RESEÑA: EL VAMPIRO, JOHN W. POLIDORI


Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ediciones Invisibles

Colección: Pequeños placeres

Traductor/traductora: Carles Mayor

Número de la colección: 38

Número de edición: 1ª/ octubre del 2025

Encuadernación: rústica con solapas

Formato: 11,5 x 18 cm

Páginas: 64

ISBN: 9788412983777

PVP: 14.50 €


Sinopsis de la Editorial

En Londres, un joven inglés llamado Aubrey conoce de forma casual a lord Ruthven, un misterioso noble de origen incierto que lo invita a viajar con él por Europa, a lo que el muchacho accede encantado. Pero, a medida que van pasando los días, el joven Aubrey va descubriendo todo tipo de comportamientos extraños en la personalidad de lord Ruthven, y más adelante tendrá una revelación de lo más espeluznante sobre la auténtica naturaleza de su amigo.


Propuesta musical para este libro


Sonata in G Minor, BWV 1029: II. Adagio, J.S. Bach (Intérpretes: Fahmi Alqhai · Alberto Martínez Molina)

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Fahmi Alqha - Tema

*Provided to YouTube by The Orchard Enterprises

℗ 2007 Geaster S.L.

La pieza que el lector está escuchando es el Tercer movimiento, Adagio, de la Sonata en sol menor, BWV 1029, para viola de gamba y clavicémbalo, que fue compuesta por Johann Sebastian Bach, aunque no se conoce la fecha exacta. El gran músico germano del barroco tardío, entre finales de la década de 1730 y comienzos de 1740, escribió tres sonatas para dichos instrumentos, correspondiendo esta melodía a la tercera. Se cree que trabajó en ellas durante su estancia en Leipzig, donde fue nombrado director del Collegium Musicum, una sociedad de música de cámara que organizaba conciertos semanales en el histórico Café Zimmermann.

Con respecto a la Sonata en Sol menor, BWV 1029, ésta se compone de tres movimientos, Vivace, Adagio, Allegro. La obra fue publicada por primera vez en 1866, y de ella dijo el musicólogo Philipp Spitta (1841-1894), quien fuera biógrafo de J. S. Bach, que  era "de la mayor belleza y de la más sorprendente originalidad".

He elegido el Adagio de la Sonata en G Minor, BWV 1029 de J. S. Bach para acompañar la reseña de hoy, porque su instrumentación y su espíritu encajan con el imaginario sociocultural del género gótico al que pertenece El vampiro de John William Polidori, que es el relato protagonista de hoy.


Lo que Undine opina del libro


<Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.> Lord Byron (1788-1824)


Decía el escritor francés Alejandro Dumas (1802-1870), que no hace falta conocer el peligro para tener miedo, que, de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor. En ese sentido, desde el comienzo de los tiempos, el ser humano ha narrado múltiples leyendas al respecto, alimentando el imaginario popular con esos mitos que han llegado a nuestros días de generación en generación.

The vampire, Philip Burne-Jones , 1897 (Fuente: Wikipedia)

Uno de los más célebres mitos se refiere al vampirismo. Según el folclore europeo, éste alude a la existencia de criaturas que se alimentan de la esencia vital de otros seres vivos, casi siempre bebiendo su sangre. La idea que pervive en la actualidad tiene origen eslavo, aunque se tiene constancia de otras imágenes similares llegadas de todos los puntos cardinales de la geografía internacional.

Ya en la Edad Media se tenían noticias sobre individuos reales que eran acusados de vampirismo. Y también se hablaba de sucesos extraños de la misma índole que tenían un trasfondo real. Uno de ellos alude al Conde Estruch, un personaje que vivió durante el siglo XII en el Alto Ampurdán, Gerona. Al parecer, este anciano caballero, defensor de la cristiandad, murió asesinado, habiendo recibido una maldición, por haber acabado con los ritos paganos de aquellas tierras. Cuenta una vieja leyenda, que se convirtió en vampiro, y aterrorizó a los habitantes de la comarca, seduciendo a doncellas y dejándolas encintas, dando a luz engendros horripilantes que morían al nacer.

Sea como sea, el término vampiro se popularizó en Europa Occidental en el siglo XVIII, debido a determinados casos de enfermedad sociogénica (enfermedad que no tiene una causa física o estructural identificable, sino que tiene su origen en factores psicológicos), que dio pie a leyendas llegadas del este europeo. Dicen los estudiosos, que el pánico colectivo producido por epidemias que asolaron el continente, derivó en la necesidad de dar explicación a tantas  muertes; y de ahí, que el folclore popular acuñara el mito del vampiro. 

No obstante, estamos hablando del Siglo de las Luces, desde las entidades ilustradas y la cabeza de la Iglesia, se intentó combatir las supersticiones y desprestigiar las leyendas sobre vampiros. De hecho, existen registros literarios al respecto, algunos escritos por intelectuales de la iglesia, aunque el más interesante, quizá, sea L'Encyclopédie (1751). Con todo y con ello, la batalla para desacreditar el mito del vampiro lo único que consiguió fue incrementar la creencia popular.

Fuente: Ediciones Invisibles

De hecho, dos bellísimas piezas literarias ayudaron a popularizarlo. Una fue el poema Lenore (1773) del literato romántico alemán Gottfried August Bürger; la otra, El vampiro de inglés John William Polidori, que es la nouvelle protagonista de hoy. La obra ha sido publicada recientemente por Ediciones Invisibles en su ya célebre colección Pequeños Placeres. La excelente traducción ha corrido a cargo de Carles Mayor.


El vampiro comienza así:


<Aconteció que, en mitad de las disipaciones concomitantes con los inviernos londinenses, apareció en las distintas fiestas de los adalides de la distinción un noble que destacaba más por sus idiosincrasias que por su rango. Contemplaba el alborozo que lo rodeaba como si no pudiera participar de él. En apariencia, tan solo le llamaba la atención la risa ligera de las muchachas hermosas, que podía acallar con una mirada, infundiendo miedo en todo pecho en el que reinase la frivolidad.>


El vampiro narra la historia de Aubrey, un joven huérfano heredero, que tiene como única familia a su hermana menor. Un día, cuando Aubrey entra por primera vez en sociedad, conoce a un extraño personaje que, de manera poco ortodoxa, alimenta la admiración de todas las damas de la temporada londinense. Se trata de lord Ruthven, un caballero con el que Aubrey entabla inmediatamente cierta amistad, seducido por la curiosidad que despierta en él su enigmática personalidad. Cuando el joven, que lleva una vida indolente, decide emprender el Grand Tour, Lord Ruthven le invita a unirse al viaje que él mismo va emprender por Europa. Así las cosas, cuando Aubrey comienza a descubrir las sombrías sutilezas del carácter de su compañero de viaje, decide poner tierra de por medio, y seguir en solitario su periplo europeo. Desde ese ese momento, el destino Aubrey quedará marcado fatalmente para siempre.

The Vampyre de John William Polidori
  The New Monthly Magazine, 1819 
Fuente: Wikipedia

El vampiro es una subyugante y embriagadora narración gótica, un relato breve, que fue publicado originalmente el 1 de abril de 1819, como The Vampyre: A Tale. La obra vio la luz en el volumen 1, Nº 63, de la revista londinense The New Monthly Magazine and Universal Register. Ese mismo año, el relato sería publicado en forma de libro por Sherwood, Neely y Jones.

El vampiro fue recibido con entusiasmo por parte del público y la crítica, y ha pasado a la historia como la precursora del género romántico vampírico de ficción fantástica. Es más, junto con Drácula de Bram Stoker, principalmente, se considera como una obra fundamental del canon literario británico del género vampírico. De hecho, según el pedagogo y escritor Sir Christopher John Frayling, fue “la primera historia en fusionar con éxito los elementos dispares del vampirismo en un género literario coherente”.

Sea como sea, cuando el editor británico Henry Colburn (1784-1855) publicó la nouvelle por primera vez en 1819, el texto apareció firmado erróneamente por Lord Byron. Más tarde, la creencia de que éste fuera el autor se confirmó debido a un chisme social, ya que el nombre del personaje de Lord Ruthven que aparece en El vampiro, que era un retrato poco disimulado del poeta, había sido creado con anterioridad por su amante, la conocida aristócrata Lady Caroline Lamb (1785-1828), y éste era el protagonista de su novela Glenarvon (1816). 

Lady Caroline Lamb, T. Lawrence, 1805
Fuente: Wikipedia
Sin embargo, tanto Byron como Polidori lo negaron reiteradamente. Polidori afirmó públicamente en mayo de ese mismo año que el relato lo había escrito él, inspirándose en un texto inacabado de Byron. Me refiero a Fragmento de una novela (1816), una obra vampírica epistolar inacabada byroniana que, como El vampiro, utiliza como motivo atmosférico el Grand Tour (viaje iniciático que emprendían los jóvenes aristócratas principalmente durante los siglos XVIII y XIX). Y de ahí, que la autoría de esta pieza haya estado siempre cuestionada. 

Quizá, una de las anécdotas más jugosas de El vampiro, casi tanto como la leyenda que relata, sea el momento de su creación. Para conocerla, hay que remontarse al verano de 1816. 

En aquel momento, tanto Europa como algunas zonas de Estados Unidos sufrieron una extraña anomalía climática, que hizo disminuir notablemente las temperaturas a uno y otro lado del Atlántico. En aquel momento, Lord Byron y Polidori, que era el médico que el poeta contrató para cuidar su salud durante su tour europeo, se encontraban alojados en la ya célebre Villa Diodati junto al lago Lemán (Suiza). Los caballeros recibieron la visita del también poeta Percy Bysshe Shelley (1792-1822), su esposa Mary Shelley (1797-1851) y Claire Clairmont (1798-1879), que era la hermana de Mary, y que poco después se convertiría en la madre de de la hija ilegítima de Lord Byron....

Borrador de Frankenstein, Mary Shelley
Fuente: Wikipedia
Como iba diciendo, durante tres días de aquel tempestuoso junio, atemorizados por la tormenta, y embriagados por los efluvios del láudano, los cinco compañeros de residencia se dedicaron a contar historias góticas y a inventar sus propios relatos de miedo. De aquellas jornadas, como muchos de mis lectores conocerán, salió la obra que se convertiría a la postre en Frankenstein, o el Moderno Prometeo de Mary Shelley, y también se originó  El vampiro, que es la obra que nos ocupa hoy.

Otra de las anécdotas curiosas que hay tras El vampiro tiene que ver con la convulsa relación existente entre Lord Byron y John W. Polidori, y que, una vez más, alude al personaje de Lord Ruthven. Me explico, los críticos que defienden la teoría de que fuera Polidori el autor de la historia, aseguran también que éste quiso vengarse del trato deleznable que sufrió por parte de Lord Byron. Al parecer, el poeta quiso llevarse consigo a Polidori, que había cosechado buena fama como doctor, para que cuidara de su salud durante su periplo europeo. Sin embargo, el arístócrata no mostró especial atención hacia él, lo despreciaba, se burlaba de él e, incluso, terminaría poniéndole el mote Pollydolly, despidiéndolo al finalizar su estancia en la antes mencionada Villa Diodati. 

Es por ese motivo que, Lord Ruthven, alter ego byroniano en El vampiro, según los cronistas de la época, aparece bajo la paleta de Polidori como un ser tóxico con la capacidad de anular la voluntad de las personas, reduciéndose a la mínima expresión…

Sea como sea, anécdotas aparte, El vampiro es una historia fascinante, posee una factura bellísima, y una exquisitez romántica absoluta. Por otro lado, las escenas que aparecen en la obra son de un pintoresquismo desbordante, al igual que los personajes principales, cuya descripción, en mi opinión, es otro de los puntos fuertes de la narración.

Lord Byron, Thomas Phillis, 1813 (Fuente: Wikipedia)
De hecho, a través de los protagonistas, de lo que representan sus personalidades, se descubre una camuflada y audaz crítica social. En ese sentido, Aubrey, un joven heredero que vive su existencia sin ningún interés en particular, personifica ese descontento existencial denominado como “ennui”, que popularizó la literatura decimonónica en obras como Ennui de Maria Edgeworth, y lord Ruthven, el supuesto “lord vampiro”, se presenta como un aristócrata sin conciencia ni moral, que encarna la clase social noble del momento que, por aquellos días, se aferraba con uñas y dientes a la posición histórica de poder que había poseído en épocas pasadas.

Con estos dos sujetos al mando del relato, la historia nos pasea por los salones de Londres, Bruselas y Roma, para continuar posteriormente entre las ruinas arqueológicas de Grecia, finalizando la narración en Londres, con una operística y potente conclusión

De hecho, tan dramática y romántica es esta novela que, además de varias producciones teatrales y otras tantas cinematográfica (The Vampire's Ghost,1945 y The Vampyr: A Soap Opera, BBC,1992), el importante compositor germano Heinrich Marschner (1795-1861) compuso una ópera en dos actos basada en El vampiro, que se estrenó  el 29 de marzo de 1828 en Leipzig, consiguiendo un rotundo éxito.

Y hasta aquí llega la reseña de hoy. Invito a mis lectores a que se dejen cautivar por esta delicada pieza romántica, cuyo siniestro goticismo muchos otros creativos, literatos o no, han intentado recrear.


< Pero el miedo tiende a hacer, precisamente, que suceda lo que uno teme.> Viktor Frankl (1905-1997)


Undine von Reinecke ♪


El autor por la Editorial

Fuente: Ediciones Invisibles

(Londres, 1775-1821). Se graduó en medicina siendo todavía muy joven. Con amplios intereses culturales, ejerció de secretario y médico particular de Lord Byron, que era hipocondríaco y actuaba de forma despótica con su servicio. En verano de 1816, estando en villa Diodatti, en Ginebra, lord Byron recibió la visita de Percy Shelley y su esposa, Mary. Un atardecer de tempestad en que Byron contaba historias de vampiros que había oído en Grecia, desafió a todos los demás a escribir la mejor historia de terror. Lo que nadie se esperaba es que de aquella noche surgirían dos hitos de la literatura de terror: Frankenstein y El vampiro; ni que los firmarían los dos que hasta entonces habían tenido menos relación con la literatura: Mary Shelley y John William Polidori.




Comentarios

  1. Cada vez que me hablan de El vampìro o de Frankenstein, el moderno Prometeo no puedo dejar de recordar los hechos de Villa Diodati tan maravillosamente narrados por Gonzalo Suárez en su magnífica película Remando al viento. Leí la novela de Mary Shelley, pero con El vampiro aún no me he animado. No he leído ninguna de las novelas emblemáticas de vampiros por más que Drácula está en mi lista desde hace mucho, pero es que las historias de vampiros, en cine o en libro, son de las que despiertan mis perezas. Debería animarme en este Halloween.
    Un beso.

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  2. Buenas tardes Undine, hace tiempo que quiero leerla pero sigue en pendientes. No soy yo mucho de lecturas de este tipo en Halloween aunque si disfruto con las peliculas. La verdad es que Ediciones invisibles nos trae auténticas joyas. Un abrazo.

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