RESEÑA: PUDIN DE NAVIDAD: NANCY MITFORD

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Catedral Libros

Traductor: Marcelo E. Mazzanti

Género: Novela

Encuadernación: Cartoné

Medidas: 14 x 21.5 cm.

Nº Páginas: 272

EAN: 9788418800054

P.V.P.: 20.19€ / 21€

Año Publicación: 2021


Sinopsis de la Editorial

«Lady Bobbin organizó el día de Navidad con la rigurosidad y la atención al detalle de un general que conduce a su ejército a la batalla. No dejó ni un momento de diversión al azar o a la imaginación de sus invitados, que recibieron sus órdenes en Nochebuena, órdenes que debían de ser obedecidas al pie de la letra bajo pena de muerte. Pero ni siquiera ella, por muy supermujer que fuera, pudo prevenir que el día quedara marcado por los enfados, el comer de más y una serie de sorprendentes sucesos.»


Propuesta musical para este libro

* Crédito del vídeo: Canal de YouTube The78Prof

La canción que el lector está escuchando es Santa Claus is coming to town, un villancico navideño compuesto en 1932 por John Frederick Coots y Haven Gillespie. Sin embargo, la pieza no fue estrenada dos años más tarde, y se hizo en el programa de radio de Eddie Cantor. El tema se convirtió en un éxito rotundo de inmediato, y se vendieron infinidad de discos y partituras de la canción a las veinticuatro horas de haber sido lanzada. Santa Claus is coming to town ha conocido versiones de múltiples artistas, siendo las más conocidas las de Bing Crosby y Frank Sinatra en el siglo XX, y en el XXI las interpretaciones de Luis Miguel, Michael Bublé, Justin Bieber y Mariah Carey, también han tenido muy buena aceptación.

Mi elección de Santa Claus is coming to town para la reseña de hoy se basa en la coincidencia de fecha entre la composición del villancico y la publicación de Pudin de Navidad, la novela protagonista de la entrada de hoy. Por otro lado, no puedo dejar de evidenciar que ambas creaciones poseen un contagioso carácter chispeante que invita a la sonrisa y a la felicidad.



Lo que Undine opina del libro


<Una familia feliz no es sino un paraíso anticipado.> Sir John Bowring (1792-1872)


Hoy, 20 de diciembre de 2023, por fin llego a Londres, etapa final de mi viaje literario La vuelta al mundo en doce libros. Por tercer año consecutivo, he conseguido concluir felizmente mi periplo por el mundo para celebrar la Navidad en la capital inglesa, un lugar que se engalana como pocos en estas fechas tan especiales. El largo camino que he realizado durante este año me ha llevado a visitar interesantes ciudades internacionales, mientras descubría narrativas de autores desconocidos para mí. Entre esos nombres están el francés Alain Fournier (18868-1914), la italiana Grazia Deledda (1871-1936), el egipcio Naguib Mahfuz (1911-2006), el norteamericano Richard Matheson (1926-2013), la irlandesa Emily Lawless (1845-1913) o la estadounidense Edna Ferber (1885-1968). Es impresionante todo lo que he aprendido. Por otro lado, he regresado con placer a la pluma de grandes nombres de las letras, como el de Mary Cholmondeley o el de George Orwell. Ha sido un año lleno de grandes aventuras y descubrimientos, que espero asimilar y disfrutar una y otra vez.

Por ello, reservé como colofón de mi hazaña viajera de 2023 un título muy especial y navideño, escrito por una de las autoras inglesas que más sonrisas me ha despertado a lo largo de mi vida como lectora, desde que la descubrí allá por el año 2005. Casi un cuarto de siglo más tarde, sigo disfrutando de su gran sentido del humor y su avispado ojo crítico. Me refiero a la gran Nancy Mitford, y la obra en cuestión es Pudin de Navidad, un texto publicado en el año 2021 por la editorial Catedral, con las preciosas ilustraciones de Jacobo Muñiz y la estupenda traducción de Marcello E. Mazzanti.

Fuente: thegreatbritishbakeoff.co.uk

Comentaba algunas líneas arriba, que el libro no podía ser más navideño. El título da fe de ello, como también deja claro el espíritu británico de la historia que narra, porque pocas cosas nos suenan tan inglesas a los hispanoparlantes como el té, los sandwiches de pepino o el pudin, en este caso, de Navidad. Por ese motivo, y como viene siendo costumbre en Lecturas de Undine al llegar la etapa londinense de diciembre, en la entrada de hoy centraré mi atención en un motivo típico de las celebraciones británicas, que por motivos obvios, en esta ocasión será culinario. Efectivamente, me refiero al Christmas Pudding o pudin navideño, una exquisitez imprescindible en los hogares ingleses en estas fechas.

El pudin de navidad tiene sus orígenes en la Edad Media. Sin embargo, la receta original dista mucho de parecerse a la que se degusta en la actualidad. En sus comienzos comenzó siendo una especie de caldo que contenía pasas, frutos secos, especias y vino. Era semejante a los pasteles de carne del Medievo y, al igual que estos, también contenía algún tipo carne, al menos el caldo con el que se elaboraba. Quizá por ese motivo, el manjar no se servía como postre, sino que se ofrecía al comienzo de la cena. Hubo que esperar al siglo XVII para que el pudin ofreciera un aspecto algo más sólido, aunque aún distaba de ser el apetitoso dulce que los británicos contemporáneos degustan en Navidad. Por aquel entonces, aquel primitivo pudin se servía como una papilla, o se cocinaba de manera semejante a un embutido, para servirse en los platos en forma de rodajas junto con el resto de la comida principal. Durante el siglo XVIII, el manjar cambió su aspecto, y adoptó el de unas gachas corrientes en las que flotaban unas ciruelas pasas. 

Fuente: thevintagekitchenstore.co.uk

No sería hasta el siglo XIX en que el pudin adquiriera la importancia festiva que hoy posee. Por ello, siempre se ha asociado a los victorianos la creación de este postre navideño. Y es justo que así sea, porque fueron ellos quienes establecieron cuándo y cómo debía cocinarse. Si mis lectores son habituales de Agatha Christie, o siguen a su famoso detective Hércules Poirot en la serie televisiva, sabrán que el pudin debe prepararse el último domingo antes de llegar el Adviento (Stir Up Sunday), y que cada miembro de la familia debe participar en ello removiendo la mezcla de este a oeste, para honrar el viaje de los Reyes Magos, y como ritual de buena suerte para el año que se iba a iniciar. 

Por otro lado, los victorianos añadían algunas sorpresas a la mezcla, como monedas de plata, que significaban riqueza, anillos, que era símbolo de futuro matrimonio, y, como nota divertida, quien tuviera la mala suerte de que en su plato apareciera un dedal, era condenado a la soltería… Y pese a lo paganas que algunas de estas reglas puedan parecer, realmente los victorianos se inspiraron en un texto de carácter religioso, el Collect in the Book Of Common Prayer.

Fuente: Wikipedia

El pudin de Navidad se convirtió durante la época victoriana en el rey de las fiestas. Tradicionalmente se ha responsabilizado de ello a la familia real, que ayudó a rescatar las tradiciones ancestrales inglesas en sus celebraciones familiares. No menos responsabilidad tuvo el famoso título de Charles Dickens Cuento de Navidad, que consolidó la fama de este dulce, gracias al destacado pasaje del relato en el que el Christmas pudding es el protagonista.

Si alguien entre las personas que me están leyendo quieren vivir la experiencia navideña victoriana, le invito a que visite la página web del English Heritage, allí encontrará la historia del English Christmas Pudding contada por Sam Bilton, y podrán copiar la receta que ideó Charles Elmé Francatelli, quien fuera el chef de la reina Victoria entre los años 1840 y 1842.

Sin embargo, no me abandonéis todavía, queridos lectores, porque yo os invito a otra interesante degustación. Me refiero a la que nos ofrece Nancy Mitford en su particular Pudin de Navidad.

Pudin de Navidad nos lleva al Londres del comienzo de la década de 1930. Allí, Paul Fotheringay, aspirante a escritor, ha quedado derrotado por las críticas de su primera novela, que pretendía que fuera un conmovedor drama, y que los críticos han interpretado como el libro más hilarante de la temporada. Para salvar su reputación decide escribir una biografía de la poeta victoriana Lady Maria Bobbin, cuyos papeles se encuentran en Compton Bobbin, que es el hogar de la formidable y temible Lady Bobbin. Sin embargo, la dama no acepta su propuesta. Por ese motivo, Paul idea un astuto plan para conseguir su objetivo. Y recurre a su amiga Amabelle Fortescue, que ha alquilado una casa para la temporada navideña cerca de Compton Bobbin. Esta le sugiere que entre a trabajar en la aristocrática casa como tutor del joven Bobby Bobbin, heredero de Lady Bobbin, que pretende escaquearse de los planes maternales. 

El plan funcionará a las mil maravillas para todos ellos: Paul trabaja secretamente en la biblioteca de la mansión cuando se supone que debe estar enseñando a Bobby; al concluir su trabajo diario, maestro y el alumno visitan juntos la casa de Amabelle para divertirse de lo lindo con los amigos londinenses que se alojan allí. Sin embargo, nuestros protagonistas no lo tendrán nada fácil, porque Lady Bobbin es una dama un tanto especial que les puede descubrir en cualquier momento. Y así, entre disimulos, mentiras a medias y embustes varios, tanto Paul como el resto de personajes que visitan por Navidad aquel campestre lugar de los Cotswolds, vivirán unas locas aventuras que el lector podrá disfrutar, carcajada tras carcajada.

1ª Edición (Fuente: Wikipedia)

Pudin de Navidad es una chispeante comedia de situación, que fue publicada en 1932 con el título original de Christmas Pudding por la editorial Thornton Butterworth. Esta obra fue uno de los primeros trabajos de Nancy Mitford, concretamente el segundo, y aunque con posterioridad su narrativa se volvió mucho más comprometida, en ella ya se deja ver con claridad la pluma afilada e inteligente que consagró a su autora como uno de los nombres más destacados de la literatura inglesa de posguerra, y recibió el aplauso de más de un colega de profesión, como el de Evelyn Waugh. Así lo comentaba su hermana Jessica Mitford en uno de sus artículos, quien afirmaba también que Nancy no cesó de reír durante el tiempo que estuvo escribiendo Pudin de Navidad. A mí no me resulta en absoluto extraño, porque la comedia de enredo que trazó en esta historia está llena de momentos absurdamente cómicos e hilarantes. Eso sí, hay que ser un lector cómplice del humor british para saborear con auténtico placer este peculiar “pudin navideño”, porque sus protagonistas son unos seres tan snobs y petulantes que parecen salidos de otra galaxia.

Sin embargo no es así, Nancy Mitford no tuvo que visitar universos lejanos para inspirarse, ya que la época de entreguerras inglesa se caracterizó por contar con una élite social que lucía ese carácter, y muchos de sus jóvenes se jactaban de ello escribiendo novelas comerciales que narraban su forma desenfadada de vida y lucían ese característico lenguaje, que coloquialmente llamaríamos en nuestro idioma con un sonoro apelativo, y que las buenas formas me hacen referirme a él como pedante o esnob. 

Mitford fue un miembro de esa peculiar "tribu" inglesa. La escritora comenzó su carrera literaria principalmente por motivos económicos, debido a que su padre no podía darle una alta asignación, y terminaría encontrando la fórmula del éxito donde sus amigos de correrías tan sólo habían hecho sus pinitos. Está claro que el ingenio de la Mitford contribuyó en gran medida a ello, porque carecía de una completa formación, como era frecuente entre las señoritas de alta cuna de aquellos días. Por ese motivo, para comprender su narrativa es aconsejable conocer el contexto de su vida. 

Fuente: Undine von Reinecke

Nancy Mitford, que también es conocida por haber copado junto a sus hermanas las principales páginas de las revistas de sociedad de la época de entreguerras, hizo gala de ese refrán que dicta: “si la vida te da limones haz limonada”. Y de las desdichas que le sucedieron en su agitada y, reconozcámoslo, superficial forma de vida, hizo el motivo principal de la mayor parte de los trabajos que realizó. Su estilo narrativo llegó a estudiarse y a formalizarse en las letras inglesas como un hito de las décadas de 1920 y 1930.

Las seis hermanas Mitford eran guapas, sofisticadas, de familia aristocrática y algo extravagantes, por eso sus idas y venidas las convirtieron en el centro de las habladurías más seguidas por los habituales de la prensa amarilla de su tiempo, y aún hoy son motivo de artículos jugosos. Que Diana se casara en primera instancia con el heredero de la Cervecera Guinness, para abandonarlo por el líder fascista sir Oswald Mosley, que Jessica se fugara con su amado para casarse y luchar en el bando republicano en la Guerra Civil Española, o que Unity fuera amiga personal de Adolf Hitler, y que intentara quitarse la vida cuando Inglaterra declaró la guerra a Alemania durante la Segunda Guerra mundial, son sólo unos ejemplos de las muchas anécdotas curiosas que protagonizaron aquellas hermanas. Educadas en el campo y presentadas a la edad adecuada en sociedad, su destino debiera haber sido contraer matrimonios convenientes y hacer honor a su clase social. No obstante, sus decisiones y los tiempos que les tocó vivir llevaron sus vidas por derroteros muy distintos. De hecho, tan sólo la menor de las Mitford (Deborah) llegaría a ser lo que todos entendemos por una “gran dama británica”, ya que se casó con  Andrew Cavendish, quien fuera el undécimo duque de Devonshire, y propietario de la gran mansión que los aficionados a las adaptaciones austenitas conocen con el nombre de Pemberley, aunque en la vida real responde al de Chatsworth. 

Fuente: Undine von Reinecke

Como quiera que sea, todas ellas pertenecían a esa élite social inglesa que dividía los meses del año entre la temporada de invierno y la de verano, asistiendo a bailes, cenas y afternoon teas durante la primera, y participando de la vida campestre en la segunda, protagonizada por meriendas al aire libre, fiestas florales, competiciones equinas y partidas de caza. Allí fue donde encontró Nancy Mitford esa fuente de inspiración de la que habla antes.

La que fuera la mayor y más célebre de las seis hermanas Mitford (siete si contamos a Thomas, el hermano que falleció en Birmania en 1945), vio entre sus familiares, conocidos y amigos un caudal inagotable de historias, para argumentar las tramas de sus célebres novelas. Invito a mis lectores a que se adentren en la saga literaria  que inició con su obra A la caza del amor (1945),  que continuó con Amor en un clima frío (1949) y La bendición (1951), para finalizar con No se lo digas a Alfred en 1960. Y aunque también hizo sus pinitos en el terreno biográfico - su biografía titulada Voltaire enamorado (1957) no tiene desperdicio-, lo cierto es que las novelas que centran su atención sobre la clase alta británica son para mí de lo mejor. De hecho, la escritora se había entrenado en sus primeros tiempos como articulista de notas de sociedad, y en sus obras puede adivinarse ese espíritu crítico y satírico tan habitual en las columnas de este género.

Así lo adivinamos ya en Pudin de Navidad. Pese a ser una obra temprana, el cuadro costumbrista que dibuja, esnob y rebosante de afectación, es un retrato con tintes autobiográficos de carácter burlón que llama poderosamente la atención. ¿No es cierto que para sobrevivir en esta vida hay que saber reírse de uno mismo? Nancy Mitford lo comprendió muy pronto, sus desengaños amorosos la llevaron a tal situación, cuando su prometido Hamish Erskine (1909-1973) la abandonó inesperadamente por la “apetecible” hija de un banquero, en los meses previos a escribir la novela que nos ocupa hoy.

Hamish Erskine, 1930 (Fuente: Wikipedia)
Así las cosas, en esta historia encontramos a una “caterva” de personajes que no tienen desperdicio, entre los que se han identificado a algunos de los amigos de la escritora. Un ejemplo lo tenemos en la figura de Bobby Bobbin, un estudiante de Eton, que parece ser está inspirado precisamente en Hamish Erskine, y advierto a mis lectores que su personalidad es del todo interesante, habiendo sido calificada por testigos de la época como el sumun del narcisismo; también se han encontrado similitudes con el personaje de Paul Fotheringay que encarna al tutor del antes citado Bobby Bobbin, y que al parecer representa la caricatura del poeta laureado John Betjeman… Tantas y tantas similitudes existen entre las figuras que pasean por Pudin de Navidad con las amistades de la familia Mitford, que Lady Redesdale, la madre de la autora, llegó a pensar que hubiera sido conveniente publicar el libro bajo seudónimo. El escándalo estaba servido en forma del más british postre navideño.

Dicen las críticas populares que en esta novela no ocurre nada, que su principio argumental es más trascendente que la resolución de la obra. No obstante, desde mi punto de vista, es justo ahí donde radica el objetivo de este texto, que cumple a la perfección la misión de divertir y entretener, mientras narra una disparatada reunión de familiares y amigos en Navidad. ¿Se aleja eso tanto de la realidad?

Si en pasadas ediciones del reto invité a los lectores a reírse de lo lindo con el relato victoriano de Anthony Trollope Navidades en Thompson Hall👈, y con el chispeante cuento Una agitada víspera de Navidad 👈del genial Arthur Conan Doyle; en esta ocasión les dejo un delicioso cuento navideño cocinado a fuego lento por la gracia y el ingenio de Nancy Mitford, y me sirve como brindis para desearles a todos ustedes una muy Feliz y divertida Navidad.



<El día peor empleado es aquél en que no se ha reído> Chamfort (1741-1794)



Undine von Reinecke ♪


👉Quiero dar las gracias a todas las personas que me han seguido en el reto durante este año 2023. Especialmente a las lectoras de Instagram que se atrevieron a participar y han llegado a la meta junto a mí. Raquel, Pepi, Marta y la incombustible MH del blog amigo Inquilinas de Netherfield, si aún no lo habéis recibido, muy pronto tendréis en casa un pequeño detalle navideño, símbolo de mi profundo agradecimiento.

👉Por último, quiero anunciar que en próximas semanas volveré a convocar por cuarto año consecutivo una nueva edición del reto. La vuelta al mundo en doce libros 2024 se presenta con cambios muy interesantes, y espero que os animéis una vez más a participar.


La autora por la Editorial

Nancy Mitford nació en Londres el 28 de noviembre de 1904, hija del segundo barón Redesdale y la mayor de seis niñas. Entre sus hermanas se encontraban Lady Diana Mosley; Deborah, duquesa de Devonshire y Jessica, quien inmortalizó a la familia Mitford en su autobiografía Nobles y rebeldes. Las hermanas Mitford alcanzaron la mayoría de edad durante los locos años veinte y la guerra en Londres, y eran bien conocidas por su belleza, bohemia de clase alta y sus lealtades políticas. Nancy contribuyó con columnas para The Lady y el Sunday Times, además de escribir una serie de novelas populares que incluyen A la caza del amor y Amor en clima frío.

 

Comentarios

  1. Buenos días Undine, tengo esta novela en casa que me la auto regalé cuando se publicó, pero aún no la he leído. Por tu reseña estoy segura que voy a disfrutarla porque me encanta la autora.
    En cuanto al pudding de Navidad lo he probado en varias ocasiones ( aunque el industrial, no el casero) y la verdad me gusta su sabor y textura, la elaboración de este dulce me parece una de las tradiciones navideñas inglesas más chulas. Un abrazo y feliz Navidad!.

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  2. Buenos días Undine:
    Has hecho un remate genial de tu vuelta al mundo. Conocí a las hermanas Mitford en una novela que las tenía como personajes, Los crímenes de Mitford, de Jessica Fellowes. A partir de ese momento, apunté algunas novelas de Nancy Mitford y también la autobiografía de Jessica Mitford, Nobles y rebeldes, pero aún no les ha llegado el momento. Apunto también este pudin navideño que no tenía en la lista. Y eso que, por la pinta, dicho pudin siempre me ha parecido un tanto seco. Seguro que la novela es más jugosa.
    Como siempre, te has esmerado en tu narración de la historia del dulce navideño. Me he quedado muy sorprendida de que empezara como sopa, pasara por algo similar a embutido y terminara como dulce. Estos ingleses...
    Un beso.

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  3. Hola Undine, qué alegria pasar por tu casa y no llevarme un libro, jeje... Este lo leí las navidades pasadas y la reseña la publiqué a principios de año dentro del reto de MH en la versión libre...
    La novela como dices una delicia y un buen divertimento, aparte de la crítica a la vida de la alta sociedad...
    Un besazo

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  4. ¡Hola! Me parece muy interesante que sea capaz de reírse de sí mismo porque estoy de acuerdo en que eso es esencial. Aún así, en este caso creo que no me llevo esta lectura anotada. Un besote :)

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  5. Buenas tardes, Undine.
    Este libro lo he tenido en la mano esta Navidad pero lo he dejado, entre otras cosas porque era el único que quedaba y estaba sucio. No soy una maniática de la limpieza pero cuando compro libros tiene que estar perfecto así tenga que desmontar la pila entera. La otra duda viene por el humor inglés, que a veces me gusta cuando es sarcasmo o incluso un poco negro. Lo que no me encaja es el humor típico de situaciones absurdas que hacen a veces porque no le pillo el punto. Echaría de menos una trama en sí pero como libro navideño creo que sí me gustaría.
    Los victorianos no dieron abasto los pobres inventando cosas. Hay cierta clase de pudin dulce que sí me gusta pero creo que casi ni es un pudin, jeje.
    Me lo voy a pensar. Se ha terminado el viaje, me da pena. Espero que haya el año próximo.
    Besitos y muy, muy, muy ¡¡Feliz Navidad!!

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  6. This Christmas period, books end up being a good way to give someone a gift.
    🎄May your Christmas be made up of all the best you have.
    Thank you for being with me on my blog in 2023. May we continue this beautiful poetic and cinematic journey that is life in 2024.🎄
    (ꈍᴗꈍ) Hugs

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  7. Hola, Undine. Leí esta historia hace un tiempo y me pareció tremendamente irónica y muy ingeniosa. La has analizado estupendamente. Me ha encantado leerte.

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  8. Con esta lectura he empezado el año, siguiendo tu recomendación. Me esta gustando mucho. ¡Vaya navidades que van a tener esta gente! Un abrazo. (Soy Esther)

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