RESEÑA: MUERTE EN EL CAIRO, ERICA RUTH NEUBAUER

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Maeva

Colección: Maeva Noir

Traductora: Laura Manero 

Nº páginas: 320

EAN: 9788419638892

ISBN: 978-84-19638-89-2

Fecha publicación: 14/05/2024

Medidas: 15 x 23

Encuadernación: Rústica con solapas, también ebook y audiolibro

P.V.P : 21,90 €


Sinopsis de la Editorial

Egipto, 1926. Jane Wunderly, una joven viuda, y su tía Millie se alojan en el lujoso hotel Mena House, donde la alta sociedad de todo el mundo puede olvidarse de las secuelas de la Primera Guerra Mundial.

Jane pronto sucumbe a los encantos de uno de los huéspedes, el misterioso banquero Redvers, y la atractiva joven Anna Stainton enseguida la ve como una rival. Por eso, cuando al día siguiente Jane encuentra el cadáver de Anna en su habitación, se convierte en la principal sospechosa de su muerte.


Propuesta musical para este libro

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube George Gershwin-Tema

La pieza que el lector está escuchando es Somebody Loves Me, una melodía compuesta en 1924 por el norteamericano George Gershwin (1898-1937), cuya letra corrió a cargo de Ballard MacDonald y Buddy DeSylva, dos personajes notables del mundo musical y cinematográfico estadounidense. Finalmente, Somebody Loves Me formó parte de Scandals, una serie de revistas musicales producidas por George White, que se vieron en los escenarios de Broadway entre 1919 y 1939.

He elegido Somebody Loves Me de George Gershwin para acompañar la reseña de hoy, porque es una de las piezas citadas por Erica Ruth Neubauer en Muerte en El Cairo. Por otro lado, su espíritu desenfadado y chispeante es acorde con el carácter de la narración.


Lo que Undine opina del libro


<El mayor de todos los misterios es el hombre.> Sócrates (470 AC-399 AC) 


Fuente: Undine von Reinecke

Hoy, miércoles 18 de junio de 2025, en el marco de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros 2025, Tributo al tren👈, llego a la estación ferroviaria de Ramsés, en árabe: محطة رمسيس‎ Maḥaṭṭat Ramsīs, el legendario apeadero de pasajeros que da servicio a El Cairo, Egipto. 

Como evidencia su nombre, la estación está dedicada al mítico faraón egipcio Ramsés II, cuya efigie presidió el lugar hasta el año 2006, y que hoy se puede ver en el Gran Museo Arqueológico de Guiza. La estatua fue colocada en la plaza contigua a la estación en 1955 por mandato de Gamal Abdel Nasser Hussein, conocido militar y estadista egipcio, impulsor del panarabismo y del socialismo árabe, que ocupó la presidencia de Egipto desde 1954 hasta su muerte, acontecida en 1970.

Esta decimonónica estación pertenece a una de las redes ferroviarias más antiguas y grandes del mundo, la segunda tras la británica, y fue edificada en 1856 como terminal de la primera línea de ferrocarril que cubría el recorrido entre la localidad de Alejandría y El Cairo. Más tarde, concretamente en 1892, se levantó un nuevo edificio, que fue renovado cien años después, para ser modernizado nuevamente en 2001. Tras la crisis política acontecida en Egipto en 2011, conocida internacionalmente como la Revolución egipcia, la estación de Ramsés fue actualizada una vez más, estética y tecnológicamente (se cambiaron los materiales de revestimiento, se mecanizó y se añadió un sistema de ventilación puntero), y el resultado fue tan chocante con respecto a su imagen inicial, que muchos entendidos en la materia opinan que ha perdido su delicioso espíritu original.

Sea como sea, la estación Ramses puede considerarse una joya arquitectónica por su estética ecléctica, que combina el estilo islámico tradicional con el High Tech vanguardista. Y desde siempre, este hito ferroviario ha recibido la visita de multitud de curiosos deseosos de contemplarla. Centro neurálgico de comunicaciones en el momento actual, desde que comenzó a funcionar, se han apeado en ella multitud de viajeros nacionales e internacionales deseosos por descubrir los misterios de este país bello y ancestral. 

Proyecto ferrocarril de El Cairo a Suez, C.F. Cheffins, 1840
Fuente: Wikipedia
De hecho, Egipto ha venido siendo históricamente un punto de interés para viajeros e intelectuales de todo el mundo que fueron presa de su fascinante historia, su copioso patrimonio arqueológico, y de las riquezas que durante siglos acumuló. Por otro lado, desde el punto de vista sociopolítico, y dejando a un lado las diferentes invasiones que experimentó por parte del mundo árabe, esta nación se convirtió en un punto estratégico y muy codiciado durante la época colonial.  Evidentemente, eso hizo necesario una red de comunicaciones más solvente de la que disponía el país.

La historia del sistema de ferrocarril egipcio se remonta a 1833. Gobernaba por aquel entonces Mehmet Ali (1769-1849), el virrey de origen albanés-otomano que lideró de facto Egipto en el periodo de tiempo comprendido entre 1805 y 1848. Este estadista, como decía, se planteó construir una red ferroviaria que conectara Suez con El Cairo, para facilitar las comunicaciones entre Europa y la India, ya que la ruta pasaba por la nación egipcia. Sin embargo, el proyecto no se ejecutó, porque los franceses tenían en mente la edificación de Canal de Suez. Si mis lectores recuerdan, hablé del famoso canal y de la complicada situación sociopolítica del lugar en pasadas temporadas del reto👈.

Ingeniero inglés Robert Stephenson,1856
Fuente: Wikipedia/Maull & Polyblank

No fue hasta 1851, gobernando en ese momento Abbas Helmy I, sucesor de Mehmet, que el ferrocarril empezó a materializarse. Este gobernante contrató para ello al ingeniero civil y diseñador de locomotoras inglés Robert Stephenson, que se puso manos a la obra, inaugurándose en 1854 el primer tramo que unía la Alejandría mediterránea con el delta del Nilo, concretamente con la ciudad de Kafr el-Zayyat. Dos años más tarde, llegaron hasta El Cairo, estando ya en el gobierno Mohamed Sa'id Pasha (1822-1863), y bajo su mando también comenzaron las obras del antes mencionado Canal de Suez.

En aquel momento, Egipto se preparaba para recibir a un número mayor de visitantes, los franceses, ingleses y alemanes, entre otras naciones, se frotaban las manos, con la esperanza de que estos avances, no sólo hicieran más accesible el viaje a través del país, sino también el trasiego de mercancías… Recordemos que, durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX, los hallazgos arqueológicos salieron de Egipto en múltiples direcciones.

Fue así cómo comenzó una fase de fuerte inversión económica para modernizar Egipto. De tal modo que, en 1877, el país contaba ya con una red de líneas ferroviarias estratégicas, quedando el delta del Nilo muy bien comunicado. Sin embargo, el desembolso había sido tan alto, que las arcas egipcias quedaron endeudadas. Por ese motivo, se nombró un Consejo de Administración con miembros egipcios, británicos y franceses para poner orden en los asuntos del ferrocarril, que hasta ese momento no había registrado ningún control. 

 Ilustración de The Illustrated London News , 29 de julio de 1882
Fuente: Wikipedia

En 1882, tras los conflictos anglo-egipcios, los ingleses prácticamente ya se habían hecho con el control del país, y esto favoreció que la gestión administrativa y tecnológica egipcia prosperara. 

De hecho, a finales del siglo XIX, comenzaron a realizarse mejoras de todo tipo en el tendido, como el levantamiento de nuevas líneas y la edificación de elementos necesarios para salvar accidentes geográficos. Y ejemplo de ello es el puente de Imbaba (1892), cuyo artífice fue el prestigioso ingeniero francés Gustave Eiffel, que fue reformado en 1924, y que hoy sigue siendo la única edificación que cruza el famoso río.


Soldados egipcios y británicos en espera durante los disturbios de 1919
Fuente: Wikipedia
Con el comienzo de la Gran Guerra, se hicieron necesarias determinadas reformas en el tendido para el transporte militar, ya que Egipto fue un lugar estratégico durante aquel periodo belicoso. Tan importante fue el papel del territorio egipcio y tanta atención recibió durante aquella contienda que, además de acoger a los soldados de las naciones implicadas en ella, también experimentó un agetreado trasiego de espías, intelectuales, socialités y curiosos varios.

Y así siguió siendo al finalizar la Primera Guerra Mundial, momento en que la crema y nata de la sociedad internacional se desplazaba hasta El Cairo para socializar, descansar y, por qué no decirlo, relajar sus finanzas, ya que la vida en Egipto era mucho más económica que en sus respectivos lugares de procedencia. Así las cosas, la estación de Ramses siguió recibiendo a un número elevadísimo de viajeros, que llegaban a la ciudad con diferentes intenciones, algunas de carácter mercenario y criminal.

Y es justamente en ese momento y en esa ciudad donde se ubica la novela protagonista de la reseña de hoy. Me refiero a Muerte en El Cairo de la escritora Erica Ruth Neubauer, que fue publicado en mayo de 2024 por Ediciones Maeva en su estupenda colección Maeva Noir, con la traducción de Laura Manero.


Muerte en El Cairo comienza así:


<Egipto, 1926

A la hora de escoger un destino exótico para viajar, es recomendable elegir uno donde el aire no intente matarte. Me aseguraría de recordarlo para la próxima vez.

-Jane, tienes un aspecto horrible con este calor. Prácticamente estás chorreando. -La tía Millie frunció los labios, pero una sonrisilla petulante se le escapó por la comisura de la boca.

Ella estaba como una rosa, sin un brillo de sudor siquiera.

Suspiré hondo. >


Jane Wunderly es una joven viuda norteamericana, apenas entrada en la treintena, que perdió a su marido durante la Primera Guerra Mundial. Su tía Millie, que es también viuda y una mujer acaudalada, decide llevársela con ella a Egipto como dama de compañía, con la intención de exhibirla entre los caballeros del hotel de lujo que ha reservado y, si se da el caso, pescarle un marido. Pero Jane no tiene ningún interés en encontrar esposo, ni rico ni pobre; ella sólo quiere conocer El Cairo, visitar las pirámides y el gran Museo Egipcio.

Sin embargo, sus planes de pasar desapercibida y descansar haciendo visitas culturales se desbaratan nada más llegar, porque el despampanante hotel donde se alojan está lleno de personajes intrigantes que se han fijado en ella. De un lado está el banquero Redvers, un guapo y elegante caballero inglés, que desde la primera noche parece querer cortejarla; de otro lado está Anna Stainton, una joven socialité británica, seductora y caprichosa, que tiene celos de la protagonista; también está el coronel Stainton, un militar de mediana edad, padre de la anteriormente citada beldad, que parece querer hacer las veces de guía para Jane...

Así las cosas, después de una noche accidentada en la sala de fiestas del hotel, en que nuestra heroína sucumbió ante las sibilinas artimañas de la despampanante señorita Stainton, Jane decide que nadie más perturbará su tranquilidad. Empero, ella no contaba con el destino. Su rival de la noche anterior ha sido asesinada, y como Jane fue la primera en ver el cadáver, la policía del Cairo apunta hacia ella como una posible culpable.

¿Qué puede hacer ella para descubrir al verdadero asesino?

Cubierta edición en inglés de Editorial Kensington
Fuente: Amazon 

Muerte en El Cairo es una interesante, divertida y glamurosa novela policiaca, un cozy mystery al más puro estilo de los clásicos. Publicada en primera instancia en el año 2020 con el título original de Murder at the Mena House, la novela fue galardonada con el prestigioso premio Agatha Award, uno de los más importantes del género policiaco que, como expliqué el pasado año en la reseña dedicada a Y Él hará retumbar el cielo de Elizabeth Peters👈, se otorga a las obras que siguen de algún modo el proceso deductivo que lucen las novelas de la gran dama del crimen Agatha Christie. 

En ese mismo sentido, la crítica ensalzó la novela, aludiendo a ella como una historia sensacional y cautivadora, con una ambientación magistral, poseedora de un personaje principal fascinante, la perspicaz y arrojada Jane Wunderly, diciendo sobre ella que era la heroína más encantadora desde Amelia Peabody, el genial personaje creado por la antes citada Elizabeth Peters para su conocida serie de misterios arqueológicos.

Sea como sea, la novela se lee en un abrir y cerrar de ojos; al menos esa fue mi experiencia. Y son varios los puntos en los que se apoya su éxito. De un lado, el estilo dinámico del relato, que es narrado en primera persona por la protagonista; de otro, las detalladas descripciones de todo tipo, ya sea vestuario, localizaciones, decoración o musicalización, que enriquecen la exhaustiva ambientación; y también es destacable el elenco de personajes, muy similares a los que encontramos en las novelas protagonizadas por Poirot o Marple que, como mis lectores conocen, son los carismáticos detectives novelescos creados por Agatha Christie. En ese mismo sentido, el glamour que destila la novela es comparable a las que publicó la genia Georgette Heyer para sus obras policíacas como Aquí hay veneno (1936) o Muerte en el cepo (1935), por poner algún ejemplo, obras que no sólo están situadas en el periodo de entreguerras, como ocurre con la novela objeto de la presente reseña, sino que fueron escritas en ese interesante momento histórico. De esta manera, Muerte en El Cairo detona un gran esfuerzo de investigación histórica, y ésta es utilizada sabiamente por Neubauer como herramienta atmosférica para su creación.

Exterior, Museo de Gizeh [Casa Mena], 1891
 (Fuente: Wikipedia)
De hecho, la ambientación es tan subyugante, que la autora lo mismo nos lleva de visita a la pirámide Keops, haciendo un emocionante recorrido por su interior, que nos introduce en el Museo Egipcio de El Cairo, explicando los objetos de la recién descubierta tumba del faraón Tutankamón -la mención a Howard Carter (1874-1939) era inevitable en esta novela-, como nos lleva de fiesta junto a las Flappers. A este respecto, desde mi punto de vista, la inmersión en la época está reflejada con tanta naturalidad, que las escenas que aparecen en la novela resultan totalmente creíbles.

En cuanto al crimen objeto de la investigación, poco debo decir al respecto, ya que en estos casos se corre el peligro de cometer spoiler. Simplemente comentaré que, efectivamente, la autora sigue el proceso de investigación clásico, emulando hasta cierto punto el de Agatha Christie, pero imprimiendo un carácter muy particular tanto a su heroína como a la historia que protagoniza ésta, resultando la novela del todo original. Y aunque el lector pueda llegar a imaginar cuál puede ser el final, en mi caso así fue, eso no ensombrece en absoluto el placer de la lectura.

Alice Joyce, 1926 (Fuente: Wikipedia)

He comentado las virtudes de Jane Wunderly, y aún no he mencionado a su partener. Me refiero al galán de Muerte en El Cairo, el guapo y elegante Redvers, que es todo un caballero inglés al más puro estilo austenita. De hecho, Erica Ruth Neubauer ha declarado ser admiradora de la aclamada escritora del periodo de Regencia Inglés. Sea como sea, Jane y su compañero de aventuras forman un estupendo partners in crime, similares a Tommy y Tuppence Beresford, los conocidos investigadores de la serie Matrimonio de sabuesos de la Christie. De hecho, al igual que ellos, la pareja protagonista de Muerte en El Cairo promete seguir entreteniéndonos en el futuro con más aventuras. Muestra de ello es la segunda novela de la saga, titulada Peligro en el Atlántico, que en algún momento no muy lejano reseñaré.

Y hasta aquí me permito contar sobre Muerte en El Cairo, una novela que no defraudará al lector aficionado a la novela noir de entreguerras. Éste, acostumbrado a dejarse llevar por la narrativa glamurosa y desenfadada del género, con sus damas alocadas y divinas, repleta de pérfidos malvados y sujetos sospechosos, disfrutará a raudales con el crimen sesudo y entretenido que deberá resolver.


<No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien.> René Descartes (1596-1650) 


Undine von Reinecke ♪


La autora por la Editorial

Erica Ruth Neubauer

Erica Ruth Neubauer pasó once años en el ejército, dos como agente de policía y uno como profesora de inglés, antes de iniciar su andadura como escritora.

Ha sido crítica de novela negra para revistas como Publishers Weekly y Mystery Scene Magazine, y es miembro del Mystery Writers of America y Sisters in Crime. 

Cuando no está escribiendo su próxima novela o leyendo un libro, aprovecha para viajar o practicar yoga. Vive en Milwaukee, Wisconsin, con su marido.


Comentarios

  1. Buenos días, Undine:
    Me encanta la portada de este libro. De hecho estuve a punto de cogerlo en la biblio pero ya tenía 4 en la mano y lo dejé para la próxima vez.
    No me gusta Christie y el estilo deductivo porque me agobia pero el viaje al Cairo merece la pena, y sin pasar angustias con la temperatura. Siempre me gusta mucho lo que traes a esta etapa del viaje.
    Así que mientras ahorro para poder ir algún día en persona en noviembre, me conformo con este libro.
    Besotes y feliz semana

    ResponderEliminar
  2. Buenos días, Undine:
    Me encanta la portada de este libro. De hecho estuve a punto de cogerlo en la biblio pero ya tenía 4 en la mano y lo dejé para la próxima vez.
    No me gusta Christie y el estilo deductivo porque me agobia pero el viaje al Cairo merece la pena, y sin pasar angustias con la temperatura. Siempre me gusta mucho lo que traes a esta etapa del viaje.
    Así que mientras ahorro para poder ir algún día en persona en noviembre, me conformo con este libro.
    Besotes y feliz semana

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  3. Buenos días, Undine.
    Qué interesante todo lo que cuentas sobre la estación Ramsés de El Cairo y sobre la historia del ferrocarril egipcio en general. Se ve que el fin de la colonización no ha sido favorable para un país que evolucionaba de una forma que prometía un futuro que no se ha cumplido. Si las colonizaciones fueron malas, las descolonizaciones se hicieron de una forma que resultaron casi peores.
    Leí en su día Muerte en el Nilo y me atrae mucho esta Muerte en El Cairo. También me apunto esas novelas ambientadas y escritas (veo que esta se ha escrito en 2024) en el periodo de entreguerras que tanto me gusta.
    Magnífica la etapa egipcia de tu Vuelta al Mundo 2025.
    Un beso.

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