RESEÑA: LA SOLTERONA, EDITH WHARTON

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Invisibles

Traductor/traductora: Carlos Mayor

Colección: Pequeños placeres

Número de la colección: 22

Fecha de publicación: 03/06/2023

ISBN: 9788412535334

Formato: 11,5 x 18

Páginas: 176

Encuadernación: rústica con solapas

PVP: 16.00 €


Sinopsis de la Editorial

En los círculos más prósperos de la sociedad neoyorquina, Delia, casada con uno de los Ralston, es la reina de las fiestas y vive pendiente de los actos sociales. Pronto tendrá lugar la boda de su prima, Charlotte Lovell, con Joe Ralston. Todo apunta a que la chica tendrá tanta suerte como ella en el matrimonio y que así se consolidará la alianza entre las dos familias.

Pero, poco antes de la boda, Charlotte irrumpe muy alterada en casa de su prima, para hacerle una confesión que trastornará para siempre sus vidas. A partir de entonces sus destinos quedarán trágicamente unidos, al compartir un secreto que les será muy difícil de mantener oculto para siempre.


Propuesta musical para el libro

Jeanie with the Light Brown Hair es una canción de salón compuesta por el norteamericano Stephen Foster, quien la escribió pensando en su esposa Jane McDowell. La pieza fue publicada en 1854 por Firth, Pond & Co. de Nueva York. Como el resto de composiciones de su autor, entre las que se encuentran temas tan célebres como Oh! Susanna, Camptown Races y Beautiful Dreamer, la canción sigue siendo tan popular como el primer día en Norteamérica, a pesar de haber transcurrido más de siglo y medio desde que se publicó. 

Jeanie with the Light Brown Hair es también uno de los temas pertenecientes a la BSO de la adaptación cinematográfica de La solterona (1939), que corrió a cargo del compositor Max Steiner quien, en el mismo año que se estrenó, se ocupó también de la música que suena en la premiada película Lo que el viento se llevó.

Por otro lado, mis lectores asiduos recordarán que el pasado año ya hablé del compositor Stephen Foster, a propósito de La madre de George👈, novela firmada por el escritor Stephen Crane. 


Lo que Undine opina del libro


<Aspirar es privilegio de mujer.> Germaine de Staël (1766-1817)


Decía Rubén Darío, que sin la mujer la vida sería pura prosa, un pensamiento tan lírico y bonito, que resulta afín al poeta que lo afirmó. Sobre el universo femenino se ha escrito mucho a lo largo de los siglos; desde que Eva tentó a Adán con la manzana, siempre ha sido así. Trovadores, escritores e intelectuales varios, se han sentido inclinados a escribir sobre el tema, motivados o tal vez confundidos por los enigmas que despiertan la psique de la mujer. Algunos de estos textos son almibaradas baladas románticas, otros resultan tratados reprobatorios, y otros, en un intento de ser más objetivos que los anteriores, son afilados discursos, donde se analiza los claroscuros que las damas guardan en su ser. Y, aunque muchas de estas semblanzas han despertado gran admiración, bien por su belleza o por la agudeza de sus palabras, no son tantas las diatribas que consiguen llegar y empatizar de una manera universal con el corazón y el espíritu femenil. 

Sin embargo, existe una escritora que con su descomunal talento supo acercarse a ellos con tanta elegancia, sinceridad y acierto, que elevó la palabra realismo a su última expresión. Me refiero a la norteamericana Edith Wharton, la autora de La solterona, novela publicada recientemente por Ediciones Invisibles, con la estupenda traducción de Carlos Mayor, quienes han vuelto a añadir un éxito más a su estupenda colección Pequeños Placeres, con la incorporación de esta soberbia pieza.

Edición en inglés de la novela
Fuente: Amazon

Hablar del argumento de La solterona no resulta fácil, más allá de lo que nos cuenta la editorial, porque se corre el riesgo de desvelar demasiado de su contenido. Digamos que esta historia centra su interés en dos damas de la alta sociedad neoyorquina de mediados del siglo XIX. Ambas mujeres son primas, y aunque comparten un mismo origen, la fortuna ha sonreído de manera muy distinta a cada una de ellas. Por un lado está Delia Ralston, que goza de una prestigiosa posición social y económica, gracias al enlace que contrajo a los veinte años con Jim Ralston, el heredero de la más prominente familia de la ciudad; y por el otro tenemos a Charlotte Lovell, una mujer que por diferentes motivos, como la falta de dote y su deteriorada salud, ha entrado en esa edad en que las damas corren el peligro de ser vistas como unas solteronas. No obstante, y contra todo pronóstico, la suerte de Charlotte da un giro inesperado, porque otro de los Ralston ha puesto su mirada en ella, y el enlace muy pronto se va a realizar. Mas, poco antes de la boda, Charlotte hace una confesión a Delia, y ésta, que ve peligrar el honor de los Ralston, decide tomar cartas en el asunto, y así, controlar la situación.

Y hasta aquí puedo contar. Lo que viene después es un interesante, más que eso, apasionante, mordaz, trepidante y, por supuesto, muy emotivo relato, que narra la relación entre estas dos mujeres durante casi veinte años, desde el momento en que quedan unidas inexorablemente por aquella oscura confesión. 

Sobrecubierta 1ª edición de La Edad de la Inocencia
Fuente: Wikipedia

La solterona fue publicada en 1924 por D. Appleton and Company, con ilustraciones de Edward C. Caswell, junto a otras tres novelas cortas de Edith Wharton, que llevan por título False Dawn, The Spark y New Year's Day. Estas piezas fueron recogidas en un recopilatorio con el título original de Old New York. Las cuatro historias siguen la estela de La Edad de la Inocencia, la famosa novela de Edith Wharton, ganadora del Pulitzer en 1921, con la que sorprendió al mundo ofreciendo en ella una sutil sátira de la clase privilegiada del viejo Nueva York durante la década de 1870, aquella que estaba dominada por los apellidos prominentes como los Astor o los van Rensselaer, con los que la propia escritora estaba emparentada. Si mis lectores tienen interés en conocer más sobre estos aspectos de la biografía de Edith Wharton pueden leer las reseñas que escribí sobre La sombra de la duda 👈y Cuentos de fantasmas 👈, dos interesantes títulos de la autora, en los que hablo de manera extendida sobre éste y otros asuntos de la vida de la autora.

Es importante conocer el entorno en el que creció Edith Wharton, porque eso puede darnos una idea de hasta qué punto era certera su mirada, haciendo de ella un documento valioso para conocer lo que ocurría en la trastienda de la élite neoyorquina, que escondía tras una hipócrita fachada de moral intachable y corrección social todos los asuntos que le interesaba sepultar. La escritora nació en 1862, en plena Guerra de Secesión (1861-1865), y las cuatro historias que componen Old new york -entre las que se encuentra La solterona-, suceden en ese momento y en décadas anteriores, por lo cual, fue la generación que protagoniza estas novelas la que se encargó de la educación de Edith Wharton, una casta de hombres y mujeres que vieron cómo su forma de vida se vio afectada por la depreciación del dólar a causa de la guerra. La propia familia de la escritora tuvo que viajar a Europa por ese motivo, ya que su economía no era sostenible en aquellos días en el Nueva York posterior a la contienda. Sin embargo, aquellas experiencias nutrieron el intelecto de la joven Edith, y, en el futuro, sembraría sus novelas de todo lo que vio.

The Old Maid, 1ª edición (Wikipedia)

Wharton, que había ofendido a sus congéneres en 1905 con La casa de la alegría, su primera gran novela, en la que hizo una crítica despiadada a esa élite de la que estamos hablando, volvió a la carga en el mismo sentido con La edad de la inocencia, pero esta vez el tono de su voz era más perspicaz y delicado. En aquel momento, Wharton contaba ya más de cincuenta años, y vivía casi de manera permanente en la capital francesa, autoexiliada de la patria que la vio nacer. En plena madurez, y recordando los tiempos de su infancia, después de la desolación que dejó a su paso la Gran Guerra de 1914, tornó su mirada de novelista con cierta nostalgia hacia esa Norteamérica decimonónica que la educó, con la añoranza que deja la certeza de saber que algo se ha perdido. Así lo aseguró ella misma en su autobiografía de 1934 titulada Una mirada atrás. En ella dejaba vislumbrar el anhelo de aquel mundo que fue sustituido por el ritmo vertiginoso de la nueva era, y la mecanización de la sociedad, pero no pensemos que ese recuerdo algo edulcorado de los viejos tiempos hizo menos certera y punzante su visión de la realidad. 

Tras el gran éxito obtenido con La edad de la inocencia, Wharton quiso recrear esa misma atmósfera en las cuatro novelas que conforman Old New York, para completar su estudio sobre el tema, retrotrayéndose a décadas anteriores. Y así, cada uno de los relatos centra su interés en una década concreta: False Dawn en 1840, La solterona ( The Old Maid) en 1850, The Spark en 1860 y New Year’s Day en 1870. Me parece importante comentar que La solterona es la novela más extensa del recopilatorio, y se publicó por entregas durante 1921, apareciendo la obra completa en 1922, con lo que goza de cierta relevancia sobre el resto de los relatos.

False Dawn, 1ª edición (Wikipedia)

Por otro lado, aunque las cuatro historias son independientes, y no tienen nada que ver con el argumento de La Edad de la Inocencia, sí es cierto que algunos personajes, lugares o familias que aparecen en estas piezas son recurrentes, y tienen origen en la aclamada novela, por lo que estas piezas se han considerado como una especie de precuela de la misma. En el caso de La solterona, encontramos un ejemplo claro en dos personajes, la señora Manson Mingott, que es tía de una de las protagonistas, y el caballero Sillerton Jackson, hombre viajero y cosmopolita, convertido en icono de sabiduría y savoir faire por la crema de la sociedad. Ambos personajes aparecen fugazmente en la historia, pero son de vital importancia para la recreación atmosférica de la novela. Del mismo modo ocurre con el resto de caracteres que figuran en el relato, cuya relevancia es relativa y secundaria, exceptuando alguna intervención puntual de personas importantes en la vida de las protagonistas, que aceleran el clímax y dan dinamismo a la acción. Debemos tener presente que el interés se centra de manera explícita en las dos mujeres con las que se inicia esta historia.

Charlotte Lovell y Delia Ralston en la adaptación de 1939
Fuente: classicmoviefavorites.com

Llegados a este punto, parece importante centrarnos en el carácter que tiene La solterona, que a diferencia de la novela premiada con el Pulitzer, adopta un tono psicológico, preponderando éste sobre la crítica social. Me explico: aunque la obra pone en el punto de mira los usos y costumbres de la sociedad en la que está ambientada, la autora concentra especialmente su atención en los personajes que la protagonizan. Es decir, analiza principalmente el comportamiento de Delia Ralston y Charlotte Lovell, las dos heroínas de esta historia, estudiando cada uno de los aspectos de su idiosincrasia. Y lo hace con tanta finura, perspicacia y elegancia que, desde mi perspectiva, pocas semblanzas literarias han sabido retratar con tanto tino las emociones íntimas de la mujer cómo hizo Edith Wharton en esta obra. El primer amor, los celos, la soledad, el miedo a la soltería, el sentimiento maternal, la pérdida… En definitiva, todas esos componentes que forman parte del mundo sensitivo femenino, y que hacen su experiencia en el mundo diferente a la del hombre.

Créanme mis lectores si les digo que en escasas ocasiones se toparán con un retrato femenino tan preciso y sorprendente como el que pintó Edith Wharton en su obra. En otro sentido, La solterona también analiza las relaciones humanas, haciendo un asombroso planteamiento de lo que supone una relación enfermiza de mutua dependencia, entre dos personas que se odian y se quieren a la vez. Y lo hizo sin ningún tipo de tapujo, aventurándose a tratar temas habitualmente censurados en la sociedad de su época, como eran el sexo fuera y dentro del matrimonio, la maternidad, o la permisividad que se tenía en aquellos tiempos hacia los vicios del hombre, en comparación a los que gozaba la mujer. Sin embargo, el estilo de la escritora es tan elegante e ingenioso, que nada en el texto resulta soez.

No es extraño que cuando apareció La solterona, Edith Wharton disfrutara ya de esa posición que la había proclamado ante el mundo como la novelista entre los novelistas. Su prestigio era avalado por su profesionalidad, demostrando una nutrida cultura, y ofreciendo en sus obras una notable originalidad, gracias al atrevimiento de sus tramas y al realismo de sus personajes, a los que perfilaba con increíble acierto, en un mundo donde sólo los hombres tenían autoridad para hablar con libertad sobre cualquier tema. A estas alturas, la escritora ya había dado al mundo un montón de obras, que abarcaban el campo de la decoración, los libros de viajes, el género cuentístico, en el que destacó componiendo historias de fantasmas, y, por supuesto, la novela intimista y la crítica social, dedicando también gran parte de su obra a la redacción de obras de no ficción, en las que contaba tanto sus experiencias como conductora de ambulancias durante la Gran Guerra, como escribía ensayos sobre el oficio de novelista.

Bette Davis como Charlotte Lovell, adaptación 1939
Fuente: classicmoviefavorites.com

Volviendo al análisis de La solterona, Edith Wharton no relegó la importancia de la trama al dominio que ejercen sus protagonistas sobre la obra. Contrariamente a ello, la escritora utilizó la implacable lucha de poder entre ambos personajes para sostener el interés sobre el desenlace de la historia. Y así, con una autoridad narrativa imponente, Wharton consigue someter al lector, dirigiéndole en todo momento, y haciendo que éste se posicione al lado de una u otra mujer, cambiando de opinión a cada poco, hasta llegar al punto final. La emoción está presente durante todo el relato, y cuando se cierra el libro, uno presiente que pocas veces leerá algo igual.

Es comprensible que esta obra haya captado la atención de otros creativos. Muestra de ello es la adaptación que hizo de ella en 1935 la dramaturga Zoe Akins, por la que ganó el Premio Pulitzer en la categoría de teatro. También Hollywood quiso hacer su contribución, siendo llevada al cine por la Warner Bros en 1939, con Edmund Goulding como director y Bette Davis en el papel principal. Y, aunque la película no llega a captar el carácter brillante y divino de la novela, es una excelente producción que llega a emocionar a quienes decidan verla. Eso sí, debemos tener presente que ésta se rige más por el esquema de la adaptación teatral que por el de la novela original, y ubica la historia durante los años de la Guerra de Secesión, cambiando un tanto los sucesos de la trama, y ciertas sutilezas que sólo la escritora original podía obrar. La ironía de la autora es difícil de igualar, y la manera que Wharton tenía de introducir ciertos temas conflictivos puede ser imitada pero nunca conseguida.

Cartel de la adaptación de 1939
Fuente: Wikipedia

Eso me lleva a hablar de la estructura de la obra, que se inicia de una manera ambiental. Me explico, la escritora construye el escenario donde se va a desarrollar la trama, presentando la sociedad en la que ubica la historia, esa a la que aludía al comienzo de la reseña, dominada por la familia más prominente neoyorquina de la década de 1850, que en la ficción son los Ralston y que, como ocurrió en la vida real con los Astor o los van Rensselaer, eran herederos de los pioneros ingleses y holandeses que fundaron y llegaron a controlar  la ciudad. Tras este bosquejo que nos dice mucho de lo que va a suceder en la historia, Wharton comienza su relato de manera trepidante, y absorbe en este torbellino de acontecimientos emocionales a todo el que decida involucrarse en él

Conocí La solterona por su adaptación cinematográfica cuando era una niña, y leí la novela por vez primera hace ya más de una década. Cuando ediciones Invisibles me envió un ejemplar de su preciosa edición me embarqué vorazmente en su lectura. Sin embargo, el poso que dejó en mí fue tan conmovedor que quise volverla a leer por tercera vez. Ésta es la magia que obra sobre las personas la buena literatura, cuyo influjo actúa sobre el lector del mismo modo que la maternidad ejerce sobre la mujer, obviando los sinsabores, para concentrarse en amar desinteresadamente una y otra vez.



<Una mujer que es amada siempre tiene éxito.> Vicki Baum (1888-1960)



Undine von Reinecke ♪



La autora por la Editorial

Retrato de Edith Wharton (1881) por
Edward Harrison Mayo (Wikipedia)

Edith Wharton (Nueva York, 1862 -Saint-Brice-sous-Forêt, Francia, 1937). Vivió entre Nueva York y París y viajó sola por toda Europa. «Más fuerte, más firme y sutil que todos los demás. Decía más y lo decía mejor»: así hablaba de ella Henry James. Ambos son la máxima expresión de la literatura transatlántica, que expone los conflictos entre Europa y el Nuevo Continente. Fue la primera mujer que ganó un Pulitzer, que obtuvo por La edad de la inocencia. La solterona se publicó con otras tres novelas breves en el volumen Old New York en 1924.


Comentarios

  1. Hola Undine, me encanta Edith Wharton, este año tengo que leer sí o sí alguna de sus novelas, y eso que tengo varias en el kindle, esta entre ellas... me ha encantado todo lo que has comentado, como siempre.
    Un besazo

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  2. Buenas tardes Undine!. Como a Nitocris a mi también me encanta Edith Wharton y he leído muchas de sus novelas bastante antes de tener Blog, sin embargo la que traes hoy aún se encuentra entre mis pendientes, eso sí, vi varias veces la película, porque soy gran admiradora de Bette Davis. En algún momento quiero leerla. Estupenda reseña. Un abrazo.

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  3. ¡Hola! Está claro que voy a tener que probar con la autora porque si has leído tantas veces este libro, está claro que tiene que tener algo mágico. Me has dejado con muchas ganas de leerlo con tu estupenda reseña. Un besote :)

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  4. Era esta la novela de la que hablabas en tu comentario en mi blog. Claro que la he leído. Hace unos años y fue mi reencuentro con la autora tras haber leído en mi juventud La edad de la inocencia veinte años antes, en 1996.
    En mi ignorancia, pensé que Old New York era una novela de la autora y veo ahora que es un recopilatorio de cuatro novelas entre las que se encuentra La solterona.
    Había visto la película varias veces. Me parece una muy buena película y Bette Davis me entusiasma, pero cuando leí la novela, me di cuenta de lo maravillosa que es. No me gusta comparar libros y películas, pero esta historia es magnífica. Difícil de llevar a la pantalla por las muchas reflexiones y críticas que no se pueden transmitir por medios visuales. No obstante creo que Edmund Goulding hizo un trabajo fantástico poniendo en imágenes la parte más narrativa de manera admirable. Otra que debería releer.
    Magnífica reseña con la que he aprendido algunas cosas.
    Un beso.

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  5. ¡Hola! No he leído aún a Edith Wharton pero luego de leer tu estupenda reseña me da muchísimas ganas de hacerlo. Creo que este libro me podría gustar mucho. Me gustan las novelas de época y además ese misterio del que hablas me ha dejado intrigada.
    Muchas gracias por tu reseña, ya te contaré si lo leo.
    Te mando un saludo grande y nos seguimos leyendo!
    ¡Besos!

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  6. Tremenda autora ☺ no me canso de leerla.
    Este libro te llega y deja huella como bien dices.
    Adoro todas las imágenes de Bette, mi solterona favorita, un ica e irrepetible desde que la vida en la película.
    Fantástica entrada con mucho detallitos muy interesantes.
    Gracias por compartirla, abrazobuho.

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  7. Hola, Undine:
    Vaya horas de venir, dirás. Pero Wharton bien se merece un ratito de desveló.
    Lo pensaba comprar el día del Libro pero no lo tenían, se había agotado pero me lo van a pedir.
    Me encantan los relatos y novelas cortas de esta mujer, por los personajes que los borda y las tramas tan bien urdidas. Afortunadamente creo que solterona ya no se usa habitualmente porque era tan despectivo, ¿verdad?
    Me parece una tortura lo de las novelas por entregas que había antes, pobres lectores.
    Besos y ¡Feliz semana!

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  8. Holaa!! apuntado queda porque suena muy interesante, encima la portada es muy bonita, se ve muy elegante. Gracias por la reseña.

    Blessings!!

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  9. Qué privilegio leer reseñas como la tuyo. Recuerdo que me gustó mucho esta novela de Wharton y también la tengo reseñada. Besos

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  10. Lo poquito que he leído de la autora me ha gustado mucho y por lo que cuentas de esta novela, no va a ser una excepción. Terminará cayendo.
    Besotes!!!

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  11. Hace tiempo que no leo a esta autora, gracias por recordármela. Besos

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  12. ¡Hola preciosa!
    Todavía no he leído nada de este autor, pero si que en su tiempo vi la película protagonizada por Bette Davis y me encanto, amaba a esta artista. Igual ahora me animo y leo el libro.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

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  13. ¡Hola guapa!
    Me paso por aquí para seguirte y para invitarte a pasar por mi blog si te apetece!
    Me llevo este libro apuntado, tengo que decirte que has hecho una reseña impresionante. Yo acabo de empezar hace poco en este mundillo y a escribir reseñas, espero algún día poder hacerlas así de completas!
    Muchas gracias y un saludo!

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  14. ¡Hola, Undine! Creo no equivocarme si te digo que Edith Wharton es la escritora que más he reseñado en el blog (dejando a un lado autoras como Agatha Christie o Anne Perry, que no cuentan al formar parte de mis retos de lectura). Me parece una escritora soberbia, inteligente y muy aguda no solo a la hora de plasmar la sociedad de su época, sino la complejidad y ambigüedad de las personas que formaban parte de ella. Me ha encantado leerte hablar no solo sobre el libro sino sobre ella :)

    ¡Besote!

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