RESEÑA: EL ARTE DE CHARLES DANA GIBSON

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: El Nadir Ediciones

Introducción: René Parra 

Portada: César Sebastián

Páginas: 79

Medidas: 21×28,5

Encuadernación: Cartoné

Año de publicación 2023

ISBN: 978-84-126068-4-3

P. V. P. : 18,00€


Propuesta musical para este libro

The Washington Post March, John Philip Sousa 

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube John Philip Sousa - Tema

La obra que el lector está escuchando es The Washington Post March, una marcha compuesta en 1889 por el John Philip Sousa (1854-1932) -director de la Banda del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos-, por expresa petición de los propietarios del famoso periódico que lleva el mismo nombre que la pieza musical. Los caballeros contrataron a Sousa para que escribiera una melodía, que sirviera como sintonía de acompañamiento para la ceremonia de premios del concurso de ensayos literarios organizado por su periódico. La marcha se estrenó el 15 de junio de ese mismo año, y se hizo tan popular y famosa, que su autor fue bautizado desde aquel momento con el apelativo de “rey de las marchas”. A día de hoy, si visitamos el edificio del Washington Post, podemos ver una placa conmemorativa dedicada a John Philip Sousa, en recuerdo a su aportación al país y a la empresa periodística.

Los motivos que me han llevado a elegir esta marcha para acompañar la reseña de hoy son varios: por un lado, John Philip Sousa y Dana Gibson fueron contemporáneos; y por otro, el trabajo de estos dos hombres ayudó a construir el significado del concepto “sueño americano”. En otro sentido, la pieza musical se compuso para una empresa perteneciente al mundo editorial, el sector al que consagró su dedicación profesional Dana Gibson.


Lo que Undine opina del libro


<El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas.> Li Tai-Po (701-762)


Decía el gran Oscar Wilde, que el arte no es algo que se pueda tomar y dejar, que éste es necesario para vivir. Y yo, que soy militante de esta religión casi desde la cuna, no puedo dejar de aplaudir esta opinión. Siempre he creído que el arte estimula la sensibilidad del individuo y vigoriza su intelecto, en la misma medida que los alimentos aportan nutrientes indispensables a su caparazón. Quienes no practican la dieta completa, carecen de un aporte esencial para hallar la plenitud emocional. La dicha que sentimos al escuchar una melodía concreta, el disfrute del que gozamos al bailar, o el deleite que nos proporciona un jardín de diseño exquisito, son algunos ejemplos de esa felicidad tan peculiar que sólo las manifestaciones artísticas nos pueden proporcionar, y que, por supuesto, se hallan dentro y fuera de los museos.

 San Francisco dona su capa a un caballero pobre (hacia 1295), Giotto 
,Iglesia Superior de San Francisco, Asís. Fuente: Wikipedia

En este sentido, una de las cuestiones más interesantes que proceden del mundo artístico tiene que ver con el impacto que ejerce sobre la sociedad. Me refiero a cómo las obras más prominentes de cada tiempo han venido implantando las modas y las diferentes líneas de pensamiento. Si la pintura fue determinante por ejemplo en el Renacimiento, no menos interesante sería estudiar los diferentes estilos arquitectónicos en relación al correr del tiempo y su intervención en la política social.

Muy posiblemente, una de las artes que más influencia ha ejercido sobre la opinión pública desde el nacimiento de la imprenta sea el diseño gráfico. Quién no recuerda esas simpáticas caricaturas, viñetas o  ilustraciones, que lucían las publicaciones decimonónicas en Inglaterra, que ayudaban a difundir esa maraña de ideas que pugnaban por llevarse el gato al agua de la opinión popular; o lo mucho que el ámbito mercantil de la publicidad le debe a profesionales del sector, como el artista Alfons Mucha (1860-1939), cuyos trabajos fueron solicitados por muchas firmas de prestigio que veían en los glamurosos diseños de este visionario del movimiento Art noveau un medio excelente para comercializar sus productos. Las artes gráficas siempre han sido un canal fabuloso de difusión.

Cartel para Savonnerie de Bagnolet, A. Mucha (1897) 
Fuente: Wikipedia

Hubo en Estados Unidos un contemporáneo al checo Alfons Mucha, que impactó con el mismo éxito en el gusto americano del momento. 

Me refiero a Charles Dana Gibson (1867-1944), un ilustrador estadounidense, famoso por ser el creador de la llamada Chica Gibson, cuya obra gráfica ha llegado recientemente a mis manos en forma de libro gracias a la editorial valencia El Nadir Ediciones.

Pero, ¿quién era realmente Charles Gibson, por qué razón se hizo tan famoso, y qué es eso de la Chica Gibson? 

Podríamos resumir estas cuestiones diciendo que este artista poseía tanto talento que fue capaz de imaginar un canon de belleza femenina nacional, y que éste se implantó con tal éxito en los Estados Unidos, que todas las mujeres lo querían imitar. Algo así como ocurriera en Renacimiento con el David de Miguel Ángel, o en época neoclásica con el venerado Apolo del Belvedere, logró Gibson en la última década del siglo XIX, al diseñar ese singular ideal femenino que creó con las siguientes características: alta, esbelta, de curvas prominentes y con una cintura de avispa, que el característico corsé de la época podía lograr.

Charles Dana Gibson (El Nadir Ediciones)
Fuente: Undine von Reinecke
La Chica Gibson no era vulgar. Muy al contrario, su elegancia se dejaba ver en la delicadeza y el donaire de su silueta, que adornaba con vestidos a la última moda y apropiados para cada ocasión, como también en el estudiado peinado que lucía su cabello, recogido generalmente en lo alto de la cabeza en forma de moño, bouffant  o copete, y que, muchas veces, dejaba caer en una gloriosa cascada de rizos. Si mis lectores han disfrutado de la estupenda adaptación cinematográfica de Una habitación con vistas de E. M. Forster, que dirigió James Ivory en 1985, recordarán a una jovencísima Helena Bonham Carter luciendo diferentes peinados como tal.

En sentido conceptual, la Chica Gibson representaba a esa mujer de clase media alta, dinámica, atlética y muy moderna, que tenía el mundo a su disposición, y que incluso accedía al mundo laboral. Todo un logro en aquella época. Por otro lado, estaba dotada de un carácter, tan fuerte como elegante y avispado, que la ayudaba a sortear con clase e inteligencia las problemáticas femeninas habituales en aquellos días. Eso sí, en ese mundo que ideó el artista para la mujer, ni el activismo político, ni el sufragismo contaban para la ecuación. La Nueva Mujer 👈fue contemporánea a la Chica Gibson, pero no compartían la misma "fe".

Clifford, Nesbit Langhorne, las tres musas del artista
 (El nadir Ediciones) Fuente Undine von Reinecke

De todo ello nos habla excelentemente René Parra, autor del prólogo El arte de Charles Dana Gibson, donde comenta también quienes fueron sus musas a la hora de crear a su chica ideal. Tres mujeres bellísimas, Camille Clifford, Evelyn Nesbit e Irene Langhorne —la última era la esposa del artista— conformaron ese canon de excelencia femenina que miles de norteamericanas del cambio de siglo se empeñaron en imitar.

Sin embargo, y sin quitar importancia a lo que representa la Chica Gibson, en mi opinión, es también fascinante bucear en la carrera meteórica de su creador. Y en ese sentido, Parra nos lo presenta como un triunfador, un modelo perfecto del llamado sueño americano, que gracias a su intelecto, fuerza y capacidad, logró superar las barreras económicas de su estatus familiar, transformándose él mismo en un icono nacional. No solo se convirtió en un hombre rico, también llegó a formar parte de aquella selecta élite social estadounidense, tan comentada en las novelas de Edith Wharton. Sepan mis lectores que una de las hermanas de su esposa era Nancy Astor, la primera mujer que llegó a la Cámara de los Comunes del Reino Unido.

Ilustración de El prisionero de Zenda, por C. D. Gibson
 (1921). Fuente: Wikipedia

Como quiera que sea, Charles Dana Gibson comenzó a vender sus trabajos antes de cumplir veinte años. En aquellos días sus diseños se publicaban en la famosa revista Life -semanario estadounidense fundado en 1883-, y con el tiempo llegó a asumir en primera instancia el cargo de editor, logrando trocarse con posterioridad en el dueño de la publicación. Por otro lado, sus ilustraciones también se veían en el campo editorial de la novela, y sus trabajos más aclamados pueden verse acompañando los textos de Anthony Hope, el genial autor de El prisionero de Zenda, cuya edición de 1898 Gibson ilustró. 

El éxito acompañó al artista hasta el término de la Primera Guerra Mundial. La Gran Guerra, que había arrasado con todo, también se llevó por delante los gustos de aquella generación que feneció en la contienda. Sin embargo, a día de hoy, si nos asomamos con ojos curiosos a la obra del artista, podemos comprobar que la celebridad de la que gozó está plenamente justificada, y que su legado resulta trascendente y universal, para conocer el espíritu de los Estados Unidos, su idiosincrasia y su evolución. Sólo hay que echar un vistazo a las páginas de El arte de Charles Dana Gibson para comprobarlo.

En este libro, la editorial El Nadir ha catalogado los trabajos recogidos en su edición en tres secciones, tituladas: El sexo débil, Historia de un soltero impresionable; Riqueza y glamur, The Gibson girl y sus amigos; y Estampas sociales, La gente corriente.

En esta exquisita publicación, además de disfrutar del humor y la elegancia de sus impresionantes dibujos, algunos con anotaciones explicativas a pie de página, también podemos comprobar la verdad que habita en esta famosa máxima: “una imagen dice más que mil palabras”. Y en ese sentido, desde mi perspectiva, puedo afirmar que el trasfondo intelectual que subyace en las ilustraciones de Gibson convierte a su autor en un potente y extraordinario crítico social. El realismo de estas estampas es soberbio, muy original, y suponen un documento magnífico para conocer la época que retrata Gibson y su sociedad. Por otro lado, y aquí entro en el terreno que me atañe a mí en lo personal, no sólo sus sketches son sobresalientes, también sus escenarios entran dentro de lo excepcional, ya que el diseño de sus decorados le podrían encumbrar como un gran interiorista. El virtuosismo de su mano convierte cada una de sus láminas en una deliciosa obra de arte para enmarcar.

Así pues, queridos lectores, amantes de las Bellas Artes y estudiosos de la historia social, os invito a adentraros en El arte de Charles Dana Gibson, un libro para deleitarse con los logros intelectuales de un artista que fue profeta en una tierra a punto de eclosionar.


<La forma más rápida de doblar tu dinero es plegar los billetes y meterlos de nuevo en el bolsillo.> Will Rogers (1879-1935)


Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Charles Dana Gibson (1867-1944), creador del prototipo de mujer conocido como the Gibson Girl –sofisticada, hermosa y empoderada–, fue uno de los dibujantes más virtuosos e influyentes de su tiempo. Muy popular en los Estados Unidos de principios del siglo XX, Gibson supo moldear como pocos artistas la apariencia y aspiraciones de sus contemporáneos a través de una obra gráfica elegante e ingeniosa –publicada en revistas neoyorquinas como Life, Scribner’s o Collier’s– que parece condensar todo el espíritu de una época, abarcando la representación de los diversos estratos sociales, desde el glamour y esnobismo de la alta sociedad, a las fatigas diarias y los sueños de la gente corriente.


Comentarios

  1. ¡Hola! No hay duda de que tiene que ser un libro de lo más interesante y con el que dejarse impresionar, aunque esta vez no me lo llevaré anotado porque no creo que sea demasiado de mi estilo. Un besote :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes, Marya.
      Realmente es una edición preciosa e interesante, especialmente destinada a los admiradores del mundo gráfico, el arte y la ilustración. Sin embargo, también va destinado a los que nos sentimos bibliófilos. Si tú eres uno de ellos, no descartes este libro.

      Un abrazo, y gracias por leerme y comentar!!

      Eliminar
  2. Buenas tardes Undine!. Conozco a Gibson por novelas de la época, pero sabía muy poco de lo que cuentas en tu interesante reseña.
    El libro me parece una joya para los bibliófilos, de esos que apetece tener y disfrutar. Me lo llevo .un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes, Mar.

      Sabía que a ti te gustaría, ya que siempre coincidimos en estos temas. Espero que puedas disfrutar muy pronto del libro.

      Un abrazo grande!!

      Eliminar
  3. Desconocía por completo quién era Charles Dana Gibson así que hoy he aprendido mucho con tu excelente entrada. Interesante y precioso tiene que ser este libro. No me hubiera fijado en él si no fuera por ti. Ahora me dejas con enormes ganas de disfrutarlo.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, Margari.
      Muchas gracias por las amables palabras que me dedicas. Espero que disfrutes muchísimo del arte de Charles Dana Gibson. ¿Verdad que podría escribirse una novela sobre su vida? Ojalá alguien tome esta idea.

      Un abrazo, y feliz jueves!!

      Eliminar
  4. No tenía ni idea del artista ni había oído hablar de la chica Gibson, pero me resulta interesante todo lo que nos has contado. Sí que me resulta familiar, y me recuerda a esos carteles del siglo XIX que tanto me gustan, el que nos traes de Alfons Mucha. Era una época en que la publicidad utilizaba unas imágenes muy cuidadas que ahora se venden como objetos vintage.
    Imagino que es un libro para tener en la mesa del salón y mirarlo por el simple placer de ver las imágenes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, Rosa.
      Efectivamente, este libro es una joyita para tener cerca del sofá. Ahí lo he ubicado yo, y de vez en cuando lo cojo para disfrutar de las ilustraciones. Son exquisitas.

      Un abrazo, y gracias por leerme!!

      Eliminar
  5. Querida Undine:
    Yo en la próxima vida me pido ser artista. Aunque lo pasen fatal y sea lo más inestable del mundo, creo que tiene que compensar.
    Ya me lo había apuntado cuando lo enseñaste por Isnta el año pasado. Es de esos de regalar para tenerlo y echarle vistazos de vez en cuando.
    La historia del artista, como siempre, de lo más interesante y muy curioso lo que ha pasado siempre con la belleza y esos cánones imposibles de alcanzar.
    La belleza y saber encontrarla es muy importante para mí, me emociona muchísimo. Me refiero a la belleza en el arte, en las cosas, en la vida en general, me produce paz. En lo personal no puedo ser más desastre, falta de disciplina y empeño.
    Besito y un bello fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, Norah.
      Comparto contigo la admiración por la vida artística, con y sus pegas. La libertad que aporta al individuo no tiene precio. Por otro lado, se sufre mucho también. No solo por la inseguridad económica, también por un exceso de sensibilidad. Lo positivo, lo negativo, la belleza y el horror afectan a los artistas en mayor grado que a cualquier otra persona. Sin embargo, nacer con un don especial es todo un privilegio.

      Un abrazo, y feliz finde!!

      Eliminar
  6. Que interesante la historia de este artista, lo que se aprende cada vez que se pasa por aquí jaja. Una belleza de libro sin duda para disfrutarlo. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, Rocío.
      Muchas gracias por tus amables palabras. Me gusta traer este tipo de contenido al blog, creo que define muy bien mis intereses. Espero que despierte la curiosidad de los lectores que pasan por Lecturas de Undine.

      Un abrazo, y gracias por la visita!!

      Eliminar
  7. La reseña es fantástica y no te niego que el libro sea de lo más interesante, solo que no es el estilo de lo que busco a la hora de disfrutar con un libro.

    ResponderEliminar
  8. ¡Hola! No lo conocía de nada, pero tan sólo por como nos presentas el libro me han entrado ganas de él, así que apuntado queda. Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  9. Como siempre, un buen libro por descubrir. Me ha interesado mucho todo lo que has contado del mismo. Lo de la chica Gibson me era totalmente desconocido. Quizá es un libro para leer en este momento pero lo anoto para más adelante. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, Marisa.
      Realmente, este libro no es propiamente un texto para leer, aunque tiene los pasajes biográficos dedicados al ilustrador. Es una joyita para disfrutar el trabajo gráfico de Charles Dana Gibson. Ya sabes que el arte es otra de mis pasiones.

      Un abrazo y gracias por visitar Lecturas de Undine!!

      Eliminar
  10. Hola Undine,
    Me ha gustado mucho tu reseña de Charles Dana Gibson. Había visto ilustraciones suyas pero no sabía quién era. El libro tiene una pinta estupenda y no sólo para los apasionados de la ilustración.
    Muchas gracias y un saludo,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes, Teresa, y bienvenida a Lecturas de Undine.

      Yo opino como tú, este libro es exquisito, y toda persona con sensibilidad hacia la belleza puede disfrutar de él.

      Un saludo, y gracias por leerme y comentar!!

      Eliminar
  11. Hola Undine, lo que se aprende contigo, :)
    No conocía al autor de estos diseños, me ha parecido muy interesante todo lo que nos has contado.
    Un besazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES EN LECTURAS DE UNDINE

RESEÑA. "LOS TREINTA Y NUEVE ESCALONES", JOHN BUCHAN

RESEÑA: "EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES", E. T. A. HOFFMANN

RESEÑA: EL BAILE, IRÈNE NÉMIROVSKY

RESEÑA: "El GATOPARDO", GIUSEPPE TOMASI DI LAMPEDUSA

RESEÑA: "EL HORROR DE DUNWICH", H. P. LOVECRAFT