DIARIO DE UNA LECTORA DE TOLSTÓI: EL CAMINO DE LA VIDA CON TOLSTÓI Y SELMA ANCIRA
Fuente: Undine von Reinecke |
Sinopsis de la editorial
El camino de la vida sólo vio la luz en ruso en 1911, unos meses después de que Lev Tolstói falleciera en la estación ferroviaria de Astápovo. El libro, que había permanecido inédito en español, como un tesoro escondido, es la culminación de la obra moral del escritor y la expresión más completa de su pensamiento religioso: un destilado de máximas legadas por los sabios de todos los tiempos y de todas las tradiciones del mundo que le inspiraron sus propias reglas para el perfeccionamiento interior. Cada uno de los treinta y un capítulos que integran este volumen—uno por cada día del mes—conforman un singularísimo breviario espiritual destinado a «llevar una vida de bien» y contribuir así a la realización de una aspiración tan antigua como irrenunciable: la convivencia pacífica entre los individuos y los pueblos.
23 de enero de 2020
Cuando era niña y me encontraba entre amigos o familiares
solía ser muy espontánea y dicharachera. Me encantaba conversar y participar en
todo lo que acontecía a mi alrededor. Pero cierto año coincidiendo con mi onomástica,
mi tía me regaló una regla decorativa de madera, en ella había escrita una
frase: “Ponga usted el cerebro en funcionamiento antes de poner la lengua en
movimiento”. Muy apurada, y con la cara ardiendo de la vergüenza, sentí que
aquel día no lo olvidaría jamás. Así ha sido.
Capítulo XXIII: La Palabra
<La palabra es la expresión del pensamiento y puede servir para unir o para separar a las personas; por eso hay que ser prudente en su uso.>
El capítulo de hoy se refiere a un término tan importante
para la vida que, todos deberíamos aprender su significado y todos sus usos casi
desde que comenzamos a hablar. Pero habitualmente, tan sólo se nos
enseña que la palabra es un elemento que utilizamos como medio de comunicación.
En los últimos tiempos está muy de moda el término inteligencia emocional,
expresión que se refiere al ingenio y viveza demostrados por el individuo tanto
en su comportamiento como en su manera de hablar. En este sentido último
utiliza el término palabra Tolstói, que intenta explicarnos los peligros y beneficios
del uso de la palabra; y como cabría esperar de él, lo aplica no sólo en el
terreno individual sino buscando la concordia entre los hombres.
Comienza sus enseñanzas mostrándonos la doble consecuencia
que se deriva del uso de la palabra, pudiendo ocasionar armonía entre los
individuos, o todo lo contrario.
<La palabra puede unir a las personas, pero también puede separarlas; la palabra puede propiciar el amor, pero también la animadversión y el odio. Mantente lejos de la palabra que separa a las personas o que propicia la animadversión y el odio.>
Por otro lado, él entiende que en nuestro pensamiento se
encuentra la fuerza divina, por ello nunca debemos expresarlo con palabras
que transmitan el mal, y nos alienta ser prudentes. Nada de lo que digamos
puede borrarse, aunque nos arrepintamos, las palabras quedan.
<La palabra es la expresión del pensamiento, el pensamiento es la manifestación de la fuerza divina, y por eso la palabra debe estar en concordancia con lo que expresa. Puede ser neutral, pero no puede y no debe ser una expresión del mal.>
<El hombre es el portador de Dios. Puede expresar la conciencia de su divinidad mediante la palabra. ¿Cómo no ser prudente al hablar?>
<El tiempo pasa, pero la palabra dicha permanece.>
Por otro lado, Tolstói nos aconseja que tengamos todos
nuestros sentidos encendidos cuando mantengamos una conversación, e igualmente
sugiere prudencia y economía a la hora de hablar.
<Escucha, sé atento, pero habla poco. Si no te preguntan no hables, pero si te preguntan, responde de inmediato y brevemente, y no te avergüences si debes confesar que no sabes responder a lo que te preguntan.> Sabiduría sufí
<No te alabes, no condenes a los otros y no discutas.>
Me ha gustado encontrar un pasaje entre sus axiomas que
habla vehementemente contra una máxima aceptada socialmente como cálida: no
hablar mal de los muertos. Pese a que pueda parecer morboso y poco delicado, si
nos paramos a pensar en su explicación, ¿no resulta quizá adecuada su manera de
ver este punto? Realmente pocas personas conozco que se atrevan a hablar tan
libremente como él; no creo que tuviera la verdad absoluta sobre la vida, pero
ciertamente hipócrita no era. Además, opinaba que siempre se debe decir la
verdad a las personas con ánimo de
ayudar:
<Existe un antiguo proverbio: “De mortis aut bene, aut nihil”, es decir, “Habla bien de los muertos o no hables”. ¡Qué injusto es! Habría que decir lo contrario: “Habla bien de los vivos o no hables”. ¡Cuántos sufrimientos ahorraría esto a la gente, y qué fácil es! (…)>
<Si sabes cómo deben vivir las personas y quieres para ellas el bien, les dirás lo que piensas. E intentarás decírselo de tal manera que tus palabras tengan credibilidad. Para que te crean y comprendan lo que les dices, tienes que intentar transmitirles tus pensamientos no con enojo y rabia, sino tranquila y bondadosamente.>
Vuelve a implorarnos prudencia y silencio antes que hablar
más de la cuenta, para ahorrarnos disgustos tanto a nosotros como a nuestros
semejantes. Y si hablamos que sea el amor y las buenas intenciones los que nos
animen a hacerlo:
<La palabra no dicha es oro.>
<Puedes darte el lujo de no pensar con antelación en lo que vas a decir sólo cuando te sientes sereno, lleno de bondad y de amor. Pero si estás intranquilo y rabioso, cuídate de pecar con la palabra.>
Por otro lado y, tratándose de una discusión, explica que
hay que ser sensato; lo ve como una demostración de inteligencia el callar y no
corresponder a la furia del interlocutor:
<Durante las discusiones se olvida la verdad. La discusión siempre la interrumpe el más inteligente.>
<Presta oído a las discusiones, pero no te inmiscuyas en ellas. Dios te guarde de la vehemencia y el arrebato, incluso en su expresión más pequeña. La ira siempre está fuera de lugar, pero sobre todo en una cuestión justa, porque la oscurece y la enturbia.> Gógol
<La mejor respuesta que se puede dar a un loco es el silencio, porque cada palabra que le respondas rebotará en él y volverá a ti. Responder a una ofensa con una ofensa es lo mismo que echar leña al fuego.>
Su lado más cristiano le hace ponerse en el lugar de otras
personas, y nos invita a no criticar sus acciones hablando mal de ellas.
Poniéndonos en su lugar veremos nuestros propios defectos y podremos aprender
algo:
<Condenar a otro siempre es injusto, porque nadie puede saber nunca lo que ha pasado o pasa en el alma de aquel a quien condena.>
<Hablar mal de las personas en su presencia no está bien porque, en haciéndolo, las ofendes; y en su ausencia no es justo porque, en haciéndolo, las engañas. Lo mejor es no buscar lo malo que hay en las personas y olvidarlo, y buscar lo malo que hay en uno mismo y recordarlo.>
Sigue animándonos a desconfiar de aquellos interlocutores
que hablen mucho de otras personas o de nosotros mismos. Ni aceptar cotilleos de
otros, ni parabienes hacia nuestra persona es conveniente. Además nos dice que
hablar por hablar es de ociosos y holgazanes:
<Nunca escuches a aquellos que hablan mal de otros y bien de ti.>
<Nada alienta tanto la ociosidad como las conversaciones vacías. Si las personas guardaran silencio, en vez de decir tonterías para ahuyentar el tedio de la ociosidad, no podrían soportar la holgazanería y se pondrían a trabajar.>
Por último nos advierte una vez más de la conveniencia de guardar
silencio, pues las consecuencias de lo dicho no son previsibles y
podríamos lamentarlo eternamente terminando con la felicidad que proporciona el
amor; la armonía entre los hombre:
<Rara vez lamentas haber guardado silencio, pero a menudo lamentas haber hablado, y lo lamentarás más a menudo todavía si conocieras todas las consecuencias de tus palabras.>
<Mientras más ganas tienes de hablar, mayor peligro hay de que digas algo malo.>
<El silencio es a menudo la mejor respuesta.>
<la felicidad de la vida de las personas está en el amor entre ellas. Y con una palabra aviesa se puede destruir el amor.>
Ha sido un capítulo francamente interesante. Su
planteamiento es como siempre marcado por su fe cristiana, buscando el
entendimiento, armonía y amor entre los hombres. Nada malo hay en ello, sin
duda. Pero además, la prudencia e inteligencia que se desprende de sus
pensamientos es, en mi opinión, un regalo que nos legó y que todos deberíamos probar
como antídoto al desencanto y la falta de entendimiento en nuestras relaciones
personales. Por ese motivo, hoy me quedo con esta frase para cerrar la entrada
del diario:
<La palabra es la llave del corazón. Si la conversación no lleva a ningún lado, hasta una sola palabra sobra.>
Hasta la próxima entrada, amigos.
Hola.
ResponderEliminarDejando a un lado la parte en la que hace referencia a Dios, estoy totalmente de acuerdo con Tolstoi. Las palabras tienen el poder de hacer mucho bien pero también mucho mal por eso deberíamos tener cuidado con lo que decimos.
Un saludo.
Si,yo también estoy de acuerdo con su planteamiento. Es más, me parece que hace reflexiones muy importantes, que deberíamos tener más presentes.
EliminarUn abrazo, y gracias un día más por tu compañía!!
Pues estoy de acuerdo con él. Independientemente de que le mueva una visión religiosa, lo que dice es muy certero
ResponderEliminarBesos
Su fe siempre está muy presente en su filosofía, pero en este caso no le ciega, como ocurría en otros capítulos. Sus ideas son muy lúcidas, y ha sido un gustazo leerlo.
EliminarUn abrazo, preciosa!!
Sí, prudencia. Cuantas veces nos pasa que decimos algo y luego nos arrepentimos, muchas. En general estoy bastante de acuerdo con lo que expresa Tolstoi en este capítulo.
ResponderEliminarBesos
Hola Inés:
EliminarParece que todos hoy estamos de acuerdo con el maestro :) Ha sido un capítulo pacífico y placentero.
Un besote, y muchas gracias por participar!!
"La palabra que une, la palabra que separa, la que cura y la que hiere, la que abre y las que cierran, palabras palabritas, palabrejas y palabrotas, palabras que se dicen y palabras que se piensan y todas las que se dicen sin pensar" con este raro poema quedé finalista en un certamen, y uno de los pecados que más detesta Tolstói me ha hecho traerlo 😅 me puede en ocasiones el Ego 🤫
ResponderEliminarMi abuelo me decía: no eres una metralleta, no dispares palabras como si escupieras. Piensa, di la palabra en tu mente, y si suena bien, dila en voz alta. No puedo, aunque quisiera, añadir hoy palabra alguna 😉🥰
Besitos 💋💋💋
El ego está para usarlo, un poco, sin pasarnos, pero si tienes una virtud está bien compartirla. Y si traes aquí tu arte...privilegio para mi blog.
EliminarTu abuelo era un hombre sabio, ¡qué maravilla que disfrutaras tanto de sus palabras y su cariño!
Un besoquerida Yolanda, y gracias por tu empatía!!
Pues muy de acuerdo con lo que dice Tolstoi en este capítulo. En muchas ocasiones hay que saber callar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, Margari, a veces un silencio es evidencia de sabiduría. Pero otras veces...cuánto nos gustaría poder hablar!! :)
EliminarUn abrazo, preciosa, y gracias por acompañarme en elcamino!!
Buenas noches.
ResponderEliminarAquí estamos de acuerdo en casi todo. Igual pide demasiado, porque cuando te callas ciertas cosas y luego te queman no estás a gusto y te arrepientes.
Yo cuando se juntan más de tres no hablo o tardo mucho en hablar pero es por timidez.
Algo que aprendí hace poco fue lo de dejar de discutir, es que en realidad cuando discutes no escuchas, solo esperas a que el otro acabe para decir lo que quieres y no se llega nunca a ningún sitio.
Es difícil a veces decidir cuándo hay que callarse y cuando no. Pero hay que intentarlo y por supuesto pensar antes de hablar.
Feliz descanso.
Me ha gustado eso que dices de que has aprendido a no discutir. También yo recientemente evito toda disputa. Eso me lleva a los primeros capítulos, donde decía que prefería darme la vuelta y evitar a quien inicia un ataque. Creo que a la larga te da años de vida.
ResponderEliminarCallarse es difícil, mucho a veces, pero es cierto que por habla, muchas veces no consigues nada.
Un beso grande, preciosa y que tengas un viernes precioso!!
Hola preciosa!
ResponderEliminarGenial entrada y muy de acuerdo en todo Se dice hay un antiguo proverbio que dice somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Yo ya he aprendido a callarme aunque a veces me cuesta bastante.
Que tengas un bonito fin de semana.
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
Sí, un capítulo placentero. Todos de acuerdo pero a veces es difícil llevarlo a cabo. No caer en murmuraciones, no hablar cuando uno esta rabioso... Es una tarea difícil
ResponderEliminarBuenas tardes, Esther:
EliminarComparto tu pensar, no es fácil en ocasiones. El mérito no es conseguirlo, sino intentarlo. Al menos, así opino yo. Somos humanos y en ello va implícito la imperfección.
Un abrazo, y disculpa que tarde siempre tanto en contestar.