DIARIO DE UNA LECTORA DE TOLSTÓI: EL CAMINO DE LA VIDA CON TOLSTÓI Y SELMA ANCIRA
Fuente: Undine von Reinecke |
Sinopsis de la editorial
El camino de la vida sólo vio la luz en ruso en 1911, unos
meses después de que Lev Tolstói falleciera en la estación ferroviaria de
Astápovo. El libro, que había permanecido inédito en español, como un tesoro
escondido, es la culminación de la obra moral del escritor y la expresión más
completa de su pensamiento religioso: un destilado de máximas legadas por los
sabios de todos los tiempos y de todas las tradiciones del mundo que le
inspiraron sus propias reglas para el perfeccionamiento interior. Cada uno de
los treinta y un capítulos que integran este volumen—uno por cada día del
mes—conforman un singularísimo breviario espiritual destinado a «llevar una
vida de bien» y contribuir así a la realización de una aspiración tan antigua
como irrenunciable: la convivencia pacífica entre los individuos y los pueblos.
21 de enero de 2020
Desde hace algunos días los medios de comunicación nos están
avisando que en tres semanas llega San Valentín; es ya algo a lo que
lamentablemente nos estamos acostumbrando. Año tras año recibimos con muchísima anticipación cada
fecha importante del calendario: comenzamos a preparar la Navidad en
septiembre; mientras quitamos el abeto, comemos bombones de San Valentín;
contratamos las vacaciones de verano en febrero, y las de pascua aún no han llegado.
Año tras año todo es igual. ¿No añoráis un ritmo más pausado? No me mal interpretéis, me gustan las celebraciones. Tan sólo quiero tener la certeza de que vivo intensamente cada instante.
Capítulo XXI: La vida está en el presente
<Los seres humanos imaginan que su vida transcurre en el tiempo: en el pasado y en el futuro. Pero esto no es más que una apariencia: la verdadera vida del hombre no transcurre en el tiempo, sino que siempre está en ese punto atemporal en el que el pasado se une con el futuro y que nosotros llamamos erróneamente el presente. El hombre es libre en ese punto atemporal del presente y sólo en ese punto, y por eso la verdadera vida del hombre está en el presente y sólo en el presente.>
Éste es uno de los capítulos más breves de El camino de la vida, y aunque su tema me parece francamente importante e interesante, creo que Tolstói se complicó un poco intentando explicarlo. Quiero decir que,
para contar su opinión sobre el tema, escribió largo y tendido con circunloquios sobre el
tiempo y el espacio. Lo que pudieron haber sido dos páginas de ideas brillantes
sobre el aprovechamiento de la vida, se convirtieron en quince páginas de
axiomas más o menos lúcidos. No obstante,
su principal mensaje me parece acertado y lo hago mío: aprovechar sabiamente el
tiempo presente.
Para comenzar nos habla de lo que para él significan el pasado, el
presente y el futuro. De los tres tiempos sólo acepta la existencia del
presente, y nos avisa que es lo único
que tenemos, y que hay que aprovecharlo por
ese motivo; porque nada más es cierto en nuestras vidas:
<El pasado ya no está, el futuro no ha llegado todavía. ¿Qué hay entonces? Sólo ese punto en el que el futuro se encuentra con el pasado. Parecería que ese punto no es nada, y sin embargo nuestra vida entera está únicamente en él.>
<No existe el tiempo, sólo existe el instante. Y en él, en el instante, está toda nuestra vida. Por eso hay que poner en él todos nuestros empeños.>
Por supuesto, para Tolstói el tiempo es un concepto puramente
material. Y, como ya nos dijo, la única vida válida es la espiritual, que
es atemporal y eterna. El concepto del tiempo lo acepta sólo como guía de
referencia para la vida del alma; para
fijarnos en los errores y aciertos de nuestros actos y aprovecharnos de ellos:
<El tiempo sirve únicamente para la vida corporal. El ser espiritual del hombre está fuera del tiempo. Y está fuera del tiempo porque la actividad del ser espiritual se halla única y exclusivamente en el esfuerzo de la conciencia. Y el esfuerzo de la conciencia siempre se encuentra fuera del tiempo, porque siempre está sólo en el presente y el presente no tiene tiempo.>
<Es bueno recordar con frecuencia que nuestra vida verdadera no es únicamente exterior, corporal, como transcurre aquí, en la tierra, frente a nuestros ojos; sino que con esta vida poseemos también otra vida, interior, espiritual, que no ha tenido un principio y no tendrá un final.>
<La facultad de recordar el pasado y de imaginar el futuro nos es dada sólo para que, guiados por ésta o aquella consideración, podamos decidir más correctamente nuestras acciones en el presente, pero de ningún modo para que lamentemos el pasado o preparemos el futuro.>
Como el futuro no es cierto para nadie, nos invita a vivir
con pasión y acertadamente cada minuto:
<Vive como si cada momento fuera a ser el último y sólo te fuese a dar tiempo de hacer lo realmente indispensable, y al mismo tiempo vive como si lo que estás haciendo fueses a hacerlo eternamente.>
<Contra los malos hábitos se puede luchar únicamente hoy; mañana no.> Confucio
Su ferviente fe le
hace confiar en un presente vivido virtuosamente, amando sin descanso; así
puede hallarse a Dios. El amor pasado o futuro no existe.
<Sólo en el presente se manifiesta la fuerza libre y divina de la vida; por eso la actividad del presente debe poseer cualidades divinas, es decir, debe ser sensata y benéfica.>
<El amor es la manifestación de la esencia divina, para la cual no hay tiempo, y por eso el amor se manifiesta sólo en el presente, ahora, en todos los momentos del presente.>
<Saberte enfermo, estar preocupado por sanar, y lo más importante, pensar en que como ahora estoy enfermo no hago lo que debo, pero en cuanto me cure entonces lo haré, todo esto es una gran tentación. Es lo mismo que decir: no quiero lo que me ha sido dado, quiero lo que no tengo. Siempre es posible alegrarse de lo que se tiene en el momento y hacer de lo que uno tiene (es decir, de las fuerzas que se tienen) todo lo que se pueda.>
Sabernos finitos debe empujarnos a vivir plenamente y sin
demora. Debe ser una motivación para ello:
<Memento mori, ¡recuerda que morirás!, es una gran frase. Si recordáramos que inevitablemente moriremos, y pronto, nuestra vida sería completamente distinta. Si el hombre supiera que dentro de media hora morirá, seguramente en esa media hora no haría nada inútil o estúpido, ni, sobre todo, malo. ¿Y acaso el medio siglo que quizá te separa de la muerte no es esa misma media hora?>
Tolstói nos intenta enseñar que ningún proyecto es lo
suficientemente importante si no llegamos nunca a conocer su final; las
consecuencias de nuestros actos son infinitas. Por eso una vida espiritual de
amor es lo único que importa, sólo de ella podemos confiar en el resultado; porque
del bien sólo puede obtenerse el bien:
<Nunca podemos llegar a conocer todas las consecuencias de nuestros actos porque todas las consecuencias de nuestros actos son infinitas en el espacio infinito y el tiempo infinito.>
<Al vivir una vida espiritual, es decir, en comunión con Dios, el hombre, aunque no pueda conocer las consecuencias de sus actos, sabe con certeza que esas consecuencias serán buenas.>
Como comentaba al comienzo de la entrada, Tolstói se centra en este capítulo en el aprovechamiento del momento presente. Su faceta de hombre espiritual le hace concentrar sus esfuerzos en amar plenamente, en llevar una vida según los principios divinos para confiar
en el resultado positivo de sua actos; en obtener una vida plena y real. Nadie puede negar, que el aprovechamiento
de la vida es siempre beneficioso; si además hay amor en ella es además satisfactorio. Estar
ocioso, lamentarse de las pérdidas morales o materiales, desear lo que no se
tiene; nada de esto es constructivo ni fructífero. Pero, si viviéramos agradecidos
por poder respirar un día más, seguramente nuestro baremo de felicidad cambiaría; la vida no nos atosigaría con amores pasados ni sueños incumplidos. Nada
limita más la vida del ser humano que la prisa y el desencanto.
<Nos atormentamos con el pasado y nos echamos a perder el futuro sólo porque nos ocupamos poco del presente. El pasado ya se fue, el futuro no existe, lo único que existe es el presente.>
Hasta la próxima entrada, amigos.
Undine von Reinecke ♪
Buenas noches.
ResponderEliminarParece que Tolstói sale del bache y una vez más vuelve a decir y expresar ideas con las que estamos de acuerdo. Hoy es lo único que hay seguro. Y perdemos mucho tiempo pensando en mañana y en más adelante, tendemos a dejar las cosas para cuando sea buen momento sin darnos cuenta de que el momento, mejor o peor, es ahora.
Y creo que es algo que se adquiere con los años, cuando eres joven, si has tenido suerte y va bien o normal tiendes a pensar que eso será así siempre. Un poco de visión de futuro hay que tener porque si no caemos en el corto plazo y eso te impide hacer cosas que requieren un esfuerzo mantenido y que las recompensas o los objetivos cumplidos tardan un poco en darse. Estamos poco acostumbrados a disfrutar del camino y solo pensamos en llegar.
Capítulo muy chulo pese a que el autor se haya enredado un poco.
Buenas noches, Undine.
PD Una curiosidad ¿estás usando un cuaderno especial donde escribes las entradas o solo tomas apuntes?
Hola Norah:
EliminarSin duda un tema interesante. Lástima que los temas más chulos son los que menos desarrolla. Creo que según se acerca al final estaba más cansado. Ya veremos.
Y sí, el presente debemos cuidarlo con cariño, porque se nos escapa rápido.
Un abrazo, preciosa!!
Me queda claro que en este capítulo podría haberse lucido más. Es cierto que perdemos mucho tiempo meditando lo que hicimos y lo que no llegamos a hacer pero es difícil eso de vivir el momento, el aquí y ahora cuando llegas a una cierta edad, somos más conscientes de que es lo que habría que hacer pero mucho más prevenidos y nos cuesta lanzarnos. Al menos, a mí es lo que me pasa.
ResponderEliminarBesos
Hola Inés:
EliminarSí, la edad te hace ver la vida de otro modo. Din duda cuando eres joven no te planteas tantas cosas, eresmás arrojado. Al cumplir años, a mí me pasa, piensas en el futuro porque lo presientes. Y eso asusta.
Creo que Tolstói estaba ya muy cansado cuando escribió este capítulo y no llegó a desarrollarlo lo suficiente. Pero si comparto con él que el presente hay que ciudarlo.
Un beso, preciosa, y muchas gracias por comentar!!
Estoy totalmente de acuerdo con Lev de nuevo, el Presente es lo único que tenemos, el pasado nos arrastra a la añoranza y el futuro es una ilusión 😏 y aún así seguimos pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor y lo dejamos todo para mañana, como si fuéramos a vivir eternamente.
ResponderEliminarY yo soy la primera que lo hago: "A ver si para dentro de un año puedo hacer..." "De aquí a unos meses debería hacer..." Y no sabes la rabia que me da. Yo debería saber mejor que nadie que en un segundo puedes morir y todo se acabó, y aunque he avanzado mucho todavía me cuesta pensar en presente.
Interesantísimo tema el de hoy 🥰
Besitos 💋💋💋
Buenas noches, Yolanda:
EliminarYo soy más del pasado que del mañana :) ¡Cuánto recuerdo los 80' y lo que con ello conlleva...Pero, estoy totalmente de acuerdo con él, vivir el momento lo mejor posible, saberapreciar lo que tenemos y cuidarlo.
Un beso grande, guapísima!!
"Entonces yo tenía fe en un porvenir fácil y alegre, lleno de deseos satisfechos, de experiencias y de empresas comunes. Pero aquella fue la mejor época de mi vida, y sólo ahora que ha pasado para siempre, sólo ahora, lo sé." Este parrafito de Natalia Ginzburg en Las pequeñas virtudes, se me ha quedado grabado. Y es lo mismo que Tolstói nos dice en este capítulo y tantos y tantos otros. Ahora que el futuro se detuvo,que hemos tenido que vivir a fuerza el presente, y con muchas culpas por el pasado, no sé si aprenderemos a ser felices con el día a día.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué precioso pasaje comparte! No he leído mucho de Ginzburg, sólo algún relato breve o ensayo, pero realmente creo que comparte la grandeza de los mejores.Pero aún teniendo razón las reflexiones de todos ellos, quiero creer que podemos conseguir un mínimo de felicidad pese a todo.
EliminarUn abrazo