RESEÑA: "ASESINATO EN LA MANSION DARWIN", Marion Harvey
Fuente: @undine.von.reinecke Instagram |
Datos del Libro:
Editorial: dÉpoca
Traducción: Susanna González y Blanca Briones
Introducción: Juan Mari Barasorda
Colección «dÉpoca Noir»
ISBN: 978-84-946875-8-7
15X23 cm / 328 páginas / P.V.P. 19,90 €
Encuadernación en rústica cosida con solapas
(Incluye marcapáginas y lámina de obsequio)
Sinopsis de la Editorial:
Tras escucharse el sonido de un disparo a medianoche, Philip
Darwin es encontrado asesinado en su estudio; su esposa Ruth aparece junto al
cadáver con un arma en la mano. En la mansión se encuentra también —además del
personal de servicio y el secretario de Philip—, el antiguo prometido de Ruth,
Carlton Davies, que había acudido a la casa tras una desesperada llamada de su
antigua amada. En estas circunstancias, todas las pruebas materiales apuntan a
que la señora Darwin ha cometido el crimen —a las que hay que añadir la certeza
de que nunca ha amado a su esposo, pues había sido chantajeada por él para
contraer matrimonio—. No obstante, su amado Carlton la considera inocente, pues
la joven insiste en que ella no es la asesina de su esposo.
En su desesperación, Carlton acude al detective McKelvie,
gran admirador de Sherlock Holmes, quien deberá ir desentrañando el misterio de
tan enigmático crimen para ir descubriendo paulatinamente cómo todas las
personas del entorno de Darwin se convierten en posibles sospechosos.
Propuesta musical para esta novela
Lo que Undine piensa del libro:
"Lunch atop a skyscraper" Fuente: www.abc.es |
Nueva York, años 20. Rascacielos arañan el cielo de la Gran Manzana, la emigración procedente de Europa la está construyendo como si de la
torre de Babel se tratara. El comercio y la industria emergente hacen de la
ciudad un hervidero variopinto de personas que transitan las calles en busca de
sus destinos.
Teatros de Brodway años 20 Fuente:historiasdenuevayork.es |
Mientras el automóvil se afianza y ocupa la calzada, el
metro surca las entrañas de una ciudad que acoge a todo el que llega:
jovencitas que sueñan con ser actrices, cantantes de jazz, bailarines sureños, sufragistas
que huyen de casa, gánsteres y especuladores crecen en los bajos fondos, mientras que en los
clubs de jazz y en los teatros se hacen negocios.
Tras la Gran Guerra el mundo ha tomado la famosa locución
latina “Carpe diem” como lema, y el champan
y los cócteles corren en ríos de alcohol. En este contexto se sitúa
Asesinato en la mansión Darwin, novela perteneciente a la Golden Age (periodo
entreguerras de la novela policíaca).
Y la novela comienza así:
<Tenía la intención de pasar la noche en el club; pero,
tras mi solitaria cena, me sentía demasiado cansado para alejarme de mi
acogedora chimenea. Dispuse un sillón ante el hogar abierto de mi biblioteca
–pues esa noche de octubre era fría y el propietario no había cedido lo
suficiente como para encender la caldera de vapor- y me acomodé
confortablemente con un libro y mi pipa. La historia que había escogido era un
misterio de asesinato extremadamente inteligente y bien escrito, y me
encontraba tan absorto en su lectura que me sentía totalmente ajeno al paso del
tiempo.
La entrada de Jenkins, mi criado, me trajo de vuelta a la realidad
con un sobresalto y descubrí que el reloj de la repisa daba las once. Algo
impaciente por la interrupción, pues no había concluido la historia, me mostré
sarcástico.
“¿Qué pasa Jenkins? ¿Has venido a recordarme que ya pasó la
hora de irme a la cama?- pregunté.”
El rostro de Jenkins se alargó (…), y sacudió la cabeza con
aire de tristeza, como si considerase mi comentario una difamación referida al
conocimiento de sus deberes como ayuda de cámara.
“Señor, un hombre que dice ser el chofer de la señora Darwin
acaba de traer esta nota (…), dice que espera respuesta en su auto, señor.”>
De este modo, con toda naturalidad, el narrador, Carlton
Davis, nos introduce en un mundo de elegancia, donde el chófer y el ayuda de
cámara son parte de la vida cotidiana; sin ellos, el ritmo del día a día se pararía. Inversor
en Wall Street, Davis, sufrió seis meses atrás la pérdida de su prometida, Ruth (ahora Ruth Darwin). Ésta le dejó, muy
en contra de sus deseos, para contraer matrimonio con Philip Darwin, hombre
cruel y chantajista, que la obligó a casarse con él bajo pena de denunciar a su
hermano por asesinato.
La nota que el chofer lleva a Carlton Davis es una llamada
urgente: Ruth le pide que la visite, y él acude con premura.
Mientras Carlton espera en el salón de la mansión Darwin escucha
un disparo. Al acudir, encuentra a Ruth pistola en mano y a Philip Darwin
sentado a su escritorio muerto con una bala en el pecho. Todas las pruebas
apuntan a que ella es la asesina, pero la completa seguridad por parte de Carlton de la inocencia de Ruth le hace buscar toda resolución humanamente posible para salvarla de un destino fatal: ser
declarada culpable y sentenciada a muerte. En su camino para auxiliarla, dará
con el nombre de Graydon McKelvie: detective aficionado que admira a Sherlock
Holmes, y que comparte con él su gran sentido de la lógica y de la observación.
Una trepidante novela policíaca, ejemplo claro de habitación
cerrada (crimen realizado en una habitación sin salida posible, lleno de
enigmas). Un único posible asesino, una única
puerta por la que poder escapar, con
testigos en el camino de huída, y ventanas cerradas por dentro a cal y canto. Unamos a todo ello la gran cantidad de
pruebas materiales y evidencias circunstanciales, que nos llevan a pensar en una única asesina: Ruth Darwin, imposible pensar en otra persona.
Cary Grant e Ingrid Bergman, "Encadenados" Fuente: rtve.es |
El autor o autora
(luego volveré sobre el tema, pero se desconoce quién está tras el nombre de Marion Harvey), plantea una historia
aparentemente sencilla, pero que según avanzamos en la novela, Harvey ata un nudo tras otro, enmarañando esta historia turbulenta y pasional, que te atrapa
desde el primer momento.
Los personajes son dignos de protagonizar la más
prestigiosa película de detectives en blanco y negro, sus caracteres elegantes y glamurosos (no puedo evitar
adjudicar el papel de Carlton Davis a Cary Grant, o el de Ruth Darwin a Ingrid
Bergman en Encadenados), caen rendidos todos ellos ante la presencia de Graydon
McKelvie, un personaje carismático que, pese a su personalidad peculiar, un poco
arisca y pomposa a priori, conquista al lector perdonándole su deje “Holmeniano”, pues rinde un respetuoso
homenaje al más universal e imitado de
todos los detectives de novela, Sherlock Holmes.
El resto del elenco: el sargento Jones, responsable, pero
limitado en sus deducciones; el mayordomo de de Davis, Jenkins, antiguo
ladronzuelo reformado y fiel colaborador; el señor Trenton, padre arrepentido y atormentado de Ruth; el hermano de Ruth, Richard Trenton,
joven alocado que se pierde en la noche reluciente de New York; Lee Darwin,
caballero o villano, ambas cosas puede ser;
el secretario de Philip Darwin, ser ruin y cobarde, del que todos
sospechan, pero nadie cree capaz de atreverse a nada intrépido; y por último el
abogado del fallecido, el señor Cunningham, personaje enigmático. Todos ellos están al servicio de la trama, una trama que te atrapa y te maneja casi hasta las últimas líneas, que son reservadas para menesteres explicativos, por si algún lector despistado ha perdido el hilo en algún momento.
No, no me he olvidado de las mujeres, aparecen poco, pero
todas ellas son pintorescas: desde la elegante Ruth Darwin, que el lector no
puede evitar vestir de terciopelo y satén; pasando por la glamurosa y excitante
Cora Manning, prometida de Lee Darwin, a quien imaginamos sobre un escenario
como a Gilda antes de ser abandonada por Johnny Farrell (perdonadme esta otra cita cinematográfica, pero la novela lo incita). El resto de mujeres son elementos terciarios de la trama a
quienes se describe en ocasiones con poca delicadeza (hoy día sería
inadmisible), a favor de enfatizar su personalidad y dar ese toque de oscuridad
a la novela detectivesca. Así vemos, al referirse a la criada de McKelvie, como
“esa negrita”; o también cómo describe a
la casera de Cora en base a su inmensa gordura. Efectista, sin duda, pero el
lector del siglo XXI no queda inmune.
Sobre la ambientación, decir que sus descripciones son las
justa, pero excelentes, te sitúan allí donde la acción está ocurriendo, dándonos una visión pintoresca de diferentes
lugares del New York de los veinte. Ese que todos hemos soñado alguna vez.
Porque, ¿quién no tiene curiosidad por disfrutar de un club nocturno de los de entonces, con cócteles y música en directo? ¿Quién no ha viajado en sueños
hasta Chinatown, perdiéndose entre sus calles y tiendas? Eso sí, bien protegidos. ¿Quién no ha bajado
en la imaginación esas escaleras de mármol como lo hiciera Gloria Swanson en Sunset
Boulevard?
Bette Davis en El ocaso de los dioses Fuente: elcorreo.com |
Dejadme que añada un detalle más que me ha encantado, pues
es por estas cosas que la Golden Age me fascina con su brillo y elegancia. Durante la investigación, una de las pruebas más importantes tiene una nota de
olor, una fragancia que se hizo famosa a comienzos del siglo XX y que comparto
con vosotros, La Rose Jacqueminot (Coty), perfume que toma el nombre de una
rosa dedicada a Jean François Jacqueminot (1787-1865), un antiguo general
francés fiel a Napoleón tras la batalla de Waterloo.
Fuente: olibanum.wordpress.com |
Como véis, un sinfín de detalles que nos llevan a
sumergirnos en la novela hasta finalizarla sin interrupción, si la familia y el
trabajo nos lo permiten.
Un caso de asesinato, que para ser resuelto el lector debe
estar muy atento y no descartar nada. Así como nos decía Conan Doyle en voz
de Sherlock Holmes, y que McKelvie cita
también:
“Cuando eliminas toda
solución lógica a un problema, lo ilógico, aunque imposible, es invariablemente
lo cierto.”
Debo decir que adiviné ciertas cosas del enigma de la
habitación cerrada, pero que el autor/a, me utilizó en diferentes momentos haciéndome
cambiar de sospechoso en más de una ocasión. Aunque también es verdad, que mi
primera impresión fue la acertada, sin embargo, tengo un pero al enigma, que discutiré con todo aquel que, habiéndose leído Asesinato en la mansión Darwin, quiera intercambiar impresiones conmigo.
¿Alguien quiere
adivinar quién fue el asesino? No dejéis de leer esta novela, que es estupenda,
e ideal para un fin de semana de descaso, o unas vacaciones cortas.
SOBRE EL AUTOR/A POR LA EDITORIAL:
Marion Harvey. Pseudónimo con el que firmaba sus obras un
escritor de quien se desconoce su identidad real, que publicó sus novelas de
misterio con gran éxito durante la «Golden Age».
La totalidad de su obra permanecía inédita en castellano.
El Autor/a por Undine:
Es interesante leer el prólogo escrito por Juán Mari
Barasorda, donde nos intenta desvelar un poco su investigación sobre la identidad del escritor o
escritora, pues ni el sexo se conocía, que se escondía tras el nombre de Marion Harvey; por ello no voy a dar más datos que los
que se encuentran en las búsquedas de libros de google. Estos se reducen a los títulos de sus novelas,
no traducidas a nuestra lengua hasta la fecha, y de las cuales, tres de ellas
están protagonizadas por el escocés McKelvie, mismo detective de la novela que
hoy os presento.
Bibliografía de Marion Harvey:
- Asesinato en la mansión Darwin, 1922.
- The vengean of the Ivory Skull, 1923.
- The house of Seclusion, 1925.
- The Arden Mistery, 1925.
- The Dragon of Lung Wang, 1928
- The Clue of the Clock, 1929.
- The Inner Circle. A Mystery Thriller, (obra de teatro).
- Footsteps: A Breathydon McKelvie.
Los libros de esta editorial me llaman todos, es increíble!. Te acabo de descubrir y me quedo por aquí, me ha gustado mucho tu reseña. Besos
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por tus palabras!
EliminarEres muy bienvenida a compartir y, si te apetece, comentar las reseñas y publicaciones que voy subiendo.
Al igual que tú admiro las ediciones de dÉpoca, sigo a la editorial desde sus comienzos y sus libros forman una parte importante de mi biblioteca.
Un placer tenerte por aquí, un saludo y hasta muy pronto!!
Hola,
ResponderEliminarInés lo reseñó el otro día y ya lo apunté porque coincidimos bastante en gustos; por lo que leo en tu reseña también coincido en este caso en gustos contigo así que seguro que la compraré en mi próxima visita a la librería porque me has puesto los dientes largos.
Un beso
¡Mil gracias por leerme!
EliminarMe alegra que coincidamos en gustos, así será una apueta segura pasar a leerte por tu blog y llevarme todo lo que nos descubras.
Un abrazo y espero que disfrutes con Asesinato en la mansión darwin :)
Ya lo tengo apuntado de otras reseñas y es que con ediciones así es imposible resistirse, y eso que la vez que me estrené con Agatha Christie no disfruté tanto como esperaba. Así que no sé si realmente este género del golden age me entusiasma tanto, pero tendré que seguir probando ;)
ResponderEliminarMe ha encantado lo que has puesto del perfume, super interesante.
Besitos
¡Muchas gracias por pasar por aquí!
EliminarNo sé qué título te leerías de A. Christie, pero sí te puedo decir que esta novela no aburre. Yo te invito a que pruebes con las primeras páginas, sentirás tentación de seguir leyendo :) Ya me contarás!!
Un abrazo y hasta muy pronto
PD: te agradezco tu alusión al detalle del perfume, ahora ya sé que tengo compañeras que gustan de las mismas curiosidades que yo :)
Infinitas gracias por la reseña, querida Undine. ¡¡¡Y enhorabuena por el blog!!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias a vosotros por pasar por aquí!
EliminarPara mí siempre es un placer leer vuestras ediciones, con títulos tan interesantes y distintos, que me hacen pasar tan buenos momentos.
Un abrazo y hasta la próxima edición :)
Es un ejemplo magnífico de misterio en habitación cerrada y lo he disfrutado mucho. Graydon Mackenzie se toma al pie de la letra su admiración por Sherlock y le imita en muchas cosas, disfraces incluidos, y la verdad es que me ha gustado mucho el personaje. Ese "pero" que comentas me imagino perfectamente cuál es y estoy de acuerdo contigo, pero más allá de eso, es una novela muy disfrutable y con un sabor clásico inconfundible :)
ResponderEliminar¡Besote!
McKelvie, no Mackenzie... que me invento los nombres :)))
EliminarBuenas tardes, Inquilina!!
EliminarLeí vuestra reseña, que me encantó, y comparto muchos de vuestros criterios. Y como al igual que tú, opinión que la calidad de la novela es para tenerla presente, es una estupenda elección para pasar un buen rato por el glamuroso New York de los 20 junto a un personaje divertido e inteligente.
Un beso grande, ahora me voy a pasar por tu blog, que veo que has publicado :)
Hola Undine!! Me gustó mucho la lectura de este libro, es un género y una editorial que me encantan. ¡Fantástica reseña, como siempre! Besos!!
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias, Ana!
EliminarUn abrazo fuerte