RESEÑA: HORIZONTES PERDIDOS, JAMES HILTON

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Trotalibros

traductora: Patricia Antón

Ilustrador: Jordi Vila Delclòs

Número de páginas: 264

Fecha de publicación: 03/05/2023

Colección: Piteas · 19

ISBN: 978-99920-76-45-3

Dimensiones: 21.3cm x 14.5cm

Formato: Tapa dura

Precio papel: 23.95€ / ebook: 4.99€

Idioma de la edición: Castellano/ Idioma original: Inglés


Sinopsis de la Editorial

Un levantamiento en Baskul obliga a un grupo de tres residentes británicos y uno estadounidense a huir de la India, pero su avión es secuestrado por el piloto, que se desvía del rumbo previsto y aterriza en una zona ignota de los confines del Tíbet. Los pasajeros, desconcertados, son conducidos al valle de Shangri-La, un maravilloso remanso de paz y belleza. ¿Son prisioneros o invitados? ¿Qué esconde este misterioso lugar que no aparece en ningún mapa? ¿Por qué han ido a parar ahí?


Propuesta musical para este libro

*Crédito del vídeo: Canal Claudio Arrau-Tema

El Nocturno Nº 21 en do menor es una obra musical escrita para piano solo por el compositor Frederic Chopin. El conocido músico polaco del romanticismo trabajó en ella entre los años 1847 y 1848. Sin embargo, Chopin falleció un año más tarde, sin haberle dado tiempo a que la pieza fuera publicada. Y, pese a que el compositor había expresado su deseo de que fueran destruidos todos los trabajos inéditos que no hubieran visto la imprenta durante su vida, esta obra fue publicada en 1938 y ha pasado a la historia como el último de los nocturnos de Chopin.

Mi elección de esta pieza está directamente conectada con un motivo argumental de carácter musical que habita en Horizontes Perdidos de James Hilton y, desde mi punto de vista, la fecha de publicación de este nocturno póstumo de Chopin aumenta el carácter enigmático de este precioso título. Digamos que reunir libro y nocturno son una feliz serendipia, que mis lectores deben descubrir.


Lo que Undine opina del libro



<Lo que llamamos destino no nos llega del exterior, sino que emerge de nosotros.> Rainer María Rilke (1875-1926)



Hoy, 28 de junio de 2023, doy comienzo a la temporada estival en Lecturas de Undine. Y lo hago por todo lo alto, porque el libro elegido para iniciar este ciclo de lecturas veraniegas reúne todo lo necesario para disfrutar bajo el sol, o para hacer vigilia leyendo hasta altas horas de esas madrugadas cálidas de julio y agosto. Me refiero a Horizontes perdidos de James Hilton, un título que la editorial Trotalibros ha puesto en el mercado literario español hace pocas semanas, con la nueva y fabulosa traducción de Patricia Antón, y las mágicas ilustraciones de Jordi Vila Delclòs.

Detalle de la edición de Trotalibros
Fuente: Undine von Reinecke

Decía antes que este libro lo tiene todo para cautivar, y quienes me lean estarán de acuerdo conmigo, si les enumero las razones que me han llevado a esta entusiasta convicción. Más allá del género de aventuras al que pueda o no pertenecer Horizontes perdidos, en esta sugerente novela habitan una sinfonía de motivos de muy variado carácter y condición: viajes, historia, música, misterio, emoción.... Sin embargo, y es aquí donde, desde mi punto de vista, radica la singularidad de este texto, en él también subyacen significativos asuntos filosóficos que motivaron e inspiraron a más de una generación desde su publicación. De hecho, la fascinación que su historia vino causando ha dado pie a más de una adaptación. El cine, la radio, incluso algún musical, se ha hecho eco de Horizontes perdidos. Así pues, queridos lectores, dispongámonos a conocer el argumento de esta fascinante historia de James Hilton.

Horizontes Perdidos nos traslada a la década de 1930, y nos sitúa en el histórico aeropuerto berlinés de Tempelhof. Allí, tres distinguidos individuos británicos, antiguos compañeros de estudios, conversan sobre el secuestro de un avión acontecido en la India en 1931, un año antes de esta reunión. 

Durante el cambio de impresiones, los caballeros se dan cuenta de que conocían a una de las víctimas del rapto, un tal Hugh Conway, que era un carismático colega de todos ellos, al que conocieron durante su época estudiantil. La velada transcurre haciendo especulaciones sobre su posible paradero, sin llegar a ninguna conclusión feliz. Sin embargo, cuando el grupo se separa al finalizar la noche, uno de ellos, el exitoso escritor Rutherford, le confía a uno de sus amigos que cree saber qué ocurrió. Rutherford asegura que Conway, junto a sus tres compañeros de avión, sufrió un accidente aéreo en las inmediaciones del Tíbet, y se encuentran aislados y sin posibilidad de escapar, en un lugar misterioso, mágico y secreto llamado Shangri-La. ¿Cómo ha llegado Rutherford a ésta conclusión, y qué misterios se esconden tras sus enigmáticas declaraciones? 

Sobrecubierta 1ª edición Macmillan (Wikipedia)

Horizontes perdidos es una deliciosa y apasionante novela, que fue publicada con el título original de Lost Horizon en 1933 por la editorial Macmillan. La novela ganó en 1934 el Hawthornden Prize, su éxito era un hecho, y se vio incrementado por la popularidad que había tenido ese mismo año Adiós Mr. Chip, la siguiente obra de James Hilton. Tres años más tarde, el brillante director de cine Frank Capra, consciente de las posibilidades que tenía la historia, decidió adaptarla a la Gran Pantalla, con Ronald Colman como protagonista, siendo Robert Riskin el escritor del guión. Los críticos del  New York Times dijeron de ella que era una gran película de aventuras, magníficamente puesta en escena, bellamente fotografiada y excelentemente interpretada. Y, estos mismos méritos, le valieron varias nominaciones a los Oscar de Hollywood, llevándose dos estatuillas finalmente.

Sin embargo, y sin quitar honores a la película, siempre he pensado que detrás de un buen film habita una novela mejor. Este es el caso, desde mi perspectiva, de Horizontes perdidos, una historia que traspasa los límites de la ficción de aventuras, para adentrarse en las oscuras profundidades del alma humana, conocer sus quimeras y estudiar sus ilusiones. Y lo hace valiéndose de su principio argumental, que se basa en la posible existencia de una sociedad idílica, materializada en una ciudad ficticia ubicada en el Tíbet, a quien el autor denominó como Shangri-La. Allí, en este lugar de ensueño, donde casi no existe la enfermedad, los habitantes viven más de cien años, y la felicidad se encuentra en todas esas cosas sencillas que el individuo añora de la vida, centró el autor la acción, pasando con ello a los anales de la historia, y con él el nombre ficticio de Shangri-La que, desde entonces, se usa para denominar un estado o un lugar de quimérica felicidad.

De esta manera, James Hilton se introdujo con su novela en lo que comúnmente se denomina el género utópico en la literatura, que, desde antaño, ha ocupado las cabezas de los grandes pensadores. Sin embargo, en la época de entreguerras, esta línea de pensamiento se hizo de alguna manera más necesaria. Los intelectuales se dieron cuenta que era un paliativo emocional para combatir el horror y la miseria que la Gran Guerra dejó entre los ciudadanos del mundo. Este desaliento, que se enraizó más si cabe con el crack de la bolsa de 1929, que dejó en la ruina a muchísimas personas, e invadió las calles de alcohol, drogas, muerte y desolación, fue otro motivo más para buscar nuevas perspectivas que dieran esperanza a la humanidad.

Por ello, resulta natural que muchos autores quisieran construir su propia sociedad utópica, ese lugar feliz donde existir. Y esta línea literaria siguió trabajándose tras el pasó de la Segunda Guerra Mundial.

Miranda de Antoni Lange 
Fuente: Undine von Reinecke

Un antecedente de Horizontes Perdidos lo tenemos en Miranda👈, la novela que publicó Antoni Lange en 1924, en la que el escritor polaco hacía naufragar el barco donde viajan los protagonistas de su historia, para terminar recalando en una isla maravillosa habitada por seres superiores. Otro ejemplo, aunque éste es posterior a la Segunda Guerra Mundial, lo encontramos en la nouvelle de Daphne du Maurier Monte Verità (1952), una historia que está basada en la existencia real de una comuna contracultural en Suiza a principios del siglo XX, en la que su autora apostaba por determinados cambios radicales en la forma de vida del individuo para conseguir superar los traumas que la sociedad venía arrastrando desde que sucedieron las dos guerras mundiales. Ambas obras comparten muchos motivos que hablan de esa infelicidad inherente a la vida del individuo de aquellos días y, en ellas, sus respectivos autores construyeron sendos lugares idílicos para existir. Si bien el primero es una isla perdida en el mar, el segundo es una cumbre europea donde ciertos alpinistas se dirigen para desaparecer de su realidad. Y, pese a las diferencias filosóficas y argumentales que las dos nouvelles mantienen con respecto a Horizontes perdidos, es indudable que todos estos títulos persiguen un mismo anhelo: la búsqueda de la felicidad.

Con todo y con ello, Horizontes Perdidos es una obra del todo original, con un principio argumental mucho más dinámico e intrincado, que hace de ella una lectura seductora y amena. En ella, el autor no solamente entretiene al lector con la narración de un enigma apasionante, sino que también, en su historia subyacen las preocupaciones anexas al mundo colonial inglés, recurriendo al Raj británico para ubicar su ficción. Este sugestivo motivo argumental resulta una pieza interesante para colocar en el puzle que conforma la historia del Imperio británico, ya que los hechos que relata se sitúan durante una revuelta que tuvo inmersa a la India en constantes altercados violentos callejeros durante los años 1930 y 1931, mientras Gandhi estaba en la cárcel y miles de ciudadanos nativos fueron hechos prisioneros. Este periodo de tiempo, al que se alude como desobediencia civil, concluyó después de muchas negociaciones y conflictos en 1935, cuando se aprobó la Ley del Gobierno de India. Pero esa es una historia que dejaré para otro momento.

Gandhi, foto realizada en Londres en 1931 (Wikipedia)

Como iba diciendo, la trama principal de Horizontes Perdidos, esa a la que envuelve el gran misterio de esta novela, toma como motivo inicial los altercados violentos que se produjeron en la India durante 1931. El protagonista, al que antes me referí como Hugh Conway, que es el representante del gobierno inglés en Baskul, ciudad ficticia de la India, ante el peligro que corren las vidas de sus compatriotas en aquellas tierras, se ve en la obligación de evacuar a todo el mundo. Sin embargo, cuando empieza la acción de esta novela, aún quedan las últimas personas por trasladar: una misionera cristiana, un hombre de negocios norteamericano y el joven diplomático inglés que sirve a Conway como ayudante. Los cuatro pasajeros occidentales consiguen embarcar a última hora en un avión requisado a un marajá de la India, pero su aventura tomará un rumbo que ninguno de ellos esperará, cuando llegan de manera poco ortodoxa a Shangri-La. Es en ese punto cuando la historia abandona los campos más trillados de la ficción para tornarse más filosófica. Y lo hace analizando las personalidades de los cuatro personajes principales, a quienes el autor enfrenta con una realidad desconocida.

Por un lado tenemos a Conway, un hombre lleno de excelentes cualidades que, por culpa de los horrores de la Gran Guerra, no ha desarrollado; por otro tenemos a Mallison, su ayudante, un joven pragmático y sin imaginación, que no está preparado para la vida espiritual; en tercer término encontramos a la señorita Brinklow, una misionera de la Iglesia de Inglaterra que, cegada por la palabra aprendida, no distingue más que su verdad; y por último nos topamos con Barnard, el hombre de negocios norteamericano que esconde más de un oscuro secreto. A estos cuatro caracteres, el autor los sitúa frente a una comunidad tibetana, una sociedad que, si no perfecta, se acerca mucho a ello. Y puedo asegurar a mis lectores más intelectuales que el mundo que forjó James Hilton les fascinará. ¿A quién no le gustaría disponer de una biblioteca privilegiada, escuchar en directo a un discípulo de Chopin, o mantener una conversación privilegiada con un erudito con muchos años de historia? Estos son unos pocos ejemplos de lo que el autor imaginó.

Ilustración de Jordi Vila Declós para Ed.  Trotalibros
 Fuente: Undine von Reinecke

Según parece, aunque nadie se pone de acuerdo en ello, James Hilton pudo haberse inspirado en diferentes motivos para crear su lamasería ficticia ubicada en lo alto de las montañas Kunlun del Tíbet, donde reina la cordialidad y es ejemplo de buen gobierno. Hay quienes afirman que se fijó en el antiguo mito budista tibetano del reino espiritual de Shambhala, del que se cuenta que contiene toda la sabiduría del mundo, y podría traer la paz al mundo. Como quiera que sea, el Shangri-La de Hilton causó desde que se conoció un gran impacto, del que se hicieron eco grandes personajes de la historia, como el presidente Franklin D. Roosevelt de los Estados Unidos. Por otro lado, Horizontes perdidos tiene el honor de ser el primer título publicado en rústica en edición de bolsillo, e incluso, los herederos del escritor autorizaron una secuela de la novela -Shangri-la: The Return to the World of Lost Horizon, firmada por Eleanor Cooney y Daniel Altieri-,  que ha sido traducida a varios idiomas. De algunas de estas repercusiones y otros temas interesantes nos habla en el epílogo del libro Jan Arimany, el editor de la reciente edición española de Horizontes perdidos.

Llegados a este punto, poco más me resta por comentar de la novela sin caer en la reiteración. Tan sólo mencionar que su dinámica y bien estructurada factura, la originalidad del argumento y la delicadeza de sus motivos ambientales, ofrecen al lector más sensible ese paraíso literario donde regocijarse al que, algún día, nuestra memoria recurrirá.



<Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.> Jorge Luis Borges (1899-1986)




Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

James Hilton

James Hilton nació en 1900 en Leigh, Lancashire, Inglaterra. Al ser hijo de John Hilton, el director de la Chapel End School en Walthamstow, desde pequeño estuvo muy conectado con el mundo docente. Escribió su primera novela, Catherine Herself (1920), mientras estudiaba en Cambridge, pero fue gracias a las obras que publicó mientras trabajaba como periodista en Manchester Guardian y Daily Telegraph por las que conoció un fulminante éxito internacional, especialmente con Horizontes perdidos (1933) y Adiós, señor Chips (1934), esta última inspirada en la figura de su padre y en W. H. Balgarnie, uno de sus profesores. De ambas novelas se hicieron múltiples adaptaciones cinematográficas en Hollywood. En 1935 se fue a vivir a Estados Unidos para trabajar de guionista y ganó un Óscar con la película La señora Miniver. Hilton murió en 1954 en su casa de Long Beach, California.


Comentarios

  1. ¡Hola Undine!
    Qué reseña tan emotiva para mí. El primer contacto que tuve con esta historia fue por la película de Capra. Yo era una niña, creo que podría tener once o doce años y la vi en la televisión. Me dejó fascinada y unos años después encontré la novela en la colección Reno de Plaza y Janés. Esa fue la edición que leí hace muchísimo tiempo.
    Tomo nota de las dos novelas que mencionas, la de Antoni Lange y la de Daphne du Maurier. No está mal, tampoco en esta época, perderse en mundos maravillosos alejados de la realidad.
    Me ha encantado recordar contigo esta historia mágica.
    Un beso.

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    1. Buenas tardes, Rosa.

      No, no estaría nada mal alejarse del mundanal ruido en el tiempo que nos ha tocado vivir... Como quiera que sea, quienes leemos conseguimos evadirnos por un rato de la "crispación" del mundo exterior.

      Te recomiendo muchísimo los dos libros que menciono en la reseña, ambos te van a hacer reflexionar. De Horizontes perdidos no digo nada, porque lo conoces perfectamente.

      Un abrazo grande, y muchas gracias por tus cariñosas palabras!!

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  2. Hola Undine, precisamente esta es una de las novelas que me traje de la Feria del Libro de Madrid, donde, además, estuve conversando con Jan... Me encantó Adiós, señor Chips y no podía dejar de adquirir esta. No sé cuándo la leeré, porque me gusta dejar reposar los libros, como los buenos vinos, jeje... pero ya le tengo ganas después de leer tu reseña.
    Un besazo

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    1. Buenas tardes, Nitocris.

      Qué alegría que tengas esta novela, porque sé muy bien que la vas a disfrutar. Estoy deseando leer tu reseña. Sin embargo, haces muy bien en reservarla para el mágico momento apropiado. Ya me contarás.

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  3. Buenos días Undine, también yo conocí esta historia por el cine y la película me impresionó mucho; no descubrí hasta años más tarde que la historia se basaba en una novela , pero hasta ahora no me animé a buscarla y es que tú estupenda reseña me ha dejado con muchas ganas de leerla. Yo también pienso como tú que, tras una buena adaptación al cine hay detrás una mejor novela, porque el cine requiere inmediatez y hay reflexiones y pensamientos que, por mucho que se intente, no terminan reflejándose de igual forma en una película.
    La banda sonora de tu reseña me lleva a la reflexión de si es lícito prescindir de los deseos de un creador de que sus obras sean destruidas, por un lado, como propietario tiene derecho a decidir su destino, por otro si lo respetamos , perderemos obras maravillosas que nunca habríamos conocido... difícil decisión, la verdad.Un abrazo.

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    1. Buenas tardes, Mar.

      Está claro que a nuestra generación nos educó en parte el cine. ¡Cuánto le debemos!
      Por otro lado, estoy de acuerdo contigo, no cumplir los deseos de un creativo despierta nuestra conciencia. No obstante, lloro cuando pienso en los textos, partituras y obras de arte en general que no han llegado hasta nosotros. Disfrutemos cuanto podamos de lo que el destino nos ha regalado. :)

      Un beso, y gracias por la visita!!

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  4. ¡Hola! Creo que podría resultarme interesante todo lo relacionado con el mundo colonial inglés y también por ese enigma que esconde. De todos los libros que has traído no es de los que más me llaman pero tampoco lo descarto. Un besote :)

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    1. Buenas tardes, Marya.

      Que no te asuste el libro por ser un tanto filosófico. Realmente prima la aventura y lo enigmático durante la lectura. Ya me dirás si te atreves con ella.

      Un beso, y muchas gracias por leerme!!

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  5. Me atrae muchísimo!
    De verdad quiera leerla así que veré de conseguirlo.abrazosbuhos y gracias por compartir siempre lecturas diferentes.

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    1. Buenas tardes, Buhoevanescente.

      Me alegra que mi reseña te haya convencido. Espero que disfrutes mucho cuando leas Horizontes perdidos.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  6. Por cierto Monte Verita es una excelente novela.

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  7. Querida Undine:
    Normalmente escucho tu propuesta mientras leo la reseña pero con los nocturnos de Chopin se me va la concentración, vamos, que iba por la mitad cuando se me acabó la.pieza así que he seguido en silencio..
    Me gusta mucho la propuesta. Me suena haber visto la película pero hace muchísimo tiempo.
    Creo que los autores de hoy en día prefieren pintarlos el futuro más negro posible, supongo que vende más eso que imaginar lugares ideales.
    Pues yo de futuros poco halagüeños ya estoy cansada así que me apunto a la aventura, a descubrir ese lugar mágico y so de paso se.piensa un poco, no pasa nada.
    También tengo pendiente la del señor Chips pero creo que al verano le viene mejor esta, ¿verdad?
    Me ha hecho gracia lo del escritor Rutherford porque ahora hay uno también y es el único que me gusta de movela histórica.
    Besos y ¡feliz semana de verano!

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    1. Buenas tardes, Norah.

      Creo que sí, que Horizontes perdidos le va fenomenal al verano. También puedes buscar la peli (está en YouTube) y disfrutar el doble de la experiencia.

      Por otro lado, yo no suelo leer ni ver distopías, por lo que tú comentas. Con la realidad ya tengo suficiente, y prefiero mirar al futuro en positivo.

      Sobre lo que comentas de Rutherford, yo también pensé en el autor contemporáneo. Me hizo mucha gracia la coincidencia.

      Un beso grande, y gracias por visitarme!!

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  8. ¡Hola! Este es de esos libros que solemos animarnos a leer cuando leemos una reseña como esta, ya que de primeras no llamaría nuestra atención.
    Muchas gracias por contarnos, la tendremos en cuenta.
    Besos

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    1. Buenas tardes.

      Me alegra que os haya llamado la atención el libro, recomendar buenos títulos, y que mis lectores se vayan de aquí convencidos, es una alegría para mí. Ya me contaréis.

      Un saludo.

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  9. Hola Undine, no pinta mal. Aunque creo que sería lectura para el otoño. Ahora mismo, con el calor que tenemos aquí, ando mirando otro tipo de lecturas más "fresquitas" (léase livianas). Besos

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    1. Buenas tardes, Marisa.

      Cada libro tiene su momento, y el lector debe elegirlo. No obstante, la lectura de Horizontes perdidos es muy amena. Te lo digo por si cambias de opinión.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

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  10. Qué maravilla leerte escuchando de fondo ese Nocturno de Chopin. Y desde luego me has tentado, que se nota que has disfrutado con esta lectura de principio a fin.
    Besotes!!!

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    1. Buenas tardes, Margari.

      He disfrutado muchísimo con el libro. Leerlo es una auténtica aventura, como lo fue conocer qué coincidencia guardan el nocturno de Chopin y la novela... Ahí lo dejo.

      Un beso, y gracias por pasar a leerme!!

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  11. Hola,
    un libro y una película que no conocía a pesar de que ya tienen bastantes años. Creo que no me importaría leer y ver uno y otra a ver que tan están, aunque siempre me suelen gustar más los libros que las adaptaciones cinematográficas.
    Besos :)

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    1. Buenas tardes, Maria.

      La novela y su adaptación tienen muchos años, aunque mi edición es de hace un par de meses. Te animo a que te acerques a esta historia, porque es muy especial.

      Un saludo.

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  12. Qué ganas de leer esta novela de James Hilton y más después de leer tu magnífica reseña. Vi la película hace tanto tiempo que apenas recuerdo nada, pero mejor así porque será como volver a descubrir la historia. Y además, el añadido de las ilustraciones de Jordi Vila Delclos, no se puede pedir más. Besos.

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    1. Buenos días, Mónica.
      Desde ya te digo que lo vas a disfrutar. No sólo por la fantástica historia que relata Horizontes perdidos, sino por todo lo que subyace en ella. Motivos todos ellos de tu completo interés. Estoy deseando conocer tus impresiones.

      Un beso y muchas gracias por tu visita!!

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