RESEÑA: EL ANILLO DE LOS LÖWENSKÖLD, SELMA LAGERLÖF

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Libros de Seda

Traducción: Elda García-Posada Gómez

Género: Clásicos

Nº de páginas: 192 

Encuadernación: Rústica con solapas

PVP.: 19,95 €

ISBN: 978-84-19386-64-9

*En librerías el 17 de Noviembre


Sinopsis de la Editorial

Tras la muerte del general Bengt Löwensköld, este es enterrado con su posesión más preciada: un anillo. Meses después, la tumba volverá a abrirse para dar sepultura a una nieta, y alguien aprovecha la ocasión para sustraer la joya. Lo que ese alguien no imagina es que tal acto profanador atraerá sobre su familia toda clase de desgracias.


Propuesta musical para este libro


Sonata for violin and harpsichord no. 1 in B minor BWV 1014 , J. S. Bach (intérpretes:Bojan Čičić y Steven Devine)

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Netherlands Bach Society

La pieza que el lector está escuchando es el Primer movimiento, Adagio, de la Sonata para Violín y Clavecín, no. 1 en Si minor BWV 1014, cuya autoría pertenece a Johann Sebastian Bach. La obra es la primera de un conjunto de seis sonatas escritas para dichos instrumentos, compuestas por el músico germano entre 1717 y 1723, durante su estancia en la ciudad de Köthen (Sajonia-Anhalt). Lo importante de estas obras, entre otras cosas, es que son las primeras sonatas escritas para violín en la historia de la música, obrando el acompañamiento del teclado en el bajo contínuo como un “socio igualitario” de éste.

En cuanto al Adagio que estamos escuchando, su carácter fue descrito por el tenor de ópera, compositor, escritor musical y mecenas de las artes alemán Johann Mattheson (1681-1764), contemporáneo de Bach, como una pieza de carácter extraño, desolador y melancólico, y que el diálogo entre el clavecín y el violín se desarrolla con una libertad fantástica sobre el motivo recurrente del bajo.

He elegido el Adagio de la Sonata para Violín y Clavecín, no. 1 en Si minor BWV 1014 de Bach para acompañar la reseña de hoy, porque su carácter es similar a la historia que narra El anillo de los Löwensköld de Selma Lagerlöf. Por otro lado, la obra musical se interpretaba en la época dieciochesca en que la escritora ubica la acción. De hecho, Federico I, uno de los monarcas suecos que se citan en la novela, era de origen germano y, muy posiblemente, en su corte se escucharan las piezas llegadas desde Alemania.


Lo que Undine opina del libro


<La historia es un incesante volver a empezar.> Tucídides (460 AC-396 AC) 


Decía el escritor y filósofo indio Rabindranath Tagore (1861-1941), que no hay más que una historia: la historia del hombre. Continuaba diciendo, que todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor. En este sentido, es interesante acercarse a la trayectoria de cada país a través de los ojos de sus novelistas. Pongamos, por ejemplo, Suecia, una nación cuya memoria está ligada al mar Báltico y su área de influencia, como también a las leyendas y hazañas acontecidas en la península escandinava. Una de sus plumas más ilustres, cuyo trabajo rinde honores a la historia, al folclore y a la tradición sueca, es también una de las autoras más queridas para mí del periodo de tiempo que abarca desde el ocaso del siglo XIX a las primeras décadas del XX.

Selma Lagerlöf, retrato de Hanna Pauli.
Fuente: Undine von Reinecke, 2025

Me refiero a Selma Lagerlöf (1858-1940) que, como mis lectores más fieles conocen, fue la primera mujer galardonada con el Premio Nobel de Literatura (1909). De todo ello hablé en sendas reseñas dedicadas a La leyenda de una casa solariegaLa casa de Liljecrona, El proscrito y Charlotte Lowensköld. Este último título de Lagerlöf, que traje al blog hace unas pocas semanas, es el segundo volumen de la aclamada Trilogía del anillo, la última gran serie que publicó la novelista sueca antes de dejarnos. En aquella reseña, comenté brevemente cuál era el curioso argumento de la primera entrega de la colección, y expresé mi anhelo de verla pronto publicada en español.

No he tardado mucho en ver mi deseo cumplido, ya que la editorial Libros de Seda, por fin, ha traído a nuestro idioma El anillo de los Löwensköld, con la estupenda traducción e interesante prólogo de Elda García-Posada Gómez


El anillo de los Löwensköld comienza así:


<Soy bien consciente de que en tiempos pretéritos abundaban las gentes que desconocían por completo el significado del miedo. He escuchado relatos acerca de innumerables personas que gustaban de caminar sobre el hielo apenas formado la víspera, o que no concebían mayor deleite que conducir coches tirados por corceles desbocados. Sí, había incluso quienes no titubeaban en jugar partidas de naipes  con el corneta Ahlegård, aun sabedores de las trampas que este hacía para asegurarse siempre la victoria. Conozco también almas intrépidas que no temían emprender un viaje en viernes ni sentarse a una mesa preparada para trece comensales. Mas me pregunto si alguno de esos temerarios individuos habría osado colocarse en el dedo el terrible anillo que perteneció al viejo general Löwensköld, señor de Hedeby.>


Fuente: Undine von Reinecke

El anillo de los Löwensköld nos lleva a la Suecia del siglo XVIII, concretamente a la provincia de Värmland. Allí, en la casa solariega de Hedeby, presidiendo su salón, gobierna toda la casa y a sus habitantes el retrato del viejo general Bengt Löwensköld, quien, otrora, fuera el más fiel guerrero y vasallo del rey Carlos XII de Suecia. El general, como recompensa a su lealtad inquebrantable, recibió del monarca un maravilloso anillo de oro con un rubí engarzado. Tanto aprecio tenía el viejo guerrero a dicha joya que, a su muerte, había ordenado que lo enterraran con ella puesta. Y así se hizo cuando le llegó el día, sin queja alguna de sus herederos y parientes.

Así las cosas, cuando, meses después, la nieta del general fallece y se abre el sepulcro para enterrarla junto a él, la tumba queda abierta por un descuido, siendo profanada esa misma noche por una pareja que no resiste la tentación de hacerse con el anillo. Desde ese momento, se desatan sobre los ladrones una serie de perturbadoras desgracias que, de algún modo, terminarán recayendo también sobre los descendientes del general, generación tras generación. Es así como comenzó la tenebrosa leyenda del anillo de los Löwensköld.

El anillo de los Löwensköld es una subyugante, arrebatadora y escalofriante novela corta, un cuento gótico de fantasmas, sublime y evocador. Esta obra que, como dije al comienzo de la reseña, es la primera entrega de la Trilogía del anillo, fue publicada en Estocolmo en 1925, con el título original Löwensköldska ringen. La editorial responsable de ello fue la encabezada por Albert Bonniers Förlag. Poco después, ese mismo año, vería la luz Charlotte Löwensköld, el segundo volumen de la triada, y hubo que esperar tres años más para conocer la conclusión, que se tituló Anna Svärd

Sede de editorial  Albert Bonniers, Estocolmo
Fuente: Undine von Reinecke, 2025

Como comenté en la reseña de Charlotte Löwensköld, El anillo de los Löwensköld es una historia que luce un carácter muy diferente a las dos obras que la suceden. Sin embargo, a las tres les une un vínculo muy especial y emocionante que, por razones de spoiler, no debo comentar. Tan sólo diré, que quienes se adentren en las tres historias no se arrepentirán de haberlo hecho.

Espeluznante y cautivadora desde la primera página, El anillo de los Löwensköld nos sumerge en la historia sueca dieciochesca, que Lagerlöf usa como fondo para su ficción. Como motivo principal del mismo, las consecuencias sociopolíticas derivadas del gobierno de Carlos XII de Suecia (1882-1718). Dicho monarca, que es también conocido como el Alejandro del Norte por su afán batallador, ha pasado a los anales como el último rey guerrero de Suecia, y es considerado por los historiadores como uno de los mejores estrategas de todos los tiempos. 

Pese al prestigio que envuelve a su figura, tras finalizar la Gran Guerra del Norte (1700-1721), el conflicto en que sumió a su nación, que involucró a Rusia, Dinamarca, Noruega y la República de las Dos Naciones, que se aliaron contra Suecia para arrebatarle la supremacía en el Báltico, las arcas suecas quedaron vacías y el país terminó tremendamente desgastado. Como consecuencia de ello, los suecos tuvieron que ceder a Rusia parte de sus territorios bálticos, y esto hizo que el país perdiera su estatus como gran potencia. 

A la muerte del rey guerrero, al no dejar descendencia, se iniciaron una serie de discusiones por la sucesión que, tras haber aceptado abolir el absolutismo, dieron el trono a Ulrica Leonor I de Suecia, que era la hermana del rey fallecido. Pero su mandato fue tan lamentable, que tuvo que ceder la corona apenas dos años después a su marido. Fue así como Federico I llegó a ser rey de Suecia, y con él se inició una época de parlamentarismo, en la que el poder del monarca había quedado notablemente reducido. Grossomodo, este es el contexto histórico en el que se ubica El anillo de los Löwensköld

Carlos XII de Suecia, Taller de
David Klöcker Ehrenstrahl (aprox. 1697)
Fuente: Wikipedia

La acción se inicia en 1741, justo con el fallecimiento y entierro del viejo general, que da lugar al robo del famoso anillo real. En ese momento, Federico I llevaba ya veinte años en el trono, aunque la nación sueca aún recordaba las hazañas del anterior rey, porque sus anhelos de conquistador sumieron al pueblo en la pobreza. No es extraño, pues, que las gentes humildes vieran en esa joya enterrada junto a un muerto una tentación que les sacara de la miseria.

Y este motivo ambiental, es utilizado con audacia por Lagerlöf para apoyar su inquietante cuento fantasmal. ¿Cómo puede un mortal profanar las riquezas y la voluntad de un difunto?

Este último punto me lleva a comentar otra de las interesantes ideas que subyacen en la novela: el anillo como objeto de deseo. Como comenta Elda García-Posada en la interesante introducción del texto, mucho antes de que J.R.R. Tolkien creara el Anillo Único como un objeto de gran poder y capacidades corruptoras en sus obras de fantasía –El Hobbit (1937), El señor de los anillos (1954)– ya existían desde tiempos inmemorables muchas leyendas con este objeto como centro de las mismas, algunas de ella origen nórdico. Selma Lagerlöf que, como vengo diciendo en las publicaciones dedicadas a su narrativa, era una gran estudiosa del floclore báltico, se ayudó de este símbolo para construir una fábula que denota connotaciones éticas. Y en ésta, la codicia y el anhelo de poder juegan a los naipes con la soberbia, el odio, la venganza y, en definitiva, con todas esas pasiones viles que, a menudo, envuelven al ser humano.

Con todo y con ello, El anillo de los Löwenskold es eminentemente una estremecedora historia de aparecidos. Y por ello, gran parte de su éxito habita en su fascinante ambientación. Dejando a un lado las meticulosas descripciones que hace Lagerlöf de los escenarios, con sus sepulcros centenarios, bosques encantados y casas fantasmales, desde mi punto de vista, la magia de esta novela se encuentra en la forma en que presenta. Es decir, en el original estilo narrativo de la autora y en el trepidante ritmo que ésta imprime a la narración. Su habilidad para convertir lo ordinario en extraordinario deja sin aliento al lector. Por poner un ejemplo, el capítulo dedicado a la historia del corsario Lars Gathenhielm (1689-1718), que fue un particular aliado del monarca Carlos XII, y que era temido por sus sangrientas hazañas bálticas, es de tal calidad estética y está tan genialmente introducido en la historia principal, que denota la gran habilidad de Selma Lagerlöf para manejarse con soltura en cualquier género narrativo. Lo goticista como herramienta, el miedo como conducto y la moraleja como conclusión, ¿o quizá no?

Fantasía a raudales, momentos terroríficos puntuales y, sí, este cuento fantasmal también cobija un par de historias de amor. De hecho, las mujeres que lo protagonizan son fundamentales para el desenlace de la narración. ¿Qué fuerzas se apoderan de un corazón roto femenino?

De hecho, y aludiendo otra vez a la prologuista del libro, en este cuento, como es habitual en el conjunto de obra de Lagerlöf, las mujeres se hacen con la riendas de la historia, obrando como un ejecutor ante el juicio divino.

Y hasta aquí me permito contar de El anillo de los Löwensköld, una novela rebosante de personajes carismáticos y símbolos espectrales, de momentos sobrecogedores y elementos costumbristas, hilados con la sabiduría de quien fuera una magnífica contadora de historias. Ha sido un placer regresar a la pluma de Selma Lagerlöf, una mujer inteligente y decidida, que supo identificar la vertiente oscura del individuo, mostrándola en su obra tal y cómo es.


<¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.> Gilbert Keith Chesterton (1874-1936)


Undine von Reinecke ♪


La autora por la Editorial

Fuente: Libros de Seda
Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf (1858-1940), autora sueca de cuentos y novelas, fue la primera mujer en recibir el premio Nobel de Literatura (1909) y lo hizo «por su nivel de realismo, su vívida imaginación y la precepción espiritual que caracterizas sus escritos». También fue más tarde la primera mujer en formar parte de la Academia Sueca.

Conocía desde niña los cuentos de hadas populares de Suecia y en ellos se inspiraría para escribir las historias de realismo mágico que componen sus escritos. También fue una ávida lectora de la Biblia, al tener que permanecer muchas horas sentada por los problemas de movilidad en las piernas que tenía.

De adulta se dedicó a la enseñanza, trabajando como profesora en el sur del país hasta que publicó su primera novela, La saga de Gösta Berling (1891). La casa de Liljecrona (1911) es la primera traducción al español de esta obra.




Comentarios

  1. ¡Hola! Pues me llama sobre todo por la ambientación, ya que nunca he leído nada similar y creo que podría ser de mi interés. Un besote :)

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