombre, del que no podía divorciarse, y que además regentaba un burdel. Esa era Cora Ethel Eaton Howarth, después apellidada Crane, una mujer intrépida que llegaría a ser una de las primeras corresponsales de prensa de la historia, además de poseer numerosos locales de cuestionable fama en Estados Unidos y revolucionar el mundo social británico con su escandalosa vida. Pero ese es otro tema que me reservo para una futura entrada del blog.

Stephen Crane con su equipo de beisbol universitario (Wikipedia)

Como quiera que sea, Stephen Crane, hijo pequeño de una familia numerosa que tuvo como progenitor a un pastor de la Iglesia metodista, tuvo claro que su misión en la vida era la de ser escritor. Después de abandonar su vida universitaria, empleada en los campos de béisbol más que entre libros, se dedicó a recorrer los barrios marginales y los antros de alterne para documentarse y escribir sobre ellos en los artículos que escribía para la prensa. De esas experiencias entre los desheredados y marginados de los barrios bajos neoyorquinos nació Maggie, una chica de la calle (1893), novela que mencioné anteriormente y que fue autoplublicada por Crane bajo seudónimo y que fue defenestrada por la crítica y los pocos lectores que llegaron a ella. Tras triunfar poco tiempo después con La insignia roja del valor (1895), historia cruda sobre la Guerra de Secesión norteamericana, que ha sido comparada por su rigor histórico con la narrativa bélica de Tolstoi y por su estilo descarnado con el de Zolá, volvió a las calles del Bowery, para retomar un proyecto que había comenzado tiempo antes y que le confirmaría como el precursor del naturalismo estadounidense. Este sería La madre de George.

La historia que nos cuenta Stephen Crane no es amable, ni sus personajes se hacen querer por el lector. La pretensión del escritor no era esa, sino la de acercar a los lectores la problemática de una parte de la población norteamericana, esa que vivía paralelamente a la glamurosa existencia de la Quinta Avenida y el sueño americano, constituida en gran parte por emigrantes que llegaron a tierras americanas para buscar una vida mejor. Lejos de conseguirlo, mientras ayudaban con sus trabajos marginales a que se engrasara la maquinaria del capitalismo norteamericano, su existencia transcurría entre la pobreza que frecuentemente derivaba en la delincuencia, de las que muy pocos conseguían librarse, en medio de una de las peores crisis económicas que viviera la nación antes de la depresión de la década de 1930.

Con trazos certeros, Crane dibuja un cuadro monocromático, con pocas luces y muchas sombras, donde sus protagonistas nos ofrecen una panorámica social desoladora. Pese a ello, el peculiar estilo narrativo del autor y su inteligente táctica para construir los personajes, manteniendo las distancias con el espectador, consiguen que la historia no duela ni hiera, a diferencia de lo que ocurre con La taberna de Émile Zola (1876), obra con la que ha sido comparada la novela que me ocupa hoy. 

Por otro lado, el poder de observación del autor durante el tiempo en que pasó estudiando a los habitantes del Bowery, hacen de esta obra un interesante documento sociológico e histórico, de la forma de vida, costumbres y cultura de esta zona, con sus códigos de comportamiento.

Novela de fácil y trepidante lectura, su trascendencia ha quedado velada en nuestro país por las dos obras más conocidas de su autor, antes mencionadas. Pese a ello, quienes sepan apreciar la narrativa de Stephen Crane, un escritor que fue apreciado por importantes literatos como Joseph Conrad o Henry James y cuya grandeza literaria sólo fue limitada por su temprana muerte, verán en La Madre de George una pieza exquisita en la que subyacen profundas preocupaciones de carácter humano.


<Abandonar puede tener justificación; abandonarse, no la tiene jamás..> R. W. Emerson


Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Stephen Crane (Newark, Nueva Jersey, 1871 – Badenweiler, Alemania, 1900) fue el benjamín de los catorce hijos del reverendo Townley y la devota Mary Helen; el chico formal que estudió en la escuela militar Claverack College y el joven rebelde que abandonó la Universidad de Syracuse; el periodista de los bajos fondos; el escritor de la bohemia neoyorquina; el náufrago; el viajero del Oeste americano; el reportero de guerra; el amante de Cora Taylor (una mujer casada y dueña de un tugurio a medio camino entre hotel, nightclub y burdel) con la que se instaló en Inglaterra; y fue aún más: el amigo de Joseph Conrad, H. G. Wells y Henry James; el introductor del naturalismo en los Estados Unidos, el que escandalizó a los lectores con sus personajes rotos. Murió de tuberculosis en el famoso balneario de la Selva Negra donde Cora lo había llevado en un supremo e inútil intento por salvar su vida.



El ilustrador por la Editorial

Juan Gonzalo Lerma es un artista singular, doctor en Bellas Artes, licenciado en Psicología, experto en Español como Segunda Lengua, y estudioso del chino. Actualmente es profesor de secundaria, ultima su tesis sobre filosofía china y cursa un máster de Lingüística aplicada al Español como Lengua Extranjera. Dirigió en los años 90 el centro cultural Casa de Porras perteneciente a la Universidad de Granada. Ha expuesto su obra en varias ciudades de España y en México, y ha ilustrado para Ediciones Traspiés los libros Donde sueñan los tigres, de Ana Ayuso, y Una sombra en Pekín, de José Ángel Cilleruelo; también ha participado en las publicaciones colectivas Perversiones y Desahuciados. En La madre de George ha sabido expresar con maestría el dolor y la rabia de unas vidas malgastadas.


Comentarios

  1. Querida Undine:
    Nueva York es siempre una buena idea, un plan estimulante donde los haya, aunque no me guste tanto que anden por los bajos fondos y las novelas que pintan panoramas oscuros y menos ahora que vivimos amenazados por un demente cruel e inhumano. Pero curiosidades de la vida, hace unos días traje de la biblio el libro que le dedica a este autor, Paul Auster. Sólo leí las primeras páginas en el bus de vuelta y al principio expone cómo un escritor que siempre fue muy significativo y muy importante y ahora se ha quedado reducido a círculos muy exclusivos, ambiente universitario y poco más. Uno de los motivos del libro es rescatarlo para el público general. Por curiosidad miré si había algún título de Crane en la biblio y tenían un ejemplar ajado y sucio (hay gente muy cochina) de El monstruo. Andaba yo a la espera de leer la biografía para ver si despertaba mi curiosidad lo suficiente.
    Me gusta lo que cuentas del estilo, y de la contundencia pero como te digo me ha dado la sensación de demasiado oscuro incluso un poco deprimente. Pero me alegro de tener tu opinión al respecto. A ver si entre Paul y tú me convencéis.
    Besitos y ¡¡Feliz semana!!

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    1. Buenos días, Norah:

      Que Stephen Crane escribe sobre un mundo oscuro es cierto. Pero también es verdad que no te deprime como otros autores. El autor marca un límite emocional con el lector.
      Por otro lado, su estilo es tan cinematográfico, que te traslada al lugar de la historia sin darte ni siquiera cuenta. Creo que eso a ti te gustaría.

      Apunto el Auster que comentas, porque me gustará leer sobre la vida y obra de Crane.

      Un abrazo y muy feliz viernes!!

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  2. Buenas tardes Undine, de Stephen Crane solo conozco La roja insignia del valor y no por la novela, sino por una adaptación televisiva. Así que tengo al autor desde hace tiempo en mi lista de pendientes. De esta me llama la ambientación en Nueva York, aunque no se si en estos momentos me apetece una historia tan oscura, sino algo más amable. Me la llevo pese a todo, aunque no se cuando voy a leer todo lo que me apunto. Magnífica reseña como siempre, un abrazo.

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    1. Buenos días, Mar:

      No conocía la adaptación de La roja insignia del valor. La apunto para buscarla, porque me apetece verla.

      Entiendo lo que comentas sobre mi propuesta. Parece que con lo que nos está cayendo lo que se impone es leer literatura más feel-good. Ya me contarás si algún día te pones con la narrativa de Crane.

      Un abrazo y muchas gracias por la visita!!

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  3. ¡Hola Undine!
    No había escuchado hablar del libro, y me resulta tentador, por lo que no descartaría en disfrutar de esta lectura muy pronto. Muchas gracias por la reseña. ¡Saluditos!

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    1. Buenos días, Yessykan:

      Me alegra que te haya seducido mi propuesta. Si algún día te pones con el libro, no dejes de comentarme tus impresiones.

      Un abrazo

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  4. Hola.
    El libro no me llama nada la atención pero me ha encantado lo que nos cuentas sobre Bowery y la vida del autor, un placer leer tus reseñas.
    Un saludo.

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    1. Buenos días, Samarkanda:

      Comprendo que no te atraiga el libro por su crudeza. Eso sí, la ambientación es tan buena que sólo por eso te recomiendo que no lo descartes del toco. Ya me contarás. :)

      Un abrazo y muchas gracias por tus amables palabras!!

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  5. ¡Hola! Pues, por lo que veo, abarca una temática de lo más interesante. Los personajes más atractivos no siempre son los que más se hacen querer y me alegra mucho que el autor plasme esa realidad aunque los personajes no siempre actúen bien. Un besote :)

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    1. Buenos días, Marya:

      Tienes mucha razón, hay personajes poco empáticos que aportan mucho más que otros a los que cogemos cariño. Me alegra que te haya interesado mi propuesta, ya me contarás si finalmente te animas con el libro.

      Un abrazo y gracias por la visita!!

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  6. Leí El monstruo hace mucho tiempo y tengo un recuerdo demasiado vago de la novela, posiblemente porque lo leí a una edad inapropiada por lo que se refiere a disfrutar o entender lo que lees. Esta novela llevo muchos años viéndola pero no me he lanzado a leerla hasta que llegas tú y alteras todos mis esquemas, y mi bolsillo, Milady. Pero es que es muy difícil resistirse a semejante reseña, y el tema, que me apasiona y la localización ni te cuento...

    Besitos 💋💋💋

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    1. Buenos días, Yolanda:

      Leer a Crane demasiado joven puede hacer que te alejes de su narrativa. Espero que en algún momento te sientas con el ánimo apropiado para seguir leyendo sus libros, primero Maggie y luego La madre de George, aunque no descartes La roja insignia del valor.

      Un abrazo grandísimo y mil gracias por tus bonitas palabras!!

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  7. Holaa!! Otro más que no conocía pero con tu reseña me has convencido de darle una oportunidad más adelante. Gracias por tu entrada, tan genial como siempre.

    Blessings!!

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    1. Buenos días, Mónica:

      Me alegra que una vez más mi propuesta literaria sea de tu agrado. Si finalmente lees La madre de George, no dejes de contarme qué te ha parecido.

      Un abrazo y feliz viernes!!

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  8. Conozco al autor de nombre, pero nunca lo he leído.
    También conozco el Bowery aunque en 2009 ya no era esa zona deprimida que conoció Crane.
    Me han entrado muchas ganas de leer este libro y conocer al autor por sus obras, además de por su nombre.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Rosa:

      Qué envidia me das con lo que me cuentas. Yo no conozco el Bowery, ni el Museo de Arte Contemporáneo, y me muero por verlo.

      Con respecto a Crane y su libro, estoy segura que te agradará leerlos.

      Un abrazo y mil gracias por pasar a leerme y comentar!!

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  9. Pues ni conocía al autor ni la novela. Y desde luego sabes dejar con ganas de leerlo! Pero ahora mismo se va a quedar esperando, que tengo mucho pendiente.
    Besotes!!!

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    1. Buenos días, Margari:

      No sabes cómo comprendo lo que comentas de la lista de pendientes, para mí también es infinita. Si algún día te animas con La madre de George, no dejes de contarme tus impresiones.

      Un abrazo y feliz fin de semana!!

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  10. Con tus magníficas introducciones es imposible no animarse con el libro en cuestión *-* Ya estaba completamente metida en Bowery antes de saber siquiera de qué trataba la novela de Stephen Crane, así que no puedo negarme, sobre todo siendo tan cortita. Teniendo en cuenta los aspectos en común también me llevo apuntada 'Maggie, una chica de la calle' :3
    ¡Nos leemos!

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    1. Buenos días, Ana:

      Me alegra que te animes con las dos novelas de Crane, espero que te agraden, pese a tu dura temática. Ya me contarás.

      Te agradezco infinito tus amables palabras.

      Un abrazo y feliz viernes!!

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  11. Hola Undine, pues la verdad es que no me llaman los libros que hablan de EEUU y su historia. No sé será que me llama más la Vieja Europa. Pero bueno, nunca se puede decir de este agua no beberé. Igual algún me pongo con él...
    Un besazo

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    1. Buenos días, Nitocris:

      También yo prefiero la narrativa europea, especialmente la que nos llega de Reino Unido. Pese a ello, los escritores norteamericanos decimonónicos y del cambio de siglo siempre me han interesado, quizá por su vínculo estrecho con los británicos. Si finalmente algún día te animas con Crane, espero que te agrade tanto como a mí.

      Un abrazo y feliz fin de semana!!

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  12. Hola Undine, me gustan mucho estos libros. Este me lo llevo ahora mismo. ¿Sabes que he perdido tooooda mi lista de libros pendientes? He tenido que llevar el ordenador a arreglar y se me olvido guardarme los favoritos de alguna manera y lo he perdido todo. Así que este que sepas que es el primero de la lista. Borrón y cuenta nueva. Un abrazo

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    1. Buenos días, Esther:
      Qué fastidio haber perdido la información de libros pendientes. La tecnología a veces resulta un fastidio. Pensemos en positivo, seguro que tu nueva lista te se será gratificante.

      Un abrazo y felices lecturas!!

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  13. Me resulta muy interesante lo que nos comentas en tu excelente y trabajada reseña sobre La madre, tanto por la trama como por la ubicación de la misma y el papel de los personajes. Por lo que comentas en relación con la obra que está muy ligada a este título, Maggy, una chica de la calle, entiendo que sería mucho mejor que publicaran también las dos novelas en español, por la conexión que hay entre ambas. Pese a ello, deduzco que es una lectura que merece la pena tener muy en cuenta porque, además, Nueva York es una ciudad que me atrae en el sentido literario. Tomo buena nota de este título. Un abrazo.

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    1. Buenos días, Paco:
      Sería genial que las dos novelas de Crane fueran publicadas juntas, pero en este momento me parece justo que a la segunda se le de la importancia que no ha tenido. Creo que esa ha sido la intención de la editorial Traspies, ya que Maggie, una chica de la calle fue publicada anteriormente por Navona, en cambio La madre de George era inédita hasta el momento en nuestro país.

      Por otro lado, espero que si finalmente decides leer este libro te resulte tan interesante como a mí.

      Un abrazo y mil gracias por pasar a leerme y comentar!!

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  14. ¡Hola preciosa!
    Pues otro libro que no conocía pero si que después de leer tu reseña no me importaría darle una oportunidad pues la ambientación me gusta, además es cortito y viene genial para esos días que necesitas coger un libro que te lo puedas leer en una sentada.
    Feliz fin de semana.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

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    1. Buenos días, Violeta:
      Efectivamente, La madre de George se lee muy fácilmente, pese a su temática. Si te decides a leerlo, no dejes de comentarme tus impresiones.

      Un abrazo, y felices lecturas!!

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  15. Hola Undine!! Creo que podría estar muy bien la lectura de este título, me lo llevo bien anotado. ¡Gracias por la reseña y por el descubrimiento! Besos!!

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    1. Buenos días, Ana:

      Me alegra que te haya agradado mi propuesta. Espero que algún momento puedas disfrutar de la novela.

      Un abrazo y gracias por visitarme!!

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  16. Hola Undine. No sé si me gustan más las novelas que nos propones o lo mucho y colateral que se aprende en tus reseñas. En fin, la novela no la veo para mí en estos momentos. Los estudios me tienen fundidas las neuronas y necesito lecturas más ágiles y menos profundas, al menos en cuanto a temática. En fin, que la anoto para el futuro. Besos

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    1. Buenos días, Marisa:

      Te agradezco muchísimo tus amables palabras.
      Por otro lado, no te apures por no llevarte contigo esta novela. Hay momentos en lvida en los que debemos priorizar. Ya tendrás tiempo de leerlo en otro momento.

      Un abrazo y gracias por la visita!!

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