DIARIO DE UNA LECTORA DE TOLSTÓI: EL CAMINO DE LA VIDA

Fuente: Undine von Reinecke



Sinopsis de la editorialEl camino de la vida sólo vio la luz en ruso en 1911, unos meses después de que Lev Tolstói falleciera en la estación ferroviaria de Astápovo. El libro, que había permanecido inédito en español, como un tesoro escondido, es la culminación de la obra moral del escritor y la expresión más completa de su pensamiento religioso: un destilado de máximas legadas por los sabios de todos los tiempos y de todas las tradiciones del mundo que le inspiraron sus propias reglas para el perfeccionamiento interior. Cada uno de los treinta y un capítulos que integran este volumen—uno por cada día del mes—conforman un singularísimo breviario espiritual destinado a «llevar una vida de bien» y contribuir así a la realización de una aspiración tan antigua como irrenunciable: la convivencia pacífica entre los individuos y los pueblos.


15 de enero de 2020

Cerca de mi casa hay un supermercado que pertenece a una gran cadena de alimentos. No suelo hacer mis compras allí, pues siempre que lo he hecho suelo arrepentirme debido a la poca calidad de su oferta, y a la picaresca maliciosa que emplean; no en vano, es fácil encontrar entre sus productos comida caducada. Como digo, procuro no entrar en este establecimiento, pero a menudo escucho decir a la gente que si dejamos de comprar allí se arruinarán. Si se arruinan, evidentemente es  malo para ellos pero, ¿es un castigo o una consecuencia de su mala praxis?

Capítulo XV: El castigo


<En el mundo animal, el mal llama al mal, y la fiera, que no tiene ninguna posibilidad de refrenar el mal que se suscita en ella, busca responder al mal con el mal, sin ver que el mal inevitablemente aumenta el mal. El hombre, dotado de razón, no puede no ver que el mal sólo aumenta el mal y por lo tanto debería refrenar el impulso de pagar el mal recibido con el mal. Pero a menudo la naturaleza animal del hombre se impone sobre su naturaleza racional, y el hombre emplea la capacidad racional que debería contenerlo de devolver el mal con el mal, en justificar el mal que hace llamándolo represalia, castigo.>

Este capítulo del libro me ha parecido repetitivo y, ciertamente es un apéndice del anterior dedicado a la violencia. En él desarrolla la idea de la inutilidad del castigo ante una ofensa o un delito, y lo cataloga de venganza.

<El castigo nunca alcanza el objetivo por el cual se inflige.La gente afirma que es posible responder al mal con el mal para corregir a las personas. No es verdad. La gente se engaña. Las personas pagan mal con el mal no para corregir a nadie, sino para vengarse. No se puede corregir el mal haciendo el mal.>

<Castigar en ruso significa dar una lección. Y sólo se puede dar una lección con buenas palabras y buen ejemplo. Pagar mal con mal no es dar una lección, es pervertir.>

Tolstói toma el concepto de mal y lo utiliza para calificar un castigo. Y como generaliza, en mi opinión, sus ideas no llevan más que a confusión. Hay personas que no saben que están cometiendo una falta, y si no se les hace ver, es difícil que se corrijan. Él siempre toma como ejemplo a los niños, por ello me tomo la libertad de hacerlo yo también y pregunto, ¿es malo castigar a un niño sin chuches porque no ha hecho los deberes del cole? ¿Es una venganza o un intento de educar? Evidentemente, otro caso sería si se hablara de castigo corporal.

< (…) Enseñar los dientes y querer hacer daño, es reconocido como un derecho legítimo de las personas que se llaman a sí mismas gobernantes. (…)>

Tolstói siempre separa a los gobernantes del resto de los seres humanos y los trata como delincuentes. No es que no esté justificado por las aberraciones que se cometían en su época pero, en mi opinión está pecando de contradicción. Él dice creer que todos los individuos son iguales, que hay que perdonar sin distinción alguna. A los gobernantes los saca de la ecuación.  No cree que tengan buenos motivos para imponer penas  más que los personales y, además lo ve inútil y cruel:

<Con el castigo, con la amenaza de un castigo, es posible aterrorizar a una persona, es posible incluso contenerla temporalmente de hacer el mal, pero es imposible corregirla.>

<El castigo siempre es cruelmente doloroso. Si no fuera cruelmente doloroso, no se ordenaría. Para la gente de nuestro tiempo, las prisiones son tan cruelmente dolorosas como eran los azotes hace cien años.>

<Los hombres inventan astutos argumentos sobre por qué y con qué fin castigan. Pero en realidad siempre castigan porque piensan que castigar es ventajoso para ellos.>

Sigue sin distinguir el grado de importancia entre ofensas para él, aparentemente, todo se trata del mismo modo. ¿Es maldad retirar la custodia de un padre maltratador? ¿De verdad no debe haber un grupo de personas que quieran proteger a los débiles?:

<Los hombres hacen el mal por maldad, o por el deseo de vengar una ofensa, o por la idea errónea de cómo protegerse, pero luego, para justificarse, convencen a los demás y se convencen a sí mismos de que hacen  lo que hacen única y exclusivamente  para corregir a aquel que les hizo un mal.>

<En nuestra sociedad existe un cierto orden no porque haya jueces, procuradores, instructores de sumarios, carceleros, verdugos, soldados, magistrados que castigan a otras personas, sino porque pese a la perversión demostrada por toda esa gente de los gobiernos, aún hay personas que se tienen piedad y se aman unas a otras.>

Es verdad que nuestro tiempo no es el que él vivió, pero llevado a nuestros días a mí me parece necesario que haya personas que se dediquen a cuidar de quienes no pueden valerse por ellos mismos.

El maestro sigue argumentando la idea de que el castigo no sólo no tiene utilidad, sino  que lo aumenta el problema. Cree que el amor es el remedio para acabar con el mal:

<Castigar a una persona por sus malas acciones es lo mismo que calentar el fuego. Toda persona que ha hecho un mal ya tiene suficiente castigo con haber perdido la serenidad y que su conciencia lo atormente. Y si la conciencia no lo atormenta, ningún castigo que el hombre pueda infligirle podrá corregirlo, no hará más que exacerbarlo.>

<La doctrina del amor que no admite la violencia es importante no sólo porque para el hombre, para su alma, es bueno soportar el mal y hacer a cambio el bien, sino porque sólo el bien detiene el mal, lo extingue, no permite que se propague. La verdadera doctrina del amor es poderosa porque extingue el mal, sin permitir que se extienda.>

<Responde al mal con el bien y harás que en el hombre malo desaparezca todo el placer que halla en el mal.>

Es verdad, ya lo comentamos en pasadas entradas del diario, que el mal atrae al mal. Pero apelar a la conciencia del ser humano para erradicarlo me parece un exceso de confianza. Los individuos no respondemos igual ante las cosas, no todos concebimos del mismo modo el bien ni compartimos conciencia. Y creo que Tolstói sigue mezclando conceptos en su filosofía de vida, no siempre se consigue con amor tocar la conciencia, y en ocasiones un castigo obtiene apelar al sentido común del individuo. Pero me reitero en que hay muchos grados de faltas y muchos niveles de castigo. Creo que su fe cristiana la llevó al extremo y en los extremos casi nunca se encuentra la verdad. Además, ¿no es cierto que ésta suele oscilar buscando el equilibrio?

Por otro lado, su idea del perdón me agrada, aunque considero también que cualquier agresión no puede verse del mismo modo. El tratar de defenderse pacíficamente puede venir acompañado a su vez del perdón. No es lo mismo devolver un puñetazo, que apartarse de quien te pegó; como tampoco, y remitiéndome al comienzo de la entrada, no dejar que te sigan engañando no es lo mismo que quemar un establecimiento que te estafa. Es una manera de castigar, evidentemente, pero de ahí a asemejarlo a  “hacer un mal”…

Pese a todo,  el perdón parece necesario a nivel social y personal, sin él es difícil mirar al futuro con esperanza. Y es esto lo que me atrajo de Tolstói desde un principio; jamás olvidaré la idea de perdón que se desprende de su primera gran novela Guerra y paz.

Os dejo con su reflexión sobre ello. Hasta la próxima entrada, amigos:

<Perdonar no es decir “te perdono”, sino arrancar del corazón el enojo, el mal sentimiento contra el ofensor. Y, para lograrlo, es necesario que recordemos nuestros pecados. Si los recordamos, seguramente nos daremos cuenta de que hemos cometido peores actos que aquellos que suscitan nuestro enojo.>

Undine von Reinecke ♪


Comentarios

  1. Hola Bombón!

    Para empezar, yo no estoy de acuerdo con él en que en el mundo animal exista el mal, a ver Lev, hermoso, se llama instinto de supervivencia e incluso los animales se guían por las leyes de la naturaleza, no viven en el caos.
    El ser humano si sabe distinguir el bien del mal, y es muy consciente de cuando "se porta mal" y no me queda más remedio ahora que referirme al refrán de: no sé escarmienta en cabeza ajena. Y es que es completamente cierto, no hablo de castigos corporales, de usar violencia, en absoluto, pero una mala acción ha de ser castigada.
    No es lo mismo enfrentarte al hecho de que un niño se ha "portado mal" porque ha roto algo en casa, no lo puedes castigar a tortas, tal vez necesita un abrazo -como tanto dicen ahora- puede ser; pero un asesino, un ladrón, un fuera de la ley, tiene que ser castigado, sino nunca cesará en hacer lo que hace, con que es con castigo y muchos no cesan en su comportamiento...

    Hoy el Maestro no hola fino 😂
    Besitos preciosa 💋💋💋

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    1. Buenas tarde, preciosa:
      Pues, sí, yo he pensado que no era coherente su discurso. Se contradecía mucho en sus mensajes. Además, lo que promulga lleva al caos...No se puede buscar el bien de un individuo malvado, machacando a la generalidad, por querer ser un buen samaritano. Entre otras cosas.
      Creo que las circunstancias de su tiempo y paísle hacían a veces retorcer las cosas. Me he propuesto leer su biografía y toda su correspondencia. Eso sí, con calma. :)
      Un besote, preciosa!!

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  2. El castigo es un mundo controvertido. Yo sí creo que el castigo es necesario aunque siempre proporcional a la falta cometida o volviendo al anterior, la violencia utilizada en cometer un acto recriminable.
    Besos

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    1. Buenas tardes, Inés:
      Está claro que nuestro mundo necesita lo necesita. Si se emplea el sentido común y, como dices tú, la proporción, pocas veces nos confundiremos.
      Un abrazo, y muchas gracias porpasar a leerme y comentar!!

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  3. Hola.
    El bien y el mal es algo intrínseco al ser humano pero lo que nos hace ser seres irracionales es la capacidad de distintir ambos términos.
    En esta ocasión discrepo con el autor ya que cuando se comete una acción dolosa hay que hacerle entender a quien lo comete que no está bien y, depende de sus actos, aplicar un correctivo puesto que no es lo mismo castigar -como bien decías- a un niño sin chuches por no hacer los deberes que castigar a quien roba, maltrata o asesina.
    Un saludo.

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  4. Buenas tardes, Undine:
    Pues me lo temía. Visto lo visto hasta ahora era de esperar que dijera esto.
    Creo que el castigo es necesario aunque la palabra en sí suena fuerte. Además del caso que dices tú de la necesidad de corregir está el del que hace el mal a conciencia por beneficio propio, sacar tajada y porque hay gente que disfruta humillando a otros. Así que sí, lamentablemente no somos tan civilizados como al señor Tolstói le gustaba pensar. Tal vez también al ser una obra tardía tenía ya esa visión más serena y sesgada también de las cosas.
    Y pienso como tú, que con los gobernantes se comía sus propias convicciones.
    Besitos

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  5. Sí, este capítulo me ha parecido repetitivo, y en sus ideas sobre el castigo me he perdido bastante. Pero me quedo con su idea del perdón, en la que sí estoy de acuerdo. Me ha recordado una película, o documental, "El mayor regalo", te dejo el enlace al trailer por si te animas a verla. Un abrazo https://www.youtube.com/watch?v=-dT14yGj5bI

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    1. Hola otra vez:
      Claro que me animo a verla. Como está en you tube no me cuesta ningún trabajo verla. Ya te cuento.
      ¡Muchísimas gracias!

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