RESEÑA: LA TIERRA DE LA ABUNDANCIA, MATILDE SERAO

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Libros de Seda

Traductora: Noelia Pousada Lobeira

Género: Clásicos

Encuadernación: Cartoné con solapas

Nº de páginas: 448

P.V.P.: 24,45 €

ISBN: 978-84-19386-35-9


Sinopsis de la Editorial

Este compendio de historias que componen una sola giran en torno a la obsesión de los napolitanos por la lotería allá por finales del siglo xix y principios del xx es todo un fresco de la vida popular, burguesa y aristocrática del Nápoles de la época. Con la mirada de la gran periodista que fue, Matilde Serao construye una galería de retratos muy vivos, con un talento desbordante que no se pierde en el color de lo pintoresco y local. A esto hay que añadir las inolvidables escenas de masas que se relatan en varios capítulos: El sorteo de la lotería, El bautizo de Agnesina Fragalà, la niña de su papá, La reunión de los cabalistas, El carnaval de Nápoles, Mayo y el milagro de San Genaro y muchos otros.


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Berlin Philharmonic Orchestra - Tema

 (Provided to YouTube by Universal Music Group)

El tema que el lector está escuchando es la obertura de La forza del destino, una una ópera en cuatro actos, cuya música pertenece al gran compositor del romanticismo italiano Giuseppe Verdi (1813-1901), con el libreto de su compatriota Francesco Maria Piave (1810.1876). La historia que narra esta producción operística está basada en la obra teatral Don Álvaro o la fuerza del sino (1835) del escritor español Ángel de Saavedra, duque de Rivas, y posee además una escena adaptada de la trilogía Wallensteins Lager de Friedrich Schiller. La ópera fue estrenada en el Teatro Bolshói Kámenny de San Petersburgo, hoy Teatro Mariinski, el 10 de noviembre de 1862. Desde entonces, la obertura revisada (la historia que narra era demasiado violenta, y Verdi encargó cambiar algunas partes del libreto al poeta Antonio Ghislanzoni (1824-1893)), La forza del destino se ha convertido en una pieza clave del repertorio orquestal internacional, representándose también con frecuencia la obra al completo en los teatros del circuito operístico.

He elegido esta pieza de La forza del destino para acompañar la reseña de hoy, porque Matilde Serao la cita en La tierra de la abundancia, y ambas obras, la operística y la literaria, comparten algunos motivos argumentales relacionados con el romance, la venganza y el honor. Por otro lado, tanto Verdi como Serao contribuyeron en distinta medida con su trabajo en la corriente verista italiana.


Lo que Undine opina del libro


<Buscar el yo en el poderío del oro es edificar sobre arena.> Henrik Johan Ibsen (1828-1906)


Decía el escritor, político y filósofo florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527), que, en general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, ya que todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven. Y esta caústica sentencia, que dice poco en favor de la especie humana, representa una realidad de la que sólo algunos elegidos se suelen librar. Una de esas mentes privilegiadas fue la escritora y periodista Matilde Serao (1857-1927), una mujer decimonónica de bandera que, con inteligencia, elocuencia y firmeza de carácter, decidió sumergir su pluma en la tinta comprometida de la realidad. 

Matilde Serao (por Rossi, Fuente: Wikipedia)

De orígenes humildes y educación intelectual moderada (obtuvo el título de Magisterio pese a las dificultades económicas y familiares), Serao consiguió derribar todos esos obstáculos que por nacimiento y coyuntura la hubieran condenado al ostracismo que comúnmente compartían las mujeres de su generación. Muy al contrario de esto, pese a su peculiar físico y el carácter procaz que lucía, Serao llegaría a conquistar los salones romanos aristocráticos, siendo admirada también por insignes personajes de la esfera intelectual internacional;  y ha quedado en la memoria del tiempo, entre otras cosas, como la primera mujer en fundar y dirigir un periódico. De hecho, no fueron ni uno ni dos, sino cuatro las publicaciones que lideró, sin contar otras tantas con las que colaboró. A saber, cofundó en 1884 junto a su primer marido Edoardo Scarfoglio Il Corriere di Roma, luego Il Corriere di Napoli (1888) y, finalmente, Il Mattino (1892); y cuando, en 1904, se divorció y fue expulsada de Il Mattino por asuntos un tanto turbios, la escritora no se acobardó, y fundó en 1903 junto a Giuseppe Natale -su segundo esposo (1917)-, Il Giorno, un diario que dirigió hasta su muerte, acaecida el 25 de julio de 1927. 

Matilde Serao estuvo siempre involucrada en polémicas de todo tipo debido a su espíritu combativo, que volcaba apasionadamente en los temas espinosos de su actividad profesional. Y este carácter comprometido lo mostraba de igual modo en su vida privada. De hecho, durante los años de matrimonio junto a Edoardo Scarfoglio, tuvo que sufrir determinadas humillaciones, que esta mujer abordó con gallardía y humanidad. Baste decir que, tras el suicidio de la actriz Gabrielle Bessard, la amante de su esposo, adopto voluntariamente a la hija de los adúlteros y la bautizó con el nombre de su propia madre. 

La Galleria Umberto I de Napoles, sede de Il Mattino
Fuente: Wikipedia

Sus méritos a nivel periodístico y literario no fueron menos. Y, por esta razón, durante la década de 1920 llegó a ser nominada hasta en seis ocasiones al Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, nunca consiguió el preciado galardón, porque Mussolini se encargó de poner dificultades a su candidatura. Serao mostró siempre una postura contraria al régimen fascista que encabezaba el dictador italiano en aquellos días.

Con todo y con ello, a Matilde Serao, autora nacida en Patras (Grecia), pero de orígenes napolitanos por parte de padre, se la reconoce como una de las escritoras más famosas del siglo XIX, y la nación Italiana se siente orgullosa de ella. Mujer valiente y muy original, que con su compromiso periodístico y literario se atrevió a plantar cara a los estamentos más poderosos de su tiempo, siempre actuó en pro de las gentes humildes, las mujeres, los niños y, en definitiva, a favor de los más débiles de la comunidad. Sus enemigos acérrimos fueron la injusticia, la violencia y la desigualdad. 

De todos estos temas y algunos más hablé el pasado año en una publicación que dediqué a La bailarina👈, una novela maravillosa, con la que Libros de Seda nos presentaba por primera vez a Matilde Serao, y que vino a enriquecer su estupenda biblioteca dedicada a la literatura de otras épocas. En esta ocasión, la editorial madrileña viene pisando fuerte con otra novela de la autora, que representa una de las más sólidas y estimadas de su producción. Me refiero a La tierra de la abundancia, un texto que ha sido traducido por Noelia Pousada Lobeira, y que ha llegado a las librerías en una edición anotada estupenda y muy interesante.


La tierra de la abundancia comienza así:


<Después del mediodía, el sol penetró en la pequeña plaza de Banchi Nuovi, extendiéndose desde la litografía Cardone hasta la farmacia Cappa, y desde allí fue avanzando y subiendo por toda la calle de Santa Chiara; la luz confería una insólita alegría a aquella calle que siempre conservaba, incluso en las horas de mayor movimiento, un gélido aspecto entre claustral y escolástico. Pero el gran ir y venir matinal de la calle Santa Chiara, de las personas que descendían desde los barrios más septentrionales de la ciudad (Avvocata, Stella, San Carlo all’Arena, San Lorenzo) en dirección a los barrios bajos de Porto, Pendinomy Mercato y viceversa, empezaba a disminuir lentamente después del mediodía; cesaba el trasiego de los coches de caballos, de los carros, de los vendedores ambulantes y comenzaba entonces una marcha constante desde el claustro de Santa Chiara, desde el callejón Foglia, hacia la callejuela Mezzocannone, hacia Gesù Nuovo, hacia San Giovanni Maggiore.>


La tierra de la abundancia nos sitúa en el Nápoles de la década de 1880. Allí, paseando entre sus calles, visitando las casas y tabernas de los barrios humildes, adentrándonos en los apartamentos burgueses o aristocráticos, y acudiendo a los servicios de las bellas iglesias napolitanas, diseminadas a lo largo y ancho de la ciudad, conocemos a un grupo de personas a quienes une una misma pasión: la afición por el juego de la lotería. 

Vista de Nápoles (1727), Johann Homann (Fuente: Wikipedia)
De esta manera, cada semana, acercándose el viernes y una vez llegado el esperado sábado, momento en el que el bombo de la lotería realiza su magia, los protagonistas de esta historia ponen todas sus expectativas en los números que han escogido para el sorteo, que son los pilares sobre los que se asientan sus sueños de riqueza y prosperidad. Sin embargo, entre estas almas seducidas por el juego y la promesa del dinero fácil existen muchas divergencias marcadas por la clase social a la que pertenecen y por la postura que toman ante la vida. Algunas adoptan carácter de honor, como las que impulsan al marqués de Formosa a recuperar su posición perdida; otras son de naturaleza empresarial, como la que impele al acaudalado confitero Cesare Fragalá a ampliar su negocio; también las hay de índole fraternal, como la que fuerza a la obrera Carmela a querer acumular dinero para sacar de la pobreza a toda su paupérrima familia; y otras, la mayoría, son por el deseo innato al ser humano de aspirar a una vida lujosa y sin esfuerzo, como el que sienten el abogado Marzano, el empleado de bolsa Ninetto Costa, o el doctor Trifari, entre otros tantos individuos de intelecto y estatus social similar.

Así las cosas, en esa atmósfera insaciable y esclava que a menudo genera la pasión por el juego, también hay quienes saben sacarle provecho. Se trata de usureros de poca monta, de visionarios estafadores y de prestamistas de alto copete que, bajo una máscara de aparente benevolencia, sacan rédito de esta situación. ¿Qué les deparará el destino a estos interesantes, arrojados e insensatos personajes?

Fuente: Libros de Seda

La tierra de la abundancia es una asombrosa, intensa y comprometida novela que fue publicada en 1891 en un tomo por la editorial milanesa Treves con el título original de Il paese di cuccagna; la obra había sido publicada anteriormente por entregas en el diario il Corriere di Napoli, entre los años 1889 y 1891.

Matilde Serao, cuya personalidad y estilo literario la sitúan entre los más grandes escritores de la corriente verista -escuela fundamentada en el realismo y naturalismo francés, que adoptó sus propias leyes en Italia-, dejó caer en esta obra toda la potencia de este bravo movimiento, cuyo máximo exponente fue Giovanni Verga👈, autor con el que colaboró desde que fundó su diario Il Corriere di Roma. De hecho, la autora consiguió mostrar en su novela, con una crudeza no exenta de humanidad, el lado más oscuro y amargo de la ludopatía, evidenciando con ello las consecuencias perniciosas que se dejaban ver en la sociedad napolitana decimonónica. Y con ello, la escritora lanzó también una crítica abierta y contundente, no sólo hacia los individuos que se dejaban llevar por este vicio pernicioso y esclavizante, que llevó a muchos de ellos a la ruina moral y económica, sino hacia a las autoridades de la administración italiana central, que se beneficiaba recaudando unas cifras astronómicas, muchas veces, en perjuicio del incauto ciudadano de a pie. A ellos responsabilizaba mayormente de todo.

Esta no era la primera vez que la escritora volcaba su mirada sobre este problema, adoptando una postura realmente beligerante. Pocos años antes, concretamente en 1884, ya había publicado El vientre de Nápoles👈, un compendio de artículos periodísticos y ensayos literarios, donde la autora denunciaba estos y otros muchos asuntos importantes que perjudicaban física y moralmente a sus conciudadanos, y que, a su vez, suponían un impedimento insalvable para el progreso de su ciudad de adopción. Serao, que deseaba ver a Nápoles a la altura de Roma, Londres o París, escribió estos textos como una denuncia vertida contra los políticos y empresarios responsables de las malas gestiones de carácter sanitario, urbanístico, económico y moral, tomadas en virtud de la ciudad sureña. Y entre los capítulos de aquel primer texto dedicado a Nápoles, dos de ellos se titulan respectivamente La lotería y Más sobre la lotería, testimoniando con ello el entusiasmo que el pueblo napolitano venía teniendo por el juego desde que este se inventó siglos atrás. Serao creía que la herencia genética napolitana, forjada con sangre etrusca, árabe, sarracena, normanda y española, “que irrita a sus paisanos cuando odian y los hace ardientes cuando aman”, también los mostraba propensos a caer fácilmente en los brazos seductores del juego.

Edición italiana de E. Vallecchi, 1970
Fuente: Amazon

Así lo evidencia en La tierra de la abundancia, una obra coral plagada de emocionantes y emotivas historias que, pese a las importantes y serias materias que aborda, relacionadas también con el honor, la lealtad, el amor o la religión, no está exenta de cierta hilaridad. Es más, en determinados momentos del desarrollo de la historia central, algunas escenas pueden recordar a una ópera bufa e incluso una zarzuela, por el ritmo que poseen y por las actitudes desbordantes que adoptan los personajes. Estos pasajes representan ciertos clichés que pesan sobre el carácter del pueblo napolitano. A saber, hombres fogosos, mujeres ardientes, picaresca en sus maneras y, en determinados casos, hasta delincuencia. Los procederes son tan exagerados, que la sonrisa aparece en el rostro del lector cuando un caballero, por ejemplo, promete retirarle la palabra a una imágen santa si no le concede un deseo.

Con todo y con ello, La tierra de la abundancia está muy lejos de ser una novela cómica, pese al carácter eminentemente mediterráneo y ardiente de sus protagonistas. Como vengo diciendo, es una obra primordialmente crítica y espinosa, en la que se resaltan muchas otras de las dolencias decimonónicas de la sociedad. En ese sentido, son magistrales las palabras que Serao destina a temas como la pobreza, el analfabetismo, la corrupción, el trabajo infantil, el maltrato en el seno del hogar, la inferioridad de la mujer con respecto al cabeza de familia, ya sea su padre, esposo o enamorado… Incluso dedica un gran espacio a reflexionar sobre la devoción religiosa y el tema espiritual, un aspecto muy importante de la sociedad y cultura napolitana, que tan unida ha estado prácticamente desde siempre a la fe católica. Y debo señalar, que los episodios dedicados a describir las festividades religiosas, con sus procesiones ancestrales, sus santos engalanados, sus bellísimas iglesias barrocas y neoclásicas, abarrotadas de fieles expectantes ante sus fenómenos milagrosos, son una semblanza sociocultural de un virtuosismo literario lúcido, bello  y admirable

Vista del Fuerte Sant'Elmo, Nápoles(entre 1860 y1870
Foto de Giorgio Sommer (1834-1891) Fuente: Wikipedia

En realidad, toda la obra es un gran fresco, donde Serao dibuja con consistencia, pulcritud y una dosis enorme de encanto, recreándose sinestésicamente en cada detalle que le interesa explicar. Y así, el lector lo mismo puede disfrutar de las delicias gastronómicas napolitanas, con sus sempiternos macarrones aderezados con aceite de oliva, como gozar leyendo sobre las maravillas artística de las calles napolitana, cuyos edificios empobrecidos aún transmiten su elegancia inicial, o visionar con placer las estampas paisajísticas o urbanísticas de aquel lugar, recorriendo junto a los napolitanos de fin de siècle cada rincón de la ciudad, para ver su rica idiosincrasia cultural y la inherente decadencia con la que llegaron al nuevo siglo.

Por este y otros motivos, no es extraño que el gran crítico y escritor norteamericano Henry James👈 catalogara La tierra de la abundancia como una de las obras más notables y significativas de la historia, palabras que vertió en un artículo que escribió en 1901 para la revista The North American Review. Si mis lectores conocen la figura de James, sabrán también que este hombre no era propenso a regalar halagos de este tipo.

Ahora bien, si leer estos pasajes pintorescos, musicales y coloristas, representa un deleite superior para quienes amamos la novela decimonónica, no menos extraordinario es dejarse llevar por las historias que componen esta obra coral, cuya lograda estructura es, desde mi punto de vista, otro de los puntos más exitosos y fuertes de la novela. En ella, Matilde Serao construyó un dinámico mapa de historias, cuyo hilo central es la lotería y la ludopatía, que transcurren simultáneamente, a veces solapándose, otras de manera individual, pero siempre fluyendo armoniosamente hasta llegar al imponente punto final. Y quiero confesar a mis lectores que, aunque esa conclusión quien más y quien menos la puede vaticinar, al cerrar el libro el corazón se me partió en mil pedacitos. Cómo no iba a ser así después de acompañar a unos personajes tan maravillosos durante más de cuatrocientas páginas, que nada tienen que envidiar a los que aparecen en las novelas de Balzac (1799-1850) 👈o Zola (1840-1902).

En relación a estos y sus propias vivencias, debo señalar que es la parte más enrevesada de explicar, porque en La tierra de la abundancia habitan un montón de figuras interesantes, y referirme a cada una de ellas sería complejo, desvelando demasiado sobre la obra al mismo tiempo. Tan sólo mencionaré que la escritora, muy audazmente, situó a varios personajes principales en una distinguida comunidad de vecinos, el edificio Rossi, un lugar habitualmente visitado por otros protagonistas; y el resto de las figuras que aparecen en la novela están vinculados por alguna razón con determinado inquilino de aquella noble comunidad. El resultado obtenido ofrece una visión global de la sociedad decadente napolitana decimonónica que Serao quería mostrar. Si mis lectores me permiten la comparación, y salvando las distancias argumentales, temporales y estilísticas, sería un logro parecido al que consiguió décadas después Camilo José Cela en La colmena (1951). 

Por último, baste decir, que Matilde Serao hace a sus personajes responsables del destino aciago que suponen sus malas decisiones para los suyos, padres, esposas e hijos, y para el conjunto de la sociedad. La autora lo argumenta basándose en la ventaja que tienen, haciendo hincapié sobre los hombres, como individuos libres y respetados por su condición masculina dentro de la comunidad.

Y hasta aquí llegan mis impresiones de La tierra de la abundancia, una obra tan gloriosa como humana, tan bella como turbadora, tan asombrosa como cautivadora y emotiva.

Decía Edith Wharton 👈en sus memorias de 1934 tituladas Una mirada atrás a propósito de Matilde Serao que, al contrario de sus colegas italianas contemporáneas, ella no buscaba profetizar ni dominar, que lo que le interesaba era comunicarse con gente inteligente. Así lo demostró en La tierra de la abundancia, una obra colosal donde no sólo testimonia la podredumbre de una cultura que pide ayuda a gritos, también es una valiente novela, que dentro de su oscuridad hace brillar sosegadamente lo que supone tener conciencia y sentido de la moral.


<¡Oh, insensatos afanes de los mortales! ¡Qué débiles son las razones que nos inducen a no levantar nuestro vuelo de la Tierra!> Dante Alighieri (1265-1321)


Undine von Reinecke ♪



La autora por la Editorial

Fuente: Libros de Seda

Matilde Serao (Patras, Grecia, 1857-Nápoles, Italia, 1927) fue una periodista y escritora italiana nominada al Premio Nobel en al menos seis ocasiones. Autora de una treintena de novelas y de múltiples relatos, su obra permanece prácticamente inédita en nuestro idioma. En su faceta periodística, fundó junto a su marido, Edoardo Scarfoglio Il Corriere di Roma, que pretendía ser un periódico al estilo de la prensa que entonces se publicaba en París. Tras esta aventura fallida, se mudó a Nápoles, donde editó, Il Corriere di Napoli y más tarde fundó Il Mattino, que acabaría por convertirse en el diario más leído del sur de Italia.


Comentarios

  1. Buenos días, Undine.
    El nombre de esta autora me suena, aunque no sabría decir de qué. Lo que no sabía era nada de su vida y obra. Recapitulando es curiosa la cantidad de mujeres que a finales del siglo XIX y principios del XX sobresalieron como figuras fuertes que desafiaban el papel que la sociedad les asignaba para sobresalir en papeles normalmente destinados a los hombres. Fundar y dirigir periódicos en aquella época no era algo muy propio de mujeres.
    Respecto a la novela, me resulta muy atractiva. Todas esas personas ligadas de una forma u otra a ese edificio Rossi pueden suponer un interesante fresco de la sociedad napolitana. No sabía yo de ese afán por la lotería. La ludopatía la tenía asociada a otro tipo de juegos más rápidos como la ruleta o las tragaperras. Interesante obra que anoto.
    Un beso.

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