RESEÑA: LA BAILARINA, MATILDE SERAO

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Libros de Seda

Traducción: Noelia Pousada Lobeira

Nº de páginas: 224

P.V.P.: €19,95

ISBN: 978-84-19386-35-9

Género: clásicos

*Primera traducción al castellano


Sinopsis de la Editorial

Carmela Minino es una joven que desea ser bailarina. No es bonita y sí una mujer de vida devota que desconfía de los hombres, a los que ve como un peligro que lleva al mal y no al amor. Por eso se resiste a la insistencia amorosa de Roberto Gargiulo; pero cuando su colega Emilia Tromba, amante del conde Ferdinando Terzi, se burla de su virginidad, se deja llevar por Gargiulo y abandona la castidad. Al hacerlo, no logra la felicidad, ya que ella sigue enamorada… del conde. Y esta idea la perturba. Sin embargo, más tarde sucederá algo peor. ¿Desvelará Carmela por fin sus sentimientos? ¿Qué ha quedado de la joven honorable que un día fue?


Propuesta musical para este libro


*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Frys Lan

La pieza que el lector está escuchando es el Gloria a Egipto, Marcha Triunfal perteneciente a la ópera Aida, compuesta por el italiano Giuseppe Verdi, cuyo libreto fue escrito por el periodista, novelista y poeta Antonio Ghislanzoni (1824-1893), que a su vez se basó en el texto del francés Camille du Locle. Por otro lado, la historia que narra esta aclamada obra del repertorio operístico centra su interés sobre una idea propuesta por el egiptólogo francés Auguste Mariette. La pieza se estrenó en el Teatro de Ópera del Jedive en El Cairo el 24 de diciembre de 1871, bajo la dirección de Giovanni Bottesini.

He elegido esta pieza musical para acompañar la reseña de hoy, porque la ópera Aida y sus escenas de danza aparecen en La bailarina de la escritora napolitana Matilde Serao, y durante su escenificación la nouvelle alcanza el clímax argumental.


Lo que Undine opina del libro


<El que no encuentra un biógrafo ha de forjarse la vida él mismo.> Giovanni Guareschi (1908-1968)


Decía el escritor italiano Giovanni Papini (1881-1956), que si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se hayan escrito. Yo no sé si esta idea puede considerarse una máxima universal, generalizar no siempre es acertado. Sin embargo, encuentro esta reflexión muy sugerente, porque condimentar las obras con una nota de sabor biográfico suele añadir siempre pimienta a la ecuación. 

Eso es lo que sucede con La bailarina, una novela firmada por la escritora italiana Matilde Searao, que la editorial Libros de Seda pondrá el próximo 5 de febrero en las librerías, con la traducción de Noelia Pousada Lobeira, quien ha hecho un estupendo trabajo trayendo a nuestro idioma el impactante estilo literario de Serao.

Matilde Serao, revista  Radiocorriere (1890)
Fuente Wikipedia

Muchos de mis lectores se preguntarán quién es Matilde Serao, y no es extraño, ya que no es frecuente encontrar sus títulos en las mesas de novedades. Algo que resulta francamente extraño y negligente, porque la autora italiana no solamente fue una literata aclamada internacionalmente en su tiempo, sino que estuvo hasta en seis ocasiones nominada al Premio Nobel de Literatura. De hecho, La bailarina es la primera vez que se traduce a nuestro idioma, pese a haber sido calificada por la crítica como una de sus mejores obras de madurez. Por ese motivo, quiero empezar hablando de esta interesante escritora, cuya obra literaria bebió mucho de lo que Matilde Serao vio y vivió.

Quizá, lo que más llame la atención de esta autora, es que fue hija de la situación política italiana y, por ende, de la época en la que nació. Algo que suele ocurrir siempre, pero que en su caso fue determinante, ya que la efervescencia del momento dio pie a muchos movimientos sociales, a los que la escritora contribuyó de manera activa. De hecho, nadie pone en duda su liderazgo en la lucha a favor de los derechos de la mujer, y de los desheredados de la sociedad. Su legado literario, tanto el periodístico como el novelesco, dejan claro este aspecto. Serao dio visibilidad a la problemática femenina, tanto a nivel personal como laboral. En su compromiso con el tema, se acercó a las clases sociales menos favorecidas, y esto contribuyó a que la sociedad conociera el mísero espectro del universo femenino, que ésta se empeñaba en ocultar.

Francisco II, foto hermanos D'Alessandri (1865)
National Portrait Gallery (Fuente: Wikipedia9

Matilde Serao (1856-1927), era hija del abogado y periodista napolitano Francesco Saverio Serao, un individuo políticamente comprometido contra la corona borbónica, que fue perseguido por esa causa, y tuvo que huir a Grecia en 1848 para no ser encarcelado. En tierras griegas se enamoró de Paolina Borrelly, una dama noble venida a menos, emparentada con los más ilustres nombres de la aristocracia, con la que se casó. En 1860, cuatro años después de llegar al mundo la escritora, la familia Serao se trasladó a tierras napolitanas -se refugiaron en una aldea diminuta cercana a Caserta-, ante la inminente caída de Francisco II (1836-1894). Recordemos que por aquellos días en Italia se estaba produciendo el proceso de Reunificación, y el monarca napolitano, que había ascendido al trono en 1859, fue depuesto dos años más tarde, convirtiéndose en el último rey del Reino de las Dos Sicilias, tras la anexión de éste al Reino de Italia.

Como quiera que sea, los Serao vivirían durante la infancia y adolescencia de Matilde en Nápoles, donde el cabeza de familia trabajó como periodista, y esta labor imprimiría carácter en su joven hija. De hecho, fue su padre quien la introdujo en el mundo de la prensa, invitándola a colaborar con él en Il Piccolo, el diario en el que publicó su primer escrito, cuando contaba tan sólo dieciséis años, que firmó con el pseudónimo de Tuffolina. Sin embargo, la paupérrima situación económica familiar y los problemas de salud de la madre contribuyeron a que la joven no hubiera recibido una educación intelectual adecuada, que afectó a su estilo literario, y que  la expondría en el futuro a las críticas, aunque ella jamás se avergonzó de ello, sino que hizo bandera de su condición. 

Con todo y con ello, y regresando a la trayectoria de vida de Matilde Serao, en 1874 obtuvo el título de maestría, y consiguió una plaza para trabajar en la empresa estatal de telégrafos, una ocupación que mantendría por tres años, para ayudar con sus ingresos a la familia. Aquellas experiencias como telegrafista las aprovecharía en el futuro, no sólo para escribir una novela que tituló Il romanzo della fanciulla (1886), sino también para exponer ante la sociedad las pésimas condiciones laborales a las que se enfrentaba la mujer de aquellos días, una temática que siempre estuvo presente en su narrativa. 

La pasión por escribir y el periodismo lo eran todo para la joven Matilda. Por ese motivo, muy pronto también comenzó a colaborar con diferentes periódicos, como el Giornale di Napoli, para los que escribía artículos y cuentos.

Eleonora Duse, Matilde Serao ydos caballeros(1897)
Foto: Giuseppe Primoli / Fuente: Wikipedia

Fue en esa misma época, cuando la escritora tenía algo más de veinte años, que inició una estrecha amistad con la famosa actriz Eleonora Duse (1858-1924), que era la artista de mayor prestigio en la Europa de aquella época, y que estuvo durante algún tiempo vinculada sentimentalmente con el prestigioso escritor Gabriele D'Annunzio👈 conocido también por sus galantes correrías. La relación que mantuvo Serao con esta artista fue importante para ambas mujeres. Para la comediante, porque Matilde la ayudó en el terreno personal cuando se quedó embarazada de un caballero con el que tuvo una relación turbulenta; para la escritora, porque ésta pudo conocer de lleno el mundo entre bambalinas a través de su amiga, algo que utilizó en su futura producción. De hecho, La bailarina bebe mucho de esas experiencias, y, en mi opinión, uno de sus personajes, la gran bailarina Amina Boschetti, estrella del Teatro San Carlos y madrina de la protagonista, muy bien podría estar inspirado en Eleonora Duse. 

Sea como sea, la escritora se trasladó a Roma 1882 para continuar su carrera literaria y periodística. Allí colaboró durante cinco años con la publicación Il Capitan fracassa, para la que escribía chismes y críticas de novelas, firmando sus trabajos con el seudónimo de Chiquita. 

Por otro lado, en aquellos días, su carácter inquieto la llevó a hacerse un hueco en los salones romanos más selectos de la época, aunque es cierto que también contribuyó a ello la fama que le dió su novela Fantasía (1883). Aquella obra recibió críticas muy negativas de un joven, apuesto y arrogante escritor llamado Edoardo Scaroglio (1860-1917), con el que Matilde protagonizó uno de los cotilleos más sabrosos de la escena social romana, que el genial Grabriele D'Annunzio no dudó en difundir en el diario La Tribuna. Y no es para menos, porque, pese al inicial rechazo que Matilde Serao causó en la persona de Scaroglio -ella era bajita, de aspecto poco agraciado y modales descarados-, el crítico literario terminó rendido a sus pies. La pareja contrajo matrimonio en 1885, y de aquella unión nacieron cuatro hijos.

Edoardo Scarfoglio, retrato de Vincenzo Gemito 
Fuente: Wikipedia

La crema y nata de la sociedad romana se preguntaba qué vería aquel dandy en Matilde Serao; ella, a su vez, se reía de aquellos que la criticaban. De hecho, la autora poseía tanta personalidad que ningún comentario o insulto sobre su persona la afectaba. Es más, se jactaba de utilizar en sus obras los chismes que conocía sobre las damas de aquellos “virtuosos” salones que visitaba. Matilde Serao no se andaba con chiquitas ni en su narrativa ni en su vida personal. Todo ello la impulsó a encumbrarse como una de las más grandes cronistas de la época, que supo retratar con realismo y veracidad a la burguesía de su época.

Su arrojo era tal, que pese a los cuatro embarazos que llevaría a término durante los años que vivió en Roma, su producción literaria no se vio afectada, sino que fue muy prolífica, tanto en el campo de la novela como de la prensa. Incluso llegó a fundar un periódico junto a su marido (Corriere di Roma), al que Serao contribuía con gran número de artículos. Y aunque la empresa fracasó, pues la competencia era sangrienta, sacó partido de aquella experiencia para escribir Vita e avventure di Riccardo Joanna (1887), una novela que retrata con tal virtud el mundo de la prensa, que el eminente ideólogo del liberalismo italiano Benedetto Croce (1866-1952) la definió como “la gran novela del periodismo”. Matilde Serao ejerció esta profesión con una incuestionable vocación, y sin ningún tipo de complejo. Para ella cualquier aspecto de la actualidad era digna de su pluma. Gracias a esa cualidad, su narrativa se nutrió de un amplio espectro de temáticas, tanto humanas como culturales y sociales. Por ese motivo, sus obras han pasado a la historia como una rica galería de cuadros costumbristas que gozan de un estilo muy particular.

Mas, las finanzas del matrimonio Scaroglio-Serao estaban en números rojos, en gran parte por las dificultades que desde el comienzo habían encontrado al intentar sacar a flote su periódico. Por ese motivo, la pareja abandonó Roma para establecerse en Nápoles. Allí continuaron su singladura periodística con más éxito económico. Fundaron varios periódicos, entre ellos Il Matino, que puso en marcha sus rotativas en 1892.

Sin embargo, aquel mismo año se levantaron nubarrones en el paraíso. Matilde Serao y su esposo tuvieron algunas desavenencias, por las que ella decidió marcharse con sus hijos para descansar lejos del hogar conyugal. Durante esta separación, Edoardo Scaroglio tuvo un affaire con una artista del escenario que conoció en Roma, de nombre Gabrielle Bessard, a la que dejó embarazada. Esta situación daría lugar a un enorme escándalo, que finalmente terminó en tragedia, ya que la cantante, tras dar a luz, decidió suicidarse en la misma puerta del domicilio del caballero, ante la negativa de éste a abandonar a Matilde Serao. La noticia intentó silenciarse, pero eso no hizo más que agravar la situación, y ocasionó a la pareja el descrédito periodístico.

Matilde Serao perdonó a su marido y se hizo cargo de la niña que resultó de aquella triste relación. Sin embargo, pocos años después, la escritora decidió finiquitar definitivamente su matrimonio con Edoardo Scaroglio.

¿Verdad que la vida de Matilde Serao es digna de un cuplé o un vodevil? Dicen que la realidad supera la ficción, y en su caso es verdad. Empero, la escritora napolitana supo sacar partido a todas las crónicas de su vida, y de ello nutrió su asombrosa y original narrativa. 

De ello da fe La Bailarina, una nouvelle que fue publicada pocos años después del terrible escándalo protagonizado por el marido de la escritora, y que es la obra protagonista de la reseña de hoy.

La bailarina nos lleva al Nápoles de final de siglo. Allí vive Carmela Minino, una triste e insignificante joven que ejerce como bailarina de tercera para los teatros de la ciudad. Sola en la vida, sin muchos encantos y poco dotada para el baile, la muchacha intenta vivir de su modesto trabajo, mientras protege su virtud de los peligros del mundo de la farándula. No obstante, el ambiente en el que se desenvuelve no es el más adecuado para una chica de su casta actitud, y las bailarinas con las que comparte escenario se mofan de su inusual manera de pensar. Por ese motivo, y acosada por las atenciones de Roberto Gargiulo, que es un asiduo al espectáculo y trabaja como cajero en una tienda, la muchacha cede ante tanta presión. Sin embargo, el nuevo camino que ha elegido para su vida no termina de satisfacerla, especialmente cuando el conde Ferdinando Terzi por fin repara en ella.

 Logo del editor Niccolò Giannotta,
quien publicó La bailarina en 1899
Fuente: Wikipedia

La bailarina es una sorprendente y apasionante nouvelle, que fue publicada por vez primera en 1899 por la editorial Catania-Giannotta, que deseaba difundir la obra literaria siciliana y del sur de Italia al resto del país. Por ese motivo, debió ser un privilegio para su empresa contar con una escritora de prestigio internacional en su catálogo editorial, que despuntó como una narradora mordaz, cuya novedosa narrativa exploró el universo femenino sin tapujos, dotándolo de personajes que siempre entran en conflicto con las leyes que dicta para ellas la sociedad.

En el caso de La bailarina, Matilde Serao centró su interés sobre las consecuencias que debían soportar las mujeres de la farándula, al dejarse llevar por perniciosas influencias, que las empujaban en una dirección poco recomendable.

La historia es narrada por un testigo omnisciente, que comienza el relato de manera singular, situando a la protagonista camino del cementerio el día de Todos los Santos, para rendir homenaje a su madrina, que fue la más grande bailarina que vieron los escenarios italianos. Y ésta es una escena dramática sin par, que dice mucho del carácter de nuestra heroína y de su vida. 

Eleonora Duse (1896), gran actriz y amiga de Serao
Fuente: Wikipedia
En el texto no hay apenas diálogos, Serao tan solo introduce aquí y allá algún breve intercambio de palabras entre los personajes que aparecen en él. Sin embargo, esto no supone ninguna pega, porque esta elección narrativa acentúa el carácter dramático de la nouvelle, al son que marcan las vivencias y el estado de ánimo de la Carmela Minino, que es la primera intención que Serao tiene.

Otro aspecto interesante de la obra son los personajes que acompañan a la protagonista, cuyas curiosas personalidades son descritas con gran sagacidad por la autora. Estos componen una interesante galería de caracteres que parecen sacados de los cuadros de Toulouse-Lautrec (1864-1901), aquel pintor francés que se hizo famoso al inmortalizar la vida nocturna parisina en sus cuadros, repletos de damas de la noche, artistas de varietés y noctámbulos bohemios. 

En este sentido, desde mi punto de vista, Matilde Serao logró algo semejante en La bailarina, trasladando al lector a las calles napolitanas, al ambiente de sus teatros, y ubicando la historia entre las bailarinas del famoso teatro San Carlo (1737), que es uno de los templos operísticos más prestigiosos del mundo, y el más antiguo que sigue en activo, dejando para la posteridad una escena costumbrista certera y exquisita, pese al trasfondo oscuro que posee la narración. 

Grabado del teatro San Carlo, Nápoles, hacia 1850 (Fuente: Wikipedia9

La escritora retrató con gran realismo y colorido aquella atmósfera de fin de siglo, compuesta por aristócratas disolutos, damas de doble vida, burgueses con ínfulas y vividores sin una lira en el bolsillo, que visitaban asiduamente el teatro, y que, de alguna manera, formaban parte de la vida de las artistas. Y ahí quería yo llegar, porque la escritora se recrea describiendo los sinsabores de la existencia de aquellas mujeres que, por diversas razones, se veían abocadas a trabajar como bailarinas, una profesión nada poética en aquellos días. Serao dibuja con pulso firme cómo era el día a día de las jóvenes que ocupaban las segundas y terceras filas del cuerpo de ballet que, muchas veces, debían completar el exiguo sueldo que recibían aceptando los favores de los caballeros que asistían al espectáculo, y que recibían mucho más de lo que daban a cambio. La autora no ahorra al lector ningún detalle, pero diseña la escena con delicadeza y corazón.

En ese ambiente recargado y soez, la escritora sitúa a Carmela Minino, una joven de espíritu inocente que en absoluto está preparada para aquella vida, y que, sin embargo, asume sus desgracias con humilde abnegación. Y, esta personalidad, propia de quienes creen merecer sufrimiento debido a su inferioridad social, es una constante en las protagonistas de la narrativa de Matilde Serao. A través de ellas, la escritora quiso denunciar las diferentes problemáticas femeninas ignoradas por la sociedad.

Cartel de Toulouse-Lautrec de 1891
(Fuente: Wikipedia)

Aprovechando la historia de la heroína de La bailarina, la autora se mete en los camerinos, pasea por los pasillos del San Carlo, incluso se sube al escenario, para escenificar brillantemente la jornada laboral de aquellas artistas de tercera. Cada descripción, cada intervención de un nuevo personaje, cada diálogo… Cada escena supone una pieza imprescindible para conocer la precaria realidad que las bailarinas tenían que afrontar.

Serao, como vengo diciendo a lo largo de la reseña, se inspiraba en la vida real, aunque jamás dio datos específicos de cuáles eran sus fuentes. A la escritora, cuyo corazón se dejaba guiar por su faceta como periodista, siempre le gustó estar ahí donde ella identificaba que había una noticia interesante, particularmente si ésta tenía un significado social especial. Y, en este caso, no tuvo ningún temor en destapar lo que ocurría en los camerinos del San Carlo, un lugar donde no se hablaba de tules, sedas y joyas, todo era barata bisutería, especialmente para las jóvenes que no conseguían llegar a primeras bailarinas. El destino de aquellas chicas a menudo iba encaminado a ejercer algún tipo de prostitución.

Con todo y con ello, la historia es tan conmovedora, apasionante y por momentos tierna, que mantiene al lector involucrado en los acontecimientos que se narran. Sin importar las escenas sobrecogedoras que se contemplan, conocer el destino de Carmelo Minino es suficiente aliciente para seguir sin descanso hasta su conclusión. Matilde Serao se empleó a fondo para saber imprimir interés sobre su peculiar heroína, para despertar curiosidad sobre la figura de sus pretendientes, y para crear tensión o expectativas sobre el desenlace de la obra. 

Por otro lado, la atmósfera que construye la autora es soberbia y cobra vida más allá de la imaginación. De hecho, está tan bien construida que me gustaría verla adaptada a la Gran Pantalla. Tanto la estética como el carácter psicológico que posee La bailarina hacen de ella merecedora de dicha atención. 

En relación a esa tensión psicológica que mencionaba líneas arriba, y que me ha llevado a relacionarla instintivamente con Carta de una desconocida 👈de Stefan Zweig (1922), el progreso de Carmela Minino a lo largo de la narración es subyugante, para terminar convirtiéndose en sorprendente. Y puedo asegurar a mis lectores que no están preparados para un final tan inquietante y sobrecogedor. Pese a ello, éste no carece de un cierto talante romántico y pasional, que ha traído a mi memoria el regusto de otra gran obra, Cumbres Borrascosas de Emily Brontë (1847). 

Matilde Serao (Fuente: Wikipedia)

Sin embargo, la rotunda narrativa de Matilde Serao no se puede confundir con ninguna otra. Su estilo es único, personal, potente, directo, hay quienes dicen que incluso algo masculino, basándose en sus peculiaridades. Así y todo, esta mujer fue capaz de hechizar con su pluma a los lectores, especialmente al público femenino, que se veía reflejado en las problemáticas que evidenciaba y caía rendido ante la magnífica semblanza que de ellas dibujaba. La escritora, pese haber explorado a lo largo de su carrera las corrientes contemporáneas a ella -su obra es a menudo definida como heterogénea, por haber escrito tanto novelas veristas al estilo de Giovanni Verga👈, como otras de carácter sentimental-, siempre intentó encontrar su propia voz, y la dotó de humanidad, empatía y compasión

Así lo identificamos en La bailarina, una obra que es capaz de emocionar pese a su poco carismática protagonista, un personaje que se enquista en el corazón del lector. En otro sentido, tanto el ritmo galopante de la historia, que va in crescendo durante la lectura, como el recorrido que se hace por las fascinantes calles napolitanas, al son operístico de su dramático final, es un acicate para apuntar con letras de oro este título, para leerlo una y otra vez más. 

Dicen los críticos que Matilde Serao fue muy famosa en vida, que algunas de sus obras imprimieron carácter en las letras italianas. De hecho, El vientre de Nápoles (1884), escrito durante su época dorada, supuso un antes y un después en la narrativa de aquel país. Mujer de carácter, fue una de las primeras féminas en conseguir abrirse camino en los círculos periodísticos y literarios masculinos. Pese a ello, a las seis nominaciones al Nobel de Literatura, y al impacto que causaron sus acciones en la sociedad, su figura se fue diluyendo poco a poco en el tiempo, hasta casi desaparecer del escenario literario. No importaron las buenas opiniones recibidas por parte de figuras incuestionables de las letras universales, como las emitidas por Edith Wharton o Henry James, pesaron más otras cuestiones académicas y políticas que, para mí, a día de hoy, resultan imposibles de entender.


<Cuantas más vueltas le doy más cosas comprendo, y cuanto más cosas comprendo más miedo me da.> Henry James (1843-1916)


Undine von Reinecke ♪



La autora por la Editorial

Matilde Serao (Fuente: Libros de Seda)

Matilde Serao (Patras, Grecia, 1857-Nápoles, Italia, 1927) fue una periodista y escritora italiana nominada al Premio Nobel en al menos seis ocasiones. Autora de una treintena de novelas y de múltiples relatos, su obra permanece prácticamente inédita en nuestro idioma. En su faceta periodística, fundó junto a su marido, Edoardo Scarfoglio Il Corriere di Roma, que pretendía ser un periódico al estilo de la prensa que entonces se publicaba en París. Tras esta aventura fallida, se mudó a Nápoles, donde editó, Il Corriere di Napoli y más tarde fundó Il Mattino, que acabaría por convertirse en el diario más leído del sur de Italia.


Comentarios

  1. Buenos días Undine no había oído hablar de esta autora, lo que no es extraño si sus novelas no han sido traducidas al español hasta esta que traes hoy. Y que vida tan interesante la de la escritora, digna de la mejor novela clásica!. Frente a tu magnífica reseña poco puedo decir, que me la llevo, porque tengo curiosidad por conocer a esa bailarina y todo lo que su creadora quiere contarnos a través de ella. Un abrazo.

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    1. Buenas tardes, Mar.

      Alguna obra de Matilde Serao sí se ha traducido, por ejemplo El vientre de Nápoles. Ojalá nos lleguen muchas otras a nuestro idioma. Como tú y yo compartimos similar gusto literario, no dudo en recomendarte La bailarina.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  2. Querida Undine:
    Pintaba bien y no me engañó esa primera impresión cuando lo enseñaste en insta.
    Quiero leerlo muy pronto. La pobre Carmela será poco carismática pero a mí me cae bien. Y los tejemanejes entre bambalinas, qué te voy a contar. Además del retrato de una época y ambientes que ya no existen.
    La vida de la autora da para una buena novela sin duda alguna, o una miniserie de las que a mí me gustan.
    Besos y feliz fin de mes

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    1. Buenas tardes, Norah
      A mí también me cae bien la protagonista. La autora consigue que la quieras. Desde ya te digo que el corazón se te va a estremecer por momentos, pero merece la pena la experiencia. Ya me contarás.

      Un besote, y gracias por visitarme!!

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  3. Hola Undine, qué interesante la vida de esta mujer. No la conocía. No sé si es una obra que me llame la atención, pero la tendré en cuenta.
    Un besazo

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    1. Buenas tardes, Nitocris.
      Efectivamente, La bailarina no es el género que sueles leer. No obstante, merece la pena involucrarse en esta historia tan diferente a lo que se suele ver en la actualidad.

      Un abrazo, y gracias por visitarme!!

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  4. Desde luego la vida de la autora da para una buena novela. Gracias por dármela a conocer. Y desde luego me llevo la obra apuntada, que pinta muy bien. Buenísima elección musical!
    Besotes!!!

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    1. Buenas tardes, Margari.
      La bailarina es muy especial, Margari. De hecho, aún la estoy asimilando. Si tienes la oportunidad de leerla no lo dudes. Ya me contarás.

      Un abrazo!!

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  5. ¡Hola! Me fascinan esas mujeres que tanto han luchado por los derechos de la mujer en épocas tan convulsas. Sin lugar a dudas, se ve una nouvelle de lo más interesante, tanto por la historia en sí, como por descubrir a esos personajes que la acompañan. Un besote :)

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    1. Buenas tardes, Marya.
      Esta nouvelle, aún siendo un clásico de entre siglos, creo que te puede gustar. Ojalá la puedas disfrutar.

      Un abrazo, y gracias por visitarme!!

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  6. ¡Hola! Que vida tan interesante la de la autora de la obra, gracias por compartirla. Aún así, no es un libro que me llame la atención, pero muchísimas gracias.
    ¡Besos!

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    1. Buenas tardes, Hiraty.

      Gracias por pasar por Lecturas de Undine.

      Un saludo!!

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  7. Buenos días Undine.
    Bueno, te has superado a ti misma tanto en la vida de la autora como en la reseña propiamente de la novela. ya me estaba pareciendo interesante, pero esa comparación con carta de una desconocida y Cumbres borrascosas ya ha terminado de ponerme en la pista del libro. Es curioso cómo autores que han sido famosos en ciertas épocas, caigan tiempo después en el olvido. Las modas todo lo sepultan. Bueno, casi todo.
    Un beso.

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  8. ¡Hola! No conocía este libro y me siento hasta mal porque por lo que cuentas tiene una pinta genial y creo que me puede gustar, así que me lo apunto. Genial opinión y comote explicas :)

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  9. Pues yo no conocía a esta autora. Hay mucho autor (y sobre todo, mucha autora) que queda sepultada por el tiempo . La trama tiene buen pinta. Pobre mujer. Y si te recuerda a la obrita maravillosa de Zweig, es un punto a favor. Besos

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  10. Hola,
    No conocía la novela, pero has despertado mi curiosidad, así que anotado queda.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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