RESEÑA: LA BAILARINA, ŌGAI MORI

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Traductora: Marta Morros

Colección: Pequeños placeres, 35

Número de edición: 1ª

Fecha de publicación: marzo de 2025

ISBN: 9788412579482

Formato: 11,5 x 18 cm

Páginas: 64

Encuadernación: rústica con solapas

PVP: 13.00 €


Sinopsis de la Editorial

Una bellísima bailarina alemana que vive prácticamente en la miseria y un estudiante japonés que ha viajado a Berlín para completar su formación son los protagonistas de esta delicada historia de amor, que es un claro antecedente de la Madama Butterfly de Puccini.


Propuesta musical para este libro

Violin Sonata No.2 d-minor, 1er Mov. , Nobu Koda

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Kyoko Watanabe

*Universität Musik und darstellende Kunst Wien, Violin: Kyoko WATANAB/ Piano: Yui YOSHIOKA

La pieza que el lector está escuchando es el Primer movimiento de la Sonata para Violín Nº 2, en Re menor, compuesta por la compositora japonesa, pianista, violinista, vocalista, intérprete de koto, políglota y profesora de música japonesa Nobu Kōda (1870-1945), que ha pasado a la historia por haber sido la inventora del famoso método de enseñanza musical Suzuki, una fórmula pedagógica especialmente orientada a los niños, aunque también es válido para los adultos que se inician en el aprendizaje de un instrumento. Por otro lado, Kōda fue la primera en componer música en estilo occidental y en introducir la forma sonata en Japón, siendo también la primera mujer en viajar al extranjero para recibir su formación musical, realizando una turné estudiantil que, durante 1889 y 1895, la llevaría a formarse primero en Boston, para quedarse en Viena durante cinco años, periodo de tiempo en el que tuvo la oportunidad de estudiar con el famoso violinista Joseph Joachim. En ese mismo sentido, la compositora pertenece a la primera promoción que se graduó en 1885 en el recién creado conservatorio de Tokio, y llegaría a formar parte del claustro de profesores de su alma mater.

He elegido la Sonata Nº 2 en Re menor de Nobu Kōda para acompañar la reseña de hoy, porque la compositora japonesa fue compatriota y contemporánea de Ōgai Mori. Por otro lado, ambos creativos completaron sus estudios en occidente, y fueron pioneros en introducir las fórmulas estilísticas occidentales en Japón.


Lo que Undine opina del libro


<Dos medias verdades no hacen una verdad, y dos medias culturas no hacen una cultura.> Arthur Koestler (1905-1983)


Decía el orador y político romano Cicerón (106 AC-43 AC), que aquel que sufre tiene memoria. En este sentido, no es falaz considerar que la consciencia de nuestros actos certeros puede llevarnos por senderos de éxito o, en sentido contrario, sembrar a nuestro paso tristeza e infelicidad.

Eso es lo que viene a decirnos, entre muchas otras cosas, La bailarina de Ōgai Mori, una nouvelle publicada en el mes de marzo por Ediciones Invisibles, como última incorporación a su exquisita colección Pequeños Placeres. El relato ha sido traducido del japonés por Marta Morros Serret.


La bailarina comienza así:


<Han terminado pronto de estibar el carbón. Las mesas del comedor se han quedado en total silencio, e incluso la intensa luz de la lámpara parece desvanecerse. Esta noche, los compañeros con los que acostumbro a reunirme aquí para jugar a las cartas se alojan en un hotel, y yo soy el único que se ha quedado a bordo del barco.>


La bailarina narra la historia de Ōta Toyotarō, un estudiante de derecho japonés, brillante y muy trabajador que, becado por el gobierno de su país, es enviado a Berlín para completar sus estudios. Al llegar a la ciudad alemana, el contraste de su educación con las costumbres occidentales le hacen recapacitar sobre su personalidad y sobre el rumbo que quiere dar a su vida. Debido a ello, el joven se ha aislado de sus compañeros de estudios, quienes ven en él un tipo extraño. Un día, mientras Ōta pasea por las calles de la ciudad, se topa con una joven que llora desconsolada. Se trata de Elise, una bella bailarina que trabaja en un teatro, cuyas circunstancias penosas conmueven profundamente al joven japonés. Por ese motivo, éste no duda ni un instante en ofrecerle su ayuda. Desde ese momento, nacerá entre Ōta y Elsie un vínculo afectivo que irá creciendo y transformándose, sin saber cómo o cuándo podría acabar.

Edición en japonés (2016)Versión Kindle
 Fuente: Amazon

La bailarina es un apasionante, inquietante y conmovedor relato, que fue publicado originalmente en 1890 por la revista japonesa Kokumin no Tomo, con el título original Maihime (舞姫). Al parecer, la historia está basada en las experiencias de Ōgai Mori durante su estancia en Alemania, lugar al que se trasladó cuando finalizó sus estudios de medicina. Éste, al igual que el protagonista de su ficción, fue enviado al país centroeuropeo por el gobierno de Japón para que completara su formación. Sin embargo, muy al contrario de lo que especulan algunos críticos, las aventuras germanas del héroe de La bailarina no estarían basadas en las propias vivencias del escritor, sino en los sucesos que éste contempló durante su estancia, que  acontecieron a algunos de sus compañeros compatriotas.

Sea como sea, la potente historia tuvo una gran repercusión. Y esto es debido a que en ella subyace ese significativo motivo del choque entre civilizaciones, un tema recurrente en la literatura que habla de las diferencias existentes entre Oriente y Occidente en relación a pensamiento, costumbres o religión, entre otros temas. 

De hecho, el propio autor vivió una experiencia en ese sentido, durante aquella estancia de cuatro años que Mori pasó en Alemania. Me refiero a la ofensa que sintió al escuchar una ponencia impartida por Heinrich Edmund Naumann (1854–1927). En ella, el geólogo alemán criticaba la postura y el posicionamiento internacional del país nipón, finalizando la charla bromeando con otros académicos sobre las costumbres de esta nación. El escritor japonés no dudó, e hizo valer su sentimiento patriótico, emitiendo un contradiscurso que refutaba los comentarios de Naumann. El enfrentamiento no quedó ahí, ya que el académico germano publicó un artículo en el periódico Allgemeine Zeitung, en el que enjuiciaba los pasos dados por Japón en cuestiones de modernización.

Heinrich Edmund Naumann, geólogo alemán 
Fuente: Wikipedia

Como resultado de todo ello, tras finalizar su estancia en Europa, Mori, que había quedado impresionado por los diferentes pensamientos que había conocido en Occidente, se embarcó en una cruzada para introducir esas estéticas “revolucionarias” en Japón. Y esto le valió no pocas críticas entre sus compatriotas. Pese a ello, el autor, que sentía un profundo respeto por el folklore ancestral nipón, al contrario que algunos de sus colegas de pensamiento progresista, ha quedado en la memoria como uno de los principales artífices de la modernización de la literatura japonesa.

Pero centrémonos ya en La bailarina, una pieza tan bella como dramática, tan intensa como breve, cuya lectura se disfruta de un tirón. Su delirante y penetrante historia secuestra al lector desde la primera página.

En ese sentido, uno de los puntos fuertes de la obra es el planteamiento de la narración, que es relatada de manera vehemente y en primera persona por el propio protagonista. Y aunque para los lectores occidentales esto no era ninguna novedad en el momento original de su publicación, sí lo era para los individuos del país del escritor. De hecho, La bailarina ha sido catalogada por la crítica nipona como pionera en incorporar esta herramienta estilística a las letras japonesas. 

El relato arranca con Ōta Toyotarō subido a un barco en Saigón, que, sumido en una gran melancolía, comienza a narrar su historia. Éste, tras poner al lector en antecedentes sobre su circunstancia personal, comienza a enumerar los motivos por los que fue enviado a Alemania, lo que supuso para él los primeros tiempos de su estancia en aquella nación, para inmediatamente entrar en materia, pormenorizando los sucesos que le interesa comentar. En ese momento se intensifica su discurso, hablando sobre su encuentro con la bailarina Elsie, sobre el vínculo que estableció con ella, acerca de la vida en común que compartieron y el destino que le llevó a su situación actual. 

Edición original de Madame Chrysanthème 1887
Fuente: Wikipedia/ www.abebooks.com/

En una alocución apasionada, impetuosa y envuelta en una nebulosa de romántico realismo, La bailarina parece ser una relectura de Madame Crisantemo (1887), la novela que Pierre Lotti publicó en 1887. Esta novela es la obra semiautobiográfica del escritor y marino francés, que adaptó el compositor italiano Giacomo Puccini en su famosa ópera Madama Butterfly (1904). Si mis lectores recuerdan (atención, spoiler), ambas piezas, tanto la literaria como la musical, narran la historia de un oficial de la marina – francesa y norteamericana, respectivamente– que es destinado a Japón, y durante el periodo de tiempo que está allí, mantiene una relación y termina casándose con una mujer japonesa, a la que abandona definitivamente, cuando retorna a su país. Y este motivo, que a los ojos románticos y compasivos puede parecer cruel, era una práctica común entre los aventureros extranjeros que visitaban Japón.

De este modo, Ōgai Mori retomó el tema del romance entre individuos de los dos continentes, pero cambiando la nacionalidad de los amantes y el lugar dónde sucede la acción. Si en la obra de Loti el caballero es francés y la dama japonesa, en el relato de Mori la dama es alemana y su amante, japonés. Si tenemos presente que Madame Crisantemo contribuyó a definir la percepción que los occidentales tenían en aquellos días sobre Japón, una idea que, en general, no era muy halagadora, ¿no sería factible que el escritor japonés quisiera con su relato tomarse la revancha literaria?

Sea así o no, lo cierto es que la historia resulta muy potente, original y totalmente creíble, y su principio argumental ofrece una imagen renovada del asunto Oriente-Occidente

Por otro lado, desde mi punto de vista, la historia de La bailarina bien podría haber servido de inspiración a la novelista napolitana Matilde Serao👈, quien, en 1899, publicó una novela que lleva el mismo título. Estas dos obras, cuyos paralelismos argumentales no puedo ampliar por motivos de spoiler, aun siendo muy diferentes, comparten interesantes motivos sociológicos, que hablan de la mujer y su difícil posición en el mundo decimonónico. Las letras universales, una vez más, se estrechan las manos.

En otro sentido, La bailarina de Ōgai Mori también trata otra temática intelectual de interés. Me refiero al mundo emocional y la salud mental. El autor japonés, que compaginó su oficio de crítico literario, traductor y escritor con su profesión de médico, la cual jamás abandonó, desgrana las patologías que puede experimentar un individuo que se ve expuesto a una situación límite. Este tema, que ha sido tratado por diferentes autores de renombre como Flaubert (Madame Bovary), Zweig (Veinticuatro horas en la vida de una mujer) o Arthur Schnitzler (La señorita Else👈), es abordado por Mori con firmeza, concisión y, por encima de todo, profesión.

Y hasta aquí llegan mis impresiones sobre La bailarina de Ōgai Mori, un autor interesante al que quisiera regresar.


<En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da.> Antonio Machado (1875-1939)


Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Ōgai Mori

(Tsuwano, 1862 - Tokio, 1922). Es el seudónimo de Rintaro Mori. Hijo del médico del señor feudal de su localidad (un cargo hereditario), estudió Medicina en Tokio. Una vez graduado, escogió la carrera de oficial médico del ejército y recibió una beca del gobierno japonés para continuar su formación en Alemania, donde vivió cuatro años y entró en contacto con la literatura occidental. A su regreso a Japón, introdujo en el país las nuevas corrientes literarias europeas, por lo que fue objeto de críticas por parte de las autoridades niponas, que consideraban que la influencia occidental era la principal causa de la desaparición del estilo de vida tradicional de los japoneses. La bailarina (1890) es, sin duda, su obra más célebre.


Comentarios

  1. Querida Undine, juraría que he visto una reseña de la obra de este autor japonés hace poco y no me llamó la atención. Tú lo cuentas de forma diferente y me llama más, pero no sé si me pondré con ella.
    Un besazo

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  2. Buenos días Undine, no conozco al autor pero me gusta lo que cuentas de este breve relato. Me encanta la literatura japonesa y siempre ando a la caza de escritores desconocidos ( que son bastantes). Me llama la atención además esa " revancha" del escritor japonés porque además Madame Butterfly es una de mis óperas favoritas. Según iba leyendo tu reseña me acordaba de La bailarina, de Matilde Sestao, parece que no iba desencaminada en mis apreciaciones. Me la llevo apuntada. Un abrazo.

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  3. ¡Hola! No puedo decir que vaya a leer este libro ahora mismo pero tiene muchos aspectos que me llaman y es una lectura que tendré en cuenta para el futuro. Un besote :)

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  4. Buenos días, Undine.
    Puede que Ōgai Mori, como dices, se tomara su revancha de Pierre Lotti con esta novela. Sea como sea, la mezcla de culturas, el amar la propia y respetar la ajena, esas personas que mantienen el equilibrio y tratan de asimilar lo bueno de otros lugares, siempre terminan siendo criticados por unos y por otros. Ōgai Mori tiene que ver como en Alemania se burlan de su mundo japonés y después recibir las críticas de los japoneses por intentar asimilar lo bueno de Occidente. Una interesante historia que anoto.
    Un beso.

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  5. Pues no conocía ni este libro ni a su autor. Y creo, por lo que cuentas, que podría disfrutar con esta historia. La tendré muy en cuenta.
    Besotes!!!

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  6. Querida Undine:
    Ha merecido la pena esperar hasta hoy que me han dejado tranquila, por fin un rato para disfrutar de esta reseña.
    Hasta hace poco pensaba que progreso era mejorar y avanzar, pero en términos políticos se ve que progresismo es cambiar las cosas peor a base de destruir en vez de enriquecer lo que hay.
    Las venganzas literarias son las mejores, nada como una buena novela para devolver un golpe.
    Me llevo los dos libros, este y el de Loti. Luego ya decidiré yo quién tiene razón, jeje. Seguro que los dos a su manera.
    Besotes y feliz semana de romería

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