RESEÑA: LOS MISTERIOS DE EAST LYNNE, ELLEN WOOD

Fuente: Undine von Reinecke

Ficha Técnica

Editorial: Ático de Libros

Colección: Ático Clásicos

Traducción: Joan Eloi Roca

Fecha de publicación: febrero de 2019

Formato: 15 x 23, tapa dura

Páginas: 688 págs.

ISBN: 978-84-16222-99-5

P.V.P.: 32,50 €


Sinopsis de la Editorial

Archibald Carlyle se prenda de lady Isabel Vane y desea casarse con ella. Sin embargo, la joven siente una fuerte atracción hacia Francis Levison, un hombre de reputación dudosa. Isabel deberá escoger entre los dos, y esa decisión marcará su destino de por vida. Entretanto, el asesinato de George Hallijohn sacude la plácida vida de East Lynne: Richard Hare, hijo del respetado juez Hare, es acusado del crimen y se da a la fuga, y la dulce Barbara Hare, enamorada en secreto de Archibald Carlyle, tratará de demostrar su inocencia. El escándalo está servido y las vidas de los habitantes de East Lynne jamás volverán a ser las mismas.


Propuesta musical para este libro

Andante for Clarinet and Orchestra in D Major,  Alice Mary Smith

*Crédito del vídeo: Canal de YouTube Howard Shelley-Tema

La obra que el lector está escuchando es el Andante para Clarinete y Orquesta en Do Mayor, cuya autoría pertenece a la inglesa Alice Mary Smith (1839-1884), prolífica compositora de música coral, tanto religiosa como profana. Se la recuerda principalmente como la autora con mayor número de obras corales sacras del sexo femenino. Sin embargo, Smith también escribió piezas para diferentes formaciones musicales, destacando su música de cámara (cuartetos para cuerda y cuartetos para piano), seis oberturas de concierto, dos sinfonías y su Andante para Clarinete y Orquesta, que es la pieza protagonista de hoy. El Andante fue estrenado en 1870, anticipándose con esta obra a sus colegas del romanticismo musical inglés, entre ellos Swinnerton Heap Prout, Tovey o Stanford, que, posteriormente, también escribieron piezas con el mismo esquema y similar carácter.

He elegido esta pieza musical para acompañar la reseña de hoy, porque Alice Smith y Ellen Wood fueron contemporáneas en la época victoriana, y a ambas se las recuerda como grandes emprendedoras y  mujeres de éxito en sus respectivos campos. 


Lo que Undine opina del libro


<Nadie está graduado en el arte de la vida mientras no haya sido tentado.> George Eliot (1819-1880)


Se dice, y son muchos críticos los que apoyan esta idea, que la era victoriana fue la Edad de Oro para la novela inglesa, y que, de entre todos los autores, Charles Dickens fue el gran triunfador. Este carismático precursor de la novela realista fue también quien contribuyó en gran medida al desarrollo de la novela por entregas. De hecho, Los papeles póstumos del Club Pickwick, primera gran obra del autor, se publicó de manera seriada entre abril de 1836 y noviembre de 1837, y se convirtió en un fenómeno editorial tal, que, desde aquel momento, surgieron múltiples publicaciones de carácter similar. El mundo literario nunca volvió a ser el mismo, ya que este formato era mucho más accesible para el nuevo público de lectores que estaba surgiendo por diferentes motivos, entre ellos, las nuevas leyes de enseñanza que favorecieron la alfabetización.

Portada original de 1837 (Project Gutenberg)
Fuente: Wikipedia

Por otro lado, la novela realista decimonónica se acercaba a las problemáticas de esa clase media baja inglesa que estaba naciendo, alentada por el crecimiento económico a consecuencia de la industrialización. Los autores de aquellos días, conscientes de esta circunstancia, exploraron nuevas temáticas sociales y morales en las tramas que ideaban para sus obras, ayudándose de determinadas herramientas estilísticas que fomentaban el suspense y la emoción.

De este modo, los escritores se ganaban el interés del público, que seguía fielmente las historias hasta el último fascículo de la narración. Y así, semanal o mensualmente, un ejército de lectores entusiastas esperaba con anhelo que llegara a sus manos el siguiente número de la historia que estaban leyendo. Entre las mujeres novelistas que utilizaron este sistema de publicación se encuentra Elizabeth Gaskell, que se hizo famosa gracias a su conocidísima obra Cranford👈, que apareció entre los años 1851 y 1852 en la revista Household Words, de la que Charles Dickens era el editor.

A propósito de Elizabeth Gaskell👈, qué duda cabe que ella fue uno de los grandes nombres de la novela victoriana, como también lo fueron las hermanas Brontë👈, George Eliot👈, e, incluso, la gran intelectual Harriet Martineau👈. Todas ellas contribuyeron con sus concienzudos escritos a hacer más grande el género de la novela. Así lo afirmaba el genial G. K. Chesterton, que en su ensayo La época victoriana en la literatura (1913)👈 atribuía a las mujeres ser las reinas de este género literario. Poco después, los caballeros se apropiaron de él cuando vieron que era un campo lucrativo, pese a haberlo repudiado anteriormente, por considerarlo poco elevado desde el punto de vista intelectual.

Anthony Trollope (Fuente: Wikipedia)

De entre los muchos novelistas exitosos del siglo XIX, además del anteriormente mencionado Charles Dickens👈, se pueden citar dos ejemplos estupendos. Por un lado, tenemos a Anthony Trollope👈, hijo de la viajera y escritora Fanny Trollope, quien puso en el punto de mira a la Iglesia de Inglaterra y a la esfera política del país en sus escritos; y, por otro lado, nos topamos con el gran Wilkie Collins👈, a quien se le concede el mérito de ser uno de los creadores, si no el gran precursor, de lo que hoy conocemos como thriller psicológico. De hecho, su novela La mujer de blanco (1860) es un ejemplo al respecto soberbio, porque la historia que narra está repleta de misterio, vibrante emoción y, por qué no decirlo, también desborda un palpitante sensacionalismo que llama la atención. De hecho, las estadísticas del momento sitúan esta obra como uno de los tres mejores best-sellers de suspense, junto con El Secreto de Lady Audley (1862) de Mary Elizabeth Braddon y Los misterios de East Lynne (1860) de Ellen Wood. Y es precisamente esta última novela citada la protagonista de la reseña de hoy. 

Los misterios de East Lynne estaba inédita en nuestro idioma hasta 2019, cuando Ático de Libros puso este fascinante título en las librerías españolas con la traducción de Joan Eloi Roca. Sin embargo, pese a lo mucho que me ha gustado la historia, desde aquí hago un llamamiento a que realicen una nueva edición mejorada, ya que durante mi lectura he encontrado múltiples erratas, que hacen necesaria una buena corrección. Esta estupenda obra de Ellen Wood merece mejor atención.

Los misterios de East Lynne nos traslada a una mansión ubicada en la campiña inglesa. Allí vive Lady Isabel, una joven que, tras la muerte de su padre, un noble que dilapidó su fortuna debido a su alocada forma de vida, se ve abocada a la más completa pobreza, porque el título y las tierras de su noble apellido los ha heredado un primo lejano. No obstante, este caballero, que está casado y tiene un hijo, decide hacerse cargo de la desamparada huérfana. Eso sí, contra los deseos de su cruel esposa, que quiere deshacerse de ella como sea. Por ese motivo, Isabel decide aceptar la oferta de matrimonio del señor Carlyle, un abogado adinerado, amable y guapo, a quien conoció tiempo atrás, cuando compró a su padre la mansión familiar. Isabel no cree estar enamorada de él, pero piensa que el tiempo puede solucionar esta cuestión. Sin embargo, cuando la pareja comienza su vida en común, asentados ya en la casa solariega de East Lynne, junto a ellos se traslada a vivir la señorita Carlyle, una solterona de carácter peculiar, hermana del caballero, que adopta sin que nadie se lo pida el papel de señora del hogar. Por otro lado, el señor Carlyle tiene una admiradora ferviente, la guapa Barbara Hare, una joven con quien le une una secreta causa común: la resolución de un siniestro asesinato. Y ambos parecen inseparables.

Estas dos circunstancias tienen a Lady Isabel atribulada, pese a las cariñosas atenciones que le brinda su marido y a los tres hijos que comparten en común. Por ello, cuando entra en escena el pérfido galán Francis Levison, conocido en los círculos aristocráticos por sus oscuras correrías, el honor de la dama protagonista comienza a peligrar. De este modo, da comienzo una historia emocionante, llena de intrigas, malentendidos y algún que otro momento de carácter fantasmal

Edición en inglés (Fuente: Goodrea)ds

Los misterios de East Lynne es una estupenda, cautivadora y emocionante novela victoriana, que fue publicada de manera seriada entre enero de 1860 y septiembre de 1861 en la revista The New Monthly Magazine, con el título original de East Lynne. Posteriormente, concretamente el 19 de septiembre de 1861, la obra fue publicada como libro en tres volúmenes.

Esta palpitante historia, de innegable carácter sensacionalista, gracias a los exagerados giros argumentales que eligió la autora, se convirtió en un éxito desde su inmediata aparición, publicándose de manera ininterrumpida en diferentes países, y conociendo múltiples adaptaciones escénicas en Inglaterra y Norteamérica. La primera data de 1861 y se representó en Nueva York bajo el título de Edith, or The Earl's Daughter, manteniéndose en cartelera durante dos años. Tras esta adaptación vinieron muchas más. De hecho, la obra gustaba tanto entre el público, que las compañías de teatro recurrían a ella en sus representaciones siempre que necesitaban ingresos seguros. Por otro lado, tanto la radio, como la televisión y el cine (la primera película data de 1913) también se han hecho eco de Los misterios de East Lynne. Si mis lectores tienen interés por conocer alguna de estas versiones, la adaptación televisiva de 1982 pueden encontrarla en YouTube. Si estos datos resultan poco esclarecedores para conocer el éxito que tuvo la novela, solo hay que consultar un mapa geográfico de los Estados Unidos y localizar East Lynne en Missouri; esta ciudad se bautizó así en honor de la novela de Ellen Wood.

Cartel adaptación cinematográfica norteamericana de 1916
Fuente: Wikipedia

Sin embargo, el carácter melodramático y los anticuados valores victorianos que subyacen en Los misterios de East Lynne no siempre han soportado con gracia el paso del tiempo. Y esa es la razón de que también se realizaran representaciones burlescas de su historia, confirmando pese a todo la notoriedad de la obra. Algunas de estas producciones jocosas son las tituladas East Lynne in Bugville (1914), East Lynne with Variations (1917) o East Lynne on the Western Front (1931). 

Con todo y con ello, desde mi punto de vista, en esta obra subyace un trabajo estilísticamente serio y más complejo de lo que a priori se pueda pensar. De hecho, la autora se tomó muy enserio la estructura narrativa de la misma, trazando con mucha inteligencia la historia principal y manejando con gran habilidad las diferentes subtramas e intereses argumentales que aparecen en ella. Estas dos circunstancias, unidas a otros factores que luego desarrollaré, consiguen que resulte imposible abandonar la lectura una vez comenzada la novela. Algo que tiene mucho mérito, si tenemos presente que Los misterios de East Lynne es un novelón que ronda las setecientas páginas. 

Evidentemente, el interés principal de la historia gira en torno a la figura de Lady Isabel, en relación a su devenir como esposa, como madre y en su posición frente a los acontecimientos que protagonizan el resto de los inquilinos de la mansión de East Lynne y de los vecinos con los estos se relacionan. En plano de igual importancia, y corriendo paralelamente a la trama anterior, está la resolución del misterioso asesinato que tiene empeñados al señor Calyle y a Barbara Hare. De hecho, este será el catalizador del desastre que se cierne sobre la pobre Lady Isabel.

Por otro lado, intercaladas entre las dos tramas anteriores, suceden otras batallas de mayor y menor interés, protagonizadas por personajes secundarios de la novela, pero que son fundamentales para el desarrollo final de la historia. Entre ellas destacan las “hazañas” emprendidas por el dandi Francis Levin, un individuo muy similar al Willoughby que aparece en la novela Sentido y sensibilidad de Jane Austen; o las escenas interpretadas por la coqueta Afy Hallijohn, una figura imprescindible en la trama del asesinato, que luce similar personalidad a la austenita Lydia Bennet de Orgullo y prejuicio👈. Estos dos personajes, unidos a un grupo notable de secundarios, forman una galería de clichés decimonónicos magnífica, que es característica de la novela británica de aquellos días, y que dejó huella en los escritores de décadas posteriores, destacando entre ellos Frances Hogbson Burnett, autora de El jardín secreto y de La formación de una marquesa👈. Niños adorables, criadas avispadas, jovenzuelas pizpiretas, doctores en medicina, hombres de leyes, caballeros con aspiraciones a dandi…Todas estas personalidades y algunas más, cobran vida en Los misterios de East Lynne, demostrando que  Ellen Wood también poseía notables habilidades para dibujar personajes. 

Cartel de la adaptación cinematográfica norteamerica de 1925 (Fuente: Wikipedia)

Quizá, uno de los más destacables y simpáticos sea la simpar señorita Cornelia Carlyle, una dama solterona y de carácter, cuya personalidad es tremendamente recurrente en la cultura británica. En este punto, quiero pararme un instante para recordar a la recientemente fallecida actriz Maggie Smith, una magnífica profesional de los escenarios a la que imaginé encarnando a las mil maravillas el personaje de Miss Carlyne. Cómo no hacerlo, si durante las últimas décadas de su dilatada carrera interpretó en muchas ocasiones un personaje de carácter similar en adaptaciones cinematográficas o series televisivas, destacando entre ellas Una habitación con vistas (novela de E. M. Forster) o  Downton Abbey. Miss Carlyle, decía, pese a los muchos defectos que luce ante el lector haciendo la vida imposible a la protagonista y a todos sus allegados, termina por ganarse su simpatía, gracias a los muchos momentos hilarantes que protagoniza, y por el papel entrañable que termina interpretando.

Con relación a la principal tragedia que late en la historia, y a las que se cuecen en la trastienda de esta, debo decir que están basadas en muchas preocupaciones de la época victoriana. A saber, las diferencias entre clases sociales, las leyes y su repercusión sobre la política y la población, el papel de la mujer dentro de la familia y la sociedad, o la mortalidad infantil… Todo ello está impregnado, estética y conceptualmente, de esa característica y rígida moral inglesa que fue evolucionando a lo largo de los ochenta y siete años que duró el reinado de Victoria del Reino Unido. De hecho, algunos pasajes que la escritora dedica al lector, al que se dirige directamente en diferentes momentos, tienen carácter de exhortación religiosa enfática. Al parecer, ésta es una constante estilística en la narrativa de la autora.

Amy Levy, prototipo de Nueva Mujer y escritora de Histo_
Ria de una tienda
(1888) Fuente fotográfica: Wikipedia

A día de hoy, esta parte del discurso de Ellen Wood puede parecer una plática fuera del contexto debido a nuestra realidad actual. Sin embargo, las intenciones de la autora podrían ir más allá. Es más, sorprende la postura empática que muestra la autora con respecto a lo que en la era victoriana se entendía como “mujer caída”. Me refiero a esas damas que, bien por equivocación o por dificultades insalvables en sus vidas, retaban con sus actos las normas del decoro y la moral establecidas. Ellen Wood, aunque no admite el adulterio o la depravación en el matrimonio, apunta maneras feministas en determinados pasajes, retomando de alguna manera el discurso iniciado años antes por las Brönte o Elizabeth Gaskell, y pasando el relevo a la generación de escritoras que vendrían después. Me refiero al grupo de mujeres modernas que eran apodadas con el sobrenombre de la Nueva Mujer👈. 

Quizá, las dificultades que pudo experimentar durante su vida Ellen Wood en su condición de fémina le hicieron tomar esa dirección. A saber, vio a su marido arruinarse, se quedó viuda muy pronto y al cargo de cuatro hijos, viéndose obligada a empeñarse arduamente en la escritura de forma profesional (la escritora ya había publicado antes) para poder subsistir. Puede ser que estas circunstancias le hicieran ver las faltas mundanas de sus allegadas bajo un prisma de mayor comprensión…

Sea como sea, cuando Ellen Wood publicó Los misterios de East Lynne, la clase media victoriana mostraba gran interés por estas temáticas. El divorcio no era ya una quimera para muchos, y la institución de la familia se veía seriamente amenazada por la promiscuidad y el deshonor. En este sentido, la escritora supo utilizar el motivo, construyendo una historia interesante, que hizo las delicias del lector de la calle, causando gran admiración entre algunos eruditos de círculos más ilustrados. De hecho, están documentadas las impresiones positivas de literatos tales como Joseph Conrad o Leon Tolstoi, entre otras personalidades de prestigiosa opinión; algo que no resulta sorprendete, porque, además de todo lo anteriormente dicho, Los misterios de East Lynne luce muchas otras virtudes que hacen de ella una novela fascinante. 

Dejando a un lado su faceta sensacionalista, que en términos actuales podría apelarse como telenovela o culebrón, la obra cuenta con muchos giros argumentales ingeniosos, con una decoración atmosférica excelente, jugueteando con el género gótico en algún que otro momento, y con un montón de ingredientes excitantes, que nutren los interesantes misterios que Ellen Wood nos quiso mostrar. Estos, por razones obvias, me veo en la obligación de no comentar.


<El estilo es el ropaje del pensamiento; y un pensamiento bien vestido, como un hombre bien vestido, se presenta mejor.> Conde de Chesterfield (1694-1773)


Undine von Reinecke ♪


*Con esta reseña participo en el reto Serendipia Recomienda 2024, organizado por el blog amigo administrado por la escritora Monica Gutierrez Artero. Novela recomendada por el blog también amigo Leyendo con Mar.

La autora por la Editorial

Ellen Wood (Fuente: Wikipedia)

Ellen Wood (1814-1887), o «la señora de Henry Wood», como firmaba profesionalmente, nació en Worcester en 1814. Vivió con sus abuelos hasta los siete años, cuando regresó a casa de sus padres. De adolescente, recibió la misma educación que sus hermanos varones de parte de su padre, un fabricante de guantes con inquietudes intelectuales. En 1836 se casó con Henry Wood y durante los siguientes veinte años vivió en Francia, donde su marido tenía intereses profesionales. Dio a luz a tres hijos y dos hijas. En febrero de 1851 hizo su primera contribución a una revista y a lo largo de la siguiente década publicó cerca de 150 relatos cortos. Mientras tanto, el fracaso profesional de su marido obligó a la familia a regresar a Inglaterra en 1856. Su primera novela, Danesbury House (1860), ganó un premio de 100 libras de la Scottish Temperance League y la segunda, East Lynne (1861), obtuvo un éxito inmediato. Durante la época victoriana y principios del siglo XX, la novela fue llevada en innumerables ocasiones al teatro y al cine. Wood disfrutó de un gran éxito en vida. Su popularidad rivalizó con la de Charles Dickens y su obra fue traducida a distintas lenguas, recibiendo elogios de autores como Lev Tolstói. Tras la muerte de su marido en 1866, Wood se convirtió en la propietaria y editora de la revista Argosy, a través de la cual publicó otras once novelas. A pesar de la débil salud que la acosó durante toda su vida, fue una escritora muy prolífica. Un importante número de sus textos quedaron inéditos tras su muerte en 1887 y fueron publicados póstumamente.


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