DIARIO DE UNA LECTORA DE TOLSTÓI: EL CAMINO DE LA VIDA CON TOLSTÓI Y SELMA ANCIRA
Fuente: Undine von Reinecke |
Sinopsis de la editorial
El camino de la vida sólo vio la luz en ruso en 1911, unos meses después de que Lev Tolstói falleciera en la estación ferroviaria de Astápovo. El libro, que había permanecido inédito en español, como un tesoro escondido, es la culminación de la obra moral del escritor y la expresión más completa de su pensamiento religioso: un destilado de máximas legadas por los sabios de todos los tiempos y de todas las tradiciones del mundo que le inspiraron sus propias reglas para el perfeccionamiento interior. Cada uno de los treinta y un capítulos que integran este volumen—uno por cada día del mes—conforman un singularísimo breviario espiritual destinado a «llevar una vida de bien» y contribuir así a la realización de una aspiración tan antigua como irrenunciable: la convivencia pacífica entre los individuos y los pueblos.
20 de enero de 2020
Decía Shaquille
O’Neal, gran jugador de baloncesto de la NBA: “La excelencia no es un acto de
un día, sino un hábito. Tú eres lo que repites en muchas ocasiones”. Algo así
es lo que viene hoy a contarnos Lev Tolstói en el capítulo dedicado al
esfuerzo, pero llevado a lo espiritual y a la consecución de la armonía para la
sociedad.
Ha sido un capítulo breve, coherente con su filosofía y dirigido a todos los hombres sin exclusión alguna. Escrito casi como una prescripción
médica con indicaciones a seguir. Lectura pacífica y agradable la de hoy.
Capítulo XX: El esfuerzo
<Los pecados, las tentaciones, las supersticiones interceptan el alma y se la ocultan al hombre. Para que el hombre pueda descubrir su alma, debe realizar esfuerzos de conciencia. En estos esfuerzos de la conciencia radica el cometido principal de la vida del hombre.>
Sabemos que Tolstói era un verdadero creyente en Cristo y
por ello, siempre se refiere a las faltas del individuo como pecados. Pero
estoy segura que la ética, para los que no son creyentes, aplica las mismas
máximas de perfeccionamiento para el hombre individual; para que sea un ser
válido para sí mismo y en sociedad. Evidentemente, todo ello conlleva un
esfuerzo:
<La abnegación libera a los hombres de los pecados, la humildad de las tentaciones, la verdad de las supersticiones. Pero para que el hombre pueda renunciar a los deseos carnales, humillarse frente a las tentaciones del orgullo y controlar con la razón las supersticiones que lo desorientan, debe hacer esfuerzos. Sólo con el esfuerzo de su conciencia el hombre puede liberarse de los pecados, las tentaciones y las supersticiones que lo privan de la felicidad.>
Ya hemos hablado que hubo un momento en la vida de Tolstói
en que algo le fue revelado interiormente, quiso convertirse en un hombre
mejor. Buscó un camino a seguir y una meta dónde llegar, convertirse en un
hombre mejor de lo que era; llegó a la conclusión de dedicar sus esfuerzos a
mejorar su alma:
<El cometido principal de la vida consiste en volverse cada vez mejor, y sólo mediante el esfuerzo se puede ser mejor.Cualquiera sabe que sin esfuerzo no se consigue nada en el trabajo físico. Es necesario entender que en el cometido principal de la vida, en la vida espiritual, tampoco se consigue nada sin esfuerzo.>
Ya hemos dicho que cree en el esfuerzo para mejorar, pero en
absoluto en sacrificios que no tengan nada que ver con perfeccionar la vida
espiritual. Las pautas se las marca la palabra de Dios:
<Las personas a menudo piensan que para ser verdaderos cristianos hay que realizar actos extraordinarios, excepcionales. Eso no es cierto. El Cristianismo no necesita de actos extraordinarios, excepcionales, sólo necesita de ese esfuerzo continuado del espíritu, que lo libera de los pecados, las tentaciones y las supersticiones.>
<Yo soy el instrumento con el que Dios trabaja. Mi bienestar verdadero consiste únicamente en participar en Su trabajo. Pero puedo participar en él sólo mediante los esfuerzos de mi conciencia por conservar siempre limpio y afilado ese instrumento que Dios me encomendó: mi ser, mi alma.>
Lo primero que Tolstói indica es dominar la lujuria, un
pecado que debió preocuparle bastante, pues lo reitera muchas veces en
capítulos anteriores de El camino de la vida. Por otro lado, tengo la
sensación, que se refiere a la vida matrimonial tanto como a la lujuria fuera
del matrimonio. Pretende volverse más espiritual y llevar una vida menos terrenal:
<Para el hombre, lo más preciado en la vida es ser libre, vivir según su voluntad y no según la voluntad de otro. Con el fin de vivir para el alma, el hombre debe dominar la lujuria del cuerpo.>
<Tenemos la impresión de que el verdadero trabajo sólo es aquel que se ve-construir una casa, arar un campo, dar de comer al ganado…- y de que trabajar en nuestra alma, en algo invisible, no es un asunto importante, se puede hacer y se puede no hacer. Cuando en realidad, cualquier trabajo que no sea cultivar el alma, esforzarnos por ser cada día más espirituales y amar más, es un trabajo que no vale la pena. Sólo este trabajo es verdadero, y todos los demás trabajos son útiles únicamente cuando este trabajo principal de la vida se lleva a cabo.>
Cree en el esfuerzo, pero tolera la imperfección si el
individuo se esfuerza día a día por mejorar, por seguir las pautas de Cristo
que son el “verdadero camino”. En eso radica la felicidad:
<”Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial” (Mateo 5, 48), se dice en el Evangelio. Esto no significa que Cristo ordene al hombre ser tan perfecto como Dios, sino que todo hombre debe hacer esfuerzos de conciencia por acercarse a la perfección. Dios es la perfección absoluta. El hombre debe acercarse a esta perfección y en dicho acercamiento es en lo que consiste la vida del hombre.>
<Lessing decía que no es la verdad la que da alegría al hombre, sino el esfuerzo que éste hace para alcanzarla. Lo mismo se puede decir de la virtud: la alegría que da la virtud está en el esfuerzo que hacemos para alcanzarla.>
Por otro lado, nos habla de que el individuo tiende a ser bueno
cuando se esfuerza por serlo, tiene que tener constancia en el intento y
acostumbrarse a hacer el bien absolutamente a todos los seres vivos. Tener
conciencia absoluta de hacer lo correcto, y reprocharse cualquier fallo. Finalmente,
pide al individuo que sea autosuficiente, y le asegura que en esa autonomía
para alcanzar el bien reside la felicidad:
<Que el hombre haga el bien únicamente porque está acostumbrado a hacerlo no quiere decir que lleve una vida de bien. Una vida de bien comienza cuando el hombre hace un esfuerzo para ser bueno.>
<Para que la vida no sea una aflicción, sino una alegría continua, uno debe ser siempre bueno con todos, personas y animales. Y para ser siempre bueno, hay que adquirir la costumbre de serlo. Y para adquirir la costumbre de serlo, uno debe reprocharse cualquier mala acción que cometa.Si lo haces así, pronto te acostumbrarás a ser bueno con todas las personas y los animales. Y si te acostumbras a la bondad, siempre habrá alegría en tu corazón.>
< ¡Qué gran error es pedir a Dios o incluso a los hombres que me saquen de la mala situación en la que me encuentro! El hombre no necesita la ayuda de nadie; no necesita tampoco salir de la situación en la que se encuentra; sólo necesita una cosa: realizarla él mismo un esfuerzo de conciencia para librarse de los pecados, de las tentaciones y de las supersticiones. Sólo en la medida en que el hombre se libere de los pecados, las tentaciones y las supersticiones, cambiará y mejorará su situación.>
Nos encontramos ahora con una preocupación que le marcó la
vida, la sociedad. Él afirma que si cada individuo intenta mejorarse a sí
mismo, el conjunto de la sociedad mejorará. Declara también, que si los hombres
consideran que sus vidas son malas, ello es debido a la maldad que convive entre ellos y que, si todos los individuos se pusieran de acuerdo en mejorar las cosas cambiarían.
No se debe esperar que las cosas prosperen si cada hombre no comienza el
cambio hacia la perfección; una mudanza que es dura, lenta y requiere siempre de esfuerzo:
<Si te das cuenta de que la organización de la sociedad es mala y quieres corregirla, sabe que sólo hay un medio para hacerlo: que cada uno de los seres humanos se vuelva mejor. Y para ello, para que todas las personas se vuelvan mejores, no tienes en tu poder más que una posibilidad; volverte mejor tú mismo.>
<Nuestra vida es mala. ¿Por qué?Porque las personas viven mal. Y las personas viven mal porque son malas. De manera que para que la vida deje de ser mala, hay que transformar a la gente de mala a buena. ¿Cómo hacer esto? Nadie puede transformar a todo el mundo, pero cada uno puede transformarse a sí mismo. En un principio parece una situación sin salida porque, ¿qué es un hombre frente a todos? Pero lo que sucede es que todos se quejan de la vida mala. De manera que si todos entendieran que la vida mala viene de malas personas, y todos entendieran que cada uno, aunque no pueda corregir a los otros, puede corregirse a sí mismo, es decir, dejar de ser malo para ser bueno, y comenzara a enmendarse, de inmediato toda la vida se volvería mejor.De manera que la vida mala depende de nosotros, y de nosotros depende que se vuelva buena.>
<No sólo no esperes un éxito rápido, no esperes ningún éxito visible a tus esfuerzos por hacer el bien. No verás los frutos de tus esfuerzos porque, igual que tú has avanzado, la perfección a la que aspiras también ha avanzado. El esfuerzo de la conciencia no es un medio para obtener la felicidad; es el propio esfuerzo de la conciencia el que da la felicidad.>
Como comentaba al comienzo de la entrada de hoy, ha sido un
capítulo breve, algo repetitivo, pero coherente. Habla desde su punto de vista
cristiano, pero en definitiva sus palabras son sensatas y se dirigen a todas
las personas que desean una vida armoniosa, que creen en la superación personal
y en el amor. Superarse a uno mismo nunca hizo mal a nadie, de ello dan fe los
grandes personajes que hicieron y hacen historia: deportistas, artistas,
misioneros, carpinteros, etcétera. Si ese esfuerzo individual y conjunto lo dirigimos a conseguir
un mundo mejor, estaremos más cerca de llegar a la meta de “ese
camino” del que nos habla Tolstói. Da igual que se sea cristiano, budista o no
se profese ninguna fe. Aunque para él, indiscutiblemente, esa meta se encuentra
en el reino de Dios:
<El reino de Dios se conquista con la fuerza. Esto quiere decir que, para librarse del mal y ser bueno, hace falta un esfuerzo. El esfuerzo es necesario para abstenerse del mal. Abstente del mal y harás el bien, porque el alma humana ama el bien y lo hace sólo cuando se encuentra libre del mal.>
Hasta la próxima entrada, amigos.
Undine von Reinecke ♪
Me parece que en este capítulo habla con mucha sensatez, estoy de acuerdo con lo que dice (al menos, en líneas generales)
ResponderEliminarBesos
Buenas noches, preciosa:
EliminarPues sí, hoy estaba más sensato y calmado. Lo que me ha gustado es que hablaba para todos, sin excluir a nadie. Eso es positivo siempre.
Un abrazo y muchas gracias por pasar a leerme y comentar!!
Holaa!! excelente entrada, como siempre:3 gracias por compartirla.
ResponderEliminarBlessings!!
¿Muchas gracias a ti por leerme!
EliminarUn abrazo!!
Buenas noches, Undine:
ResponderEliminarAquí ya nos entendemos con Lev. Tiene razón y es cierto que si todos mejoramos, el conjunto mejora y que sin esfuerzo no se consigue nada interesante o importante. Es muy difícil o imposible hacerlo todo bien y ser siempre buenos, somos humanos y estamos a veces cansados y nos sale el mal genio. Pero hay que estar ahí, atento y reconducir además de controlar. Una lectura reconfortante la de hoy.
Felices sueños.
Buenas tardes, Norah:
EliminarEs increíble que éste sea el mismo Tolstói de anteriores capítulos, aquí se muestra tan constructivo y pacífico que me hace sentir que estoy charlando con Pierre Bezukov. ¿Verdad que sí?
Ya verás que el próximo capítulo es similar,afortunadamente para nosotras.
Un beso grande, y muchas gracias un día más por venir a acompañarme!!
En esta ocasión estoy de acuerdo con casi todo lo que nos dice Tolstói, sin esfuerzo no hay éxito, de lo contrario este sería obra de la casualidad y sería efímero. Soy una persona que me ilusiono fácilmente, me motivo como el que prende la mecha y me desmotivo a la misma velocidad; pero toda mi vida y aquí se lo debo a mis primeros años y a mi madre, se me inculcó disciplina, que no castigo, para conseguir lo que quiero. En casa me enseñaron que si quiero llegar a algo, debía esforzarme en conseguirlo, el no lograrlo no me hace peor persona, sino una persona fuerte y decidida a pesar de sus derrotas. Muchas veces comento que no me gusta el ejercicio físico a pesar de realizarlo a diario 2 y 3 horas, es una recomendación médica que no puedo dejar de seguir por mi propio bien, pero nunca estoy motivada a ello; sin embargo, tengo la suficiente disciplina para luchar contra mí misma y levantarme temprano para ponerme a ello. Luego me siento bien por haberlo hecho y por lo que el ejercicio hace en mí, pero si fuera por placer nunca me levantaría temprano a hacerlo, ni tarde, es que no lo haría.
ResponderEliminarel mundo sería mejor si todos pusiéramos nuestro granito de arena, no me cabe la menor duda, cuando uno es disciplinado consigo mismo y sabe lo que cuesta obtener las cosas, es más displicente y tolerante con los demás.
Un gran capítulo, magnífica reflexión y por supuesto, un post fabuloso 🥰
Besitos 💋💋💋
Buenas tardes, Yolanda:
EliminarYo también soy como tú, me cuesta hacer las cosas. Pero siempre he creído en la disciplina y ello me ha ayudado mucho en la vida. La satisfacción que da saber que has cumplido tus metas no tiene parangón. Por otro lado, qué bueno sería que todos nos esforzáramos al unísono!!
¡Muchísimas gracias por tus amables palabras, y más aún por tus brillantes aportaciones!
Un abrazo grande, preciosa!!
Hola.
ResponderEliminarDespués de ayer este capítulo parece me que hace ver a un Tolstoi mucho más coherente y estoy de acuerdo en que hay que esforzarse para mejorar. Las cosas no se consiguen por sí solas, cada uno tiene que poner de su parte para conseguirlas pero tampoco nos hace peores no lograr nuestras metas.
Un saludo.
Buenas tardes:
EliminarSí, hay capítulo que de repente aparece el Tolstói que casi todos admiramos, y es entonces cuando encuentro la razón que me lleva a continuar con su lectura. Esperemos que los capítulos que me restan traigan a mí más de esto.
Un abrazo grande y mil gracias por volver un día más a acompañarme!!
Hola preciosa!
ResponderEliminarMira que es difícil muchas veces comprender a este autor pero hoy la verdad es que me gusta, contado como lo cuenta al final me gana.
Feliz semana!
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
La capacidad de esfuerzo y la disciplina es una de las cosas más útiles en la vida. Aunque también es cierto que cuando me esfuerzo por conseguir algo y no lo consigo, o nadie ve el esfuerzo que te ha costado hacer algo, me desanimo, y me digo para qué... Pero esta claro que es una actitud que debemos aprender todos.
ResponderEliminarVenga, vaaaaleeeee.... me reconcilio con Tolstói, espero que los capítulos que vengan sean de este estilo y los anteriores se queden en "vaya día que tenía el maestro". Un abrazo!
Me alegra que tu experiencia con Tolstói esté siendo similar a la mía. Me reconozco en tus palabras.
EliminarTe prometo que al finalizar El camino te sentirás fenomenal.
Un abrazo!!