RESEÑA: ZAPATILLAS DE BALLET, NOEL STREATFEILD

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Blackie Books

Traductor: Julia Viejo

Género: Novela infantil

Fecha de publicación: noviembre, 2024

Número de páginas: 240

Tamaño: 15,5 x 22,1 cm

P.V.P.: 19,90 €

ISBN: 978-84-10025-93-6


Sinopsis de la Editorial

Pauline, Posy y Petrova Fossil son tres huérfanas que, adoptadas por un benefactor misterioso, conviven en una gran casona de Londres. Son algo así como hermanas, pero no podrían ser más diferentes: Pauline es rubia, de ojos azules, y adora el teatro. Posy tiene una frondosa melena pelirroja, y si algo le apasiona es bailar y cantar. Y Petrova es pálida y delgaducha, solo piensa en aviones y en la mecánica que los hace volar, y detesta por encima de todas las cosas tener que subirse a un escenario. Cuando los problemas económicos aparecen en el horizonte de las hermanas Fossil, no les queda otra que unirse para encontrar una solución. Y la solución, al parecer, no solo pasa por alquilar habitaciones de su casa, sino también por convertirse en la nueva sensación del mundillo del teatro.

No saben por dónde empezar, y desde luego tienen un poco de miedo. Pero si algo caracteriza a las hermanas Fossil es que son más listas que el hambre. Y que están dispuestas a sacar adelante a su peculiar familia cueste lo que cueste.


Propuesta musical para este libro

Mendelssohn - A Midsummer Night's Dream: Overture

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube ArtyClassical

La pieza que el lector está escuchando es la Obertura de Sueño de una noche de verano, compuesta por el músico alemán Felix Mendelssohn (1809-1847), que se basó en la famosa obra teatral homónima escrita por Shakespeare. El compositor tomó como motivo esta comedia shakesperiana en dos ocasiones. La primera fue en 1826, cuando Mendelssohn iniciaba su carrera, y se dedicó a escribir una apertura orquestal que clasificó con el Op. 21; la segunda data de 1842, corresponde a la música incidental compuesta para la obra de teatro, a la que se añadió la obertura anteriormente escrita, y se clasificó como Op. 61. Como nota curiosa, apuntar que la famosa Marcha nupcial de Mendelssohn forma parte de esta obra.

He elegido la Obertura de Sueño de una noche de verano, porque su música "suena" en Zapatillas de ballet y, por otro lado, las referencias a las obras teatrales escritas por Shakespeare son constantes a lo largo de toda la novela de Noel Streatfeild.


Lo que Undine opina del libro


<Una ilusión eterna, o por lo menos que renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de ser una realidad.> André Maurois (1885-1967)


Fuente: Undine von Reinecke

Hoy, 18 de diciembre de 2024, llego a Londres, última etapa de mi viaje anual La vuelta al mundo en doce libros. Como cada año, el periplo literario finaliza en la capital inglesa en fechas navideñas. En ediciones pasadas del reto, al llegar aquí me sumergí en las costumbres navideñas británicas de la época victoriana. Al tiempo que hablé de estas bonitas tradiciones, quise también adentrarme en diferentes relatos de escritores ingleses, como Navidad en Thompson Hall 👈del novelista victoriano Anthony Trollope, Una agitada víspera de Navidad (1883) 👈del sagaz Arthur Conan Doyle, y en la novela Pudin de Navidad (1932) de la divertida autora de entreguerras Nancy Mitford.

En este 2024, un año que ha estado repleto de crispación social a nivel internacional, he querido rememorar un momento de la historia que destacó por el mismo motivo y por su especial singularidad. Me refiero a  la Navidad de 1914, el año en que dio comienzo la Gran Guerra, aquel terrible acontecimiento en el que Inglaterra se vio inmersa junto a las naciones que componían la Triple Entente, frente a la Triple Alianza del bando centroeuropeo. Me detengo en este momento de la historia inglesa y europea, porque en aquellos días sucedió un hecho tan emotivo como asombroso. 

Estoy hablando de la llamada Tregua de Navidad (Christmas Truce en inglés, Trêve de Noël en francés y Weihnachtsfrieden en alemán), un término que alude a una serie de ceses al fuego oficiosos, acontecidos tan sólo cinco meses después de haber dado comienzo la contienda, y que tuvieron lugar en época navideña. 

Soldados alemanes fuera de la trinchera, Navidad 1914
Fuente: Wikipedia
Pese al poco tiempo transcurrido desde que se iniciara el acontecimiento bélico, el desgaste de los hombres ya era tremendo a esas alturas, tanto para los alemanes, que estaban empeñados en invadir Francia a través de Bélgica, como para los ingleses y franceses, que se obstinaban en repeler la ocupación. Las maniobras de avance y repliegue se sucedieron continuamente en ambos bandos, hasta que se quedaron sin terreno en el que moverse. De tal manera, que los ejércitos implicados en el conflicto se vieron obligados a construir sendas líneas de trincheras que iban desde el Mar del Norte hasta la frontera con Suiza. Es decir, kilómetros y kilómetros de refugio para cobijar a los hombres combatientes extenuados. 

Lo curioso del asunto es que los soldados ingleses, franceses y alemanes, aprovechando que sus respectivos líderes estaban reconsiderando las estrategias a seguir después del estancamiento sufrido tras los primeros lances de la guerra, cesaron las hostilidades en el campo de batalla. Esto sucedió durante la semana previa a la Navidad, en el día de Nochebuena y en el de Navidad. Todos los hombres abandonaron sus respectivas trincheras, cruzaron por tierra de nadie y se adentraron en terreno enemigo, para intercambiar alimentos y presentes con individuos del lado contrario. También organizaron funerales conjuntos para los caídos en combate y, por si todo lo anterior hubiera sido poco, incluso disputaron partidos de fútbol en una atmósfera festiva que dio pie a cánticos navideños entonados a coro por los individuos de las nacionalidades que estaban presentes. Es cierto que en algunos sectores de las trincheras la tregua solamente sirvió para recoger a sus fallecidos e intercambiar prisioneros, y que las negociaciones de paz que se sucedieron después no llegaron a buen término, extendiéndose la guerra hasta 1918. Sin embargo, aquella Tregua de Navidad de 1914 fue tan multitudinaria y las estampas que dejó fueron tan impactantes, que ha pasado a la historia como un hito ejemplar, demostrando que el ser humano puede alojar en su interior una porción enorme de luminosidad.

Ilustración de tregua de Navidad de 1914, publicada por
 The Illustrated London News el 9 de enero de 1915
Fuente: Wikipedia

Y esa luz iba a ser muy necesaria, porque a nadie se le escapa cuál fue el resultado de la Gran Guerra. A un lado y otro lado del Canal de Mancha muy pronto se dejaron ver las terribles consecuencias de la contienda. A esta triste estampa se unió el desastre provocado por la mal llamada gripe española de 1918, que causó un número espectacular de bajas, mientras en Rusia se estaba produciendo un éxodo y una merma de población debido a su Revolución (1917-1923). 

Lamentablemente, como ocurre siempre en las catástrofes, sean del tipo que sean, la población infantil se vio notablemente afectada. Muchos niños fueron enviados fuera de sus países, bien porque sus padres habían fallecido o porque estos no eran capaces de ocuparse debidamente de ellos. 

Uno de los destinos más comunes para aquellos niños sin hogar fue el Reino Unido. Pequeños llegados de países como Bélgica, Francia o Rusia, fueron recibidos en orfanatos o centros de refugiados, siendo los más afortunados adoptados por familias que les dieron un hogar. Derivado de esta circunstancia, en las calles del Londres de entreguerras se escuchaba hablar tanto en ruso, como en francés o en inglés.

Y esta, entre otras notas de interés, es la atmósfera que plasmó Noel Streatfeild en su famosísima novela Zapatillas de ballet, un precioso título que ha publicado recientemente la editorial Blackie Books, que cuenta con la estupenda traducción de Julia Viejo.

Zapatillas de ballet comienza así:

<Las hermanas Fossil vivían en Cromwell Road. Justo en el extremo más alejado Brompton Road, pero lo suficientemente cerca como para ir a ver las casas de muñecas del Museo de Victoria y Alberto en los días de lluvia. Cuando no llovía mucho, iban andando “para ahorrarse un dinerillo.”>

Fuente: Amazon

Zapatillas de ballet nos lleva al Londres de entreguerras en la década de 1920. La novela cuenta la historia de Pauline, Petrova y Posy Fossil, tres niñas huérfanas de orígenes y edades diferentes que, gracias al profesor Matthew, un paleontólogo aventurero entrado ya en años, son adoptadas y encuentran un cálido hogar. Sin embargo, como el profesor pasa largas temporadas viajando por el mundo en busca de fósiles para su colección, debe dejar a las pequeñas a cargo de su joven sobrina nieta Sylvia y de su antigua niñera Nana, quienes cuidan de ellas con mimo y dedicación. Para su última aventura, el científico ha estimado que estará cinco años en el extranjero, y por ello, deja una suma de dinero en el banco que debe bastar para cubrir los gastos de su peculiar familia el tiempo que dure su viaje.

Las niñas crecen año tras año, sus necesidades aumentan, y el tío abuelo Matthew no regresa; ni siquiera saben dónde está o cómo contactar con él. Para más inri, el dinero comienza a escasear. Por ese motivo, Sylvia decide convertir el hogar donde viven en una casa de huéspedes para sufragar sus gastos. Y así, ayudada por Nana, la sirvienta y la cocinera, decide adecentar las habitaciones para recibir a los nuevos inquilinos, un grupo estupendo de personas, que llegarán a formar parte de su hogar.

Los primeros en llegar son los Simpson, un matrimonio venido desde Malasia que enseguida cogen cariño a las pequeñas; la siguiente en acomodarse es Theo, una profesora de danza que trabaja en la prestigiosa escuela de artes escénicas de Madame Fidolia, y que muy pronto dará clases de baile a las niñas; finalmente, las últimas en incorporarse son las doctoras Jakes y Smith, dos profesoras a punto de jubilarse que, entre investigación e investigación, se dedicarán de la formación académica de las hermanas Fossil.

Así las cosas, la vida en la casa es de lo más divertida con tantos adultos cuidando cariñosamente de ellas. Además, gracias a Theo, las tres hermanas han sido admitidas en la Academia de Madame Fidolia, donde reciben una formación artística de primera, para que en el futuro puedan tener una profesión con la que ganarse la vida. No obstante, las dificultades económicas aumentan, y las pequeñas, con el ánimo de ayudar a Sylvia con los gastos de la familia, deciden hacer un pacto y trabajar muy duro para encontrar pronto un trabajo en el mundo del espectáculo. ¿En qué aventuras se embarcarán las hermanas Fossil para conseguir su objetivo?

Edición inglesa,  Orion Children's Books (2010)
Fuente: Amazon

Zapatillas de ballet es una tierna, emotiva y preciosa novela que fue publicada en 1936 por la editorial JM Dent & Sons con el título original de Ballet Shoes: A Story of Three Children on the Stage. Esta historia fue el primer texto con el que Noel Streatfeild (1895-1986) se adentró en la literatura infantil, y lo publicó con las preciosas ilustraciones de Ruth Gervis (1894 -1988), hermana mayor de la famosa escritora. 

La obra tuvo un éxito inmediato desde el momento de su aparición. Tanto que, incluso, llegó a ser finalista de la Medalla Carnegie, el galardón que otorga la Asociación de Bibliotecarios al mejor libro infantil británico del año. Y aunque finalmente no lo consiguió - el premio le sería concedido dos años más tarde por The Circus Is Coming-, Zapatillas de ballet ha quedado en la memoria del tiempo como un hito literario. Con él, Noel Streatfeild logró lo que todos los autores desean para sus obras, que sus páginas sean leídas generación tras generación, y que permanezcan como un legado precioso que merece la pena compartir.  

Así ha venido siendo desde entonces en el mundo de habla inglesa. Es más, en 2019 la BBC lo incluyó en su listado de las cien obras más influyentes de la historia. No en vano, gracias a Zapatillas de ballet Noel Streatfeild inició una brillante carrera como autora de libros infantiles, y esta trayectoria le valdría ser nombrada Oficial de la Orden del Imperio Británico en 1983.

Por otro lado, aunque Zapatillas de ballet es una historia autoconclusiva, y no pertenece a una serie per sé, los editores norteamericanos vieron en el título de la novela un sello de éxito garantizado. De tal manera, que tomaron la coletilla “shoes” (zapatillas) para comercializar algunos textos posteriores de la autora, quedando para la posteridad como una famosa saga denominada algo así como Shoes Saga. De esta manera, por ejemplo, el libro que originalmente se titulaba The Circus Is Coming pasó a ser Circus Shoes, Party Frock se conoce como Party Shoes, y White Boots como Skating Shoes, entre otras muchas historias que salieron de la pluma de la autora y que hoy forman parte de esta conocida colección.

Si mis lectores son aficionados a las comedias románticas quizás recuerden una emotiva escena de la película Tienes un e-mail (1998). En ella, la estupenda actriz Meg Ryan representa a una librera vocacional que, después de haber perdido la librería infantil que le dejó en herencia su madre a manos de un gigante de la industria editorial, aconseja entre sollozos a una señora sobre el orden en que deben ser leídos los libros de esta preciosa colección… Yo no conocía Zapatillas de ballet cuando se estrenó el film, ni siquiera me sonaba el nombre de la autora, pero el momento metaliterario me pareció tan inmenso que el título se me quedó grabado en el corazón.

Edición en inglés (Yearling; Reprint edition 1982)
Fuente: Amazon

A día de hoy, después de hacerme con el libro y haber leído Zapatillas de ballet en apenas unas pocas horas, debo reconocer que Meg Ryan no exageraba nada. De hecho, desde mi punto de vista, la tierna historia que hay detrás de esta novela es mucho más que una fábula infantil, sus personajes son en su mayoría tan creíbles que se hacen inolvidables y el espíritu que subyace en el libro es de esos capaces de trascender en el tiempo por su inmutable su universalidad. ¿No necesitamos cada uno de nosotros un lugar cálido en el que cobijarnos, mientras crecemos y aprendemos a vivir?

Sin perder la chispa ni un ápice de la magia que siempre debe acompañar a un texto dirigido al público infantil, Zapatillas de ballet emplea un lenguaje directo, carente de cualquier atisbo de ñoñería, para narrar una historia de carácter humano y tremendamente realista. Me explico, Noel Streatfeild convierte un principio argumental triste (que un niño comience su vida siendo huérfano y que se vea en la tesitura de buscar empleo para subsistir siempre lo es) en una aventura llena de esperanza y positividad. Y lo hace sin ahorrar a su público ningún dato que deba conocer, pero sin caer en el morbo ni en el sensacionalismo gratuito. La autora utiliza con sagacidad argumentos morales como el valor que reside en el trabajo, el mérito que tiene el esfuerzo realizado, la nobleza que existe en la solidaridad y el respeto hacia los demás, y los convierte en los pilares que sostienen su narración.

Por otro lado, los motivos que utiliza están enmascarados perspicazmente en la trama, escondidos entre anécdotas y chascarrillos protagonizados por las hermanas Fossil, y funcionan a modo de divertidas e instructivas moralejas, que no resultan pesadas porque están extraídas de la realidad de la vida. Es más, si mis lectores se aventuran en la lectura de Zapatillas de ballet, inevitablemente se sentirán identificados con las acciones de algunos de los personajes, retrocediendo con una sonrisa a la infancia.

En relación a todos los personajes principales, me refiero a las tres niñas, a su tutora Sylvia, y a Nana la niñera, su potencia y personalidad me ha traído recuerdos de otra obra inmortal. Me refiero a Mujercitas👈 de Louisa May Alcott. Salvando distancias argumentales y temporales, desde mi punto de vista, existen determinados paralelismos entre los personajes de las dos obras y las intenciones de ambas autoras. Por ejemplo, tanto en Zapatillas de ballet como en Mujercitas el núcleo familiar lo conforman un grupo de mujeres fuertes y valientes que, en ausencia del cabeza de familia, deben ingeniárselas para salir adelante por sus propios medios. En ese mismo sentido, si en Mujercitas destaca el personaje de Jo por querer dedicarse a una profesión liberal como la literatura, en Zapatillas de ballet tenemos a Petrova que siente una fuerte atracción por la mecánica, los coches y la aviación. Por último, y no menos importante, si Marmee era la encargada de cuidar junto a la anciana Hanna de Meg, Jo, Beth y Amy March, Sylvia hace lo propio junto a Nana para proteger y educar a las simpáticas Pauline, Petrova y Posy Fossil; y en las dos novelas, tanto la norteamericana decimonónica como en la inglesa de entreguerras, las tutoras se dejan acompañar por un grupo de amables conocidos que se desviven por ayudar.

Centrándome ya en Zapatillas de ballet, los personajes secundarios, además de ser grandes amigos de las protagonistas, también sirven de apoyo a la trama. Dejando a un lado la disparatada y divertida personalidad del profesor Matthew, detonante de lo que sucede a lo largo de esta narración, el resto de figuras actúan como ingredientes imprescindibles en la estupenda ambientación. Si, por ejemplo, Madame Fidolia resulta interesante por representar a una Primera bailarina rusa del antiguo imperio ruso, caída en desgracia en su país tras la Revolución, no menos fascinante resulta el papel asignado al señor Simpson, quien representa al perfecto caballero de la colonias que regresa a casa cuando el Imperio Británico de Ultramar empieza a decaer. Estas dos notas coloristas, y alguna indicación temporal más, como es el fallecimiento del rey Jorge V del Reino Unido, acontecido el 20 de enero de 1936, sirven a  Noel Streatfeild para enmarcar y contextualizar esta sugestiva historia.

En ese mismo sentido, es muy interesante cómo la escritora describe el mundo entre bambalinas y del espectáculo. De hecho la crítica se refiere a este motivo como una constante en la narrativa de Noel Streatfeild. El motivo parece basarse en las propias experiencias de la autora, quien conocía bien los entresijos de este mundillo, porque ella misma se dedicó durante diez años a ejercer como actriz en importantes compañías como las de Charles Doran (1877-1964) y Arthur Bourchier (1863-1927). Con tan cautivador material en su memoria, Streatfeild construyó historias protagonizadas por niños sumergidos en el mundo artístico, en los que volcó cada sueño, preocupación o necesidad que estos pudieran experimentar.

Fue así como nacieron las tres pequeñas que protagonizan esta radiante novela infantil, que constituye un interesante legado literario. Junto a  Pauline, una talentosa niña que aspira a ser actriz; al lado de la inteligente Petrova, cuya meta es pilotar un avión y surcar el cielo azul; y de la mano de la simpática Posy, cuyo designio es calzar unas zapatillas de ballet, el lector puede disfrutar del espíritu shakesperiano de las obras que interpretan y de los mensajes simbolistas del teatro vanguardista que representan.

Y hasta aquí llegan mis impresiones sobre Zapatillas de ballet. Ha sido muy emotivo y entrañable adentrarme en esta historia, cuya importancia no sólo reside en su fama, sino en la envergadura de su fondo conceptual. 


<Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad.> Karl A. Menninger (1893-1990)


Undine von Reinecke ♪


👉Con esta reseña finalizo el reto La vuelta al mundo en doce libros 2024. Quiero agradecer a mis lectores la atención que me han prestado durante estos doce meses literarios. Sin vosotros nada sería igual

Por otro lado, prometí una sorpresa final a quienes me acompañaran activamente en el reto, siempre y cuando cumplieran todas las etapas a tiempo y en el día señalado por las reglas de reto. Pues bien, estad atentos, porque el miércoles 8 de enero de 2025, día en que anunciaré las reglas del reto del próximo año, también comunicaré en esa publicación quienes han sido los participantes premiados

Llegados a este punto, solo me resta despedirme hasta el próximo año, porque Lecturas de Undine se toma un descanso en Navidad.


¡Felices Fiestas, lectores!


La autora por la Editorial

Noel Streatfeild

Sussex, Reino Unido , 24 de diciembre de 1895

NOEL STREATFEILD nació en Reino Unido en 1895 y vi­vió noventa y un largos años. Y como vivió tanto, escri­bió muchísimo: decenas de novelas para el público infantil y juvenil, para adultos, para niños tan formales que más bien parecían adultos y para adultos que en el fondo seguían sien­do unos niños. De toda su bibliografía es probablemente este Zapatillas de ballet su obra más conocida y celebrada: en ella tres hermanas muy diferentes son admitidas en una escuela de danza e interpretación de renombre. Noel conocía bien la pre­sión y exigencias a las que son sometidas sus tres protagonistas, pues fue actriz durante algunos años. Por eso sus libros están plagados de niñas artistas. Y por eso sus niñas artistas, con esa fuerza impetuosa y esas ganas de ofrecer lo mejor de sí mismas que las caracterizan, se parecen tantísimo a ella.

 

Comentarios

  1. Ay, Undine, qué reseña más preciosa. No conocía este libro ni a la autora y he empezado a leerte pensando que no me iba a atraer mucho una historia infantil pero me ha gustado tanto, tanto todo lo que cuentas que voy a ver si la encuentro. Sí que recuerdo la escena que comentas de Meg Ryan y aquella librería tan especial, muy bonita. Me ha gustado mucho también la introducción que haces en torno a la Primera Guerra Mundial y el ambiente que sirve de contexto a la novela. Un beso y gracias por el descubrimiento y por estas reseñas siempre tan cuidadas.

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  2. Buenos días, Undine.
    Como Marta, yo tampoco conocía a la autora ni, por supuesto, el libro. La época en que se encuadra, los paralelismos con Mujercitas y todo lo que cuentas de Las zapatillas de ballet, me lo hacen muy apetecible.
    Y me ha encantado todo lo que cuentas de la Tregua de Navidad, de la que ya había oído hablar y del contexto mundial al fin de la Gran Guerra, con esa (mal llamada, como dices) gripe española que mató más personas que la propia guerra.
    Un final de vuelta al mundo, perfecto.
    Un beso.

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