RESEÑA: CHARLOTTE LÖWENSKÖLD, SELMA LAGERLÖF
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Fuente: Undine von Reinecke |
Ficha Técnica
Editorial: Libros de Seda
Traductora: Elda García-Posada Gómez
Encuadernación: Rústica con solapas
Nº de páginas: 352
Género: Clásicos
ISBN: 978-84-10481-04-6
P.V.P. : 24,45 €
Sinopsis de la Editorial
Värmland, 1830. Charlotte Löwensköld es una joven vivaz y bondadosa que, tras la muerte de sus padres, vive en la rectoría de Korskyrka. Allí lleva cinco años comprometida con el joven vicario Karl-Artur, también descendiente de los Löwensköld. A pesar de que Karl-Artur, cada vez más absorbido por su fanatismo religioso, posterga la boda, a la joven no se le pasa por la cabeza romper su compromiso: ni siquiera cuando el adinerado Schagerström pide su mano. Pero una maldición pesa sobre la estirpe de los Löwensköld. No importa que ella rechace con firmeza a su pretendiente: sus esperanzas y sueños difieren de los del ascético Karl-Artur y, combinadas con maliciosas calumnias, amenazarán su relación. Charlotte se debatirá entre el deseo de reconciliarse con su prometido y la búsqueda de su propia felicidad.
Propuesta musical para este libro
Pojkarne(Jag minns den ljuva tiden), Anna Maria Lenngren
*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Gralstänk
La canción que el lector está escuchando es Pojkarne (Jag minns den ljuva tiden), que viene a significar Los muchachos o recuerdo de los dulces tiempos, y es una pieza escrita por la sueca Anna Maria Lenngren (1754-1817), quien fuera uno de los personajes ilustrados más importantes de su país. El poema fue escrito en 1797 a partir de una melodía compuesta por el compositor bávaro Christoph Willibald von Gluck (1714-1787), y sus versos evocan los recuerdos de la infancia. Por otro lado, el ideario del poema celebra los principios de la Revolución Francesa, comenta cómo era la sociedad de la época, distinguiendo entre la nobleza y la burguesía, y describe cómo los niños no hacen distinción entre clases sociales, pero a medida que van creciendo se vuelven intolerantes y esnobs.
He elegido Pojkarne (Jag minns den ljuva tiden) de Anna Maria Lenngren para acompañar la reseña de hoy, porque su autora es mencionada en Charlotte Löwensköld de Selma Lagerlöf, que es la novela protagonista de la reseña de hoy. Por otro lado, Selma Lagerlof compartía muchos de los principios que defendía la autora del poema.
Lo que Undine opina del libro
<Pocos hombres aman durante mucho tiempo los viajes, esa ruptura perpetua de los hábitos, esa continua conmoción de todos los prejuicios.> Marguerite Yourcenar (1903-1987)
Decía el dramaturgo italiano Carlo Goldoni (1707-1793), que el individuo que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios. Y esta sentencia, que puede parecer drástica por su severidad, encierra en sus palabras una cierta porción de verdad. De hecho, quienes acostumbran a viajar saben que regresan de sus periplos con una maleta extra de conocimiento. No importa lo cercano o remoto que sea el destino, cualquier desplazamiento es enriquecedor si nos alejamos de las fronteras que nos ofrecen confort.
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Estocolmo, puente Isla de los museos Fuente: Undine von Reinecke, agosto 2025 |
Y así, con el deseo de perderme entre sus islas, calles y museos, cogí mi bolso de mano y metí en él la novela que durante mi aventura me iba a acompañar. Me refiero a Charlotte Löwensköld, título firmado por la escritora sueca Selma Lagerlöf, quien fuera la primera mujer en ser galardonada con el Premio Nobel de Literatura, que fue publicado el pasado mes de junio por la editorial madrileña Libros de Seda, con la cuidada traducción y el interesante posfacio de Elda García-Posada Gómez.
Y tras regresar de mi aventura sueca, una vez reposada mi lectura, puedo asegurar que mi elección literaria no pudo haber sido mejor, porque gracias a la novela de Selma Lagerlöf me acerqué con mayor grado de comprensión, no sólo a un momento sorprendente y atractivo de la historia sueca, sino a una faceta muy interesante del carácter de esta nación.
Charlotte Löwensköld comienza así:
<Tiempo atrás, residía en Karlstad una coronela llamada Beate Ekenstedt. Baronesa de nacimiento, pues pertenecía al linaje de los Löwensköld de Hedeby, era una mujer distinguida, amable y culta, capaz de escribir versos tan ocurrentes como los de la gran poeta Anna María Lennegren. De constitución menuda, hacía gala, sin embargo, del porte erguido característico de los Löwensköld, así como de un atractivo semblante. Siempre tenía palabras hermosas y encantadoras para todos aquellos que se cruzaban en su camino, y el halo romántico que desprendía dejaba una impresión imborrable en cualquiera que la viese por primera vez.>
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Vista de Estocolmo desde el Ayuntamiento, Sede de los Preios Nobel Fuente: Undine von Reinecke, Agt. 2025 |
La novela nos traslada a la Suecia de la década de 1830. Allí, en la rectoría Korskyrka de la comarca de Värmland vive la joven Charlotte Löwensköld. Huérfana y carente de recursos económicos, Charlotte ha sido acogida por el rector para hacer las veces de dama de compañía de su esposa. Vivaracha, dulce e inquieta, las travesuras de la chiquilla han traído de cabeza a sus protectores desde que la recibieron en su hogar. Sin embargo, todo el mundo adora a Charlotte por su simpatía y buen corazón. Especialmente Karl-Arthur Ekenstedt, el vicario que ayuda en la rectoría, con el que lleva comprometida cinco años. Pese al amor que se profesa la pareja, Karl-Arthur no parece tener prisa en contraer matrimonio, él sólo vive para su fe y desea vivirla humildemente. Todo esto pesa en el ánimo de Charlotte, quien ha invertido todas sus energías en guiar a su prometido hacia un futuro próspero con la ayuda de su futura suegra la coronela Beate Ekenstedt. Así las cosas, cuando Schagerström, el hacendado más rico de la comarca, pide la mano de Charlotte; ella lo rechaza sin pensárselo dos veces, porque su corazón sigue fiel a Karl-Arthur, pese a las discordancias que existen entre ambos.
Con todo y con ello, los chismorreos y las calumnias acerca de Charlotte comienzan a correr por la población, dando pie a inquietantes malentendidos entre la pareja, bajo quienes pesa la oscura maldición de los Löwensköld. ¿Logrará Charlotte vencer la maledicencia vertida sobre ellos y poner a salvo su amor?
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Sede de editorial Albert Bonniers, Estocolmo Fuente: Undine von Reinecke, 2025 |
Charlotte Löwensköld es una interesante y original novela, un cuento de hadas para adultos que encierra más de una historia de amor. La obra fue publicada en 1925 en Estocolmo por la editorial Albert Bonniers, uno de los sellos más antiguos y prestigiosos de Suecia, y es la segunda entrega de la Trilogía del Anillo, cuyo primer volumen atiende al título de El anillo de los Löwensköld (1925), cerrando la saga la novela titulada Anna Svärd (1928).
Sin embargo, aunque Charlotte Löwensköld es el segundo título de la trilogía, no es necesario leer el primer volumen. Es una historia independiente, difiriendo en tiempo y contexto del primer libro de la saga, heredando de éste sólamente el motivo de la antes mencionada maldición de los Löwensköld. Como menciona Elda García-Posada en el posfacio del libro, Selma Lagerlöf persigue en Charlotte Löwensköld diferentes intenciones. Me explico, El anillo de los Löwensköld es una novela basada en un cuento popular, que está ambientada en el siglo XVIII, ostenta tintes fantásticos y de misterio, y podría hablarse de ésta como un texto de género fantasmal de ambientación gótica. En cambio, Charlotte Löwensköld se sitúa en la tercera década del siglo XIX, es una obra más comprometida desde el punto de vista sociológico, que aborda temáticas de carácter histórico, como el avivamiento religioso decimonónico que aconteció en Suecia, o el impacto que tuvo sobre la población sueca la industrialización en el momento en el que transcurre la acción, y ambos motivos constituyen un marco perfecto del que se sirve la autora para crear su excelente ambientación.
Sin embargo, Charlotte Löwensköld no es tan sólo una novela de género histórico. Este título guarda entre sus páginas muchas de las inquietudes que motivaron, no sólo la narrativa de Selma Lagerlöf, sino las acciones vitales de quien fuera una gran mujer, que se comprometió sin excusas con los cambios sociales y acontecimientos importantes del momento que le tocó vivir. Si mis lectores recuerdan, hablé de todo ello en las reseñas de El proscrito👈, novela eminentemente antibélica, que fue escrita por Lagerlöf tras contemplar algunos de los desastres de la Primera Guerra Mundial, y en La casa de Liljecrona👈, una historia profundamente emotiva y en sintonía con el realismo mágico característico de la narrativa de la autora, que aborda las problemáticas cruciales femeninas que han influído en el devenir de la mujer.
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Ayuntamiento de Estocolmo, sede de los Premios Nobel Fuente: Undine von Reinecke |
Este último punto se evidencia principalmente en Charlotte Löwensköld a través de la complicidad que la protagonista establece con su futura suegra, la madre del obcecado y fanático religioso Karl-Arthur, con quien establece una relación de afecto poco habitual. Y no es el único caso que aparece en la novela, la empatía entre hermanas, entre mujeres de diferente rango, edad o condición es una constante en la obra protagonista de la reseña de hoy.
Decía líneas arriba, que este libro retoma ese conjuro que pesa sobre la estirpe de los Löwensköld. Y lo hace centrando su atención sobre los enamorados Charlotte y Karl-Arthur, que son parientes lejanos entre ellos, y descendientes de aquel Löwensköld que dió lugar a la maligna imprecación. Este motivo “fantástico” que, desde mi punto de vista, no es más que un recurso literario utilizado por Selma Lagerlöf para introducir el tema principal, pone ante el lector uno de los motivos argumentales principales de Charlotte Löwensköld.
Estoy hablando del avivamiento religioso que se dio en Suecia durante el siglo XIX, y que tuvo sus raíces en el movimiento pietista protestante alemán del siglo XVII. El pietismo, grossomodo, fue un alzamiento de renovación dentro del luteranismo que buscaba una fe más personal, devota y activa, en reacción al formalismo de la iglesia establecida.
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1a edición sueca Biblia lutera, Museo Nórdico de Estocolmo. (Fuente: Undine von Reinecke) |
A lo largo de la historia del país nórdico, hubo otros avivamientos dentro de lo que se denomina como iglesia Sueca. Estos fueron promovidos principalmente por predicadores individuales, como el sacerdote y reconocido predicador revivalista Jacob Otto Hoof (1768-1839), o como Lars Levi Læstadius (1800-1861), quien fue pastor en las parroquias de Pajala y Karesuando, y cuyos sermones penitenciales dieron lugar a un avivamiento que se divulgó rápidamente por el Ártico. Ambos individuos, como decía, bien pudieron servir de inspiración a Selma Largelöf para dos de los personajes que aparecen en Charlotte Löwensköld. Evidentemente, uno de ellos es Karl-Arthur, el singular enamorado de la heroína del libro, y el otro sería su mentor.
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Selma Lagerlöf, retrato de Hanna Pauli. Museo Nacional, Estocolmo Fuente: Undine von Reinecke, 2025 |
Así lo adivinamos desde el primer pasaje del libro, donde se hace referencia a la poeta sueca Anna Maria Lenngren (1754-1817), quien fuera una insigne mujer ilustrada, conocida, entre otras cosas, por su poema Några ord Until min kära dotter, ifall jag hade någon (Consejos para mi querida hija, si tuviera una), por su implicación social y por su oposición a la religión. Una vez más, Lagerlöf nos asombra con su lucidez e imaginación, impregnando su obra de motivos que ayudan a ensalzar su espíritu.
De este modo, la autora que era conocida también por su habilidad estilística, construyó una fábula audaz y original que tiene como fondo una accidentada historia de amor. Y, como escenario de este maltrecho romance, se presenta ante el lector la parroquia de Korskyrka, cuyo nombre literalmente significa iglesia de la cruz (arquitectónicamente se aplica a los templos con planta de cruz griega). Sin embargo, en Suecia el término Korskyrka se aplica a las iglesias afiliadas a la Iglesia Evangélica Libre. Una vez más, el simbolismo hace su presencia en la rica y lúcida narrativa de Selma Lagerlöf.
Y así da comienzo al drama de esta novela, una parábola que aborda temas universales sobre el amor en sus diferentes acepciones. Amor maternal, amor conyugal, amor fraternal… Todos y cada uno de los modos de afecto son estudiados en Charlotte Löwensköld. Y en ese mismo sentido, la escritora lanza a la audiencia una serie de preguntas existenciales, que estudian si un exceso de cariño es sano para el corazón. ¿Son los celos o el apego desmesurado formas inteligentes de amar? ¿Es justo pensar que todo vale en el amor y en la guerra? Mis lectores tendrán que leer esta obra y juzgar.
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Iglesia de os Alemanes, Estocolmo 2025 Fuente: Undine von Reinecke |
En ese mismo sentido, más allá del evidente juicio negativo que subyace en esta historia hacia ciertas conductas extremas, religiosas o no, con los consabidos prejuicios éticos y morales que éstas conllevan, Charlotte Löwensköld es además un título que disecciona con habilidad el comportamiento del individuo en su cotidianidad. Y aunque en su galería de personajes aparece algún que otro villano, ésta no es una historia que diferencia entre buenos y malos, sino entre conductas virtuosas y deshonestas. De hecho, sus protagonistas no son perfectos, y están dotados con los habituales claroscuros que distinguen a los humanos.
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Iglesia de San Juan (1890), Estocolmo Funete: Undine von Reinecke 2025 |
Es cierto que la temática religiosa decimonónica puede resultar un tanto tediosa para cierto tipo de lectores, quizá más acostumbrados a la narrativa de otros géneros literarios. Sin embargo, para quienes se sienten atraídos por la buena narrativa salida de la pluma de autores como Anthony Trollope o Arnold Bennett, dos británicos que estudiaron la Alta y Baja Iglesia de Inglaterra en profundidad, descubrirán en Charlotte Löwensköld otro océano literario inmenso en el que poder bucear. Sus excepcionales y humanos personajes, tan empáticos que da pena separarse de ellos; sus poéticas descripciones, tan fotográficas que se materializan en la imaginación; o lo innovador de su argumento para quienes la Europa del Norte es mundo nuevo a explorar, entre otros motivos de interés, son suficientes razones para adentrarse en esta novela absorbente y especial.
Comenzaba esta reseña aludiendo a mi viaje estival a Estocolmo, y mencionaba que durante mi visita me acompañó Charlotte Löwensköld. El impacto de su lectura me guió por las calles y barrios de esta urbe, en cuyas iglesias aún resuena aquel despertar.
<Eso es el aprendizaje. Entender de repente algo que siempre has entendido, pero de una manera nueva.> Doris Lessing (1919-2013)
Undine von Reinecke ♪
La autora por la Editorial
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Fuente: Libros de Seda |
Conocía desde niña los cuentos de hadas populares de Suecia y en ellos se inspiraría para escribir las historias de realismo mágico que componen sus escritos. También fue una ávida lectora de la Biblia, al tener que permanecer muchas horas sentada por los problemas de movilidad en las piernas que tenía.
De adulta se dedicó a la enseñanza, trabajando como profesora en el sur del país hasta que publicó su primera novela, La saga de Gösta Berling (1891). La casa de Liljecrona (1911) es la primera traducción al español de esta obra.
Tiene muy buena pinta
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